A/N: Para referencias a mi estilo y a ciertos aspectos del fic, lean 'Littera Minima' y sus secuelas, de la cuál esta es su más reciente entrega. Estén atentos a los cambios de locación; cualquier frase que aparezca de este modo ":frase:" indica una acción realizada durante los diálogos. Mucho muy importante, esto es post–Hades y es una continuación de mi extrañísima línea temporal, así que hagan los cálculos que correspondan. Misao es mala con las matemáticas.

¡MILLONES DE GRACIAS A MI LECTORA DE PRUEBA¡Gracias Lady Rowan por el tiempo que te diste para leer y corregir mis locuras! … :juega con sus dedos¿Cuándo actualizarás?

Saint Seiya, la trama y sus personajes pertenecen al Sr. Kurumada y a quienes han pagado por el derecho respectivo. No estoy ganando dinero con esto, nada más entretengo a mi imaginación y le doy más trabajo a mi Musa. El personaje de Selene Ishikawa pertenece a Fanny Shadow. Los demás personajes originales que no reconozcan, adivinen quién fue la mente maestra detrás de ellos.

ADVERTENCIA.

Principio 108 para ver y entender Manga: No hay tal cosa como un público anime que no maldiga.

Se pide criterio y discreción por parte de los lectores. No me hago responsable de castigos, lesiones, o penas capitales derivados de la lectura de este capítulo.

"Extremus Australis"

(Extremo Sur)

Epílogo:

Despertares.

Hospital de Atenas.

3 días después.

"Duele…" Se dijo a sí mismo.

Sí, no era su imaginación. Definitivamente estaba despierto. Tan despierto como cualquier persona lo estaría, pero no podía abrir los párpados. Suspiró profundo e intentó moverse… le era imposible. Se sentía pesado, muy pesado, y como anquilosado. Sus articulaciones se negaban a obedecerle. Pero eso era lo de menos. ¡QUÉ DOLOR! Sentía mucho dolor por todo el cuerpo. Era como si recién comenzase a tener conciencia de la horrible molestia que sentía por doquier. ¿Acaso Milo lo había dejado como colador otra vez? No, no se sentía como el ataque de las agujas, pero dolía, dolía tanto como en aquella ocasión. Era como si estuviera clavado por todas partes.

Encima sentía frío. Miles de incontrolables e involuntarios escalofríos le recorrían la espalda y se esparcían hacia el resto de su sistema nervioso. Esto de por sí era abrumante y confuso.

¡No podía moverse, pero al menos podía respirar. Sentía como el aire entraba y salía de sus pulmones. Esto le lastimaba el pecho, que sentía oprimido y como oxidado. ¡Sus manos! Era extraño. ¿Acaso estaba maniatado? Lo mismo ocurría con sus pies. ¿Por qué le costaba tanto trabajo moverse? Era como si pesara un par de toneladas, sin mencionar los dolores.

¿Qué le había pasado? No recordaba mucho: en un momento estaba caminando tranquilamente con Seiya y Shura hacia el coliseo, hablando sobre cualquier tema, y al otro estaba allí, despertando en quizás qué condiciones. ¿Por qué no podía abrir los ojos¿Acaso eran de plomo? Al diablo con eso. Tenía que lograr moverse, tenía que hacerlo de alguna manera… algo de sensación, cuál cosquilleo fugaz, comenzaba a regresar a sus miembros, pero se sentían entumecidos. ¿Era conveniente que intentase moverse¡Es que le dolía tanto!

Nada perdemos con probar.

Concentró toda su energía, la poca que tenía, en moverse. Cerró la mano derecha, o más bien flexionó los dedos con gran dificultad. La torpeza de su movimiento delataba que hacía un buen rato no usaba su motricidad fina… aparte… había algo entre sus dedos… sí, había algo allí… volvió a moverlos.

"¡Kanon!"

Su corazón dio un vuelco. ¡Conocía esa voz! La conocía muy bien. Imposible no reconocerla. ¿Cómo no hacerlo? Era la voz de Isabella, que se oía como si estuviera al otro lado de una gruesa pared, pero sin duda era ella. Sintió que le acariciaban los cabellos y las mejillas. Luchó por abrir los ojos, pero para su frustración no pudo hacer tal cosa. Dos manos abrigaron la suya y sintió el roce de unos labios en sus dedos.

