Hola a todos! Pido mil disculpas por la demora, pero he tenido miles de cosas que se han interpuesto con la tarea de escribir. Me han alegrado mucho con sus reviews. Gracias en especial a Sara Meliss, quien me escribió el primer review. También quisiera aprovechar para recomendarles el fic: "Matrimonio por conveniencia" de amsp14, es un Snape-Tonks, ya se que va por el chap 37, pero está genial; y, con un titulo similar: "Matrimonio de conveniencia" de varng, un Snape-Herm muy bien llevado, aunque también les aviso que va por el chap 14, pero ambos valen la pena. Ahora si, al chap.

Capitulo 2: Mucho en que pensar

Snape andaba muy preocupado en esos días. Sus tareas se estaban volviendo tan múltiples que su mente ya parecía un Departamento de Misterios por triplicado. Esconder, hacerse el que esconde, mostrar pero que parezca que le desagrada. Tenía tantas cosas: escenas, pensamientos, sentimientos, planes, falsos planes, escenas creadas, todo guardado en tantos recovecos de su mente que solo con su gran fuerza de voluntad podía llevarlo a cabo. Y no cualquier fuerza de voluntad podía soportar la legeremancia del Señor Oscuro. Pero su preocupación más importante era lo que le estaba sucediendo a su protegido. Iba tan sumido en sus pensamientos que casi se lleva la gárgola, a la que se dirigía, por delante.

-Plumas de azúcar- aunque la voz le sonara desganada, la gárgola se corrió a un lado y le permitió el paso a las escaleras que ascendían constantemente. Snape dio un paso y las escaleras lo condujeron frente a la puerta del director. Golpeó. La voz de Dumbledore le respondió- Pasa Severus.

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-Pero, Profesor, soy muy torpe y joven y…

-Vaya, parece que todo el mundo tiene muchas excusas cuando se trata de esta materia. Mira Nymphadora…

-Tonks si no le molesta.- La chica se mordió los labios con brusquedad al darse cuenta de la interrupción hecha a Dumbledore.- Disculpe. ¿Pero, ya ve a lo que me refiero? Soy tan torpe que ni siquiera puedo darme cuenta de no interrumpirlo cuando esta hablando y…- pero entonces se dio cuenta que seguía interrumpiendo y bruscamente se quedo callada.

-Tal como intentaba decirte, Tonks, tu torpeza no tiene gran importancia aquí, ya que solo eres torpe cuando se trata de trivialidades, pero te he visto en acción y no eres torpe y es ahí done necesitaras de todas tus habilidades para transmitir lo que sabes. Eres una gran Auror y creo que serás una gran profesora de Defensa, sabes que no podemos permitir que estos chicos salgan al mundo sin nociones de cómo defenderse. Además este año habrá doble carga horaria de esta materia, por las perdidas del año pasado- al ver la cara que ponía la presunta profesora se apresuro a añadir- pero no pongas esa cara de susto, también he asignado dos profesores.

-¿Y quién seria el otro?

-¿Puedo tomar eso como que aceptas el cargo?

-Por supuesto que si.

-Bien, el otro profesor es Víktor Krum.

-Krum. Pero, ¿y el quidditch?

Dumbledore sonrió picadamente – Le han gustado ciertos aspectos de Hogwarts y ha decidido tomarse un descanso. De todos modos le próxima copa no es hasta dentro de dos años.

-Oh, y…

En eso tocaron la puerta, y Dumbledore sabiendo quien era, no por adivinación, sino por el simple hecho de haberlo llamado, respondió- Pasa Severus.

Por la puerta entro el temido profesor con su consabido fru-fru de la toga detrás de él. Al ver a Tonks se quedó de piedra y le dijo al director- No sabía que estaba con alguien.

La chica lo miró con una expresión indefinida en los ojos, que en ese momento eran grises- Severus, ese alguien tiene nombre y ese nombre es Tonks.

-Tonks? Creí que tu nombre era Nymphadora.

-Sabes perfectamente que no utilizo ese nombre, solo a mi madre le pudo parecer un lindo nombre...

Flash Back

Tonks había llegado a la orden hecha un desastre. Se suponía que no había nadie, pero no. Allí estaba Snape. ¿Por qué tenias que verla así de horrible? Se sintió peor y las lágrimas brotaron de sus ojos sin que pudiera detenerlas. Ya era tarde para esconderse de esos ojos negros que la miraban con sorpresa.

