DISCLAIMER: OBVIAMENTE, NADA DE ESTO ME PERTENECE. JK ROWLING, Y LA WARNER SON LOS DUEÑOS DE ESTE MARAVILLOSO MUNDO Y YO SOLO LOS TOMO PRESTADO PARA DIVERTIRME UN POCO.

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HP Y LA ANTORCHA DE LA LLAMA VERDE

CAPITULO 17: LORD VOLDEMORT

El viaje sobre sus escobas fue mas agobiante y difícil de lo que creyeron que podría ser. Debían volar a grandes alturas para evitar ser vistos y, consecuentemente, atrapados por los miembros del grupo de Dumbledore.

Cuando al fin tocaron tierra, Harry sintió deseos de romper a pedazos su Saeta de Fuego. Y lo hubiese hecho, si no fuera porque era el único regalo que su padrino le había obsequiado, dejando de lado el espejo comunicador que él mismo se había encargado de destrozar en junio.

Draco no parecía tener pensamientos diferentes a los de Harry, pues miraba su Nimbus 2001 con verdadero odio. De todos modos, la apoyó en su hombro y comenzó su caminata hacia la enorme mansión que se erguía frente a ellos.

Harry no pudo dejar de maravillarse por la imperial vivienda a la que se dirigían. Parecía extraída de una de las telenovelas que su tía seguía en la televisión, y que él miraba de reojo mientras vivía con ellos, antes de enterarse que era un mago.

Ambos adolescentes se detuvieron en la entrada del lugar y compartieron una mirada antes de ingresar en ella. Draco fue el encargado de abrir la puerta, tan solo colocando su palma derecha sobre ella, esperando que su firma mágica sea reconocida.

Sin siquiera un chillido, la majestuosa puerta de roble les dio paso, y ambos entraron al lugar.

-Bienvenido a Malfoy Manor. -susurró Draco antes de chasquear sus dedos y que un elfo doméstico vestido con una funda de almohada apareciera.

-¿Amo Draco? -preguntó la confundida criatura.

-Estamos exhaustos. -dijo simplemente el rubio. -Prepara mis habitaciones, baño caliente y comida para dos.

-Si, Amo Draco.

-Vamos -dijo Draco dejando su escoba y quitándose la capa de Quidditch. -Es por aquí.

Harry siguió a Draco escaleras arriba, luego por un extenso pasillo, constantemente girando hacia la derecha o la izquierda, y luego entró tras él a una gran habitación.

-¿Tu cuarto? -preguntó Harry quitándose el calzado y recibió un asentimiento del rubio -¿Y yo donde dormiré?

-Conmigo, por supuesto. -dijo Draco sin darle importancia -Es lo suficientemente grande para los dos. Tras esa puerta, hay una habitación para mis amigos. Es algo mas pequeña que esta, pero no creo que estés incómodo.

-¿Aquí? -preguntó Harry abriendo la puerta que Draco le había señalado.

Sus ojos se abrieron desmesuradamente al ver la habitación de huéspedes de Draco. Era terriblemente enorme y su tamaño se equiparaba a toda la planta alta de la casa de los Dursleys.

Una amplia cama con doseles reinaba en el centro del dormitorio y el resto de los muebles estaban estratégicamente colocados para darle armonía y espacio.

-¿Hay algo que no sea de tu agrado? -preguntó Draco desde el umbral -Puedo hacer quitar o agregar lo que necesites.

-Está bien Draco. -dijo Harry caminando hacia la ventana -La habitación es perfecta.

-Me alegra escucharlo. -el rubio caminó hacia una puerta que había junto al closet de esa habitación y la abrió -Este es tu baño. Puedes tomar una ducha o... la tina está llena, los elfos deben haberla preparado.

-Gracias Draco. -dijo el moreno comenzando a quitarse la túnica.

-Ni lo menciones. Pero no te demores demasiado. Mañana debemos levantarnos temprano y, si queremos cenar antes de acostarnos deberíamos apresurarnos.

-Bien. -respondió Harry internándose en el baño, mientras su amigo abandonaba su habitación.

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En Hogwarts, el panorama era desalentador y preocupante. La Orden del Fénix se había reunido esa mañana y, después de haberlos buscado durante toda la noche, nadie tenía noticias sobre el paradero de Harry y Draco.

