DISCLAIMER: Ninguno de estos personajes son mios. Todo pertenece a JK Rowling, Warner Bros, etc, etc... no gano dinero con esto... ¡¡es solo una forma de pasar el tiempo hasta que llegue el verdadero libro 6!
ADVERTENCIA: este fic contiene slash (relacion chico/chico), si no te gusta no lo leas. ¡¡¡¡¡ESTÁS ADVERTIDO!
¡AHORA SI, A LEER!
xxxxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxxx
CAPITULO 21: Rehenes.
El plan era sencillo y no podía fallar: entrar, tomar el mapa y salir. Todo sin ser descubiertos, claro, pero aún así era sencillo, porque escogieron el mejor momento de todos. La noche.
Cuando todos los alumnos y profesores de Hogwarts se encontraran en el Gran Salón, cenando. Ese era el momento perfecto para que Harry Potter y Draco Malfoy pusieran en marcha su plan. Y así fue.
Ni bien el sol desapareció en el horizonte, ambos aparecieron en Hogsmeade, muy cerca a la Casa de los Gritos, gracias a un traslador ilegal especialmente dispuesto para ellos.
Protegidos por capas de invisibilidad similares a la que Harry heredó de su padre, avanzaron hacia el interior de la "casa embrujada" mas famosa de Gran Bretaña.
-Así que no hay ningún fantasma...
-No. -susurró Harry. -Eran los aullidos de Lupin los que provocaron la leyenda.
-Mmmmm. -Draco parecía pensativo. -¿Y tu lo sabías cuando me jugaste esa estúpida broma en tercer año?
-¿Eh? -Harry se detuvo al instante y observó divertido a donde suponía estaba su compañero. -No me guardas rencor por eso aún, ¿verdad?
-No es rencor. Es sólo que te saliste con la tuya y...
-Sh... -dijo Harry sin darle tiempo a Draco a notar que se había acercado y se había quitado la capa -No es momento para hablar de eso. Si quieres, podemos hacerlo al regresar.
-No es necesario. Era solo un... recuerdo.
-Bien.
Esta vez sin volver a hablar, ambos caminaron lo mas sigilosamente que pudieron hasta llegar a la salida del túnel. Una vez allí, volvieron a colocarse sus respectivas capas y caminaron por los terrenos verdes hacia la entrada.
Cuando pasaron junto a la cabaña de Hagrid, notaron que el semi-gigante no estaba allí, por lo que supieron la puerta principal aún no habría sido cerrada por Dumbledore. Después de unos minutos, estuvieron junto a ella y se abrieron paso intentando no respirar demasiado notoriamente.
Había dos lugares en donde el Mapa podía estar: en su habitación de la torre de Gryffindor, cosa bastante improbable, o en posesión de Dumbledore, lo cual iba a traerles grandes dificultades.
Sin siquiera dudarlo se dirigieron a la Torre. Tenían que agotar la posibilidad mas sencilla antes de asegurarse un enfrentamiento con Albus Dumbledore, porque sabían que no había muchas posibilidades de escapar con el Mapa si lo hacían.
La Dama Gorda estaba dormitando cuando Harry se le acercó. Se quedó de pie, frente al cuadro, recordando las millares de veces que lo atravesó, con sus amigos anteriores, con sus sueños e ilusiones.
Después de unos largos minutos, regresó a la realidad. No sabía la contraseña y no podían entrar sin ella. Snape se había "olvidado" de ese detalle. No podía ver a Draco, pero sabía que estaba a su derecha y, a juzgar por el ritmo de sus respiración, estaba impacientándose.
-No podemos entrar sin la contraseña. -susurró Harry. -Tendremos que esperar a que alguien ingrese y meternos detrás.
-Mierda. -murmuró Draco justo donde Harry sabía que estaba.
-¿Harry?
Lord Voldemort hubiera estado orgulloso de sus dos nuevos seguidores si los hubiera visto. En menos de un segundo ambos se habían despojado de sus capas y sus varitas estaban peligrosamente cerca de los ojos de Lupin.
-Una palabra, licántropo. -fue el venenoso susurro de Draco. -Una palabra y te arrepentirás de haber nacido.
-Harry... ¿Qué están haciendo?
