Ophelia dakker: pues ya no hace falta que esperes más! Jejeje
Mely Weasley: ¿De verdad crees que lo de la revista sólo es cosa de Herms, bueno, y lo de cuando la lee... ya verás, quizás en este capítulo pasen más cosillas. Jejeje, weno, espero tu review en este capítulo. Besikos
Cervatilla: jejeje, me alegro de que te hayas reído con la pequeña discusión entre Ron y Hermione, jajaja, ¿De verdad que te tiene curiosa la revista? Pues en este capítulo si que te vas a quedar curiosa, y probablemente me mates, jajaja. Por cierto, me gustan mucho tus fics, son muy tiernos. Besikos
Behenela: ola! Pues si estás intrigada con lo del cuarto de Hermione, no te quiero contar en este capítulo, ahí si que te voy a dejar en ascuas! Besikos
Ginny PoshSpice: No te preocupes, ya continué.
Capítulo IV. Despertares
Estaba oscuro y hacía frío cuando Hermione se despertó. Se dio cuenta de que era todavía bien de noche y se preguntó qué era lo que la había despertado. Entonces lo oyó. Un ligero sonido en la puerta. Estaba allí otra vez, intentado entrar en la habitación. Cogió la varita y bajó de la cama. Crookshanks levantó la mirada hacia ella y saltó de la cama hacia su cesta. Se volvió a hacer un ovillo y se durmió de nuevo. Hermione se puso la bata y caminó de puntillas hacia la puerta. Su corazón golpeándola en el pecho, pero había decidido que 'lo conocido' asustaba menos que 'lo desconocido'. Aún así se quedó de pié quieta durante varios minutos, cada uno de sus sentidos pendientes mientras los sonidos desaparecían. Su respiración era agitada e irregular.
Entonces, con un movimiento repentino, quitó el cierre de la puerta, la abrió de par en par y salió al pasillo, con la varita preparada. Se quedó paralizada. Encogido contra la pared, arropado con una capa, estaba sentado Ron. Estaba dormido, emitiendo un ligero silbido al respirar.
La ira se encendió en Hermione. Una maldita broma, pensó. Su idea de la diversión, y sin duda también de Harry. Antes de que pudiese evitarlo, le había pegado una patada.
Ron se incorporó de un salto. Miró a su alrededor, vio a Hermione y se levantó"¿Qué?" Dijo. "¿Qué pasa?"
"Ya lo sabes." Contestó Hermione. "¿Cómo te has atrevido? ¿Cómo has podido? Y yo que pensé..." Sus siguientes palabras se perdieron. Le miró enfurecida, sintiéndose más enfadada de lo que jamás había pensado posible.
"¿Qué pasa?" Repitió Ron, tratando de quitarse el sueño restregándose los ojos.
"Dime lo que te preocupa, Hermione. No tienes por qué luchar todas tus batallas sola. Te has tenido que estar partiendo de la risa. ¿Te sugirió Harry que hicieses esto? No voy a volver a hablaros a ninguno de los dos, jamás."
"No sé de que estás hablando." Replicó Ron, completamente despierto ahora. Sacó su varita y miró nervioso de un lado a otro del pasillo.
"Al menos ten el valor de admitirlo. ¿Dónde se esconde Harry? ¿A la vuelta de la esquina?" Exigió Hermione, dándole la espalda. Pensé que estabas de mi parte, pensó para sí misma, pero estoy... estoy sola, como siempre. Tragó saliva y entonces, antes de que pudiese evitarlo, rompió a llorar. Se frotó furiosa los ojos, pero no había manera. Él había ido tan amable hoy y ella había pensado... dejó caer la varita y se cubrió la cara con las manos.
"¿Cuál es el problema?" Preguntó Ron.
