CAPÍTULO 8: ¡PELIGRO!
Aiakos estaba en la entrada del Inframundo, apoyado junto a la puerta. ¡Rayos! ¿Por qué la chica tenía que venir a Atenas? En Catania era mucho más fácil seguirla a todos lados, con el Etna tan cercano. En cambio, en Atenas, tenía que estar todo el tiempo vigilando que la chica no se metiera sola a algún callejón. Por más que fuera la hija de un dios, la chica no tenía muchas luces, de lo que constantemente se quejaban Minos y Radamanthys. Y lo peor: uno de los caballeros de Atena se había entrometido.
-¿Y ahora qué, Aiakos?- preguntó Radamanthys.
-Nada- dijo Aiakos.
-Supe que hablaste con el caballero de Atena- dijo Radamanthys- ¿qué le...?-
-Solo le dije que se mantuviera alejada de ella- dijo Aiakos.
-¿Y eso porqué?- dijo Radamanthys- se ve que le interesa la chica, la cuidará por nosotros. Entre más ojos la vigilen, mejor, ¿no lo crees?-
Aiakos no respondió, sino que se limitó a ver la puesta del sol.
-Cometes un error, Aiakos, involucrándote así- dijo Radamanthys- ya te habías metido en problemas antes de que la princesa fuera convertida en humana...-
-Eso no tiene nada que ver con lo que pasó- dijo Aiakos.
-Oh, vamos, Aiakos- dijo el juez de Wyvern- tus tontos sentimientos y tú animaron a la princesa a escapar, y cuando la encontramos fue demasiado tarde...-
-¿Cómo te atreves?- dijo Aiakos.
-Es la verdad, Aiakos- dijo Radamanthys- y ahora estás molesto porque el santo de Atena habla con ella...-
Aiakos se mordió el labio inferior.
-Tú no sabes nada- dijo el espectro de Garuda- ya anocheció y tengo que suplir a Minos. Hasta luego...-
Y se fue volando. Radamanthys lo vio alejarse con una mirada de desaprobación. Esperaba que Aiakos no se fuera a meter en problemas.
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Ya había oscurecido y Agata aún se negaba a dejar el teatro. Ni siquiera había dejado el escenario.
-Ya fue suficiente, Agata- dijo Afrodita- ya es tarde y tus compañeras se van a preocupar...-
-Pues no me importa- dijo Agata.
-Vamos, Agata- dijo Afrodita- descansa, aunque sean solo unos minutos-
-Ah, está bien- dijo Agata, sentándose por un momento. Estaba agotada, pero por alguna extraña razón no podía dejar de bailar. La chica tomó aire.
-¿Qué sucedió?- le preguntó Afrodita, tomando asiento junto a ella- ¿porqué estás tan... diferente?-
-¿Diferente como?- dijo Agata, aún tratando de recuperar el aliento.
-No sé- dijo Afrodita- solo...diferente-
-No sé de que hablas- dijo Agata, sacándose las zapatillas- yo no me siento diferente...-
Pero esta vez se sintió algo extraña. Muy mareada, como si acabara de bajar de una montaña rusa o algo parecido. Parpadeó varias veces y se ladeó hacia el caballero, quien la detuvo para que no se cayera.
-¿Segura? No te ves muy bien- preguntó el caballero- ¿no tienes hambre?-
-¿Hambre? No- dijo Agata, llevándose la mano- me siento muy mareada... si como algo, creo que vomitaré...-
-¿Cómo antier?- dijo Afrodita.
-¿Cómo sabes?- dijo Agata, pero se percató de su error- este...quiero decir...-
-No lo intentes- dijo Afrodita- ya estoy acostumbrado a ese tipo de cosas, y sé detectar cuando una chica tiene ese tipo de problemas...¿sabes qué? Mi prima murió por andar haciendo eso de vomitar lo que comía...-
-¿Cómo puedes decirme eso?- dijo Agata, sintiendo que su cabeza daba vueltas.
