Capítulo 6. Mi nueva vida.
Abro los ojos y me desperezo. Los vuelvo a cerrar rápidamente, pues, como de costumbre, el único rayo de sol que dejan pasar las contraventanas de madera impacta en mi cara. Guiñando los ojos tratando de recuperarme de mi repentina ceguera, me levanto y voy hacia el baño…
¡¡¡RRRRRRRRRIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNNNNNNNNNNNNNGGGGGGGG!
¡Madre del amor hermoso, menudo susto!
- ¡Por Merlín, que alguien apague eso!- gime una voz que parece ser la de Parvati desde debajo de su almohada.
Miro a mi alrededor con cara de mala leche, pues el sonido estridente está empezando a darme dolor de cabeza y a perforarme los tímpanos. Por fin localizo al responsable de tamaño desastre mañanero: un despertador situado en un estante de las estanterías. Lo apago y me vuelvo, para ver a una sonriente Hermione que se despereza de camino al cuarto de baño.
- ¿Qué, decididas a tener un buen día?- pregunta con voz somnolienta.
Sujetadme que voy a cometer un homicidio. No sé lo que entenderá ella por un buen día, pero para mí un buen día, especialmente si es Domingo, no empieza así. Parvati, al ver mi cara, se apresura a explicar:
- A mí tampoco me gusta, y llevo con esta tortura seis años.
- ¿Por qué no te lo has cargado aún?- pregunto refiriendome al despertador.
- No creas que no lo hemos intentado, pero Hermione lo hechizó con un encantamiento antihechizos, así que ninguno le afecta.- apostilla Lavender.
-¿Y va a ser todos los días así?- Les pregunto con cara de abatimiento.
Ambas asienten.
- Venga, chicas, daos prisa, no creo que queráis pasar un día tan estupendo metidas en la cama.- se oye la voz de Hermione desde el baño con el ruido del agua de la ducha de fondo.
Sin pensarlo, cojo el despertador, saco un destornillador de mi baúl (chica prevenida vale por dos ), lo abro bajo las atentas miradas de Lavender y Parvati y, tras hurgar en el mecanismo un momento, saco una pieza de metal, aquella que suena al ser golpeada. Ambas me miran asombradas y musitan un "gracias".
Vuelvo a montar el despertador y lo coloco de nuevo en su sitio en la estantería justo a tiempo, porque Hermione sale del baño completamente vestida. Cojo un libro de la estantería para disimular y la niña me mira con cara rara.
-¿Te gusta leer?- Asiento.
Parvati y Lavender se miran entre ellas y rápidamente se meten en el cuarto de baño. ¡Traidoras!
Hermione se acerca a una mesa y coge unas hojas de papel.
-Los horarios.
Me tiende el mío y, cuando lo cojo, puedo ver que lleva mi nombre escrito en la parte superior y está completamente en blanco. Una carta sujeta con un clip rojo me llama la atención. La abro:
Estimada señorita Matrínez:
Con motivo de su reciente incorporación a Hogwarts, deberá ser examinada para la convalidación de los cursos realizados con un tutor. Para ello, diríjase al aula de Transformaciones en el tercer piso a las 8:00.
Atentamente,
Minerva McGonagall.
Miro el reloj de Hermione. ¡Las 7:30! ¡Maldición, voy a llegar tarde! Me precipito hacia el baño, pero la puerta está atrancada.
- ¡Parvati, Lavender!- grito como una posesa mientras golpeo la puerta. Hermione me mira como si pensase que he perdido el juicio.
Si he de ser sincera, creo que tiene razón.
HPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPH
Tras unas indicaciones de Hermione, llego al aula de Transformaciones con sólo 3 minutos de retraso, lo cual está muy bien, parece que voy mejorando, dados los antecedentes familiares que tengo ( recordemos que en mi familia la puntualidad, más que española, es británica ). Me coloco el uniforme y la capa, que se habían descolocado por la carrera. Cojo aire y levanto el brazo para golpear con el puño cerrado en la puerta. Peeero...(siempre tiene que haber un pero) antes de que pueda llamar, la puerta del aula se abre, revelando la cara sonriente de Dumbledore.
