#06# Un paso adelante
El día daba la impresión de ser el más soleado después de inagotables semanas de lluvia que inundaba la ciudad. Amanecía claro y los primeros rayos de sol, casi invisibles por la espesa nube blanca de contaminación que sobrevolaba la ciudad eternamente, se colaba por los enormes y altos ventanales cayendo como una pincelada encima de la oscuridad que inundaba el almacén a aquellas horas.
Prácticamente iluminado con un cierto brillo angelical instigado por uno de los rayos de claridad que caía con peso encima del escritorio, Donatello permanecía prácticamente inmóvil mirando a la vaga nada con la taza de café humeante entre las manos.
Había estado ponderando la posibilidad de darse una tregua a si mismo y acostarse unas horas pero la confianza que podía tener con Kevin Camdem todavía no era lo suficientemente ancha cómo para atreverse a dejarlo a solas con todo el equipo informático.
Aún y así no tardaría en dormirse.
Lo confirmó lanzando una rápida ojeada hacia el hombre que se había tomado un ligero descanso y permanecía sentado en el escalón de la entrada con el porticón semi abierto. Lo justo para que ningún trabajador de la zona pudiera percatarse de lo que había allí dentro.
Donatello dejó la taza de café y se acercó a las espaldas del hombre que permanecía inmóvil escrutando el paisaje del puerto con minuciosidad:
.- ¿Qué¿Cansado?
.- No me aguanto los ojos de haber estado mirando la pantalla del ordenador durante tanto rato – Kevin suspiró – la brisa marina me calma un poco.
La tortuga se apoyó en una de las cajas de cartón cercanas dejando que el aire fresco le acariciase también el rostro cansado.
Algo seguía sin estar del todo claro en Kevin Camdem.
La manera en qué se había interesado en ayudar a Donatello con EDIAP y la desesperación con la que había acudido al lugar le parecían razonablemente extrañas.
Don creyó que tal vez era hora de dejarse de tanta intriga y aprender algo más de su nuevo compañero. Pues estar trabajando con una persona de la que apenas sabes nada, no le era cómodo.
Aunque en parte, Kevin debía de estar sintiéndose peor al verse encerrado en un pútrido almacén rodeado de ordenadores y una tortuga gigante…pero parecía que si no era esa tortuga la que daba el paso, el hombre no sentía ningún tipo de interés por sus orígenes:
.- Oye …Kevin – el hombretón se giró levemente haciendo que su leve calva brillase con el reflejo de los rayos del sol – sigo preguntándome que…bueno¿cómo pudiste perder tu trabajo?…si por mi fuera preferiría ser un reconocido quiropráctico antes que permanecer en una empresa clandestina. Y no te hablo sólo de dinero…
Kevin devolvió su mirada al frente con una casi indescifrable expresión en el rostro que mostraba algo de incomodidad por la pregunta. El renegado doctor se tomó su tiempo antes de contestar con un hilo de voz apenas audible:
.- Hasta la estrella más brillante tiene sus puntos negros…y el problema es cuándo quedan expuestos al resto…- Donatello frunció el ceño confundido por no entender a lo que se refería. Des de luego Kevin no quería hablar de ello - …no todo es tan fácil en la vida.
.- A mi me lo vas a contar…- el hombre no pudo evitar soltar una sonrisa ante el sarcasmo de Don frente a su aspecto. Dando un giro monumental a la conversación para evitar disgustar al hombre, la tortuga se encaminó de nuevo al escritorio – el día en que nazcas tortuga y vivas en las alcantarillas de Nueva York, sabrás lo que resulta fácil o no en la vida.
.- ¿Tu naciste tortuga Don? – Kevin pareció interesarse por la nueva conversación abierta agradeciendo al cielo que el tema no hubiera continuado por el camino que llevaba.
Donatello se volteó confundido sorprendido por esa pregunta:
.- ¡Pues claro¿Acaso crees que he sufrido una metamorfosis o algo parecido?- Kevin se rió.
.- Pues no resultaría tan raro. Después de todo eres una tortuga mutante.
.- Ninja y adolescente. Añadiendo.
.- ¿Ninja? – Kevin se llevó la mano a la frente con una mueca entre asombro y gracia mientras Don lo observaba amenazante preparándose a saltar a la mínima burla sobre su vocación principal - ¡una tortuga ninja¡Diablos!…ya no sé ni en qué mundo vivo…
.- En uno que se te va a caer encima cómo no me ayudes con los encargos que nos están llegando a quilos – con un gesto de su mano, Donatello indicó el inicio de una nueva jornada de faena que prometía ser agotadora.
