DISCLAIMER: Ninguno de estos personajes son mios. Todo pertenece a JK Rowling, Warner Bros, etc, etc... no gano dinero con esto...es solo una forma de pasar el tiempo hasta que llegue el verdadero libro 6!!

ADVERTENCIA: este fic contiene slash (relacion chico/chico), si no te gusta no lo leas. Estas advertido!!!!!

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RESPUESTA A LOS REVIEWS:

SLY: ¡¡¡Gracias!!! que bueno que este capitulo te haya gustado. Poco a poco espero que vayan mejorando...

LORTH_RUTHVEN: Si. el ff es de una miga mia. Ella publica en el foro de la pagina oficial de Harry Potter. Si queres, dejame tu mail y se lo paso para que te mande los capitulos, a medida que los vaya escribiendo.

INTEGRA: ¡¡¡Si!!! Aparecio Voldemort. Ahora las cosas pueden ponerse muy feas, sobre todo si descubre quien es Harry. Y...cuando se entere que se enamoró de Malfoy...no tengo idea que es lo que va a hacer.

LIAM_BLACK: Me alegra que te hayan gustado mis arreglos. Por lo que deduzco, vos lees el original también. Espero que Barby no se me enoje.

KEI_KUGODGY: Si, si. Harry y draco. Pero no va a ser la única pareja slash. Espero que te guste lo que sigue.

OPHELIA_DAKKER: Como ves, ya le robé un capitulo a Barby. No se si habrá publicado ya, porque esta re estudiando la pobre chica. Casi la tengo que amenazar para instalarme en su casa y que me de este...jeje. ¡¡Gracias por tus elogios!!

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CAPITULO 6: IDRIL SILIMAURË.

-¿Dónde estás, pequeño Harry? -repitió Lord Voldemort. -Sé que estás aquí, ya me informaron de la forma de tu Patono. Vamos, no me hagas esperar, sabes que puedo volverme muy malo.

-Harry no está aquí, Tom -lo encaró Dumbledore furioso.

-Oh...sí lo está. Percibo su escencia. Veamos...si no apareces cuando cuento hasta cinco, la mato. -lo retó Voldemort tomando del cuello a la niñita de rizos a la cual Harry había salvado de los Dementores.

-Ya te dije que no está.

-¡Cállate Dumbledore! Uno.....dos....tres...cuatro.... -Voldemort empuñó su varita, y la colocó justo en el corazón de la niña -y...

-¿Me buscabas? -dijo una voz femenina, saliendo de entre la multitud.

-Wow! -exclamó Voldemort sonriendo -El héroe del mundo mágico convertido en una estúpida pelirroja. ¿Qué te has hecho? No creo que magia negra... ¿poción multijugos, tal vez?

-¡100 puntos para Slytherin! -dijo Harry enfrentándolo.

La calle estaba en completo silencio. Los miembros de La Orden del Fénix, y los aurors del Ministerio de la Magia, observaban a Harry Potter, convertido en una mujer de cabellos color fuego, empuñando su varita ante el mago mas peligroso de todos los tiempos.

Remus entró en la mas profunda de las desesperaciones. Lo único que le quedaba vivo, lo único por lo que valía la pena formar parte de la guerra, estaba exponiéndose a una muerte segura. Mientras que Albus Dumbledore no sabía cual de los dos se iba a enfurecer mas si se entrometía en la conversación que estaban manteniendo. Pero estaba claro que no podía dejar que Voldemort dañe a Harry.

-No te atrevas a tocarlo, Tom. -lo amenazó Dumbledore.

-¡CALLESE! -le gritaron, ante el asombro de todos, tanto Voldemort como Harry Potter.

-Deja ir a la niña Tom. -exigió Harry -No tiene nada que ver con esto.

-Bien. Como quieras -la pequeña corrió a los brazos de su madre, que sollozaba contenida por algunos aurors. -Ahora...¿te gustaría volver a tu cuerpo?

-De hecho, sí. -respondió Harry -Me encantaría. De todos modos, este ya no me sirve para ocultarme.

-Siempre me caíste bien, joven Potter -dijo Voldemort con una sonrisa, acompañado de un movimiento de la mano. Segundos después, Harry volvía a ser Harry.

-¡Oh! ¡Por Merlín! -fueron algunas de las expresiones de los presentes.