-Y eso no es todo- dijo Afrodita- también se saltaba las comidas, igual que tú...-
-Ya, calla- dijo Agata, sosteniendo su cabeza con sus manos- ya basta-
-¿Y sabes como terminó?- dijo Afrodita- en una cama de hospital, como un esqueleto y piel, vomitando sangre y sin poder respirar... ¿es eso lo que quieres?-
-Basta, basta, ¡basta!- gritó ella- ¿porqué me atormentas?-
-Esa no es mi intención- dijo Afrodita- ¿sabes que te estás destruyendo a ti misma cuando lo haces?-
-Una pequeña dieta no hace mal a nadie- dijo Agata.
-Esto no es una pequeña dieta- dijo Afrodita- al menos sé que llevas un día entero sin comer...-
-No me estés contando lo que como y lo que no- dijo Agata, ahora muy molesta- no eres mi madre...-
-Estoy tratando de que no te suceda lo mismo que a Jessy- dijo Afrodita- ella no era tan bonita ni tan ágil como tú...-se detuvo por unos segundos y continuó-pero bueno, haz lo que quieras...-
-¡Y eso es precisamente lo que haré!- gritó Agata- ¡haré lo que yo quiera!-
-¡Entonces hazlo!- gritó a su vez Afrodita, perdiendo la paciencia- anda, sigue haciéndolo... baila hasta que mueras-
Afrodita salió del teatro, dejando sola a la chica. Agata lanzó el par de zapatillas negras a su bolsa y volvió al hotel, aunque con algunas lágrimas corriendo por sus mejillas.
Un par de ojos marrones la siguieron con la mirada.
-Sí, sí, el caballero tiene razón- dijo una voz femenina- baila hasta que mueras...-
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Lily estaba encadenada a la pared con los brazos extendidos, muy quieta. Sabía que no podía hacer nada para soltarse. Seguía con la vista a su prima. Vivien le había rasgado un pedazo de la falda de su vestido negro.
-Lástima que no vivirás para ver la victoria de nuestra abuela, Lilia- dijo Vivien- estarías muy orgullosa...-
-No me digas- dijo Lily, frunciendo el entrecejo- ¿y se puede saber porqué están tan repentinamente interesadas en el diamante?-
-Pues ya que morirás, no veo porqué no decírtelo- dijo Vivien- la abuela quiere tener los dos grandes poderes para vencer a Atena. Uno de ellos, naturalmente, es el diamante...-
-¿Y el otro?- preguntó Lily.
-Un amuleto que tiene una chica- dijo Vivien- la encarnación humana de la hija de Hades. ¿Recuerdas lo que hizo la abuela con ella?-
-La hizo humana- dijo Lily- siempre se ha jactado de eso...-
-Así es- dijo Vivien- Hades le dio un poderoso amuleto para protegerla, y pasará pronto a manos de la abuela...-
-¿Qué haces?- dijo Lily.
-Preparándolo todo para el rito de la separación- dijo Vivien, mientras cosía el pedazo de tela como si se tratara de una pequeña bolsa. Luego, introdujo en ella un sapo vivo y lo terminó de coser, de modo que el anfibio quedó atrapado dentro- sabes de que se trata, ¿no?- Lily no respondió- si, querida Lilia, mucho dolor, hasta que por fin tu cosmo se rinda a nosotros...-
-Pierdes tu tiempo, y la abuela también- dijo Lily con mirada desafiante- no sucederá-
-Ya veremos cuanto dolor eres capaz de aguantar- dijo Vivien, poniendo el pequeño bulto de hacía el sapo dentro de la tela sobre una mesita delante de Lily. Vivien sacó un alfiler y lo clavó en el bulto.
En ese momento, un débil grito de dolor se escapó de los labios de Lily. La chica sintió una fuerte punzada de dolor, como la hoja de una espada atravesando su brazo derecho de lado a lado.