Kevin no se quejó y hacía su trabajo con eficiencia apenas teniendo que preguntar dudas sobe el tema.
Realmente el hombre tenía algo oculto y bastante oscuro que luchaba por no mostrar a nadie. Pero si algo fastidiaba a Donatello era el tener que soportar que alguien se auto compadeciera de sí mismo en silencio sin que se atreviera a comentarlo con nadie.
¿Eran compañeros o no?
O al menos…. Habían empezado a serlo y aquello prometía largas horas de compañía mutua…..así pues, el hecho de no saber qué as se esconde bajo la manga una persona tan cercana y a la vez tan desconocida desconcertaba enormemente a la tortuga.
.-
La casa seguía estando tranquila de buena mañana, pero un ligero murmullo indicaba movimiento al final del pasillo.
April parecía haberse percatado de lo tarde que se le había hecho y la primera imagen que le vino a la cabeza nada más levantarse del brazo de Casey fue la de la tienda, puesto que hacía un par de horas que tenía que estar abierta y la muchacha temía por los envíos que pudieran llegarle aquella mañana.
Tan rápido cómo pudo, se apoderó del lavabo arreglándose a toda prisa mientras Casey Jones seguía mezclándose entre las sabanas rezando por no tener que levantarse de allí.
Pero poco duró su sueño, pues alguien comenzó a llamar a la puerta y se obligó a sí mismo a incorporarse tambaleándose como un zombie por todo el pasillo:
.- ¿Quién hay? - preguntó al otro lado rascándose la cabeza aún desbaratando más su melena enredada.
.- ¿Aquí se lava la ropa? – Casey frunció el ceño confundido frente a esa pregunta del desconocido.
.- …no…
.- Pues que gente más cerda – las sonoras carcajadas hicieron que Case abriera la puerta de una revolada sin importarse lo más mínimo por su aspecto.
Con el puño en alto recibió a un sonriente Michelanggelo que no dejaba de lanzar miradas a sus espaldas deseando que ningún vecino saliera a la escalera. Casey bajó el puño con un suspiro:
.- Ya decía yo que esas bromas hace tiempo que dejaron de hacerse – musitó irónicamente el hombre cerrando la puerta con Mickie dentro.
.- El buen humor nunca se pierde – la tortuga husmeó nerviosa en el ambiente antes de seguir al humano hacia la cocina – April está aquí ¿verdad?
Casey asintió vagamente preparándose toneladas de café para su propia persona. Fue a abrir la boca para decirle algo a Mickie, pero April entró en la cocina con nervio colocándose decentemente la chaqueta mientras se recogía la melena pelirroja en un moño a su cabeza:
.- ¡Mickie¿Has venido a buscarme?
.- ¿Qué te crees? La tienda hace horas que tendría que estar abierta. Y si no está abierta, mis cuadros no pueden verse. Y si no se ven, no se venden.
.- Vale vale vale. ¡Lo siento! – April se despidió de Case con un ligero beso que el muchacho recibió con mucho agrado antes de dirigirse con prisa hacia la puerta de salida.
Antes de girar el pomo, no pudo evitar fijarse en el cuerpo de Raphael que seguía dormido en el sofá con los cascos del diskman mal colocados sobre su cabeza y un tranquilo y acompasado respirar con Cacabel en su regazo relamiéndose el pelaje.
April se acercó plantándole un beso en la mejilla antes de sonreír y salir aprisa por la puerta seguida de cerca por Michelanggelo, que lanzó una mirada al sofá escrutando a su hermano al milímetro y cayendo en la posibilidad de que se estuviera haciendo el dormido por no tener que verle.
Con las manos en la cintura, Michelanggelo sonrió ampliamente sin quitarle el ojo de encima a uno de sus hermanos mayores de los que tanto había prescindido los dos últimos meses.
.-
Poco después de que April y Casey se fueran por la puerta, Casey abrió de par en par las ventanas y las cortinas del salón inundando a Raphael de una incomoda luminosidad.
La tortuga refunfuñó tratando de ocultar su rostro bajo cualquier cosa opaca y no tardó en maldecir a Case repetidas veces por esa acción:
.- No te quejes, que has dormido mucho.
.- Más que tú…- susurró la tortuga con desdén frotándose la cara - …eso seguro.
Fueron unos instantes que Raphael tardó en volver completamente en sí que, entre los dedos con los que ocultaba su rostro, viera un pequeño dibujo en una hoja en blanco.
Con curiosidad y frunciendo el ceño por el esfuerzo, la agarró tratándose de imaginar si realmente Casey había desatado su vena artística.
En el centro de la hoja se escribía a pulso "Eres un vago", y en una de las esquinas una pequeña caricatura de una tortuga con un dedo acusador y unos nun-chakus colgados en su cinturón.
