A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Estén atentos a los cambios de locación; cualquier frase que aparezca de este modo ":frase:" indica una acción realizada durante los diálogos. Mucho muy importante, esto es post–Hades y es una continuación de mi extrañísima línea temporal, así que hagan los cálculos que correspondan. Misao es mala con las matemáticas.

¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras! … :juega con sus dedos¿Cuándo actualizarás?

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. El personaje de Selene Ishikawa pertenece a Fanny Shadow. Los demás personajes originales que no reconozcan, adivinen quién fue la mente maestra detrás de ellos.

ADVERTENCIA.

Principio 51 para ver y entender Manga: Sin importar la cantidad de sangre perdida, nadie se muere porque su nariz sangra profusamente o porque haya sido herido en un sanguinolento combate.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

Capítulo 8:

A Nivel Astral.

Isla de Chiloé. Casa de Anneke.

Esa Noche.

Saga sabía que estaba durmiendo.

La sensación de tener los ojos cerrados y la más que agradable sensación de poder dejar volar su pensamiento era la prueba más fehaciente que estaba en brazos del buen Morfeo. El cómodo sopor que la inconciencia del descanso le daba a sus sentidos no duraría mucho. Pronto comenzaron sus sensaciones a hacerse más nítidas y presentes. Saga no despertó, pero lentamente la conciencia de su ego se agudizó.

Iba a comenzar a soñar, pero no un sueño normal. En un sueño normal, dejas que tu imaginación vuele sin que nada te importe… en este caso, percibía las cosas con demasiada atención y se ceñían demasiado a las reglas. En todo caso, esto parecía ser inducido por alguien más.

No obstante, algo de la remolona sensación de verse libre de sus ataduras racionales persistió. Los párpados de Saga comenzaron a moverse con rapidez y su mente comenzó a inundarse de las más locas imágenes, que comenzaron a tomar una forma cada vez más coherente, incluso demasiado como para que se tratase de un sueño normal. Pero esto Saga ya lo estaba sospechando.

El lugar comenzó a tomar forma. Las paredes se constituyeron a los lados, lo mismo que el suelo y el techo. Aún algo borrosos, los objetos tomaron sus lugares y pudo oír las voces de las demás personas que le rodeaban. Las cosas se hicieron más nítidas.

"Doctor Tsagalidou, a Pabellón… Doctor Tsagalidou, a Pabellón…"

Pudo oler el típico olorcillo de hospital, pudo oír una máquina de café instantáneo no lejos. El rodar de camillas y bandejas móviles, los cuchicheos de las enfermeras eran evidentes. Todo tenía sentido. Saga sabía donde estaba, conocía aquél lugar: era el hospital al que siempre iban. Allí habían llevado a Alisa y a Alsacia luego del incendio, allí había nacido Kyrus, allí era donde los santos tenían convenios con sus planes de salud…

… Como movido por una fuerza externa, Saga se movió por los pasillos del hospital con facilidad, como si supiera a donde tenía que ir, sin saberlo en forma conciente. Se dejó flotar sin pensar en nada… hasta que llegó a la UCI adultos y, atravesando paredes y puertas, se dejó llevar como un globo en manos de un niño.

Ah. Era Eso. Kanon le estaba llamando por medio del enlace psíquico que compartían por ser gemelos. Con razón parecía todo tan real: Se había desdoblado e iniciado un viaje astral mientras dormía.

Siguió avanzando en la misma guisa hasta llegar a la puerta una habitación. En menos de un parpadeo traspasó la pared y se encontró dentro de aquél cuarto y frente a la cama de su hermano menor, quien estaba quieto sobre ella, sin oponer la más mínima resistencia. Saga aguantó la respiración: verlo tendido así como estaba, se le veía macabramente más muerto que vivo.

Se acercó con cautela hasta el borde de la cama para verle mejor. El torso de Kanon estaba lleno de vendajes y puntos, un drenaje le salía de uno de sus costados, sus brazos estaban clavados con muchas agujas, estaba conectado a ventilación mecánica y diversas máquinas, que tenían desagradable bipeo y resonaban monótonas.

"Yo quejándome por un mugre resfrío." Se lamentó Saga, entrecruzando las cejas, afligido en serio. Con cuidado, tomó la mano de su hermano y le dio un apretón en señal de ánimo. "¿Puedes oírme?"

"… sí." Oyó la cansada voz de su hermano, que se oyó al fondo de su cabeza. " … Hasta que por fin te preocupas por mi… ¿Qué te pasó… que te dignaste en contestar?"

