Siento la tardanza pero ya conseguí subir otro! Nos leemos más abajo!
#08# Encrucijada I
Permanecía apoyado contra la rugosa superficie del árbol más alto de la zona, semi oculto entre las sombras rastreando con cierta vagancia todo su alrededor.
Jugueteaba con uno de sus sais lanzándolo repetidas veces al aire para volver a agarrarlo al caer, mostrando una continua impaciencia y desagrado por el tener que permanecer ahí.
No muy lejos, entre los arbustos, algo llamó la atención de la tortuga y ésta detuvo su entretenimiento prestando atención, pero cuando una conocida silueta se dejó entrever entre la oscuridad, su muñeca volvía a ser presa de la impaciencia:
.- Esto empieza a aborrecerme. Más te vale tener una buena razón para haberme plantado aquí a estas horas.
.- Así es cómo funciona esto, tortuga. Yo mando, y tu obedeces – la entrañable sonrisa de Jan Dorvin cayó pesadamente sobre Raphael que acabó por gruñir tratando de hacer caso omiso a ese comentario.
La muchacha adelantó a la tortuga enfrascándose aún más en el bosque. Sacando morros, Raphael guardó su sai en el cinturón y siguió a espaldas de Jan con cierta distancia:
.- Bueno pues…¿a qué es debida esta cita?
.- Tengo noticias nuevas.
.- ¿Puedo ir tras Hace ya?
.- Olvídalo, él no pinta nada en esto – se giró clavando la mirada en la de Raphael haciendo que éste se detuviera – la señorita Elisabeth Wagner se ha atrevido a dar la cara en comisaría haciéndose pasar por una periodista…
Raphael arqueó una ceja con curiosidad:
.- ¿Cómo sabías que era ella?
.- por favor, nadie engaña a Jan Dorvin en la técnica de la inflitración – Raphael entornó los ojos con desagrado:
.- ¡Oh! Perdón, habló la maestra – algo impaciente, volvió a cruzarse de brazos poniéndose a la par con el paso de Jan - ¿y qué¿Qué coño la traía a la comisaría de policía?
.- Venía pidiendo un permiso…para poder conseguir via net un programa de decodificación…
.- ¿Y?
.- se lo di – Jan retomó el paso decidida hacia el frente dejando a la tortuga detrás que la observaba con indiferencia.
.- Bueno, debo suponer que la fabulosa Jan Dorvin tendrá un plan ¿no?
.- Le coloqué un mini detector en la nuca…por ahora la tendré controlada.
.- ¿Significa eso que vuelvo a perder carta blanca para ir tras ella?
.- exacto…- la muchacha siguió andando hasta una pequeña verja que protegía uno de los rincones del parque de un basto vacío coronado por los edificios de la ciudad en plena acción nocturna.
Jan se apoyó en ella escrutando infinitamente el lugar mientras resguardaba las manos del frío bajo su larga gabardina:
.- Elisabeth Wagner ya está controlada…Milo Hace también lo está….ahora me preocupa esa maldita empresa…
Raphael golpeó con su palma la frente de la chica llamando la atención de esta que se giró no muy contenta:
.- ¿qué diablos quieres¿pretendes ir detrás de todo malechor que parezca estar haciendo algo ilegal? – algo sorprendida, Jan le giró la mirada para volver a escrutar el paisaje urbano:
.- …Es mi trabajo …¿no?…
.- ¿en serio? – se burló la tortuga – yo ya creí que resultaba tu modo de vida – Jan lo fulminó con la mirada de nuevo – no sé porqué te complicas tanto en hacer las cosas…
.- Claro, tu mejor solución sería que te diera permiso para ir a rebanarles el cuello a ambos en cuánto pudieras ¿nah?
.- Por ejemplo
.- Las cosas no funcionan así, Raphael.
.- Tampoco como tu las haces
.- Tal vez…pero es mi manera.
.- Tu manera no es otra que esperar y esperar.
La muchacha se giró tomando por sorpresa a Raphael que dio un respingo al sentirse nuevamente traspasado por la gélida mirada de Jan.
.- ¿Esperar? Llevo demasiado tiempo perdiendo el trasero para poder encerrar a gente en la cárcel y el maldito juez no hace nada más que sacarlos por falta de pruebas. Eso es lo que hace esa gente. Esos malditos secundarios que esperan a que alguien haga el trabajo sucio para que ellos puedan lavarse las manos del asunto – devolvió su mirada a las luces nocturnas de Nueva York – cuando crees haber ganado, todo acaba siendo igual que al principio. Aquél a quién habías logrado coger, lo echan a la calle en un par de años y de repente te ves volviendo a tratar de alcanzarle…es todo un maldito círculo vicioso y ya estoy harta de estar siempre en medio.
Raphael la observó enmudecido tratando de comprender aquella bomba de relojería que parecía haber estallado en cuestión de minutos:
.- Esta vez no…esta vez pienso entregar las suficientes pruebas para que tanto Milo Hace, como Elisabeth Wagner acaben sus días al fin. – volvió a dar la cara a la tortuga con una sonrisa algo forzada, tratando de simular rabia – y no voy a permitir que un anfibio descerebrado como tú me lo estropeé.
La muchacha esperó algún tipo de contestación áspera por el comentario. Pero Raphael únicamente meció la cabeza con una sonrisa:
.- hablando de esa manera no dejas de parecerte a Leonardo
.- ¿Quién? – Jan arqueó una ceja en interrogación.
.- Mi hermano.
.- ¿A si¿Y que le decías?
.- bueno, solían decirle que cuando uno intenta cargar el mundo sobre sus hombros…éste suele morir aplastado por el peso…-Raphel soltó una débil sonrisa – eso, y que era un completo imbécil.
