DISCLAIMER: Nada de este mundo de fantasía me pertenece. Todo es propiedad de JK Rowling y sus asociados.

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CAPITULO 19: Primera Travesura.


El salón rebalsaba de mortífagos. Uno a uno iban llegando, respondiendo al llamado de su líder. Susurros se esparcían por el lugar, preguntándose que era lo que podía haber inspirado al Lord para llamarlos tan urgentemente.

Voldemort ingresó al salón y observó los rostros cubiertos de sus seguidores. Alguien faltaba. Alguien aún no había llegado. Él había llamado a todos esta vez. No sólo a su Círculo Interno, el mas cercano, sino a todos. Y faltaba uno.

Con un distinguido "plop", el mortífago en cuestión apareció entre los demás. Todos temblaron ante el rostro furioso de Voldemort y se alejaron visiblemente de él.

Supongo que tienes una gran excusa para no atender a mi llamado inmediatamente.

Mi Señor... -dijo la voz temblorosa, que a Harry le resultó algo conocida. -Yo... yo no pude... lo siento.

Aún no lo sientes demasiado. ¡Cruccio!

El hombre se retorció bajo los efectos de la maldición. Sabido era entro todos que el último en llegar era merecedor de un castigo, y nadie deseaba un Cruciatus producido por su líder, el mago oscuro mas poderoso de todos los tiempos.

Mis mortífagos... -Voldemort llamó la atención de todos cuando dejó de torturar al último en llegar. -hoy vamos a divertirnos. He confeccionado un plan de ataque infalible. Un grupo irá a Hogsmeade, donde los niñatos del viejo están disfrutando de un día libre, mientras que los demás irán conmigo a Azkaban, a rescatar a nuestros prisioneros.

Los murmullos aumentaron. Y Harry sintió a Draco moverse impacientemente a su lado. Su padre, Lucius Malfoy, iba a ser liberado.

Bellatrix, tu estarás a cargo del ataque a Hogsmeade. Llevarás a los recién iniciados contigo. También a Harry. -la mortífaga clavó sus desquiciados ojos en HArry, como retándolo a negarse, pero el moreno solo la ignoró -Los demás, vendrán conmigo.

Si, mi señor. -respondieron a coro todos los que allí estaban, entusiasmados por los planes.

Severus. Tu te quedas aquí, seguramente alguno de los rescatados necesitará pociones revitalizantes. Y no podemos arriesgarnos a que el viejo te reconozca.

Si, mi Señor, por supuesto.

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Miss Caroline era una de las profesoras encargadas de acompañar a los alumnos a Hogsmeade esa tarde. A decir verdad, se había impuesto en el grupo, ya que había sido descartada por Minnerva, pero tenía un mal presentimiento y quería estar allí por si algo sucedía.

Cuando regresaba de la Casa de los Gritos, a la que se había dirigido para evitar que algún alumno intentara ingresar, caminando por la calle principal, al comienzo del pueblo, una mano se cerró en torno a su cintura, mientras que otra le tapaba la boca, evitando que grite.

Su cuerpo fue arrastrado a la fuerza hacia un callejón semi oscuro, a pesar de la luz del día y ella se dejó hacer. Ya encontraría un momento para zafarse del peligro, algo le decía que debía dejar que el otro se confíe.

Su agresor la encerró entre su cuerpo y la pared, de forma algo brusca, por lo que su espalda recibió un pequeño golpe. No podía verle el rostro, pero sí supo que era un mortífago en cuanto vio la máscara que se lo cubría y...

Comenzó a temblar entera y sus ojos se llenaron de lágrimas, cuando vio los ojos negros de su atacante. Ojos tan negros como la mas oscura de las noches sin estrellas, como el fondo del mar o como los de Severus.

No temas Cary... -susurró Snape acariciándole el rostro . -No voy a hacerte daño.

Severus... ¿Qué...? -pero fue interrumpida cuando los dedos que acariciaban su mejilla se dirigieron a su boca, impidiéndole hablar.

Hay dos ataques previstos para hoy. El primero es aquí, como distracción. El otro es en Azkaban.

Oh no...

Él planea rescatar a sus mortífagos que fueron encarcelados en junio pasado en el Ministerio.

¿Y Harry¿Cómo est�¿Y dónde?