"¿Estabas llamando?"

"… sí… no podía contactarte… Hmpf… maldita sea…" Kanon arrugó la frente en señal de dolor y molestia. "Me pude haber muerto¿sabes?"

"No seas infame, sabes que no me gustaría que te pasara nada." Saga gruñó en tono jovial. "¡Te necesito cerca! No me gusta la idea de tener que lavar los trastes yo solo." Bromeó compungido.

"Jejeje… pasa que te da asco… ¡Argh!… lavar los platos… Hmpf…"

"¿Estás bien?"

"… Argh… ¿A ti qué te parece¡Ungh!" Respondió Kanon en tono sarcástico.

Algunos de los ruiditos de las máquinas cercanas aumentaron la velocidad. Saga le fijó los ojos con severidad a estos aparatos, como ordenándoles que se quedaran quietos. Luego bajó la mirada a su hermano.

"¿Kanon¿Estás bien?"

"¡UNGH! No… no estoy b–ien… me… me duele mucho… ¡ARGH!"

"¡Kanon!"

"… mmh… Saga… Estoy en un lío…"

"Es evidente."

"… me preocupa Isabella…"

"¿Dónde está?"

"¿Qué no la ves?"

Saga levantó la mirada de su hermano y observó a su alrededor. Casi se cae de espaldas al notar que su cuñada se hallaba del otro lado de la cama, al pie del cañón, y mientras sostenía la mano de Kanon, parecía hablarle cosas que él no podía oír. ¡Quién sabe qué le decía! No tenía forma de saberlo. Se la veía muy cansada y desaliñada, lo cuál no era normal en ella. Sus ojos estaban hinchados y también observaba de cuando en cuando los equipos con nerviosismo.

"… estoy en un… ¡ARGH! problema…" La voz de su hermano tomó un poco de urgencia. "… Saga… no… no quiero dejarla sola…" Añadió afligido y ansioso.

"No lo harás." El Gemelo Mayor intentaba mantener la calma, pero comenzaba a preocuparse. "Tienes que aguantar…"

"… ¡La tarada es ella! Si sigue así se va a enfermar…" Chistó Kanon de mal humor. "… no quiero… que le pase nada… malo…" Añadió, aunque su voz se oyó arrastrada y dificultosa. "… duele mucho… me cuesta… re-spirar…"

"Siempre puede ser peor…"

"¿… Te… cuidarás, sopenco…?"

"¿Huh?"

"…"

Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiip.

La aguda alarma hizo que tanto él como Isabella pegaran un brinco y mirasen con urgencia a los aparatos y las alarmas se encendieron por todos lados. La angustiante sensación de estar viendo algo real hizo que sus intestinos se le revolvieran y que su estómago amenazase con devolver su contenido. Saga vio todo como en cámara lenta. Dos enfermeras entraron corriendo a toda prisa, seguidas de un médico residente, que tras echar a Isabella a un lado sin mayor delicadeza, comenzaron a trabajar con Kanon. Entró una doctora corriendo, Selene, pero él no la conocía, y pudo sentir otras presencias cercanas… había otros dorados cerca, pero no pudo precisar su identidad.

Espantado y con el alma en un puño, Saga observó los esfuerzos de los médicos y enfermeras. Por más que insistía en contactar a su hermano, éste no le contestaba. Entonces oyó un gemido ahogado y se giró hacia este… Isabella estaba apoyada contra la pared, tan blanca y espantada como él, casi sin respirar. Aunque sabía que ella no podría escucharle, se le acercó y le puso una mano en el hombro. Su cuñada pegó un sorpresivo brinco, que hasta le saltó algunas lágrimas.

"Sal de aquí. No te hace bien ver esto." Le dijo con su grave, pero amable, tono de voz, con la esperanza que pudiera oírlo. "Sabes que va a aguantar."

"¿Saga?" Preguntó Isabella estupefacta.

Saga iba a responder, pero en ese momento, aquella visión del hospital se borró de un plumazo. El Gemelo Mayor comenzó a caer por un negro abismo a una velocidad para nada natural o posible, por lo que pareció una eternidad. Cayó al cabo de 3 minutos sobre una áspera y rocosa planicie, sintiendo un dolor semejante al que hubiera sentido si hubiese caído de cabeza y todos sus huesos fuesen sido aplastados por el impacto. Pregunta¿Es normal que los santos al caer, aterrizan con la cara? El geminiano se puso de pie de inmediato, horrorizado por lo que acababa de experimentar.

¡Esa Presencia!

