CAPITULO 11: NUEVO PODER

En el Santuario, en el Templo de Atena, las chicas estaban reunidas con Saori, la cual daba vueltas nerviosamente. Las otras no estaban más tranquilas. A ninguna de ellas les había gustado la idea de quedarse ahí encerradas. Milekha, sobre todo, había discutido fuertemente con Camus antes de rendirse.

Las amazonas también se habían enfadado bastante. Fueran chicas o no, también eran santos de Atena, y quedarse escondidas no era opción para ellas. Para convencerlas, Aioria les dijo que era mejor que se quedaran con Selene, Clara y las otras para defenderlas si las hechiceras lograban pasarlos.

-Ya basta, Saori, deja de hacer eso- dijo Milekha, al ver a la diosa dando vueltas por la sala- me estás volviendo loca...-

-Ya sé, ya sé- dijo Saori- pero me pone nerviosa que estén peleando allá afuera. Y más todavía, contra esa loca, en desventaja y Lily está en peligro...-

-¿Acaso no lo sientes?- dijo Marín- el cosmo de Lily se está apagando...-

-Ya lo sentí- dijo Melody- pero no puedo creerlo, ¿qué sucede con los chicos?-

-No lo sé- dijo Marín.

-Están haciendo lo posible por rescatarla- dijo Clara en voz baja. Ella había sido la única que no había protestado cuando las llevaron al templo de Atena- espero que esté bien... que todos estén bien-

-Sí, yo también- dijo Saori.

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-Nos estamos acercando- dijo Dohko en voz baja, mirando a sus acompañantes- puedo sentir el cosmo de Deyana muy cerca de nosotros-

-Debe estar en el salón principal- dijo Aioros.

Hades y los tres espectros caminaban en silencio, siguiendo a los cuatro caballeros. El palacio de la reina Deyana estaba adornado por horribles estatuas de monstruos y seres atormentados, lo cual lo hacía más tenebroso que el Inframundo mismo, a pesar de que había más luz.

El grupo escuchó un ruido, y todos se sobresaltaron.

-¿Qué fue eso?- preguntó Minos.

-No lo sé- respondió Aioros.

-Por ahí- dijo de pronto Máscara Mortal.

Afrodita se volvió y la vio. Una hechicera que iba pasando por ahí se había percatado de la presencia de los intrusos y, de la impresión, había dejado caer al suelo una bandeja que llevaba en las manos.

-¡ROSAS DIABÓLICAS!- atacó Afrodita. Un par de rosas atacaron a la hechicera, la cual cayó desmayada unos instantes después.

-Oh, rayos- dijo Máscara Mortal, un tanto decepcionado.

-Ya tendrás oportunidad de atacar a alguien- dijo Afrodita, señalando a la hechicera desmayada- ella no nos atacó, solo que no podíamos dejar que avisara a la reina de nuestra presencia...-

-De acuerdo- dijo Aioros- alguien se acerca...-

Mu y Shion llegaron a unirse con ellos.

-¿Dónde...?- comenzó Saga, pero se interrumpió al ver la expresión de Mu. El caballero de Géminis frunció el entrecejo. Si él tenía ganas de hacer estallar a la malvada bruja por tratar de secuestrar a Clara, no se imaginaba que podía estar pasando por la mente de Mu en ese momento.

-¿Seguimos?- dijo Hades, con la misma calma de siempre, sin dejar ver su impaciencia.

-Vamos- dijo Shion.

El grupo siguió caminando. Shion, Dokho y Hades iban al frente, seguidos de Mu, Radamanthys y Minos, luego venían el resto de los caballeros y al final, cabizbajo, caminaba Aiakos.

-¿Qué sucede?- preguntó Afrodita.

-Nada- dijo Aiakos, desdeñoso.

-Vamos- dijo Afrodita- no somos enemigos. Vinimos aquí con el mismo propósito, ¿recuerdas?-

-Tienes razón- dijo Aiakos- terminemos con esto de una vez-

El grupo se detuvo ante una enorme puerta.

