A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Estén atentos a los cambios de locación; cualquier frase que aparezca de este modo ":frase:" indica una acción realizada durante los diálogos. Mucho muy importante, esto es post–Hades y es una continuación de mi extrañísima línea temporal, así que hagan los cálculos que correspondan. Misao es mala con las matemáticas.

¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras!

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. El personaje de Selene Ishikawa pertenece a Fanny Shadow. Los demás personajes originales que no reconozcan, adivinen quién fue la mente maestra detrás de ellos.

ADVERTENCIA.

Principio 81 para ver y entender Manga: Nunca ames a un piloto de Gundam… estarás destinada a una gran decepción o peor, irás a su funeral.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

Capítulo 12:

El Caleuche.

Isla de Chiloé.

"¡RAYO KEN!"

"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAA!"

Al mismo tiempo que Saga lanzó su Rayo Ken hacia la cabeza de la serpiente, un haz de luz blanca emanó sorpresivamente de las manos de Anneke, quien, sin ver a dónde apuntaba, tan solo estiró los brazos en dirección de Caicaivilú. Esta luz era muy fuerte y brillante, tanto que pareció lastimarles la vista. Para la sorpresa de ambos, los poderes se mezclaron en algún punto de su trayectoria y se estrellaron contra la cabeza de su tenaz enemigo, sacando chispas azules y rojas, en medio de los alaridos de la serpiente.

SPLOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOSH.

"¡TZZZZZZZZZZZZZZZZZZ!"

Si bien este poder no era ni la mitad de poderoso como el cosmo que Athena había usado en el Santuario para neutralizarla, tenía bastante potencia para reducirla. Aquél misterioso y menospreciado ingrediente, que lograba que los cócteles de técnicas sirvieran para noquear seres mágicos, poderosos y tenaces, hizo acto de presencia y contribuyó al éxito del ataque. El golpe fue tal que impulsó a Caicaivilú hacia atrás, retorciéndose sobre sí misma, llena de dolor. Antes de impactar contra el suelo, se deshizo en millones de gotitas de agua.

Para este momento, Saga ya había llegado junto a Anneke y protegido con su cuerpo ante cualquier eventualidad que pudiese ocurrir. Se produjo un silencio sepulcral, interrumpido por la agitada respiración de la chica, quien no se soltaba del santo. Ambos levantaron la mirada, oteando los alrededores casi con timidez. Se pusieron de pie con cautela.

"¡Mira lo que le pasó a mi Jardín!" Lloriqueó Anneke al ver el lamentable estado en el que había quedado su patio trasero.

"Míralo del lado positivo." Le dijo de pronto Saga. "Tu casa está intacta."

Anneke miró en dirección de su casa, la cuál había tenido temor de mirar momentos antes. Era cierto: pese a la agitada batahola, su casa no había sufrido daños… tan solo se habían volado no más de 4 tejas del techo. Bruno, quien estaba hecho una mata de nervios, ladró un par de veces y corrió junto a su ama, gimiendo cuál cachorrito asustado. Anneke lo abrazó no solo para calmar al pobrecillo animal, sino también para consolarse a sí misma. Saga se agachó junto a ella.

"No pasó nada: lo del jardín puede arreglarse." Le dijo a medio sonreír, mientras le ponía una mano sobre su hombro. "Tengo una amiga que puede repararlo en un santiamén e incluso de gratis." Añadió con cuidado, quizás un tanto burlón. Anneke le sujetó por la solapa.

"¿Estás bien¿NO te pasó nada?" Preguntó con energía.

"No, estoy bien." Le aseguró el santo con quietud. Saga entonces entrecerró los ojos. "¿Qué fue lo que hiciste? Mi hermano no pudo huir de un ataque igual al que casi sufres… y luego la luz blanca… ¿Cómo dijiste que se llamaba esa cosa?"

"Yo… yo no sé lo que hice… no más pasó, pero no sabría explicar qué fue." Balbuceó Anneke soltándolo para ponerse a jugar con sus dedos. Luego levantó la cabeza con los ojos grandes y dulces. "Dije que esa cosa se llamaba Caicaivilú. Es la serpiente del agua: no puede dañar humanos en territorio protegido por Tentenvilú." Explicó a la rápida. "¿Cómo es que la conoces?"