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Snape había estado todo el día solo. Sabia que no habría nadie en la Orden y por eso había ido a descansar su mente allí. No estaba de humor para nadie y sin embargo, el hecho que Tonks entrara de algún modo lo reconfortaba, y este sentimiento lo sorprendía. Sabía que en cuanto ella girara la cabeza vería esa sonrisa con la que alegraba a todos y entonces los oscuros pensamientos que lo atormentaban lo abandonarían aunque más no fuera por un instante.

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Pero la joven Auror no llegaba con su sonrisa habitual. Tenía el rostro bañado de lágrimas y temblaba de pies a cabeza. El cabello, los ojos, los labios, todo era blanco, absoluta y totalmente blanco.

Ella fue la primera en hablar.

-Perdón, yo…No pensé…Se suponía que no había nadie aquí y…- La voz se le quebró al igual que las piernas, y hubiera caído al piso de no ser porque Snape, rápido de reflejos, se había desplazado hasta su lado y la sostuvo por la cintura. La condujo suavemente al sillón y la depositó con cuidado.

-Tienes que tranquilizarte Nymphadora, no…- pero no pudo continuar. El llanto era ahora incontrolable, y Snape que no estaba acostumbrado a ser amable con nadie, mucho menos cálido, se desconcertó.- ¿Qué es lo que te sucede? Tranquilízate. Le dio a beber de un pequeño frasco y Tonks se sintió mucho mejor.

Al fin pudo hablar de nuevo- Yo… No se lo que me sucede, tan solo mírame. No soy nada.

Snape se sintió aliviado, la chica le había confirmado sus suposiciones y estaba seguro de saber lo que sucedía, y él sabia que hacer al respecto.

-Mira Nymphadora…

-No me llames así! Solo a mi madre le pudo parecer un lindo nombre. Encima que soy… bueno lo que se supone que soy, va y me pone ese nombre horrendo.

-A mi me gusta. No completo, claro, yo más bien te diría Nympha.

-Oh, claro. Porque soy tan delicada como ellas. Por favor Severus, soy más torpe que un gusarapo.

-No, no lo eres. Solo que te pones nerviosa y las cosas te salen mal.

-Entonces será por mi belleza. Por Merlín, ya basta.

-Eres bonita Tonks.

Tonks no podía creerlo, Snape estaba siendo amable, no solo eso, le estaba diciendo un cumplido. Por supuesto, que tonta era, él simplemente estaba consolando a una compañera de la orden. ¿Qué era lo que había estado a punto de pensar?

-¿Cuándo soy bonita? Si no tengo ningún aspecto propio. Cambio todo el tiempo. Hay que camuflarse: manden a Tonks, total para ella es fácil. Cambiar de aspecto a su antojo debe ser genial…

-Escucha Tonks, cállate y escúchame un instante. La crisis que estas pasando es muy normal en los metamorfomagos. Al cambiar continuamente tu aspecto has perdido el contacto con el que te es propio. Ahora bien, lo único que tienes que hacer cuando esto te sucede es respirar hondo y cerrar los ojos.- Sin darse cuenta, la tomó de la mano y ella, al sentir ese contacto tuvo un estremecimiento, pero trató de hacer lo que él le decía. Snape siguió hablando, ignorante de su propio gesto y de lo que este producía en Tonks. – No pienses en nada ni nadie, menos aun en ti misma. Solo pon tu mente en blanco y respira hondo.

Ella siguió sus indicaciones y él complacido pudo ver como el cabello, blanco y yermo, crecía, se ondulaba suavemente, tomaba cuerpo y pasaba del blanco a un cálido castaño, mientras su piel se sonrosaba y los labios se enrojecían.

-Abre los ojos lentamente.- Tonks los abrió y se encontró de frente con unas profundidades negras que la miraban atentamente. Snape respiró tranquilo, por fin encontraba una mirada, una inquietante mirada gris, en el rostro que tenia delante.

Nunca habían estado tan cerca, y a Tonks de pronto se le hizo muy notorio el contacto del cuerpo de Snape contra su cintura, ya que este se había sentado a su lado en el sillón donde la había recostado.

