#12# Acorralada
Donatello se dejó resbalar por la pared de la caseta y acabó sentado en las frías y sucias losas. Perdió la vista al frente varios minutos sin ni tan sólo inmutarse por el vaivén imparable y frenético de Raphael que paseaba una y otra vez por delante de él siendo tan sólo un borrón irreconocible para la mente confusa de Donatello.
Michelanggelo se dejó llevar nuevamente por su tic nervioso y su talón empezó a taconear nerviosamente contra el suelo mientras sí seguía con la mirada a su hermano a la vez que, a su lado, Leonardo escrutaba las calles prácticamente vacías recibiendo con agrado la brisa fresca de la mañana.
Era cómo si esperase a que el viento le pasase el mal trago, pero aún y así la sensación de estar perdiendo a Splinter continuaba latente en el lugar y nadie se atrevía a musitar palabra sobre el tema.
Finalmente, y cómo siempre, fue la inocencia y despreocupación de Michelanggelo que irrumpió en el lugar siendo agradecida por todos los presentes por tener algo en lo que desplazar su atención:
.- Va a….salir de ésta…¿no Donny? - desvió levemente su mirada clavándola en los ojos de Donatello.
Éste volvió a bajar los ojos al piso:
.- Bueno. Es bastante probable…- sin acabar la frase pareció encontrar algún tipo de inspiración que le subió el ánimo de repente - ¡que demonios! Tan sólo es una maldita parada cardíaca, si se coge a tiempo no hay problema ninguno. La gran mayoría de la población, sobretodo masculina de más de 60 años, ha sufrido alguno de estos ataques. Y siguen vivos - su ánimo repentino volvió a desaparecer - el problema es….
.- Que sensei no es humano - acabó Raphael fríamente - y por muy cardiólogo que sea ese extraño amigo tuyo, no es veterinario.
.- El funcionamiento del corazón es el mismo ¿no? - Michelanggelo se frotaba las manos frenético tras el hundimiento moral de Donatello.
.- Claro que lo es.
.- Pero tal vez los métodos no sean los mismos, Leo.
.- Los métodos son los mismos - aclaró Donatello cruzándose de brazos - eso no me preocupa demasiado…el problema es que el corazón se vuelve inerte e irrecuperable pasado cierto tiempo después de la parada cardíaca…
Raphael se encaró a sus hermano:
.- Claro, con el puto gallinero que habéis montado en la van ya no sabía si llevaba una rata o un muerto ¡diablos!
.- Si no condujeras como un suicida tal vez hubieramos estado callados - le replicó Leonardo señalándole vagamente con el dedo.
.- ¿El señorito perfección tal vez cree que hubiera conducido mejor que yo en una situación como esa?
.- Apuesta por ello.
.- Claro, Leo lo hace todo mejor que tú Raph. - Michelanggelo se cruzó de brazos - y mejor que todos.
.- No es muy difícil hacer las cosas mejor que tú, Mickie - Donatello también atacó por su parte.
La tortuga menor exasperó de nuevo
.- ¿Ya estamos otra vez¿Conduzco mal¿Si¿Michelanggelo conduce mal? Pues mira, no haberme dejado el volante.
.- No haber dado la orden- contestó Don dirigiéndose maliciosamente a Leo. Éste le contestó al instante:
.- No haber tomado esa calle.
.- No haberme obedecido.
.- No haberte escuchado, también.
.- No haberme elegido líder.
.- ¡No haber nacido antes!
Un incómodo y esperado silencio se apoderó de la azotea envolviendo a las cuatro tortugas en una enfurecida lucha de miradas fusilantes que esperaban a que cayera la primera víctima.
Tan sólo el rumor de la calle, los coches y el escaso viento se escuchaba en el lugar.
De nuevo, fue Michelanggelo quién rompió la "harmonía" del momento. Extrañados fue cómo se quedaron sus hermanos cuándo lo vieron hablar con una sonrisa:
.- Tal vez, hubieramos llegado antes si no hubieras atropellado al perro….- trató de reprimir una carcajada que se escapó, inicialmente, en forma de soplido.