"¿Qué porqué la conozco? La MUY BASTARDA atacó el Santuario de Athena: lastimó a mi hermano y a otros dos santos, casi reduce el Coliseo a astillas y fue quién me envió aquí." Gruñó el gemelo, mientras una vena le palpitaba en la cabeza. Anneke lo miró curiosa.

"¿Atacó tan lejos por allá por Grecia?" La chica abrazó aún más a su perro, quien no perdía tiempo en lamerle la ropa. "¿Estás seguro que era la misma?"

POR SUPUESTO que estoy Seguro! Ella…"

En ese momento, la tierra tembló bajo sus pies y de un momento a otro, Caicaivilú se reconstruyó. Saga empujó a Anneke detrás de él, mientras que con gallardía encaró a la enorme serpiente. Ésta se alzó varios metros en el aire solo para presumir de su tamaño.

"Cuando les digan que corran…"

"¡SILENCIO!" Siseó Caicaivilú con energía, silenciando a ambos. La serpiente los miró fijo por lo que pareció una eternidad. Un bonito chichón palpitante adornaba su frente y uno de sus ojos estaba en tinta y en cruz, dándole un aspecto bastante cómico: si no fuera porque la criatura era de la peor leche posible, se habrían reído en su cara. "… Hmpf… Gracias… ¡Tssss! Arréglense con el Caleuche." Entonces Caicaivilú dio un giro y comenzó a reptar hacia el mar. "Mugres brujos…" Gruñó fastidiada antes de desaparecer en la distancia

. Saga y Anneke intercambiaron una mirada curiosa. La chica tragó saliva y suspiró profundo: jaló a Saga de un brazo y lo urgió a entrar a la casa.

"Vamos… te prepararé un café."

"Me encantaría."

Pero ese día, las cosas no serían fáciles para ninguno. Ni bien dieron dos pasos, Bruno comenzó a gruñirle al aire. Antes que se dieran cuenta, estaban rodeados por una densa neblina que ni siquiera les dejaba ver ni sus propias narices. Anneke intentó sujetar a Bruno de su collar, pero no pudo hallar al perro, a quien oía ladrando con inusual ferocidad, pese a sus años. Alguien le cogió la mano… Saga la acercó a su persona.

"NO te muevas."

"Saga, esto es del Caleuche…"

"¡No te muevas ni hagas ruido!"

"¡Pero Es Que Se Trata Del…!" Anneke estaba asustándose.

"¡SHHHH!"

La neblina que les rodeó de pronto les hizo poner carne de gallina. Anneke y Saga juntaron las espaldas sin dejar de poner atención. Eran un curioso contraste: mientras Anneke estaba hecha una mata de nervios, Saga gruñía y su lenguaje corporal claramente denotaba que estaba dispuesto a cortarle la yugular al primero que se cruzase…

… entonces el suelo desapareció bajo sus pies.

La primera reacción de Anneke fue aferrarse a Saga. Sus sentidos estaban abrumados por el exceso de cosmo y energía maléfica; tan saturados estaban que la chica estuvo a punto de desvanecerse. El santo de géminis la rodeó con sus brazos en un gesto muy protector. Él también sentía la sobrecarga de cosmo y magia, pero no era nada de qué preocuparse. Otras cosas ocupaban su mente, mucho más importantes y urgentes… ¿Dónde estaban, a donde iban y QUÉ le había pasado al suelo?

Entonces la gravedad los jaló hacia el suelo con brusca rapidez. Se estrellaron contra una superficie extrañamente dura y tras dar un par de vueltas por el suelo…

… todo se volvió negro para ambos.

Santuario de Athena, Grecia.

Shaka de Virgo frunció ligeramente el ceño y la nariz. Había captado por cuestión de segundos el lejano cosmos de Saga, rodeado de un contexto que le pareció preocupante. Concentró aún más su meditación para poder encontrarlo, pero la señal era muy inestable y algo impedía que le alcanzase.

Era como si Saga estuviera rodeado por un campo absurdamente negativo, lo bastante fuerte como para bloquear su meditación… o más bien desconcentrarla.