"¡Kanon, estás despierto!"

¡Sí, estaba despierto! Estaba conciente de sí mismo, era evidente que esto no era un sueño, pero… ¿Dónde estaba? Y lo que era más importante¿Cómo llegó allí? Intentó agitarse, pero tan solo acabó moviendo los mismos dedos de la misma mano. ¡Necesitaba hablar! Necesitaba abrir los ojos, necesitaba moverse, necesitaba expresarse de alguna manera. Frunció ligeramente las cejas, un movimiento casi imperceptible, pero presente. Hubiera gruñido o hecho algún ruido, pero le fue imposible.

"Tarado… ¿Mi niño? Dime que estás despierto y que no es un mugre reflejo otra vez." Isabella le pidió con ternura. Kanon no escuchaba seguido ese tono de voz: abría alzado una ceja de haber podido. "Por favor, si me escuchas, presiona mi mano una vez… solo una vez, no te pido nada más… de momento."

Confundido, algo asustado¿quién en esa situación no se asustaría, y más que ansioso por dar a conocer que estaba despierto y que necesitaba ayuda, Kanon intentó responder con palabras, pero no pudo hacerlo, por más que lo intentó. Náuseas se apoderaron de sus sentidos cuando quiso hacer tal cosa. ¿Tenía algo metido en la garganta? Hasta ahora notaba que había algo obstruyéndole la tráquea. El Gemelo Menor hizo finalmente caso de lo que le pedían y flexionó los dedos. Isabella suspiró de alivio.

"¡Buenos días! Que bueno verte. ¡Sí Estás Despierto, Tarado!" Exclamó Isabella con aliviada alegría. Y mucha más sintió cuando vio que Kanon intentaba abrir los ojos y moverse con más libertad, cosa que obviamente le era imposible. La chica le acarició los cabellos. "Tranquilo, no te apures, no te exijas, no es una carrera… estoy aquí…"

Quizás los sentidos de Isabella no eran tan agudos como los de Kanon, pero sí era muy perceptiva para ser una humana normal. Había detectado la urgencia del santo dorado por hacer notar que todavía estaba vivo, por lo que se mantuvo cerca de él, animándolo con ternura, y guiándole para que no se estresara de sobra. Nunca antes había sido tan suave, ni nunca más lo sería. Terco como solo Kanon puede llegar a ser, porfió en su intento. Apenas podía mover los dedos de la mano derecha, lo cuál lo tenía al borde del desquicie, pero algo ya estaba logrando con los párpados.

Isabella vio como los ojos de Kanon se abrían, revelando una delgada línea, que se cerró de inmediato. Aquellos bellos ojos se cerraron de golpe, en una fotofóbica reacción, dado que la luz le lastimaba los ojitos. Kanon frunció el ceño un poco más perceptible y abrió de nuevo los ojos, esta vez un poco más antes de parpadear, logrando abrir los párpados cada vez más, hasta que por fin pudo mantenerlos abiertos, no completamente, pero abiertos al fin y al cabo.

De todas las borrosas imágenes que de pronto saturaron sus nervios ópticos, la primera que pudo enfocar fue la cansada y sonriente cara de Isabella, quien con los ojos inundados en lágrimas sin derramar, le acariciaba el cabello y las mejillas. Parece que él le sonrió de vuelta, pero no estoy del todo segura. Kanon miró luego su entorno, moviendo apenas los ojos. ¿Dónde rayos estaba? Como intuyendo la pregunta, Isabella le respondió.

"Estás en la UCI… tuviste un accidente bien feo. Llevas aquí una semana y media." Explicó con lentitud. Kanon abrió los ojos como platos e hizo un nuevo intento para moverse, pero Isabella le detuvo. "¡Tranquilo, no te agites! Tienes tubos por todos lados¡Bruto! No te muevas… cálmate… ya estás bien…"

"¿Qué me pasó? Me duele todo." No, Kanon no dijo esto en voz alta, pero lo pensó, lo pensó con tanta fuerza, que Isabella como que intuyó lo que quería saber.