Jan únicamente siguió escuchando mientras Raphael presentaba una repentina prisa por irse del lugar y volvía a colarse entre la espesura del bosque:
.- …buen consejo…- Jan sonrió a sus espaldas viéndose ciertamente valorada al ver que Raphael la había entendido lo suficiente cómo para poder compararla con alguien.
.- Oye – la voz de la tortuga la devolvió al mundo – y si ahora tanto Wagner cómo Hace están controlados ¿qué demonios pinto yo en esto?
.- Bueno…tengo el ojo puesto en la empresa que va a ceder el programa decodificador a la señorita Wagner…me he estado informando y se trata de un cierto virus tecno-orgánico que no suele estar en el mercado por razones de seguridad…
.- ¿Pues?
.- pues que esa empresa tiene que ser completamente ilegal, por supuesto….y puesto que se trata de algo bastante raro de encontrar, ese programa únicamente debe de ser cedido por un par o tres de compañías en todo internet…no nos será difícil encontrarla.
.- ¿Nos? – Jan se giró de nuevo agarrando uno de los extremos de la bandana de Raphael arrastrándolo a su paso.
.- No se trata de un plural de cortesía. Si trabajas para mi para partir caras, también lo haces para rastrear por la web.
Raphael suspiró con contundencia tras verse literalmente obligado a pasar una noche en frente del ordenador con la compañía de la mujer más "agradable" de toda la ciudad.
.-
Las manos aún le temblaban con insistencia y brutalidad. Apuraba con prisas el cigarrillo cómo si en ello le fuera la vida.
Escrutó una vez más la pantalla del portátil esperando que EDIAP hubiera recibido bien el permiso escaneado…mientras sus nervios volvían a tensarse y mecía la mirada completamente histérica por la zona tratando de encontrar algo en qué distraerla mientras el documento se enviaba y se comprobaba que fuera verídico.
Apagó el cigarrillo con fuerza y empezó de nuevo a frotarse las manos mientras su respiración se agitaba levemente.
En una de las esquinas, Leonardo miró de soslayo a espaldas del sofá sobre el que Lizz se sentaba. Observaba de reojo las reacciones nerviosas de la muchacha y no podía evitar seguirla con la mirada cuando un ataque de ansiedad de aquel calibre aparecía en ella….seguía teniendo la sensación de que no se había desquitado del todo.
Necesitaba ese polvo blanco más que su propia vida y cuando su cuerpo se lo pedía con insistencia no había quien la calmase.
Por entonces, solía desaparecer en alguno de los rincones de la sala y estocar un par de ejercicios con ambas katanas tratando de recuperar las horas de entrenamiento perdidas a causa de los problemas de la muchacha.
Pero no dejaba de vigilarla. Aún y cuando éste parecía completamente sumergido en sus cavilaciones, siempre observaba de reojo a la chica tratando de comprender porqué se sentía así por abstinencia.
Se miró ambas manos.
Seguían temblando con violencia. No pudo soportarlo más y cerró los ojos con fuerza deseando que aquel malestar desapareciera de su cuerpo. Para cuando volvió a abrir los ojos las manos de Leonardo habían envuelto las suyas haciendo que éstas dejasen de temblar.
Escrutó su mirada, algo triste, antes de que la tortuga se sentase a su lado:
.- ¿todo bien? – Lizz tan solo negó con la cabeza mientras agachaba la mirada.
.- me siento muy mal…- él no podía hacer nada por ello.
Suspiró de impotencia y clavó su mirada en la pantalla. Llamó la atención de Lizz cuando una ventana de conversación de EDIAP había dado por válido el permiso.
.-
.- No me lo creo…
.- Pues es totalmente verídico – Kevin ondeó la impresión del permiso tras recibir el documento escaneado. Tratando de agarrarse por última vez a sus convicciones, Donatello se lo arrebató y lo estudió de nuevo.
.- Lo és…diablos…sigo sin saber para qué demonios utilizará el decodificador…
.- Bueno…si no me equivoco, nuestro trabajo ahora es conseguírselo ¿no? – Donny suspiró con contundencia antes de tomar asiento de nuevo frente a la pantalla.
Se sobó el mentón con aires de preocupación sin dejar de observar el monitor, por el que Lizz preguntaba acerca del día, la hora y el precio de la entrega.
Kevin buscó la mirada de Donatello tras comprobar que tardaba en contestarle al cliente. Tras largos segundos, pareció reaccionar y se levantó con prisas del asiento para dirigirse a una esquina del almacén en dónde descansaba el esqueleto de lo que parecía el intento de un nuevo acorazado:
.- Dile que de aquí a una semana estará todo listo – la tortuga desapareció por debajo del armatoste – y que será una entrega en mano.
.- ¡En mano! – Kevin dio un respingo – o sea, supongo que seré yo el que entregue el programa…
.- Por supuesto….no me fío ni un pelo de sus intenciones y quiero ver que tal persona es…- Kevin arrugó los hombros antes de prestar su atención de nuevo al monitor. No creía que aquello fuera tan importante como para hacer un entrego en mano…después de todo por ser humano era él el que tenía que dar la cara.
Pero EDIAP era básicamente de Donatello y en aquellos casos, él mandaba.
.-
Tras estudiar una a una todas las fotos de las paredes y fisgonear entre las solapas de los libros de las estanterías, Raphael había llegado a tal punto de aburrimiento que su mejor opción fue desplomarse en el sofá.
Jan permanecía sentada en la mesa con el ordenador en frente. Llevaba horas tratando de encontrar un proveedor de alguna empresa de internet que estuviera dispuesto a entregarle el decodificador pero la respuesta era siempre la misma:
.- "no tratamos con ese material…" – Jan suspiró al techo - ¡otra vez!
