Hey guys, a new chapter! ;) Y sip¡lamento la tardanza!.

Hayley.

Homología

Capítulo 02

"Paris, Francia." Murmuró con un dejo de inconformidad en su voz.

Sakura acomodó el cuello alto de su sweater color rosa con rapidez. Palmeó sus pantalones cafés y luego se acomodó el cabello también. Ella contempló su reflejo en el espejo por unos segundos. El reflejo del espejo le devolvía la imagen de una mujer bonita, de cabellera rizada y de un tono castaño claro. Sus ojos verdosos eran bastante expresivos y sus párpados estaban acompañados de pestañas largas y rizadas. Y su anatomía era bastante delgada, aunque también bastante atractiva. Observó sus mejillas pálidas en el espejo, ella tenía la piel bastante blanca y sin embargo, durante el invierno, ella parecía aún más albina de lo que era. Sakura prefería mantener su cabello suelto, pensaba que no debía tenerlo ni demasiado largo ni demasiado corto. Por eso lo llevaba exactamente bajo los hombros; su brillante cabellera castaña, acariciaba el inicio de su espalda y mayormente era en las puntas, donde ésta adquiría un rizado más intenso.

El viaje de Sakura desde tierras europeas; había terminado apenas unas horas atrás y ya extrañaba el aire italiano, pese a que ésta no era su ciudad natal; sin embargo para ella estar en cualquier lugar era agradable mientras éste no se tratara de Paris, de manera en que dio un suspiro de resignación antes de salir del sanitario donde se había mantenido todo ese tiempo.

Sakura divisó casi enseguida la figura de una mujer que había estado esperándola al lado del barandal de la escalera desde que ella había ingresado al baño de la tercera planta en el rascacielos. "Vale, Sakura; que estoy impaciente por contarte las nuevas noticias de la compañía. Todo el edificio ha hablado de lo mismo desde antes de que tú llegaras." Dijo Tomoyo mientras acariciaba el fólder lleno de hojas entre sus manos.

"¿Buenas noticias?." Preguntó Sakura en un tono de extrañeza al admirar la euforia de la otra mujer.

Tomoyo dudó en contestar abriendo la puerta de cristal de la oficina de Sakura e ingresando a la misma. Y adentro, Sakura contempló la imagen de su secretaria que le dio los buenos días sin contestarle; por supuesto, Tomoyo que iba detrás de su compañera, saludó a la secretaria que en absoluto se había sorprendido cuando Sakura pasó de largo sin siquiera inclinar un poco la cabeza. La mujer de cabello castaño, ya había ingresado a su oficina después de haber pasado por el minúsculo cuarto donde su secretaria se encargaba de avisarle, entre otras cosas, si ella tenía visitas aquel día o si se le solicitaba en alguna otra planta del edificio. Había abierto la puerta cristalina de la oficina donde tomó asiento junto a su escritorio y Tomoyo fue incapaz de soltar el fólder que cargaba, aún cuando se había acercado a una barra en otro cuarto de menor tamaño dentro de la oficina, que funcionaba como un pequeño café para ambas; antes de que Tomoyo comenzara a hablar de los cambios, que minutos antes de que Sakura llegara a la compañía; se habían hecho en la empresa.

Así que Tomoyo prefirió preparar un poco de café antes de tener que hablar con Sakura. Ella finalmente salió con dos tazas de café en sus manos y terminó tomando asiento junto al escritorio de Sakura en lugar del suyo propio.

"Así que¿Lo que quieres decirme es bueno o malo?." Dijo Sakura esperando a que Tomoyo iniciara la conversación.

"Venga pues; Sakura, resulta que la compañía, finalmente ha decidido que quiere que te incorpores más con ella. Según los accionistas de Le Crise, eres como el 'eslabón perdido' o la pieza que la compañía necesita para su imagen publicitaria."

Sakura pegó su espalda al respaldo de la silla inusitadamente. "¿Ellos qué, Pero, Tomoyo, ellos no pueden tomar esa decisión por mí¡Ellos tiene que consultármelo antes¿Qué sucede si me niego a ser una figura pública?."

Tomoyo miró a Sakura por un momento. "Puedes negarte, Saku-chan; pero tú sabes que el dueño de la compañía es bastante impulsivo cuando toma sus decisiones y muy decidido. Y quizá hubiera sido más sencillo convencerlo de que prefieres mantenerte en el puesto que hasta ahora has tenido, de no ser por que esta vez no sólo ha sido el dueño de la compañía el que ha decidido. Verás, Sakura; te necesitan y es obvio que te quieren consigo." Comentó Tomoyo. "Y tú los necesitas también."

Sakura negó con la cabeza. "Me gusta mi puesto tal y como está."

"Con el puesto que van a ofrecerte, podrías ganar millones anualmente." Tomoyo trató de persuadirla maldiciendo por que Sakura no era más ambiciosa.

"Aún así, prefiero mantenerme como hasta ahora. ¿Por qué no ofrecerte el puesto a ti, Eres bonita, Tomoyo."

La mujer rió un poco. "¡Oh, yo lo sé pero tú eres preciosa, Saku-chan," Dijo ella con un tono de voz encariñado. "Y sobretodo eres tú quien tiene el talento escondido, recuerda: eres el 'eslabón perdido' de la compañía." Sakura rodó los ojos bebiendo un poco de café y jugando con un bolígrafo en una de sus manos mientras Tomoyo continuaba. "Ellos te han escogido por que eres lo suficientemente eficiente para agradarles, y te repito; ellos saben lo bonita que eres." Agregó y Sakura sonrió un poco. "Desafortunadamente, querida Sakura, ser eficiente y bonita no es suficiente para poder ser la cara publicitaria de la compañía que la representará nacional y mundialmente." Y Sakura levantó una ceja confundida después de que Tomoyo hizo una breve pausa. "Por lo que han contratado a un agente que se encargará exclusivamente de entrenarte para que salgas al exterior."