"Una serpiente gigante te atacó a ti, a Seiya y a Shura. Los apretó y los dejó muy mal a los tres… te… esa cosa te dejó hecho trapo. Tuvieron que operarte."

La puerta se abrió con sigilo y alguien entró. Desde su posición, Kanon no pudo ver de quién se trataba, pero reconocía esa presencia. Pasos cautos avanzaron hasta ellos.

"Isa, las chicas trajeron té¿Qué tal si bebes un poco por mientras yo vigilo a…?"

"SAGA. ¡Kanon está despierto!"

"¿QUÉ?" Esta aseveración de Isa tomó a Saga por sorpresa, quien inflamó su cosmos para avisarles a los demás, dado que no podía gritar en la UCI.

Kanon parpadeó un par de veces cuando Saga apareció de súbito en su campo visual. Miró extrañado hacia su hermano mayor, quien parecía auscultarlo con la mirada. Saga extendió su palma frente a su nariz y la sacudió, gesto que le incomodó bastante al gemelo que yacía en aquella cama, pero nada podía hacer al respecto.

"¡Hasta Que Por Fin Despiertas!" Protestó Saga: era su cariñosa manera de decirle que se alegraba de verlo conciente. "¿Sabes lo preocupados que nos tenías? Que poco considerado eres." Como única respuesta que podía dar, Kanon puso cara de circunstancias.

"¿No podías haberle dicho algo menos antipático? Feh. Si ustedes dos llevan lo 'tarado' en los genes." Protestó Isabella, tratando de alcanzar a su cuñado con el brazo para propinarle un zape.

Saga iba a replicarle, cuando de pronto, fue barrido (literal) de su lugar. Shion apareció en el campo visual de Kanon, ocupando el lugar en donde Saga había estado hasta hacía escasos segundos. Saori también apareció en el campo visual del Gemelo Menor, aunque no barrió con Isabella. La joven diosa le miraba expectante y nerviosa, con las manos juntas bajo su mentón. El Patriarca, por inercia, le revisó la frente a Kanon con una de sus manos, y le dedicó una profunda mirada, para sonreír paternalmente al cabo de unos segundos.

"¿Qué hubo muchacho?"

"KANON¡Qué Bueno que Despertaste!" Exclamó una llorosa Saori.

Entonces, en menos de un segundo, aquella pequeña habitación se llenó de gente. A los que ya estaban, se sumaron Afro, Milo, Alisa y Aldebarán, que de por sí ocupaba MUCHO espacio.

"¡Qué Bueno Verte Despierto, Kanon!" Exclamó Alisa muy contenta.

"Ya sabía que eras a prueba de agujas." Añadió Milo sonriéndole.

"¡KANON! ME ALEGRA VERTE BIEN." Vociferó Afro bien modulado, en caso que el Gemelo menor no pudiera oírle.

"¡Esta Casi No La Cuentas!" Vociferó un alegre Alde. "¡Bienvenido de regreso!"

"Oye Kanon, Saga rompió tu equipo de música ayer." Le saludó Milo con una traviesa sonrisa. Obviamente esto le hizo acreedor de un coscorrón por parte de Saga.

"¡BICHARRACO TRAIDOR!"

"¿Ves que es cierto?" Milo se volvió hacia el Gemelo Mayor. "¿Por Qué Me Pegas?"

"¡Porque Te Lo Mereces Y Me Da La Gana!"

"Oigan, no peleen aquí." Pidió Saori.

"¡Milo, no me dejes en vergüenza y compórtate!" Protestó Alisa, con las manos en las caderas.

"¿Quieren callarse todos?" Gruñó Isabella. "¡Están Haciendo Mucho Ruido!"

"Milo, Saga. No me hagan ir hasta allá a zanjar eso." Advirtió Shion.

Con toda esta gente apilada encima suyo y cerrándole el espacio, sin poder moverse, vulnerable, adolorido hasta la misma médula, confundido, recién despertando por primera vez luego de su accidente y sintiéndose aplastado por lo que estaba pasando por encima de él, Kanon comenzó a sentirse un poco claustrofóbico y tensó los músculos de los brazos y del pecho. Tal situación era intimidante y lo peor de todo es que no podía hacer nada por salir de allí. Seguía sin poder emitir sonido, pero buscaba casi desesperadamente la manera de hacerse notar de alguna manera; lo mismo le ocurría con el aire: sentía que le faltaba, pero no podía tragar más del que estaba recibiendo.