-La contraseña, Lupin. -dijo Harry sin bajar la guardia, pero con un tono algo mas cordial que el de Draco.
-No...
-La contraseña.
-¿Para que le entregues a ese bastardo lo que perteneció a tu padre y tu padrino? Para que le lleves el Mapa del Merodeador al culpable de sus muertes?
-El único culpable de sus muertes es Dumbledore. -dijo Harry con desdén.
-¡Ellos murieron para defenderte! Y tu les pagas de esta manera. ¿Por qué no me matas a mi? Pues prefiero morir que ser parte de tu maldad.
-Los jueguitos psicológicos no te llevarán a ningún lado, Lupin. -intervino Draco. -Danos la contraseña o muere.
-¡Expelliarmus! -la voz de Miss Caroline retumbó en el desierto pasillo, mandando a Draco volando lejos de Lupin y Harry. -No creo que sea una buena idea amenazar de muerte a la gente que se encuentra aquí dentro, Harry.
-No de un paso mas o la amenaza se convertirá en realidad. -dijo Harry mirándola a los ojos y apretando su varita.
-¿Por qué no nos sentamos tranquilamente y conversamos sobre esto? -preguntó Dumbledore apareciendo por un pasillo lateral.
En ese momento, con sus salidas bloqueadas, Harry supo que, de alguna manera, ellos los estaban esperando. Lo mas probable era que Snape les hubiera avisado, lo que no comprendía era como, pues el mago no había abandonado el refugio desde que ambos habían dejado atrás Hogwarts.
Harry utilizó todos los trucos que le habían enseñado en su entrenamiento. Rápidamente sopesó sus escasas posibilidades y sus posibles salidas. Sabía que la única posibilidad era quitar del medio a Lupin, y a Miss Caroline si era posible, pues estaba convencido de que Dumbledore no iba a dañarlos.
-¿Draco? ¿Estás bien? -preguntó Harry con profesionalidad.
-Si... -respondió el rubio desde el suelo, comenzando a levantarse, dispuesto a luchar para salir de allí.
-No queremos enfrentamientos, Dumbledore. -dijo Harry con el odio iluminando especialmente sus ojos verdes. -Vinimos por algo que es MIO y no nos iremos sin él.
-No puedes llevarte nada de este castillo, Harry. -respondió el anciano con seriedad -Lo siento, pero no puedo permitirlo.
Ninguno de los dos muchachos dio muestras de que estaban por atacar, pero lo hicieron, atacaron y atacaron con todo lo que tenían, a excepción de los imperdonables, pues sabían que el castillo tenía voluntad propia y podía tornarse feo si lo "enojaban".
Los tres adultos solo se defendían, sin desear lastimar verdaderamente a Harry y Draco. En realidad, Albus Dumbledore solo había erigido una barrera protectora a su alrededor y ni siquiera intentaba repeler por sí mismo los ataques de sus ex alumnos.
Tanto Harry como Draco notaron que era imposible que ganaran. Estaban ya casi seguros que iban a tener que abandonar su misión sin ser cumplida y ya se imaginaban el castigo que Draco iba a a sufrir en manos de Voldemort cuando regresaran.
Lo que ninguno de los tres adultos esperaba era que, cuando Draco volviera a perder su varita, Harry se interpusiera entre ellos y su "amigo" para evitar que sea tocado por algún hechizo y protegerlo mientras recuperaba su artefacto mágico.
Por eso fue que el hechizo paralizador de Miss Caroline le dio de lleno en el pecho, mientras repelía uno que Lupin se había encargado de enviarle.
Draco vio a su compañero caer al suelo y a Lupin acercándose rápidamente para evitar que pudiera hacer algo, pero ya era tarde, Miss Caroline había levitado el cuerpo y lo tenía junto a ella, en el suelo, como si fuera alguna especie de trofeo de guerra.
-Vete... -dijo Harry desde su lugar. -Vete Draco.
-No.
-¡Demonios, Draco, vete!
-Harry... -susurró el rubio mientras retrocedía.
Y entonces, sus plateados ojos se iluminaron al notar que no todo estaba perdido, porque en la intersección de pasillos había una niñita muy parecida a Miss Caroline, una niñita que él supo que sería el pase a la libertad de Harry Potter.