Con un gesto, me invita a pasar. Al hacerlo, veo a Trelawney, que me sonríe desde el grupo que forman el resto de profesores: McGonagall, Hagrid, el profesor bajito que los chicos me comentaron que se llamaba Flitwick, Vector... y un señor muy extraño, vestido a la manera muggle.
Dumbedore me acerca hasta ellos, me los presenta y me comenta que ellos me harán los exámenes.
-¿Y el profesor Snape?- inquiere McGonagall.
- El profesor Snape le hará su exámen en las mazmorras.- Indica el director, recibiendo una airada mirada de parte de la jefa de mi casa.- Bien, pueden comenzar.
- Susana, por favor, siéntate aquí.- me pide McGonagall mientras me señala un pupitre.- Primero comenzaremos por la teoría y después de cada exámen teórico te haremos el exámen práctico de la asignatura correspondiente, puesto que estos exámenes también servirán como TIMOS. Este hombre – señala al hombre vestido a la manera muggle – es un mago enviado por el Ministerio de Magia para certificar que todo se haga de acuerdo a las normas. ¿Estás de acuerdo?
Asiento con la cabeza. ¿Existe un Ministerio de Magia? La verdad es que no paro de sorprenderme. McGonagall mueve su varita, un reloj de arena aparece encima de la mesa, junto con una pluma, un tintero y varios pergaminos con las preguntas.
HPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPH
Cuando acabaron los exámenes, tras seis agotadoras horas sin pausa, Trelawney trata de acercarse, pero una mirada asesina de McGonagall la para en seco. La profesora de Transformaciones se acerca y me pone una mano en el hombro.
- Debes estar agotada, querida. Es la hora de comer, te aconsejo que bajes al Gran Comedor y repongas fuerzas.
-Pero...-intento protestar, pero la profesora, severa, me interrumpe.
-No te preocupes, el exámen de Pociones será esta tarde en las mazmorras, a las 4:00, el profesor te estará esperando. Te dará tiempo a comer.
- ¿Y las notas?- inquiero nerviosa.
Una imperceptible sonrisa se asoma a sus finos labios. Parece gratamente impresionada por mi interés.
-Esta noche recibirás el resultado vía lechuza.
Creo que no voy a poder esperar.¡Y aún me queda un exámen, con un profesor que no conozco!
HPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPH
Entro en el Gran Comedor como una tromba. Tengo más hambre que Ron, que ya es decir, pues con lo que tragó ayer este chico en la ceremonia de Selección... Los chicos y las chicas (léase Harry, Ron, Hermione y Ginny) me saludan y me hacen un hueco en la mesa.
-¿Qué tal te ha ido?- Me pregunta Hermione.
-Estoy muerta.- Gimo - Me he tirado seis horas de exámenes ininterrumpidos, son unos salvajes.
Ron parece pensar igual que yo, porqué me acerca la fuente de patatas asadas, que hasta entonces ha estado agarrando como si fuera un salvavidas.
-Así que... ¿ya has terminado?- Esos ojos verdes...
-No, aún me queda un exámen, el de Pociones.
Parece que estamos en un velatorio por la cara que han puesto estos chicos. No puede ser tan malo, ¿o sí?
-¿Qué... ocurre?-pregunto con miedo.
-Sólo te diré una palabra: Snape- me dice Ron.
- Ése es el profe, ¿no?
-Por llamarlo de alguna manera.-Asevera Harry ante la airada mirada de Hermione.
-No es para tanto.
-¿Que no?- gime Ron mirando a la prefecta horrorizado.
-Digamos que Snape ODIA a los Gryffindors- me explica Ginny.- Siempre aprovecha para quitarnos puntos por las cosas más estúpidas que te puedas imaginar: por andar despacio, por sacar libros de la biblioteca al patio...
- Por respirar...-Apostilla Harry.