.- Es una empresa fantasma…acéptalo.
.- Nada de eso…saben protegerse bien…nada más – la chica estiró sus brazos por encima de su cabeza – aquí hay otra…a ver que tal esta vez.
Raphael entornó los ojos. La idea des de un principio le escamaba, pero no creía que pudiera llegar a convertirse en tal pesadilla. No solo se veía encerrado en el apartamento de Jan Dorvin, si no que ésta no se rendía ante nada y el llevar horas y horas frente el monitor no parecía cansarle en absoluto.
Asqueado y muerto de aburrimiento, se incorporó de nuevo para apoyarse al respaldo de la silla de Jan.
.- ¿EDIAP? – la tortuga soltó una carcajada - ¿qué clase de nombre es ese para una empresa? – Jan lo mandó callar con un movimiento de mano cuando logró tomar contacto con los proveedores del lugar.
El nombre de un tal Don apareció en pantalla.
Raphael abrió grandes los ojos y no pudo evitar sentir un escalofrío por el cuerpo al leer de nuevo ese nombre.
.- ¡ah! Por fin…necesito un decodificador VG…¿puedes conseguirlo?
.- ¿Pero qué? – Raphael berreó al observar el nick con el que Jan se había presentado a la empresa - ¿Raph¿Qué pasa? La imaginación no es lo tuyo ¿no?
.- Soy agente de policía y pasar desapercibido es muy importante…- la muchacha fulminó cómicamente a Raphael con la mirada - no pretenderías que me presentase con mi verdadero nombre ¿verdad?
.- Tampoco tenías porqué usar el mío.
.- Bueno, tu no tienes amigos, así que no van a poder suponer que eres tu. Además, hay millones de Raphael en Nueva York – la tortuga gruñó en contestación mientras se alejaba del respaldo de la silla:
.- Claro…supongo que de Jan sólo hay una…- susurró para sí mismo.
Por unos instantes, Raphael se encontró extrañamente incómodo tras estar a la espera de una conversación en pantalla por parte de un tal "Raph" y de un tal "Don"
La mezcla le pareció tremendamente familiar y no podía evitar sentir cierto miedo y sorpresa al tratar de convencerse a sí mismo de que Donny no estaba al otro lado de la línea…pero ni siquiera eso tenía seguro…
La muchacha lo observó de reojo y arrugó la nariz con incógnita:
.- ¿Qué?
Por su parte, Raphael tardó en darse por aludido:
.- ¿huh? Nada nada….oye¿tienes cerveza?
.- En la nevera…sírvete tu mismo…- Jan seguía metida de lleno en la conversación mientras la tortuga se desplazaba completamente a oscuras hacia la cocina.
No se preocupó en tratar de abrir las luces. Toda la casa estaba a oscuras. Tan solo el leve brillo del monitor del ordenador de Jan iluminaba la zona.
Por intuición, dio con la puerta del refrigerador y también casi por intuición agarró una de las cervezas de su interior.
De alguna manera y aún y no haber estado nunca en el apartamento de Jan Dorvin, la construcción de éste le era tremendamente familiar así cómo el lugar en dónde se encontrada ubicado.
Al volver al comedor, la reacción de la chica fue indiferente por completo y Raphael se permitió salir al balcón a tomar el aire.
Sin preocuparse de que nadie pudiera verle, recibió con agrado la fresca brisa después de un ambiente tan cargado como el interior de aquella casa.
Mientras Dorvin seguía hablándole a las paredes la tortuga se sumergió en la profunda oscuridad de la noche rota por los altos edificios de enfrente….todo era demasiado familiar…el letrero de enfrente, la calle, la pequeña tienda bajo el balcón…
Tratando de convencerse a sí mismo que únicamente se trataba de alguna especie de lapsus, dio su primer trago a la cerveza.
Pero fue interrumpido cuando la tortuga dio un respingo al escuchar un golpe seco de persianas que se abrían.
Justo en el balcón de al lado, separado solamente por una fina barandilla, la persiana se abría con insistencia y alguien pasó por debajo de ella encorvándose para dar con el exterior.
La primera reacción de Rapahel hubiera sido saltar y desaparecer, pero quedó completamente pálido cuando se encontró contemplándose casi a sí mismo justo al otro lado del balcón.
Un chillido estridente y familiar de sorpresa provocó que la lata de cerveza acabase de resbalar de sus manos del susto:
.- ¡Diablos¡No hagas eso!
.- ¿Qué haces aquí?
.- ¡Shht! Guarda silencio imbécil! – la voz de Jan se coló en la escena des del interior de la casa dejando a ambas tortugas atónitas – no levantes la voz que hay gente que duerme.
.- …sí….- Raphael cerró la puerta con cautela a sus espaldas sin sacarle el ojo de encima a Michelanggelo que lo fusilaba con la mirada.
.-
.- No te lo vas a creer….- en tan solo hacer ese comentario Kevin ya logró llamar la atención de Donatello que asomó la cabeza por debajo del armatoste del acorazado en construcción - …tengo otro cliente que también me pide un decodificador….
Don salió lavándose las manos y se plantó en frente de la pantalla arqueando una ceja:
.- vaya…un tal Raph ¿nah?
.- …si…- Kevin asintió sin saber exactamente que venía con eso.
.- Pues si que se corre rápido la voz…debemos de ser uno de los pocos proveedores que consigan ese programa.…
.- Bueno, debo pedirle también el permiso ¿verdad?- Donatello tan solo asintió antes de volver a meter las manos en grasa. Pero se giró una vez más hacia Kevin:
.- ¿Le dijiste a Lizz sobre el entrego a mano?