"¡Esto es una broma," Gritó Sakura sin contenerse. "¡En qué están pensando!."

"En realidad, Saku-chan, yo estuve de acuerdo con ellos." Confesó Tomoyo.

Sakura prefirió ponerse de pie y llevó sus manos a su cabeza. "¡Tomoyo!." Reclamó ella mientras buscaba algo en el escritorio pensando en cómo su mejor amiga había osado a dejarle sola en esa situación.

Por eso Tomoyo quitó discretamente de aquel escritorio, el afilado y puntiagudo abrecartas para guardarlo en los cajones. "Entiende Saku-chan; que era necesario para las ganancias de la empresa."

"Pero, Tomoyo, un agente es demasiado."

Tomoyo negó con la cabeza. "Él hará lo que sea estrictamente necesario para ti, y cuando te considere lista para salir y presentar tu nueva imagen, te dejará."

"¿Él?." Dijo Sakura suponiendo que se trataba de un hombre y Tomoyo asintió recordando que también había tenido una expresión parecida a la que la mujer de ojos verdes llevaba en la cara cuando se enteró de que el agente sería un hombre. "¿Qué exactamente es lo 'estrictamente necesario' que hará para mí?."

"Él sólo se encargará de tu imagen, decidirá que puedes vestir y que no; procurará que tu acento sea el correcto en los idiomas que necesites aprender. Te enseñará a conducirte, a relacionarte con la gente, preparará tus entrevistas de prensa, tus sesiones fotográficas. Probablemente también te dará un itinerario para seguir..."

La mujer de ojos verdes, tomó asiento precipitadamente. "¡Tomoyo, ese hombre controlaría mi vida!." Reclamó. "Lo siento, pero no. No acepto, y si los accionistas no cambian de opinión, tendré que dejar mi renuncia."

Tomoyo suspiró y negó con la cabeza al mismo tiempo. "Imposible, Sakura; recuerda que has firmado un contrato por unos años y correrías el riesgo de una considerable demanda."

Sakura suspiró. "¿Por qué estás tan convencida de que tengo aptitudes para ese puesto?."

"Por que sencillamente las tienes. Además, conocí al hombre que va a ser tu agente; Sakura, cualquiera que fuera su cliente es apto para cualquier puesto." Respondió Tomoyo con una simple franqueza que irritó un poco a Sakura. "Y él es bastante atractivo." Añadió recordando. "De cualquier forma, tú sabes que Eriol tiene la idea fija de que eres tú lo que la empresa necesita, y sabes que también él es bastante obstinado cuando tiene una idea, Sakura. Y tendrás que reconocer que el desempeño que explotaras sería al ciento por ciento si se trata de que trabajes con..."

"De modo que de eso se trata," Interrumpió Sakura tomando asiento nuevamente junto a su escritorio. "Eriol finalmente te convenció de que lo que él piensa es lo mejor para él, para la empresa, para mí y para ti."

"¡Oh, Sakura, tú sabes que Eriol es un buen hombre!." Dijo Tomoyo en forma de defensa. Así que Sakura rodó los ojos con fastidio, por que desde que Tomoyo y el inglés millonario Eriol salían, la mujer apoyaba al inglés accionista de la compañía en las decisiones que tomara sobre esta. "Aunque le he dicho que me preocupa un poco que tu nuevo compañero se tratara de un hombre, después de todo ambas sabemos que tu relación con ellos no es exactamente estrecha." Dijo Tomoyo para sí misma.

Sakura, que había escuchado el comentario de la mujer cabeceó de acuerdo. "Y, Tomoyo; ¿De quién se trata?."

"¡Caramba, cómo me hubiera gustado que lo vieras, Sakura!." Dijo ella con énfasis y Sakura se sorprendió un poco. Tomoyo suspiró levantándose y volviendo a sentarse nuevamente frente a Sakura y sobre el escritorio. "¿Recuerdas el hombre que mencionas como el protagonista de tus pesadillas¿Aquel a quien detestas tanto y del cual hasta hoy en día yo sigo sin saber la razón?." Sakura asintió con una naturalidad que hizo sentir a Tomoyo un tanto de culpa. "Bien, pues; tengo que decirte que Xiao Lang Li... es apuesto."

La mujer de cabello castaño saltó asustada. "¡Qué¡¿Dónde lo has conocido!."

"Él estuvo aquí en la mañana, Saku-chan."

"¡Imposible," Y Sakura alzó la voz saliendo de su asiento reiteradamente. "Ese sujeto ha estado lejos de Francia desde hace varios años, Tomoyo."

"Eso mismo es lo que él dijo cuando la junta terminó y Eriol me lo presentó hace unas horas." Recordó Tomoyo.

La mujer aludida llevó su mano hacia su pecho. "Pero¿Qué está haciendo aquí?." Preguntó espantada y trató de guardar la compostura mientras trataba de minimizar el asunto. "De cualquier forma, no hace mucho daño si está lejos."

"Él es agradable, Sakura. Ahora mismo debe de estar el 'Louvre' desayunando junto con Eriol."