Pero finalmente Michelanggelo la soltó derritiéndose en risas recordando el corsé del perro atropellado meciéndose por el parabrisas.
Fue cuestión de segundos que los otros tres hermanos se mirasen entre sí confundidos antes de que también empezasen a reír recordando la escena.
Unas risas crudas, malvadas y repletas de sadismo, pues seguramente la abuela, la dueña del perro, debía de estar también camino del hospital del susto.
Risas que, por la gravedad del momento, los nervios y todo lo ocurrido, se convirtieron en carcajadas histéricas que no se preocuparon de esconder.
Se lo merecían, de verdad que se lo merecían después de todo lo que habían pasado.
Por unos instantes, no se preocuparon de sus enfados, reproches, rencores e insultos y disfrutaron de una estúpida broma tal y cómo solían disfrutarlo cuándo tan solo eran tortuguitas de menos de medio metro.
Agradecieron un desahogo de aquél calibre y por primera vez en mucho tiempo buscaron sus hombros de soporte mientras luchaban contra el dolor de estómago que producen las carcajadas a largo plazo.
Leonardo se apoyó contra la pared y levantó la cabeza clavando la vista al cielo con una enorme sonrisa en el rostro mientras las carcajadas aún eran sonoras:
.- Qué estupidez….pues claro que saldrá de ésta.
.-
Prácticamente sin darse cuenta había cerrado los ojos y empezaba a cabecear al frente.
El silencio de la planta del hospital y los zumbidos que se colaban por debajo de las puertas de las habitaciones la adormecían enormemente. Y no sólo eso, si no el cansancio que llevaba en el cuerpo de no haber pegado ojo des de hacía por lo menos unas 48 horas des de que se produjo el intercambio, la sucumbían en el agotamiento.
Ahí, sentada en el suelo contra la pared con los susurros de April y Casey, Jan empezó a dormirse cabeceando.
La estrepitosa melodía de su móvil se le coló por la oreja desagradablemente devolviéndola a la realidad.
De un respingo, lo sacó del bolsillo de su chaqueta y comprobó el nombre en la pequeña pantalla.
Entornó los ojos y se incorporó dirigiéndose al lavabo de la planta en cuánto leyó el nombre de Stan en el celular.
.- ¿Qué hay?
>¿Cómo tienes el morro de preguntarme eso? - la voz de Stanley Dorvin, su hermano y jefe del departamento de policía, habló seria y fríamente, visiblemente enfadado.
Jan se tiró hacia atrás los mechones de pelo que caían en desorden por su cara des de su coleta despeinada mientras suspiraba de cansancio:
.- Escucha, Stan…seguro que te has enterado de…
>¿De la que tienes montada en el Hospital Central de Manhattan? Pues sí, me acaban de informar sobre eso. ¿En que coño estás pensando Jan? Se me van a tirar al cuello en cuánto se enteren. ¿Es por el agobio de Milo Hace?
.- No, escucha…
>¿Es por eso? Creí haberte dicho que te olvidases del tema
.- Escúchame, Stan. Esta vez no es por Hace. Sí, de acuerdo, he estado tras él estos días y sí, el hospital es el mismo que en el que Hace se encontraba…pero…
>¿Pero? No creo que haya excusa que valga Jan. Acabas de acordonar una planta entera de hospital sin permiso alguno. Eso es un abuso de autoridad¡de seguro que el personal del hospital se nos tira al cuello Jan¿¡En qué estás pensando maldita sea!
La chica se dejó caer encima de la tapa del lavabo y buscó una solución entre las blancas baldosas de la pared.
No podía decirle nada. No podía decirle a su hermano que el "sensei" del justiciero amigo de Casey que ella misma contrató sin que Stanley supiera que se trataba de una tortuga, le ha cogido un ataque al corazón y que, aprovechando que uno de los hermanos de ésta tortuga tiene un amigo que es cardiólogo echado a patadas del hospital ha aprovechado para hacer una intervención a la rata.
No.
Para nada.
"Diablos, es un guión malo hasta para una comedia…" pensó para sí misma tras comprobar que las baldosas no le daban respuesta ninguna.
>¡eh¿estás ahí hija del demonio?
Jan suspiró una vez más.
