DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

CAPITULO 14: PERDIDA EN HOGWARTS.

Severus acariciaba ausentemente el cabello de Caroline, mientras ella lloraba en su regazo. Odiaba verla en ese estado, odiaba sentirse tan impotente e inútil y odiaba que el motivo de su cercanía fuera un ataque de furia de Caroline.

¡Cómo deseaba tenerla en sus brazos día y noche! Besarla cada vez que sus ojos se posaran en ella y no reparar en lo que el mundo diría. Pero no era posible, ella ya no estaba sola.

Y... ¿Dónde demonios estaba ese hombre que se había casado con ella? ¿Por qué no había ido a Hogwarts con sus esposa y sus hijos? ¿Cómo alguien podía dejar sola a una mujer como ella? Si él fuera su esposo, no la dejaría ni un minuto, por miedo a perderla nuevamente.

-Gracias Severus -dijo la voz de Lupin, sonriendo levemente, al ingresar a la habitación.

-No hay por que Lupin. -Severus giró el rostro de Caroline hacia el suyo -¿estás mejor?

-Si. Lo siento. De verdad no quería asustarlos ni atacar a McGonagall, pero es que me saca de mis casillas. Esa mujer no va a creer en mi jamás.

-Es una idiota, entonces. -murmuró Severus, siendo recompensado por una sonrisa de Caroline.

-Vamos Cary -dijo Remus tendiéndole la mano -Es hora de dormir. Mañana hablaremos con Harry.

-Potter -escupió Severus -Lindo espectáculo dio en el Gran Salón. No saben lo que se perdieron.

-Lo sé. -dijo Caroline bajando la cabeza -Y... deberías darle una oportunidad, ¿sabes? Juzgar a la gente sin conocerla no es nada saludable.

Caroline y Remus se fueron de la mano después de esa última frase y Severus sintió que el corazón se le partía nuevamente. Ella tenía razón, no debía juzgar a la gente. Esa estupidez fue lo que lo alejó de Caroline. Juzgar sin conocer la verdadera historia. Juzgar.

Pero a él todo el mundo lo juzgaba. Los alumnos lo odiaban y le temían. Los profesores lo respetaban, sí, pero también le reprochaban en cada mirada el error de su pasado. Su madre lo odiaría de seguir viva.

La vida definitivamente no iba a ser piadosa con él. Iba a morir sólo y, tal vez, Dumbledore fuera el único ser en extrañarlo o lamentar su partida.

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La mañana llegó demasiado pronto y ya estaba frente a frente con Snape. Después de haber despertado en la habitación de Draco, haber reído de los rostros de Granger y Weasley el día anterior y haber desayunado en la Mesa de Slytherin, donde todos lo trataron cordialmente, llegaba la hora de Pociones. Tomó asiento junto a Draco, la única persona que lo conocía realmente, y esperó las instrucciones de Snape.

El profesor ingresó en el salón, vestido completamente de negro, como era costumbre en él, con su capa ondeando tras él, dándole un aire misterioso. Harry lo observó detenidamente. Severus snape se esforzaba día a día para imponer miedo en sus alumnos, pero a él ya no le causaba esa impresión.

Lo único que sentía era curiosidad. ¿Por qué ese hombre se había lanzado al Lado Oscuro? Y mas importante aún, ¿Por qué había regresado a La maldita Luz? ¿Con qué lo habría sobornado Dumbledore? Todas preguntas sin respuesta, porque Snape nunca iba a contestárselas, y Draco era obvio que no las conocía, de lo contrario, su profesor ya estaría muerto.

Severus sentía los ojos de Potter clavados en su nuca, en su frente, en su espalda. Parecía que Potter estaba decidido a molestarlo y desafiarlo cada día de su vida. Era tan parecido a su padre. Y era tan diferente también.

Porque ni siquiera él, podía negar el parecido con Lily. Esos ojos parecían ser los de ella, pero ahora estaban tan llenos de odio y dolor que eran casi irreconocibles. Ese chico estaba en serios problemas y lo mejor era encontrar una solución o el mundo se iba a ir por la borda.

Toda la clase estuvo meditando que hacer. Era evidente que el Niño de Oro ya no era tal y que confiaba en Dumbledore tanto como él mismo en Voldemort. Eso no estaba bien. Pero Potter nunca iba a aceptar un consejo si venía de él, y no estaba seguro de querer dárselo de todos modos.

Bien. Se lo debía a Lily. Fuera donde sea que ella estaba, debía sufrir al ver de ese modo a su hijo. El niño había sido su orgullo y su vida, y le había encargado que lo cuide y proteja. Maldición. Iba a tener que hablar con Potter.

-Potter. -dijo Snape cuando la clase estaba recogiendo sus pertenencias -Quédese, que quiero hablar con usted.