Draco Malfoy, aún no salía de su asombro. La mujer de la cual se estaba enamorando, por primera vez en su vida, era un hombre. Pero no cualquier hombre, era...¡Potter! Sus ojos azules, de su cuerpo prestado, brillaban como nunca. Impresionados, sobresaltados, ofendidos, heridos y...¿aliviados?

Voldemort observaba desafiante y con una gran sonrisa burlona a Dumbledore. Después de todo, la situación era graciosa. Nadie se había percatado de que esa chica era Harry. Pero, por sobre todo, el chico estaba hablando con él, y había mandado a callar al viejo.

-¿Qué es lo que quieres de mí? -le preguntó Harry en parcel, arrodillado en el suelo, debido al dolor de la cicatriz.

-¿Parcel, Harry? -preguntó voldemort divertido.

-Así nadie molesta. -fue la respuesta del adolescente.

-Como quieras. Pero antes de decirte qué es lo que busco... ¿Duele?

-¿Y a ti que te parece?

-Puedo solucionarlo -dijo Voldemort acercándose a él y pronunciando un hechizo, en la misma lengua que estaban hablando, aliviando el dolor de la cicatriz del jóven, que inmediatamente se puso de pie -¿No te gustaría saber con quién has pasado estos últimos días?

-¿A qué te refieres?

-Ese chico, que estaba contigo...no es quien dice ser.

-¿Quién es, entonces?

-Malfoy, Draco Malfoy. -le informó Voldemort. -Como ves, yo SI te soy sincero.

-¿Malfoy? -preguntó Harry girándo y observando a Keith. Asombrosamente, recibió un asentimiento casi imperceptible por parte del castaño.

-¿Podemos continuar con nustra conversación? ¿O van a jugar a los enamorados mucho tiempo mas?

-¿Cómo sabías que era él?

-Nada se me escapa. Siento la presencia de la gente que me interesa...o la tuya. Pero creo que eso no es lo importante. ¿Vas a unirte a mí o no?

-No.

-¿Prefieres morir? ¿Prefieres que muera alguien mas? ¿Quién será esta vez? ¿Lupin? ¿la sangre sucia? ¿Weasley? ¿quién Harry?

-¡BASTA!

-Veo que volvemos al inglés. ¿Y Bien? ¿Quién será Harry? Si quieres puedo hacerlo ahora.

-¡NO TE ATREVAS! -le gritó Harry levantando su varita -¡YA NO DEJARÉ QUE LE HAGAS DAÑO A ALGUIEN MAS!

-Yo no les hago daño -Dijo inocentemente Voldemort. -Ese eres tu. Ellos mueren porque están junto a ti.

-¡CALLATE! ¡YA NO TE SOPORTO! ¿QUIERES MATARME? ¡BIEN! MÁTAME! ¡NO ME VOY A RESISTIR!

-Tu lo pediste.

El resto, sucedió en una milésima de segundo. Cuando Voldemort levantó su varita hacia Harry, sin intenciones de matarlo en realidad, el chico dejó caer la suya. Los miembros de La Orden del Fénix intentaron acercárceles, pero los mortífagos fueron mas rápidos y astutos y se pusieron entre ellos, formando una barrera de magia negra que costaría algunos minutos desbaratar. Minutos con los cuales no contaban.

Las esperanzas de salvarle la vida a Harry se volvieron nulas. Ya nada podía hacerse. Pero entonces, un resplandor blanco y brillante cegó a todos los presentes. El relinche de un caballo y el aleteo de unas alas se hicieron escuchar. Cuando la luz bajó de intensidad, vieron frente a ellos, la criatura mas hermosa que podía existir.

Un caballo enorme y tan blanco como la nieve, se posaba en sus dos patas traseras, mientras movía frenéticamente las delanteras. Su cola blanca inmaculada, rozaba apenas el piso, sin ensuciarse si quiera. Sobre el caballo, una figura cubierta completamente de blanco.

La capucha de la túnica fue retirada con absoluta delicadeza, dejando ver una cabellera rubia, tan rubia que parecía blanca, que se extendía hasta la cadera de la mujer que la portaba. Su piel de porcelana, sus ojos plata, toda ella parecía tan pura y serena. Y Harry volvió a ser feliz, sólo por escuchar las palabras que se desprendían de sus labios rosa pálido.