Dumbledore observaba los rostros de sus seguidores y pensaba cuan equivocado había estado al ocultarle la verdad al chico. Si le hubiese dicho la verdad desde el momento en el que Voldemort había regresado, entonces tal vez....

-¿Profesor? -la voz de Molly Weasley lo sacó de sus cavilaciones.

-Dime Molly.

-Tal vez... tal vez la mujer que se lo llevó durante el verano, ella...

-No. -dijo Lupin desde su lugar. -Idril no tiene nada que ver con su desaparición y ya me han confirmado que no está en "El Paraíso".

-Pero... tenemos que hacer algo -dijo nuevamente la afligida pelirroja. -Puede sucederle cualquier cosa. El Que No Debe Ser Nombrado pudo haberlo interceptado. O el hijo de Lucius pudo....

-Draco Malfoy no sería capaz de dañar a Potter. -dijo Snape rápidamente -En cuanto al Señor Tenebroso... dudo que algo así haya sucedido, pues me hubieran convocado.

-¿Qué vamos a hacer Dumbledore? -inquirió Moody.

-Seguir buscándolos -dijo el anciano -y esperar.

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Harry y Draco ya estaban listos. Se habían levantado al alba y habían arreglado sus túnicas a la perfección. Luego de desayunar, se dirigieron por la chimenea al lugar donde habían acordado y ahora esperaban por esa persona.

-Potter -dijo con asco una voz femenina -Draco.

-Bellatrix Lestrange. -dijo Harry reconociéndola al instante. -Voldemort arriesgó demasiado al enviarte a ti. ¿Qué pasaría si decido terminar con tu vida?

-No lo lograrías jamás. -dijo la mujer acercando su mano a su varita.

-Eso está por verse. -dijo Harry levantando los hombros y extendiendo la mano. -El traslador.

-Aquí tienes. -dijo Bellatrix alcanzándole una bota sin suela -Si por mi fuera, ya estarías muerto.

-Seguro... -Harry sonrió con suficiencia -Pero no depende de ti.

El moreno miró por última vez a Bellatrix y se acercó a Draco, extendiendo su mano, para que el rubio pudiera alcanzar al traslador también. Pronto, ambos desaparecieron en una maraña de luces de colores.

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El salón era oscuro y sólo el fuego de la enorme chimenea permitía que algunas formas se manifestaran.

A simple vista, todo era confusión, pero una vez que la visión se acostumbraba a la oscuridad, podía verse el contorno de un gran sillón, elevado sobre una tarima y algunas puertas. Cuando una de ellas se abrió, Harry y Draco vislumbraron una alta y esbeltísima figura acercarse a ellos.

Con un chasquido de su mano, el salón se iluminó, y Lord Voldemort mostró su rostro ante los dos recién llegados.

Harry sentía su cicatriz arder, pero hacía todo el esfuerzo posible para no demostrarlo, pues no deseaba inclinarse ante él.

-Puedo calmar el dolor. -dijo la voz silbante.

-Hazlo entonces.

Voldemort dejó salir de su boca un atemorizante intento de risa y movió su mano derecha, pronunciando un conjuro en parsel. El dolor y ardor desapareció de la cabeza de Harry Potter, y pudo ver a los ojos al asesino de sus padres.

-Por lo visto, el hijo de Lucius te hizo entrar en razones, Potter.

-Piensa lo que quieras. -dijo Harry simplemente.

-¿Te unirás a mi, o has venido a que termine con tu vida? -Voldemort se sentó en el sillón, que a la luz se veía mas como un trono.

-Tengo condiciones. -respondió Harry situándose frente a él.

-Enuméralas.

-No me marcarás, porque no pienso ser un simple servidor que se arrodilla ante ti.

-Es justo. -dijo Voldemort sonriendo internamente.

-No tocarás a Remus Lupin. Ni tu ni ninguno de tus mortífagos.

-¿Alguien mas?

-Tampoco a Miss Caroline.

-¿Quién? Oh... A "esa" Caroline... -Voldemort desestimó la idea con un movimiento de su mano. -¿Qué hay de esa sangre sucia que te persigue todo el tiempo?