Hermione levantó la mirada, y corrió a su habitación, dando un portazo tras ella. Fue enseguida a la cama, se dejó caer boca abajo y dejó las lágrimas brotar. Una estúpida broma, eso era, una estúpida y patética broma. Pero ella sabía que no era eso por lo que lloraba. Durante unas breves horas pensó que había encontrado a alguien especial, alguien que estaría a su lado incondicionalmente, alguien a quien le importaba. Se abrazó a la almohada y sollozó desconsolada.
Se oyó un golpeteo en la puerta. "Hermione, ¿puedo pasar?"
"¡No!" Se dio la vuelta para coger la varita poder cerrar la puerta – y entonces se dio cuenta de que no la tenía. "Vete." Gritó.
La puerta se abrió y Ron entró en la habitación. Llevaba su varita. Cerró la puerta suavemente y murmuró algo.
Hermione oyó la puerta cerrarse. Se frotó los ojos, decidida a no llorar delante de él, decidida a no darle ese placer. Ron se acercó y se quedó de pie junto a la cama.
"No tengo ni idea de lo que he hecho, pero lo siento. Odio cuando lloras, por favor no lo hagas."
"¿Qué te hace pensar que he estado llorando?"
"Estás igual que Gin cuando tampoco ha estado llorando."
"¿Por qué lo hiciste?" Preguntó Hermione, mirándole enfadada.
"¿Dormir frente a tu puerta? Por si acaso algo iba mal. Sé que pasó algo anoche y tú eludías el tema. Quería estar aquí para... protegerte. ¿Es eso tan malo?" Contestó, poniéndose colorado.
"¿Protegerme? Pensé que estabas intentando... ¿Quieres decir que no eras tú quien hacía los ruidos anoche?... ¿No fuiste tú quién movió la revista?"
"¿Qué revista?" Preguntó Ron.
Hermione se dio cuenta de que había cometido un error. Él había acampado frente a su puerta porque estaba preocupado por él. Le miró, mordiéndose el labio, preguntándose como iba a disculparse, pero sobre todo preguntándose si todo lo que había pasado ese día todavía significaba lo que ella esperaba. Y entonces se dio cuenta de que no llevaba puesto casi nada, sólo una bata que se estaba abriendo. Se sonrojó, enseguida cogió el cuello y se lo ciñó al cuerpo. Ron educadamente miró a otro lado.
"Date la vuelta." Dijo Hermione. Rápidamente se puso una camiseta y unos vaqueros, abrumada por la vergüenza. Crookshanks estaba durmiendo placidamente – y ahora sabía porqué. Él había sabido todo el tiempo que era Ron. Cogió la bata otra vez para abrigarse. "Ya puedes mirar."
"Está helando en ese pasillo." Dijo ron dándose la vuelta, tendiéndole su varita.
"Incendio." Dijo Hermione señalando con su varita a la chimenea. El fuego volvió a la vida y se sentaron frente a él. Ron frotándose los brazos y después poniendo las manos frente al fuego.
"¿Quieres una taza de té para entrar en calor?" Preguntó Hermione.
"Por favor."
Hermione se movió por la habitación, usando su varita para acortar el proceso de hacer té.
"Gracias." Dijo Ron, cogiendo la taza humeante que le ofrecía. Ella se sentó junto a él, observándole mientras bebía. Ron terminó el té. Y Hermione rellenó la taza con un movimiento de su varita.
"Ahora." Empezó Ron, tomando otro trago de té." Dime que es lo que está pasando."
Repentinamente agradecida de tener a alguien en quien confiar, Hermione le contó todo lo que había pasado... "Y entonces te vi ahí y pensé que me estabas gastando una broma. Así que te pegué una patada. Y ya sabes el resto."
"Ah." Dijo Ron frotándose la pierna. "Me preguntaba por qué me dolía."
"Oh, Ron, lo siento mucho. No quería hacerte daño, pero me enfadé, yo – "
"No importa." La interrumpió Ron. "Mientras tú estés de una pieza, eso es lo importante."
Hermione se sonrojó ante esas palabras. Él se preocupaba, estaba de su lado.
"Entonces que es esa cosa." Preguntó Ron.
