CAPITULO 9: POR SEGUNDA VEZ
Saga y Clara aparecieron en una playa. El tibio sol de media tarde brillaba en el cielo. Ambos podían sentir el húmido viento rozar sus rostros. El caballero de Géminis se aseguró de que no hubiera ningún cosmo maligno cercano mientras seguía abrazando a su mujer.
El caballero había tenido verdaderas ganas de despedazar una por una a esas malditas brujas por atreverse a intentar siquiera algo contra su esposa, pero la seguridad de Clara estaba primero, y había decidido desaparecer con ella en otra dimensión.
Saga sintió que Clara temblaba bajo sus brazos.
-Ya pasó- dijo Saga- ya estás a salvo...-
-Saga, ¿qué pasó?- dijo Clara en un tono asustado- ¿porqué...?-
-No lo sé, Clara, en verdad no lo sé- dijo Saga, con el entrecejo fuertemente fruncido- esas brujas se volvieron locas...-
Pero la expresión del caballero se suavizó cuando se volvió a ver a Clara, quien lloraba en silencio contra su pecho.
-Ya pasó, no llores- le dijo con cariño, pasando sus dedos por los cabellos rojos de su esposa- ni en un millón de años dejaría que te hicieran daño-
-¿Dónde estamos?- preguntó ella entre sollozos-¿porqué brilla el sol si ya era de noche?-
-Estamos en América- dijo Saga en voz baja- nos traje lo más lejos que pude de esas locas... y a esta hora aún no anochece... no llores más-
-No- dijo Clara, limpiándose las lágrimas- es que estaba muy asustada-
-Ya estás a salvo- le dijo Saga, sentándose con ella en una roca- y no regresaremos hasta que Mu y los otros nos indiquen que el Santuario está seguro de nuevo...-
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-¡Tú fuiste!- bramó Deyana, visiblemente furiosa, entrando a la habitación donde estaba Lily, seguida de Vivien- ¡tú les advertiste a los caballeros!-
-Por supuesto- contestó Lily en tono desafiante- no iba a permitir que lastimaras a Clara, abuela, y mucho menos ahora que espera un bebé-
-Veo que a pesar del problema en el que te encuentras metida no has aprendido tu lección- dijo la reina, furiosa- no me sorprende, tu madre era igual de tonta que tú. Vivien, acaba con ella de una vez... mientras tanto yo mandaré a buscar a la hija de Hades para obtener ese amuleto de una vez por todas-
-Pero solo puedo aplicar una lanceta cada hora- dijo Vivien.
-Entonces mejora tu puntería- dijo la reina- una vez que le des al corazón, todo acabará...-
-De acuerdo- dijo Vivien, viendo salir a la reina.
-¿Qué les hace pensar que la hija de Hades les ayudará?- dijo Lily.
-Pues muy fácil, Lilia- dijo Vivien- ¿recuerdas el cuento de las zapatillas mágicas?-
-La verdad tú eras la única que le ponía atención a la abuela- dijo Lily.
-Oh, bien- dijo Vivien- una bailarina que "por casualidad" se encuentra unas zapatillas encantadas que no la dejan parar de bailar...hasta que muera-
Lily la miró con los ojos abiertos desmesuradamente.
-¿Qué es lo que tratan de decir?- dijo Lily.
-Que con esas zapatillas tomaremos venganza de Hades y obtendremos ese amuleto de una vez- dijo Vivien- y para asegurarme de que no vuelvas a advertir a los caballeros...- y diciendo esto, clavó otro alfiler en el bulto. Esta vez, Lily sintió como si le atravesaran el hombro izquierdo.
-Pero que...- murmuró Lily, mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas.
-Ya casi encuentro tu corazón- sonrió Vivien- la próxima no la fallaré... así que disfruta la última hora de tu vida...-
Vivien dejó sola a Lily. La chica quería avisar a Mu y los otros de lo que acababa de escuchar, encender su cosmo y llamar la atención, pero se sentía muy débil. Esperaba con toda su mente que Mu hubiera recibido también la segunda parte del mensaje: buscar a la hija de Hades.
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Una vez que las hechiceras se fueron, el Patriarca envió un mensaje a Saga para avisarle que ya podían volver. Los caballeros se habían reunido en la casa de Aries. Aldebarán trataba de consolar a Zalika, la cual no dejaba de llorar por más que le repetían que Clara y Saga estaban bien.
-Mu, ¿qué fue lo que sucedió?- preguntó Shion.
-No estoy muy seguro- dijo Mu- Clara estaba sentada en la entrada, con Kiki y Zalika... y de pronto sentí su cosmo... el de Lily-
-¿La ubicaste?- preguntó Shion. Mu sacudió la cabeza.
-No, pero ella me lo advirtió- dijo Mu- me advirtió que venían por Clara...-
-Deyana debió haberle dicho lo que planeaba hacer- dijo Shion- ¿pero porqué Clara? No entiendo que se propone esa bruja...-
-¿Quién es ella?- preguntó Aiakos. El espectro de Garuda no se había perdido ni media palabra de la conversación, además de que antes había ayudado a combatir a las hechiceras.