-Creo haberte dicho que dejes a Harry tranquilo, Tom.

-Y yo creo haberte contestado que no eres quién para darme órdenes.

-No me tientes. -dijo en su cántico, que ahora era amenazante -No me provoques. -Y luego se volvió a Harry, aún desde arriba del caballo -Vamos pequeño, ven conmigo.

-Eh...yo... -Harry dudó en tomar la mano que se le ofrecía. ¿Por qué confiar en esa mujer de la que nada sabía?

-Confía Harry. El paraíso nos espera.

Con decisión, el pequeño Potter tomó la mano de la única persona que le ofrecía paz y subió al caballo que ella montaba. Sintió los brazos de la mujer, pasándo por sus costados, hasta tomar las riendas que conducirían al animal. Pero, en cambio, le dio las riendas a Harry, para que se sostenga, mientras ella susurraba al caballo algunas palabras en un extraño idioma.

Algunos pasos rápidos por parte del animal. Al galope los llevaba directamente a estrellarse contra Gringott´s, el Banco de los Magos. Pero otra vez, para sorpresa de Harry, sucedió lo inesperado. A los laterales del caballo, justo debajo de sus pies, se estiraron dos alas, tan blancas y relucientes como la luna llena y emprendieron vuelo, mientras esa mujer seguía hablando en ese idioma con el caballo. Y Harry era feliz.

***

Durante el regreso al castillo, base de La Orden del Fénix, reinaba el silencio. Muy pocos sabían que era lo que en verdad había sucedido. Muy pocos conocían la historia de esa mujer. Muy pocos iban a creerlo. Remus Lupin y Albus Dumbledore no ocultaban su preocupación por el chico Potter, pero tampoco su alivio al saber que estaba a salvo de voldemort, por lo menos, por el momento.

El enfrentamiento había pasado a un segundo...No. Mas bien a un décimo plano cuando la mujer se llevó a Potter. El Lord había vociferado insultos y maldiciones que asustarían a cualquier persona en el planeta, y había desaparecido, junto con sus fieles seguidores. Justo después, La Orden reemprendió el camino hacia Hogwarts.

Y ahí estaban ahora. En el Gran Salón del prestigioso colegio, esperando por las palabras de su líder. Palabras que parecían no querer salir de la boca de Albus Dumbledroe. Demasiado agobiado, y sintiéndose completamente vencido. Porque Harry Potter lo había mandado a callar. Porque Harry Potter había confiado en Voldemort y había dejado que le aplique un hechizo, aunque sea para calmar el dolor de la cicatriz. Porque Harry Potter había iniciado una conversación en parcél. Conversación de la que nada sabía, y que se rompió con un grito en inglés de su mas preciado alumno.

Observó con detenimiento los rostros de los presentes. Remus Lupin parecía estar sintiendo exactamente lo mismo que él. No pudo mas que sentir pena por el licántropo. Por su culpa y sus errores, el hombre había perdido lo mas valioso que tenía, y ahora estaba perdiendo lo único que le quedaba. Charlie Weasley también lucía impresionado y dolido. Los demás, tan sólo no comprendían lo que sucedía.

-Bien. -dijo, llamándo la atención de todos. -Definitivamente esto no era lo que esperábamos. Pero...aún tengo esperanzas de que se solucione.

-¿Dónde se supone que está Harry? -lo interrumpió Charlie -¿Y quién era esa mujer?

-Harry está a salvo. Las demás explicaciones las dejaremos para la reunión de la noche, quiero a todos los miembros de La Orden presentes. -fue la orden del anciano -Necesito enviar una carta urgentemente y...Remus, sígueme, por favor.

***

EL vuelo en ese extraño animal llegó a su fin cuando descendieron en el centro de un bosque. Desde el cielo, sólo podían ver árboles que se desprendían de la fértil tierra de la región, pero al atravesar una barrera, demasiado poderosa para el gusto de Harry, pudo ver la verdad de la locación.

Toda una comunidad se estendía bajo sus pies. Casas, calles y vegetación. Personas vistiéndo túnicas de los más diversos colores se vislumbraban a medida que se acercaban. Todo tipo de animales y criaturas circulaban libremente. Y, en el extremo norte del poblado, un hermoso, pintoresco y enorme castillo de mármol, elevado unos metros.

