El silencio se esparció por la zona levemente roto por los murmuros de aquellos que habían quedado bajo los escombros de la viga de madera.
Michelanggelo permaneció quieto, a cuclillas, sin quitar el ojo de ninguno de sus atacantes.
Tan solo fue necesario que mostrase con gran velocidad algunos shurikens sobresaliendo en sus nudillos para que la horda de disparos irrumpiese en el lugar.
Todos se movieron echándose a un lado.
Jan se tiró detrás de unas cajas mientras Raphael se deshacía de los gorilas de Hace que quedaban más próximos.
Leonardo, esquivando las balas que surcaban el aire, colocó a buen recaudo a Lizz antes de meterse de lleno en la nube de pólvora mandando a volar a los que más se le acercaban.
Donatello indicó a Kevin que se apartase antes de estocar con violencia con su bo.
Tras saltar hacia atrás esquivando una navaja, su caparazón chocó contra el de Michelanggelo quedando ambos espalda contra espalda manteniendo limpio el perímetro a su alrededor.
Mickie envió una patada barredora y, aprovechando que su hermano permanecía agachado, Donatello hizo girar el bo sobre sí mismo desarmando a todos los presentes.
Se sentían extrañamente compenetrados aún y haber pasado tanto tiempo sin pelear hombro con hombro. Pero aún y así recordaban al milímetro lo que solían hacer entonces y lo que iban a hacer ahora.
Tanto Leo, cómo Raph, Don y Mickie, se sintieron envueltos en un círculo de confianza que les otorgaba libertad de movimientos para desplazarse a sus anchas, sabiendo siempre que alguien se encontraba detrás de sí para rematar lo que no había caído aún.
Después de todo, se desenvolvían en su ambiente.
Toda su vida habían permanecido peleando en grupo y aquellas vivencias no se olvidaban con facilidad…por unos instantes, hasta sensei Splinter se sintió ilusionado y tremendamente orgulloso de ver de nuevo cómo sus hijos seguían evolucionando en el camino del ninja…otra vez juntos…
Jan cargó su arma y salió de un salto de su escondite disparando a uno de los tipejos de Hace en las extremidades.
Rodó de nuevo por el suelo y cuando quiso levantarse, alguien le pateó con violencia el estómago.
Se dobló sobre sí misma alcanzando a ver la cara de rabia de Milo Hace sintiéndose aún tremendamente traicionado. En su mano, empuñaba su pistola con la que apuntó directamente a la frente de la muchacha.
Jan cerró los ojos.
El disparo sonó, pero no dentro de su cabeza. Al abrirlos, el cañón del arma de Hace caía frente sus narices y detrás de un anonado Milo, Leonardo permanecía sujetándole con fuerza su muñeca hacia atrás mientras blandía su espada a su alrededor.
De un empujón, lo mandó contra su propia elite.
Jan quedó algo perpleja.
El extraño hermano de Raphael le mandó una seria mirada, casi inexpresiva, para luego desaparecer nuevamente cayendo con pesadez sobre sus atacantes.
La policía no se encantó demasiado y buscó refugio de nuevo. Antes de que pudiera si quiera cargar su arma, la silueta de Lizz se le hizo visible entre el tumulto de gente.
La chica negra buscaba nerviosa a Milo Hace entre el tiroteo. Lo vio incorporarse del suelo en uno de los rincones y lo llamó.
Pero no hubo respuesta. Lizz no supo hacerse escuchar por encima de los disparos, gritos y gemidos y Milo Hace huyó por una de las puertas traseras sin tan sólo preocuparse de sus gorilas…ni de ellos…ni de ella.
Arrugó la nariz con rabia al sentirse terriblemente abandonada y desenfundó su pistola de nuevo.
Se incorporó de golpe disparando continuamente a algunos de los enemigos de enfrente.
Michelanggelo se vio obligado a agachar la cabeza en cuánto escuchó el disparo. Atontado, se volteó viendo a una enfadada Lizz que el revólver temblándole en las manos y aún humeante.
.- Diablos…si sigue disparando así va a acabar matándonos a nosotros – Raphael apareció por sus espaldas deshaciéndose de un puñetazo a uno de los pocos hombres que quedaban en pie:
.- ¿Si? Pues que no te extrañe que tenga intención de ello.