-¿Y bien, querida prima?- dijo Vivien- ¿te rendirás, o prefieres seguir sufriendo?-
-Pierdes tu tiempo, Vivien- dijo Lily- no voy a ceder...-
-Tal vez necesitamos otros argumentos para convencerte, Lily- dijo Vivien, caminando en círculos alrededor de la mesita- tal vez si trajera a alguna de tus amigas... ya sabes, las chicas de los otros caballeros...-
-No te atrevas...- dijo Lily entre dientes.
-Pero ¿a quién sería bueno traer?- dijo Vivien, como si no hubiera escuchado a Lily- tal vez a la gitana, la que se acaba de casar... según creo era una de tus amigas, ¿no?-
Vivien sonrió al ver la imagen mental de Lily, la cual veía a Selene con una enorme sonrisa del brazo de Milo, el día de la boda de ambos.
-O tal vez la gemela rubia- continuó Vivien- o mejor aún, esa chica que viene de la India...-
La imagen cambió. Ahora vio a Máscara Mortal, mirando en todas direcciones para comprobar que nadie lo observara, antes de besar la mejilla de Danny. Luego, cambió de nuevo. Vio a Nahir y a Shaka caminando juntos en el jardín de los Saras, la chica llevando una de las delicadas flores entre sus manos.
-¿No? Entonces tal vez la princesa de Rusia, o la chica que viene de Egipto y juega fútbol, o la chica de Alemania que vende café todas las tardes...- continuó Vivien.
Ahora vio a Milekha discutiendo con Camus, seguramente porque el santo de Acuario sigue cuidando celosamente a su hermana de Alexéi, el hermano de Milekha; para que después Camus silencie sus palabras con un tierno beso. Luego vio a Shura en un campo de fútbol, corriendo detrás de Isis y tratando en vano de quitarle el balón; la egipcia se dejó atrapar y ambos rodaron por el césped. Después vio a Aioros caminando de la mano con Giselle hacia la fuente de alguna plaza en el centro de Atenas.
-¿Y que me dices de las amazonas?- dijo Vivien- son fuertes, pero igual podemos someterlas al mismo dolor...-
Lily vio en su mente a Marín, recordando una de esas tantas veces que ella se quitaba la máscara de plata para besar traviesamente la nariz de Aioria. Luego vio a Touma tirado sobre la hierba, mientras Melody tocaba alguna canción con su flauta apoyando su cabeza en el abdomen del ángel. Recordó a Shaina aplastando en el suelo el cigarrillo de Adam, mientras éste se disculpaba por enésima vez con ella por su debilidad.
-¿Y qué te parece esa chica pelirroja, la doctora embarazada?- dijo Vivien por fin- y según recuerdo, su esposo fue el caballero que se atrevió a atacar a nuestra abuela, ¿no?-
El corazón de Lily dio un salto al ver a Saga y a Clara, ambos tomados de la mano con una sonrisa y él, con su mano libre, tocando el crecido abdomen de su esposa.
-No te atrevas, Vivien- dijo Lily, jalando furiosamente las cadenas a pesar del dolor que sentía- no te atrevas siquiera a pensarlo...-
Vivien se echó a reír.
-Sí, será un buen escarmiento para ese caballero por haberse atrevido a amenazar a nuestra abuela- dijo Vivien- perderá a su esposa y a su hijo-
-¡No!- exclamó Lily, tratando en vano de soltar sus manos- ¡no lo hagas!-
-¿Me darás entonces el diamante?- dijo Vivien.
-No- dijo Lily- sé que los matarás de todas maneras cuando te lo dé-
-Que lista eres- dijo Vivien- tienes toda la razón. Me retiro por ahora, querida Lilia. No te preocupes, pronto no estarás tan sola...-
Vivien dejó sola a Lily, mientras ella seguía tratando de soltarse de las cadenas que la detenían. Una vez sola, la chica juntó todo el débil cosmo que le quedaba para mandar un mensaje al Santuario.
-¡Peligro! ¡Protejan a Clara!- pensó con todas sus fuerzas- ¡Busquen a la hija de Hades!-
Apenas logró mandar el mensaje, se desmayó por el agotamiento.