Con una rapidez digna de un mortífago, corrió hacia ella, la tomó en brazos, sin importarle la resistencia que intentaba oponer, y corrió hacia el exterior. Sabía que si lograba escapar con ella, el Dark Lord podía llegar a perdonarle la vida.
-¡¡AMY! -gritaron Lupin y Miss Caroline.
El licántropo corrió con todas sus fuerzas hacia la entrada, varita dispuesta a todo, pero sin poder utilizarla por miedo a herir a la pequeña.
Miss Caroline, en cambio, había desaparecido. En su lugar, un hermoso lobo blanco corría, con el hocico abierto, mostrando ferozmente los dientes. Su pelaje brillaba de tal manera, que Harry supuso que durante el día sería solo una mancha plateada que se movía, encandilando a cualquiera que la mirara.
Draco corrió con toda su energía, tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Estaba a punto de llegar al Sauce Boxeador. Con tan solo atravesar la puerta del túnel iba a ser suficiente, pues el traslador de vuelta lo esperaba ahí. De todos modos, sabía que iba a ser difícil. Sentía, mas que verla, a Miss Caroline en su forma animaga, corriendo tras ellos.
Y, cuando podía sentir los colmillos de Miss Caroline acercarse a su tobillo, sus dedos tocaron el traslador, mientras Amy gritaba y pataleaba.
Mientras Draco Malfoy desaparecía en un torbellino de colores, lo último que escuchó fue el aullido lastimoso de la loba.
xxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxx
Cuando Draco abrió los ojos, estaba en medio de un cuarto oscuro, solo ocupado por el mismísimo Lord Voldemort, que aguardaba ansioso el regreso de los dos mas jóvenes de sus filas.
El rubio no pudo reprimir un estremecimiento al sentir la furiosa mirada escarlata posada en él y la niña y, de pronto, deseó que no se le hubiera ocurrido llevar a la pobre pequeña, aunque le costara su vida.
-Quiero una explicación. -dijo peligrosamente calmado el Dark Lord.
-Mi Señor... Harry fue atrapado. Nos estaban esperando. Miss Caroline, Lupin y Dumbledore lograron detenernos antes de que podamos tom... ¡¡¡¡AAAAHHHHHHHHHHH!
-¿Y quién es la niña? -preguntó Voldemort levantando el maleficio.
-Es... es... -Draco inspiró profundamente, intentando aplacar sus temblores. -Creo que es la hija de Miss Carolione.
-¿Ah si? Que extraordinario. -dijo sonriendo de lado malignamente. -¿Y tu sabes quién soy yo, mocosa?
Al ver que Amy no le contestaba, Voldemort se comenzó a molestar.
-Dime... ¿Eres hija de Caroline? -preguntó con odio, sus ojos brillando con furia al pronunciar el nombre. -¡¡RESPÓNDEME MOCOSA!
La pequeña Amy solo lo miró a los ojos mientras avanzaba hacia él y, sin siquiera dudarlo, le escupió la capa. Voldemort la tomó del cuello sin ceremonias y le apoyó la punta de su varita entre sus dos ojos.
-No. -Dijo al cabo de unos segunrdos. -Tengo una idea mejor. ¡Malfoy! ¡Tráeme a Severus, ahora!
-Si, mi Señor.
Voldemort no quitó los ojos de la pequeña Amy en ningún momento, y gracias a ello no notó la mirada de absoluto terror e Severus cuando se encontró con ese panorama.
-¿Mi Señor?
-Ah Severus... ¿Reconoces a esta mocosa?
-Es... Caroline... es su...
-Hija, sí. -dijo Voldemort, y Severus decidió no corregirlo por el momento. -Esta mocosa nos servirá para que el viejo libere a Potter. Pero... la muy irrespetuosa no parece apreciar mi hospitalidad, por lo que tu serás el encargado de cuidar de ella mientras yo arreglo el intercambio.
-Si, mi Señor.
Severus fijó los ojos en Amy y vio que la pequeña estaba haciendo grandes esfuerzos por no llorar. Tratando no parecer cuidadoso, tomó a la pequeña en brazos y se la llevó a su habitación.
-¿Amy? -le dijo ni bien la sentó en la cama, y se arrodilló en el suelo, frente a ella. -¿Amy, estás bien? ¿Te hizo daño?