Saga se pasó las manos por la cara y asumió una posición de defensa instantánea. Lo terrible es que sabía que seguía dormido, pero no podía despertar. Esta presencia… ¡Esta presencia pertenecía a aquél brujo que antes le había atacado! Ahora volvía a fastidiarle la vida… esta vez dentro de su propia mente.

"Ahora sé un buen niño y QUÉDATE QUIETO."

Desde arriba, cayó sobre él un potente trueno, que si se hubiera tardado un poco más en esquivar, lo habría aniquilado. Saga intentó encender su cosmo, pero no pudo.

"¿Por qué me haces la vida complicada? MUÉRETE DE UNA VEZ."

"¿QUIÉN ERES?" Vociferó Saga hacia el aire. Sabía que su enemigo estaba peligrosamente cerca, pero no tenía una manifestación psíquica evidente…

… porque estamos hablando de un combate a nivel psíquico.

"No Necesitas Saberlo."

Centenares de truenos comenzaron a caer sobre él y Saga apenas podía esquivarlos. Se estaba cansando muy rápido, era como si alguien le estuviese quitando la energía y si ya de por sí no podía usar su cosmo, esto le resultaba más peligroso de lo que ya era.

"¡Si Necesito Saberlo! Me gusta llamar a mis enemigos por su nombre cuando van a morir por mi mano." Gruñó Saga tras esquivar un último trueno. "¡Muéstrate y No Seas Cobarde!"

"Me mostraré cuando decidas hacerte a un lado." Aquella voz sonó burlona. "Necesito tus poderes."

CONSIGUE los Tuyos!"

Un fuerte terremoto azotó aquella planicie de roca y lo que parecieron ser miles de tentáculos emergieron de la superficie y se alzaron en el aire, cubriendo la vista del cielo. Saga se vio rodeado e intentando, cada vez más cansado, evadir los golpes que le caían encima. Era como si intentase correr sobre brea.

"¡Te Sigues Resistiendo! Ya deberías estar agotado." La voz sonó furiosa y la intensidad del ataque continuó cada vez con más bríos.

"No me voy a quedar quieto mientras…" Saga fue interrumpido cuando un desapercibido hasta entonces tentáculo lo sujetó del cuello y lo lanzó a tierra. Decenas de otros tentáculos se abalanzaron y lo apresaron, sin darle ocasión de huir. "… ¡NO! Es MI CUERPO. NO dejaré que de nuevo…"

"Si ya te pasó una vez, deberías estar acostumbrado. ¡APRENDE tu Lugar Y RÍNDETE!"

"¡JAMÁS!"

Saga Forcejeó y pataleó decidido a no hacerle la vida fácil a este brujo que con tanto ahínco buscaba despojarle de su cuerpo y facultades. El Gemelo Mayor comenzó a sentir pánico, pero trataba de mantener ese errático sentir a raya, pues sabía que en el momento en que cayese presa del miedo, entonces perdería la batalla. Es que su temor más arraigado desde que había sido revivido era volver a ser poseído por una fuerza mayor a él, como lo había sido la vez en que Ares tomó control de su cuerpo.

"¡Guau, Guau, Guau, Guau!" Se oyó a lo lejos.

"¡SAGA! Despierta, sé que estás allí… ¡DESPIERTA!" Esa era la voz de Anneke, que le llamaba como si estuviera al otro lado del planeta.

Algo en su interior dio un vuelco cuando sintió un golpe sordo, que parecía venir de la misma frecuencia.

"¡Ay!"

Saga apretó los dientes. No podía desconcentrarse de su pelea, ya vería luego lo que había pasado en la realidad. Este brujo no se podía comparar con un dios, pero lo había pillado particularmente débil de salud. Ni Ares la había tenido fácil al momento de controlar a Saga; de cuando en cuando, lograba el gemelo tener momentos de primacía. ¿Cómo era posible que este brujo de cuarta categoría la tuviera tan fácil?

"HAHAHAHAHAHAHAHA."

Entonces apareció detrás de él una cueva, macabramente parecida a la prisión de Cabo Sunión. ¡Esto le dio MUY mala Espina! Saga logró encender su cosmo por momentos, pero una fuerte descarga de voltaje, salida quizás de donde, lo dejó inutilizado.

"DEJA DE PELEAR. Todo terminará en unos segundos y para siempre. HAHAHAHAHA."