-Bien. -dijo Harry, que miró a Draco con expresión resignada y el otro sólo sonrió. -Nos vemos en el almuerzo.

-Siéntese Potter. -Severus se acomodó frente a él, ambos separados por el escritorio -¿Qué está haciendo?

-Lo que usted me ordenó -dijo Harry haciéndose el distraído -Me dijo que me quede y me siente. Fue lo que hice, no?

-No se haga el listo conmigo, Potter. -Snape entornó sus ojos peligrosamente, pero a Harry no le causaba ni miedo ni respeto -Me refiero a su nueva actitud de "chico malo". ¿De verdad cree que la solución a sus problemas es convertirse en un Slytherin y agredir a todos los que se preocupan por usted?

-No lo se. Dígamelo usted, si sabe tanto.

-No sea impertinente Potter. ¿Sabe usted la conmoción que causó anoche con su pequeña actuación?

-Oh si -dijo Harry sonriendo de lado -Puedo imaginar los titulares: "El Niño que vivió pronunció las dos palabras malditas: Sangre Sucia".

-Usted no cree en eso Potter. Su madre era hija de mugggles.

-No. No lo era. Mi madre era hija de Squibs. -dijo Harry dejando completamente atónito a Severus Snape. -Tal vez ellos no sean un orgullo, pero no son muggles. Los muggles son sólo idiotas que no ven mas allá de sus narices y que creen que con golpes, maltratos y sin comida pueden quitarle la magia a un niño. -Había hablado de mas y lo sabía.

-¿De qué habla Potter? -preguntó Snape triunfante -¿De los muggles o de su familia?

-Los muggles son basura. Me da igual si mueren o siguen vivos. Y mi familia... está muerta Snape. Mis padres murieron, mi tía murió y S... Sirius también. -Oh por Merlín, era tan patético que ni podía decir el nombre de su padrino sin sentir un nudo en su garganta.

-Es cierto -coincidió Snape -Ellos murieron. ¿Pero usted cree que les habría gustado verlo de este modo? ¿Cree que Black merece que usted se comporte así, luego de haber dado la vida para protegerlo?

-¡NO SE ATREVA A NOMBRARLO SNAPE! -gritó Harry furioso -¡USTED LO ODIABA! ¡SEGURAMENTE AGRADECE AL CIELO CADA DÍA POR LA MUERTE DE MI PADRINO! ¡NO VUELVA A DECIR SU NOMBRE DELANTE MIO SI NO QUIERE SUFRIR LAS CONSECUENCIAS!

-¿Qué va a hacerme Potter? -preguntó Snape burlonamente.

-Oh... seguramente puedo dejar salir cierta información sobre sus "tareas" para el viejo amante de muggles frente a Draco. ¿No le gustaría eso, verdad?

-No me amenace Potter -dijo Snape, pero había palidecido considerablemente ante esas palabras. Si Potter hablaba él era hombre muerto.

-Cuídese Snape. Porque si sigue por este camino, usted verá a mis padres antes que yo.

Harry abandonó el salón de Pociones satisfecho consigo mismo. Había logrado desestabilizar a su profesor. Severus Snape, el sujeto de hierro al que nada le importaba, había (literalmente) temblado ante sus palabras.

Definitivamente le gustaba el nuevo Harry.

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Severus se quedó sentado por largos quince minutos. ¿Cómo era posible que el pequeño mocoso hubiera cambiado tanto en tan poco tiempo? Lo había amenazado y no se le había movido un solo pelo al hacerlo. Definitivamente le gustaba cada vez menos el nuevo Potter.

Apoyó los codos en el escritorio y escondió el rostro en sus manos. Si Potter hablaba él iba a morir de la peor manera posible. En manos del mismísimo Dark Lord, sufriendo las mas dolorosas y eternas torturas. Un escalofrío recorrió su espalda de solo pensarlo.

De pronto sintió un par de ojos clavados en él. Alguien lo estaba observando y no podía permitir ser visto de ese modo. Reunió todo su valor y levantó la vista, para encontrarse con dos hermosos ojos grises que lo estudiaban atentamente.

-¿Tas triste? -preguntó la hija de Caroline.

-¿Qué haces aquí? -Severus tuvo que sonreír. Hasta su hija lo conocía a la perfección. -¿Creí que Caroline no te dejaba salir de tu habitación?

-Tío Moony me dijo que podía pasear mientras todos comían. -explicó la pequeña caminando hacia él y subiéndose con algo de esfuerzo a su regazo. -¿Por qué tienes miedo?

-No tengo miedo.

-Mal mentiroso. -dijo Amy sonriendo y le dio un beso en su mejilla -Tienes miedo de morir. Morir no es malo, el abuelo dijo que morir era bueno cuando hay alguien esperando del otro lado.