No es que el gran Shaka de Virgo fuera mantenido a raya por algo tan patético como eso. Pero es que cada vez que intentaba cruzar aquella interferencia, algo ocurría que le hacía perder la concentración a propósito. En vez de pensar en que debía llegar hasta Saga, se ponía a divagar en la cena, en quién le habría desordenado los cojines, en quién habría escondido sus herramientas de jardinería y cosas por el estilo. Quizás si le ponía más empeño, lograría traspasar aquél campo, pero tal cosa se le estaba haciendo difícil.

Demás está decir que esta situación tenía a nuestro querido Shaka como gato de espaldas.

"¿Shiva?"

"Maestro."

"¿Puedes rastrear el cosmo de Saga de Géminis?"

"…"

"Shiva."

"Algo me desconcentra. Aunque lo tengo más o menos localizado."

"Meditemos."

Maestro y Alumno concentraron más su meditación. Sin ponerse de acuerdo en forma tácita, se concentraron al mismo tiempo en el mismo punto. Quizás este esfuerzo conjunto fue el que permitió que ambos santos vieran las cosas con más claridad…

… Vieron a Saga… sobre un húmedo suelo de madera encerrado en un cuarto igual de húmedo. El Gemelo Mayor estaba boca abajo y vestía su armadura. Un poder lo acechaba, uno que estaba demasiado cercano y que podía llegar a ser peligroso si Saga no recuperaba la conciencia.

"Saga de Géminis. ¿Puedes oírme?" Preguntó Shaka por la vía psíquica.

"Sí." Gruñó la mente de Saga, no de buen humor. "¿POR QUÉ se tardaron tanto?"

"… De nada. También nos alegra verte." Rezongó Shaka. "Danos un segundo para sacarte…"

"¡Esta Conexión No Es Segura!" Exclamó Saga. "Córtala lo más rápido posible."

"¿Cómo?"

Antes que Shiva o Shaka reaccionasen, un haz de luz blanca, no negativa, interrumpió la conversación, ocasión que Saga aprovechó para cortar la comunicación por su lado. Shaka frunció el ceño: no le había gustado nada lo que había ocurrido. No le gustó ver a Saga en donde lo vio, ni el contexto que lo rodeaba. ¿Qué podría hacer?

"¿Maestro?"

"Shiva, por favor… Ve por Mu."

Bodega del Caleuche.

Frío. El suelo estaba frío y húmedo. Saga abrió los ojos con cuidado, pero tuvo que pestañear varias veces antes de poder enfocar algo. Estaba oscuro además de frío. La espalda le dolía y tenía comezón en la garganta. Emitió un gruñido digno de un león marino, apoyó ambas manos sobre el suelo y se incorporó.

"Me lleva el que me trajo…" Rezongó de muy mal humor una vez que se hubo sentado.

Miró a su alrededor. Estaba encerrado en una suerte de compartimiento de carga. El olor a pescado, encierro y algas era muy persistente. Era obvio que el lugar no había sido ventilado en mucho tiempo. La pequeña ventanilla circular que había en una de las paredes era prueba irrefutable que se encontraba en un barco, pero no percibía aquél movimiento que suele caracterizarlos. Quizás estaban anclados, aunque eso no explicaría del todo la falta de movimiento. El santo de Géminis ignoró la ventanilla de momento y caminó hasta una puerta.

No, no era un compartimiento de carga… era una celda. Asomó la mirada hacia fuera, sólo para descubrir que frente a él, había una puerta similar. Por lo visto también ocupada.

"¿Saga?" Le llamó una voz muy conocida. "¿Estás despierto?"

"¡Anneke¿Dónde estás¿Todo bien?"

"Sí, estoy bien, pero No sé donde estoy… estoy encerrada en un cuarto. No logro ver nada."

"Eso no tiene mucha importancia." Aseguró Saga de mal humor. "En seguida te saco." Dicho esto, no se tardó ni dos segundos en disponerse a darle una patada a la puerta…

"¡SAGA ESPERA! NO LO HAGAS."

¡CLAAAAANG!

Muy tarde.