"¡Gññññññ!" Saga no dejó de pelear y retorcerse, menos aún ahora que los tentáculos que le empujaban al interior de esta cueva. ¡NO PODÍA permitir que lo encerrasen! Su lucha se volvió desesperada cuando notó que apenas faltaba un par de metros. Arañó, pateó e incluso mordió los tentáculos, pero nada logró hacer que éstos los soltasen siquiera un poco.

Sintió los pies fríos.

"HAHAHAHAHAHAHAHA."

¡BAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAM!

"¡ARGH!"

La imitación psíquica de la caverna de Cabo Sunión, los tentáculos y la presencia del brujo desaparecieron en un nano segundo luego que una poderosa luz blanca les hiciera explotar desde el interior. Todo se sumió en el más intenso de los silencios, tan profundo que parecía que lo iba a dejar sordo.

Todo desapareció y fue reemplazado por oscuridad. ¿Acaso había sido…?

Frío. Sintió un agudo frío en las extremidades y no podía respirar bien. Era como su tuviera un peso sobre su pecho que le impedía expandir sus pulmones apropiadamente…

Oyó un gemido a su derecha…

Lentamente comenzó a percatarse que no estaba dormido o poseído como creía.

Frío, y una profunda oscuridad… ¿Qué era ese peso en su pecho? No podía mover bien los brazos. Era como si dos potentes garras lo tuvieran preso. Una húmeda, tibia y entusiasta lengua le bañó el rostro, al tiempo que sentía el heladísimo beso del agua en sus pies. Estaba recostado, pero no en una cama… sino que sobre piedrecillas, algunas de las cuáles se le clavaban en la espalda por tener más volumen que otras.

Un bufido y el baño de lengua se reinició. Entonces Saga se dio cuenta que la profunda oscuridad en la que estaba inmerso se debía a que sus ojos estaban cerrados. Tomó una dificultosa bocanada de aire, ya más conciente de sus alrededores y del agua que mojaba sus pies a intervalos más o menos predecibles.

Estaba a la intemperie. Seguro. ¿Cómo había llegado allí?

Al abrir los ojos descubrió que aún era de noche y que estaba oscuro como boca de lobo… El mar se oía escalofriantemente cerca… tan cerca que eran las olas las que le mojaban los pies. Entonces descubrió qué era lo que le oprimía el pecho: Anneke estaba sentada a horcajadas encima de sus costillas y que, con una presión poco creíble para alguien sin fuerza, le tenía los brazos sujetos contra la arena, manteniéndolo así de espaldas contra el suelo. Le miraba con una severidad maquiavélica tan aguda que logró intimidarlo.

"¿Anneke?"

No llovía, pero todo estaba mojado y pronto volvería a precipitar. Anneke le miraba enfurecida y como fuera de sí. Parecía tener luz propia, una suerte de principio de cosmo le rodeaba el perfil, muy sutil e imperceptible. Sus endurecidos ojos se veían tan fríos que parecían ajenos y capaces de hacerle un agujero en el cráneo si se le daba la oportunidad, dada la intensidad de su mirada; sus cejas estaban entrecruzadas y los músculos de su rostro en tensión. Sus cabellos flotaban detrás de su cabeza, pero no en la dirección del viento, y tenían una fuerte tonalidad color plateada…

Verla así de furiosa, sentada arriba de él, hizo que Saga de Géminis, Santo Dorado de la Orden de Athena, tuviera, por primera vez en su vida, miedo de estar en esa posición y con una mujer encima.

"¿A-Anneke?"

Por momentos la chica no le respondió, pero sus ojitos recuperaron poco a poco aquella dulce tristeza que siempre mostraban. Todos los efectos especiales se apagaron, aunque no antes que Saga la viera sonrojarse y parpadear con vergüenza.

"Anneke… es que no me dejas respirar…" Saga le dijo con tímido tono de voz y cara de niño regañado.

Kyaaa!"

De un salto, la chica se hizo a un lado y se sentó en la arena, a dos metros de distancia, y lejos del agua de mar. Se abrazó las rodillas y sepultó su rostro en ellas, tratando de relajar los agitados latidos de su corazón. Saga se incorporó tratando de procesar TODO lo que le había pasado hasta ese momento y estupefacto miró a esta extraña mujer que estaba sentada no lejos de él. Bruno caminó remolonamente hasta su ama y se acurrucó junto a ella.

"… Err…" Saga se pasó la mano por el cuello y se alejó de las olas. También se sentía avergonzado. "… ¿Qué fue… lo que pasó…?"