Lo siento... -dijo Severus agachando la cabeza. -Intenté que regresara a Hogwarts, pero no lo logré. No sólo me odia a mi, sino que a Dumbledore lo detesta. No volver�, Cary.

Sev... ¿Allí es donde estuviste todo este tiempo? -cada palabra le costaba mas, pero necesitaba entender -¿Vives con Él?

Estoy entrenando a Draco y a Potter en Pociones y algunos duelos. -respondió Severus lo mas profesionalmente que pudo, intentando evitar que su voz se quebrara al ver la desesperación de Cary. -No se cuando podré regresar. Lo mejor es que le digas a Albus que busque un reemplazo para mi en mis clases, y que encuentre una manera de pasarle información.

Ya tienes un reemplazo. -dijo Caroline. -Pero eso no importa. Tienes que abandonarlo. No vuelvas a ir. Quédate en Hogwarts Sev...

No puedo... Tengo que irme ahora, debería estar allí preparando pociones revitalizantes.

¿Cómo regresarás?

Hice un traslador. Es algo débil y no puedo volver a usarlo, pero funcionará para regresar ahora.

Está bien. -Caroline suspiró audiblemente. -Cuídate por favor, y espera noticias, porque encontraremos una manera de comunicarnos contigo.

Adiós.

Cuando Severus desapareció, Caroline tuvo que contener sus ganas de llorar y gritar a todo pulmón, porque escuchó a lo lejos el primer grito de un niño aterrado.

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Ron Weasley, su hermana Ginny y Hermione Granger se encontraban frente a Zonko, comparando los nuevos productos con los que Fred y George vendían en su tienda en el Callejón Diagon.

Sus ánimos estaban verdaderamente por el suelo. Desde que Harry se había ido, y posteriormente con la noticia de que se había unido a Voldemort, tanto Ron como Hermione estaban perdidos.

Ella solía encerrarse en sus libros, durante todo el día, sin prestar atención a nada mas. Mientras que Ron vagaba como sonámbulo por los pasillos de Hogwarts, esperando que se haga la noche, para encontrarse con su amiga en la Sala Común vacía, y permanecer allí, en silencio, hasta que ella se dormía sobre su hombro, usualmente húmedo por lágrimas.

Ginny los había prácticamente arrastrado hasta Hogsmeade esa tarde. Con la excusa de haber tenido una discusión con su novio, Dean Thomas, les rogó que la acompañaran al pueblo para no sentirse sola. A ninguno de los dos se le ocurrió preguntarle por que no la acompañarían sus amigas.

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PLOP

PLOP

PLOP

PLOP

Cuando los ruidos de apariciones no terminaban, se voltearon a mirar. En ese mismo instante se arrepintieron de haberlo hecho. Los mortífagos eran alrededor de doce, enmascarados, con sus varitas en mano y dispuestos a atacar a cualquiera.

La desesperación se hizo presente en el pueblo.

Los comerciantes cerraron inmediatamente sus puertas, impidiendo que entraran los mortífagos, pero también los alumnos y magos que paseaban por las calles.

Los profesores corrían y gritaban, intentando reunir a sus alumnos y emprender el regreso a Hogwarts. Entre ellos, la voz de Hagrid era la que sobresalía, convocando a los estudiantes hacia él.

Cuando Hagrid y McGonagall tuvieron a la mayoría de ellos reunidos, comenzaron a darles órdenes de correr al castillo y dar la alarma del ataque. Ellos debían quedarse a buscar los demás alumnos.

Pero miren que tenemos aquí. -dijo la inconfundible voz de Bellatrix Lestrange cuando divisó a los amigos de Harry.

¡Aléjate Bellatrix! -gritó Miss Caroline corriendo hacia ellos.

¿O qué¿Vas a matarme? Creí que no tenías las suficientes agallas para eso...

No te acerques a mis alumnos. -amenazó la profesora, cubriendo con su cuerpo a algunos otros que se iban acercando.

Mientras tanto, los restantes mortífagos destruían todo lo que encontraban a su paso. Viviendas, negocios, carruajes, todo parecía ser víctima de sus ataques. Y parecía que disfrutaban enormemente de poder hacerlo.

Dos en especial llamaron la atención de Caroline y los alumnos. Dos que se movían en sincronización, esquivando hechizos de quienes resistían el ataque. Dos que no parecían ser mayores de edad. Dos que podían ser Draco Malfoy y Harry Potter.

