A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Estén atentos a los cambios de locación; cualquier frase que aparezca de este modo ":frase:" indica una acción realizada durante los diálogos. Mucho muy importante, esto es post–Hades y es una continuación de mi extrañísima línea temporal, así que hagan los cálculos que correspondan. Misao es mala con las matemáticas.
¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras!... :juega con sus dedos¿Cuándo actualizarás?
Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. El personaje de Selene Ishikawa pertenece a Fanny Shadow. Los demás personajes originales que no reconozcan, adivinen quién fue la mente maestra detrás de ellos.
ADVERTENCIA.
Principio 71 para ver y entender Manga: 'Baka' no significa que un estudiante quiere sacar un bachillerato.
Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.
Capítulo 11:
Enemigos al Acecho.
Isla de Chiloé. Casa de Anneke.
Esa Noche.
Enojado, enojado, enojado. Saga miraba por la ventana, absolutamente molesto, mientras apoyaba la cabeza en una mano. Tenía un taimado mohín en el rostro, rumiaba su coraje y frustración y resoplaba de cuando en cuando. Bruno estaba a su lado y lo miraba con atención.
¡Estaba molesto! Tenía que hacer algo o se moriría de la impaciencia. Si bien Saga se caracterizaba por ser un santo bastante paciente, con él no había matices, ya que cuando perdía la paciencia podía ponerse de muy mal humor. La situación entera le enervaba. Más que nunca había deseado ir a caerle a palos a su enemigo, pero ni tenía ni la más remotísima de las remotas ideas de dónde podría estar. Resopló enojado de nuevo. ¿Qué tenía que hacer para sacar a su enemigo de su escondite¿Ponerse un vestido de charlestón y bailar en la vía pública a vista y paciencia de cuánto transeúnte pasara?
"Hmpf."
Una cosa era que lo amenazaran a él, pero otra muy distinta que amenazaran a quien había jurado proteger y a su familia. Si tenía que librar esta pelea solo, ya verían que…
"Saga… ¿Quieres ver una película conmigo?" Le llamó Anneke desde el piso superior. "No vas a sacar nada esperando allí si no puedes salir."
El aludido gruñó por lo bajo. Si hubiera dependido de él, habría pasado la tarde entera rastreando la isla en busca del dichoso barco fantasma, debajo de todos los recovecos y sin dejar piedra sobre piedra mientras hubiera luz diurna. Pero no. Se había puesto a llover justo después de la once, con una inusual fuerza y Anneke no le había dejado salir de la casa, por temor a que le diera una nueva recaída. ¡Vaya que podía ser convincente cuando quería! Es que no pudo desobedecerla cuando le vio sus llorosos ojos, genuinamente angustiados.
Se sentía como animal enjaulado, aunque la voz de la chica era como un dulce bálsamo para sus oídos.
"¡Saga¿Sigues ahí?" Llamó de nuevo Anneke.
"Seeeee." Contestó desganado.
"¿Vienes a ver la película o la veo sola?"
El santo de géminis se sopló el flequillo y se puso de pie. Se dirigió a los pies de la escalera y miró hacia arriba. No tenía nada mejor que hacer.
"Bien. Veamos una película. Ya voy." Olvidando unos momentos su molestia, dirigió la mirada al piso superior. "Anneke ¿Dónde está el televisor?"
"En mi cuarto." Se oyó la voz de la chica. "Sube y sigue la luz."
Tímidamente, Saga comenzó el ascenso hasta que por fin alcanzó el segundo piso. Sabía bien donde estaba el cuarto de Anneke, dado que el otro día la había tenido que llevar hasta allá. En el segundo nivel de la casa todo estaba apagado, excepto por la luz que salía de un cuarto al fondo. Caminó a paso regular y se acercó a la habitación.
"… ya dejen de reírse ustedes dos de él, que ni siquiera se puede defender." Oyó que decía la chica. ¿Acaso había alguien más allí? "¿Algún problema con que se porte así? Yo también ordeno las revistas por fecha… ¡Argh! Ustedes dos son imposibles."