Entonces se oyó un fuerte portazo y unos pisotones que avanzaron decididos hasta el grupo. Una doctora agitó una ficha a manera de abanico, como quien espanta las moscas de un pastel, y dispersó a la multitud, excepto a Isabella, quien se quedó junto a un ansioso Kanon. Una enfermera había entrado con la doctora.

"Todos Fuera De Aquí." Ordenó tajante. "¡Me lo van a Asfixiar!" Añadió Selene, mientras "protegía" a su paciente. Shion carraspeó.

"La Doctora Ishikawa tiene razón. Andando."

"¡Pero…!"

"Afuera todos. Ya nos explicarán luego." El Patriarca abrió los brazos y lentamente arreó a todos fuera de la habitación, como si fuera ganado, casi sin resistencia.

"¡Por Fin Alguien Que Tiene Sentido Común!" Exclamó Selene con los ojos largos al cielo una vez que hubieron salido. La doctora miró a Kanon y luego a Isabella. "Tengo que revisarle. ¿Podrías salir unos momentos? Te llamaré en seguida." Le pidió con amabilidad. Isabella asintió a regañadientes.

"Estaré afuera." La chica le dio un ligero apretón de manos a su chico, antes de comenzar a alejarse.

Isabella salió de la habitación, dejando a Kanon solo con Selene y con la callada enfermera. Sin perder más tiempo, la doctora se acercó a su paciente y antes de empezar cualquier cosa, se presentó.

"Kanon, Soy la Doctora Selene Ishikawa. Te atendí en Emergencias. Tuviste un accidente muy feo. ¿Me has entendido? Pestañea una vez si es ." Selene vio como Kanon asentía con debilidad. Entonces procedió. "Muy bien. Verás, lo que te pasó fue…"

Hospital de Atenas.

3 días después.

Uno siempre tiene que ser considerado con quienes han sufrido algún accidente serio. No solo hay que cuidar del cuerpo, sino también de la mente. Los enfermos y accidentados son personas, no objetos, y por lo tanto tienen dignidad, como cualquiera de nosotros. Los cuidados médicos son preciosos, lo mismo que el cuidado del alma. Esta unidad debe respetarse ante todo…

"¡NO ME ECHES ESO EN LA CARA! NO QUIERO. Me Niego A Usar Cremas De Niña, BRUJA, DÉJAME TRANQUILO. ¡Isa, No Te Aproveches del Pánico!"

… Y Sobretodo no aprovecharse del enfermo que no se puede defender de los ataques de la crema de belleza, que, aunque va en directa ayuda a la piel reseca, puede no ser del agrado de determinados pacientes, como Kanon.

"¡QUIETO Y DEJA QUE TE PONGA ESTO! No te va a hacer menos hombre: Tienes La Piel Muy Seca, te hará bien." Protestó Isabella, quien desde hacía un buen rato intentaba ponerle crema a Kanon en la cara.

El Gemelo Menor se defendía como podía. Todavía estaba delicado, lleno de agujas y dolorido. Dependiendo de su evolución le darían de alta en los próximos días. Seiya también estaba mejorando y Shura, que estaba en el Santuario desde hacia algunos días, ya casi había recuperado la salud.

Como sé que tan solo querían saber eso, volvamos a la escena en cuestión: Isabella, en vista que por el exceso de medicinas la piel de Kanon estaba resentida, había decidido que su chico necesitaba una manito de gato, cosa con la que cierto santo dorado discrepaba… aunque no podía oponer mucha defensa de su parte. Su rango de movimiento, por razones más que obvias, era muy limitado.

"¡No Necesito Eso! Isa, por amor de Athena¡Déjame tranquilo!" Vanos y cómicos eran los esfuerzos de Kanon por evitar que su chica cometiera el horrible sacrilegio de echarle crema en la cara. "¡No Quiero! Estoy Malito¡Déjame morir en paz!"

Si Kanon supiera que Isabella ya le había exfoliado la cara mientras dormía, seguro colapsaba. ¡Oh, Blasfemia de Blasfemias!

"Es tan solo un poco de crema¡La necesitas! Tu piel está hecha un desastre."