A los pocos minutos ya no quedaba nadie en pie y a pesar de ello, Lizz seguía disparando con rabia hacia uno de los cadáveres que ella misma había tumbado. No sólo se había quedado sin el dinero si no que encima Milo Hace la había abandonado y se había llevado el decodificador consigo.
Descargó toda el arma contra el cuerpo inerte en el suelo que se convulsionaba con cada tiro.
Raphael aterrizó a su lado y de un manotazo le arrancó el arma de las manos antes de tumbarla al suelo:
.- ya vale muñequita, acabarás haciendo daño a alguien a quién no debes – se agachó para agarra a Lizz de la muñeca que, asustada por su presencia tan cercana, retrocedió arrastrándose.
Cuando Raph agarró la mano de la muchacha, la hoja en horizontal de la katana de Leo le golpeó la muñeca haciendo que Raph soltase a su presa.
Nuevamente, ambos se enfrascaron en sus ojos recuperando de nuevo la batalla que hacía unos minutos habían dejado atrás.
.- …genial…- susurró irónicamente Donatello para sus adentros al verse venir la escena. Kevin, algo atontado, nervioso y aún muerto de miedo, prácticamente se arrastró a los pies de la tortuga:
.- ¿Quienes son ellos Don? – preguntó en un susurro. La respuesta de la tortuga fue clara, concisa grave y breve.
.- Mis hermanos.
Jan se colocó delante de Raphael con tranquilidad a pesar de encontrarse tan cercanamente a Leonardo, rebuscó en la parte trasera de su cinturón y alcanzó las manillas:
.- Elisabeth Wagner, quedas arrestada – la muchacha enseñó su placa fugazmente antes de volver a guardarla.
Lizz arrugó la nariz:
.- ¿Vas a arrestarme tu sola?- preguntó con desdén
.- No voy a necesitar a nadie más – Jan hizo un ademán de acercarse, pero Leo se cruzó en su camino sin dejar de analizarla con la mirada.
Para entonces Raphael hizo a un lado a la muchacha y quedó a mínimos centímetros de Leo, pegando su pecho contra el suyo:
.- Te estás metiendo en un lío hermano. Esto va más allá de lo que tus insignificantes sentimientos hacia el honor y la ley pueden explicarte. Así que – trató de echarle a un lado, pero Leo no reculó.
.- No voy a permitirlo, Raph.
.- ¡maldita sea¿qué está pasando por tu cabeza? Es culpable! Asaltos a mano armada, pertinencia ilegal de armas y tráfico de drogas. ¿Te parece suficiente?
Leo no contestó, tan solo permaneció con la mirada fija en los ojos de Raphael que desbordaban rabia:
.- vaaaya – la ironía de Michelanggelo entró en el lugar – parece que Rapha ha hecho sus deberes, estás hecho todo un justiciero hermano.
.- Cierra esa boca Mickie o vas a perderla.
Michelanggelo lo fusiló con la mirada antes de voltearse dándoles la espalda. Splinter se situó entre ambos hermanos separándolos con precaución:
.- No encuentro que sea momento para un enfrentamiento de este tipo…tal vez deberíais dejar a estas muchachas que hagan su propia faena y echaros a un lado – la vieja mirada de la anciana rata paseó hacia los ojos de Leonardo:
.- Estoy haciendo mi trabajo, sensei – Splinter suspiró.
.- Leonardo, hijo…tal vez no te hayas arrimado al mejor postor…
.- Raphael si lo ha hecho ¿verdad?- soltó con desdén y en un susurro:
Raphael no quiso esperar más, y haciendo caso omiso a las peticiones del maestro de detener aquello cuánto antes, se lanzó contra Leonardo mandándole un golpe.
Éste lo bloqueó con sorpresa y se devolvió con rapidez logrando marcar una patada en el costado de Raphael.
La tortuga se incorporó con un gruñido y miró a Leonardo con odio. Tensó sus músculos momentáneamente para volver a saltar. Pero tubo que detenerse en seco cuando Jan se metió por en medio:
.- Ya basta. Raphael. – la tortuga observó la nuca de la chica con desagrado:
.- Sal de en medio Jan, me diste carta blanca ¿recuerdas? – la chica se giró levemente:
.- No para esto…- tras unos amargos segundos de silencio, Dorvin se volteó de nuevo hacia Lizz que seguía detrás de Leonardo mirándola con una vacilona sonrisa.