¿Harry? -preguntó Hermione intentando acercarse, pero Ron y Ginny se lo impidieron.

¡Potter¡La sangre sucia requiere tu presencia! -gritó Bellatrix sin quitar sus ojos de Miss Caroline y sin bajar su varita.

¡ESTOY OCUPADO! -gritó Harry mientras bloqueaba un hechizo aturdidor. -¡Cruccio!

Frente a los ojos de sus ex compañeros, ex amigos, ex profesores... Todos vieron como el dueño de una pequeña tienda de túnicas caía al suelo de rodillas bajo el maleficio de Harry. Mientras él... sonreía.

¡Expelliarmus!

Dumbledore. -susurró Bellatrix. -¡Todos vengan hacia aquí!

La varita de Harry fue recuperada casi al instante por Draco, que se la devolvió mientras se acercaba, sin bajar la guardia.

Como si el mismo Lord se los hubiera ordenado, todos los mortífagos fueron hacia Bellatrix, esquivando hechizos e intentando salir ilesos. El grupo ahora fijaba su atención en la Orden del Fénix, que acababa de hacer acto de presencia y se encontraban dispuestos a pelear si fuera necesario.

Váyanse ahora. -la firme voz del Director de Hogwarts hizo temblar hasta a Bellatrix. Pero hubo un mortífago que no se acobardó.

¿O qué¿Piensas matarme, viejo loco? -preguntó Harry dando un paso adelante.

¡POR MERLÍN!

¡ES HARRY POTTER!

¡TRAIDOR!

¡ESCORIA!

¡MÁTENLO!

Los gritos de los presentes casi ni llegaron a oídos de los participantes de un interminable duelo de miradas. El poder podía palparse en el aire, tornándolo pesado, como si de niebla se tratara. Nadie habló, hasta que Dumbledore bajó su varita.

Sabes que no lo haré.

Mal por ti, entonces.

Harry se colocó en posición de duelo, dispuesto a terminar con esa estupidez cuando una mano tomó su brazo.

Girando, se encontró con que todos se tocaban sus brazos izquierdos disimuladamente, o que tenían sus mandíbulas apretadas, o los ojos dolorosamente abiertos. todas expresiones de dolor. Dolor porque la marca quemaba. Dolor porque Voldemort llamaba.

Hasta tienes suerte y todo... -dijo Harry antes de agarrarse del brazo derecho de Draco y desaparecer con él y los demás. -Volveremos a vernos, Dumbledore.

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El salón donde aparecieron estaba repleto de mortífagos agotados, pero satisfechos. Las dos operaciones habían sido un éxito. Los mortífagos encarcelados habían sido liberados y en Hogsmeade el terror se había expandido, provocando que Dumbledore acudiera a rescatar a sus alumnos y no estuviera presente para cuando llamaran de Azkaban o el Ministerio de la Magia pidiendo ayuda.

Mis mortífagos... estoy orgulloso de ustedes. -dijo Lord Voldemort alzando una copa, demostrando siempre que él era quien mandaba, pues los demás no tenían aún nada para beber. -Hoy hemos logrado dos cosas importantes: la comunidad sabe que somos poderosos y estamos presentes. Y mis fieles han sido liberados.

¡VIVA EL SEÑOR TENEBROSO! -gritó un mortífago lo bastante idiota como para no saber que NADIE interrumpía a Voldemort.

¡Cruccio! -al cabo de unos minutos, Voldemort lo liberó -En el Comedor hay bebida y comida para todos. Festejen mis mortífagos, mis fieles seguidores, festejen y recuperen energías, pues el próximo golpe será aún mas doloroso.

Después de las acostumbradas reverencias y de besar la túnica de Voldemort, los mortífagos fueron retirándose poco a poco hacia el salón comedor, donde los esperaba un banquete.

Una mesa central, repleta de comida preparada por aterrorizados elfos domésticos, bebidas por doquier, tabaco mágico, sillones y sillas. Todo casi en penumbras. Podían verse solo las sombras moverse de un lado al otro, iluminadas a penas por algunas velas y una amplia chimenea.

Harry se sentó en un sillón y Draco en otro a su izquierda. El silencio entre ellos era cómodo, cálido y familiar. Sabían que no necesitaban ocultarle nada el uno al otro. No sólo habían sido designados compañeros para los ataques, sino que además ellos mismos se habían auto-proclamado hermanos.