Sakura levantó una ceja mientras contemplaba a Tomoyo ofrecerle el fólder que varios minutos atrás ella llevaba entre sus manos. "¿Qué significa que mi jefe y ese sujeto estén juntos en este momento?." Preguntó preocupada cogiendo la carpeta.

"Ellos hablan de negocios, tienen que discutir los últimos detalles de su nuevo puesto en esta empresa."

"¿Nuevo puesto?." Y Tomoyo escuchó la alharaca de Sakura. Ella abrió la carpeta sin curiosidad.

"Le Crise ha ofrecido un puesto lo suficientemente considerable al señor Li, Sakura." Dijo contemplando que Sakura estaba mirando el fólder con temor. "Y él ha aceptado el puesto, los papeles que tienes entre tus manos, son la copia de su currículo, Le Crise ha admirado su excelencia laboral, Saku-chan. Así que el señor Li, trabajará para la compañía en un caso especial," Sakura se dejó caer sobre su asiento arrebatadamente al mismo tiempo que Tomoyo la miraba tratando de contener la risa. "Donde tú serás su exclusivo y único cliente."

Y los ojos verdes se abrieron enormemente. "¡Pero, Tomoyo!."

"El señor Li, va a ser tu agente, Sakura." Tomoyo vio a Sakura abanicarse con una de sus manos mientras arrojaba el fólder encima del escritorio y contener un ataque de histeria.

Tomoyo sonrió un poco palmeando la cabeza de la mujer pensando que aún no tenía ni la menor idea de por que Sakura aborrecía tanto a Li, cuando para ella, el hombre había resultado ser un encanto. Así que cuestionaba lo que sucedió entre aquel hombre misterioso y Sakura, al parecer ya varios años atrás. Tomoyo recordó que sabía que Sakura lo conocía desde hacía tiempo, pues cada vez que hablaban del peor hombre de todos, Sakura solía mencionarlo como el primero en la lista de sus enemigos, y, pese a que jamás le comentó que es lo que había sucedido y a que nunca hablaba del personaje; Tomoyo ya se había aprendido el nombre de aquel hombre de memoria. Razón por la cual, al escuchar el nombre del nuevo agente de Sakura por la mañana, ella tuvo la misma reacción que la mujer de mirada verde estaba teniendo ahora.


El hombre de cabello castaño se despojó de los antisolares que puso en la guantera y contempló dentro del automóvil negro y con una sonrisa, el hermoso edificio francés que estaba frente a él. Y le provocó recordar una breve etapa de su no tan lejana juventud. El hombre se estaba preguntando si ella por fin se abría casado, tal vez podría tener ya una familia. Ella aún era joven pero los matrimonios de la actualidad lo son también. «Uno no debería casarse precisamente con inexperiencia» Pensó un segundo. Y también pensó en lo poco probable que sería que la mujer que estaba recordando viviera aún en uno aquellos departamentos.

Y sin embargo, a través del espejo retrovisor, él contempló un automóvil rojo que terminó estacionándose frente a la banqueta, demasiado cerca de donde él estaba pensando. Observó a una mujer de bonita figura descender del auto y luego aproximarse con el entrecejo semifruncido. Ella se detuvo justo a un lado del automóvil negro y golpeó el cristal polarizado de la ventana levemente. Él tuvo que oprimir el botón que abrió la ventana.

La mujer suspiró alzando los ojos por encima del auto negro sin querer mirar al hombre que estaba obstruyendo su paso. "Señor, lamento molestarlo; pero necesito meter el auto en la cochera y el suyo está plantado exactamente frente a la puerta de la cochera."

El hombre se asombró al contemplar el rostro de la mujer. "¡La tercera es la última!." Bromeó.

Sakura escuchó la familiar voz del hombre y prefirió verlo a la cara. "¡Usted!." Replicó ella asustada al reconocer al hombre del avión y del tránsito esa misma mañana; frente al edificio de su departamento y de nuevo ahora por la recién estrenada tarde. "¿Qué hace aquí?." Preguntó ella sin pensar y mirando que el hombre ya había salido de su automóvil.

El sonriente hombre llevó una de sus manos sobre su cabello pensando en la inverosímil casualidad que era el haberse encontrado con aquella mujer por tercera vez en el día y en dos ciudades totalmente distintas y que, además, se le hacía tremendamente familiar. "A decir verdad, buscaba un lugar donde quedarme al menos ésta semana." Dijo más para sí mismo.

Sakura alzó las cejas. "¿Qué lo hizo venir por aquí?." Preguntó sin interés.

"Un recuerdo." Murmuró él con una sonrisa divertida en sus labios y Sakura se encogió de hombros. "Así que usted vive aquí." Él observó a la mujer asentir. "En ese caso le voy a pedir un favor," Sakura rodó sus ojos pensando en que éste, no estaba siendo exactamente un buen día. "Le agradecería que me enseñara el lugar."

"¡Ah! Sí, verá; yo no puedo..." Intentó excusarse cuando vio que el hombre ya había encendido la alarma de su auto negro. Y él ya había ingresado al jardín del edificio, acompañado de la mujer que en absoluto, se percató de que estaba siguiendo al hombre. Ella también atravesó el jardín tras el bello portón del lugar y tras las rejas blancas que daban acceso a la recepción del edificio. Sakura suspiró pensando en que de los seis departamentos que tenía el edificio, ella esperaba tremendamente que hubieran ocupado el único que estaba libre desde hacían ya dos días.