.- Escucha, Stan. Sé que no te he dado razones para confiar en mi…nunca. Pero tampoco te las he dado para que desconfíes. Hago bien mi trabajo. Nunca he metido la pata con gravedad y he sabido dar la cara cuando había que hacerlo…sé que vas a preguntarte de qué demonios estoy hablando y qué coño se me está pasando por la cabeza pero…esta vez por favor te lo pido…no cómo tu subordinada…si no cómo tu hermana…confía en mi Stanley. Te juro que esto no te va a traer problema alguno y si los trae, daré la cara cómo siempre…pero se trata de un asunto de especial importancia para mi y…bueno, es algo personal…
Un largo silencio cayó al otro lado del celular de la chica.
Ésta, viendo que no tenía respuesta alguna, entornó de nuevo los ojos esperando escuchar el estridente grito de su hermano por el auricular que le pedía que se dejase de tonterías.
Pero no fue así.
>Dos horas son tuyas, no más. Pasado ese tiempo, si no recibo la noticia de que la planta del hospital deja de estar cerrada, mandaré una patrulla. Y serás detenida, Jan Dorvin.
.-
La puerta de la azotea del hospital se abrió de un golpe, con un ruido seco, haciendo que al pomo exterior de ésta golpease con fuerza la pared de vieja piedra pintada que formaba la caseta.
Todos los allí presentes se voltearon nerviosos, suponiendo que, si se tratab de alguien que por cualquier razón NO debía de verles, les había cogido por desprevenido y ya era demasiado tarde para desaparecer de un salto.
Una Lizz algo desaliñada por las prisas y jadeando levemente por haber subido todas las escaleras del hospital por miedo a coger el ascensor y encontrarse con Jan, permanecía de pie en el umbral, con gasas y un pequeño pote de mecromina en las manos.
Leonardo fue el primero en reaccionar, pues sus hermanos esperaron impacientes preguntándose a qué venía:
.- ¿Que...Que haces aquí? - Lizz no le contestó, con aires de enojo lo agarró por la muñeca arrastrándolo hacia una de las esquinas de la azotea. Allí, tomó asiento en el saliente yy tomo una de las muñecas de leonardo que, con cuidado pero con cierto desdén, empezó a vendar.
Leo parpadeó confuso tras no comprender el enfado de la chica. Después de cazar una de las miradas que ésta le lanzó a Raphael, todo lo vió más claro:
.- No deberías estar aquí...- dijo tratando de desviar el ojo de la chica que deseaba fusilar a Raphael en cualquier momento.
.- ¿Lo dices por el bastardo de tu hermano? - el tiro le salió por la culata a Leonardo, puesto que Lizz centró la conversación en Raphael con rapidez.
Éste justo se percataba de todo y la observaba de reojo con la cabeza levantada y desprecio mientras se apoyaba al saliente con los brazos cruzados.
.- Ese imbécil...¿vas a detenerme ahora? - le preguntó con ironía alzando la voz para asegurarse de que la escuchaba.
.- Creí haberte indicado que la próxima vez te escondieras mejor. Me pones las cosas demasiado fáciles si eres tú la que aparece...
Michelanggelo se acercó a Donatello que observaba la escena prácticamente sin comprender:
.- Oye, oye...¿esa no es la chica que te encargó el maldito aparatito?
.- Sí...la "protegida" de Leo - contestó Donny indicando las comillas con los dedos en alto- ...diablos...¿todavía están así?
Leonardo se sobó una de las muñecas que ya había quedado vendada pero Lizz no tardó en agarrarle de un zarpazo la otra que aún sangraba levemente. Por no complicar las cosas ni entrometerse en al juego de asesinas miradas entre Lizz y su hermano, Leonardo se sometió a las curas de la chica en un suspiro:
.- No sé porqué has venido...te dije que te marchases.
.- Y lo hice, pero luego volví por ti y ya no estabas. Ni tú ni ese desgraciado...creí que te podría haber echo mucho daño...
.- Es mi hermano Lizz - Leo entornó los ojos
.- ¡Y mira lo que te ha hecho! - le gritó la chica enojada levantando a peso una de las muñecas de la tortuga que quedaba por vendar, mostrando las heridas aún levemente abiertas provocadas por los sais de Raphael - si no llega a ser tu hermano ¿que¿te degolla?