Anneke tensó los hombros y volvió hacia él una tímida mirada. La chica se puso de pie y se sacudió su pijama, sin dejar de darle la espalda. Saga hizo lo mismo, sintiendo como sus mejillas se enrojecían: los malestares propios de un resfrío seguían allí, pero el que se hubiera ruborizado no se debía a un mugroso virus.

"Mejor nos metemos a la casa, que hace un frío que pela huesos." Dijo Anneke de pronto y a toda carrera. La chica se acercó a él muy rápido y le tomó del brazo, sin mirarlo a la cara. "Vamos que no te puedes exponer al frío."

Saga sonrió y se dejó llevar. Esta chica le caía muy bien.

"Gracias… por ayudarme de nuevo." Agradeció el santo, que no pudo pensar en algo mejor para entablar una conversación. "Eres extraña. ¿Lo sabías?"

"Me lo dicen seguido."

GUAU!"

La pareja se dirigió hacia la casa, hasta la cuál tenían que recorrer un buen trecho todavía. Caminaron en urgente silencio en medio de la noche. A medida que avanzaban, Saga notó que Anneke rengueaba de un pie. ¿Acaso la habría golpeado? Este pensamiento le quitó todos los colores del rostro. Dejando eso para después, otra descarga de preguntas le acribilló el cerebro. Tenía que poner sus ideas en orden y tratar de sistematizar lo que le pasaba para ver si podía encontrar una estrategia que…

"¡Yaestamos!Entraconcuidado,ytemevasdeinmediatoadormir." Dijo Anneke de pronto, siempre hablando a toda prisa.

"¿Huh?" Saga alzó las cejas y la miró con cara de niño.

"No te puedes ventear más." Añadió Anneke, mientras le ponía una mano en la frente. "¿Cómo te sientes?"

"Estoy bien. No tienes que preocuparte tanto." Aseguró Saga mientras le tomaba la mano y la apartaba de sí… claro que no se la soltó. "Haces mucho por mi. Eres nerviosa y muy extraña. ¡Relájate!" Miren no más quién habla: el neurótico por excelencia.

Ambos se miraron por varios momentos a la cara, y al menos Saga, se sintió enormemente contento. Algo había en el rostro de esta mujer que lo calmaba y hacía sentir feliz… claro que esa pena que había algo en su mirada que le producía retorcijón de tripas. Anneke le miró con una cansada sonrisa, que se disipó en una neutral expresión y bajó la mirada, ocultando sus ojos bajo su flequillo. Saga entrecruzó las cejas con curiosidad… ¿Acaso sentía…?

"Me alegro que te sientas bien." Dijo Anneke, forzando otra sonrisa en su rostro. La chica se sujetó del hombro del santo. Parecía cansada. "¡Qué raro!" Exclamó extrañada.

"¿Pasa algo?"

"No lo sé… Me siento…"

"¡Opa!"

Anneke se desmayó de súbito, sin poder terminar la frase. Saga la alcanzó a sujetar con las justas, evitando que se golpeara contra el suelo, quedándose de paso con la chica entre sus brazos. Bruno se puso todo alerta, paró las orejas y caminó hasta su ama, a quien intentó despertar, lamiéndole los dedos. Comenzó a gemir angustiado. Saga, perplejo y sin saber qué hacer, intercambió una mirada con el perro.

¿Y ahora qué hacían?

Continuará.

Por

Manquehuito (Misao–CG)

Próximo Capítulo: La Soledad.

… sin sospechar nada, Saga abrió la puerta con timidez. Allí, había una mujer de su tamaño, vestida entera de negro y cuya piel era blanca y cremosa como la leche, quién al verlo le sonrió muy coqueta…

Lo siguiente que supo fue el efusivo beso en los labios que esta desconocida le dio, antes de perder la conciencia.

PS: Sip. Anneke es extraña y Saga está intrigado por esta chica. Aunque va a tener unos problemillas algo pasajeros en el próximo capítulo. Me alegra ver que llegaron leyendo hasta acá. Me hace pensar que quizás mi monstruo no está tan malo. Aprovechen para ¡DEJAR UNA BELLA REVIEW!

Brújula Cultural.

Opa: Si vieron "Mi Gran Casamiento Griego" sé que escucharon esto. Esta palabra en griego es una interjección que no tiene una traducción exacta al castellano. Tiene la misma función que el "¡Olé!" de España, y el "¡Epa!"… de la forma que Saga la usó cuando Anneke se le desmayó, fue como expresión de su sorpresa; como la utilizan en dicha película y como el ¡Ay! de dolor. Se usa MUCHO. Yo la escuché bastante seguido.