Título: Contigo hasta el final
Autora: Ali
Clasificación: NC 17
Pareja: Lucius Malfoy/Severus Snape
Disclaimer: Ninguno de los personajes son míos, todos de Rowling. No gano nada al usarlos un ratito, es sólo diversión.
Resumen: Este es mí regalo para mi amiguita Aye por su cumple. Lucius toma una decisión que cambiará su destino completamente. ¿Qué pasará al final¿Se hundirá en el abismo o realmente será su salvación?
Nota de Autora: Lucifer y Segrael no son míos sino de Ayesha, gracias por prestármelos amiguita.
Capítulo 3
Aquí estaré
El ruido del libro al caer al piso lo sacó de su ensoñación. Lo levantó pensando distraídamente que al parecer esa noche no avanzaría mucho en la lectura, lo colocó sobre una mesita lateral y se acercó a la cama a chequear al herido. Al notar que la temperatura estaba comenzando a elevarse, le suministró una dosis de poción y le colocó una nueva toalla mojada con agua fría sobre la frente.
Se quedó observándolo por un largo rato antes de mirar el reloj mágico colocado encima de la mesilla de noche. Las cinco de la mañana, ya habían pasado seis horas largas desde que Tomas se fuera y no había percibido cambio alguno en Lucius, excepto ese aumento de temperatura. Se moría por al menos captar un movimiento ligero, un pestañeo, algo que le indicara que el hombre estaba luchando por salvarse y la lucha estaba dando frutos. Pero nada.
"Bueno" pensó mientras regresaba a su sillón dando un suspiro de resignación, "al menos no está peor"
Tomó nuevamente el libro, lo abrió en una página al azar y como si la historia lo impulsara hacia su pasado, se sumergió nuevamente en los recuerdos
°°°°°
Los meses que siguieron al baile fueron los más desconcertantes y difíciles en la vida de Severus. Cada vez que Lucius se acercaba a él y lo besaba olvidaba todo y se transportaba a un mundo donde la ilusión de una vida en común lo apresaba y entonces era feliz. Pero cuando todo acababa y Lucius regresaba a sus coqueteos y a su actitud desdeñosa, como si los sentimientos del resto del mundo, Severus incluido, le importaran muy poco, el muchacho de pelo oscuro sentía que se desgarraba pedazo a pedazo.
Cuando llegó el fin de curso Severus, dentro de su dolor, casi se sintió aliviado. Al menos no tendría que verlo día a día en brazos de uno y otra; dolía, pero quien sabe, era posible que al estar alejado encontrara algo de paz.
Pero Lucius no estaba dispuesto a renunciar a él así de fácil y luego de un par de ruegos, lo convenció para verse de tanto en tanto. En vacaciones se encontraban en el Callejón Knockturn, en un hotelucho miserable pero muy discreto, y durante el año escolar se encontraban en la Casa de los Gritos cada vez que Severus tenía salida a Hogsmeade.
Fue en uno de esos encuentros, durante la última salida al pueblo antes de su graduación, cuando Lucius le propuso algo que cambiaría su vida drásticamente, sumergiéndolo en una vorágine de odio y violencia que él nunca deseó.
-Hola- saludó Severus alegremente, pero al ver la seriedad en el rostro de su amante la sonrisa murió en sus labios-. ¿Qué ocurre?
Lucius se acercó lentamente hasta llegar junto al muchacho y unir sus labios en un apasionado beso; cuando rompió el beso, lo miró fijamente y explicó:
-Tengo una propuesta que hacerte.
Por un momento el corazón de Severus golpeteó locamente en el pecho, pensando que el otro le iba a sugerir una relación formal, algo que venía anhelando desde hacía dos años. Pero al ver la expresión de Lucius su esperanza se esfumó, definitivamente no se trataba de eso.
-¿Qué clase de propuesta?
-Sabes que hace un año me uní al Señor Oscuro.
Severus frunció el ceño. Claro que lo sabía, por eso habían tenido la primera pelea seria de su relación. Aunque creía en la pureza de sangre y no estaba de acuerdo en que los magos puros se unieran con los sangre sucia o los muggles, no confiaba en Voldemort y tampoco aprobaba las cosas que escuchaba que hacían él y sus partidarios.
Es increíble- continuó Lucius, ignorando la expresión de Severus-. Estoy subiendo rápidamente, el Lord me tiene cada vez más confianza, y se siente tan bien tener el respeto de la gente.