"Anneke¿Puedo pasar?" Preguntó Saga con timidez, asomando apenas la cabeza.
"¡Claro! Pasa. Disculpa el desorden."
Saga entró al cuarto de Anneke, sin encontrarlo desordenado. Era amplio y cómodo. Bruno le pasó por el lado y de un salto se subió a la cama de Anneke, que era lo bastante grande como para albergar a dos personas. La armadura de géminis estaba allí, junto a la mesita de noche, y se percibía algo nerviosa. No, no había nadie más allí.
"Pasa y siéntate: ocupa ese sitio antes que Bruno te deje fuera de la cama." Le sonrió la chica, mientras tomaba en sus manos uno de los controles.
Anneke se notaba muy nerviosa, pero Saga adivinó que se debía a su presencia. Esto de ponerla nerviosa comenzaba a ponerlo nervioso a él. Lo bueno del asunto es que al menos le caía bien. Sin embargo, pronto logró relajarse.
"¿Con quien hablabas?" Preguntó Saga mientras se sentaba en la otra esquina de la cama. "Te escuché hace un rato hablando…"
"Con Cástor y Pólux."
"¿Cástor y Pólux?" Preguntó Saga extrañado. La chica señaló hacia la armadura de géminis, como si con eso pudiera explicarlo todo.
"Ellos. Llegaron solitos hasta aquí cuando te invité a ver una película, como si la invitación también fuera extensible a ellos."
"¿Estabas hablando con mi armadura?"
"Con Cástor y Pólux: no les gusta que los llamen como si fueran una unidad."
"¿Hablabas Con Mi Armadura!" Saga no se la creía.
"… Este… ¿Anneke?" Llamó Pólux de pronto. La chica, que estaba intrigada, le puso atención.
"Es… que nadie… puede hablar con nosotros…" Explicó Cástor. "Sólo el Maestro Shion y el Maestro Mu."
"¿En serio?" les preguntó Anneke, antes de volverse hacia Saga. "¿Nunca has conversado con ellos?" Le preguntó inocente. Saga miraba de hito en hito la situación.
"¡No!"
"Oh." Respondió la chica casi decepcionada, pero no le dio mayor importancia. Concentró su atención en ajustar los canales, sin querer darse por enterada que Saga la miraba fijo… "¿Quieres dejar de hacer eso? Tienes la mirada muy pesada. Feh. Ni que fuera la gran cosa hablar con armaduras."
"Es que es un poco incrédulo, no lo culpes, que ha sufrido mucho el pobre." Le dijo Cástor.
"Cierto, pero no dejes que te trate como loca: él toma medicinas para la depresión." Añadió Pólux.
"No, no las toma, las tomaba: las dejó hace mucho."
"Pero ligero cae de nuevo." Suspiró Pólux. "Tenía que ser nuestra suerte: de tantos gemelos géminis, nos tenía que tocar el par más extraño."
Saga miró de reojo a la armadura al mismo tiempo que lo hacía Anneke. Si bien había visto MUCHAS cosas bizarras en su vida, esta se llevaba el premio: jamás había oído de alguien que no fuera un lemuriano que pudiese hablar con las armaduras de Athena. A lo más los dorados podían presentir los cambios de ánimo de sus vestiduras sagradas, pero nunca conversar con ellas. Tragó saliva… quien sabe qué le había dicho la armadura a Anneke.
"Oye Anneke… ¿Cómo es que puedes escucharla?"
"Ni idea. ¡Y Gracias!"
"¿Por?" "Dejar de clavarme los ojos. En serio tienes la mirada muy pesada: me pone nerviosa."
"Todo te pone nerviosa." Saga le dedicó una burlona y sexy sonrisa. "O quizás te estaba mirando con más suavidad."
"Errr…"
"Esa si que fue una insinuación fuerte."