-No. -susurró la pequeña, lanzándose a sus brazos -Yo... quiero ir a Hog... Hogwarts.
-Shhh... Te prometo que regresarás. Tu papá y tu tía no te dejarán aquí.
-¿A ti te atraparon también? -preguntó Amy inocentemente.
-No... yo me atrapé solo. -Severus la miró seriamente a los ojos. -Yo voy a cuidarte Amy, pero necesito saber si Caroline sabe que te trajeron aquí.
-Si... ella vio.
-Merlín. -susurró Snape. -Ven, vamos a acostarte.
Severus la arropó lo mejor que pudo. No sabía como, pero iba a tener que liberar a la pequeña antes de que Voldemort decidiera hacer algo dañino con ella. Tan concentrado estaba en sus pensamientos que se sorprendió cuando un par de delicados labios se apoyaron en su mejilla.
-Gracias. -dijo la pequeña Amy mientras cerraba sus ojos.
xxxxxxxxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxxxxxxx
Cuando Harry abrió los ojos se encontró en una habitación absolutamente desconocida. De todos modos, no le costó demasiado imaginarse don de se encontraba. Hogwarts. El muy maldito Dumbledore se las había arreglado para atraparlo. Solo esperaba que Draco estuviera a salvo.
-Harry...
-Muérete viejo inútil. -dijo Harry girando su rostro para no ver a Dumbledore.
-Harry, por favor... no eres tu el que habla. -dijo Lupin esta vez. -Harry, regresa con nosotros, a la luz, al lugar que tus padres dese...
-¡NO HABLE DE MIS PADRES! ¡NO HABLE DE ELLOS PORQUE YO NO LOS CONOZCO! ¡NO SE SI ES LO QUE HUBIERAN DESEADO PARA MI O NO! ¡Y NO LO SE PORQUE EL VIEJO SE NEGÓ A SER SU GUARDIÁN Y POR SU CULPA MURIERON!
Lupin negó tristemente y salió de la habitación con la cabeza gacha, dejando a Potter con Albus Dumbledore y Miss Caroline. La mujer aún no había pronunciado palabra alguna y miraba melancólicamente por la ventana.
-¿De verdad crees que el camino que estás tomando es el correcto, Harry? -preguntó Caroline desde su lugar, sin moverse ni un centímetro.
-Claro que sí. Al menos... al menos Voldemort no es un hipócrita. No me miente ni me oculta nada con el rpetexto de "hacerme el bien".
-Es cierto... Voldemort no te oculta nada... las ironías de la vida...
-¿De qué demonios habla? ¡No se haga la sabia conmigo!
-Voldemort te oculta tantas cosas como Albus, Harry. Es solo la razón tras ello lo que los diferencia. Pero no voy a convencerte de lo contrario. Supongo que Voldemort va a exigir tu liberación a cambio de Amy.
-Yo no negociaré con Tom. -dijo Dumbledore.
-¿Está dispuesta a arriesgar la vida de su hija? -preguntó Harry a Caroline.
-Claro que no. Si lo que deseas es regresar con Él, no hay nada que pueda hacer yo para evitarlo, considerando que tiene a Amy con él.
-Caroline... no tomes decisiones que no te corresponden...
-Lo siento Dumbledore -dijo la mujer irónicamente. -¿Quiere llamar usted a Thomas y decirle que su hija fue secuestrada por un mortífago y que en este momento está en los cuarteles generales de Voldemort? Le aseguro que no será una conversación agradable.
-Entiendo tu posición Caroline, pero no puedo permitir que Harry regrese con Voldemort.
-¿Es que no entiende? Harry va a regresar con Voldemort quiera usted o no. Ahora o después. Y lo único que lograríamos con retenerlo es que Voldemort dañe a Amy, cosa que NO voy a permitir jamás. -sus ojos relampaguearon con furia antes de dirigirse a Harry. -¿Entonces?
-Quiero volver.
-Bien. Haré los arreglos. -dijo la profesora antes de salir de la habitación.
xxxxxxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxxxxxxxx
Cuando Draco despertó de su inconsciencia, tres días después de haber intentado robar Hogwarts, su padre estaba a su lado.
-¿Draco? ¿Te encuentras bien?
-Si... ¿Qué...?