"No lo sé." Respondió Hermione. "Tengo que mirarlo en los libros que cogí."
"Te ayudaré. Que es lo que tenemos para empezar."
"Bueno, lo más obvio es que – " Se paró en seco y los dos se giraron. La mesa estaba empezando a temblar. Bolígrafos y lápices rodaban por su superficie, un jarrón empezó a moverse hacia el borde. Empezó a agitarse con furia. Ron y Hermione se pusieron de pie de un salto.
"El cajón, quiere la revista." Explicó Hermione. "Lo cerré. No lo puede coger."
"Ponte tras de mí." Dijo Ron, poniéndose delante de ella.
Hermione le empujó. "Si estoy detrás de ti no podré ver lo que pasa Ron. Necesito saber lo que es si ... me voy a enfrentar a ello."
"No quiero que te haga daño."
"Y yo no quiero que te haga daño a ti." Replicó Hermione rápidamente. Ambos se miraron el uno al otro como tontos durante un momento, después volvieron a prestar atención a la mesa.
"Tengo que abrir el cajón." Dijo Hermione, dando un paso adelante.
"No." Repuso Ron, cogiéndola de la muñeca. "No sabes lo que hará."
"No tengo que acercarme mucho." Contestó Hermione, intentando que la soltara. "Puedo abrirlo desde unos tres metros de distancia. ¿Puedes hacer un hechizo Muralis para bloquearlo?"
"No." Dijo Ron, sacudiendo la cabeza. "Pero puedo soltarle una maldición, en cuanto lo vea."
"No lo maldigas, hasta que venga a por nosotros."
Él asintió y le soltó la muñeca. Avanzaron lentamente. Hermione sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y se sintió momentáneamente aterrorizada. La temperatura en la habitación había bajado varios grados. Levantó la varita y murmuró el contrahechizo. El cierre emitió un sonido que indicaba que estaba abierto y enseguida el cajón se abrió de golpe cayendo al suelo. Ambos observaron boquiabiertos como la revista se levantaba en el aire y empezaba a flotar hacia la pared.
Y entonces, levemente, justo en el filo de lo visible, Hermione vio la figura que llevaba la revista. Se deslizó hacia la pared y soltó la revista. Hermione salió disparada hacia delante.
"¿Qué es lo que quieres?" Preguntó temblorosa.
El espectro murmuró algo y desapareció a través de la pared.
Ron y Hermione se quedaron de pie, en silencio. Notaron como la temperatura volvía a subir. Ron fue el primero en hablar. Estaba temblando.
"Sé que es una pregunta estúpida pero ¿qué era eso?"
"Es una muy buena pregunta. Eso – ella – era una chica. Más joven que yo."
"¿Cómo sabes que era una chica?"
"¿No la viste, Ron? Debiste hacerlo."
"No vi nada."
"Era una chica, de la época victoriana."
"Victoriana, ¿cómo los sabes?" Dijo Ron, preguntándose si el temblor de sus piernas pararía.
"Su pelo, su vestido, era de la época victoriana. ¿Estás seguro de que no la viste?"
"Segurísimo. Pero pude sentir el mal. Tenemos que hacer algo, decírselo a Dumbledore o algo. No puedes quedarte aquí."
"Ron, no era malvada. Era... desgraciada. Le pregunté qué era lo que quería." Hermione dejó que sus palabras flotaran en el aire.
"¿Y?" Preguntó Ron.
"Ella dijo... dijo que quería morir."
"Es un fantasma, ya está muerta."
"¿Eso funciona así?" Preguntó Hermione.
"No lo sé."
"Precisamente, Ron, no era malvada, estaba asustada, estaba preocupada... oh, ojalá la hubieses visto."
"Ojalá la hubiese maldecido. Hermione, reconozco el mal cuando lo huelo. Tenemos que decírselo a Dumbledore."
"No." Replicó Hermione. "Quiero averiguar que es lo que está pasando. ¿Quién es? ¿Por qué se empeña en mover la revista? Y de todas formas no podemos decírselo a Dumbledore. McGonagall y él están fuera, en Londres, así que tendríamos que decírselo a Snape."