Suspiró profundamente antes de guardar su arma:
.- Largo de aquí, Wagner
Elisabeth la miró confundida, pero no se hizo de rogar y tras palmar el caparazón de Leonardo salió corriendo por la puerta.
Raphael volteó violentamente a Jan agarrándola por los hombros:
.- ¿Qué coño estás haciendo? Ya la tenías y has tenido que dejar que se fuera ¿qué clase de poli eres? – Jan se liberó de las garras de la tortuga y volteó la mirada con incomodidad.
Splinter se acercó a Leonardo en cuánto éste se dio la vuelta para marchar. La tortuga sintió la presencia de la anciana rata y esperó:
.- maestro…- habló en un susurro, casi inaudible - …lo siento….pero ya elegí mi propio camino…aunque no sea el correcto, sabré enderezarlo.
Splinter cabeceó echando sus orejas hacia atrás en un signo de tristeza. Sabía del cierto que Leonardo volvería a marcharse. Y con él luego todos sus hermanos. Uno a uno, paulatinamente y de nuevo.
.- lo sé…hijo. Sigo confiando en ti…
Leo no esperó y de un salto desapareció por el techo abierto yendo tras Lizz.
Raphael soltó un audible gruñido que acabó transformándose en un grito de rabia mientras se mecía histérico por el lugar agarrándose la cabeza con ambas manos:
.- Maldito…la próxima vez te llevarás un buen recuerdo mío Leo..- susurró para sus adentros.
Jan se acercó con paso firme hacia Kevin mientras sacaba un pequeño bloc:
.- Tú si que vas a tener que venir conmigo.
.- ¿Qué? – soltó éste con sorpresa.
.- te has declarado cómo el repartidor de una empresa via net completamente ilegal…básicamente porque material del tipo del decodificador no está permitido en el mercado y su venda tenía que ser completamente clandestina… así pues- Jan sacó de nuevo las manillas pero Raphael se las arrebató de las manos - ¿qué estás haciendo atontado?
.- La pregunta és, que demonios estás haciendo tu, Jan.
.- ¿Y ahora que?
.- Tu principal objetivo era alcanzar a Milo Hace y a Elisabeth Wagner y no sólo dejas que ambos se escapen inmunes frente a tus narices, si no que encima te tiras al cuello de una maldita y pútrida empresa ilegal que tan solo hace caso de lo que le piden!
Jan le lanzó una mirada fusilante antes de señalarle amenazadoramente con un dedo:
.- ¡Eh¡Te prohibo que me hables de esa manera tortuga!
.- ¡Ja!
. ¿Lo ve maestro? – susurró Michelanggelo – le dije que tenía el carácter de un bulldog…
Raphael se golpeó la frente con rabia tras deducir que Jan Dorvin no iba a aceptar que la había cagado. Fue a gritarle algo más pero la chica lo echó a un lado maleducadamente para seguir con Kevin.
Donatello intervino:
.- disculpe, señorita. Pero aquí soy yo el creador de EDIAP y el principal proveedor…él…es tan solo personal…
Jan parpadeó confundida observando a Donatello.
No solo Raphael tenía a cuatro hermanos prácticamente igualitos a él si no que cada uno estaba más metido en el meollo de lo que parecía…Leonardo se encontraba en la otra cera. Donatello era el que traficaba con los programas y…Michelanggelo parecía ser el único normal en aquél lugar.
Jan suspiró frotándose las sienes.
.- ¿esta bien? – preguntó kevin con voz temblorosa.
.- No es nada…solo que me veo rodeada de tortugas y una rata gigante…dios mío…¿estará prohibido detener a animales?
Donatello dio un respingo sintiéndose estrechamente relacionado con aquella frase.
.- ¿va a arrestarme?
.- No lo hará – soltó Raphael
.- ¡Cierra la boca de una maldita vez!
.- No vas a arrestarle porque si lo haces voy a vapulearte hasta que te mueras de la lástima que me dará que hayas dejado huir a los dos principales sospechosos para que luego te cargues contra la puta empresa de los huevos!