Y una adolescente vestida con un uniforme escolar, salió de una de las puertas de los departamentos que estaban mirando al jardín con un frasco de cristal lleno de pintura roja entre sus manos. "¡Bonjour, señorita Sakura," Gritó enérgica provocando que Sakura volteara y que el hombre que hablaba mucho también lo hiciera con curiosidad escuchando el nombre de la mujer finalmente. "Bienvenida a Paris de nuevo." Dijo la adolescente contemplando a la mujer con una sonrisa. Sakura sonrió también mirando a la joven y pensando que ella era la única buena noticia que había tenido en el día.

«Sakura¿Eh?.» Especuló el hombre detenidamente recordando. La adolescente sonrió al hombre desconocido y el hombre inclinó un poco la cabeza; aún pensativo.

"Su amigo es apuesto, señorita Sakura." Exclamó la uniformada y el hombre alzó las cejas, cambiando su gesto por una sonrisa cuando Sakura había volteado a verlo. Y él contempló los ojos verdes por un momento, antes de que a Sakura al notar que el hombre la estaba viendo, volteara hacia la adolescente de una manera tan brusca que sin querer, terminó empujando a la joven que arrojó el frasco de pintura roja al piso y que finalmente se quebró salpicando los pantalones de Sakura y parte de la camisa del hombre que no había esperado ensuciar su ropa como en el colegio bachiller.

La mujer se asustó un poco mirando sus pantalones pero lo hizo más al notar la camisa del hombre que también había terminado un poco manchada. Sakura pidió disculpas a la cría que se limitó a reír al comparar el humor alegre en los labios y ojos del hombre aún con el accidente, con el rostro horrorizado y dramático de Sakura.

"Se me hace tarde para el colegio, señorita Sakura." Dijo la adolescente intentando no reír y admirando al hombre mientras notaba que aquel ni siquiera se había inmutado. "La veré en la noche y si tengo suerte a su amigo también." Aclaró ella apurada pensando en que ahora tendría que comprar la pintura roja para la clase de arte.

Sakura suspiró después de que la cría salió para el colegio, por que había tenido que pedir disculpas al hombre que sencillamente rió para su sorpresa después de lo que sucedió y hacerse responsable por lo que había ocurrido con su ropa. Ella metió la llave en el cerrojo de la puerta cuando estaba frente a su departamento. Y finalmente ingresó a éste pidiendo al hombre que entrara también, con una tremenda resignación. Sakura arrojó las llaves sobre la mesa en la sala y se dirigió a la cocina donde ofreció asiento al hombre mientras ella abría la puerta cristalina del cuarto de lavado. Él contempló curioso la decoración de la casa de la mujer escuchando que el agua caía dentro de la lavadora.

Y Sakura apareció en la cocina otra vez, le ofreció algo de tomar mientras ella llenaba de agua una tetera azul. El hombre simplemente cabeceó con aquella sonrisa traviesa que Sakura pensaba sería imposible de desaparecer. Así que puso el agua a calentar y sacó de un estante un frasco transparente con pequeños sobres de té, ella los puso dentro de dos tazas blancas que luego colocó sobre la mesa y en ningún momento dejo de sentir la mirada del hombre sobre ella.

Él estaba pensando en la casi ya increíble casualidad de que aquella mujer de ojos verdes, que cada vez se le hacía más familiar, habitara en el mismo departamento que años atrás él compartió. No obstante, la decoración de éste se veía demasiado diferente a la que hubo en el departamento bastante tiempo atrás. Sakura escuchaba al hombre hablar. Hablar de lo bonito que Paris era, del suceso del avión, del suceso de la calle y el de la pintura mientras trataba de no reírse concluyendo que cada vez que había visto a esa mujer, algo había sucedido. Y Sakura sonreía fingidamente y asentía en ocasiones; hasta que el agua estuvo caliente y vertió un poco de ella en las tazas sobre la mesa. Él agradeció la amabilidad de la mujer.

"Coincidencias." Fue todo lo que ella dijo pensando en que quizá hubiera tenido tiempo de poner una píldora para dormir al hombre y que quizá eso le haría callarse. Al mismo tiempo que ella llevó a sus labios el té, negó con la cabeza pensando en la difícil forma que hubiera podido sacar al hombre del departamento si éste estuviera dormido. "Recuerdo tener en mi recámara algo para prestarle mientras su camisa esté en la lavadora; aguarde unos minutos." Pidió ella y el hombre asintió. Sakura pensó que después de todo, no haber quemado la camisa de aquel sujeto varios años atrás, no fue tan malo. La mujer no tardó en regresar, cargando en sus manos una camisa informal doblada y limpia. Ella se quedó sola en la cocina después de que el hombre cerró la puerta de cristal oscuro del cuarto de lavado para cambiarse la camisa. Sakura tomó asiento en una de las sillas junto a la mesa y el hombre, que ya había depositado su camisa en la lavadora, salió del cuarto con la camisa prestada.

Sakura alzó una de sus cejas saboreando el té y cogiendo la taza con sus dos manos, antes de que el hombre tomara asiento junto a ella nuevamente. Ella había levantado su ceja algo sorprendida de ver lo perfecta que la camisa, un tanto ajustada, había quedado al hombre. "¿Qué fue lo trajo a Paris, Por que puedo ver que es extranjero, trae el aspecto asiático." Preguntó ella para disipar la incomodidad de un silencio.