-Pero si hay una cosa que Snape odie sobre todas las cosas, es a Harry.- me cuenta Ron mientras el chico de los ojos verdes asiente.
-¿Por qué?- No puedo evitarlo, mejor conocer al enemigo antes de enfrentarse a él.
-No sé si sabrás que Snape es el jefe de la casa Slytherin- comenta Ginny. Asiento con la cabeza y ella continúa.- Ésa es una de las razones, Slytherin y Gryffindor llevan enfrentadas desde los tiempos de los cuatro fundadores. Otra es que Harry fue...
-¡Cof, cof, cof! – Hermione parece estarse atragantando. Lleno su vaso de zumo de calabaza de la jarra más cercana y se lo tiendo. Cuando parece reponerse, me dice mientras le echa lo que parece ser una mirada de advertencia a Ginny:
- Lo que Gin quiere decir es que Snape y el padre de Harry fueron juntos al colegio y no se llevaban nada bien. Así que ahora, Snape odia a Harry al igual que odió a su padre.
-Suele ocurrir hasta en las mejores familias.- Apostillo con ironía. Los otros sonríen.
-Bueno, contadme, ¿los exámenes suelen ser muy difíciles?
-¿Difíciles?- Interviene Ron- No es que sean súper difíciles, no, es que son PEOR.
-Venga ya, Ron, que no es para tanto. Si estudiaras más podrías haber sacado mejores notas.
-Claro, si todos fuéramos tan inteligentes como tú, no nos costaría tanto, pero a los demás nos gusta tener una vida fuera de la biblioteca, Hermione.
- Eso es porque...
-Venga, chicos, no os pongáis así...- trata de mediar Harry sin conseguirlo. La pelea se vuelve más fuerte y no acaba hasta que Hermione se levanta echando chispas y con aire de dignidad ofendida recoge sus cosas y sale furibunda por la puerta. Ron se marcha con sus cosas poco después. Miro a Harry asustada.
- No te preocupes, siempre están igual. Ya se les pasará- Me sonríe Harry.
¿Os había dicho que este chico es muy atractivo? Pues ahora lo reafirmo. Esos ojazos verdes, su sonrisa... Tengo que hacer ímprobos esfuerzos por contenerme. ¡Niña, que le sacas varios años! Ya sé lo que quiero como regalo de Navidad: ¡un babero!
HPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPH
Llego a la puerta de la clase de Pociones tras vagar bastante por las mazmorras. ¿A quién se le ocurriría la brillante idea de dar clase aquí abajo? Si fue a ese tal Severus Snape, debe ser la persona más fría y desagradable del mundo. Si es que hasta su propio nombre lo indica: severo y desagradable.
Miro el reloj. Aún es temprano, faltan 5 minutos para que comience el exámen. La puerta está abierta, así que llamo y paso. No hay nadie. Unos veinticinco pupitres ordenados en pulcras filas y columnas, un par de pesados armarios, varias pilas con grifos para limpiar los instrumentos utilizados, la mesa del profesor y la pizarra.
Un brillo en el suelo junto a la mesa del profesor me llama la atención. Me acerco y me agacho: es un tubito plateado fino, de unos veinte centímetros de longitud grabado con una intrincada filigrana. Es muy bonito y parece bastante valioso. Se lo daré al profesor de Pociones cuando venga, porque la verdad es que el conserje, ese tal Argus Filch no me inspira ninguna confianza
-¿Se puede saber qué hace ahí agachada?
Dios mío, como me sigas dando estos sustos, pronto me verás en el cielo.
Sobresaltada ante la desagradable voz me vuelvo aún agachada, con la mala fortuna de que me atizo contra el canto de la mesa del profesor y me caigo de espaldas al suelo. Me llevo la mano a la frente y noto que ésta empieza a hincharse y a doler.
-Uggggghhh – gimo. Hay un dicho en castellano que sentencia que al golpearte verás las estrellas. Pues yo estoy viendo las estrellas, los soles, los planetas y el universo entero. ¡Cómo duele!
De pronto, una mancha borrosa aparece sobre mi cara.