Al fin tocaron la tierra. Harry entonces apreció mas el lugar donde se encontraba. Fuera lo que fuera, o donde fuera...era idílico. Las calles de tierra, mezclado con un esplendoroso verde del césped, estaban rodeadas de viviendas de todos los tamaños. Más grandes y más pequeñas, de madera, de mármol, de materiales muggle, de piedras, blancas, marrones, verdes, rosas, colores para todos los gustos.

Los habitantes de esa aldea inclinaban su cabeza cuando ellos los pasaban, recibiendo el mismo gesto por parte de la mujer que lo llevaba. Algunos lo señalaban, otros lo miraban curiosos, pero NADIE se interesaba por la cicatriz, y eso le agradó.

Los carruajes les habrían paso entre las, a veces, angostas callecitas. Y parecía que hasta los animales les rendían pleitecías cuando pasaban junto a ellos. Mientras que el caballo que montaban, parecía saber exactamente a dónde se dirigían y mantenía una actitud bastante altanera, para ser un simple animal. Bien. Eso lo iba a cuestionar después.

Un puente de madrea se extendió frente a ellos. Y, al cruzarlo, Harry vio el más cristalino de los arroyos. Los pobladores mas jóvenes se bañaban en él, jugando entre ellos, pero deteniéndo sus boberías cuando los veían pasar, inclinando sus cabezas. Mientras que en las orillas, algunos sujetos pescaban con cañas muggles, y otros con lanzas antiguas.

Las ropas de los habitantes también era un enigma para Harry, que descubría un mundo tan fascinante como había sido el mágico cuando conoció su verdad. Algunos vestían túnicas, características de los magos. Otros, lucían ropas muggles. Mientras que, algunos pocos, vestían extraños atuendos que, a Harry le parecieron muy anticuados.

Sin darse cuenta, estuvo frente a su destino final. El caballo se detuvo justo en la puerta del castillo que había visto desde el aire. De cerca, parecía mas imponente todavía. Sus puertas de acero, brillantes y relucientes, contrastaban perfectamente con el blanco del mármol que lo recubría por completo. Las torres eran aún mas altas que las de Hogwarts y Harry se sintió demasiado pequeño e indefenso frente a él.

La mujer descendió, ayudada por un hombre que se le había acercado. Aunque no hacía falta en realidad, pues el caballo había doblado sus patas delanteras para facilitarle la salida. Harry fue invitado a imitarla, por otro hombre que había seguido al primero. En cuando sus dos pies tocaron tierra, el caballo acercó su rostro al de la mujer, que le susurró unas palabras en el extraño idioma, la palmeo el lomo, inclinó la cabeza, y lo vio partir por los aires.

-Bienvenido Harry -le "cant" la mujer -Este es mi hogar y puede ser el tuyo si así lo deseas. Entremos, todas tus dudas serán satisfechas una vez acomodado en tus aposentos.

-¿Mis aposentos?

-Claro pequeño. ¿Creías que ibas a dormir en el suelo?

Las puertas se abrieron, y Harry no se desilucionó. La belleza del interior castillo opacaba su exterior. En realidad, opacaba todo lo que había visto en su vida. Nada, ningún lugar, ni siquiera en las películas muggles que había visto, se podía comparar con lo que tenía frente a sus ojos. Dejó escapar un silbido de admiración, ganándose una sonrisa de la mujer y siguió caminando junto a ella, sintiéndose mas feliz que en toda su vida.

Una elfina doméstica salió a su encuentro, caminando muy apresuradamente, como si estuviera haciendo un gran esfuerzo por no correr. Harry la observó detenidamente y sonrió. Evidentemente, la criatura era libre, pues vestía un diminuto vestido color beige, zapatos y un sombrerito muy gracioso. Pero todo de buen gusto, como si supiera de moda. Sonrió mas aún al recordar a Dobby, ese elfo doméstico que se había convertido en su amigo.

Unas palabras melodiosas llenaron los oídos de Harry. Aún proveniendo de la elfina, el idioma era bellísimo, suave, intoxicante. La mujer le respondió de la misma manera, con una sonrisa, y asintiendo levemente, como afirmando a lo que tal vez había sido una pregunta. Entonces, pudo comprender lo que hablaban, pues el idioma había sido cambiado por su natural inglés.

-Es un honor conocerlo, Señor Potter -dijo la elfina haciéndo una reverencia.