"Oh." Dijo Ron con gesto de asco. La idea no era nada atractiva – posiblemente le expulsarían por estar en los dormitorios de las chicas. "¿Entonces que hacemos?"
"Dormir un poco. Y por la mañana empezaré a leer. Tenemos suficientes pistas."
"Vale." Aceptó Ron. "¿Qué cama cojo?" Miró a su alrededor a la habitación y señaló. "Esa tiene buena pinta."
"¡Ron! No puedes dormir en la cama de Lavender... ni en la de Parvati... ni en la de nadie."
"Vale, usaré tu sillón."
"¡No puedes dormir aquí!"
"Bajemos entonces a la sala común."
"No, no seas tonto. Tienes que volver a tu habitación."
"No creerás que te voy a dejar aquí sola, ¿verdad?" Cogió una almohada de la cama de Hermione y la echó en el sofá. "¿Tienes una manta de sobra?"
Hermione no sabía que hacer, pero se dio cuenta de que Ron no se iba a ir. Y mientras estaba allí de pie mirándole, decidió que no quería que lo hiciese. Encontró dos mantas y las puso sobre el sofá.
"Gracias." Dijo Ron, dejándose caer en él. Se envolvió en las mantas y la sonrió.
Hermione le devolvió la sonrisa dubitativa, todavía avergonzada ante la idea de compartir habitación con él.
"Será mejor que me levantes temprano por la mañana y volveré a mi habitación." Dijo Ron.
"Está bien." Respondió Hermione, y después se rió para sí. "Toma mi despertador." Lo programó para las siete y lo puso a su lado.
Tras apagar las luces se metió en la cama, aún completamente vestida. Tiró de las sábanas hasta que le llegaban a la barbilla, y se quedó allí tumbada mirando al techo. Sabía que tendría que estar pensando en la chica, pero lo único en lo que podía pensar era en Ron, que estaba dormido a poco más de un metro de ella. Estiró la mano y apretó la nariz del dragón. El brillo iluminó ligeramente la cara de Ron y ella se giró y se le quedó mirando.
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Los dos se despertaron en cuanto sonó la alarma. Hermione apartó las sábanas y se sentó en la cama, con los brazos rodeando las rodillas. Ron apartó las mantas de una patada y se sentó en el brazo del sofá.
"Entonces." Dijo Ron.
"Entonces." Imitó Hermione.
"¿Estás bien?"
"Sí. ¿Y tú?" Preguntó Hermione.
"Bien."
"Será mejor que vuelvas a tu habitación."
"Supongo."
"¿Le dijiste a Harry lo que ibas a hacer?"
"No. Iba a decírselo esta mañana."
Hubo una pequeña pausa.
"Sería mejor que no se lo dijeses." Dijo Hermione, insegura. "Quiero decir, que no sabemos quién es ella, puede que necesite ayuda y es posible que Harry se ponga un poco frenético e intente acabar con ella."
"Como yo." Dijo Ron, en voz baja.
Hermione se mordió el labio. Esperaba que se hubiese olvidado de eso. Se giró y se sentó en el borde de la cama. "Era una reacción bastante natural en ese momento. Pero, bueno, ¿quizás podríamos dejarlo entre nosotros de momento?" Había estado pensándolo durante toda la noche y sabía lo que le estaba pidiendo. Insegura, se miró los pies.
"De acuerdo... sólo tú y yo." Dijo Ron, lentamente. En lo más profundo, se dio cuenta de que algo había cambiado, habían cruzado una línea. Harry y él normalmente compartían todo – ahora él estaba compartiendo algo sólo con Hermione. Harry todavía era su amigo, pero parecía que Hermione se había convertido en algo más que eso.
"Miraré en mis libros a ver si encuentro algo. Tu mantén a Harry y a Ginny fuera de mi camino." Dijo Hermione, levantando la mirada. Ron asintió y se levantó.