-El Señor estaba furioso contigo. Sólo te permitió vivir porque trajiste a la niñata. ¿Cómo se te ocurre escapar de Hogwarts y dejar a Potter ahí?
-¡¡era la única posibilidad! ¿Crees que para mi fue sencillo?
-No importa eso ahora. Esta noche es el intercambio de rehenes. Lo mejor es que te des una ducha y tomes la mayor cantidad de pociones revitalizantes que puedas. El Señor dijo que puede haber un enfrentamiento.
-¿El intercambio? ¿Dumbledore aceptó...?
-Parece que el viejo no tuvo nada que ver en la decisión o los arreglos. No se con quien fueron, pero Potter regresa esta noche.
-Bien. -dijo Draco satisfecho.
xxxxxxxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxxxxxxx
La calle principal de Hogsmeade nunca se había visto tan desierta como esa noche. La Orden del Fénix había ocupado su día en advertir a los vecinos que lo mejor era partir y regresar por la mañana, pues sucesos desagradables estaban por suceder. Y así, el pueblo enteramente mágico se convirtió en un pueblo fantasma.
Albus Dumbledore estaba de pie, esperando. Junto a él, Caroline y Remus Lupin, que tenían entre si a Harry Potter. Detrás, el resto de la Orden. Arthur Weasley aun no podía digerir que ese niño que él había considerado un hijo o un sobrino, estuviera ahora ansioso por regresar con el hombre que había matado a sus padres. Las vueltas de la vida eran inexplicables.
El primer "pop" asustó a varias personas, al resonar en el vacío pueblo como su fuera amplificado. Luego, muchos mas le siguieron. Pronto estaban las dos fuerzas, una en frente a la otra, encabezadas por sus líderes.
-Dumbledore...
-Tom.
-¿Todo bien, Harry? -preguntó Quien no debe ser Nombrado.
-¿Y dónde está Amy? -preguntó Caroline.
-Así que su nombre es Amy... interesante. -dijo Voldemort enfocando su vista en la mujer. -¿Sabes que es una niñata muy mal educada? No contestó ninguna de mis preguntas. ¿O es muda?
-Amy no habla con la gente en la que no confía. -dijo Caroline riendo.
-Claro... imagino... se me hace perturbador verte de esa forma.
-Púdrete.
Los ahogados gritos de asombro de ambos bandos solo hicieron reír a Voldemort, que no quitaba sus ojos de Caroline.
-Vamos, ¿por qué no complaces a tu padre? Muéstrate.
-Eres un imbécil. -dijo Caroline al tiempo que un halo de luz la rodeaba, dejando en su lugar a la conocida figura de Idril Silimaurë -Y no eres mi padre. Mi padre está muerto.
-Ahora sí... es que... que te muestres como si fueras humana y con ese nombre tan... tan... muggle es... poco digno de una reina.
-No me hagas enfadar Tom. -dijo el ángel avanzando. -Quiero a Amy ahora.
-Entrégame a Potter.
-¡Harry! -lo llamó Idril sin dejar de mirar a Voldemort a los ojos. -Tom...
-¡Dale a la niña! -exclamó Voldemort a Snape, que estaba unos pasos detrás suyo.
Severus avanzó despacio, con Amy bien asegurada en sus brazos. Sus ojos aún no creían lo que veían. Cary era ese ángel. Su Cary era la misma mujer a la que él insultó a principios de año. Ahora comprendía por que no la había encontrado cuando la buscó. Salió de si mismo cuando se encontró con los ojos mas plateados que pudiera ver jamás, mirándolo tan inexpresivamente que sintió que su corazón se rompía en mil pedazos.
-Lo siento, Sev... -dijo ella simulando susurrarle a Amy, y sin mirarlo. -Intenté decírtelo, pero...
-No te preocupes. Está bien.
Severus regresó rápidamente a su lugar, mientras que Harry tomaba el suyo junto a Draco, detrás de Voldemort. La pequeña Amy temblaba en los brazos de Idril, mientras su cabello también se volvía rubio platino, dejando ver a la pequeña Larien.