.- Claro…me ha pedido que la informemos un día antes…- Don no le dio importancia y continuó en su faena - …sigo sin fiarme un pelo de entregarlo a manos…
.-
Fueron largos los segundos que ambos permanecieron de pie, estáticos y mirándose con cierta rabia a los ojos. Tras caer en la razón de que así no se iba a conseguir nada de bueno, Michelanggelo volvió la mirada con brusquedad hacia la calle:
.- Te habrás perdido supongo…
.- ¿Porqué lo dices?- Raphael contestó serio, hablando lentamente y muy seco.
.- ¿Si no para qué ibas a venir por estos barrios?
Raphael cayó en la razón de porqué todo le era tremendamente familiar…el bar de enfrente, la pequeña tienda de April a los pies del edificio…incluso la construcción del apartamento de Jan era la misma que el de April sólo que a la inversa…
Se odió a si mismo por no haberse dado cuenta de que Jan Dorvin era vecina de April O'Neil y le gruñó a la noche mientras los ojos de Michelanggelo lo observaban pesadamente:
.- Sí…me perdí…- susurró
.- ¿Con una amiga?
.- Eso no es de tu incumbencia, enano.
.- No, no lo es.
. Pues no metas las narices – Raph le volteó de nuevo la mirada – largo, me estropeas el paisaje.
.- ¿Qué me vaya? Estoy en mi balcón.
.- ¿Tú balcón? …claro, el de April dirás ¿nah? – Raphael le dedicó una fugaz pero burlona mirada que llenó a Mickie de rabia – el niño pequeño que se agarró a las faldas de papá en cuanto las cosas se pusieron negras.
.- Habló el justiciero – Michelanggelo le devolvió la ironía - ¿no te da vergüenza detener a la gente por dinero? Porqué no pretenderás que nos creamos que lo haces por amor a la justicia y todo eso ¿no?
Raphael perdió la compostura y de un fugaz movimiento encaró a Michelanggelo balanceándole el puño en la cara:
.- ¿estas aburrido Mickie¿¡Quieres dar un buen viaje!
.- ¿Vas a acompañarme tú? – el comentario de Michelanggelo provocó que la bomba de Raph estallase y lo que se había convertido en una amenaza pasó a realidad y su puño voló a gran velocidad contra el rostro de Michelanggelo.
Pero nunca llegó a rozarlo.
Un nuevo y estridente ruido de persianas llamó la atención a ambos que, cómo si nunca hubieran estado allí, desaparecieron en segundos confundiéndose en la oscuridad.
Des del piso del otro lado, una vecina asomó por el balcón gritando y maldiciendo a aquellos que armaban tanto escándalo a aquellas horas.
Se sorprendió cuando encontró ambos balcones completamente vacíos. Acto seguido tan solo volvió a su casa.
Des de lo alto de la azotea del bloque de April O'Neil y Jan Dorvin, Michelanggelo observó la retirada de la vecina, suspiró con descanso. Raphael lo volteó bruscamente girándolo a través de su hombro:
.- Muy bien enano, ya estás largándote de aquí si no quieres meterte en algún problema – lo empujó apartándolo de él a la vez que Raphael se subía a la cornisa.
Michelanggelo lo observó con cierta impotencia. No deseaba para nada pelearse con él, pero tampoco quería verle en su "zona" y se sentía realmente incómodo tras saber que se encontraba en el piso de al lado.
.- ¿No ibas a pegarme? – siguió tentando a la suerte deseando poder descargar de una vez toda la tensión acumulada en aquellos momentos. Pero para su sorpresa Raphael no siguió el juego.
.- ¡Bah! Lárgate de aquí – ni tan solo lo miró a la cara.
.- Y…¿vas a marcharte así sin más?
.- ¿Qué quieres? – Raphael se giró desprendiendo arrogancia por todos los poros - ¿Qué te de un beso de despedida?
.- Encuentro una falta de respeto por tu parte no preocuparte ni tan solo en presentarte delante de sensei…
Algo pareció traspasar a Raphael por dentro. Quedó completamente helado ante las frívolas palabras de Michelanggelo que, fuera de toda burla y provocación, adoptaron un tono serio y amenazante.
Lentamente y con cierto temor, Raphael observó de reojo a su hermano que seguía en pie, erguido casi a su lado desafiándolo con la mirada. No le contestó, tan solo volvió de nuevo la cabeza y se dejó caer en el balcón de April O'Neil.
Ya retiraba con cuidado las cortinas del balcón cuándo Michelanggelo quedó sentado en la cornisa, enfrascándose en la oscuridad como minutos antes había hecho Raphael.
Esperaba a que desapareciera de nuevo.
Esperaba a que su hermano volviera a desaparecer de su vida…otra vez.
.-
Aún y la poca convicción de la muchacha de piel oscura, ésta tubo que aceptar la condición de EDIAP de entregar el programa en persona. Puesto que si realmente quería conseguirlo era su única posibilidad y ya que a Leonardo no le había hecho gracia la manera de desconfiar así de un cliente y creía que había algo más en todo aquello…
Para nada podía creer que empezaba a pensar de manera retorcida, simplemente se adelantaba a los acontecimientos y le había parecido que podría tratarse de una buena excusa para llevar a cabo una nueva emboscada a la chica…
Temía por su seguridad.
Y por ello cedía a protegerla en la entrega sin quitar ojo de encima al proveedor de EDIAP.
Después de tanto tiempo jugando sucio entre las sombras su manera de pensar había cambiado y, fuera de ser un convencido bonachón, había desarrollado un sexto sentido que se encontraba alerta tratando de captar posibles fallos, fugas o tratos mal llevados que podrían desembocar en algún tipo de problema para Elisabeth.
Acabar con todo eso era lo que más deseaba por aquél entonces.