"Será mejor que vuelva, entonces." Dijo, arreglándoselas para sonreír.
"Vale."
"¿Te veo en el desayuno?"
"Sí." Respondió Hermione. Se miraron incómodos el uno al otro.
"Me voy entonces."
"Está bien."
Todavía se miraron una vez más. El corazón de Hermione latía a mil por hora. Intentó mantenerle la mirada. Y entonces Ron se agachó y le cogió las manos. Su tacto era electrizante y sintió que sus brazos se ponían rígidos.
"Ten cuidado." Dijo, apretándole las manos suavemente. "Si vuelve a aparecer, simplemente sal pitando."
"Tendré cuidado." Prometió Hermione. La habitación parecía pequeña y muy lejana, lo único que contaba era Ron. Le apretó las manos otra vez y las soltó, dirigiéndose a la puerta. Se giró y la sonrió, con eso se fue. Hermione se dejó caer en la cama y se quedó allí tumbada mirando al techo, la inundaban emociones que nunca había sentido. El hormigueo era intenso.
En algún momento consiguió levantarse, se dio una ducha rápida y bajó a la sala común, donde empezó a buscar entre los libros y pergaminos apilados sobre la mesa.
Eran las nueve cuando Ron y Harry amanecieron. Ginny apareció diez minutos después y todos bajaron a desayunar. Para alivio de Hermione, no se dijo nada de la noche anterior – le preocupaba que Ginny hubiese oído algo y que Harry se hubiese dado cuenta de que Ron no estaba. Tras comerse las salchichas y el bacon volvieron a la sala común – y el fuego. Afuera estaba nevando y soplaba un fuerte viento. Un día para quedarse dentro, anunció Ginny.
"¿Qué os parece un dos contra dos de Quidditch, aquí dentro, a pie?" Propuso Harry.
"No seas tonto." Dijo Ginny. "No funciona si no puedes volar."
"Cogeré las escobas, entonces, si tenemos cuidado no nos daremos con muchas cosas."
"Tengo que estudiar... algo." Dijo Hermione con cuidado.
"Estás de vacaciones." Dijo Harry, mirándola fijamente.
"No funcionaría, Harry." Interrumpió Ron rápidamente.
"¿No?"
"No, la sala común no es suficientemente larga, pasaríamos todo el rato dando la vuelta y la snitch se cargaría las cosas a nuestro alrededor. Puede girar en pocos milímetros."
"Puede que tengas razón. Oh, bueno, sólo era una idea." Reconoció Harry, encogiéndose de hombros.
"Jugaré contra ti y Ginny al ajedrez al mismo tiempo por la reserva secreta de ranas de chocolate de Ginny."
"¿Qué reserva secreta?" Preguntó Ginny poniéndose roja.
"¡Ajá!" Exclamó Ron. "Sabía que tenías una." La sonrió mientras ella se ponía aún más roja. Harry puso su brazo alrededor de los hombros de Ginny y le murmuró algo al oído. Ginny río y asintió.
"Iré a coger mis libros entonces." Dijo Hermione, escurriéndose rápidamente.
Pasó la mañana mirando sus libros. Ron se sentó con Harry y Ginny junto al fuego. Jugó al ajedrez y bromeó y se rió con ello, pero su cabeza estaba centrada en Hermione. El tacto de su mano todavía estaba presente en su recuerdo. Volvió a recordar cada detalle de su paseo y los acontecimientos de la noche anterior y se preguntó si ella estaría pensando en él. No podía estarlo, decidió, pero esperaba que sí. Su conversación constaba de monosílabos.
La hora de la comida llegó y se pasó y el viento seguía soplando, y ellos seguían vagueando frente al fuego. Hermione se unía a ellos de vez en cuando para tomar una taza de té. El corazón de Ron latía a toda velocidad cuando ella se sentaba a su lado sonriéndole tímidamente, y se preguntaba si no estaría volviéndose loco. Normalmente estarían pelándose por alguna tontería y con cierta frecuencia él estaría contento de que ella se fuese. Ahora contaba los minutos que quedaban para la siguiente taza de té y no dejaba de mirarla, sin preocuparle si alguien se daba cuenta.