-¿Se encuentra bien?- oigo, la voz masculina mucho más suave ahora. Es una voz bonita, profunda y bien modulada.
Trato de negar, pero siento unas manos que me sujetan con delicadeza la cabeza.
-Quieta, no se mueva, ha sido un golpe fuerte.
La visión borrosa empieza a definirse para dar paso a un pelo negro, una nariz ganchuda y unos ojazos negros que no puedo evitar reconocer.
-Tú...
¡Por todos los dioses! ¿Por qué tengo que tener tan mala suerte? ¿Por qué me tienen que pasar a mí estas cosas? Y, sobre todo... ¿por qué me tienen que pasar delante del tío bueno que me acompañó al Caldero Chorreante? Un momento... ¿qué diablos hace él aquí?
Me levanto lo más rápido que puedo, lo que, evidentemente, genera un tremendo mareo que hace que me tenga que agarrar a la mesa. El hombre se acerca y me sujeta antes de que me caiga.
-Veo que te alegras de verme.- Le echo una indefinida mirada - Aún no estás bien, ven, siéntate.- Con mano firme me lleva hasta la silla del profesor y me obliga a sentarme.
Con un par de fuertes inspiraciones, recojo lo poquito que queda de mi orgullo herido y no puedo evitar decir:
-Podrías haber avisado de que estabas aquí, en vez de darme ese susto.
- Lo siento, pensé que eras alguno de los alumnos.- Responde contrito. Pero pronto recupera la voz de mando.- ¿Se puede saber que hacías?- Pregunta mientras se dirige a uno de los armarios y rebusca en su interior.
Sorprendentemente, noto que aún aferro en mi mano izquierda el tubito plateado. Se lo enseño mientras vuelve con un frasquito y un par de... ¿gasas?
-Estaba recogiendo esto del suelo, se le debe de haber caído a alguien.- Contesto mientras él echa el contenido del frasquito en las gasas y las presiona contra mi chichón. No puedo evitar una mueca de dolor.
-Es mío, me lo dejé sobre la mesa esta mañana. Gracias.- Me dice mientras lo coge y lo guarda entre los pliegues de su túnica.- ¿Mejor? – Inquiere mientras observa el chichón y sopla por encima.
Si no fuera por el dolor, desearía que este momento no terminara nunca: este pedazo de hombre preocupándose solícito por mí... ¡Ey, que yo también tengo derecho a soñar! (Y a la que diga que no, le voy a mandar un par de cruciatus de Voldy ).
-Bueno, ¿y qué querías?
-El director me dijo que bajara al aula de pociones a las cuatro de la tarde para hacer el exámen de pociones.
De repente, el hombre se separa y me mira sospechosamente.
-Eres Susana Martínez- No es una pregunta.
Asiento. Y entonces caigo.
-Y tú Severus Snape.
¡Diós! ¿Por qué tiene que ser él? ¿Por qué mi nuevo profesor de Pociones tiene que ser tan endiabladamente sexy? Sobre todo, teniendo en cuenta que odia a los Gryffindor y que, para mayor inri, yo SOY una Gryffindor. Y es que creo que el nuevo golpe ha descalabrado las pocas neuronas sanas que me quedaban, porque, ¿sabéis? Creo que empieza a gustarme. Me estoy empezando a encontrar mal, tengo mucho calor y unas enormes ganas de llorar. Me acabo de dar cuenta de que no tengo ni la más mínima posibilidad con él. ¡Compórtate Sus, que tienes 21 añazos! ¡Demuéstrale que eres una adulta a su mismo nivel!
-¿Estás bien?- Pregunta al ver mi expresión.
Asiento mientras me agarro el estómago e intento sonreír sin conseguirlo. Llaman a la puerta y él se dirige a abrir. No sé por qué los chicos le tienen tanta manía, si es un auténtico encanto. Pero sólo tengo que esperar a que abra la puerta y entre en acción para comprenderlo.