Kanon la miró con grandes ojos de víctima indefensa. Es que en cierto sentido sí lo era: había perdido peso, nada extraño considerando por lo que tuvo que pasar y tenía feas ojeras. No podía moverse con libertad, pues le dolían las articulaciones, sobre todo en los brazos, pero lo ignoraba, dado que comparado con el dolor que sentía en el abdomen al respirar o moverse de improviso opacaba cualquier otro y era lo que más le molestaba. Isabella suspiró y dejó de insistir: su chico necesitaba estar tranquilo.

"Está bien. No te molesto más."

"¿Segura?" Preguntó Kanon con grandes ojos llenos de inocencia. Su chica se inclinó y le besó la frente.

"Segura. Siempre puedo esperar a que estés dormido." Le dijo con una misteriosa y coqueta sonrisa. El Gemelo Menor la quedó viendo con los ojos grandes.

"¿Qué quisiste decir con eso?"

En eso la puerta de la habitación se abrió. Saga entró casual, cargando una mochila. Quedó mirando a la pareja con calma en el rostro para luego sonreír: de nuevo Isabella había intentado echarle crema a su hermano estando éste conciente. Si Kanon se llegaba a enterar que le habían exfoliado la cara mientras dormía, nunca más volvería a pegar ojo.

¿Cuál era la manía de las mujeres por echarse crema? Él nunca lo sabría.

"¡Cuñado! Volviste temprano hoy."

"¡Saga! Dile Que Me Deje De Molestar." Se quejó Kanon desde su posición, antes de apretar los dientes en señal de dolor.

"Tendrás que aguantarte, hermanito." Contestó Saga muy tranquilo, avanzando hasta una cómoda. Allí, junto al florero y los dibujos que Anita había enviado desde Inglaterra (no me pregunten como se habían enterado la mocosa hasta allá tan lejos), dejó su mochila, la que abrió y sacó un atillo de género pequeño del interior. "Asumo que se han estado divirtiendo."

"¡Claro! Aunque tu hermano es un llorón y no sabe lo que le conviene." Dijo Isabella traviesa, ganándose una esquiva sonrisa de su chico. "No te pongas así, Tarado… Por cierto, ya debo irme."

"Lamento la demora Isa. Me entretuve sin querer." Saga se acercó a la cama mientras abría aquél pequeño atillo de género. De allí sacó un esponjoso muffin de chocolate recién horneado, todavía humeante. "Ten esto. Los hizo una amiga."

"¡Muffin!" Isabella tomó su muffin en las manos y no tardó en darle una probada. "Esto es una delicia. ¿De donde lo sacaste? No he visto de estos en la cafetería." Saga sacó uno para sí, mientras Kanon miraba con ojos de cachorro.

"¡Hey, no se vale¡Esas cosas no pueden entrar al hospital!" Protestó molesto, no porque su hermano hubiera infringido una norma, sino porque no le había dado un muffin a él. Saga lo miró de reojo, y luego de mirar lastimeramente al cielo, rebuscó de nuevo en el atillo de género y sacó otro muffin. "¡Sabía que no me ibas a dejar mirando!"

"No te lo tragues muy rápido o te hará mal." Protestó Isabella. "Trata de no dejar migas o las enfermeras nos regañarán."

"No te iba a dejar mirando, Kanon. Además si no te lo daba, te aseguro que Anneke no me deja tranquilo." Saga le dio una mordida final a su muffin antes de masticarlo y tragárselo.

"¿Anneke es tu amiga?" Preguntó Kanon mientras desmenuzaba su muffin en trocitos pequeños. No podía comer golosinas por indicación médica, pero eso era justamente lo que lo hacía aún más delicioso. Isabella cuidaba de sacudirle las migas de encima. "Hace rato que te la oigo nombrar."

"Sí." Fue la lacónica respuesta del Gemelo Mayor. Isa y Kanon pusieron una cómplice sonrisa de sabelotodo al unísono.

"¿Cuándo la conoceremos?" Preguntó Isabella. "Debe ser muy especial para que la consideres tu amiga." Añadió con un sonsonete especial.

"¿Es la chica con la que te encontró Mu?" Preguntó Kanon en el mismo tono de voz.