.- ¿Quieres callarte?
.- Disculpe…- la voz de Kevin apenas se hizo audible entre los gritos de Jan y Raphael- si lo que busca, señorita, es encontrar a Milo Hace…se exactamente cómo hacerlo…
Jan le miró con una pizca de esperanza y se encaró de nuevo a Kevin.
.- ¿Y eso?
.- Bueno…- soltó el hombre con timidez – yo estuve trabajando en el hospital Central de Manhattan…Hace fue compañero mío…
Todo pareció volver a tomar forma para Jan, pues la posibilidad de hacerse con Hace se le volvió a presentar frente a sus ojos y no quiso desaprovechar la situación:
.- ¿Puede decirme cómo?
.- La ayudaré….pero con la condición de que no hayan cargos contra EDIAP. Ni contra la empresa, ni contra Donatello.- la muchacha quedó pensativa por unos instantes. La idea no le parecía mal…después de todo, EDIAP no era su principal preocupación en aquellos momentos…y mientras no volviera a crear estragos, no volvería a meter sus narices en el asunto.
.- trato hecho – la chica entregó su mano que fue encajada por Kevin.
.- ¿Qué qué? – gritó Raphael - ¿vas a colaborar con ellos?
.- ¿Qué tiene de malo?
.- Tal vez yo ¿no es así, Raph?- Donatello miró burlonamente a Raphel, el cual se sentía tremendamente frustrado y furioso por tener que trabajar con Don – a mi tampoco me hace gracia hermano. Pero tengo que salvar mi culo de la cárcel. Cómo puedes ver.
Spliner se acercó a Raphael tranquilizándolo mientras posaba una garra en su pecho:
.- Señorita….Jan. Si necesitan ayuda…él sabe dónde encontrarnos – se ofreció la anciana rata ansiosa de poder volver a estar con sus hijos. Aunque tan solo fueran alguno de ellos.
.- Claro – soltó Michelanggelo risueño – tan sólo tiene que cruzar el pasillo y picar al timbre de April O'Neil.
La anciana rata mandó callar a Mickie y con un ademán, mandó una reverencia a los presentes y una cariñosa mirada a Don y a Raph. Luego, con un veloz movimiento, desapareció del lugar antes de ser seguida por Michelanggelo, que permaneció unos últimos instantes antes de saltar:
.- Mickie – lo llamó Don. Éste se giró confundido y sorprendido por el hecho de que alguno de sus hermanos le dirigiera la palabra - Dibujas mejor de lo que conduces.
Michelanggelo marchó sin saber del cierto si se trataba de un halago o de una simple crítica recordando maliciosamente el momento del accidente con el acorazado.
Raphael, visiblemente molesto y disgustado, agarró a Jan de la muñeca y la arrastró unos metros atrás lejos de los curiosos oídos de Donatello y Kevin. La chica se soltó incómoda por la situación e imaginándose que, una vez más, Raphael iba a cantarle las cuarenta por el trato.
.- Escúchame Jan, y escúchame bien – la chica entornó los ojos – no pienso ser partícipe de todo esto.
.- No veo dónde está el problema Raph. Sólo se trata de una alianza temporal. Necesito su ayuda para alcanzar a Hace.
.- ese es el problema. Raphael no necesita ayuda de nadie….- lanzó una mirada de reojo a Donatello – y mucho menos de él…
Jan se volteó mirando también a Donny:
.- Es tu hermano.
.- ¿Y qué? – Raph suspiró sabiendo del cierto que Dorvin no sabía para nada todo el meollo que se cocía entre sus hermanos. Así pues, era normal que la chica no entendiera del todo el porqué de su recelo – bueno…es igual….pero yo me iré por otro lado.
.- ¿Qué? – Jan frunció el ceño disgustada – también te...- la muchacha no acabó la frase, pareció pensar del todo lo que iba a decir y para nada iba a soltarlo delante de Raphael….después se le subían los humos a la tortuga.
.- ¿me que?- pero la tortuga pescó a la muchacha.
.- necesito toda la ayuda que pueda conseguir en esto…
.- Ah, claro – soltó éste con ironía y esbozando una sonrisa burlona – me necesitas.
.- No he dicho eso
.- Ibas a hacerlo.