-Estás muy linda, te dije que eras bonita.- La vos de Snape sonaba ronca. Tonks se levanto de un salto para mirarse en el espejo que estaba sobre la chimenea, pero solo llego a dar un paso fuera del sillón y se quedó congelada de espaldas a Snape quien no entendía ni el repentino movimiento de la muchacha ni la quietud posterior.- ¿Te sientes bien? El tono de su voz había vuelto a ser el de siempre, frío y autoritario, pero ella no contestó. Al saltar había perdido el contacto, tanto visual como corporal, y esto la perturbaba. Lentamente se dirigió al espejo y observó su imagen, ahora era una castaña de ojos grises la que le devolvía la mirada desde el espejo y esto le gustaba, se reconocía en esa imagen. La alegría y la espontaneidad propias de ella volvieron. Se sentía lo que veía, y todo gracias a:

-Severus! – El aludido se dio vuelta, pues se estaba yendo, y se la encontró a la chica en sus brazos, y ella con una sonrisa, lo abrazó, le dio un rápido beso en la mejilla y soltándolo, le dijo:

-¿Te ibas sin que te diera las gracias?- Él la miró sorprendido, hacia tanto tiempo que nadie le daba un beso, que para él era casi una sensación nueva, muy grata y desconcertante. Pero Tonks ya estaba bien y él ya había vuelto a ponerse su mascara de temible e imperturbable profesor, así que ese cálido gesto tuvo una fría acogida. Se desasió rápidamente del abrazo de la chica y sin una sola palabra mas se retiro del salón dejando a Tonks totalmente confundida y contrariada.

Fin del Flash Back

Snape le dirigió una mirada de suficiencia y se dirigió a Dumbledore- ¿Me llamabas Albus?

-Si, pasa. Solo estamos ultimando los detalles de la incorporación de Tonks al cuerpo de profesores, en un momento estaré contigo.- Dumbledore notó que entre esos dos sucedía algo- Bien, como ya has aceptado, lo que tendrías que hacer ahora es ir a reunirte con Víktor que te aguarda en el salón de clases para que se pongan de acuerdo.

-Bien. Hasta luego, Profesor…

-Llámame Albus.

-Bien. Hasta luego Albus, Severus.- Les dirigió una sonrisa a ambos y salió por donde momentos antes entrara Snape. Este se quedó mirando la puerta. De pronto se acordó de Dumbledore.- ¿Cómo se supone que compartirá la materia con Krum?

-Eso lo verán ellos, los he dejado en completa libertad para decidir como dictaran la materia.

-Usted sabe que no me refiero a eso. Cada salón solo tiene un despacho, y cada despacho tiene solo una habitación. ¿No pretenderá que duerman juntos, verdad?

-Claro que no! He habilitado otro salón, contiguo al original, pero ellos decidirán quien utilizará cada uno. Además tienen una sala que une ambos despachos pues tendrán que reunirse mucho para tener un solo criterio en el dictado de la materia.- El director miró suspicazmente al arisco profesor y tuvo una rara idea, no hubiera sido rara de tratarse de otra persona, pero tratándose de Snape…-Parece que te ha afectado mucho ver a Tonks aquí y lo que será de ella.

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Draco andaba de mal en peor en esos días. Snape estaba siendo de gran ayuda, y aunque nunca pensó que lo admitiría, Dumbledore también. Era todo lo que Ginny le había dicho que era. Había encontrado los mejores consejos del parte del hombre al que había odiado por tanto tiempo solo porque su padre le había inculcado que así debía ser. Tantas cosas, tantos pensamientos solo porque su padre lo decía. Se había dado cuenta (todavía se daba cuenta) de cuantas cosas se había privado de pensar o de sentir por orden de su padre.

Realmente estaba preocupado por lo que podía sucederle a Ginny (y esto también había cambiado hacia tan poco tiempo, siempre preocupado solo por el mismo). No encontraba una salida, por más que Dumbledore dijera que la había, él no acertaba a comprenderla. Había costado convencerlos de que realmente había cambiado, y a ella también, eso le había dolido tanto y sin embargo la entendía, él también odiaba el Draco que había sido. Realmente amaba a esa pequeña. Pero ahora Voldemort ponía en peligro el amor que estaba surgiendo entre ellos dos, y mas allá de su comprensión, Dumbledore le decía que siguiera adelante. ¿Qué plan podía tener que los salvara, a ella, a él, al-idiota-que-vivió (todavía no se sacaba la costumbre de llamarlo así), al mundo mágico, y si, porque no, a los muggles.