-Aquí es- dijo Shion- el cosmo de la reina se encuentra tras esta puerta. ¿Listos?-

Hades asintió. El Patriarca empujó la puerta. Era la gran sala, igual que aquella en el palacio de Salem, donde Mu, Aioros y Saga habían ido a tomar el diamante hacía más de un año.

El enorme recinto estaba iluminado por cientos de velas. Había dos tronos, uno grande y uno pequeño, delante cada uno de los cuales había una mujer vestida de negro y usando una máscara dorada. Y alrededor de ellas estaban reunidas al menos cien mujeres.

El corazón de Mu dio un salto al ver a las dos mujeres. La hechicera más pequeña llevaba el diamante de Gioia y se parecía a...no, no podía ser Lily. El mismo la había dejado, moribunda, hacía un par de minutos. No podía ser ella. La mujer que tenía enfrente no tenía los apacibles ojos violetas de Lily, sino fríos ojos color verde. Si no era Lily, entonces era aquella que había tomado su lugar: Vivien.

-Vaya, bienvenido a mi nuevo palacio, Shion- dijo la reina Deyana, rompiendo el silencio, mientras la puerta del salón se cerraba tras los recién llegados-esta sí que es una verdadera sorpresa... ¿a que se debe tan agradable visita?-

-Como si no lo supieras, Deyana- dijo Shion- hace varios días que mandaste a tus sirvientes al Santuario de Atena y trajiste a Lily. Además, ahora tienes a la hija de Hades-

-Así es- dijo Deyana, sus ojos brillando de malicia- por si no te habías dado cuenta, ambas están perdidas. Mi nieta, por traidora, está a punto de morir para pasar su poder a Vivien; mientras que la hija de Hades la seguirá pronto, una vez que termine de tomar su poder-

Vivien se quitó la máscara y sonrió maliciosamente. Hades encendió su cosmo de furia al escuchar esto, y Deyana lo reconoció.

-¿Hades?- dijo la reina, sorprendida, para luego echarse a reír- no me digan que por fin salió de su hoyo en la tierra y, por primera vez en dieciséis años, se preocupó personalmente por su hija...-

-Pagarás lo que le hiciste a Agata hace dieciséis años- dijo Hades- y lo que has hecho ahora-

-No lo creo- dijo Deyana, quitándose la máscara dorada y apuntando a Hades con su vara- tu y tus espectros fallaron hace tantos años, y no veo porqué esta vez te saldrás con la tuya... puedes ser un dios, pero ahora nuestro poder es mayor que el tuyo-

La reina dio varios pasos hacia delante, pero Shion se colocó entre Hades y ella con su cosmo encendido y sus manos extendidas. Horrorizada, dio un paso atrás, mirando con odio al Patriarca.

-Veo que no has olvidado la pequeña ventaja que tengo, ¿cierto?- dijo Shion con una sonrisa- sí, Deyana, no puedes tocarme sin lastimarte, y sabes que puedo convertirte en una estatua de oro...-

La reina acentuó su mirada de odio, pero luego volvió a sonreír.

-Claro, Shion, pero olvidas que no tengo que acercarme a ti para acabar contigo- dijo la reina- mis hechiceras están listas para acabar con ustedes...-

Y, con estas palabras, las hechiceras les apuntaron con sus varas.

-Están en clara desventaja- dijo Deyana- ríndanse o serán destruidos...-

-Ni lo sueñes- dijo Hades- no me iré de aquí sin Agata, y menos sin darte tu merecido...-

-Pierdes tu tiempo, Hades- dijo Deyana- ¡ataquen!-

Las mujeres obedecieron al instante. Los tres espectros se miraron entre sí y, abriendo sus alas, comenzaron a atacarlas desde lo alto. Los caballeros se abrieron en un círculo, rodeando a Hades y al Patriarca.