-La adulación, querrás decir.
-Llámalo como quieras, pero se siente estupendo, ya lo verás.
-¿Cómo que ya lo veré?- demandó Severus frunciendo el ceño más profundamente-. Explícate.
-Estuve hablando de ti con el Señor Oscuro y está dispuesto a aceptarte en sus filas.
-Ni hablar- negó Severus con firmeza-. Mi padre ya intentó convencerme y no lo logró, no pienso bailar al son que toque ese loco.
-Ese loco como tú lo llamas está adquiriendo mayor poder cada vez- replicó el rubio con desprecio-, y pronto se convertirá en el amo del mundo mágico, y nosotros estaremos ahí con él. Te está concediendo un gran honor al recibirte, pronto te convertirás en uno de sus hombres de confianza- al ver que eso no lo convencía decidió jugar más fuerte-. Y podremos estar juntos al fin, si él nos apoya mi padre será incapaz de negarse a nuestra relación.
La expresión de Severus se suavizó y Lucius supo que ahora estaba tocando la tecla correcta, así que modificó 'ligeramente' su táctica.
-El Señor Oscuro me ofreció que serías mi pupilo, yo te instruiré y podremos estar juntos, como pareja.
Las palabras se iban metiendo poco a poco en la mente y en el corazón del chico.
Además, Lord Voldemort no es como lo pintan sus detractores, todo será maravilloso, ya lo verás.
Y al final Severus aceptó, sin saber que con ello ponía punto inicial a la peor etapa de su vida. Porque su estancia entre los Mortífagos no fue la maravilla que pintó Lucius. Lord Voldemort se había convertido en dueño y señor de su persona y las vejaciones y humillaciones se sucedieron unas a otras al punto que el Señor Oscuro lo maldecía por la equivocación más simple y los Mortífagos de mayor rango lo trataban como a un sirviente.
Y lo que hacían con los muggles era terrible, las torturas, la muerte de inocentes, incluso niños, la crueldad infinita lo agobió hasta límites insoportables.
En cuanto a la idílica relación de pareja que le había pintado Lucius también resultó una quimera. Voldemort desconfiaba de cualquier tipo de relación que se estableciese entre sus subalternos, ya fuese amistosa, amorosa o de cualquier otra índole, pues temía que pudieran aliarse para cuestionar su poder, así que Severus se vio obligado a seguir ocultando su amor.
Durante ese tiempo, él y Lucius comenzaron a verse a escondidas en una casita de playa que Severus había heredado de sus abuelos al cumplir diecisiete años y cuya existencia ignoraban incluso sus padres. También cambiaron sus nombres y se convirtieron en Lucifer y Segrael.
El tiempo fue pasando y la situación era cada vez peor. Severus confirmó al fin lo que siempre había sabido y guiado por su ciego amor hacia Lucius, había pretendido ignorar: el Señor Oscuro era un monstruo. Y lo peor era que Lucius siempre ayudaba y defendía al maldito monstruo. Entonces se sintió asqueado, hasta un punto que creyó que todo su amor moría junto con sus esperanzas de tener una vida libre y feliz. Y luego pasó aquello, la estocada final sobre su corazón. Entonces decidió alejarse de todo.
°°°°°
-Severus.
Al escuchar la voz de Tomas Matinson pegó un salto sobresaltado y se paró de inmediato, fijando sus negros ojos en la comprensiva mirada del medimago.
-Tom, no sabía que estabas aquí- se disculpó, alisándose la túnica.
-Acabo de llegar- replicó el otro con una sonrisa-. ¿Cómo pasó la noche?
-Sin ningún cambio- contestó Severus con semblante preocupado, mientras Tomas auscultaba al herido-. En la madrugada le subió la fiebre y le inyecté una dosis de poción como me indicaste, pero por lo demás no ha pasado nada, ni siquiera un movimiento o un gemido.
El medimago se inclinó y revisó los signos vitales de Lucius. Luego de varios chequeos, se enderezó y enfrentó los inquisitivos ojos de Severus.
-No te preocupes- lo tranquilizó-. Él se encuentra bien, está dormido porque la mayor parte de su magia está concentrada en la recuperación de las heridas más graves, pero estoy seguro que en pocas horas lo tendremos de regreso- terminó con una sonrisa.
Por primera vez desde que todo aquello había comenzado, Severus respiró con alivio.