Raphael esbozó algo parecido a media sonrisa antes de arrugar la hoja y lanzarla a una esquina:
.- Maldito Mickie de los huevos….
Casi al instante el teléfono empezó a sonar. Por unos minutos Raphael consideró la posibilidad de que al descolgar el aparato la estridente carcajada de su hermano le reventaría en los oídos.
Pero no fue así.
Y al otro lado únicamente se dejó oír una voz grave y semi ronca de un hombre ya adulto, el cual parecía reconocer la voz de la tortuga al momento y no vaciló ni un segundo en ir al grano:
>¿Raphael?
.- Al habla – reconciendo a la voz, la tortuga se sentó de nuevo en el sofá - ¿qué hay de nuevo tan temprano, Mr. Dorvin?
>¿Sabes algo de Jan?
.- No des de anoche – Cascabel se apoderó de nuevo de la falda de la tortuga y Raphael trató de apartarla con cierta delicadeza - ¿Qué pasa con ella¿Ha vuelto a fugarse su hermana?
>Menos bromas, quelonio – contestó Stanley Dorvin secante ante las carcajadas de Raph – No la he visto esta mañana y me han llegado ciertos rumores de qué te ha mandado tras Milo Hace y Elisabeth Wagner.
.- Sí bueno, ni siquiera sabía sus nombres…esperaba por más información. Su hermana me prohibió rotundamente moverme antes de tiempo…¿Qué pasa con eso? Si viene a quejarse por el estado en el que se encontraban los palurdos de la semana pasada no estoy dispuesto a escucharle.
>No…no. No era por eso. Cuento con que Jan ya te dejó las cosas claras.
.- Más bien fui yo quién se las dejó a ella.
>Bueno, pues mucho me temo que la señorita Dorvin ha ido ella misma a por esa información.
.- ¿Qué quiere decir?
>Tengo bases sólidas de que Jan se ha infiltrado profesionalmente entre la gente de Milo Hace. Trabaja en un hospital y creemos que tiene a gran parte del personal de éste trabajando para él…mucho me temo que hay tráfico de drogas de por en medio…no le tengo mucha simpatía a ese bastardo…
Viéndose venir la que le caía encima, Raphael borró la maliciosa sonrisa del rostro substituyéndola por una de inconfundible aborrecimiento y despreocupación:
.- A ver, a ver…supongo poli, que ahora va a pedirme que saque a Jan de ahí en medio ¿no?
>No tendría porqué hacer eso. Se trata de su trabajo y es lo suficiente profesional cómo para salir ilesa de ello.
.- Tengo mis dudas…Entonces se trata de una llamada de reconocimiento ¿nada más?
>En absoluto. Te ruego que no actúes hasta que Jan no te de la señal. Si te metieras ahora de por en medio tal vez ella podría salir dañada.
.- Dudo mucho que la señorita Dorvin pueda darme la señal si no la veo y si ni tan solo se dónde está.
>Ya la conoces. Aparecerá….de todas formas….- las escamas de Raphael se pusieron de punta inconscientemente – te agradecería que mantuvieras una vigilancia estrecha…cómo hermano, ya sabes…
.- Me parece, Mr. Dorvin, que usted me está confundiendo con algún tipo de detective privado. No hago recados personales, creí dejarlo claro. Si tengo que intervenir en el asunto de Milo Hace, lo haré a mi manera y no por tener en cuenta la vida de su pequeña hermanita o no. Ella ya sabía dónde se metía.
Con cierta arrogancia y sin ni tan sólo pararse a despedirse, colgó el teléfono de un golpe seco y se dirigió hacia la cocina en dónde Case sorbía la leche sin muy buen aspecto a causa de haber dormido poco.
El hombre no quiso hacer preguntas y se dedicó a seguir el nervioso vaivén de Raphael por toda la cocina buscando algo que, seguramente, no existía.
.-
Una vez más, Lizz se colgó del brazo de Leonardo con la desesperación en el rostro y apretando cada vez con más fuerza con sus delgadas manos.
La tortuga no luchó por deshacerse de ella. ¿para qué, volvería a agarrarlo en cuánto lo soltase. Tan solo se giró observándola profundamente en los ojos y, con mal en el corazón, observaba cómo las lágrimas resbalaban por la mejilla de la muchacha sin detenerse ni unos minutos.
Algo se le partió en el pecho pero sabía del cierto que hacía lo correcto. Y no iba a ser ella la que lo iba a hacer cambiar de opinión.
Retiró bruscamente el brazo para que lo soltase y Lizz volvió a seguirle por la guarida con las manos en el rostro:
.- No lo hagas, no lo hagas ¡No lo hagas!