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En el Inframundo, Perséfone se daba vueltas, preocupada. Había visto a Hades salir precipitadamente, seguido de Minos y Radamanthys. ¿Habrían recibido un mensaje de parte de Aiakos?

-Pandora- dijo Perséfone al ver a su cuñada- ¿has visto a Hades?-

-Salió hace un rato con los jueces, majestad, no lo he visto- dijo Pandora, algo nerviosa.

-Hypnos y Thanatos estaban con ellos, ¿no?- dijo Perséfone- imagino que ya volvieron...-

-Em...sí, majestad, así fue- dijo Pandora.

-Bueno, si ves a alguno de ellos, por favor mándalo aquí- dijo Perséfone.

Pandora se inclinó y salió de la sala, no sin antes dedicarle una mirada de tristeza a su cuñada. Perséfone se paseó por la sala durante varios minutos hasta que Thanatos apareció.

-¿Me llamaba, señora?- preguntó el dios de la muerte, inclinándose.

-Sí, Thanatos- dijo Perséfone- ¿dónde está Hypnos?-

-Mi señor le encomendó una misión- dijo Thanatos- ¿en qué puedo servirle?-

-Quisiera que me dijeras dónde están Hades y los jueces- dijo la reina del Inframundo. Thanatos se puso pálido de muerte. ¿Cómo rayos iba a explicar eso?

-No estoy muy seguro, señora- dijo Thanatos- mi señor solo le encomendó una tarea a Hypnos y se retiró con los jueces...-

-Entonces iré a buscarlo- dijo Perséfone.

-No, señora, no haga usted eso- dijo Thanatos.

-¿Y porqué no?- dijo Perséfone.

-Porque mi señor me encomendó que no permitiera que usted saliera del Inframundo, señora- dijo Thanatos- mi señor Hades cree que es peligroso para usted...-

-Entonces algo malo le ocurrió a Agata- dijo Perséfone.

Thanatos bufó. ¡Mujeres! ¿Cómo hacían para darse cuenta de todo?

-No llegue a conclusiones rápidas, señora- dijo Thanatos- si mi señor salió pudo haber sido por cualquier razón...-

-Thanatos, eres terrible mintiendo- dijo Perséfone. Thanatos tragó saliva.

-Mi señora, yo...- comenzó Thanatos.

-Está bien, te entiendo- dijo Perséfone- no saldré, pero Hades tendrá mucho que explicar cuando vuelva... puedes retirarte-

Thanatos se inclinó y salió, dejando sola a Perséfone. El dios de la muerte fue directamente a buscar a su hermano Hypnos. El dios del sueño estaba concentrado en su habitación, su cosmo fuertemente encendido. Thanatos lo miró trabajar.

-Solo espero que el plan del señor Hades funcione...- dijo Thanatos.

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La pelea duró varios minutos. Aunque eran muchas, las hechiceras no fueron rivales para seis caballeros dorados y los tres jueces del Inframundo. Al final, algunas de las hechiceras habían quedado heridas, otras desmayadas. Las únicas en posición de pelear eran la reina Deyana y Vivien.

-Ríndete- dijo Hades- entrega a Agata-

-¿Pero porqué no le preguntan a ella?- dijo Deyana, quien no había dejado de sonreír- estoy segura de que se muere por verlos...-

La reina se volvió y apuntó con su vara a la puerta que estaba detrás de ella. La puerta se abrió.

-Ven acá, pequeña Agata- dijo Deyana en tono meloso- ¿no quieres venir a saludar a tu padre?-

Agata entró a la habitación. Llevaba puesto un vestido negro, como el que usan las hechiceras. Sus ojos tenían un brillo rojizo y una mirada vacía. Se podían ver las zapatillas negras que la chica llevaba puestas. Agata se detuvo junto a Vivien y hondeo la mano lentamente.