"Negocios." Dijo él. "Y si, vengo desde Hong Kong. Y usted, viene de Japón." Supuso y Sakura se extrañó un poco preguntándose por qué él sabía eso. "Cuando la colegiala dijo su nombre supe inmediatamente que venía de ahí, por que su nombre es japonés."

Y Sakura asintió. "Sí, y Mei Ling también es de Hong Kong. He estado ahí, es mejor que Paris."

El hombre sonrió pensando en la rara comparación oriental y europea que ella había hecho. "Puedo notar que ésta ciudad no es de su completo agrado¿Cuánto tiempo lleva aquí?."

"Un tiempo." Dijo ella secamente. "En efecto, detesto Paris."

El hombre de cabello castaño no evitó reír. "En mi vida, había escuchado de una mujer que detestara la llamada 'ciudad del amor'."

"Si, bien; Para todo hay una primera vez." Se defendió ella pensando en que aquel sujeto, se burlaba de ella.

El hombre sonrió una vez más, aquella bonita mujer, era bastante interesante. Por supuesto, él sabía que lo que ella menos hubiera querido, es tener que encontrarse con él puesto que cada vez que se habían encontrado aquel día, ella mostraba una cara de repruebo exagerada. Pensó en el color de sus ojos y la forma de su mirada, que mostraba bastante incomodidad y una mezcla de coraje y fastidio cada vez que lo veía a los ojos. Ésta era una en un millón, ninguna mujer había sido tan cortante en su plática y jamás ninguna lo miraba de aquella manera tan enormemente indiferente e incluso resultaba esquivarlo. Por el contrario, generalmente era él quien esquivaba a las mujeres y que tenía que poner distancia entre ellas.

Además, ella se le hacía tremendamente familiar; más aún aquel color verdoso en sus ojos y su acento inglés, con el que habían estado hablando ambos, desde la primera vez que la vio.

Sakura había guardado silencio desde hace un rato, cuando sin querer, se tropezó nuevamente con el par de ojos castaños del hombre en su cocina. Ojos castaños, sí, sin duda eran los mismos ojos castaños del avión.

Los mismos misteriosos ojos que recordaba que el miserable de Xiao Lang Li, poseía. Y eso le hizo recordar la terrible noticia de que ese infeliz, estaba en la ciudad. Así que instintivamente contempló el rostro del apuesto hombre y sus ojos castaño claro. «¡Mierda, es él!» Pensó con rapidez sin percatarse que con ese mismo pensamiento, ella se había levantado de su asiento.

Él guardó silencio pensativo y extrañado del comportamiento de la mujer. Mujer de encantadores ojos verdes, mirada inocente pero con un visible coraje; aparentemente hacia él en particular. El hombre se sobresaltó un momento con una sonrisa divertida contemplando a la japonesa que parecía perdida en sus pensamientos de pie frente a él.

"¡Syaoran Li!." Gritó ella sin contenerse como si aquel nombre fuera la mayor ofensa que salía de sus labios.

"¿Bambina?." Él terminó abriendo bien los ojos por que exclusivamente Sakura Kinomoto lo llamó así.

Y el rostro sorprendido de Sakura se combinó con un semblante de odio y coraje. Lo último que hizo fue arrojar el té hirviendo de su taza sobre el hombre que tremendamente sorprendido, terminó levantándose de su asiento de manera brusca. "Debí saberlo," Exclamó ella. "¡Ese rostro 'adorable' que esconde a un miserable, únicamente puede ser tuyo!."

El hombre no pudo contener la risa aún cuando estaba completamente empapado, por que estaba exageradamente sorprendido. "¡Vale, bambina, que todavía piensas que soy 'adorable'!." Sakura hizo un gruñido de coraje y Syaoran rió un poco más pensando en que ésta había sido la sorpresa más inesperada, antes de que Sakura se lanzara correr tras él y de que Syaoran tuviera que esconderse sólo por precaución en el cuarto de lavado después de que con rapidez, se encerró ahí durante un momento.

Y él inclinó el cuerpo sobre una meseta junto a la lavadora donde había una cesta, detergentes y otras cosas; escondiendo su rostro entre sus manos e intentando tomar aire en un incontrolable ataque de risa que Sakura; escuchaba fieramente furiosa aún en la cocina.


Para las nueve de la mañana del día siguiente, Sakura tenía abierto el periódico en la sección de clasificados dentro del 'Louvre', donde ya habían ordenado el desayuno. Ella estaba pensando en que con fortuna, hoy tenían el día libre por remodelación del edificio donde trabajaba; aún.

"¡Oh, diablos, diablos!." Murmuró Sakura mientras aún veía el periódico y Tomoyo estaba sentada frente a ella en el área de no fumar, tratando de contener la risa.

"¡Deja de ser tan inmadura, Saku-chan!." Dijo Tomoyo todavía tratando de no reír. "¡Sakura, Li es sólo un hombre más!." Exclamó mirando a la mujer de ojos verdes. "No es como para cambiarse de departamento sólo por que piensas que quizá quiera vivir en el mismo edificio que tú."

Sakura alzó la vista sobre el periódico. "Es sólo por precaución." Tomoyo rió. "¡Después de casi tres años, él todavía se atreve a llamarme 'Bambina', Tomoyo!." Se quejó Sakura. "Ya ha pasado un tiempo desde eso, ese sujeto debería mostrarme más respeto."

Tomoyo sonrió. "A mí me parecería enternecedor que un hombre como Xiao Lang Li me llamara así cuando estoy con él, sobretodo cuando él lo hace por que de una u otra manera te recuerda de una manera grata."