Leonardo no contestó ante la desesperación de la chica que, con un increíble temblor en las manos, se tiró literalmente encima del caparazón de Leo justo cuándo éste entró en el lavabo:
.- ¡Por favor¡Por favor!…No lo hagas Leonardo por favor…¡Por favor!
.- ¡Ya vale Lizz! – Leonardo se la sacó de encima haciendo que ésta se arrinconara en uno de los rincones del baño – tendrías que darte lástima a ti misma.
La muchacha lo observó atónita y, con el labio inferior temblando, se dejó resbalar por la pared hasta quedar agazapada en el suelo mientras aún seguía cubriéndose el rostro con las manos.
No pudo ahogar un pequeño grito cuándo Leonardo vació el contenido de las diversas bolsas en el retrete. La cocaína empezó a disolverse con el agua hasta crear una especie de masa pastosa de la que Leo se deshizo tirando de la cadena.
Balanceó su vista del lavabo a Lizz. De Lizz al lavabo. Notando cómo ambas cosas se consumían a la vez. Notando cómo toda la fuerza y optimismo de Elisabeth Wagner se derretía mezclándose con el agua y desapareciendo por las tuberías.
Le era tremendamente patético y, a su vez, tremendamente duro.
Herirla de aquella manera le había resultado muy costoso, y mucho más cuando la chica parecía quitarse la vida por perder toda aquella droga.
Retrocedió con silencio. Sin dejar de observar cómo Lizz sollozaba en el suelo con las manos en su rostro.
Al igual que ella, se dejó resbalar por la pared quedando sentado en frente de la chica y recostando la cabeza hacia atrás. Clavando la mirada en el techo tratando de quitarse de la cabeza los dolorosos sollozos que le punzaban en el corazón:
.- Algún día…tal vez me lo agradezcas…
.- ¿Y ahora qué?…- apenas habló con un hilo de voz entre las lágrimas - ¿qué voy a hacer ahora…?…no tienes ni idea de lo que acabas de hacer…Leonardo…¡Ni idea!
.- Privarte de tu dosis diaria ¿tal vez?
.- ¡Me has metido en un lío! – Lizz pareció volver a la vida y se encaró a Leonardo con rabia en la mirada - A caso creías que todo eso era mío ¿eh?
Por su parte, Leo también le correspondió y levantó un dedo acusador empujando la muchacha hacia atrás:
.- Yo no creía nada, Elisabeth. Sólo que nadie me advirtió de lo que estaba haciendo – la tortuga se incorporó – creía que ayudaba a una chica a sobrevivir por estas calles de manera ciertamente peculiar. Y sabía que lo tuyo no era bueno, que no había nada de legal en tus trapicheos y que te jugabas el cuello por dinero. Pero no sabía que se me había estado utilizando cómo un imbécil durante tanto tiempo, porqué detrás de la simpática, optimista y imaginativa Lizz que creí conocer y que me honraba proteger, se escondía un amasijo de drogas mucho más grande de lo que tu jamás podrás llevar sobre tus hombros…..además….me mentiste Lizz…
.- ¡Tu tampoco preguntaste! – le gritó incorporándose ella también sin dejar de llorar en ningún momento.
.- ¡No lo hice porque supuse que no me escondías nada! Y mucho menos algo de droga….-Leonardo le dio la espalda mientras la chica seguía sollozando mordiéndose la manga del jersey. Un extraño silencio se esparció por la zona - …¿cuánto tiempo hace que…?
.- ¡No te importa!- Lizz pasó por su lado golpeándole con el hombro para dirigirse a paso firme hacia el sofá. Detrás del respaldo del cual desapareció y, a juzgar por el pequeño humo, se encendió un cigarrillo.
Se observó las manos tras darle la primera calada.
Temblaban con consistencia y no podía tranquilizarse por más que lo deseaba. Tan sólo tener presente en mente la que se le venía encima al perder toda aquella droga y, en mayor parte, el síndrome de abstinencia que iba a maltratarle aquellos días, se derretía en angustia y deseaba poder huir de allí cuánto antes.
Algo cayó pesado a su lado y se giró sorprendida.
Leonardo se había desplomado en el sofá y marcaba la vista en frente perdiéndola en la pared. Pero aún así la observaba, ella lo sabía:
.- En el peor de los casos…
.- En el peor de los casos me van a desollar, Leo…- lentamente, la tortuga encontró sus ojos y se acercó a ella rodeándola con los brazos.
Lizz no se resistió y se hundió en el pecho de Leo tratando de no temblar con tanta consistencia mientras apretaba con rabia el torso de éste.
