Hola de nuevo! Gracias, Samara Snape, KsKaBeLL y Martin Rottweiler, por sus reviews
Bueno, despues del temor a que me llegara antrax vía e-mail he decidido combiar de víctima en esta ocasión. Ahí les dejo otro One-Shoot, pues no me da para más el tiempo que tengo entre tarea y tarea ¬¬. ¡Dejen Reviews! Bye!
Veintiuno.
-¿Leonardo?
Los ojos del aludido se giran hacia su hermano menor, quien sólo cuenta con cinco años de edad.
-¿Qué sucede?
-¿Crees… que morirá?
Sus ojos se abren grandes como platos por un segundo.
-¡Claro que no…! Sensei Splinter se está haciendo cargo del asunto. Él lo arreglará todo…
-Pero es que… Ya lleva mucho tiempo ahí adentro…
Ambos miran involuntariamente hacia la puerta de aquella oscura habitación. De vez en vez se oye algún ruidillo sospechoso, pero hasta ahí.
-No morirá… no por eso…
Los dos giran su vista ciento ochenta grados para ver al único que ha permanecido callado casi todo el tiempo.
-¿Tú cómo sabes?
-Es resistente y ustedes lo saben… Además…
Se queda callado, mirando hacia el suelo.
Miguel Ángel pasea la mirada por toda la guarida, cómo si ésta lo asfixiara. Es quizá la mayor angustia que ha vivido a su corta edad.
Mira hacia el rincón donde ambos solían pasar horas enteras y siente que las comisuras de sus labios empezaban a temblar.
-No llores, Miguel…- La voz de Rafael lo sobresalta.
Inesperadamente, grita con voz temblorosa.
-¡Todo es tu culpa, Rafael¡Tú le tiraste agua y eso le hizo daño¡Por tu culpa está…!
Leonardo lo sostiene de los hombros.
-Basta, Miguel… no vamos a culpar a nadie. ¿OK?
Como de costumbre, actúa y habla más maduro de lo que corresponde a su edad. No así Rafael, quien de inmediato reacciona cómo suele hacerlo.
-¡Cierra el pico o no lo cuentas, enano!
Pero el niño no se contiene.
-¡Eres un tonto¡Te odio¡TE ODIO!
-¡BASTA!
El ambiente se congela ante el grito de Leonardo. Miguel Ángel gira la cabeza hacia él, y sin querer sus ojos se llenan de agua…
-¡Por favor, Miguel¡Basta¿Me oyes?
Miguel ángel no contesta. Sólo lo mira con expresión indefinida.
La puerta gira sobre sus goznes y los tres se viran automáticamente hacia ella.
Splinter se asoma, con la cara semioculta en la penumbra que reina en el lugar.
No dice nada. Solamente menea la cabeza lentamente…
-No… ¡NO!
-¡Miguel…!
Sin poder evitarlo, Miguel Ángel se suelta de los brazos de su hermano mayor y corre hacia la habitación.
Se precipita hacia la mesa, pero se detiene bruscamente a la par de su corazón.
Nunca había visto un cadáver tan de cerca. Sus ojos se abren a más no poder, y sus piernas se niegan a sostenerlo… quiere llorar, quiere gritar, porque sus cinco años le alcanzan para comprender que no volverá…
Se lanza sobre lo que fue su compañero de mil batallas, y se entrega a un llanto convulsivo…
Así hasta que se quedó dormido, sin que nadie le alejara de su último momento con él…
Eran más de las diez de la noche cuando sintió una mano cálida sobre su hombro.
El pequeño entreabrió los ojos. A pesar de la oscuridad pudo distinguir a su hermano de pie, frente a él. Pero por alguna razón, no se sorprendió.
-¿Do… Donatello?
El chico le sonríe lacónicamente.
-Hice… hicimos lo que pudimos…
Mike permanece callado. El recuerdo y la sensación de pérdida vuelven a él.
Por cinco segundos todo es silencio
Hasta que Donatello lo rompe con su risa al ver la expresión de su hermanito.
-¡Por Dios, Miguel Ángel, si era sólo un televisor!
-Un televisor de veintiún pulgadas… No le quites mérito.
FIN