.- sabes que puedo prescindir de ti en cualquier momento.
.- si así fuera, lo hubieras hecho hace mucho – Raphael se volteó para saltar dando la conversación por terminada.
.- Raphael – se detuvo a cuclillas encima de los numerosos escombros y escrutó a Jan – entonces…¿no cuento contigo para cazar a Milo?
La tortuga le dedicó unos breves segundos de silencio en los que traspasó por completo a Jan con la mirada, finalmente suspiró con contundencia sentándose allí dónde reposaba:
.- Quiero carta blanca de nuevo.
.- ¿Para Elsiabeth Wagner?
.- Ajá
.- ¿pero que tienes contra ella? Diablos, pareces tú más interesado en agarrarla que yo.
.- Pudiera ser – Jan frunció el ceño ante la sonrisa burlona de la tortuga.
.- Es sólo ese estúpido enfrentamiento con tu otro hermano…¿cierto?
.- Lo has estropeado, imbécil…estaba dispuesto a patearle el trasero de una vez…
Jan se cruzó de brazos y le dio la espalda a la tortuga. Raphael saltó descendiendo unos metros acercándose más a la chica para caer a cuclillas justo detrás de ésta:
.- ¿Porqué dejaste huir a Lizz?- Jan no contestó a la pregunta y Raph se vio forzado a voltearla bruscamente agarrándola por la cintura. Obligó a la chica a mirarle a los ojos. Ésta trató de rehuir, pero Raph volvía a pescar su mirada – fue…¿por mi?
.- ¿Por ti?…hum, si es en el sentido de evitar una pelea familiar…tal vez
.- ¡Diablos! – Raphael se llevó las manos a la cabeza de nuevo - ¿por eso¿Sólo par evitar que le parta la cara a Leo?
.- ¿Tú a él? Por favor…- Raph se incorporó molesto encarándose a Jan.
.- ¿Qué significa eso?
.- he visto cómo pelea Raphael…y si ese tal Leonardo es del que me hablaste diciéndome que se parecía a mi, tiene que ser muy competente…
.- Ya. Claro – Raphael volteó la mirada mientras arrugaba la nariz en una mueca de asco.
Jan se percató de ello. Por alguna razón supo leer en la mente de la tortuga y comprendió que su relación con Leonardo no pasaba de ser otra que una competencia perfecta en la que uno trataba de superar al otro…o tal vez tan sólo fuera por la parte de Raphael.
Llegó a pensar que, la importancia que guardaba Raphael en el alcanzar a Lizz recaía, básicamente, en el hecho de pelear con su hermano…..o tal vez sólo se traba de un sentimiento de acabar el trabajo haciéndolo bien…tal vez Raphael tan sólo quería cumplir con su faena agarrando a Wagner.
Pero por lo poco que Jan pudiera conocerle, había sabido ver en Raphael el hecho de que su preocupación nunca había sido el daño de los prójimos y mucho menos la ley y el orden. Siempre supo que la tortuga actuaba por dinero y poco le importaba la cantidad de droga, delincuentes y asesinatos que pudieran llenar las calles.
Él solo quería sus comisiones.
Jan suspiró una vez más:
.- hagamos una cosa…¿OK?- Raph la miró de reojo visiblemente mosqueado por lo de Leonardo – tendrás carta blanca para Wagner…pero en cuánto alcance a Hace.
.- ¿Por qué en ese orden? Déjame que primero agarre a Lizz y luego al barbas…
Jan lo señaló amenazadoramente con el dedo:
.- hazme caso. No quiero que vuelvas a enfrentarte con alguien que te puede, Raph.
.- ¡Qué!
.- ¡Hazme caso! – Raphael apretó los puños con fuerza y volvió a saltar hacia lo más alto de la claraboya del techo - ¿dónde vas?
.- llámame cuándo dejes de decir tonterías.
Fue lo último que dijo antes de marcharse.
Jan gruñó para sí misma de rabia y de impotencia. Kevin y Donatello se acercaron por sus espaldas:
.- ¿Todo bien? – preguntó Don colocándose su bo detrás del cuello para descansar las manos.
.- No. Cada vez es más difícil encontrar a personal decente…
.- Bueno, si cómo personal decente entiendes a Raph, pues sí.