Cerró los ojos con fuerza bajo la compasiva mirada de la tortuga y empezó a llorar de nuevo:
.- …Ayúdame…por favor….ayúdame…- la chica levantó su rostro mirando a Leonardo con aquellos enormes ojos verdes llorosos – prometo pagarte en cuánto pueda, pero necesito que estés a mi lado…
Leonardo sonrió:
.- ¿de verdad que todavía crees que sigo haciendo esto por dinero?
.- …por diversión …¿pues?
.- Bueh, mejor por aburrimiento – la tortuga soltó una leve carcajada tratando de alegrar la situación. Lizz lo siguió escrutando con esos enormes ojos hasta que no pudo evitar sonreír ella también antes de encajarse en su cuello:
.- …¿Vas a estar conmigo?….- Leo agarró su rostro entre sus manos:
.- No van a tocarte ni una trenza – la chica sonrió de nuevo antes de apurar el abandonado cigarro y deshacerse de los brazos de Leo con delicadeza.
.- Tal vez….- por unos instantes se sumergió en una nube de pensamientos que intentaban encontrar soluciones - …tal vez pueda recuperar todo eso dinero…..pero voy a necesitar el decodificador sin falta para ello…
.- Dijiste que encontraste un buen proveedor ¿cierto?
.- Bueno, se trata de una empresa vía net…EDIAP, creo…un amigo me la aconsejó…pero de momento todavía no me han contestado a mi encargo…- Leonardo frunció el ceño con confusión:
.- ¿EDIAP?….me resulta tremendamente familiar…
.-
La tarde había comenzado a caer y Donatello había desviado momentáneamente su atención de la pantalla de los ordenadores y se sumergía por debajo de lo que parecía una enorme carrocería mientras canturreaba con cierta alegría.
Trabajar día y noche en lo mismo lo aborrecía y había decidido reconstruir su mayor orgullo: el camión acorazado.
Cada vez que alguna pieza se le resistía o el motor se ahogaba no podía reprimir un gruñido e rabia maldiciendo a sus hermano y, en especial a Michelanggelo, por estrellarlo y destrozarlo de aquella manera.
Ciertamente le llevaría semanas, tal vez meses dejarlo cómo estaba y el no haber podido recuperar ni un solo tornillo de los restos le había obligado a empezar de nuevo teniendo que acudir al desguace repetidas veces en cuánto caía la noche.
Se deslizó de debajo de los bajos y se incorporó frotándose las manos llenas de grasa en un trapo. Una satisfactoria sonrisa se dibujó en su rostro cuándo comprobó que el amasijo de hierro empezaba a tomar cierta forma.
Obligándose a si mismo a darse una tregua, se volteó hacia Kevin que seguía husmeando en los ordenadores atendiendo a los diversos encargos que les llegaban a puñados.
El hombre parecía sumergido en su propio mundo y no dejaba que nadie entrase en él. Se acariciaba la calva repetidas veces cómo símbolo de preocupación y se recostaba perdiendo la mirada en el techo tratando de buscar solución a sus problemas.
Una vez más, Donatello frunció el ceño y trató de acercarse inmensamente preocupado por aquello que maltrataba mentalmente a su compañero.
Sentía cierta rabia hacia el hecho de que Kevin no se dispusiera a compartir sus secretos con él cuándo Don no se había cortado un pelo en contárselo todo y calmar la curiosidad del hombre acerca de su aspecto, familia, hogar y función principal en su vida: el ninjutsu.
De seguro a Kevin no le parecía nada más que chiquilladas y únicamente trataba a Don cómo lo que era, su jefe.
La tortuga se apoyó en la esquina de la mesa escrutando él también la pantalla. El humano únicamente le dedicó una sonrisa al levantar la mirada que se apresuró a devolverla al monitor:
.- Tómate un descanso…
.- No importa, así me entretengo…- Donatello suspiró y, cómo acto reflejo, apagó la pantalla del ordenador de Kevin deseando llamar la atención de éste - ¡eh!
.- ¿Qué pasa con tu vida, Kevin? – el hombre lo miró largo sin apenas comprender – sé qué puedo parecer indiscreto y, créeme que esa no es mi intención. Pero valoro mucho la confianza entre compañeros y me siento relativamente incómodo en pensar que detrás de ti hay algo más de lo que aparentas y ni tan sólo muestras…
El hombre agachó la mirada:
.- Lo siento Don…pero hay ciertas facetas de mi vida que prefiero dejar atrás…
.- Bueno, tal vez creas que sólo con contármelas van a volver. Pero no será así, te lo aseguro. El que yo haya decidido contarte todo acerca de mi y de mi pasado, no significa que todos los problemas que tuve vayan a venir a por mi de nuevo. Es cierto que…hay ciertas cosas que me resultan embarazosas…
.- ¿Cómo el hecho de haberte rebajado tanto cómo tus hermanos para discutirte con ellos? – Donatello balanceó la cabeza indicando cierta afirmación.