Sakura gruñó pensativa. «Contigo no se puede, Tomoyo.»

"Increíble." Dijo Tomoyo. "Así que el prospecto para marido número uno, resultó ser el mismo hombre a quien te has encontrado tres veces el día de ayer."

"¿Pero qué barbaridades estás diciendo, Tomoyo¡Cómo prospecto para marido número uno!." Dijo ella bajando el periódico.

"Todas las mujeres de la compañía opinan lo mismo Saku-chan; Li es bien parecido, sabe cocinar, es hacendoso, entretenido..." Dijo ella recordando las 'cualidades' del nuevo agente de Sakura. " Pero todavía me pregunto, cómo el pobre de Li-san salió de tu departamento ileso."

"Sí, bien. Eso ha sido un error."

Tomoyo rió. "Por supuesto que lo fue; de no haber sido por que en ese momento llegué como habíamos quedado en vernos para cenar juntas, el hombre no se reportaría el lunes en la compañía. Él no hubiera salido vivo de tu departamento." Aclaró conteniéndose. "Aún recuerdo el rostro de Li cuando lo vi dentro de tu departamento. Él estaba demasiado divertido pero juraría que también estaba muerto de miedo."

"Más vale." Dijo Sakura a secas.

"Y eso que aún no sabe que tú serás su cliente." Recordó Tomoyo. "Cuando el pobre lo sepa va a darle algo." Continuó. "¿Qué es lo que ha hecho para que lo repruebes tanto, Sakura?." Preguntó demasiado curiosa.

"Joder¡Qué frío hace hoy!."

Tomoyo suspiró escuchando que Sakura cambiaba el tema de la conversación. "Si, pero vas a tener que decírmelo más tarde o más temprano, Saku-chan." Y como Tomoyo insistía, Sakura se disculpó excusándose de que tenía que ir al baño. Así que Tomoyo rodó los ojos cuando estaba ya sola en la mesa, contemplando que ya servían el desayuno.

Sakura se dirigió hacia el baño de mujeres ajustando su bufanda y pensando en la heladez del día. Ella contempló la recepción del lugar y a un hombre con un largo abrigo en ésta, preguntando por alguien en particular, no le dio importancia por unos segundos, pero luego ella regresó en sus pasos para ver de quien se trataba por que tuvo un presentimiento seguido de escalofríos. Así que se detuvo en seco al contemplar a una figura masculina conocida y regresó a su mesa con rapidez disimulada.

"¡Tomoyo, Tomoyo!." Dijo con una voz ligera pero apurada. La mujer aludida alzó las cejas pensando en que Sakura había regresado demasiado rápido. "¿Cuántas posibilidades hay de que Li esté siguiéndome desde que llegó a Paris?."

"Son nulas." Respondió ella con naturalidad. "Sakura, no estés paranoica."

Sakura se sobresaltó ya pensando en pedirle a Tomoyo salir del restaurante al ver que el hombre que había visto se acercaba al área de no fumar acompañado del maître. "¡Viene hacia aquí!."

Tomoyo trató de contener la risa una vez más. "Si, Saku-chan; lo sé." Sakura se sobresaltó con la actitud de Tomoyo. "Lo sé por que yo lo he invitado la noche de ayer, antes de que saliera de tu departamento."

Sakura saltó. "¿Qué¿No fue suficiente que lo invitaras a quedarse a cenar anoche en mi departamento?."

Tomoyo suspiró. "Perdona, Saku-chan, fue un impulso; el hombre es un encanto y no pude evitarlo, además, él fue quien después de todo, terminó preparando la cena ayer."

Syaoran agradeció al hombre que lo llevó hasta donde la señorita Daidouji lo esperaba y sonrió al notar que Sakura Kinomoto, también estaba ahí. "Buenos días, señorita Daidouji." Y Tomoyo puso su mejor sonrisa sintiéndose confortada por su compañía, mientras Sakura ponía un gesto de terror cuando el hombre ya había tomado asiento entre ambas. Tomoyo rió contemplando el saludo que Li le había dado a Sakura y comparándolo con el que él, le había dado a ella. Por que a Sakura le revolvió el cabello mientras ella rodaba los ojos y él reía un poco.

"También me da gusto verla de nuevo, señorita Kinomoto." Dijo él con sarcasmo. Sakura renegó pensando en lo que haría él si se enterara de que trabajaría para ella.

"Nosotras no hemos ordenado nada para ti, Li; pero el camarero ha dejado una carta." Dijo Tomoyo amable.

Syaoran sonrió pero le devolvió la carta a uno de los camareros que estaban cerca. "Ordenaré lo mismo que ella." Le indicó al camarero señalando a Sakura. Y Tomoyo pensó en que incluso ayer, cuando ella había preguntado acerca de lo que les apetecía cenar, ambos habían dado la misma respuesta. Aparentemente, los dos tenían los mismos gustos para la comida.

«Es... una amenaza. Un indicio que revela el comienzo del final» Se quejó Sakura mentalmente. «¡Por si fuera poco, Tomoyo se atreve a traicionarme por que resulta comportarse extremadamente cordial con el hombre este!» Sakura estaba escuchando a Tomoyo hablar con el hombre y sonreírle demasiado. Ella esperaba muy grandemente poder contener la pregunta que mentalmente no lograba terminar de hacerse. «¿Qué diablos está haciendo en Francia!» Sin embargo, Sakura prefirió callarse la boca recordando la razón. Al hombre le habían hecho una propuesta de trabajo irrechazable. Syaoran sería su insufrible agente ahora que la compañía para la que trabajaba y con la cual sostenía un contrato imposible de evitar, simplemente lo había decidido así. Recordando esto; Sakura tamborileó los dedos de una de sus manos femeninas sobre la mesa. "Eh, Li..."