-Oh...

-Pero tu no vas a morir. Aún hay mucho que tienes que hacer y Harry no va a dejarte morir.

Severus se tensó ante el nombre de Potter. ¿Cómo era posible que esa pequeña supiera tanto de él, de Potter y de sus sentimientos, cuando ni él mismo los exploraba? Esa niña no tenía mas de cuatro años y hablaba como si tuviera cien.

-Harry está confundido. Pero pronto verá la luz. Papá dice que Harry es muy pequeño para ser tan grande. ¿Gracioso, no?

Mientras la pequeña se acomodaba mas cómodamente en su regazo, y él le acariciaba la espalda ausentemente, Severus pensó en sus palabras. O, mejor dicho, las palabras del esposo de Caroline.

Era cierto que Potter era pequeño para llevar la vida que todos pretendían de él. Esa carga debía llevarla un adulto, no un niño que aún no alcanzaba la mayoría de edad. Potter era pequeño para ser tan grande. No había explicación mas coherente que esa.

-¿Te gustaría ir al Lago? -preguntó Severus de pronto -Hay un Calamar Gigante que seguro te gustará.

-¡¡SI!! -exclamó la pequeña Amy aplaudiendo.

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Caroline llegó a sus habitaciones, esperando encontrar a los niños almorzando. Un hombre alto, de cuerpo armado, cabellos rubios y ojos plateados ingresó con ella a la sala de estar. Ninguno esperaba encontrar a Remus Lupin regañando a los dos hermanos de Amy de esa manera.

-¿Qué se supone que haces Remus? -preguntó Thomas molesto por la actitud del licántropo.

-Oh... sólo sucede que voy a darme una ducha de diez minutos, y cuando salgo, estos dos me dicen que le dieron permiso a Amy para abandonar el lugar. ¡DIEZ MINUTOS!

-¡Martin y Samantha están castigados! -dijo Thomas furioso con sus hijos. -Si algo le sucede a su hermana, van a vérselas conmigo. Ahora coman y NO se muevan de aquí hasta que no la encontremos. ¿ESTÁ CLARO?

-Si papá. -dijeron los dos niños a coro.

-Parece mentira que tienen 10 y 15 años. -dijo Caroline abandonando la habitación. -¿Qué hacemos? ¿Nos dividimos?

-Lo mejor será que ustedes busquen por afuera y yo por adentro. -dijo Remus -Martin no ha estado nunca en Hogwarts y los alumnos no saben quien es podría traernos problemas que lo vean caminando solo por los pasillos.

-Tienes razón. Vamos....

Caroline y Thomas abandonaron el castillo rápidamente. Lo único que deseaban era que Amy no se hubiera adentrado en el Bosque Prohibido. Definitivamente sus dos hermanos iban a sufrir las consecuencias de dejar sola a la pequeña.

Caroline fue hacia el Bosque, mientras Thomas se dirigía al Lago. Entre los dos iban a cubrir mas espacio y la búsqueda iba a ser mas ágil. El rubio estaba desesperado. No podía perder a su bebé. Si algo le sucedía no iba a perdonárselo jamás.

Fue entonces cuando la vio. Estaba en brazos de un hombre, que le mostraba el Calamar Gigante y le decía algo, pues ella asentía y se reía feliz. No le gustó nada lo que vio. Ese hombre vestido completamente de negro, desprendía energía no muy positiva que digamos y era un completo desconocido para él.

-¡SUELTE A MI HIJA INMEDIATAMENTE! -le gritó cuando estuvo lo suficientemente cerca para ser escuchado y para evitar la posible huida del hombre con su hija -¡SUÉLTELA SI NO QUIERE MORIR!

-¿Es tu padre, Amy? -preguntó Severus, observando al hombre que le gritaba a todo pulmón. No iba a dejarla con él si no estaba seguro de que era su padre.

-¡Papá! ¡Viniste a visitarnos! -exclamó la pequeña sonriendo ampliamente y estirando sus brazos hacia Thomas.

-¿¿¿¡AMY QUE HACES EN BRAZOS DE UN EXTRAÑO!??? -Thomas no había bajado la guardia y observaba atentamente como el hombre depositaba con cuidado a su hija en el suelo. -Ven aquí.

-Él no es malo, papi. -dijo Amy, tomándolo de la túnica -Sólo me mostraba el Calamar.

-¿Quién demonios es usted y por qué estaba con mi hija? -Thomas siseó las palabras de una forma tan amenazante que a Severus le recordó al Señor Tenebroso.

-Ella... Ella vino a mi despacho. Dijo que el licántropo la había dejado salir.

-No se quien es usted pero...

-¡¡THOMAS!! -Severus no supo si alegrarse al escuchar la voz de Caroline, o correr porque iba a verla interactuar con su marido. -¿Qué demonios estás haciendo? ¡¡Es un profesor de Hogwarts!!