Quedó pensativo por unos momentos pero decidió no abrir el tema con Kevin y quiso dirigirse exactamente a lo que pretendía.
Se sentó al lado de éste en la mesa con los brazos cruzados:
.- bueno, de todas formas…no creo que cualquier cosa que hayas hecho o dicho pueda ser de tanta gravedad cómo para estar así de decaído…
.- …No se trata de lo que haya dicho o hecho Don…si no de lo que he pensado…- sabiendo que Donatello finalmente había logrado hacer hablar al hombre, se acomodó en cierta manera encima del escritorio dispuesto a escuchar - …ya sea por las normas impuestas en la sociedad en la que vivimos o por el control social que se aplica en caso de infringirlas…hay ciertas cosas que no se te deben pasar por la cabeza…si no, hoy en día, te catalogan de enfermo mental…
.- Bueno…no creo que sea tan grave…cada uno tiene su manera de pensar y sus cosas en que hacerlo…- el hombre miró a Don por primera vez a los ojos:
.- No lo entiendes Don. Hay pensamientos, deseos y pasiones que no puedes albergar en la actualidad si no quieres ser considerado un completo desviado…pasiones prohibidas que debes esconder para no tener que vivir toda tu vida con el peso de ellas…no quieres vivir con ellas…
Donatello parpadeó de confusión y se encaró al hombre:
.- Kevin, amigo mío¿qué tal si lo sueltas de una vez? – éste lo observó profundo, ponderando la posibilidad si de hacerlo o echarse atrás una vez más.
Finalmente desvió bruscamente la mirada con incomodidad:
.- Me…me siento atraído por gente demasiado joven… - la tortuga se rió.
.- Tal vez sea porqué tu ya estás demasiado entrado en edad.
.- me gustan demasiado los niños, Don…en especial las niñas…
Donatello sintió como la tierra se le venía encima por unos instantes antes de desear desaparecer del lugar de inmediato:
.- Uops….
Un silencio suficientemente incómodo cómo para provocar que Donatello se congelase por completo se esparció por el lugar.
Tras unos segundos de meditación en los que Kevin buscaba una manera de seguir huyendo de sus problemas y en los que Don trataba de tragar una a una las confesiones del hombre, la tortuga pareció reaccionar y hacer uso de la suspicacia que la caracterizaba:
.- Así pues…debo suponer que algún superior tuyo del hospital se percató de ello y…
.- ..me echaron…- Kevin se repasó con las manos todo el rostro para luego volver a acariciarse con nervio la calva. Realmente eso le atormentaba y parecía incluso tener miedo de sí mismo en cuánto a ese tema.
Donatello aún y así, algo intrigado por la historia, siguió preguntando:
.- Pero Kevin…alguna vez ¿has?…- las palabras parecieron quedarse al principio del cuello – bueno, no sé…¿alguna vez has llegado más lejos de…mirar?
.- No – rotundamente y rápida fue la respuesta del hombre que lo negaba con absoluta seguridad – No. Nunca…a veces lo he…pensado. Pero nunca me atrevería a ponerle la mano encima a ninguna niña.
.- Eso es…muy honroso por tu parte…- Donatello cayó en evidencia encontrando el guión algo confuso – pero entonces…¿entonces porqué pudieron echarte del hospital?…es decir, si tu nunca diste signo alguno de tu…bueno, de tus gustos¿cómo se percataron de ello?
.- En aquél hospital…hay mucha más mierda que no la mía….- Kevin se incorporó dirigiéndose a la máquina de café de la cual empezó a prepararse algo – descubrí…por pura casualidad, un pequeño negocio sumergido…un negocio ilegal…- Donatello lo interrogó con a mirada – Hace unos meses llegó un nuevo enfermero…sólo estaba de prácticas pero la confianza que se ganaba con los superiores era lo suficiente para estar en quirófano al poco tiempo. Parecía ser un chico muy normal, bastante joven por encontrarse en dónde estaba…pero nuca acabé de tragarlo. Había algo en él que no me gustaba en absoluto…y no fue hasta que di por pura casualidad con el tráfico de morfina clandestino que Milo Hace pasó a ser mi mayor enemigo…
Donatello callaba sin perderse detalle del monólogo tratando de encontrar alguna relación lógica entre la "curiosidad" mental de Kevin y el tráfico del nombrado Milo Hace:
.- En las siguientes semanas escarbó profundo en mí descubriendo mi imposible deseo…No tenía pruebas…porqué nunca las había habido…pero él supo montárselas y al poco tiempo todo el equipo de enfermería se me echó encima. A los dos días me habían cesado con un intachable borrón en mi expediente – Kevin volvió a tomar asiento y perdió la vista al frente - ..la sonrisa del arrogante de Hace cuándo salí por la puerta fue lo que más me hundió…
.- Vaya…sin duda ese señor Hace tenía bastante aprecio en el tráfico de morfina…tanto cómo para quitarte de en medio al haber sido un testigo involuntario…Realmente podría caerle una buena por lo que está haciendo.