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Afrodita volvía al Santuario de mal humor. Mujeres. Ya comprendía a Máscara Mortal. ¿Qué tanto era pedir que tuvieran un poco, solo un poquito, de sentido común? Bien se dice que el sentido común es el menos común de los sentidos.
Muy cerca de la entrada, el caballero sintió una presencia de nuevo. No, por favor, no otra vez. Segundos después, Afrodita volvió a verse contra una pared, cortesía de Aiakos. Aquello comenzaba a hacerse costumbre.
-¿Se puede saber que rayos te sucede?- dijo Afrodita de mal humor- deja de hacer eso-
-Te advertí que la dejaras en paz- dijo Aiakos con cara de pocos amigos- la buscaste de nuevo y hasta la hiciste llorar...-
-Mis razones tengo, y no tengo que compartirlas contigo, Aiakos- dijo Afrodita en el mismo tono amenazante de su interlocutor- además, ¿qué tienen los espectros con esa chica? Hace rato detecté a Minos. ¿Porqué la están siguiendo?-
-Ya se que no te lo imaginas- dijo Aiakos- y aunque no es tu asunto te lo diré de una vez por todas, a ver si eso te convence. Agata es la encarnación de la hija del señor Hades y la señora Perséfone-
-¿Es la qué?- dijo Afrodita, visiblemente sorprendido.
-Lo que oíste- dijo Aiakos- es la hija de mi señor. Así que mantente alejado de ella-
-¿Y qué hace en el mundo humano?- dijo Afrodita- ¿porqué no...?-
-No tengo tiempo para discutir eso contigo- dijo Aiakos- confórmate con saberlo y dejarla en paz-
-¿Dejarla en paz?- dijo Afrodita, tras sacudir la cabeza muy impresionado- ¿han notado tú o los otros espectros que la niña de tu señor se salta las comidas, y si las hace las vomita?-
-Nuestro trabajo es solo protegerla y esperar a que el señor Hades decida que tiene la edad suficiente para volver- dijo Aiakos- hasta ese momento, no podemos intervenir en lo que hace ni revelarle su identidad-
Afrodita estaba verdaderamente sorprendido. ¿La hija de Hades? El caballero tenía tantas preguntas en su cabeza que apenas se dio cuenta que Aiakos estaba a punto de retirarse.
-Espera, Aiakos- dijo Afrodita- si es verdad lo que dices, ¿porqué no nos dejas ayudarte a protegerla?-
-Ustedes los caballeros no son dignos de hablar con ella siquiera- dijo Aiakos, de mal humor aún- y además...-
Pero los dos se detuvieron de pronto. Sintieron fuerte un cosmo dentro del Santuario, el mismo que se había sentido la noche que Lily había desaparecido.
-Son Deyana y sus hechiceras de nuevo- dijo Afrodita, y se echó a correr hacia las Doce Casas.
-¿Has dicho hechiceras?- dijo Aiakos, corrió tras Afrodita.
-Oye, fuera de aquí- dijo Afrodita, volviéndose hacia el espectro- tú no puedes entrar aquí...-
-No fastidies- dijo Aiakos sin dejar de correr- tengo que averiguar quienes son esas hechiceras de las que hablaste...-
-Te dije que te fueras- dijo Afrodita.
-Y yo te dije que dejaras a Agata en paz y no me hiciste caso- dijo Aiakos- estamos a mano-
Afrodita miró molesto al espectro, pero decidió dejarlo seguir. El cosmo maligno estaba avanzando rápidamente hacia las Doce Casas, y al parecer los otros caballeros no lo habían detectado aún.
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Clara estaba sentada en los escalones en la entrada del templo de Aries. Kiki estaba llorando amargamente en su regazo. Zalika le daba algunas palmaditas en la espalda.
-Ya, Kiki, no llores- le decía Clara cariñosamente, mientras acariciaba su abundante cabellera roja- verás que Mu la encontrará pronto...-
-Pero...pero...- decía Kiki entre sollozos.
-Lily estará bien, ya verás- le dijo Zalika.