-Oh. -dijo el hombre avergonzado -Lo siento Señor....

-Snape -Thomas lo miró de una extraña forma -Severus Snape. ¿Usted es...?

-Thomas -dijo el padre de Amy seriamente, tomó a su hija en brazos y se fue. -Lo mejor será avisarle a tu tío Moony que ya te encontramos pequeña.

-Lo siento Severus. -dijo Caroline -A veces es un poco exagerado cuando de los niños se trata.

-Está bien, cualquiera haría lo mismo. Amy es una niña preciosa.

-Si. Lo es.

-Entonces... ¿Cuánto tiempo se quedará tu marido en Hogwarts?

Caroline lo miró sorprendida, luego confundida, y luego rió como nunca antes. Severus comenzó a molestarse cuando transcurrían los minutos y ella no dejaba de reír, pero no podía dejarla sola tampoco. Adoraba el sonido de su risa.

-No es mi marido, Sev. -dijo Caroline cuando pudo hablar nuevamente.

-Oh... Yo creí que pensabas casarte antes de tener hijos.

-Definitivamente -dijo Caroline sonriendo.

-¿Entonces... él no es el padre de tus hijos?

-No. -Caroline negó con la cabeza -Él ES el padre de los niños, pero yo no soy la madre. Thomas es mi hermano Severus, y los niños son mis sobrinos.

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Harry pasó el día de clase en clase, con muy poco tiempo para meditar sobre lo que había sucedido el día anterior, y ese mismo día. Sólo sonrió cínicamente cuando Severus Snape se cruzó por su camino. Estaba tan satisfecho de si mismo.....

Ahora estaba en la torre de Astronomía, observando el sol ponerse tras las montañas escocesas a lo lejos. La belleza y paz se asemejaban al Paraíso y, si cerraba los ojos y se concentraba, le parecía estar en su terraza, viendo el sol caer.

Vio por el rabillo del ojo como otra figura se apoyaba en la ventana contigua a la suya, mirando hacia el mismo lugar que él y apreciando la vista con una sonrisa en el rostro.

-¿Qué haces aquí arriba? -preguntó Draco después de un largo tiempo en silencio.

-Pensaba.

-¿Puedo saber en que?

-En demasiadas cosas. -dijo Harry aun sin mirar a Draco. -¿Qué voy a hacer mi vida? -murmuró Harry, sin pretender una respuesta.

-Lo que quieras. -Draco se acercó a él y lo hizo mirarlo fijamente a los ojos -Haz con tu vida lo que quieras. Nadie puede decirte que hacer o que no hacer. Eres libre aunque no lo creas.

-Tan libre como tu –dijo sarcásticamente Harry.

-Eso es diferente. –se defendió Draco.

-¿Ah si? ¿Y en qué?

-En que mis ideales coinciden con los planes de mi padre. Pero si no lo hicieran, lo mandaría al demonio y pensaría en mi.

-Muy Slytherin de tu parte. –sonrió Harry.

-Ja. Como si tu no estuvieras haciendo lo mismo. En cuanto me descuide, "alguien" habrá ocupado mi lugar como el Príncipe de la Casa de las Serpientes.

-No seas ridículo. –se rió Harry. –Nunca podría ocuparlo. Mas bien sería el Rey. Hablo parsel, ¿recuerdas?

-¡Sabía que tenías intenciones ocultas!

Draco y Harry rieron juntos, como hacía un buen tiempo que no lo hacían. Estando uno con el otro podían ser libres y hablar de cualquier cosa, sin preocuparse por lo que iba a pensar el otro.

-Draco... –dijo Harry al cabo de un tiempo en silencio. –¿Qué pasaría si decido quedarme y luchar con Dumbledore?

El rubio pareció no haber esperado esa pregunta, pues estuvo meditando la respuesta un largo rato. La decisión era demasiado difícil y, tal vez, de lo que fuera a decir dependiera su nueva amistad.

-Nada supongo. –dijo al fin –Sólo intentaría no tener que enfrentarme a ti.

-Eso te ganaría varios castigos de Voldemort. –dijo Harry sorprendido y sin reparar en el escalofrío de Draco al pronunciar el nombre.

-Puede ser. Pero eres mi amigo. El primero y único amigo que tengo.

Ya no volvieron a pronunciar palabra alguna. Y Harry se encontró imaginando cual hubiera sido las respuesta si la pregunta hubiera estado dirigida a Ronald Weasley.

POR CADA CAPITULO QUE ALCANZO A PONER, NOS ACERCAMOS MAS A DONDE LO DEJAMOS EN EL FORO.

BESOS PARA TODOS Y GRACIAS POR SEGUIRME ACA.

BARBY