La patada que estaba destinada a abrirle la puerta, no tuvo efecto. Es más, toda la energía que se usó para tal propósito, se devolvió a su origen y Saga fue impulsado dolorosamente contra la pared contraria, con gran estrépito de por medio. El santo de Géminis, aún un aturdido, sacudió la cabeza, frunció el ceño y gruñó. Se puso de pie y en un abrir y cerrar de ojos estaba nuevamente junto a la puerta, que golpeó con ambas manos… pero esta vez le dio un fuerte golpe de corriente.

"¡ARGH¿QUÉ TRUCO ES ESTE?"

"Saga, no te esponjes. Es que parece estas puertas solo se pueden abrir de afuera." Explicó Anneke resignada. "También me dio la corriente cuando intenté sacudirlas…"

"¿Y como le hacemos para salir?"

"A mi no me veas: no soy la súper héroe de turno." Respondió Anneke fastidiada. "¿Saga?"

"Ni modo, ya tendré que pensar en algo para…"

"SILENCIO. NI UNA PALABRA ALLÁ ABAJO." Exclamó con fuerza una potente voz.

Pasos pesados se oyeron por todo el lugar, que hicieron un fantasmagórico eco. Anneke retrocedió asustada y se alejó de la puerta lo más que pudo. Saga no se movió: quizás podía ingeniárselas "convencer" a quien sea para que los sacara de aquí.

Un potente y metálico golpe se oyó justo en la puerta de al lado. Anneke chilló de la sorpresa.

"¡A CALLAR LOS DOS!" Volvió a vociferar aquella voz. Saga entonces vio aparecer un hombre bajo y corpulento frente a su celda. Le faltaba un ojo, y no llevaba un parche que le cubriera la cavidad vacía, además tenía una horrible cicatriz que le cruzaba el rostro de lado a lado. Llevaba consigo una gruesa y larga vara de metal. "RETROCEDE¡ATRÁS PERRO ASQUEROSO!"

"Tú a mi no me llamas perro." Saga sacudió con las manos la puerta que lo separaba de este hombre, a quien suponía el carcelero, mientras le dedicaba una ácida y cruel mirada.

"¿Y QUÉ VAS A HACER?" Preguntó el hombrecillo, tras darle un golpe a la puerta de Saga con su vara de metal. El Gemelo Mayor retrocedió nada más por inercia, pero estuvo al segundo junto a la puerta de nuevo, asomándose con cara de haber mordido un ajo. "JUAR, JUAR, JUAR. Allá adentro no puedes hacer nada." Saga iba a abrir la boca para protestar, pero entonces vio algo que lo llenó de gusto y sorpresa… detrás de este sujeto.

"Ciertamente él no puede hacer nada. Pero yo sí puedo." Dijo una voz detrás de él.

El sujeto giró sobre sus talones ipso facto, pero ni tiempo de reaccionar tuvo cuando Mu le dio un certero puñetazo en medio de la cara que le soltó varios dientes y casi le quiebra la mandíbula inferior. Se estrelló contra la puerta de Saga y cayó al suelo desparramado e inconsciente. El buen Mu se acercó al sujeto, se agachó y le quitó un manojo de llaves, y se puso de pie.

"Hola Saga. ¡Qué alivio verte con vida!" Le saludó Mu con una sonrisa. "Nos tenías muy preocupados."

"¿POR QUÉ TARDASTE TANTO? Sácame de aquí de una vez."

"¡Hola Mu! Buen amigo, Gracias por venir en mi ayuda." Le imitó Mu mientras probaba las llaves, hasta que por fin dio con una. "Es bueno ver que has recuperado tu mal humor." Le dijo una vez que abrió la puerta. "Asumo que ya estás mejor de salud."

"Bah." Saga salió de la celda con cara de pocos amigos. No obstante, una vez fuera, ambos santos se dieron un fuerte y amistoso apretón de manos, seguido de un abrazo, palmazo incluida. "Gusto en verte. ¡En serio tardaste mucho!"

"Tampoco lo pusiste muy fácil para encontrarte." Gruñó Mu. "Tenías a todo el mundo de cabeza buscándote. La princesa Athena está muy preocupada por ti."

"¿Qué sabes de Kanon?"

"¡OIGAN!" Llamó de pronto Anneke desde su celda. "No quisiera interrumpirles, pero… aprovechando que están en esto de los rescates… ¿Quieren SACARME de aquí?"