El hombre sonrió a la voz de Sakura cuando apenas y pudo escucharla hablar por que lo hizo tan bajo que la única forma de saber que le hablaba era al ver la expresión de tragedia en su rostro. "Cuidado, Bambina. Si sube más la voz la gente puede escucharla hablando conmigo." Bromeó con una sonrisa y un tono de voz encantador que a interpretación de Sakura, era detestable. Tomoyo había sonreído pensando en que en efecto; la manera de referirse él, a ella; era adorable.

"Mmm..." Dijo Sakura secamente. "Si, bien, Li; le agradecería que dejara de..."

"Ahórrese las formalidades," Pidió el hombre interrumpiendo la casi orden de Sakura, por supuesto sin que ella tuviera el menor conocimiento de que él lo había hecho intencionadamente y Tomoyo escuchó interesada la conversación que ambos estaban sosteniendo. "No la estoy conociendo apenas¿Lo recuerda?. Daría lo que sea en una apuesta a que lo hace con demasiada claridad." Syaoran sonrió contemplando que Sakura había suspirado en cuanto él había hecho el recordatorio. Tomoyo sonrió, finalmente sabía que sí, en efecto; algo había ocurrido años atrás entre Sakura y ese hombre. "Por el contrario, si usted lo desea, puede llamarme Li."

"Ah." Dijo Sakura conteniendo un gesto de confusión. "¿Y por que no estamos tuteando?." Preguntó sin disfrazar su desarreglo.

"Dada la situación, el respeto es conveniente¿No lo cree?." Dijo él asintiendo con la cabeza.

Sakura alzó una ceja. "Eso no tiene sentido si no deja de llamarme..."

"Entonces, si usted insiste podremos tutearnos. Así yo le llamaría Sakura en lugar de 'Señorita Sakura o señorita Kinomoto'." Concluyo él interrumpiendo de nuevo intencionalmente a la mujer.

"Bien." Respondió Sakura tajantemente y sin pensar.

Syaoran sonrió y Tomoyo rió, pero para Sakura tuvieron que pasar quizá dos minutos para que lograra entender lo que el hombre había hecho. «¡Ah! Syaoran se salió con la suya y en el peor de los casos, no he conseguido que deje de llamarme por ese molesto sobrenombre». "Esto, Li." Intervino ella nuevamente en la conversación de Tomoyo y el hombre.

"¿Qué sucede, Sakura?." Preguntó él suavemente mientras evitaba sonreír por que sabía perfectamente lo que la mujer iba a decirle. Estaba pensando en que 'Bambina' era bastante astuta, aunque extrañamente esta vez tardó algo en percatarse de lo que había sucedido. Él trocó la frase que ella dijo al principio de esta conversación, colocando todo a la inversa y él había ganado finalmente. Generalmente, él hacía eso cuando quería algo por que aquello le había enseñado a utilizar a cualquier tipo de persona para finalmente conseguir lo que deseaba siempre, gracias a su inaguantable juego de palabras.

Sakura observó que ese sujeto la miraba demasiado, el hombre castaño sonrió mirando a Sakura cruzar los brazos y recargarse sobre el respaldo del mueble, al mismo tiempo que adquiría la postura de una cría berrinchuda. Y ella selló sus labios en conclusión, por que la mirada de ese personaje le provocó tanta incomodidad que olvidó lo que realmente quería decirle en un principio. Tomoyo se rió divertida de la actitud que Sakura tenía en este momento con el castaño.

"Ah, lamento recordarte, Li; el motivo de nuestra reunión el día de hoy." Dijo Tomoyo. "Especialmente cuando te veo tan... relajado." Aclaró intentando no reír.

Syaoran asintió comprensivo. "Has dicho que hoy vería a la persona con la que voy a trabajar."

Sakura comprendió finalmente, el motivo por el cual el hombre de seductores ojos castaños estaba ahí. No obstante, ella se sobresaltó nuevamente. «¡Tomoyo, ni se te ocurra decirle si yo estoy aquí!»

Tomoyo se levantó de su asiento pidiendo disculpas por que su teléfono móvil, había sonado en ese momento y ella contestó y pidió un momento a la persona que le había llamado. "Verás, esa adorable personita; está junto a ti." Confesó Tomoyo mientras se dirigía hacia un lugar más silencioso para poder contestar la llamada de su teléfono móvil.

La bella mujer de mirada verde, colocó los codos sobre la mesa y puso sus manos sobre parte de su rostro mientras Syaoran, la contemplaba sorprendido. "Así que, supongo que haber solicitado un cambio de oficina ha sido un error y más ahora que recuerdo que la única oficina que dijeron que estaba vacante era la de la 13va planta de la compañía."

Sakura abrió los ojos enormemente llevando sus manos a su pecho. "¡Hiciste qué!" Gritó y algunas personas dentro del área de no fumar en el restaurante, voltearon a la mesa que el adonis hombre y la mujer bonita estaban ocupando. Syaoran rió un poco por que las personas que habían volteado contemplaban a Sakura desconcertadas. Y Sakura se sintió un poco apenada así que al final, terminó moderando su voz. "¿Está loco, Por si no lo recuerda yo..."