No sólo estaba harto de tener que velar siempre entre las sombras si no que cada vez sufría más por la vida de la chica.
Parecía que ella no le diera ninguna importancia a su propia existencia y Leonardo se había convertido en una especie de baúl que no permitía que nada ni nadie pudiera quebrantar su seguridad.
A pesar de que los nervios de la muchacha seguían a flor de piel, no escondía la alegría que le proporcionaba el haber conseguido por fin el ansiado decodificador.
Risueña, se acercó por la espalda a la tortuga que, en un rincón, seguía peleando contra el haraposo muñeco de trapo que resplandecía hecho añicos.
De un salto y tomando a Leonardo por sorpresa, se colgó de su caparazón en un grito de alegría:
.- ¡No hagas eso!
.- ¿Qué pasa? Estoy contenta. ¿No puedo abrazarte?
.- …no es eso…cualquier día me vas a dar un susto y voy a rebanarte en dos sin querer…- Lizz se descolgó del caparazón y le sonrió mientras la tortuga guardaba sus katanas a su espalda:
.- Dentro de una semana tendré el dinero. Por fin podré pagar toda la droga que me tiraste.
Leonardo arrugó la nariz recordando los agrios momentos en que la cocaína caía por las tuberías del baño:
.- Sí…claro….pero ¿para qué vas a querer tú un programa de ese calibre?
Lizz arqueó una ceja con cierta preocupación y agachó la mirada:
.- …ya no te fías de mi ¿verdad?…- Leonardo quedó estático - …después de que descubrieras lo del tráfico de drogas tienes que haberme perdido parte del respeto…vaya, si alguna vez llegaste a tenerlo…
La tortuga negó con la cabeza con rapidez:
.- Si alguna vez te he perdido el respeto no ha sido por tu…em…vocación…si no más bien por tu adicción…- volteó la mirada con cierta violencia - …bueno, te conocí siendo una chica demasiado vividora como para que alguna vez pudiera plantearme el hecho de que estuvieras metida hasta las cejas en la droga…
.- Ya lo dicen…las apariencias engañan…¿no?
.- Bueno – Leonardo luchó por esbozar una sonrisa tratando de romper el hielo que se acababa de formar - …yo también debí de parecerte una tortuga monstruosa cuando me viste por primera vez…
Lizz le sonrió agradeciéndole el no mostrarse enfadado por el tema:
.- Nunca me pareciste monstruoso….para mi caíste del cielo – la chica volvió a colgarse del cuello de la tortuga por sorpresa de ésta – así que por lo que a mi respecta más que una tortuga…eres un ángel.
Leonardo trató de deshacerse de los brazos de la muchacha con una sonrisa de incomodidad. Pero ésta los apretó aún más:
.- Eres mi ángel de la guarda.
.- Sí…claro…
.- ¿Vas a protegerme siempre?
.- No me cargues…- de nuevo trató de deshacerse de sus brazos con una abrumadora incomodidad y vergüenza – no voy a estar siempre ahí.
.- Sí para mi – la muchacha volvió a apretar más sus ataduras y sonrió cuando encontró el sonrojo en el rostro de Leonardo - ¿te incomodo?
.- Pues….- Lizz saltó al suelo de nuevo risueña.
.- Creí que ya te habrías acostumbrado
.- No me han abrazado muchas mujeres en mi vida…- Leonardo tomó el camino hacia la cocina deseando dar la conversación por terminada. Pero el síndrome de abstinencia de Lizz provocaba que la chica se aferrase a cualquier método de distracción viable y siguió a Leonardo por la guarida cual perrito fiel:
.- Entonces…¿soy la primera?
.- mmm…no...no eres la primera – la tortuga abrió el refrigerador deseando que la chica se diera por vencida. Pero seguía a sus espaldas con una ancha sonrisa divirtiéndose al colocar a Leonardo en un estado tal de incomodidad:
.- ¿A no? Vaya, parece que mi ángel de la guarda me esconde secretos…- Leo se volteó con una mirada desdeñosa y divertida:
.- ¿secretos? – soltó una leve carcajada. Lizz se sintió algo ofendida:
.- No te rías, es cierto. Te conozco desde hace 4 meses y a pesar de que prácticamente vivo contigo aquí abajo…me da la sensación de que acabo de conocerte…apenas se nada de ti, de tu pasado, de tus planes de futuro, de tu…hem…nacimiento…¿y que me dices de esto? – con un ademán indicó todo su alrededor – esto es muy grande….tu no vivías solo.
Leonardo volteó la mirada:
.- No sé nada de ti y tu lo sabes todo sobre mi…
.- ¿Todo? Pues no será porque te hayas dignado a contármelo tú…básicamente me he hecho un hueco en tu vida a base de disgustos y de nuevos descubrimientos…
Tras prácticamente restregarle por la cara de que la muchacha le había escondido durante varios meses el asunto de la droga y de su adicción por ella, Leonardo había vuelto a formar el hielo que los separaba de nuevo y Lizz se sintió ciertamente desilusionada que volviera a insistir con ese tema.
Perdió la mirada en un punto de la cocina antes de voltearse y marchar de nuevo a la sala de monitores.
Pero antes de salir por la puerta, se detuvo:
.- Lo siento…sé que a diferencia de tú para mi, yo no he sido lo que se pueda decir un regalo del cielo para ti…se que solo te he traído problemas y que te he distraído de tus tareas…además…pusiste tu confianza en mi, en casi una desconocida y la tiré por los suelos como un trapo en cuánto supiste que era drogadicta des de hace ya mucho tiempo…- Lizz lo miró de nuevo a la cara con una simulada sonrisa – sé que estás intentando llevarme por el buen camino, Leo….pero yo ya soy una oveja negra……y por mucho que luche no voy a poder volver a rebaño.