Mu miraba desde una columna la escena. Casi sonrió. Esperaba que Clara y Zalika tuvieran razón sobre Lily. Dejó escapar un suspiro.
Y fue entonces cuando lo escuchó. Un grito de advertencia, proveniente de la persona en la que más había pensado esos últimos días.
-¡Peligro!¡Protejan a Clara!- decía el cosmo de Lily, desde la distancia-¡busquen a la hija de Hades!-
-Lily, ¿eres tú?- murmuró Mu, cerrando los ojos para tratar de ubicar su cosmo- ¿dónde estás?-
-¡Van por Clara!¡Peligro!¡Busquen a la hija de Hades!- insistió el cosmo de Lily antes de apagarse.
-Rayos...- dijo Mu, decepcionado de no haber podido localizarla.
Y sintió de pronto el cosmo maligno de hacía dos noches, e iba directamente hacia la entrada de su templo, no, iba hacia Clara.
-¡CRISTAL WALL!- exclamó el caballero de Aries, deteniendo a una veintena de hechiceras que estuvieron a punto de lanzarse contra Clara. Con su cosmo llamó desesperadamente a Aldebarán y a los otros, sobre todo a Saga.
-¿Qué sucede?- exclamó Clara, levantándose alarmada.
-Clara, toma a Zalika y vete- dijo Mu, sosteniendo con esfuerzo la pared de cristal- vienen por ti, ¡corre!-
Clara no lo pensó dos veces, tomó a la niña de la mano y se echó a correr hacia el interior de la casa de Aries, pero no pudo llegar muy lejos. Dos hechiceras habían logrado pasar la pared de cristal y rodearon a Clara, una delante y una detrás de ella.
-No...- murmuró Mu. Pero las hechiceras no lograron tocarla. Un caballero llegó y las apartó.
-¡Aldebarán!- exclamó Clara al verlo.
-Alde, llévala a tu casa, o más arriba- dijo Mu, aún tratando de sostener la pared- rápido...-
-Vamos, yo llevo a Zalika- dijo Aldebarán, tomando en brazos a la pequeña. Los dos se echaron a correr, tratando de entrar al templo de Aries, pero una hechicera se lo impidió, creando una barrera entre Clara y la entrada.
-¡No...!- exclamó Clara al ver que tenía bloqueado el paso.
-No te vas a escapar, chica- dijo la hechicera, apuntándola con su vara y acercándose a ella- tú vienes con nosotras...-
Clara sintió que otra hechicera se acercaba a ella por detrás y no sabía que hacer. Trató de correr hacia Mu, tal vez él la podía teletransportar lejos. Cuando dio un par de pasos, la hechicera que tenía enfrente le disparó con su vara un rayo de luz. Clara cerró los ojos, y sintió un par de brazos quitándola del camino de la luz. Abrió los ojos y se volvió. Era Saga.
-Saga, ellas quieren...- comenzó Clara.
-Lo sé- dijo Saga sin soltarla, abriendo un portal hacia otra dimensión, y se volvió a Mu- los demás vienen en camino- y desapareció junto Clara en el portal. Aldebarán ya había desaparecido con Zalika en el interior del templo de Aries.
-Kiki, desaparece- dijo Mu. Kiki obedeció en el acto. Segundos más tarde llegaron el resto de los caballeros dorados para ayudar a Mu a contener a las hechiceras. También llegaron Afrodita y Aiakos, ambos provenientes de la ciudad.
Viéndose derrotadas y sin el objetivo que perseguían, las hechiceras desaparecieron.
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CONTINUARÁ...
(Abby se esconde bajo el escritorio de la computadora) Por favor, no me maten! Sé que deben estar furiosos, pero sé de alguien va a estar mucho más enfurecida jejeje... bueno, espero que les estén gustando mis locuras. Por causas de profesora malévola no podré actualizar el lunes, sino hasta el martes. Una disculpa a todos. Gracias por seguir leyendo y por sus reviews.
Abby L. / Nona