Una gran gota de agua orbitó la cabeza de Saga, al tiempo que Mu lo miraba con curiosidad. El santo de géminis le arrebató las llaves al lemuriano y se acercó a la celda de Anneke, la cuál ahora comprobaba estaba junto a la suya y no al frente como había supuesto en un principio. Ni bien Saga abrió la puerta y dejó libre a su amiga, esta salió con timidez de la celda.

"Mu, ella es Anneke. Salvó mi vida y ha cuidado mucho de mi estos días. De no ser por ella, no estaría aquí." Saga comenzó las presentaciones. "Anneke, este es Mu, santo dorado de Aries, Guardián de la Primera Casa. Uno de mis compañeros de armas."

"Encantada."

"El gusto es mío, señorita Anneke."

"Bien, Ya que hicimos las presentaciones, salgamos de aquí en este…"

Dos pelotitas metálicas rodaron hacia abajo y hasta ellos con gran escándalo. Despedían un fuerte olor a queso rancio. Por el temor que se tratase de algo más volátil que un simple mal olor, ambos santos rápidamente pegaron un salto lo más lejos que pudieron para ponerse a resguardo, no sin antes tomar a Anneke cuál saco de papas.

Esto que hicieron fue bueno, pues en cuanto las pelotitas se detuvieron, hicieron una fuerte descarga eléctrica que no los alcanzó sólo no más de milagro.

"Creo que la opción de pasar inadvertidos nunca ha estado disponible." Comentó Mu muy grave. "¿En qué lío están metidos ustedes dos?" Preguntó sin esperar respuesta. Sus ojos, al igual que los de Saga, estaban fijos en las ahora estáticas pelotitas.

"Salgamos de aquí." Gruñó Saga, girando sobre sus talones.

"¡Cuidado! Los brujos nos esperan. Tenemos que salir por otro lado que no sea esa salida." Advirtió Anneke mientras miraba hacia la escotilla de salida. "Nos hechizarán en cuanto nos asomemos."

"¿Está segura, Señorita Anneke?" Preguntó Mu. La chica asintió.

Otras dos pelotitas rodaron escaleras abajo y hasta ellos. Una vez más tuvieron que esquivarlas. Pero aquella bodega, en la cuál habían adecuado 3 celdas, no era muy amplia y no tenían muchos escondites. Los dorados apretaron los dientes.

"Mejor nos teletransportamos lejos de aquí."

"NO. No podemos: si salimos del Caleuche sin permiso, perderemos la razón." Volvió a advertir Anneke con urgencia. Mu la miró intrigado y Saga se sopló el flequillo. "Tenemos que pedir permiso para abandonar el barco."

Otras dos pelotitas rodaron hasta ellos, y una vez más los dorados, con Anneke a cuestas, tuvieron que esquivarlas. Lamentablemente, el nuevo lugar seguro que hallaron fue a los pies de la escalera que llevaba a la cubierta superior. Fue necesario apenas un vistazo para que vieran que allí eran esperados.

"¿Es que nada puede salir fácil hoy?" Se lamentó Saga.

Dos pelotitas más fueron liberadas hacia ellos.

Continuará.

Por

Manquehuito (Misao–CG)

Próximo Capítulo: Escape del Caleuche.

Dos teorías: o bien Mu se saltó la lección de cómo evitar marearse en un barco durante una pelea o Shion, sufriendo de un súbito ataque de Alzheimer selectivo (era viejito cuando lo entrenó), se le olvidó enseñarle tal cosa.

Los entrenamientos de los dorados dejan mucho que desear de un tiempo a esta parte.

PS: Si ustedes supieran cómo era originalmente ese capítulo, no se la creería. Originalmente iba a ser de una manera, pero terminó siendo de otra. Es que las palabras fluyeron sin hacer caso del plan y en vista que el resultado me gustó más, y en cierto sentido obedecía a lo central en el fic, pues BIEN. Eso me hace feliz. Las demás explicaciones del Caleuche, tranquilos, que esas Anneke las dará. Espero que les haya gustado mucho este capítulo… no se olviden de ¡DEJAR UNA BELLA REVIEW!