Algo se partió en el interior del pecho de Leonardo y éste se desmoronó anímicamente. Aún sin comprender del todo, se acercó a Lizz con preocupación en el rostro:
.- Significa eso que…todo el esfuerzo que has estado haciendo estos días por no drogarte…¿no te va a servir de nada? – la voz de la tortuga cambió de miedo a furia en cuestión de segundos - ¿No te ha valido de nada¿¡Vas a volver a drogarte en cuánto salgas por esa puerta¿¡Vas a seguir jugándote el trasero en malos tratos por conseguir algo de dinero con el que apaciguar tu sed!
Unos segundos de silencio y tensión se esparcieron por el lugar. Leo trató de encontrar la mirada de Lizz, pero esta se la rehuía.
Finalmente contesto con un leve asentimiento con la cabeza.
Leonardo exasperó al instante llevándose las manos a la cabeza desesperado:
.- No me lo puedo creer…..¡mierda! – tal vez, sacando su faceta más parecida a la de Raphael, pateó a una esquina de la mesa de madera que descansaba en la cocina para seguir dando vueltas nervioso para finalmente sentarse en una de las sillas.
Seguía musitando palabras inteligibles mientras escondía su rostro entre ambas manos.
La frustración se apoderó de él y el miedo de perder a Lizz también. No sólo había estado cuidando de ella durante tantos meses para que no se hiciera ni un rasguño, si no que había tratado de enseñarle algo acerca del trabajo honorable fuera de los tiroteos de las calles.
Ahora era la misma Lizz que se suicidaba.
Todo en cuánto había hecho por ella se hizo añicos en un abrir y cerrar de ojos y las esperanzas cada vez más fuertes que Leo veía en la chica también desaparecían barridas por ella misma.
Una vez más, Elisabeth Wagner le había fallado.
Sumergido en su desesperación, notó como las finas manos de la chica le apartaban las suyas de la cara.
Leo la miró a los ojos con rabia y ésta le aguantó la mirada con una expresión indescifrable.
Tras unos segundos tomó asiento en sus rodillas. Leo trató de deshacerse de ella, pero nuevamente ésta se apoderó de su cuello para impedir que la apartase:
.- Déjame solo – habló apretando los dientes aún tratando de sacarla de encima.
.- Escúchame…
.- Ya no. Levanta – Lizz no obedeció. Por lo contrario, apretó aún más sus brazos apoderándose por completo de los hombros de Leonardo.
Le habló al oído tratando de calmarlo:
.- Escúchame por favor…no puedes Leo….no puedes devolverme al buen sitio porque nunca he pertenecido ahí. Actúo tal y como me han enseñado y por todo lo que he visto a mi alrededor durante toda mi triste vida…no he visto otra cosa que no sea este asqueroso mundo en el que estoy metida y por mucho que lo intentase, me sentiría extrañamente incómoda yendo al trabajo en mi propio coche y formando una familia….- Lizz esbozó una pequeña sonrisa al notar que Leo frenaba sus ansias por quitarla de sus rodillas- no puedes enderezarme porqué ya nací torcida y seguro que a diferencia de ti, yo no he tenido a ninguna familia y a ningún padre que me educase.
Lizz se despegó de los hombros de Leonardo y lo miró a la cara.
Éste volteó la mirada pero se vio forzado a mirar a la chica negra en sus inmensos ojos verdes cuándo ésta le agarró la cara con suavidad y lo forzó:
.- Ya nadie puede esperar nada mejor de mi en esta vida, Leo…pero tú si lo esperas y…- Lizz tragó saliva – no te prometo que vaya a dejar el tráfico. Tampoco te prometo que deje de acarrear conmigo una pistola y que deje de vender droga en cualquier esquina…pero, sólo por que crees en mi, sólo por ti…te prometo no volver a drogarme.
Fuera lo que fuera que con anterioridad se había roto en el pecho de la tortuga, se fue reconstruyendo poco a poco y salió al exterior en forma de sonrisa.
Todo sentimiento de rabia, frustración y exasperación desapareció por completo de su cabeza y únicamente se sintió tiernamente correspondido cuando Lizz le devolvió la sonrisa.
La chica volvió a tomar el control sobre el cuello de Leonardo, pero esta vez éste no deseó apartarla y la abrazó por la cintura sintiendo que, finalmente, Lizz resurgía del suicidio y seguía ahí lista para enfrentarse al mundo lo que hiciera falta.
Tras unos minutos, un insistente "beep" cayó en el lugar haciendo eco por toda la guarida.
Leonardo abrió los ojos con confusión perdiendo medio rostro entre las numerosas trenzas de la chica que parecía haberse quedado dormida en sus rodillas.
Ese estridente y molesto pitido seguía constante:
.- Esto….Lizz…oye…- zarandeó un poco a la muchacha. Como respuesta, ésta le dedicó un ligero gruñido. Sin duda alguna había quedado medio dormida en el regazo de Leonardo – diablos…hay algo sonando por ahí…¿no será tu móvil?
La chica levantó levemente la cabeza para escuchar, pero la gravedad pareció vencer en ella y volvió a caer en su lugar:
.- Ves tú…por favor.- La tortuga frunció el ceño confusa.
.- ¿Que vaya…?….- suspiró mientras luchaba por levantarse con Lizz a brazos – vaya morro que tienes.
Se dirigió con cierta rapidez hacia la sala de monitores en dónde el celular de la chica vibraba y sonaba con insistencia sobre la mesita.
Con la muchacha pegada aún al cuello, trató de alcanzar el aparato, pero se dio por vencido y sintiéndose como una mula de carga la tiró sobre el sofá despertándola de golpe:
.- ¡Eh! – Leo la señaló acusadoramente con el dedo.