-Llega tarde.- Le espeta groseramente al mago del ministerio, que le mira con odio, para luego darse la vuelta y, de cuatro rápidas zancadas, atravesar la clase hasta ponerse a mi lado, mover airadamente la varita, hacer aparecer un caldero, ingredientes y demás útiles sobre su mesa, y un pergamino con el nombre de cuatro o cinco de las pociones más difíciles.
El mago del ministerio se acerca y, al ver el gran chichón de mi frente, se acerca rápidamente y pregunta:
- ¿Qué le ha ocurrido?
-Me golpeé sin querer con la mesa.
Me mira asustado, momento que Severus aprovecha para incordiar.
-Si ya han terminado, podríamos empezar. No me gusta que me hagan perder el tiempo.
Ambos le miramos con enfado.
HPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPH
Dos horas después, el exámen ha terminado, y Severus despide con malos modos al hombre del ministerio. Sin embargo, a mí no me permite irme sin haber recogido y limpiado antes.
Ahora está sentado ante su mesa, contemplando con mirada crítica los frasquitos en los que están los resultados de mis pociones. Le miro atentamente, me desconcierta. ¿Por qué conmigo ha sido tan amable y luego se ha vuelto tan grosero?
-¿Has terminado ya?- Su voz ha recuperado la amabilidad.
Juro que no he podido evitarlo.
-¿Por qué eres así?
Me mira durante un momento, luego se levanta, se acerca a mí y me quita de las manos el caldero que estaba limpiando.
-La vida es dura, y yo tengo una reputación que mantener.-me sonríe mientras me acompaña hasta la puerta. Con un gesto medido, saca un botecito de entre los pliegues de su túnica y me lo da.- Para el chichón. Aplícalo antes de dormir y mañana habrá desaparecido.- De prontro, me agarra por el brazo con fuerza, como aquélla vez cuando le pregunté por el Callejón Diagon.- Como le cuentes a alguien que he sido amable contigo, lo lamentarás.- Y sin más, abre la puerta, me empuja suavemente fuera de la clase y me da con la puerta en las narices.
¡No puedo creerlo! Me voy directamente hacia la sala común de Gryffindor. Necesito que alguien como Hermione ponga algo de cordura en mi vida. Pero, cómo no, por el camino me encuentro con problemas: el atractivo Draco Malfoy y sus dos gorilas, que según los chicos se llaman Crabbe y Goyle. Y yo con este chichón.
-Vaya, vaya, vaya, mira lo que tenemos aquí, una Gryffindor solitaria. ¿Qué te ha pasado en la frente, te has caído? Qué torpe.- Se burla.
Intento pasar de ellos, pero se colocan delante de mí.
-¿Ya nos abandonas?- Suspiro con cansancio.
-Ahora no me apetece discutir contigo, Malfoy. Déjame en paz.
-Vaya, tienes agallas, hay que reconocerlo.
Le miro fijamente a los ojos.
-El hacer de matón de barrio no te pega, ¿lo sabías? Creí que los Slytherin eran más... cómo decirlo... sutiles.
Crabbe y Goyle se miran entre ellos y luego a Draco, que se ha quedado blanco como el papel.
-Maldita Gryffindor- sisea este último, sacando su varita y apuntándome con ella, al tiempo que unos pesados pasos resuenan en el corredor.
-¿Qué ocurre aquí?- El potente vozarrón de Hagrid resuena por las mazmorras creando eco. Creo que nunca me he alegrado tanto de ver a alguien como ahora.
-¡Hagrid!-pongo carita de niña buena.- Me he perdido y les estaba preguntando cómo ir a la torre de Gryffindor. ¿Me acompañas? Así verás a Harry.
El hombretón asiente y, tras una mirada de desconfianza hacia Malfoy y compañía, me saca de allí. ¡Por fin!
HPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPHPH
¡¡¡¡Hola! ¡Perdón por el retraso! Ya sé que tendría que haber actualizado antes y todo eso pero... (Bea se esconde tras el ordenador, esquivando una lechuga y un tomate que volaban en su dirección) ¡ey, esperad antes de tirarme la frutería entera! No he podido, no he tenido tiempo, me puse a trabajar en el verano y luego entre la carrera y demás, no he tenido apenas tiempo. ¡Ni siquiera he salido de marcha un fin de semana desde Junio! Así que ya sabéis: tomatazos, howlers, reclamaciones, etc, todo a los reviews.