.- Sé que es él…lo es. Lo vi con mis propios ojos y fue en su llegada cuando empezaron todos los problemas…No sólo arruinó mi vida si no que también acabo con mi auto estima….saber que sufría una pasión carnal por infantiles me era inmensamente asqueroso ante mis ojos…pero el hecho de que perdiera un trabajo por ello realmente acabó de matarme…
Donatello quedó pensativo unos minutos, tratando de buscar algunas palabras alentadoras. Pero únicamente se encontró con unas inmensas ganas de hacerle tragar el polvo a Milo Hace. Aún y así, no se veía capacitado para ello y no estaba dispuesto a hacer de justiciero y mucho menos a meterse en problemas arriesgándose a que lo vieran.
De todas formas, el conseguir encerrar a Hace no le serviría de calma mental a Kevin, pues el problema con los menores seguiría ahí y el hospital no iba a volver a aceptarlo únicamente por desenmascarar a un traficante interno.
La tortuga posó una mano sobre el hombro de Kevin, que le dedicó una breve y entristecida sonrisa:
.- Curiosa historia la mía ¿nah?
.- Mucho más curiosa y extraña es mi vida, así que estamos en paz…
.- De todas formas…sigo teniendo amigos ahí dentro…ellos se negaron a creer que guardase esa tentación por las niñas – Kevin volvió a tomar asiento frente al ordenador mientras abría la pantalla de nuevo – tal vez sea eso lo que más me duele…que ellos crean que soy inocente cuando en realidad no lo soy…
.- Todo el mundo es inocente cuándo únicamente piensa…nadie puede castigarte por pensar o desear distinto. Si alguna vez hubieras echo "algo", no podría decirte lo mismo. Pero en este caso Kevin, créeme que te respeto…pues no todos los que tienen el mismo problema que tu saben afrontarlo con tanto valor…
El hombre lo sonrió de nuevo a la vez que le dedicaba una amistosa palmada a la tortuga en la nuca:
.- Gracias Don, eres la primera persona que sabe de mi problema y no me lo reprochas – Kevin devolvió su mirada al monitor dando la conversación por finalizada y con cierta sensación de alivio en el rostro por haberse liberado de lo que le atormentaba.
En el monitor, una nueva petición parpadeaba en la parte inferior de la pantalla. Kevin la abrió y el nombre de Lizz apareció en la conversación:
.- Éste cliente…lleva ya tiempo insistiendo ¿verdad? – Donatello se asomó observando su petición.
.- " Lizz: necesito con urgencia un decodificador de la clase VG"- Don parpadeó – sigue impaciente por ese encargo…
.- Bueno¿Qué problema hay? – Kevin cedió asiento a Don que se colocó delante del monitor apoderándose del teclado.
.- Un decodificador VG es un programa tecno-orgánico bastante difícil de conseguir por la red…se basa en formas de vida microscópicas y tecnológicas que imitan el comportamiento vital de un ser unicelular orgánico…- Kevin interrogó a la tortuga con la mirada pidiéndole más explicaciones.
.- Parece alta tecnología…
.- Lo es. Esas formas de vida son programadas para descifrar cualquier código de acceso informático a cualquier ordenador central…en otras palabras, desbaratan por completo el sistema desbloqueando cualquier código de seguridad…se trata de algo que únicamente es utilizado por grandes entidades y algunos hackers…
.- Vaya…no creo que ese cliente tenga muy buenas intenciones en cuánto al uso del decodificador VG…
.- Es por eso que no me fío ni un pelo…
.-
Leonardo se asomó por detrás del respaldo del sofá con cierta curiosidad en el rostro tratando de escrutar la pantalla del pequeño ordenador portable que descansaba a las faldas de Lizz:
.- ¿Te lo conseguirán?