.- El día que tu ángel de la guarda tenga alas, ya te llevará a cuestas. De momento aún me pesas – Lizz le sonrió risueña y agarró el aparato.
El hombre cuya voz sonó al otro lado de la línea pareció no gustarle en absoluto a Lizz y esta demostró su sorpresa mirando repetidas veces a Leonardo.
Se levantó del sofá y marchó por la guarida tratando de encontrar algo de intimidad en dónde hablar.
Aún y así la tortuga seguía escuchando el eco de su voz perdida por alguno de los rincones del lugar. Se extrañó en cierta manera por aquella reacción y, sabiendo que no había nadie en el mundo que pudiera imponer miedo a Elisabeth Wagner, supuso que se trataría del hombre al que Lizz debía devolver el dinero de la droga.
Tras largos minutos, la conversación terminó y la chica apareció de nuevo por la sala de monitores:
.- ¿Quién era?
.- Mi comprador…ya le indiqué que la semana que viene tendrá el decodificador VG – Leonardo parpadeó confuso:
.- ¿Es el que va a pagarte por el programa? Así pues ya tendrás el dinero para pagar la droga…- Lizz negó con la cabeza.
.- Se trata de la misma persona. Le informé que obtendría el permiso para el programa y se interesó en él – la chica tomó asiento al lado de Leonardo – en un principio no era para él pero…me ofreció mucho más dinero que el comprador principal y me perdonó mi deuda con la droga…
Leonardo cabeceó:
.- Bueno…matas dos pájaros de un tiro, te sale más a cuenta – la tortuga pudo comprobar que Lizz se mostraba absorbida mentalmente y con cara de preocupación - ¿qué pasa?
.- Él no me gusta ni un pelo…y me ha pedido estar presente conmigo en la entrega. No se fía.
.- ¿Y eso te preocupa? Le interesa tu mercancía, no va a haber problemas.
.- ¿Y si los hay?
.- ¿Para que estoy yo, pues? – Lizz le sonrió algo calmada:
.- Bueno…de todos modos una no se puede fiar de Milo Hace…
.-
Estiró sus brazos por encima de su cabeza en una especie de gruñido gutural indicando sueño y cansancio.
Tras soltarse la larga cabellera negra y repasársela con los dedos apagó el ordenador harta de notar los ojos ardiendo del monitor.
Completamente a oscuras, se erguió por el salón dirigiéndose al balcón mientras seguía estirando sus brazos.
Para su sorpresa, comprobó que detrás de la opaca cortina que se entreveía en el portón abierto no había silueta alguna. Extrañada, frunció el ceño y retiró la cortina:
.- ¿Raphael? – se asomó al balcón mirando hacia todos lados y en especial hacia la azotea, tratando de ver su silueta entre la oscuridad.
Algo, en lo alto del edificio, se escondió de repente alertado por la presencia de la chica. Jan alcanzó a ver a la perfección ambos extremos de la bandana de la tortuga que se deslizaron con rapidez:
.- ¡Raphael¿Qué haces?
La voz de la muchacha estremeció a Michelanggelo que, agazapado en la cornisa, se mordía las uñas tras suponer que Jan lo había confundido con su hermano.
La chica seguía gritando completamente convencida de que la tortuga se escondía:
.- ¡A que coño estás jugando¡Baja de inmediato!
.- ….diablos…que mala leche tiene…- susurró para si mismo Michelanggelo. Carraspeó en un intento de agravar la voz para imitar a la de Raphael. Pero tan solo consiguió una voz gutural notablemente forzada – estoy…estoy tomando el fresco
Gritó para que Jan le escuchase. Confusa y extrañada, la muchacha frunció el ceño:
.- ¿Tomando el aire¿qué excusa es esa¡Baja de una vez!
.- ¡En-enseguida vooooy! – se asomó delicadamente hablándose a sí mismo - …mierda…¿cómo puede tener una novia así?….
.- ¡Venga que tengo frío!
.- ¡Entra dentro cariño que ya bajo! – Jan dio un respingo y un escalofrío le recorrió todo el cuerpo. ¿Cariño? En esos mismos momentos en lo primero que pensó fue en gritar alguna obscenidad a la tortuga pero cuando abrió la boca y reunió aire para hacerlo con todas las fuerzas su celular empezó a sonar con una extraña melodía.
Titubeó indecisa de si gritar o ir a por el teléfono, finalmente optó por lo último y se metió con prisas dentro de la casa:
.- ¡Baja de una puta vez imbécil que pienso patearte el trasero! – fue lo último que Michelanggelo en su disfraz de Raphael logró alcanzar a escuchar antes de que Jan desapareciera del balcón.
Algo aturdido, se secó el sudor de la frente en un suspiro y se asomó para comprobar que realmente no estaba:
.- Joder…si ya decía yo que una chica para Raphael tenía que ser a las malas o nada…
.-
.- ¿Diga?
>¿Diana? – una voz masculina, joven y ciertamente seductora asombró a Jan al otro lado del teléfono llamándola por un nombre que no respondía:
.- ¿Quién? – soltó con cierta arrogancia confundida por el nombre.
>Oye, soy Milo – Jan dio un fuerte respingo.
.- ¡Ah! Si si , soy Diana, dime…- el hombre soltó una carcajada al otro lado del teléfono:
>vaya, creí que no te acordarías de mi.
.- …como no iba a acordarme…- musitó más para sí misma que para él.
>Verás, tengo una pequeña cita en la que debo estar presentable…ya me entiendes…debería de inspirar cierta confianza y, como ya sabes, mi séquito de simios tiene mucho que desear acerca del "pasar desapercibido"…
Jan no entendía a dónde Milo pretendía llegar con eso.