Shion y los caballeros le explicaron brevemente lo que sabían sobre Deyana y las demás hechiceras.
-Lo que sabemos es muy poco- dijo Shion- Lily las conoce bien, pero desafortunadamente ellas la tienen...-
-Ya veo- dijo Aiakos- tal vez puede ser la hechicera que buscamos...-
-¿Qué ustedes buscan?- dijo Afrodita- ¿porqué lo dices?-
Aiakos no quería decir más, pero los caballeros habían demostrado que podían ser confiables, así que les contó su historia.
-Hace dieciséis años, la hija de mi señor Hades salió del Inframundo, y antes de que pudiéramos evitarlo, fue convertida en un ser humano por una hechicera que no pudimos identificar- explicó Aiakos- antes de huir, ella amenazó con no dejar que la chica volviera con mi señor... así que entienden la importancia que tiene encontrarla-
-En otras palabras, sospechas que Deyana fue la bruja que buscan- dijo Aldebarán.
-Así es- dijo Aiakos- ¿tienen alguna idea de dónde se ubica?-
-Máscara Mortal las localizó en la ciudad de Siracusa, en Sicilia- dijo Shion- aunque aún se siente su presencia en esta ciudad...-
-¿Creen que estén planeando algo aquí en Atenas?- preguntó Aiakos- ¿contra ustedes?-
-No estamos muy seguro- respondió Dohko- hasta ahora ha sido muy impredecible...-
-Por los dioses, es cierto- dijo Mu, golpeándose la frente de pronto.
-¿De qué hablas?- preguntó Aldebarán.
-¿Recuerdan que Lily me advirtió sobre Clara?- dijo Mu- bueno, también me dijo algo más. "Busquen a la hija de Hades"-
Todos lo miraron perplejos.
-¿Qué quieres decir con eso?- dijo Aiakos.
-Que si Lily sabía lo que pasaría con Clara- dijo Mu- tal vez nos trataba de advertir de ella...-
Aiakos sintió un vacío en el estómago. No debería estar ahí con los caballeros, por más que le pudieran dar pistas sobre las hechiceras, sino vigilando a Agata. De hecho, ni siquiera se había asegurado de que la chica hubiera llegado a salvo al hotel.
-Debo irme- dijo Aiakos.
-Yo voy contigo- añadió Afrodita- tengo un mal presentimiento...-
Aiakos no dijo nada. No quería que fuera especialmente Afrodita quien lo acompañara, pero algo dentro de él le decía que tenía que darse prisa y que no había tiempo de discutir.
El caballero de Piscis y el espectro de Garuda volvieron a la ciudad lo más rápido posible.
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Agata llegó al hotel peor de cómo había salido del teatro. Al principio se sintió muy segura de su decisión. ¿Quién rayos era Afrodita para decirle que hiciera y que no? Ella vomitaría diez veces al día si así lo deseaba. Total, no hacía daño a nadie.
Cuando entró al cuarto dejó caer la maleta en el suelo. No quiso encender la luz, pues de seguro Lorena y Francesca ya estarían dormidas, o eso fue lo que ella pensaba. La luz se encendió de pronto, y su amiga Lorena apareció junto a la lámpara, con una bata de dormir puesta y los brazos cruzados.
-¿Dónde está Francesca?- preguntó Agata sin muchas ganas.
-Se cambió de habitación- dijo Lorena- se lo pidió a Giovanni-
-Pues es una amargada- dijo Agata- ni que tuviera una infección contagiosa...-
Lorena no dijo nada, se limitó a mirar a su amiga mientras vaciaba su maleta. Cuando Agata sacó las zapatillas negras, Lorena dejó escapar una exclamación.
-¿Mande?- dijo Agata, un tanto resentida.
-Nada- dijo Lorena- estaba preocupada por ti-
-Ya no me sermonees, Lorena- dijo Agata- ya tuve suficiente...-
-No es eso- dijo Lorena- tu madre llamó, está muy preocupada...-
-¿Qué dices?- exclamó Agata- no me digas que llamaste a mi madre para decirle lo que pasó...- frunció el entrecejo- no puedo creerlo...-
-No la llamamos, lo juro- dijo Lorena rápidamente- olvidaste tu teléfono celular aquí, y Francesca atendió la llamada...-
-Y le contó todo, ¿no?- dijo Agata- ¿qué le dijo a mi mamá?-
-Traté de detenerla, Agata, te juro que así lo hice- dijo Lorena.
-¿Qué le dijo?- repitió Agata.
-Que te estabas comportando muy rara- dijo Lorena en voz baja, como no queriendo que su amiga la escuchara- que te enojabas fácilmente y que no comías...-
Agata pateó el suelo, muy enfadada.
-No puedo creerlo- dijo Agata.
-Pero tu madre no dijo nada- continuó Lorena- se preocupó un poco, sí, pero dijo que tal vez era porque estabas un poco nerviosa por la presentación...-
-Vaya, al fin alguien con sentido común- dijo Agata, un tanto harta de que la gente pensara que iba a caer muerta de un momento a otro.