"¡NO TE DEJES ANNEKE! Saga también se pone nervioso con todo." Chistó Cástor. "¡Vieras como se pone cuando le cambian de lugar las revistas!"
"Bruto, es Shaka el que se pone neurótico cuando le mueven las cosas." Corrigió Pólux.
"Cierto… ¡Vieras como se pone Saga cuando tiene que cargar a Kyrus!"
"Es mi naturaleza, Saga. Si te gusta, bien, si no, también." Anneke se encogió de hombros y se acomodó en la cama. Suspiró bonito. "Allí hay una manta por si tienes frío."
"Gracias." Saga se levantó unos segundos para alcanzar la manta. No tenía frío, pero obedeció de todos modos, sólo para complacer a la chica que había junto a él. Miró a Anneke con una dulce sonrisa… que fue correspondida. "¿Qué película veremos?"
"Veremos…"
En ese segundo, la luz pareció fluctuar en intensidad. Ambos prestaron atención al nuevo extraño cambio de la energía, acompaña por el rugir del viento. La temperatura ambiental bajó algunos cuantos grados y una presencia escalofriante logró que se les erizara el espinazo a ambos. De la impresión ambos se pusieron de pie y en el caso de Saga, cerró los puños con fuerza.
"Esto no me gusta nada." Balbuceó Saga.
En ese momento, el televisor y la luz se apagaron. Pero la lamparita no se apagó como esperaríamos, pues no los dejó sumido en la más absoluta oscuridad. Es como si hubiera dejado de emitir luminosidad, pero la corriente seguía funcionando… o quizás debido a la INTENSA luz que venía de afuera y que entraba a raudales por la ventana que opacó el brillo de la inocente lamparita de 60 watts.
Saga abrió los ojos como platos. Era una luz fría, y extrañamente bella. Intensa y tan fluorescente que dejaba en vergüenza al más potente de los focos de los estadios. Sin embargo ésta no le lastimaba los ojos, pero le provocaba una sensación de alerta extraña: ESA LUZ, por muy linda que fuera, no le gustaba.
"¡Saga! NO LA VEAS." Le pidió Anneke en un urgente siseo. El santo observó hacia donde se encontraba: la chica estaba agachada contra la cama, dándole la espalda a la ventana, con Bruno bien pegado a su costado, gimiendo atemorizado. "¡Es El Caleuche! No lo veas o perderás la razón."
Quizás fue la sorpresa, quizás fue la duda, quizás fue la urgencia de las palabras de Anneke o el hecho que esa semana la chica había acertado en más de una ocasión al salvarle la vida… el hecho es que Saga se lanzó al suelo, de espaldas a la ventana y no levantó la mirada. No estaba asustado, sino más bien expectante… como si estuviera esperando la oportunidad perfecta para atacar a su desprevenido enemigo, que seguro lo creía vulnerable. Anneke por otro lado se presentía inquieta… ¡Lo que hubiera dado por ir a abrazarla!
Pasaron 5 minutos.
Pasaron 10 minutos.
El Caleuche por fin se alejó. La luz de la habitación volvió a la normalidad y la televisión se encendió sola. Saga se puso de pie, y rodeó la cama: Anneke seguía en el suelo. Se agachó junto a ella y la remeció un poco.
"¿Todo bien?" Le preguntó.
"Sí… todo bien."
"Me alegro." Saga se puso de pie y se acercó a la ventana, para otear el exterior. "¿Qué fue eso?" Le preguntó a Anneke cuando esta se puso de pie junto a el.
"¿Estás sordo o no me escuchaste cuando te dije que era el Caleuche?"
"Si, claro que escuché eso, pero ¿y la luz? Nunca había visto algo así." Saga entrecerró los ojos, y tomó una decisión. "Voy a seguirlo: quiero terminar con esto de una vez por todas." Giró sobre sus talones y se dispuso a salir, al tiempo que invocaba su armadura.