Jan hizo caso omiso del comentario de Donatello y trató de ir al grano:
.- bien – se dirigió a Kevin - ¿cómo podéis ayudarme¿Puedes darme direcciones¿teléfonos¿Personas conocidas de Hace?
Kevin asintió a cada una de las preguntas de la chica:
.- ¿cómo lo lograrás? – preguntó atónita.
.- tan sólo necesito que Donny se meta en el ordenador central del hospital…una vez allí puedo utilizar mi password y mi número de identificación para abrir el archivo…confío en que aún no me hayan sacado del registro…
Jan lanzó una mirada curiosa a Donatello.
Realmente parecía en apariencia igual a Raphael, a diferencia de que tal vez, Raph, fuera algo más corpulento por el excesivo ejercicio que llevaba encima. Pero Donatello parecía más inteligente y detrás de aquella bandana morada y de una interminable sonrisa parecía ser el más peligroso de todos en otros sentidos.
.- así que un hacker informático ¿huh?- preguntó la chica con una sonrisa. Don le alargó la mano:
.- Para servirla.
.-
Resopló una vez más mientras seguía cruzando una y otra vez el puente de madera que se levantaba en el centro de la guarida. Leonardo la observaba des de la sala de entrenamiento de reojo.
.- No puede ser…¿cómo ha podido ir todo tan mal?…no puede ser…no puede ser…
.- No veo cual es el problema – la tortuga siguió ensayando movimientos – has hecho lo que debías. Has entregado el decodificador, y Milo te ha perdonado la pasta que le debías de la droga ¿no?
Lizz asintió con la cabeza.
.- ¿Entonces?
.- No lo sé…todo se me ha ido de las manos por primera vez…- la chica se recostó en la barandilla de madera y escrutó su imagen reflejada en el pequeño riachuelo – todo ha sido tan raro…y encima ese cobarde de Hace que ha huido sin tan solo preocuparse si estábamos bien…¡y para colmo tengo a esa maldita policía pisándome los talones! – la chica se giró hacia Leonardo - ¿Cómo sabía que yo estaba allí?
.- Bueno…mucho me temo que no era a ti a quién seguía en aquellos momentos. Me parece que era Milo su principal objetivo…
.- Ya…- ésta suspiró de cansancio – entonces habrá sido todo una casualidad muy grande ¿no? – soltó con ironía.
.- Puede…en cierta manera sí – Leo perdió la mirada unos momentos pensando en que, por primera vez en meses, se habían vuelto a reunir toda su familia en un mismo lugar…y por pura coincidencia – pero en otros aspectos…no lo creo.
.- ¿Qué quieres decir?
.- Mucho me temo que esa policía tenía la vista clavada en ti y en Hace a la vez- Lizz frunció el ceño confusa dando a entender que no lo comprendía. Leonardo le miró a los ojos – Raphael, estaba siguiendo tu rastro…de eso no hay duda.
.- ¿Raphael?
.- Mi hermano…
.- Ah….- Lizz quedó pensativa unos instantes – pero vuelve a ser lo mismo…¿cómo diablos me estuvo siguiendo tu hermano¿Cómo supo en dónde estaba?
Leo se encogió de hombros y dio la espalda a la muchacha para seguir con su entrenamiento.
Tras unos minutos, Lizz anunció que necesitaba una ducha y no tardó en perderse por el baño.
Al encontrarse nuevamente solo, Leonardo se detuvo clavando su mirada en la hoja de una de sus katanas.
Por alguna razón que no lograba comprender, se sentía extrañamente "traidor" a toda su familia, y en especial a Raphael. Le carcomía por dentro el pensar que acabarían enfrentándose tarde o temprano dado que los caminos que ambos habían elegidos se encontrarían por fuerza.
Jan Dorvin deseaba arrestar a Lizz.
Y detrás de cada mujer se encontraba uno de ellos.
Era de esperar que todo acabase mal…peor de lo que en un principio ya estaba.
Se sentía extrañamente melancólico a pensar que, por mucho tiempo, había logrado poder volver a luchar del lado de sus hermanos sin preocuparse por todos los rencores que cada uno poseía …y le mataba el acordarse de aquella mirada de Splinter.