Ahora, el que necesita descanso eres tú. Ve a desayunar y duerme un rato, yo me quedaré vigilando a Lucius.
-Pero...
-Sin peros, es una orden del doctor. ¿Tienes por ahí algo que leer para distraerme?- Severus tomó el libro de la mesita y se lo entregó-. ¿Poison¿Es bueno?
-Hasta donde he leído sí, mucho. El tipo de lectura que le encantaría a Lucius.
-En ese caso vete ya a descansar, y no quiero verte de vuelta antes de cuatro horas- le advirtió, antes que Severus desapareciera por la puerta con una tenue sonrisa de agradecimiento.
Cuando se dirigía hacia el dormitorio de huéspedes, Jasón le salió al encuentro.
-Señor, alguien lo llama por la chimenea.
-¿Por la chimenea?- preguntó Severus súbitamente alarmado-.¿Quién?
-El señor Harry Potter.
-Gracias, Jasón- dijo Severus frunciendo el ceño y torció su camino para dirigirse a la sala principal.
-Señor Potter- habló con dureza en cuanto estuvo frente a la chimenea encendida-. ¿Se puede saber cómo demonios consiguió conectarse a esta chimenea?
-No te enojes, Severus- hacía un tiempo que el hombre usaba su apellido sólo cuando estaba muy, muy enojado y Harry conocía la causa de ese enojo-. Utilicé unos cuantos trucos que me sé para interceptarte.
-¿Y no se te ocurrió pensar que el Ministerio podía interceptarte a ti?- preguntó Severus, tuteándolo pero manteniendo el mismo tono de voz.
-¿Te crees que soy tonto o qué?- la cara de Severus fue más que evidente y Harry esbozó una sonrisa-. Pues no lo soy. Tomé todas las precauciones. Además- hizo una mueca de resignación-, Draco está desesperado, si no tiene noticias pronto va a enloquecer, y lo que es peor, me va a enloquecer a mí- esta vez su semblante se tornó realmente preocupado-. ¿Cómo sigue Lucius?
-Está mejor- lo tranquilizó emitiendo a su vez una sonrisa casi invisible-. El medimago que lo atiende dice que se recuperará. ¿Y dónde está Draco?
-Lo dejé en casa, el hechizo localizador aún lo afecta, aunque estamos trabajando en tratar de bloquearlo- explicó Harry-. Remus me ha estado ayudando a conectarme con seguridad, a mí solo me era imposible, se necesita mucha magia- miró a Severus a los ojos y continuó-: También estamos trabajando en lo que se puede hacer para lograr que Lucius desaparezca hasta que su situación se aclare.
Severus se quedó mirándolo asombrado. Él había estado tan ocupado luchando por la vida de su antiguo amante que no se había puesto a pensar en qué haría si se recuperaba. De hecho, luego de la conversación con Tomas lo había borrado de su mente por completo.
-¿Y qué han pensado?- preguntó interesado.
-Un par de cosas, pero aún no lo definimos. Lo conversaremos cuando podamos ir a visitarte.
-¿Puedan venir¿Aquí?- inquirió Severus alarmado-. Ni se les ocurra.
-No te preocupes, no lo haremos hasta estar seguros que no hay riesgo alguno de que nos detecten. Confía en nosotros.
Severus se le quedó mirando sin decir nada, era evidente que la idea no le gustaba en absoluto.
Por favor, si hay algún cambio en la condición de Lucius o necesitas algo nos avisarás¿verdad?
-Sí.
-Vale. Voy a ver a Draco y a tranquilizarlo, pronto tendrás noticias nuestras- y sin otra palabra, la morena cabeza desapareció de la chimenea.
Severus se enderezó y se encaminó pensativo rumbo a su habitación. ¿Qué estarían tramando? Saber que ellos estaban tratando de conseguir una solución era extrañamente tranquilizador. Los conocía y sabía que si había forma humana de lograr proteger a Lucius y evitar que lo atraparan los Aurores del Ministerio, la encontrarían.
Al llegar al dormitorio de huéspedes se encontró nuevamente con Jasón, quien lo estaba esperando.
-Señor, su baño está preparado y le traje algo de desayunar- dijo, señalando una mesita cercana.
-¿Sabes que cada vez te pareces más a una madre?- comentó burlón mientras desaparecía en el cuarto de baño, dejando a Jasón con una comprensiva sonrisa en el rostro.