"Es parte de la magia que rodea el barco." Dijo Anneke con urgencia, mientras le seguía de cerca. Le sujetó el brazo con cariño y angustia. "No salgas en su busca, por favor¡No Salgas de Noche O Te Atrapará! Por favor… no sigamos hablando de él o volverá. ¡Veamos la película!" Añadió casi suplicante. Es que en verdad la chica de súbito estaba muy preocupada.
Sin darle tiempo a preguntar nada más, Anneke lo jaló del brazo, logrando que por alguna razón Saga olvidase su preocupación. Fue como si le hubieran dado un tope de corriente muy ligero, pero bueno ¿Qué más daba? El Gemelo Mayor se quedó mirando a Anneke, que le devolvía una suplicante mirada.
"¿Me dices que mi mirada es penetrante?" Suspiró derrotado, mientras le acariciaba una mejilla con el revés de su mano. Anneke le sonrió. "Está bien. Veamos la película si tanto quieres."
"¡Muchas Gracias Saguita lindo!" Exclamó feliz la chica mientras le daba un abrazo de oso, que le hizo sonrojar…
… y tener un bonito latido de corazón.
Día siguiente.
¿Dónde se había quedado dormido?
Calorcito. Frío. Comodidad. Hmm. Flojera. Resfrío. Comodidad. Calorcito. Saga respiró profundo mientras comenzaba a despertar. De muy mala gana, pues había dormido exquisitamente bien. Recordaba haber visto una película la noche anterior, pero como habrá dormido de profundo que ni el título recordaba.
Estaba muy cómodo, aunque si había comenzado a despertar, se debía a que su hombro derecho estaba un tanto entumecido. Abrió los ojos con pereza, pero le costó trabajo quitarse el sueño de encima, así que los cerró enseguida, ya que tenía flojera de levantarse de inmediato. Se movió un poco, pero oyó un sonido de protesta no lejano, que ignoró en busca de una posición que le permitiera seguir durmiendo. Estaba muy descansado: estiró los brazos y piernas, por inercia, pero volvió a oír este sonido de protesta.
¿Estaba abrazando algo o algo lo estaba abrazando a él?
…
Pasaron 2 minutos.
Arrugó los ojos. Alguien se estaba moviendo sin mucho tino, empujándolo con pereza. Gruñó molesto. ¿Quién osaba molestarlo mientras dormía? Sea quien fuere, ese alguien no encontró nada mejor que acurrucarse contra él. Como este cambio le pareció muy cómodo, él, contento, abrazó a tal alguien.
…
…
Un momento. ¿A quién estaba abrazando?
Saga abrió los ojos de golpe, suplicando que por favor se tratara del perro, pero no. Con los ojos abiertos como platos, llenos de la misma sorpresa que a él le embargaba, Anneke se lo quedó viendo intrigada y pálida de la impresión.
"¿Qué haces en mi cama, Saga?" Preguntó Anneke con la voz en un hilo.
"¿Por qué te estoy abrazando?"
Casi a la velocidad de la luz, ambos se desenredaron y se sentaron en las orillas opuestas de la cama, dándose las espaldas. Con alivio descubrieron que ambos estaban vestidos, pero eso no les quitó la pena. Ambos se encendieron como semáforos y lo único que hicieron durante los próximos 5 minutos fue respirar en forma agitada.
¿Qué había pasado? Saga no recordaba haberse dormido allí, recordaba haber visto la película, pero ¿dormirse allí? Ay, Válgame¿Y si había hecho algo indebido? Por último que se acordara. Su corazón se aceleró. ¡Tenía que darle una explicación a Anneke! Pero ¿Cómo comenzaba? Esto era muy difícil de explicar. El no más se quedó dormido, muy dormido¿Eso era malo? Era malo porque no recordaba nada. ¿Y si su "Yo malo" había tomado control de la situación? Saga se quería morir. ¿Por qué estas cosas tenían que pasarle a él?
Sin saber qué decir o como comenzar, Saga abrió y cerró la boca como pez fuera del agua, en busca de los sonidos que le servirían para dar una explicación.