El regreso de Saga al Santuario había sido muy agitado. Saori se había puesto histérica al verlo, y junto con Shion lo habían acosado a preguntas. Saga les contó lo que había sucedido, lo más detallado y rápido que pudo, antes de poder visitar a su hermano en el hospital. Esto fue un trámite más bien demoroso, pues el Gemelo Mayor tuvo que contar su historia más de una vez, a medida que se topada con los demás dorados.

"Algo me dice que ella es la razón por la que desapareces al almuerzo." Comentó Isa mientras le guiñaba un ojo a Kanon. "¿Sabías, tarado, que éste tipo desaparece a las 14:30 con la precisión de un reloj suizo? Nunca ha ido a almorzar con nosotros."

"Errr…"

"Tal parece que esa Anneke es bien guapa." Comentó Kanon travieso. "Esta mañana, Shaka me contó que Aioria le había escuchado decir a Aioros, que había estado conversando con Shura, que Aldebarán le dijo que Mu te había encontrado con una chica BIEN guapa."

Aclaro las cosas: Los dorados tomaban turnos para ir a acompañar a Kanon. Esa mañana había sido el turno del Santo de Virgo, Shaka, quien había bajado desde las alturas del Nirvana para hacer de niñero. La mañana de Kanon había sido muy '¡OM!', pero no por eso aburrida. Saga se sonrojó un poco.

"Sí, Anneke es mi amiga, no sé cuando la conocerán, aunque preferiría que no, ya que es muy tímida. Ella fue quien cuidó de mi y es con quién me encontró Mu." Respondió Saga. "Almuerzo con ella todos los días… o más bien comparto la cena, que donde vive ya es de noche a la hora de almuerzo aquí."

"¿Te Cuidó?" Preguntó Isabella. "¿Almuerzas con ella? Uy, es más serio de lo que creí."

"Sin mencionar que la tipa tiene que ser una santa, como para haberte aguantado resfriado." Comentó Kanon. "¿Y bien¿No pasó nada?" Añadió burlón.

"¿Qué no pasó nada de qué?"

"Tu sabes." Preguntó Kanon travieso.

Uuh, si tan solo supiera por los percances que había tenido que pasar su hermano…

"NO. NO sean vulgares, que bien grandes están para esas…"

Kanon tuvo que sofocar una carcajada, dado que le dolía mucho reír. Isabella, que no tenía ese problema, rió abiertamente y de buena gana. Saga se ofuscó y tensó los músculos, se puso todo rojo y no por vergüenza. Isabella besó a Kanon con ligera ternura en los labios, tomó sus cosas y se despidió de Saga.

"A ver si nos la presentas un día. Me gustaría conocerla." Isabella se dirigió a la puerta. "Adiós a los dos: no hagan maldades."

La chica dejó solos a los hermanos. Kanon se acomodó con pereza y dificultad en su cama, mientras su silencioso y taimado hermano se acomodaba en el cercano sillón, al tiempo que encendía la Tele. Saga fijó su mirada en aquella caja de imágenes.

"¿Y?"

"¿Y qué?"

"¿Por qué no me habías contado nada de tu chica?" Kanon suspiró. "Me pude haber muerto y…"

"No me cobres sentimientos." Saga se encogió de hombros. "Anneke es mi amiga, nada más, no es mi chica. Es algo extraña y muy tímida, pero solo mi amiga."

"Te estás haciendo el indiferente."

"¿Algún problema?"

"Eso quiere decir que la chica te gusta. ¿Cuando te animas?" Preguntó el Gemelo Menor. Saga giró el cuello con cara de papel. Entrecerró los ojos al ver a su alegre hermano sonriéndole inocentemente. Kanon aumentó su sonrisa al ver la molestia del mayor. "¿Dije algo malo?"

"No. ¿A qué quieres que me anime?" Preguntó Saga molesto. "Anneke es mi amiga." Insistió.

"¡NO TE HAGAS, SAGA! La chica te gusta, no me lo niegues. Te conozco bien, a mi no me engañas." Rió Kanon dentro de sus posibilidades. "Además a ver si así se te endulza el talante."

"¿Por qué no cierras la boca?" Preguntó el Gemelo Mayor taimado, regresando su atención al televisor.