Raphael tan solo chasqueó la lengua y desvió fríamente la mirada para encontrarse, al otro lado, con la curiosa y culpabilizante mirada de Donatello y Michelanggelo, que justo se percataban de todo lo que ocurría.
Lizz siguió hablando con Leonardo sin quitarle el ojo de encima a Raphael, más alejados que el grupo, apenas eran comprensibles sus palabras:
.- Después de salir de la guarida me he desesperado...creí que ya te había perdido.
Leo dirigió la mirada al suelo, sintiéndose extrañamente atado a la muchacha sin razón alguna y odiaba tener que justificarse por haber marchado.
.- Pero justo ví pasar la furgoneta y te reconocí a través de la ventana...
.- Genial...¿tan visibles éramos?
.- Hombre, contando que era plena mañana en undía soleado y tranquilo e ibas en una furgoneta que cruzaba las calles como una bala en un mal acto de suicidio...pues sí.
La tortuga suspiró pesadamente mientras volteaba la cabeza hacia sus hermanos. Si Lizz lo había visto, mucha más gente podría haberles visto también...por unos instantes empezó a sentirse incómodo. Empezó a tener la sensación de que no debían de star allí, que sensei no debía estar allí...
La confianza y seguridad que la autoridad de Jan le había dado en un principio empezaron a desmoronarse y no podía dejar de pensar en qué no había nada que no evitase que todo se fuera al traste.
Que alguien entrase en el quirófano y descubrira a maestre Splinter.
Que alguien más, viniendo a por Lizz, apareciera en el tejado.
Que Splinter se encontraba con dos completos desconocidos la única seguridad de los cuales, era que se trataba de "amigos" del doctor Camdem...
Todo erademasiado extrao y había ocurrido demasiado rapido como para que fuera seguro...
.- ¿Que ha ocurrido?
La voz de Lizz lo despertó de sus cabilaciones. Pero aún y haberla escuchado, no sintió ganas de contestar y continuó sumergido en el suelo.
.- Leo. ¿Que ha pasado¿Porque habéis venido al hospital? - para sorpresa de la chica fue Raphael quien le respondió, pues Michelanggelo y Donatello no sabían del cierto que tipo de información sabía Lizz, así que indicarle acerca de un maestro que se trata de una rata gigante no era una idea muy acertada:
.- Nuestro sensei, ha tenido problemas - Lizz volteó violentamente la cara hacia Raph, que encajó la fulminante mirada con una de desdén.
La chica devolvió la atención a Leonardo:
.- Y...¿no es algo arriesgado que estéis todos aquí?...quiero decir...podrían encontraros en cualquier momento...- la pregunta de Lizz no fue respuesta, pero por otro lado, ella misma se comió la cabeza y se contestó a los pocos segundos...- la poli...Jan Dorvin...¿os ha vaciado la zona verdad?...por eso la ví en la quinta planta..
Donatello se llevó una manó al mentón y frunció el ceño. Acto seguido se volteó hacia Raphael:
.- Oye...¿Jan no se ha sobrepasado demasiado?...es decir, si no voy mal encaminado, me parece que en este mismo hospital estaba Milo Hace con su tráfico de morfina...¿no es cierto?
.- vaya, me parece que la chica policía podría tener un buen disgusto si da un paso en falso.
.- ¿Que quieres decir, Mickie? - preguntó Raphael mirándolo de reojo y arqueando una ceja. Michelanggelo se izo el interesante y apuntó a Raphael con un dedo crítico:
.- Elemental, querido Rapha. Si Milo se cruza con Jan no se lo pensará dos veces en volarle la sesera. Después de todo, Jan lo engañó y se rió de él en su cara haciéndose pasar por la chiquita rubia ¿no?