"¿A-Anneke?"
"Nos quedamos dormidos. ¿Verdad?" Preguntó la chica a la carrera, tan aprehensiva como Saga. "Sí. Nos quedamos dormidos." Saga volvió a tragar saliva. "No… no pasó nada¿verdad?" Ambos se revisaron las ropas casi por inercia.
"No. Todo en su lugar. Sólo nos dormimos."
"Bien. Lo mismo digo."
"Err…"
"Este yo…"
Anneke se puso de pie, tan rápido que le dio un buen susto a Saga, a quien no le quedó de otra sino interrumpirse a mitad (o principio) de su excusa.
"Iré a preparar el desayuno." Dijo Anneke. "Estaré en la cocina por cualquier cosa."
La chica salió corriendo de la habitación y a paso veloz se dirigió a la cocina. Saga no encontró la fuerza para levantarse sino hasta que hubieron pasado unos 10 minutos. Entonces se puso de pie, y cuál zombi, se dirigió a la cocina: capaz que Anneke necesitara ayuda.
Cuando hubo bajado los escalones y estuvo ante la puerta de la cocina, respiró profundo varias veces antes de animarse a entrar. Se sentía muy apenado, pero tenía que enfrentar lo que había pasado como el santo que era. Además no había ocurrido nada. Sin embargo Anneke no estaba en la cocina. Por la ventana el santo la vio afuera, en el patio, cargando algunos troncos de leña, seguramente para la salamandra. Bien dispuesto, decidió ir en su ayuda.
Saga salió por la puerta trasera de la cocina. Anneke al verlo le sonrió, también avergonzada por lo ocurrido, pero al parecer dispuesta a dejarlo atrás. Pero ni bien el Santo se hubo alejado apenas unos metros de la casa, cuando un horrible y conocido cosmos se elevó de la nada. Casi se le salen los ojos de las órbitas, cuando vio una gigantesca serpiente hecha de agua, rodear a Anneke, quien de la sorpresa soltó los troncos, se puso en cuclillas y se sujetó la cabeza.
"¡TZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ!"
"¡ANNEKE!" Saga invocó su armadura lo más rápido que pudo.
Una explosión de luz blanca le encegueció por momentos. Caicaivilú se deshizo en miles de gotas de agua y Anneke, más que aterrada, y con los ojos muy abiertos, miraba a su alrededor confundida y despistada. Saga no se tardó un segundo en llegar hasta ella.
"¿Estás bien?" Le vociferó una rápida pregunta. Ella asintió rápidamente con la cabeza.
"Sí… eso creo…"
"¿Por qué no te hizo pedazos esa cosa?" Entonces Saga la abrazó fuertemente contra su pecho, como para asegurarse que estuviera bien.
"¿Quién, Caicaivilú? Pues…"
"¿Se llama Cómo?"
"Caicaivilú, la serpiente del agua…" Anneke tragó saliva. Estaba que se echaba a llorar y no se soltaba del santo. "No puede dañar humanos en esta isla… estamos bajo la custodia de Tentenvilú… Pero, pero… ella lo…"
Caicaivilú se elevó por delante de ellos y a gran altura, les rodeó con su cuerpo, impidiéndoles el escape, por mucho que Saga intentó Salir de allí. Anneke se aferró a la armadura. Se sentía demasiado mareada y sobrepasada por el exceso de poderes tanto de Saga como de la serpiente. De momento se dejó llevar, mientras el santo daba brincos en su intento por sacarlos a ambos fuera de la zona de peligro.
"¡TZZZZZZZZZ¿Tú Aquí? Creí que te había matado hacía mucho." Siseó Caicaivilú, refiriéndose a Saga, a quien obviamente había confundido con Kanon. "Al menos estás dando más pelea esta vez."
"¡CÁLLATE!" Saga sentía una urgencia extrema por sacar a Anneke de allí, pero el cuerpo de Caicaivilú no parecía tener fin y por más que lo intentaba, no podía ponerse a salvo.