Y ya que hablamos de ellos, vamos a responderlos.:
Yami (Eve): Gafe significa una persona sin suerte, a su alrededor las cosas dejan de funcionar, se estropean o la gente tiene accidentes. Mi musa por fin volvió de las largas vacaciones que se había tomado , así que déjame un review y dime qué te ha parecido este capítulo, ok? Besitos, wapa!
EsTeR: ¡¡Hola! No sabes lo difícil que es encontrar una fiel lectora por estos lares (aunque me parece que me las he llevado yo todas! ) Me alegro mucho de que te guste tanto y te hayas reído tanto con el fic, la risa es muy sana y muy buena para el corazón (realmente no creo que sea para tanto, pero si tu lo dices... ¿quién soy yo para llevarte la contraria ?). Y ya que estamos, entre risas y risas, me podías dejar un review y eso... (creo que la que suena un pelín desesperadilla soy yo, pero es que un fic sin review es como un campo sin flores, se queda un poco soso. Así que díle de mi parte a esas "varias personas que leen mi fic pero que no dejan review" que quiero uno suyo yaaaaaaaaaaaaaaa! (Porque si no le voy a pedir a Voldy alguno de sus hechizos, y no creo que les gustara, ¿no crees? ) ¡A seguir leyendo! Besos wapetona!
Safrie: Tus deseos son órdenes! Aquí tienes al Severus más puñetero que te puedas imaginar, y si no ya leerás, ya!
Kawaii1: No me des esos sustos, yo SIEMPRE actualizo (normalmente un poco tarde, pero todo tiene solución). Me alegré un montón cuando ví que todavía alguien se acordaba de mí, y me encanta que te guste tanto el personaje de Harry en plan "estrella". Sigue atenta, porque no será la última vez que le veamos así. Por cierto, ¿qué hacías tú en yankilandia? Seguro que ligar con un montón de yankis macizorros Mándame un review y me lo cuentas, ok? Un besote!
Watty: Hola! Aquí tienes la continuación, espero que te guste.
SnapeWhite: Hola! Aquí tienes a Sev, enterito para vosotras. Oye, cualquiera diría que me conoces en persona. He de confesarte que lo pensé al principio, pero luego descarté la opción de que Harry viajase al pasado y todo eso. Así que lamento decepcionare, pero no, no van por ahí los tiros. Su bisabuelo es un mago de laaaaarga barba blanca, cuyo nombre empieza por D y termina por e. ¿Sabes ya quién es? ¿No? Pues a seguir leyendo, wapetona!
Galilea: Lo siento, lo siento,lo siento! Sé que tardo mucho en actualizar, pero lo juro, no ha podido ser antes. Creo que has acertado en todo, incluido lo de la silla, ¿estás segura de que no eres vidente? Porque con esas dotes de adivinación, seguro que Dumbledore te contrata! A Sev no lo vio en el festín porque él estaba haciendo algo que saldrá más adelante, ya leerás,ya! Besitos, wapetona!
Nagini: ¡¡Ya estoy de nuevo aquí! Ya ha salido Sev, ¿qué te ha parecido? Este capítulo me parece que me ha quedado un poco sosete, pero ¡qué le vamos a hacer! Ya será mejor el siguiente. Me alegro mucho de que te guste tanto. Por cierto, yo también soy española, no sé si lo he dicho, de Madrid. Bexitos.
Por cierto, ya tengo msn, así que el que quiera puede agregarme, pero mandadme un mail diciendo que lo habéis hecho, porque si no luego no sé por donde me ando (cabecita loca la mía... ) La dirección es kitty guión bajo 5308 arroba hotmail punto com (todo seguido) espero que así salga, porque las otras veces que he intentado subirlo, fanfiction lo corta.