°°°°°
Un Severus de diecinueve años se apareció en los terrenos ubicados frente a su casa de playa y entró apresuradamente en la vivienda. Lucius lo había citado con mucha urgencia y tenía que reconocer que estaba preocupado.
-¿Dónde está el señor Lucifer?- preguntó a Jasón cuando salió a recibirlo.
-Salió a caminar por la playa- contestó el hombre-. Dejó dicho que lo esperaba donde siempre.
Tan rápido como había entrado, salió de la casa y se encaminó hacia la derecha. La tarde era espléndida y el disco del sol, de un color rojo brillante, al ocultarse en el horizonte lejano creaba un espectáculo grandioso.
Sin embargo, Severus era incapaz de reconocer la belleza que lo rodeaba. Todos sus pensamientos estaban es esa frase del maldito pergamino 'Necesito hablar contigo hoy mismo, debo decirte algo muy importante'
Caminaba aterrado, recordando el comportamiento de Lucius, cada vez más distante e indiferente. Tenía la certeza de que el otro deseaba terminar su relación. Y aunque en muchos momentos había llegado a odiar el lazo que lo unía al rubio, tenía que admitir, aunque fuera ante si mismo, que lo necesitaba junto a si para seguir. Tal vez fuera una relación amor-odio, un sentimiento masoquista y destructivo, pero era el único sentimiento real que había en su vida. A lo lejos distinguió la esbelta figura y la cabellera platinada azotada por el viento y, sin pensar, aceleró el paso
-¿A qué se debe tanta urgencia?- preguntó al llegar a su lado, cubriendo su ansiedad con el tono de frío desdén que había asumido los últimos años.
Lucius Malfoy se giró hacia él, su propio rostro tan inescrutable como el de su compañero.
-Me caso en una semana- fue la seca respuesta.
Por un breve instante Severus lo miró sin entender, hasta que al fin, el peso de las palabras que estaba escuchando cayó sobre él como una losa. Sin embargo, la práctica de los últimos tiempos vino en su ayuda y logró mantener la serenidad.
-Con Narcissa, supongo- más que una pregunta era una afirmación. Al ver el breve asentimiento de Lucius, continuó-: Ya veo que tu padre logro convencerte, supongo que la atracción de la fortuna Malfoy fue demasiado fuerte para resistirse.
-No se trata solamente de eso- dijo Lucius con una voz sin matices-. Mi Lord me lo exigió.
-¿El Lord?- el tono de Severus era burlón, con una burla que le desgarraba por dentro-. Entonces se trata de dinero y poder y de obedecer al amo como un fiel perro guardián.
-Todos debemos obedecerle.
-Sí, supongo que sí- aceptó Severus, antes de dar la vuelta para marcharse.
-Pero eso no quiere decir que lo nuestro tenga que acabar, podemos seguir viéndonos aquí.
Severus emitió una sonrisa que más parecía una mueca de dolor.
-En realidad nunca hubo algo 'nuestro'- declaró con desdén-. Ahora simplemente las cosas están como siempre debieron estar.
-Espera- repitió Lucius al ver que el otro intentaba irse nuevamente.
-¿Y ahora qué Malfoy?- Lucius se resintió ante el desprecio es la voz habitualmente sedosa, por lo que le lanzó a su vez una mirada indiferente y replicó:
-La boda será en una semana- informó-, y el Señor Oscuro quiere que todos sus Mortifagos me acompañen en tan alegre acto- al ver que el otro lo miraba aparentemente impasible, continuó-¿Supongo que no te negarás a los deseos de tu Señor?
-Allí estaré- fue todo lo que dijo antes de dar media vuelta y desandar el camino recorrido.
Y por supuesto que había estado. Pero no porque Voldemort lo exigiese, si no porque tenía que verlo con sus propios ojos, sufrir hasta el último momento para buscar el valor que necesitaba para seguir.
Y había estado cuando Lucius y Narcissa habían intercambiado sus votos y promesas de amor. Y cuando el oficiante los había declarado marido y mujer. Y cuando se habían besado, mientras él sentía que los celos lo carcomían. Y hasta tuvo valor para sonreír y acudir a felicitar a los novios, y para brindar por su felicidad y descendencia, y para soportar largas horas de baile y risas. Y cuando todo terminó, con el corazón triste y el rostro pétreo, acudió a Hogwarts y dio el paso que nuevamente daría un cambio drástico a su vida. Se convirtió en espía de la Orden.