Una mirada ciertamente triste que le rogaba que no se marchase, que abriese los ojos y siguiera ahí, a su lado, ayudándole a volver a reencontrar a sus hermanos….pero Leo sabía que incluso después de tanto tiempo, hasta la anciana rata seguía teniendo las expectativas de que todo iba a arreglarse algún día…y por ello no las perdía.
En tan sólo una mirada Splinter logró mostrarle todo e cuánto sentía y Leonardo se sintió "culpable". Pero el camino que él mismo se había creado ahora era mucho más fuerte que cualquier sentimiento de nostalgia y cariño.
Lizz lo necesitaba, y ella no iba a estar allí toda la vida….sus hermanos, por otro lado, estaba seguro que sí lo estarían…
Meció la cabeza tratando de desviar todos aquellos pensamientos que le mataban por dentro. Trató de imaginarse que todo andaba bien, que Jan Dorvin no volvería a meter las narices en la vida de Lizz, que Raphael dejaría de trabajar para ella y cualquier día volvería a la guarida acompañado por Michelanggelo y Donatello…
Pero la cruda realidad era que Dorvin no descansaría hasta atrapar a Wagner, Raphael estaba dispuesto a matar por ello, y Michelanggelo y Donatello se habían alejado tanto que tal vez sus nuevas vidas les fueran mucho más atractivas que el volver a estar juntos…
Lanzó con rabia ambas katanas en frente de si, abanicando el aire con violencia, para llegar a dejarlas clavadas en las estacas de madera:
.- Y lo que peor me sienta…es que estoy seguro que soy el único inútil que en estos momentos está pensando en todo esto…
.-
Se despojó de sus ropas lanzándolas a un lado con brío y rabia.
Recibió con agrado el agua caliente sobre su negra piel y se frotó en aquellas pequeñas heridas y rasguños que aún no llegaban a cicatrizar.
A un lado de la bañera, observó un pequeño patito de goma. Con uan sonrisa en la boca, lo agarró haciéndolo pitar.
Des de luego, Leonardo no jugaría con patitos de goma en la bañera….así pues, la primera imagen que le vinoa la cabeza fue la de sus hermanos.
Leo nunca le había hablado de ellos a pesar de que la muchacha le insistía una y otra vez en saber quienes eran…."la guarida es demasiado grande cómo para que vivas aquí tu sólo…" solía decirle. Por entonces Leonardo tan sólo cambiaba de tema o le giraba la cara.
Nunca había querido decir nada de su familia.
De alguna manera Lizz se imaginó porqué. No le había quedado duda alguna de la mala relación que existía entre sus hermanos y él, por no hablar de que aquella inmensa rata le daba bastante repelús y no podía llegar a figurarse cómo Leonardo había estado viviendo con un zoo así.
.- Bueno…- susurró para sí misma con el pato de goma en las manos - …después de todo él también es una tortuga…aunque a veces lo olvide…
Dejó el juguete en su sitio y enjabonó con brío sus largas trenzas entreteniéndose a limpiarlas una a una con fuerza para mantenerlas limpias.
Fue entonces cuándo se le presentó entre los dedos un pequeño objeto del cual antes no se había percatado.
Cómo pudo, lo agarró asiándolo hacia fuera y lo observó curiosa bajo el chorro de agua. Cual fue su sorpresa cuándo se topó con el mini-detector de Jan Dorvin.
Recordó aquella sospechosa y cariñosa palmadita en la nuca cuándo Lizz abandonó la comisaría:
.- Maldita hija de…
.-
Leonardo se adentró en la cocina bebiendo sin descanso de la botella de agua.
Se asomó de inmediato por el umbral de la puerta cuándo reconoció el ruido de la puerta de la entrada al cerrarse.
Raphael lo observaba cruzado de brazos y fusilándolo con la mirada des de la otra punta de la guarida.
Un incómodo silencio se esparció por el lugar, en el que tan sólo se escuchaba el goteo del agua de la ducha de Lizz. Raph desvió su mirada hacia allí y le habló grave:
.- No entiendo cómo has tenido el morro de meterla aquí…
.- No tengo que darte explicaciones…ésta ya no es tu casa – de nuevo, ambos se enfrascaron en una violenta lucha de miradas en el que los dos esperaban a que fuese el otro el que decidiera atacar el primero.
Un solo movimiento y estallaría la guerra.