-Me da igual. -respondió Harry levantando los hombros. -Nos entrenarán, a ambos. Viviremos aquí, ya que Dumbledore debe estar buscándonos. -Voldemort asintió, mientras Draco miraba el intercambio con interés -Y podré hacer lo que me plazca con quien intente atacarme, sea o no uno de los tuyos.

-Cuidado ahí, Harry -dijo Voldemort mirándolo fijamente -Mis mortífagos están bien entrenados. Te estás sobre estimando. No durarías demasiado en un combate frente a frente con uno de ellos.

-¿Para algo están los entrenamientos, verdad?

-¿Y tu Draco Malfoy? -preguntó Voldemort fijando su vista en el rubio -¿Qué buscas en mis tropas? ¿Qué pretendes obtener de uniéndote a mi ejército?

-El honor de seguir los pasos de mi padre, Mi Señor. -dijo Draco inclinando la cabeza en sumisión.

-Vivirán aquí, en una habitación que los elfos domésticos les prepararán inmediatamente. Serán entrenados hasta que yo decida que están listos, por los mortífagos que yo decida que los entrenarán, a la hora que yo decida. Luego.... luego hablaremos mas profundamente, pues tengo algunas preguntas sobre Hogwarts para ti Harry.

-Seguro. Sólo te advierto una cosa Voldemort. -dijo el moreno seriamente. -No te atrevas a traicionarme.

-Lo mismo digo. -Voldemort dirigió su vista hacia una de las puertas cerradas -Colagusano!

No tendría que haberle sucedido, pero en cuanto Harry vio al cuarto Merodeador ingresar al salón, su sangre parecía hervir y tuvo deseos de terminar inmediatamente con su vida. Porque si Pettigrew no hubiera escapado aquella noche en su tercer año, Sirius hubiera sido libre y Voldemort no hubiera vuelto... Sirius no hubiera muerto.

-Dame tu brazo. -ordenó Voldemort inmediatamente, y utilizó la Marca Tenebrosa para llamar a todos sus fieles.

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La Orden ya había dado por concluida su reunión cuando el brazo izquierdo de Severus Snape comenzó a arder intensamente. Tan intensamente como la primer noche del regreso de Voldemort.

Una simple mirada al Director de Hogwarts bastó para que el anciano comprendiera la gravedad de la situación. La Marca Tenebrosa estaba reclamando la presencia de su Profesor de Pociones junto a Voldemort.

-Cuídate Severus. -fueron las palabras de Dumbledore. -Y regresa a Hogwarts a salvo.

-Eso espero. -murmuró Snape sin ser escuchado, antes de abandonar el despacho del Director.

No había ni siquiera recorrido la mitad de su camino hacia la puerta cuando Caroline lo interceptó. Y maldijo internamente su mala fortuna, una y mil veces, porque no podía decirle la verdad de lo que estaba sucediendo.

-¿Podemos hablar? -pidió la mujer.

-Lo siento Cary, no puedo ahora. Tengo... -la Marca ardió una vez mas -tengo que irme con urgencia.

-¿Qué sucede? -preguntó Miss Caroline preocupada. -¿Hacia donde te diriges?

-Cary, no hay tiempo. Debo irme y no puedo hablar contigo ahora.

Snape sabía que no podía demorarse, por lo que optó por seguir caminando como si nunca la hubiese encontrado, aunque luego tuviera que darle todas las explicaciones necesarias. Eso, claro, si regresaba con vida.

-Ten cuidado. -dijo Caroline y Severus se detuvo, estático, en su lugar.

-¿Perdón?

-No se a donde vas con tanto apuro, pero sí se que tus ojos muestran temor a algo. -le dijo Caroline acercándose y deteniéndose frente a él. -Por favor cuídate.

-Cary... yo....

-Shhhh -ella lo silenció con dos dedos sobre sus labios y el contacto fue casi eléctrico -Ya me lo contarás cuando regreses. Ahora debes irte, dijiste que estabas apurado.

Snape la miró a los ojos, esos lagos grises que lo habían perseguido en sueños desde que la conoció en sus tiempos de estudiante. ¿Cómo alguien tan puro pudo haberse enamorado de él alguna vez? ¿Cómo era posible que ella estuviera allí, preocupándose por él, después de todo el daño que le había causado?