°°°°°
Severus se despertó sobresaltado, con el corazón palpitando de angustia y los ojos húmedos. De nuevo había estado soñando con esa maldita boda. Hacía muchos años que no lo asediaba ese sueño, pero imaginó que haber estado toda la noche atrapado por viejos recuerdos había contribuido a traer de vuelta las pesadillas. Giró los ojos hacia el reloj mágico en su mesilla de noche y se levantó precipitadamente. Habían pasado más de cuatro horas desde que se había quedado dormido y eso era inadmisible.
Se vistió apresuradamente y casi corrió hacia la alcoba principal, donde fue recibido por un Tomas sonriente.
-¿Cómo sigue?- preguntó nada más entrar-. Y disculpa la demora, me quedé dormido.
-No hay nada que disculpar, necesitabas ese descanso con urgencia- señaló el medimago-. En cuanto a nuestro enfermo está mucho mejor, por lo visto Lucius Malfoy definitivamente escapó de ésta.
-¿Estás seguro?
-Completamente- replicó el hombre-. Toma, en este pergamino he puesto todas las indicaciones a seguir y las pociones que debe tomar, dosis, horarios y todo eso. Si sigue así, lo más probable es que despierte en unas horas- se dirigió hacia la silla donde estaba su capa-. Avísame en cuanto despierte o si notas algún cambio extraño. Estaré en mi casa.
-Tomas- llamó Severus al mago que se disponía a salir. Cuando éste se volteó, sólo dijo-: Gracias...- hizo una pausa intencional-... por 'todo'.
-No hay de qué, aunque aún no entiendo cómo va a hacer Lucius para desaparecer cuando se recupere. En fin, tú sabrás, de mi boca juro que nunca saldrá nada.
°°°°°°
-Segrael...
Al escuchar su antiguo apodo susurrado levantó la vista y acudió presuroso hacia el lecho del herido, quien en esos momentos se movía ansioso.
-Segrael...
-Aquí estoy- murmuró Severus al tiempo que colocaba su mano fresca sobre la frente de Lucius y apartaba unos cuantos mechones platinados de su pálido rostro-. Tranquilo- intentó apaciguarlo-, todo está bien.
-Tengo sed.
Severus se acercó a una jarra con agua fresca y empapando un algodón lo exprimió sobre los resecos labios.
-Más.
Severus repitió la operación tres veces más hasta que el otro pareció darse por satisfecho.
-¿Lucius, cómo te sientes?- preguntó suavemente.
Con gran esfuerzo, los párpados cerrados se fueron abriendo hasta que al fin los apagados ojos grises enfocaron su mirada sobre el rostro inclinado de Severus.
-¿Severus- dijo con cierta dificultad-¿en verdad eres tú?- ante el asentimiento del hombre moreno, continuó-¿Dónde estoy¿No estoy muerto?
-No, no estás muerto- contestó Severus, arrimando el sillón y sentándose-, aunque estuviste cerca. Estamos en la casita de la playa, Jasón te encontró tirado en la arena frente a la casa y me llamó.
-Entonces logré llegar- musitó más para si mismo que para Severus.
-Sí- dijo Severus poniendo un paño frío sobre la frente del rubio. Al ver que hacía un gesto para quitarlo, le ordenó-. No hagas eso. Tienes algo de fiebre y debes refrescarte- cuando el otro obedeció, preguntó-. ¿Y por qué quisiste venir a este lugar?
-No quería morir en aquel campo lleno de cadáveres, sino en un lugar donde hubiera paz. Este es el único lugar que me da paz.
Severus se le quedó mirando un largo rato, sopesando las palabras del hombre, "el único lugar que le daba paz"
Estoy tan cansado- se escuchó nuevamente la voz de Lucius.
-Duerme, necesitas descansar para recuperar tu magia, está agotada por el esfuerzo que tuviste que hacer para recuperarte.
-¿Estarás aquí cuando despierte?
Severus fijó la mirada en los ojos plateados y vio en ellos algo que no había visto jamás: súplica. Como si estuviera en trance, tocó ligeramente su mejilla, y le lanzó un amague de sonrisa.
-Duerme- musitó-. Cuando despiertes, aquí estaré.
Continuará...
Mil gracias a Chibi-Kaisie, Ailuj y Ritsuka-chan, como la página prohibe contestar reviews, sus comentarios los respondo en un review del cap. 2