Desde sus lugares, podían ver los mortífagos mas adultos sirviéndose comida y bebida. La mayoría de ellos comenzaba a embriagarse y Harry pensó que sería una buena idea quitarles sus varitas y jugar un poco con ellos.

-Draco... -dijo Bellatrix obstruyendo la vista de ambos.

-¿Si?

-Tu padre ha pedido verte. -parecía que odiaba lo que estaba diciendo, pues tenía la mandíbula completamente contraída. -Pettigrew está afuera esperando para llevarte con él.

-Bien. -dijo el rubio y se puso de pie para salir.

Harry no dio signos de haber prestado atención a la conversación. Odiaba a esa mujer, la odiaba tanto que sería capaz de matarla en ese mismo momento. Pero no podía, aún no.

-Así que Potter... -dijo ella sentándose junto a Harry en el sillón. -Al fin algo de sentido común ha entrado a tu cerebro.

-Púdrete. -respondió intentando controlarse.

-No se como el Señor Tenebroso te aceptó aquí, pero debes saber que no confío en ti. Sé que algo estás tramando y cuando menos lo esperes, voy a descubrirlo.

-Uhhh. ¿Qué miedo! -dijo Harry riéndose fríamente.

-Deberías temerme. -susurró ella directamente en su oído, mientras una de sus manos le acarició sugestivamente la pierna.

Harry se levantó al instante, como si el simple toque le hubiera quemado. ¿cómo se atrevía a tocarlo? maldita bruja, la odiaba, la odiaba con todo su ser, mas que a nadie.

-No vuelvas a tocarme. -le dijo mirándola a los ojos. -Porque te mataré si vuelves a intentarlo.

-¿No quieres divertirte, Potty?

Bella se puso de pie y lo arrinconó contra una pared. Harry se debatía entre tomar su varita y aplicarle el mas dolorosos de sus Cruciatus, o salir de allí inmediatamente.

-Puedo hacer que la fiesta tome otro rumbo mas... placentero.

Harry sonrió y acercó su boca al oído de la mujer. Realmente toda la situación estaba causándole asco.

-Te mataría antes de tocarte Bellatrix. Prefiero acostarme con Snape antes que contigo... Eras absolutamente desagradable.

Sin mas, Harry se volteó y abandonó el salón, dejando a una divertida Berllatrix atrás. La mujer rió abiertamente. el chico Potter parecía estar tomando en serio su papel en el lado oscuro, pero a ella no la engañaba. Ella estaba segura de que algo tramaba.

-¿Ya no te alcanza con tu marido y con Lucius, Bella? -preguntó una voz a sus espaldas.

-Severus... Siempre atento... ¿verdad?

-Uno no puede descuidar su espalda, aunque esté junto a compañeros, Bella. Lo sabes.

-Supongo que tienes razón.

-Potter no va a ceder ante ti. -dijo Snape esperando que de verdad fuera así.

-Eso lo veremos. -dijo la mujer antes de dirigirse hacia algún otro lugar del salón.

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En Hogwarts, la situación era completamente adversa. No había nada por festejar. Si bien Hogsmeade no había sido destruido, varias edificaciones iban a necesitar grandes reparaciones. Y sus dueños, atención medica.

Los alumnos ya habían sido enviados a sus Salas Comunes, después de que pudieran enviar lechuzas a sus familias, diciéndoles lo ocurrido y asegurándoles su buen estado de salud.

La Orden del Fénix se reunía esa noche en la sala continua al despacho del Director. todos los miembros de la Orden estaban presentes, mas una "invitada". Caroline participaba de la reunión esta vez, ya que había presenciado el enfrentamiento y debía informar de su encuentro con Severus. Encuentro que la tenía bastante movilizada, y estaba furiosa con Remus por no haberle dicho que él era el espía.

Ahora... el siguiente tema a tratar es Severus. -dijo Dumbledore -¿Caroline?

No puede abandonar la casa de Voldemort. Me pidió que pensemos una manera para comunicarnos con él sin que tenga que salir.

¡PERO ESO ES IMPOSIBLE! -exclamó Moody. -Es como yo digo Dumbledore, son excusas, ahora que el chico se le ha unido, está dejando ver su verdadero rostro y volvió con su amo.