La hora del té llegó y todos bajaron de nuevo al Gran Comedor. Como no habían hecho gran cosa, tocaron poco la comida. La conversación era pobre, al haberse dicho todo lo que se tenían que decir a lo largo del día y Hermione estaba perdida en sus pensamientos. A la hora, volvieron a la sala común.
Hermione se dirigió a su mesa. Harry y Ginny fueron hacia el fuego. Ron se quedó de pie, atrapado entre el fuego y la mesa. Tras una mirada hacia Harry y Ginny, fue hacia la mesa y se sentó junto a Hermione, que estaba escribiendo en un pergamino. Ella levantó la mirada y le recompensó con una brillante sonrisa.
"¿Has encontrado algo?" Preguntó Ron.
"No estoy segura. No dejo de pensar que he encontrado algo, pero, oh, no lo sé." Hermione e recostó en su silla y dejó caer la pluma. Su mundo de seguridad y exactitud se había puesto boca abajo debido a sentimientos sobre los que no tenía ningún control. No podía concentrarse, por mucho que supiese que tenía que hacerlo.
"Te ayudaré. Dame algo que hacer."
"Empieza a mirar en este." Le dijo Hermione, acercándole una copia de Las apariciones de Catchpole. "Es la tercera edición, así que está en orden alfabético."
"Vale." Dijo Ron, abriendo el volumen forrado en piel de ternero. Una araña se deslizó por el lomo del libro. Ron tragó saliva, pero la ignoró. Empezó a pasar páginas, preguntándose que es lo que estaba buscando. ¿Chica malvada? ¿Chica victoriana malvada? Afortunadamente había fotografías, así que se centró en ellas, pasando rápidamente por los 'imposibles'.
Trabajaron en silencio mientras Harry y Ginny jugaban un ruidoso juego de Guerra de Ajedrez. Ron sonrió para sí, de la manera que estaban jugando, ¡posiblemente perdiesen los dos! Estaba seguro que en cualquier momento se acercarían para ver qué estaban haciendo. No era habitual que él trabajase con Hermione. De repente, decidió que tenía que saber qué sentía ella. Respiró profundamente y cogió la mano de Hermione llevándola bajo la mesa, donde entrelazó sus dedos con los de ella. Mantuvo la mirada en el libro, no era capaz de mirarla a ella. Para su alivio y deleite, le apretó suavemente la mano, así que él se giró y le sonrió tímidamente.
Hermione le devolvió la sonrisa radiante. Se quedaron sentados allí, cogidos de la mano, sin decir nada, pretendiendo mirar sus libros. Hermione finalmente decidió que no podía investigar más, era imposible concentrarse. Se preguntaba si debía decirle su teoría, pero decidió que no. Estaba tan insegura de sus deducciones, y ahora no quería parecer una estúpida frente a él. Sería mejor comprobarla primero.
"Voy a subir a mirar una cosa. Ahora te veo." Dijo, soltándole la mano.
Ron la observó mientras atravesaba la sala común. Se detuvo al pie de la escalera y le sonrió. Al girarse y empezar a subir as escaleras, él no vio la mirada de incertidumbre que sustituyó la sonrisa.
Unas carcajadas desde la chimenea atrajeron su atención hacia Harry y Ginny, que estaban sentados juntos en el sofá. No parecía que estuviesen echando en falta ni a él ni a Hermione. dos! Estaba seguro que en cualquier momento se acercarían para ver qué estaban haciendo. No era habitual que él trabajase con Hermione. De repente, decidió que tenía que saber qué sentía ella. Respiró profundamente y cogió la mano de Hermione llevándola bajo la mesa, donde entrelazó sus dedos con los de ella. Mantuvo la mirada en el libro, no era capaz de mirarla a ella. Para su alivio y deleite, le apretó suavemente la mano, así que él se giró y le sonrió tímidamente.