Raphael no contsteó, tan solo miró al cielo para luego rascarse la nuca con cierta incredulidad. Realmente ya lo había pensado. Pero creía que Milo sería lo suficientemente inteligente cómo para haber desaparecido del hospital en cuánto hubiera sabido que Dorvin estaba en él...pero después de todo, Milo no era un ladrón común...es decir, pensando tal y cómo él lo haría, de seguro se había quedado en el recinto esperando poder acorralar a Jan en cualquier esquina para deshacerse de ella y hacerselas pagar una a una...después de todo...Jan estaba sola.
Raph se temió la peor y un gran sentimiento de incomodidad y sospecha se apoderó de él.
Sin tenderse a explicaciones ni preguntas, se dirigió con paso calmado hacia la puerta de la caseta que Lizz había dejado abierta.
Cuando cruzó el umbral, fue cuando Leonardo le mandó la primera ofensiva:
.- ¿Dónde te crees que vas?- Raph se volteó a mirarlo de reojo- debajo de ti tienes tres plantas llenas de gente antes de llegar a la quinta, Raphael.
.- No van a verme
.- No creo que debas arriesgarte a ello.
.- No lo verán, están todos enfermos ¿recuerdas? De seguro andan todos drogados de medicamentos y...¡ouch! - Donatello propinó un fuerte codazo en las costillas de su hermano menor:
.- Un poco de respeto por los ingresados, Michelanggelo.
.- de cualquier forma...- Raph volvió a voltearse parsa seguir su camino.
.- ¿Esque no has escuchado nada? - le gritó Leonardo deshaciéndose de las manos de Lizz y adelantándose unos pasos al fente - quédate. April y Casey se encargan de vigilar al maestro. No hay problema.
.- ¿Y quien vigila a Jan? - Leonardo parpadeó frente a esa respuesta - ya estoy harto de verte proteger el culo negro de esa desdichada sin razón ni ley alguna. No me toques a mi los huevos cuando lo que estoy por hacer esta mucho más correcto de lo que estás haciendo tú desde hace tiempo.
.-
Casey cambió su mano de soporte a modo de que, en este turno, era la derecha la que le tocaba sostener su cabeza sobre sus rodillas. Los ojos empezaban a cerrarse a modo de aburrimiento y cansancio por los nervios y empezaba a envidiar el estado de April que, por estar atacando el quinto café, permanecía en un estado de constante alerta frente a cualquier cambio en el paisaje del lugar.
Puesto que se encontraban en una planta completamente vacía no había muchos cambios.
La chica ya había hecho todas las posibles presguntas aquél día; "¿saldrá todo bien¿tu crees que aquellos dos hombres son de confianza¿Cómo lo estarán pasando los chicos¿es fácil salir de un ataque de corazón no?", y ahora había optado por un extremado silencio y un irritado estado de mal humor.
Volteó la cabeza con rapidez en cuánto se escucharon unos pasos al finals del pasillo.
Ambos permanecieron estáticos deseando que se tratase de Jan que había salido del lavabao por otra puerta y se había dado un paseo por la planta, puesto que si se trataba de otra persona ajena al círculo, no tenían muchas excusas con las que defenderse de encontrarse allí.
Para cuándo el invitado cruzó la esquina, se les presentó delante un hombre de mediana edad, con el pelo corto y castaño y un impecable y afeitado rostro. Vestía una bata blanca y lucía un pequeño pendiente en uno de los óvulos de su oreja.
April estalló en nervios:
.- ¿Que le decimos¿Que le decimos? No puede ver a Splinter - susurraba a Case con desespero mientras le sacudía por el hombro.
.- Espera mujer...tal vez ni siquiera pregunta...
El hombre continuó su paso calmado y lento hasta detenerse en frente de la pareja que, sentada en el banco, lo observó sin decir ni una palabra.
Lentamente, esbozó una sonrisa en su cara a la vez que April arrugaba la nariz de desconfianza:
.- Debo suponer que no se trata de ustedes los agentes que han acordonado esta planta ¿cierto? - Case fue a contestar, pero April se le adelantó hablando con picardía y desdén:
.- Resulta obvio, teniendo en cuenta que no llevamos traje...- el hombre se rió levemente:
.- Me parece que la agente a la que busco tampoco lleva traje...
.- ¿A quien busca? - preguntó Casey finalmente.