"Tú padeces de una fobia por las alturas, yo sé eso; Sakura." Y Sakura lo contempló preguntándole con la mirada la razón de que hubiera pedido un cambio de oficina tan drástico. "Pero lo que yo no sabía, hasta que Daidouji lo dijera en éste momento; es que trabajaría contigo."

"Claro, de haberlo sabido tú hubieras negado el puesto¿No?; si estás de acuerdo, podremos decirle a Eriol que ya no quieres el empleo y que si lo has tomado, ha sido por error." Dijo ella ya ilusionada.

"Por supuesto que no." Dijo él y Sakura se sobresaltó nuevamente. "De haber sabido que trabajaría para ti, no lo hubiera pensado ni una sola vez y yo hubiera aceptado el trabajo como hasta ahora." Aseguró él y Sakura apretó los párpados irritada. "Sin rastro de duda, Eriol tenía la razón al decir que el nuevo talento que habían descubierto se trataba del mismísimo 'eslabón perdido'." Dijo él más para sí mismo y pensativo, llevó una de sus manos sobre el mentón. "Me atrevería a decir que un eslabón tremendamente escondido." Syaoran estuvo mirando a Sakura que permanecía callada, durante un largo rato hasta que él asintió afirmativamente. "Definitivamente, por aquí tendremos muchísimo que hacer. Y bueno," Dudó en decir llevando una de sus manos detrás de su cabeza. "Ya que el carisma no es una de tus cualidades; por lo que veo, éste va a ser un trabajo bastante arduo." Esclareció él demostrando flojera.

Sakura gruñó y el hombre sonrió divertido confirmando su teoría. Ella volvió a mirar al hombre nuevamente. "Mmm." Trató de no suspirar, pensando en que «arduo» seria escatimar en descripción. "No tienes idea de cuanto Li." Murmuró ella entre dientes haciendo una cara.

"Aún haces demasiados gestos, Sakura, tú acabas recordándome a mis sobrinos." Dijo el hombre observándola.

"No soy una cría." Syaoran observó a Sakura hacer otra mueca.

"Tal vez no, pero en el caso de mis sobrinos, ellos suelen hacer ese tipo de gestos cuando algo los irrita o cuando están en desacuerdo, por supuesto que tú estás en desacuerdo con todo lo que yo especialmente diga o tenga que decir. Pero insisto, no deberías, es demasiado fácil percatarse de tu estado de humor y, bambina; si eres una figura pública no debes dejar que cualquiera se percate de tu estado de ánimo por que la gente comenzará a especular. Muchos pensarán que la cara publicitaria de Le Crise no es más que una mujer amargada rodeada de gatos," Sakura escuchó que el hombre guardaba silencio por un momento. Pero luego, él continuó. "Dime, Bambina¿Te agradan los gatos?."

Sakura alzó una ceja y miró una vez más a ese sujeto quien no precisamente esperaba por una respuesta. «Los gatos... criaturas 'adorables', sumamente mentirosas. Parecidas al sexo masculino en cierta forma. Ellos sólo te utilizan cuando necesitan de ti. Cansados, aburridos, pronto se van y si es que regresan, solamente será por que necesitan de ti nuevamente» El hombre admiró el silencio de Sakura por un tiempo. Por supuesto, ella no se percató de que nuevamente ponía una cara¿Qué estaría pasando por esa femenina cabeza suya precisamente en ese momento?.

"No tengo un gato." Dijo ella finalmente.

«Por supuesto que no Bambina, no puedes tener un gato por que necesitas de algo que dependa de ti eternamente. Por eso puedes llevarte perfectamente con las mujeres. Muchas son dependientes. Y tú no quieres demostrarlo, pero incluso tú, padeces de esa dependencia» Syaoran sonrió a Sakura. "Supuse eso." Lo cierto era que estaba bastante intrigado, Sakura nunca había sido demasiado confiada de las personas; pero ahora parecía principalmente tener serios problemas con el sexo contrario y hasta ese momento, él no había conocido esa fase de la japonesa; lo que lo había sorprendido bastante.

"Eres una mujer con un carácter bastante fuera de lo común. Pretendes que las personas a tu alrededor crean enserio que eres dominante y sumamente independiente, Sakura. Tú no puedes ser tan mala como deseas que todos creamos que eres... al menos no conmigo." Dijo él de una manera que a Sakura le pareció exageradamente arrogante.

"¡Oh, diablos, Li¡Has descubierto mi secreto!." Sakura empleo un dejo profundo de sarcasmo en sus palabras, por eso el hombre castaño simplemente rió. "¡'Acabas de conocerme' y ya has sacado todo un diagnóstico de mi personalidad, Pues, señor Li, tendré que aclararte algo. Te equivocas. Soy absolutamente independiente, y no soy dominante, sino perfeccionista. ¿Ya entiendes?."

Y Sakura rodó los ojos después de que Syaoran, terminó por guiñarle un ojo. "¡Hombres!." Dijo Sakura despectivamente y Syaoran hizo una mueca de dolor disfrazando su sarcasmo. Ahí había soltado Sakura la peor de las palabras existentes y quizá la ofensa más grande. "¡Auch!." Terminó diciendo él fingiendo dolor y Sakura rodó los ojos crispada.

"¡Ah!" Dijo él. "Sakura, te recuerdo algo..." El hombre se acerco un poco a ella sobre la mesa inclinando su cuerpo y ella lo miró asustada cuando él, la tomó de la barbilla y murmuró algo en su oreja izquierda. "En contra de lo que más desearas, tú, no 'acabas de conocerme'."

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