-Agata...-murmuró Hades. Afrodita y Aiakos fruncieron el entrecejo, muy enfadados.

-Déjala en paz- dijo Afrodita- quítale el hechizo-

-¿Por qué?- dijo Deyana- si a Agata le encantaron sus nuevas zapatillas, la hacen bailar mejor- acentuó su sonrisa- ¿qué importa si le hacen daño? De todas maneras se ha estado dañando ella sola. Ha estado saltándose comidas o vomitándolas, ¿no?-

-Ese no es tu problema- dijo Afrodita- déjala en paz o te las verás negras...-

-No me hagas reír, caballero- dijo la reina, y se volvió hacia la chica- Agata, lanza a ese caballero contra la pared de allá-

-¿Qué...?- comenzó Afrodita, y en ese instante fue lanzado varios metros contra la pared.

-¿Qué rayos...?- dijo Máscara Mortal.

-Así es - dijo Deyana, mirando al dios del Inframundo sin dejar de sonreír- Agata me obedece en todo...-

Hades apretó los dientes. No podía soportar ver a su hija así, siendo controlada por esa bruja malvada, la misma que la había apartado de él hacía dieciséis años.

-Lo comprendes, ¿verdad?- dijo la reina- tu hija te destruirá si tan solo se lo ordeno...-

-No te lo permitiré- dijo Hades.

-¿Y que planeas hacer para evitarlo?- dijo Deyana- Agata, haz lo mismo, pero esta vez, lánzalos a todos-

Agata asintió y extendió la mano. Como Afrodita, los caballeros, Hades y los espectros fueron a chocar contra la pared detrás de ellos.

-¿Lo ves, Hades?- dijo Deyana- el poder que le diste a tu hija me pertenece, y cuando tenga el del diamante de Gioia, seré invencible...-

-No es suficiente- dijo Shion- aún no tienes el poder del diamante, Lily aún está viva...-

-No por mucho tiempo...- dijo Vivien.

El diamante que Vivien llevaba comenzó a brillar.

-No...- murmuró Shion.

-No puede ser...- dijo Mu- ella no...-

-¡Sí! ¿Lo ven?- dijo Vivien, riendo histéricamente y mostrando el diamante, que ahora brillaba con más fuerza, como cuando Lily solía portarlo- por fin, la tonta de mi prima está muerta y yo, quien la maté, acabo de convertirme en la nueva heredera y dueña de este poder...-

-¿Mató a Lily?- dijo Saga, sorprendido. Aioros, Afrodita y Máscara Mortal se miraron entre ellos.

-¿Cómo pudiste?- dijo Mu, levantándose dispuesto a atacar a Vivien.

-Agata, a él- dijo la reina Deyana. El caballero de Aries fue alzado en el aire y lanzado contra la pared de nuevo- quieto, caballero. Ya lo habías visto venir, ¿no es así? Esa traidora merecía morir...-

-Y créeme que disfruté haciéndolo...- añadió Vivien- la pequeña larva ni siquiera se movió para defenderse, sino que usó toda su energía para advertirles de nuestro ataque...-

-No puedo creerlo...- murmuró Shion, levantándose muy enfadado también- pagarás por esto, lo prometo...-

-Basta de palabras- dijo Deyana- es hora de que todos ustedes mueran... Agata, termina con ellos de una vez...-

-No, espera- dijo Vivien- es hora de que pruebe mi nuevo poder...- cerró los ojos y el diamante se encendió aún más.

Los caballeros, los espectros y Hades se levantaron.

-Vayan por ella- dijo Hades a sus jueces- no la lastimen. Solo tráiganla para quitarle esas zapatillas...-

Los espectros asintieron y abrieron sus alas.

-Pierden su tiempo- dijo Vivien- Agata no irá, y yo los destruiré con mi nuevo poder...-

-¿Tu nuevo poder, Vivien?- dijo una voz- no lo creo...-

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CONTINUARA...

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Abby L. / Nona