Por arte de magia. Un ruido llamó la atención de los presentes y los tres se voltearon hacia el final del pasillo, en dónde una puerta de los lavabos se abría con despreocupación.
Jan Dorvin salió sacudiéndose las manos al aire para secárselas y con el pelo completamente suelto después de ponderar durante un rato si recogérselo o no.
Quedó estática, detenida en el lugar, cuando lanzó la mirada hacia April y Case descubriendo a Milo Hace delante de ellos sonriéndole arrogantemente.
Con un fugaz movimiento, mandó sus dedos hacia su cintura por debajo de su larga gabardina, pero los bolsillos de Hace debían de quedar más cerca y fue él el que mandó el primer disparo a la punta del pasillo.
.-
Se detuvo en seco en el replano del segundo piso de escaleras que había bajado y permaneció en silencio y estático deseando escuchar algo más...un grito...un gruñido...algunas palabras...algo.
Algo.
Cualquier cosa que le indicase de que el portador de la bala de aquél disparo que había resonado en todo el recinto no era Jan Dorvin.
Pero no hubo nada, ni un ruido más.
Sin esperarse a atender si sus hermanos también se habían percatado de ello y asomaban por el hueco de la escalera, empezó a descender con velocidad sin importarle de que alguien pudiera usar las salidas de emergencia alguna vez.
Bueeeno, sí lo se, me demoré bastante...ero mi disco duro tiene la culpa! Matenlo a él! No a mi! jejejejejejeje.
No podré enrrollarme mucho esta vez, que como ya os he dicho el ordenador en cualquier momento em rebienta en la cara...siempre me pasa lo mismo con los trastos que se encuentran en mi poder...debo de tener algún tipo de energia eléctrica o algo que los estropea a todos...en fin.
Ya visité la web que dijo Naoko, Sam. Pero no vi el forum por ningún lado...que raro...eso que lo busqé bien...tal vez también lo rebenté yo ! XD Y tampoco te entendí en eso de los fics yaoi. ¿Donde puedo subirlos? en un C2 de esos? esque no se como se apunta una a uno de esos sitios...lo intenté en uno de los círculos de Raph, jejeje, pero la cosa no funcionó...así que si me explicas yo subo los fics nn
Uoh! respira respira Karliña! si si, sé lo que es eso de no tener tiempo ni para lavarte los dientes...ke horror. Por cierto nena! Alavemos a doña Leonor! bwahahahahaha, ke kieres que te diga? ahí se muera hombre!...ke asco le tengo a la monarquía...
Por cierto! me dedico unos momentos de publicidad. Os invito a todas a leer un comic de TMNt , Mutant Ninja Turtles Gaiden (MNT Gaiden) de un autor conocido cómo TigerFox.
Se basa en un futuro, en donde nuestros nenes (después de un prólogo detalladamente dibujado también) después de la muerte de Splinter se separan medio trastornados y cada uno tiene su vida: Raph es un solitario habitante de las alcantarillas que no hace nada más que entrenar, beber y fumar. Toma cómo aprendiz a una tortuga adolescente aparecida de la nada que mató a un chico y luego él dice ser ese mismo chico (ke por tanto trata de reconciliarse con padres, amigos, etc...blah blah blah), Donatello se las pasa en su mega hiper laboratorio sumergido en todoas sus cabilaciones guardando neutralidad entre sus hermanos, ke estan todos peleados. Michelanggelo se fue a vivir con April y trabaja de novelista después de dejar de ser ninja y se las pasa el dia junto a Shadow (hija de Case y April), mientras que Leo se fue a viajar por Japón en busca de aquél que empezó todo el meollo después de que él mimso matase a Splinter...chungo chungo...una cruda realidad sobre el futuro que me recordó en cierta manera a Hate, jejeje. estoy pensando en pedirle permiso al autor para que me deje hacer un fic de todo eso después de que acabe con Hate y Ying Yang. promete promete
a Parte de que la historia es una pasada, el dibujante es de lo más! os invito de verdad (jejej, a Zen ya le ice publicidad XD)
- Home of Mutant ninja Turtles Gaiden, cómic al estilo manga nn
Bueno, ahora si que os dejo...nos estamos leyendo! besos!
YaS