.- No lo sé…- Lizz leyó la contestación del proveedor de EDIAP. Arrugó la nariz con preocupación – me pide un permiso policial firmado para que pueda conseguirme el programa…
.- ¿Un permiso policial?…diablos…se querrán asegurar de que tus intenciones no sean ilegales…
.- Ese es el problema….- Lizz cerró la conversación dando una fecha a EDIAP para entregarle el permiso - ...qué mis intenciones son ilegales.
.- ¿Entonces que? – Leonardo se cruzó de brazos frunciendo el ceño tratando de imaginarse lo que se pasaba por la cabeza de la chica al haber aceptado la petición de entregar el permiso.
.- Pues tendré que inventar alguna buena excusa e ir a la policía para que me firmen el permiso…- Lizz se frotó el mentón pensativa antes de encenderse un cigarrillo – voy a necesitar una buena idea, Leo.
Leonardo se desplomó en el sofá con cara de preocupación:
.- Joder Lizz…primero traficas con mi protección…ahora pretendes engañar a la policía…- la tortuga la miró a la cara con mirada de reproche. La chica se arrastró por el sofá hasta pegarse a él en modo suplicante:
.- Dijiste que me ayudarías….si consigo el decodificador podré devolver todo el dinero por la cocaína perdida…- Lizz agarró el rostro de Leo entre ambas manos haciendo que éste la mirase directamente a los ojos – te prometo que en cuanto salde mi deuda. Lo dejaré todo…buscaré un trabajo, un piso y seré una chica negra normal que vive en Nueva York. ¿No es eso lo que quieres?
Leonardo balanceó la cabeza en afirmación antes de quedarse pensativo tratando de encontrar una posible excusa que pareciera creíble para que la chica pudiera lograr ese permiso:
.- Más te vale que salgas sana de ésta…sabes que la policía te busca, y meterte en comisaría no sé si sería muy buena idea…- Lizz se recostó hacia atrás con soberbia y orgullo en el rostro:
.- ¡Tranquilo! Que lleven años detrás y todavía no hayan dado conmigo no es pura casualidad.- la tortuga suspiró con contundencia antes de dedicarle una sospechosa mirada:
.- ya…ya lo sé…no dudo de la eficacia de tus métodos…
Bueeeno! Siento haber tardado tanto, pero las exámenes me tenían sumergida (a quién le importe, de 4 que me quedaron he recuperado tres, ue ue ue! me siento orgullosa de mi misma (relativamente...--'))
Y , otra vez, a quién le importe, esta escritora ya es mayor de 18 años , vaya, es decir, que ya tengo 19 (ahora soy literalmente "mayor de edad" juasjuasjuas XD)
Bueeeeno, me alegro de ver que la página vuelve a cobrar vida! Por fin! Esas enormes vacaciones que no parecen acabar para algunos (o algunos cómo yo que ahora justo las empiezan, jejeje) Bienvenidos de nuevo! ;-P
Aixxx Karliña, que sigues esperando un revolcón más en esta historia ! (bueh, la culpable soy yo, después de todo en la gran ayoría de mis fics hay revolcones, así que no te culpo) . Bueno, no l tengo muy claro si Lizz y Leo van a llegar más allá o no, quién sabe, con una drogoadicta todo vale, jejeeje. Y si, te mereces el óscar a lectora principal de HATE, jejeje, al menos tengo constancia de que sigues ahí ;-P
Volvió! Medeah apareció después de que se la tragase la tierra durante algunas laaargas semanas! jeje, tranqui chica, no te culpo, a mi todavía no me toca la tesis, pero me cagaré en todo cuándo tenga que redactarla. Tú ahí a echarle garbo a la cosa que eso es lo principal (ya decía yo que algo muy importante debías llevar entre manos si no habías asomado las narices por aquí en tanto tiempo, jejej, te estás desquitando ¿eh, sabía que volverías a por tu dosis, jejeje.)
De todas formas os agradezco a ambas que sigáis leyendome ! ;-P Kisses!
Bueno, pues espero no tardar en actualizar, ahora que no tengo nada que hacer, jejeje (si bueh, ahora me tiro todo el día de fiesta, así que...quién sabe XD)
Nos estamos viendo chikillas!
Curiosidades: Los nombres de los personajes de Milo Hace y Jan Dorvin son los dos personajes principales de los libros"Los señores del cielo" (Lord of the skies) de John Brosnan, una de las trilogías que más han regido mi vida y que más me han encandilado. Són de lo mejorcito, si tenéis la oportunidad, leerlas! Me encanta este escritor!.Decidí tomar los nombres de sus personajes principales a forma de hacerle algo así cómo una especie de conmemoración por su buena obra ( y ya de paso por hacerle el favor a Brosnan de endiñarle algo de propaganda en fanfiction, jejeeje)
Besos: YaS ;-P