-Gracias -contestó Harry algo tímido -Pero puedes llamarme Harry.

-¡Oh! ¡No! Los invitados de la señora no pueden ser tratados de tu.

-Manki -dijo suavemente la "señora" -Si él desea que lo llames Harry, hazlo, por favor.

-Si, señora. Venga conmigo jóven Harry. Le mostraré sus aposentos.

Harry miró a esa extraña mujer, que asintió en señal de que la siga. Sus preguntas tendrían que esperar. Siguió a la elfina por lo que pareció un laberinto de giros, pasillos, vueltas y escaleras, hasta que estuvieron frente a una gran puerta de madera oscura. En el marco de la misma, Harry observó algunas palabras completamente sin sentido para él: Elerossë Tinehtelë.

Con un chasquido de sus dedos, la elfina abrió la puerta y lo invit pasar. Era la habitación mas espléndida que podría haberse imaginado. Las paredes recubiertas de color beige muy clarito, casi blanco. "Color crema", diría su tía Petunia. Amplios ventanales en cada una de las paredes, mostraban los exteriores. La cama adoselada era tan grande que podían dormir tranquilamente cuatro personas sin tocarse en toda la noche. Y las sábanas se veían tan sedosas, que parecían estar llamándolo a que las pruebe.

Pero no se detuvo mucho tiempo allí, pues la elfina lo guió a otra habitación. El cuarto de baño era mas grande que el baño de Prefectos de Hogwarts. Una gran tina se extendía en el centro y, junto a ella, miles de frasquitos con ,presumiblemete, escencias aromáticas y sales. Un amplio espejo le devolvió su reflejo, ese rostro y ese cuerpo que hacía tanto que no apreciaba. Pero lo mejor, era que en esa habitación, también había un ventanal, para poder apreciar unos extensos y hermosos prados mientras se bañaba.

La elfina volvió a sacarlo de su investigación cuando le mostró algunas cosas mas que podían ser de su interés. Una gran terraza se extendía desde su dormitorio, equipada con sillones y reposeras de mimbre, con almohadones y una mesita para posar los refrigerios. Desde allí, podían verse los jardines interiores del palacio donde estaba residiendo y eran increíblemente sublimes.

Lo que mas le llamó la atención fue encontrar su baúl en lo que la elfina denominó su "salón de vestido". Un lugar de las dimensiones de su dormitorio en Hogwarts, donde pudo encontrar sus ropas, mas otro montón mas que no tenía idea de cómo habían llegado hasta allí. Su Saeta de Fuego también reposaba en el lugar, sostenida por dos ganchos de plata en la pared.

-Lo dejo jóven Harry -le informó la elfina -Si desea algo, cualquier cosa, a cualquier hora, sólo tiene que llamarme. Mi nombre es Manki. Si yo no me encuentro cerca, o estoy fuera del castillo, otro elfo lo atenderá. Ya todos tienen instrucciones de hablarle en inglés, no se preocupe.

-Gracias Manki.

-Ah...una cosa mas. La Señora me pidió que le diga que se de un buen baño y se vista con las ropas que desee. Hay varios estilos, usted elija el que le apetezca. Ella vendrá por usted en dos horas.

Las dos horas pasaron demasiado rápido para un Harry que se tomó todo el tiempo del mundo en darse el mejor baño de su vida, disfrutando de las sales y escencias de la tina. Era extremadamente relajante bañarse apreciando el verde del césped y las rosas y flores de todos los colores exietentes que yacían estratégicamente en los jardines interiores del palacio.

Después de recobrar fuerzas, se secó y se dirigió a inspeccionar su guardarropas. Estuvo husmeando por mas de media hora cuando al fin decidió que se iba a vestir elegantemente. Tomó una túnica azul marino, que le quedaba a la perfección y notó dos cosas absolutamente extrañas en ella.

La primera, que justo sobre su corazón había un grabado. La segunda, fue lo que significaba ese bordado. Con finas hechas de plata, estaba representada la Constelación Sirio, aquella que le había dado el nombre a su padrino. No pudo evitar sentir una punzada de culpa y dolor ante el recuerdo. Pero pronto fue cubierta por curiosidad, cuando leyó lo que había escrito debajo de ella, también bordado exquisitamente en plata, las mismas palabras que había leído en el marco de la puerta: Elerossë Tinehtelë.