Harry cerró los ojos con impotencia. Ahora comprendía muchísimas cosas. Ahora entendía esa extraña conexión que sentía cuando hablaba con Miss Caroline. Idril y Caroline eran la misma persona. Iril era su madrina. Idril había cumplido su palabra de cuidar de él y no dejarlo solo durante el año, mientras que él había hecho lo impensado, se había unido a Voldemort. En ese momento, y solo por un segundo, Harry deseó regresar en el tiempo y cambiar su decisión. Pero ya no había vuelta atrás.
xxxxxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxxxxxxxxxx
Grimmauld Place era el escenario de la discusión entre los miembros de la Orden del Fénix. Albus Dumbledore intentaba traer la calma, pero nadie parecía escucharlo, por primera vez en su vida.
-¡CALMA!
-¡Albus! ¿Cómo puedes dejar a esa mujer enseñarle a los niños? -lo increpó Molly Weasley -¡Es la hija de Tu Sabes Quien! ¡Él mismo lo dijo!
-Te estás equivocando, Dumbledore. -agregó Ojoloco Moody. -Esa mujer es peligrosa.
-¡¿DE QUÉ DEMONIOS HABLAN? -exclamó Lupin. -¡¡IDRIL NO ES PELIGROSA!
-Lo soy. -dijo Idril desde la entrada a la Cámara, seguida por Aramlen. -Pero no para los niños. No pienso hacerles daño. No PUEDO hacerles daño aunque quisiera.
-¿Qué...?
-Los ángeles no podemos lastimar inocentes. -dijo Idril con tranquilidad. -Y no se preocupen por mi parentesco con Voldemort. No lo considero mi padre realmente.
-¡Albus... exijo que la retiren de su cargo! -exclamó McGonagall -Nunca me gustó esta mujer...
-Oh, por Merlín. -suspiró Idril sonriendo tristemente. -Esto es ridículo.
-No creo que hayas venido solo a dejarte insultar... -dijo Albus ignorando a los demás.
-No. Es cierto. Vine a informarte que voy a ausentarme por unos días de mi cargo.
-¿Irás al Paraíso?
-Si, pero solo a buscar lo necesario.
-¿Necesario? -inquirió Dumbledore.
-Voy a buscar a Sirius. -respondió Idril asombrando a todos.
-No hay que despertar a los muertos. -dijo Mundungus Fletcher atemorizado.
-Sirius no está muerto. -aseguró ella.
-Tu no irás a buscar un maldito mago que no es mas que un...
La objeción de Aramlen se silenció automáticamente cuando Idril giró con asombrosa velocidad y puso una larga y platinada espada sobre su garganta.
-No me contradigas, Aramlen. Y NUNCA insultes a mis amigos.
-Pero... no...
-Soy tu Reina, Aramlen. -dijo furiosa y todos dieron un paso atrás o se achicaron en sus asientos. -No puedes decirme que hacer, aunque seas mi prometido.
-Es peligroso.
-Lo se. -dijo ella relajando el ambiente al bajar la espada. -Pero no voy a quedarme sentada viendo como Harry destruye su vida.
-Por eso dejó que se vaya. -susurró sarcásticamente McGonagall, pero fue escuchada.
-Dejé que volviera con Él porque era lo correcto. Yo debo protegerlo, pero Harry tiene libre albedrío. él es quien decide que hacer con su vida, yo solo puedo guiarlo y acompañarlo. No puedo interferir.
-¿Entonces por qué interfieres rescatando a ese... mago? -exclamó Aramlen.
-No es interferir. Es pagar un favor. -respondió ella sin prestarle demasiada atención. -Harry aún conserva pureza en su corazón. Esta noche, durante unos segundos, deseó cambiar su decisión. Eso es suficiente para mi. Estoy convencida de que regresará al la Luz.
-Estás loca... -dijo McGonagall poniéndose de pie. -Y tu estás desquiciado si la apoyas en esto, Albus.
-No necesita mi apoyo, Minnerva. Ella puede hacer lo que le plazca.
La única respuesta que obtuvo Dumbledore fue el portazo de Aramlen cuando salió furioso de la Cámara de la Orden del Fénix.
xxxxxxxxxxxxxxxxHPxDMxxxxxxxxxxxxxxx
SIN PALABRAS.
NO PIENSO DECIR NADA PORQUE NO HAY EXCUSAS NI EXPLICACIÓN POSIBLES POR LA TARDANZA. SOLO VAGANCIA.
BESOS
GALA