Caicaivilú atacó a la pareja, y por un pelo no se los tragó de un bocado. Una patada de Saga en uno de sus colmillos le hizo retroceder, y les dio tiempo suficiente para que pudieran buscar un espacio más abierto. Anneke sintió de pronto el suelo bajo sus pies y que Saga la empujaba a lugar seguro, a lo que no se hizo de rogar, mientras él se giraba, dispuesto a atacar a la serpiente. Estaba extrañada: en teoría, Caicaivilú era más inteligente como para atacar humanos tan abiertamente en la isla, porque estaban bajo la protección de la serpiente de la tierra, Tentenvilú… pero¿por qué ésta no había aparecido en su ayuda?
"¡MALDITOS HUMANOS!"
Saga atacaba a la serpiente con una batería de puños y patadas, a duras penas, pues Caicaivilú era MUY fuerte y hábil. Le habría sido más fácil usar sus técnicas, pero no quería causarle daños ni a la casa de Anneke, ni a la misma chica, que podría verse metida en el fuego cruzado. Sin embargo tenía la asquerosa sensación de que no tendría otra opción.
Aquella vez, en el Coliseo… los demás dorados estuvieron metidos en un BRETE atroz al tratar de dominar a la serpiente, cosa que no lograron sino hasta que Saori encendió su cosmo divino. ¿Qué haría ahora, ya que esa opción no estaba disponible?
"¡SAGAAAA, TEN CUIDADO!" Chilló Anneke con todas sus fuerzas. El santo de géminis vio las fauces de Caicaivilú cerrándose sobre él y no tuvo más opción.
"¡RAYO KEN!"
SPLOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOSH.
Continuará.
Por
Manquehuito (Misao–CG)
Próximo Capítulo: El Caleuche.
… la neblina que les rodeó de pronto les hizo poner carne de gallina. Anneke y Saga juntaron las espaldas sin dejar de poner atención. Eran un curioso contraste: mientras Anneke estaba hecha una mata de nervios, Saga gruñía y su lenguaje corporal claramente denotaba que estaba dispuesto a cortarle la yugular al primero que se cruzase…
… entonces el suelo desapareció bajo sus pies.
PS: Este capítulo es culpable de un fuerte bloqueo de autor, que me ocupó al menos dos semanas en que se me curase. Pero Misao lo superó por fortuna y aquí les pone su nuevo capítulo. Espero que les haya gustado: como ven… se acabó la Misao linda y comienza la acción en el fic. Ojalá lo sigan disfrutando. Aprovechen ahora para ¡DEJAR UNA BELLA REVIEW!
Brújula Cultural.
El Caleuche: Mitología de Chiloé. Este barco fantasma se caracteriza por ser muy, MUY, luminoso. De momento quédense con esa explicación… ya iré soltando más información.
Salamandra: No me refiero al anfibio, sino a una estufa antigua, que funciona con leños. A quienes les gustan las antigüedades, estas estufas valen su peso (por lo usual mucho). Son bonitas y románticas. Un.n Hay una en la casa de mi abuelita. Lástima que no funciona ú.ù… ó.ò Solo mi abuelita le conocía la maña, pero como ya se murió… TT-TT
Pizza: Todos sabemos que es una pizza, pero a petición de algunos lectores… he aquí la receta.
Cantidad personas: 4
Ingredientes:
4 cucharadas de harina sin polvo de hornear.
2 cucharadas de aceite.
1 1/2 cucharadas de levadura en polvo o si es en pan, que sea pequeño.
Sal a gusto.
Instrucciones
Se mezcla todos los ingredientes con agua tibia se forma la masa y se deja tapada con un paño cocina por 20 min. Aprox.
Luego en la lata del horno se esparce un poco de aceite y se extiende la masa cruda, aquí mismo se puede rellenar con los ingredientes favoritos de cada persona.