-Parece que tienes buen gusto para el vestuario -le dijo sonriente la mujer desde el humbral del vestidor. -Te queda muy bien esa túnica.

-Gracias señora. -respondió avergonzado Harry.

-¡Oh! ¡Lo siento! ¡Ni siquiera te dije mi nombre! Me llamo Idril Silimaurë. Puedes llamarme Idril. Ven conmigo, tomaremos un refrigerio en tu terraza.

-Gracias, eh..Idril. Usted es muy amable conmigo. -dijo Harry al sentarse en un cómodo sillón, mientras observaba las variedades de frutas frente a él.

-No hay de que. Verdaderamente, esperé demasiado para traerte aquí. Ahora -dijo sonriendo -dispara cuanta pregunta tengas atragantada y...deja de llamarme de usted. No soy tan vieja, tengo la edad de tu madre.

-Bien...Usted...usted entró en mis sueños, ¿verdad? -ella asintió -¿Cómo lo hizo?

-Verás. Esto puede resultar algo tedioso, pero te prometo que tendrás varias respuestas. Hace miles de años, 2341, excactamente. Algunos de nosotros dejaron nuestro "Espacio Celestial". Soy un ángel, o medio ángel para ser mas precisa. Los ángeles tienen el deber de cuidar, proteger y velar por la seguridad de un humano que se le asigna, desde su nacimiento hasta su muerte, donde se les asigna otro pequeño humano que está naciendo. Poderes como...velar por su sueños, cuidarlos de males demasiado innecesarios y guiarlos por el buen camino son algunas de las tareas que tienen. Pero NUNCA, pueden interrumpir demasiado y forjar las decisiones de su protegido. Otra regla de oro, es no enamorarse de ese humano al que deben proteger, y no dejarse ver jamás. El problema es que, el amor, cuando nace, no hay quien pueda pararlo, y algunos ángeles dejaron el paraíso para asentarse en la Tierra. Aún conservan sus cualidades mas importantes, como la posibilidad de hacer magia puramente blanca, ingresar en las mentes o sueños de las personas y...la inmortalidad. ¿alguna pregunta hasta ahora?

-No...

-Bien. No fue fácil para mis antepasados encontrar un lugar donde no los discriminen o les teman. Vagaron por el planeta Tierra por un siglo y medio, hasta que se unieron nuevamente y forjaron su propio destino. Después de varias discusiones, siempre pacíficas, decidieron que era justo que el Rey o Señor de los Ángeles, fuera el que primero había optado por abandonar su vida enterior. Ese es mi antepasado. Él fue elegido Rey y, entre todos, fundaron esta humilde población, llamada "El Paraíso". A medida que avanzaron los años, algunos seres también expulsados del mundo mágico se acercaron, ofreciendo lealtad al reino y pidiendo aceptación. ¿Cómo no hacerlo cuando nosotros nos habíamos retraído aquí por ser odiados o temidos? Así es como se fue formando este reino. Hay muggles que, con hechizos que nosotros les ponemos, pueden ubicar el pueblo, veelas, ángeles, magos, licántropos, vampiros, elfos domésticos y, aunque te parezca demasiado extraño, elfos puros.

-Wow...y...¿tu eres hija de....

-Un mago y un ángel. Por eso soy mitad y mitad. Pero son necesarias muchísimas generaciones para perder los poderes de los ángeles.

-Entonces...eres la reina de este lugar. -Idril asintió -¿Puedo hacer otra pregunta?

-Todas las que quieras.

-El caballo que nos trajo...no era un caballo muy normal.

-Es cierto. Es el Señor de los Miantrels (invento...sorry). Seres extraordinarios, fieles y valientes; muy rápidos y, con algunas propiedades extras, como sus alas. Ellos también viven aquí. Nosotros les damos protección a su especie y ellos nos ayudan en empresas especiales, como recuperarte a ti.

-¿Qué significa esto? -preguntó Harry mas confiado, ceñalando el bordado de su túnica.

-Lo siento. Olvidé mencionarlo antes. Es tu nombre, en el idioma de los puros elfos -aclaró al ver el rostro de incomprensión de Harry -Hablamos muchos idiomas aquí. Pero todos hablan inglés. No te preocupes. Poco a poco comprenderás y yo responderé a todas tus dudas.

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Gala