Alastor... ya hemos hablado de este tema antes. Severus ES fiel a la causa.

¿Pero por qué ahora no lo dejan salir? -preguntó Molly Weasley preocupada.

Porque está enseñándole Pociones y Duelo a Harry y Draco. -informó Caroline con dolor.

Hay que sacarlo de allí. -dijo Kingsley Shackebolt. -Corre demasiado peligro. Y no nos sirve de nada un espía que no puede darnos información.

En realidad, hay una manera de que podamos comunicarnos con él. -dijo Caroline mirando fijamente a Albus.

¿Estás segura de que puedes traspasar las barreras de Voldemort sin poner en peligro a Severus?

No lo notará. -aseguró Caroline.

�¿ESTÁS LOCA!

Remus, mi amigo. -dijo Caroline con voz demasiado calmada y dulce. -Te recuerdo que aún tenemos una conversación pendiente y que no te es conveniente contradecirme en esto.

Sigo creyendo que estás loca.

Caroline se hará cargo de la comunicación con Severus entonces. -dijo Dumbledore. -Ahora tenemos que pensar algo para regresar a Harry a este lado...

La reunión siguió por tres cuartos de hora mas, sin llegar a demasiado. Nadie sabía como hacer entrar en razones a Harry. Y todos comprendían el peligro en que se encontraban si el niño no regresaba a la Luz.

Cuando al fin terminó, Dumbledore le pidió a Remus y Caroline que se quedaran en su despacho.

Supongo que querrá que Remus cuide mi cuerpo mientras doy una vuelta por la casa de Voldemort.

No es gracioso Caroline. Se perfectamente lo buena Legillimens que eres, pero no debes confiarte demasiado. -dijo el Director con voz severa.

Está bien. Ahora, lo que me gustaría saber es por qué no me dijeron que Severus era el espía. ¿Por qué tuve que enterarme de este modo?

Eso era decisión de Severus querida. -dijo Dumbledore, mientras Remus se miraba las manos.

Yo le dije que debía decírtelo Cary. -agregó el licántropo. -Creí que iba a hacerlo el día que los dejé solos en nuestras habitaciones.

¿El día que...? -de pronto, Caroline recordó lo extraño que Severus estaba el día en que casi hacen el amor nuevamente. Él le había hablado de su pasado... y la había detenido cuando quiso quitarle la túnica... no quería que viera la Marca Tenebrosa en su brazo. -¿Por qué lo hizo Albus, por qué se unió a Voldemort?

Creo que no soy el indicado para decírtelo. Deberás preguntarle al propio Severus cuando regrese. -Dumbledore se quedó en silencio y luego levantó la vista hacia la puerta. -Tenemos visitas.

Ni Remus, ni Dumbledore y mucho menos Caroline podrían haberse imaginado quien estaba detrás de la puerta del despacho de Dumbledore.

Alto, de contextura musculosa, cabellos pelirrojos y ojos verdes, un ángel los observó con el rostro serio desde la puerta. En cuanto sus ojos se posaron en Remus, la desconfianza se hizo presente. El odio hacia el licántropo pudo mas que la historia que sabía que habían tenido y que ya no tenían.

¿Qué haces aquí con "éste"? -preguntó hostilmente.

Moony es mi amigo. Lo sabes, Aramlen. -contestó Caroline poniéndose de pie. -La pregunta es¿Qué haces TU aquí?

Vine a verte. Desde que comenzaste a dar clases aquí que no te veía. -respondió Aramlen. -¿Mi presencia te molesta¿Tal vez haya algo de lo que no quieras que sepa¿O alguien que no quieres que conozca?

No seas idiota. -dijo seriamente Caroline.

No puede evitarlo. -murmuró Remus, lo suficientemente alto como para que todos lo escuchen.

Maldi...

Caroline -Dumbledore interrumpió el insulto de Aramlen y se dirigió a la profesora. -Creo que no nos has presentado.

Él es Aramlen, mi prometido.

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GRACIAS POR SUS REVIEWS A: Merlín8518, Karla, lun, ojitosbellos, titaniagranger, Mawi, Irethel, galindezlmp y mica-redfield.

Me gustaría poder contestarlos uno por uno, pero la página se hace muy pesada y además se supone que no se puede...

Besos a todos.

GRACIAS POR LEER!

BARBY MALFOY