.- Y…bueno…¿entonces?
>Pues…me gustó tu manera de actuar en el hospital. Ya me entiendes. Así pues me gustaría que estuvieras a mi lado en la entrega.
.- ¿La entrega?
>Sí. En otro momento te contaré – Milo soltó una pequeña risita – me parece que tu y yo podemos llegar a hacer muchas cosas juntos.
Jan le correspondió:
.- Hum. No lo dudo. Puedes contar conmigo.
>Bien, espera mi llamada – Jan colgó todo lo rápido que su pulgar le permitió y permaneció pasmada, en medio de la sala tapándose la boca con una mano en un gesto de sorpresa.
Pero al momento no pudo evitar sonreír cínicamente. Quería meter a Hace cuánto antes entre rejas y si no había pruebas suficientes, unas cuantas fotos reveladoras de ese intercambio iban a arreglarlo todo.
Se sintió orgullosa ante el hecho de que Milo Hace había desarrollado cierto interés sexual en ella en su breve coincidencia en el hospital y no había dudado ni un segundo en adquierir el número de su móvil en cuánto tubo la oportunidad.
De otra manera de no podía ser. Jan Dorvin nunca daba datos personales verdaderos en sus misiones de infiltración. Así pues Milo Hace se había tomado su interés por su mano.
Una ola de emoción y alegría se apoderó de ella en tan solo pensar que podría restregarle las fotos por las narices a su hermano, Stanley Dorvin, y tendría que aceptar encerrar a hace de inmediato.
Empezó a dar saltitos por la casa cuándo Raphael hizo acto de presencia en la habitación entrando por el balcón. Quedó algo parado al ver la actuación de la chica:
.- ¿me he perdido algo? – Jan lo abrazó estrujándolo al máximo mientras le soltaba de una parrafada rápida la llamada de Milo.
Raphael parpadeó de confusión antes de tratar de huir delicadamente del abrazo de la muchacha. Tomó asiento en el sofá en dónde volvió a apoderarse del mando de la televisión:
.- Muy bien¿y yo que¿qué hago¿Me cruzo de brazos y miro?- Jan se sentó al lado de la tortuga y le sonrió burlonamente:
.- ¿Querías carta blanca no? – Raphael la miró sorprendido – Pues está bien. Elisabeth Wagner es toda tuya. Yo me ocuparé de Milo Hace.
Raphael apretó los puños dándole gracias a dios por poder entrar en acción de una vez. Había creído que después de darle tantas vueltas a las cosas y de tanto investigar Jan no iba a pagarle por no haber cumplido con su faena.
Se levantó dispuesto a marchar tras pedirle a Jan el detector que le llevaría hasta Lizz. Pero la muchacha volvió la mano en cuánto Raphael la puso para recibir el aparato.
Sin previo aviso, la expresión de Jan cambió hacia una eterna sombría en la que sus rasgados ojos volvieron a congelar las escamas de la tortuga que, sin comprender ese cambio de humor, retrocedió algo asustado.
De un veloz movimiento, la chica se hizo con ambos extremos de la bandana roja tirándolos hacia ella:
.- Y que sea la última vez, maldito imbécil, que me llamas "cariño". – Raphael dejó de forcejear.
.- ¿Qué?
Bueeeno, I'm sorry por todo lo que he tardado...pero tengo excusa! Y es verídica! Algo que de seguro os habrá pasado a todos y es la cosa que más rábia me da en este mundo. Acabar de escribir un pedazo de texto (en este caso el cap.) y que el ordenador te diga "adioooos"- PLOF - y ahí se queda. Ni respira ni habla ni funciona ni nada. Total, que perdí todo en cuánto tenía dentro (incluido el capitulo listito y caliente para subirse).
Así que entre la perrería de tratar de escribirlo de nuevo no omitiendo ningún detalle (cosa imposible), y entre que si me decidía a ponerme o no y leía otros fics, pues eso, ke esta vez me he tardado bastante. Pero des de aquí me disculpo!
Bueno Karliña, pos si, encontré tu comparación muy acertada (Donatello tiene la misma voz que la que te sale con un globo de helio (vaya, me parece que es de helio)). y no solo eso, si no que ya hace dos findes que el domingo no emiten TMNT por culpa de las malditas carreras de formula1 (es formula 1 no? buah...ya es igual.)
Pos dentro de nada si que van a encontrarse, más que nada el título de encrucijada viene por eso (y hay varias partes, así que...encuentros pa rato, jejejeje)
Uehhhhhh! Ke parece que Sammy ha hecho sus deberes! Cuanto tiempo chikilla, te has pegado unas buenas vacaciones ¿eh? si esque...esta juventud de hoy en día...XD (la que habla...) Me gusta ver que te sigo teniendo entre los reviews, jejejeje.
Pues si me pillaste con lo de la gata. En el fic se llama Cascabel (haciendo honor a mi nick, ke viene a ser lo mismo pero diferente escrito, jejej) y ronronea a Raph porque es lo mismo que haría yo XD Bwahahahaha!
Y bueno, si que resulta ago raro que ninguno de ellos (incluso Leo) no se hayan dignado a ver al maestro. Pero vaya, con el rollo de que Mickie está con él se los come la duda de si ir o no. además han estao todos muy ocupados...jejejeje
Ysí, Leo te los ha puesto con Lizz, porque con el maestro no lo he visto yo comiendo.Bwahahahaha, confío en que va a tener un buen castigo por tu parte XD
Pos nada gentuza, nos estamos leyendo que parece que fanfiction vuelve a la vida despues de soles sin actividad!
besos des de la península!
YaS ;-P