Tomó las cartas de Ginny, siempre era agradable leerlas, sus palabras siempre lograban reconfortarlo. Primero, pergaminos y fotos que viajaban a escondidas, ahora, pasaban por el correo seguro de Dumbledore. Pero Draco estaba cansado de las fotografías, quería ver Ginny, acariciarla, nunca la había acariciado. Cuando se dio cuenta de lo que sentía, ya era tarde. Estaban fuera del colegio. Y luego habían pasado días y mas días hasta que se atrevió a escribirle, luego de lo su padre no sabia como podía reaccionar, de hecho había esperado cualquier cosa menos la clase de contestación de ella. ¿Es que lo sorprendería siempre? Eso era otra de las características que lo atraían de la pelirroja, su capacidad de no quedarse en el pasado, como preferían hacer otros, otros que no confiaban en él y que seguramente no lo dejarían ni acercar. Cuanta razón tenían! Sin duda pensarían que estaba actuando por orden de Voldemort, y ahora Voldemort le ordenaba que conquistara a Ginny. La pregunta era: ¿por qué? ¿Por qué ella?

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Desde que Ginny le había dicho lo de Ron, Hermione no tenía paz. Se pasaba mucho tiempo pensando en lo que su amiga había mencionado, revisando cada fragmento de recuerdo que tenia a Ron como ingrediente. ¿Estaría el pelirrojo realmente interesado en ella? ¿Y ella, que sentía? Sintió el perfume que él le había regalado (desde entonces lo usaba siempre, ¿lo habría elegido él?) y pensó en la navidad pasada y su pensamiento se remonto a la navidad de cuarto año. Se había enojado con Ron, pero el enojo era por sus palabras acerca de las chicas lindas o feas, o por… No, no podía ser que le hubiera molestado que no la invitara, ¿o si? Víctor ya la había invitado y era más grande, serio, inteligente, quizás hasta apuesto, y sin embargo… Sin embargo, ¿que? Además , ahora que Víktor se estaba quedando en Hogwarts, le había propuesto que se vieran en el Callejón Diagon y… Seria mejor que se durmiera o terminaría pensando que estaba enamorada, pero, ¿de quien?

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Hacia tiempo que Ron observaba a Hermione enviar y recibir pergaminos que debían ser el terror de las lechuzas. Herm nunca había ocultado el nombre de su corresponsal: Víktor Krum. Por más que fuera su ídolo del quidditch, no veía que atractivo le encontraba su amiga. Realmente no entendía a las chicas. Su hermana era otro caso, por más que decía estudiar, él la había pescado cuando recibía la correspondencia una tarde y subía a encerrarse en el altillo. En fin, si hasta Luna lo había sorprendido con una carta, que a decir verdad no sabía bien como calificarla. Podía decirse que eso parecía… no, prefería no calificarla, así seguiría sin saber que responder. En fin, demasiados problemas tenía tratando de entender a Herm para preocuparse de su hermana y de la loca de su amiga. De su parte, él opto por no mentirse más. Ya sabía que estaba celoso de Hermione, pero no lo iba a admitir a nadie más. Su mente volvió al estúpido baile de navidad en el que se había ganado el odio de Padma Patil por estar pendiente de su, recién descubierta, atractiva amiga. Y cuándo ella le había dicho: "entonces la próxima vez invítame tu primero y no como último recurso", se le atraganto el "tienes razón" y ella se había ido sin más. En ese momento hubiera querido tener un giratiempo para invitarla antes que Krum. El mismo pensamiento lo atormentaba desde entonces: ella, ¿hubiera aceptado?

Se reprendió a si mismo. Ya basta! Dentro de unos días irían a buscar a Harry al Callejón Diagon y entonces podría charlar con él. Claro que las chicas lo acompañarían y… Lo estaba haciendo nuevamente, estaba pensando en ella. Seria mejor que se durmiera de una vez. Miró el reloj, quien le grito: Ya duérmete!

Cerró los ojos y trató de no pensar, pero era inútil. Saber que ella estaba tan cerca no lo ayudaba en lo absoluto. La imagen de Hermione sonreía una y otra vez tras sus parpados cerrados.

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Bien, hasta aquí, el segundo chap. Me alargue un poco con respecto a Severus, pero sepan comprender, siento una gran debilidad por él. Cualquier preguntita o sugerencia, ya saben, al botoncito.