Pero ninguno de los dos se movió. Ambos permanecieron estáticos, sabiendo que si osaban dar un paso, ya no habría marcha atrás:
.- ¿Qué haces aquí? – preguntó con una voz grave e imperturbable. Raphael chasqueó los dientes con desdén:
.- Tsk. Lo sabes perfectamente. No pienso permitir que ésta puta negra esté aquí por mucho tiempo más.
.- ¿Has venido a por ella?…o ¿sólo ha echarla de "tu" casa?
.- Digamos que ambas cosas se consiguen de la misma forma – Raphael avanzó unos pasos descendiendo las escaleras de la entrada.
Leonardo tensó sus músculos y echó una rápida ojeada a un lado, en dónde sus katanas descansaban clavadas en la madera. Se sintió indefenso al estar desarmado.
Raphael se percató de ello y, siguiendo la mirada de Leonardo, también descubrió las katanas. Quedaban en un punto medio.
Antes de que tan solo pudiera reaccionar, Leonardo se movió con rapidez hacia la columna para alcanzarlas. Viendo que no llegaba a tiempo, Raphael agarró sus sais y los lanzó con fuerza y perfección.
Justo quedaron clavados en la madera acorralando las muñecas de Leonardo entre sus púas al tratar éste de agarrar los mangos de sus espadas.
Gruñó al verse completamente inmóvil y trató de sacar sus muñecas de las armas de su hermano. Pero para cuando tan sólo logró desclavar unos milímetros los sais, Raphael se presentó a su lado y los golpeó volviendo a aprisionar fuertemente las muñecas de Leo.
Éste soltó un gruñido.
Raphael le sonrió burlonamente apoyándose en las katanas de Leonardo y acercando su rostro al de su hermano:
.- ¿qué pasa Leo? Te veo algo indispuesto…
Justo en esos instantes, ambas tortugas voltearon sus cabezas al escuchar el tarareo de una cancioncilla.
Lizz, saliendo risueña del baño, gritó al encontrarse el percal delante de sí y agarró aún con más fuerza la toalla que la cubría. Retrocedió unos pasos sin saber cómo actuar tras comprobar que Leo se encontraba amarrado por completo.
Por su parte, Raphael le dedicó una escalofriante sonrisa a su hermano antes de enterrar aún con más fuerza sus sais:
.- Jaque mate, Leo – Lizz empezó a correr presa por el diablo en cuánto vio que Raphael se le acercaba a paso firme.
Bueno, pues akí subí otro! Uf! menos mal! se me ha´bía estao acumulando toa la faena y ya no sabía ni cómo montármelo! XD
Tu tranqui Karliña (bueh, ya te cogí la manía de llamarte así, jejej a la próxima Karlita XD) que Splinter todavía no entrará en problemas...aunque no le queda mucho...jejejeje. Y estoy de acuerdo con lo de dejar atrás la zoofilía...brrrr! Esque siempre que leo ese termino se me viene a la cabeza una mujer montándoselo con cerdo...(cierto, lo ví una vez en una porno...que cosa más asquerosa...buajh!)
Pos nunca me había planteado la idea de que las tortugas pudieran oler...es verdad que viviendo en las alcantarillas tendrían que apestar...pero bueno, mis tortuguitas tambien olían requetemal Sammy pero más que nada por lo warra que llegaba a estar su pecera y por las mierdas de gambitas esas que se comían que se derretían en el agua y...bueh! pobrecillas...yo no se cómo duraron tanto...
Pos normalmente yo suelo conectarme sobretdo por la noche (porque entre el gimnasio por la mañana y la uni por la tarde ando liada), por la noche ahí sobre las 10 o las 11 es mi hora ideal..o sease que por tus lares serán las...la 1 del mediodía o asín...bueh, no está mal ¿no?
Por cierto, una curiosidad que leí por internet. ¿Conocéis el grupo de musica Greenday verdad? pues en realidad ellos querían llamarse en un principio Ninja Turtles, pero como iban a tener mazo lío cvon el copyright y todo eso pasaron a llamarse Greenday haciendo referencia a los TMNT..(ke monos! nn)
bueno, ya dejo de enrrollarme, nos estmos leyendo chikillas! besos!
YaS ;-P