La chica entró al baño a darse una ducha y a cambiarse, mientras que Lorena no decía nada. Cuando Agata, con su pijama azul puesto, puso las zapatillas negras sobre una silla.
-Agata, en serio que esas zapatillas me ponen nerviosa- dijo Lorena- ¿no tienes alguna idea de que quien te las haya obsequiado?-
-No- dijo Agata, un poco más tranquila ahora que se había dado un baño con agua caliente- ya les dije que no. Tal vez fue Afrodita, o Roberto...-
-¿De quién hablas?- preguntó Lorena. Agata suspiró. No había tenido tiempo de contar a sus amigas que había encontrado a su hermano adoptivo en Atenas. Pero ahora no estaba de humor, estaba muy cansada.
-Mañana te lo contaré todo- dijo Agata, metiéndose en su cama- por ahora quiero dormir. Buenas noches...-
-Buenas noches- dijo Lorena tras un suspiro, metiéndose a su cama también y apagando la lámpara.
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Dos figuras oscuras esperaban fuera del hotel. Una más se les unió.
-Dice su alteza que si están preparadas- dijo una voz femenina.
-Por supuesto, Alice- dijo otra voz. La figura oscura señaló una ventana- ahí está, ya está dormida...-
-Excelente, su mente estará débil- dijo la mujer llamada Alice. Cerró los ojos y encendió su cosmo color negro y amarillo. Sonrió sin abrir los ojos y continuó- sí, la puerta de su mente está abierta para mí...-
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Agata se revolvía en su cama, como si tuviera una pesadilla.
Ponte las zapatillas...
Una voz dentro de su mente le decía que se pusiera las zapatillas negras. ¿Por qué se las pondría? Si era de noche y quería dormir, no bailar.
Ponte las zapatillas...
La voz era dulce. Pertenecía a una mujer. Se parecía a una voz que había escuchado hacía muchos años. ¿O había sido su imaginación? La voz de una hermosa mujer de cabellos color azul oscuro, como los de ella, quien la miraba triste junto con un hombre muy apuesto de cabellos negros...
Ponte las zapatillas...
¿Porqué? O mejor dicho, ¿porqué no? Así la voz dejaría de estarla llamando. Se levantó, un tanto sonámbula, tomó las zapatillas y se las calzó. De nuevo, sintió una sacudida recorrer todo su cuerpo, pero esta vez no le prestó atención.
Excelente... ahora baja y únete a nosotras...
Agata asintió levemente. El iris de sus ojos se había tornado de color rojo sangre. Caminó lentamente hacia la puerta. Alargó su mano y giró la perilla.
-¿Agata?- murmuró Lorena, al ver que se había levantado- ¿qué haces? ¿a dónde vas?-
Agata no respondió, solo se volvió hacia ella con los ojos vacíos.
Es la entrometida de tu amiga. No dejes que te siga...
Agata asintió de nuevo, y comenzó a caminar hacia Lorena.
-¿Qué te sucede, Agata?- dijo Lorena, levantándose asustada de verla así y caminando hacia ella- ¿qué haces?-
Agata siguió sin responder. Después de varios empujones, Agata hizo que Lorena entrara al vestidor, y cerró la puerta por fuera.
-¡Agata!¡Déjame salir!- exclamó Lorena, golpeando la puerta desde dentro del vestidor- ¡Agata, por favor!-
Bien, ahora baja. Date prisa...
Agata obedeció a la voz. Bajó las oscuras escaleras del hotel, con la vista fija hacia delante y el rostro inexpresivo. Nadie la vio bajar, pues ya era muy tarde. La puerta principal del hotel estaba cerrada. Con un movimiento de su mano se abrió, y llegó al encuentro de tres mujeres vestidas de negro.
-Bien hecho, Agata- le dijo Alice con el pensamiento.
-¿Ya está, Alice?- preguntó otra de las mujeres- ¿nos vamos?-
Antes de que Alice pudiera contestar, una voz masculina la interrumpió.
-¡Ni lo sueñes!- dijo la voz. Alice y las otras se volvieron. Afrodita y Aiakos acababan de llegar, con sus cosmos encendidos y miradas amenazantes.
-Demasiado tarde, caballeros- dijo Alice con una horrible sonrisa- la princesa Agata está bajo el control de mi señora... hasta nunca-
-No te atrevas...- comenzó Aiakos.
Demasiado tarde. Alice, Agata y las otras dos desaparecieron convirtiéndose en niebla. Al ver eso, Aiakos se dejó caer de rodillas al suelo y lo golpeó con ambos puños cerrados.
-Le he fallado a mi señor- murmuró el espectro, apretando los puños y temblando de furia- le he fallado a la princesa por segunda vez...-
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CONTINUARÁ...
Mil perdones por la tardanza. Mucho trabajo y mucho que estudiar ha sido la causa de mi retraso. El siguiente capi lo pondré el viernes, igual por causas de trabajo. Espero que les esté gustando. Muchísimas gracias por seguir leyendo, y por sus reviews. Un saludo a todos.
Abby L. / Nona