"Porque no me da la gana, estoy enfermito, y tengo que ser consentido en todo."

"Feh."

"…"

"…"

"Deberías decirle al menos que te gusta."

Saga emitió un gruñido sordo. Volvió a mirar a Kanon a la cara, pero esta vez parecía que había mordido un ajo. El Gemelo Menor no hizo más comentario que poner una cara de total inocencia. No volvió a mencionar el asunto… pero ya lo haría algún día.

"A ver si me la presentas un día."

"¿Para QUÉ QUIERES Conocerla?" Preguntó Saga muy enojado y algo celoso.

"Pues para agradecerle el Muffin." Contestó Kanon con astucia.

"Feh."

Saga, colorado hasta las orejas, decidió estar más vigilante la próxima vez y no caer en las trampas de su hermano. Se sintió sonrojar, y agradeció que desde su posición, Kanon no notara esto. Suspiró y cerró los ojos un momento, para visualizar, sin querer, la sonrisa de Anneke y su triste mirada, y como esto se combinaba con tanta gracia.

¿ÉL, tener algo con Anneke? No más pensarlo hizo que se pusiera rojo como tomate. La idea no le desagradaba, pero…

NAAAAAAAAAH! Es muy tímida, no me dará ni la hora… Seguro le caigo mal. Lo único que hago es comer lo que me prepara."

"¿Y eso?" Preguntó Kanon francamente sorprendido. "¿Te prepara cosas de comer sólo para ti?" Saga tragó saliva.

"¿Dije eso en voz alta?"

"Sí."

"Olvídalo y duérmete."

Kanon parpadeó perplejo.

MUY perplejo.

Fin de Extremus Australis.

Por

Manquehuito (Misao–CG)

PS: El fin del monstruo este ha llegado por fin y no saben lo aliviada que me siento de terminar esto. Sufrí un bloqueo de autor mientras escribía eso, razón por la cuál me demoré en escribirlo. Ojalá n los haya subestimado: he escrito cosas mejores. No… Saga no se quedó oficialmente con Anneke, pero eso no quiere decir que en un futuro cercano no tome la decisión, además, tengo ganas que los dorados lo molesten mucho por su indecisión. Ocurre que soy egoísta y me cuesta compartir al más Sexy de los dorados a mi juicio. ADORO a Saga. Ahora, Este fic es una gran introducción al siguiente (insisto: eran hermanos siameses), y espero no sufrir de bloqueos ni nada mientras trabajo en él. Aún tengo que escribirlo, así que no esperen que lo publique en seguida, menos ahora que estoy con los exámenes apilándose encima mío con alevosía. AGRADEZCO A TODOS SUS REVIEWS Y EL APOYO QUE ME DIERON ESTAS SEMANAS. Ustedes son de la mejor leche que hay, y no me canso de repetirlo. Este fic fue comenzado el 6 de Septiembre de 2005 y fue terminado el 20 de Octubre de 2005 a las 23:31 pm, sufrió las debidas modificaciones del caso. ¡DEJEN UNA BELLA REVIEW!

¡NINGÚN ANIMAL FUE LASTIMADO DURANTE LA PRODUCCIÓN DE ESTE FIC!

La autora, eso sí, tuvo que recurrir a varios artilugios para sacarse de encima al sindicato de Brujos, que, disconformes con los daños que recibió el Caleuche, en vez de demandarme, me lanzaron un par de maldiciones chilotas bastante molestas. Ellos son los culpables de mi Bloqueo de Autor.

Además tuve que pagar una suma considerable para reparar el Caleuche y dejarlo PERFECTO para el próximo Fic, sin mencionar que tuve que contratar un seguro y conseguir los permisos de la Armada correspondientes para hacer navegar el cacharro ese por mar y canales de Chile.

ODIO la Burocracia.

Mu descubrió que se marea arriba de los botes y juró nunca poner un pie sobre la cubierta de un barco.

Shura está bien y sin secuelas. Seiya también, aunque pasó más tiempo que Kanon en el hospital, dado que se cayó por unas escaleras el día que lo daban de alta.

Isabella finalmente logró ponerle crema a Kanon en la cara, mientras éste dormía.

El Gemelo Menor AÚN no se da por enterado.