Hermione le devolvió la sonrisa radiante. Se quedaron sentados allí, cogidos de la mano, sin decir nada, pretendiendo mirar sus libros. Hermione finalmente decidió que no podía investigar más, era imposible concentrarse. Se preguntaba si debía decirle su teoría, pero decidió que no. Estaba tan insegura de sus deducciones, y ahora no quería parecer una estúpida frente a él. Sería mejor comprobarla primero.
"Voy a subir a mirar una cosa. Ahora te veo." Dijo, soltándole la mano.
Ron la observó mientras atravesaba la sala común. Se detuvo al pie de la escalera y le sonrió. Al girarse y empezar a subir as escaleras, él no vio la mirada de incertidumbre que sustituyó la sonrisa.
Unas carcajadas desde la chimenea atrajeron su atención hacia Harry y Ginny, que estaban sentados juntos en el sofá. No parecía que estuviesen echando en falta ni a él ni a Hermione. Ginny estaba riendo y dándole una revista y una lápiz a Harry, que estaba intentando apartarlos de él. No uno de sus estúpidos test, pensó Ron, siempre andaba con ellos. Se preguntaba porque querría Ginny que Harry le ayudase. Frunció el ceño al recordar como Ginny había intentado meterle una bola de nieve por el cuello de la camisa a Harry. Y la bola de nieve que había traído a la sala común. Y había pasado una buna hora o más tirándose en trineo con él. Su boca se torció en una sonrisa. No podía ser, ¿verdad? Su sonrisa se hizo más amplia. Tenía que decirle esto a Hermione. ¡Por fin sabía algo que ella no!
Riendo para sus adentros, volvió a centrarse en los libros. Miró hacia el de Hermione. Estaba abierto en un capítulo sobre poltergeist. Volviendo al suyo, empezó a hojearlo de nuevo, dejando que su mirada se pasease lentamente por las páginas. Había llegado a la página 67 y estaba a punto de pasarla, cuando algo le llamó la atención –
Neonato: Un tipo de aparecido especialmente malintencionado. Los neonatos son fantasmas que no han sido completamente aceptados en el mundo de los espíritus. Están condenados a permanecer siempre como 'recién nacidos', ni realmente un fantasma pero tampoco humanos. La principal motivación de estos entes es escapar de limbo en que se encuentran y bien 'morir' (en el sentido que se pueda aplicar a un fantasma) o 'intercambiar' posiciones con un ser humano, de esa manera trasfiriendo su confinamiento a la desafortunada alma. Si sienten una humano sensible, pueden intentar atraer piedad y compasión, con vistas a 'intercambiar'. Forman fuertes, irracionales, apegos a algunos objetos y su determinación en mover estos a algún lugar en particular frecuentemente lleva a confundir a los neonatos con poltergeist. La destrucción de estos objetos puede destruir a un neonato, sobretodo si se usa fuego. La población mágica en general no debe enfrentarse a estas criaturas, a menos que haya muggles en peligro directo. Informe de cualquier aparición sospechosa al Ministerio de Magia por lechuza urgente tan pronto como sea posible, citando la referencia CpAiii/67/NN.
Ron leyó el apartado una y otra vez y lo miró fijamente desconcertado. Entonces una sensación de terror le invadió y aunque no estaba seguro de cómo lo sabía, estaba seguro de que Hermione estaba en peligro. Se levantó de la mesa de golpe y la bordeó, tirando libros y tazas. Cuando llegó al final empezó a correr hacia las escaleras de las chicas. Harry y Ginny le miraban con la boca abierta.
OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOWenoooooooooooooo, aquí está el 4º capítulo, como pedíais.
Espero que os haya gustado y que no me matéis por como he dejado el capítulo jejeje.
Ya sabéis, si me quereis agregar al MSN, solo tenéis que decírmelo.
Y Dejad review xfa, esque es lo mejor.
Weno, Besikos