Con una mano, acomodó suavemente un mechón de cabello tras su oreja derecha y con la otra le acarició tiernamente el cuello, ganándose un suspiro de esa boca tan ansiada por él. Se acercó casi con timidez e inseguridad y colocó un casto beso sobre sus labios.

-Te amo. -le susurró antes de partir por uno de los pasillos, con su túnica negra haciendo un fru-frú.

Caroline se quedó de pie, mirando el lugar por el que segundos antes había caminado Severus y suspiró audiblemente. Tenía una sospecha sobre el destino de Severus, pero no podía estar segura de nada. Lo único que había reconoció con exactitud era un aura negra rodeándolo.

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Cuando todos sus fieles y seguidores estuvieron presentes, Lord Voldemort se puso de pie. Sobre su tarima, podía ver a cada uno de ellos. En su mente se estaba formando el mas perfecto plan y ni siquiera Caroline pudo impedir que Harry Potter se alejara de Dumbledore.

-Mis mortífagos. -dijo llamando la atención de todos -Harry Potter escapó nuevamente de las garras de Albus Dumbledore. -algunos murmullos se escucharon en el salón -Al parecer, el anciano ya no puede mantener a sus alumnos bajo su mando.

Voldemort hizo un pequeño silencio y todos los mortífagos lo miraron expectantes, sin saber si iba a enviarlos en alguna misión, a torturarlos a todos o simplemente a relatarles noticias y planes.

-La guerra ya tiene un vencedor, y ese soy yo. Pues esta misma mañana, he establecido una alianza con el mago que nos ayudará a vencer las barreras de Hogwarts y que nos garantiza la victoria.... les advierto: Tiene mi autorización para acabar con la vida de cualquiera de ustedes si así se le place, así que procuren no enojarlo.

Harry reconoció esas palabras como la señal de Voldemort para mostrarse a los mortífagos y avanzó unos pasos, saliendo de las sombras.

Cuando levantó su rostro, todos los mortífagos contuvieron el aliento. En especial, Severus Snape. Sabía que su hora había llegado. El chico conocía de sus actividades de espía y de sus verdaderas lealtades, y seguramente ya le había informado al Señor Tenebroso.

-Démosle la bienvenida a Harry Potter. -dijo Voldemort, al parecer conforme con las reacciones. -Pueden irse, con excepción de Severus y Bellatrix.

Ambos servidores obedecieron la orden inmediatamente y se quedaron en sus lugares mientras los demás partían hacia sus casas, lugares de trabajo o misiones interrumpidas por el llamado.

-Severus....

-Mi Señor. -respondió Snape intentando no mostrar el miedo que lo consumía.

-Serás el encargado de enseñarles Pociones a Harry y Draco. -fue la orden de Voldemort. -Y... tal vez algunos duelos no les vendrían mal, pero aún no.

-Si, Mi Señor.

-Quiero que busques la manera de pasar el mayor tiempo posible aquí. Inventa algo convincente para el viejo. Ahora, te quedarás aquí unos días.... ya sabes cual es tu habitación.

-Si, Mi Señor. -dijo Snape haciendo una reverencia y abandonando el salón.

-Bella.... enseñarás absolutamente todo lo que sepas de Artes Oscuras a Draco. Luego su padre también va a unirse a ti.

-Por supuesto, Mi Señor.

-Puedes retirarte. -en cuanto Bellatrix desapareció de su vista, Voldemort miró a Harry. -¿Conforme?

-Nada mal, Voldemort, nada mal. -dijo el moreno encaminándose a su habitación, donde estaba seguro Draco lo esperaba para que le relate los pormenores de la reunión.

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MIL PERDONES POR LA TARDANZA. ES QUE GALA (LA CO-AUTORA) SE FUE AL NORTE A VER A SUS PARIENTES Y SE NOS DIFICULTÓ MUCHO LA ESCRITURA A DISTANCIA. ESPERO QUE ME PERDONEN 8POR VIGÉSIMO-NOVENA VEZ).

BESOTES ENORMES A: Titania Granger, Ojitosbellos, Seika, micaela, Letty, Irethel, Soerag Malfoy, Liuny, meilin8518, mariblack, vialindapotter, ThP, galindezlmp,

GRACIAS POR DEJARME SUS COMENTARIOS!!!

Barby