#15# Epílogo: Despedidas
Levantó a pulso la enorme computadora y se tambaleó unos instantes mientras subía el alto peldaño hacia la parte trasera del nuevo acorazado. dejó caer con pesadez la consola sobre una de las múltiples cajas que ya ocupaban casi todo el camión.
Respiró profundo con las manos en la cintura tratando de recuperar el aliento. Se volteó sobre sí mismo echando una última ojeada al lugar.
Esbozó una ancha sonrisa recordando aquellos últimos seis meses encarcelado voluntariamente en aquél pútrido almacén.
Ahora, completamente vacío, había vuelto a adquirir el mismo aspecto tenebroso y frío que tenía la primera vez que entró.
El eco se dejaba caer en el lugar por cualquier mínimo ruido y las sombras habían vuelto a apoderarse de las esquinas después de que Donatello retirase la escasa instalación lumínica del almacén.
Bajó del acorazado y cerró la puerta trasera de éste para dar su empaquetamiento por finalizado. El estruendoso ruido metálico de la compuerta al cerrarse se mezcló con un tímido gruñido que delataba que alguien había entrado en el lugar.
Donatello se volteó de inmediato y bajó la guardia tras encontrar la regordeta y risueña figura de Kevin en la puerta:
.- Así que es verdad. No podía creer que hubieras renunciado a EDIAP después de tanto tiempo...me resulta extraño. Juraría que hubieras protegido a la empresa con tu propia vida.
.- A mi más bien me resulta nostálgico - Donatello se acercó al hombre con su bo recostado en su hombro.
.- ¿A que es debido ese cambio repentino de opinión? ...si puede saberse - Don se rió ante la intención de no meterse en asuntos externos de Kevin. Le agradeció interiormente que mantuviera cuidado en cuánto a su vida íntima, pero entre ellos ya no había nada de íntimo y secreto, pues des del primer momento que el Doctor Camdem se dispuso a contar su problema a la tortuga, Don supo que se abría ante su confianza y no creyó conveniente esconderle nada...
Y mucho más después de que fuera él quién le salvase la vida a Splinter:
.- Bueno, las cosas en mi familia parecen haberse calmado un poco...- Donatello pensó para sus adentros unos instantes - aunque no sé del cierto si por la enfermedad de maestre Splinter o por voluntad de mis hermanos...
.- ¡Ja! Habiendo visto una de vuestras disputas me atrevería a decir que os habéis juntado para cuidar de vuestro maestro...- soltó con ironía y sin intención de ofender.
Don se rió ante el comentario:
.- Cierto...de seguro que sí - Donatello apoyó su mentón en uno de los extremos de su bo usándolo de soporte contra el suelo.
Kevin se pasó la ano por la calva mientras perdía la mirada en el lugar vacío:
.- Bueno, te sigo agradeciendo que contases con mi ayuda para EDIAP, Donny...de seguro estaría vagando por las calles si no me hubieras acogido en la empresa.
.- ¡Nah! Necesitaba ayuda, eso es todo - Don entregó su mano al hombre - gracias a ti, por salvar a mi padre.
Kevin le sonrió encajando la mano:
.- Ha sido un placer trabajar contigo, tortuga.
.- Entretenido, supongo.
.- Ni que lo digas. En mi vida me había metido tanto en líos como en éstas últimas semanas...
.- ...ah, claro...¿te comentaron algo en el hospital? -Donatello pensó por primera vez que, tras ser despedido, Kevin no tenía ni la más mínima autorización para operar en alguna de sus salas. La tortuga agachó la cabeza - de verdad que...lo siento mucho si te has metido en líos por nuestra culpa...perdona, Kevin.
.- Doctor Camdem para ti, anfibio - Don levantó su mirada sorprendido descubriendo al hombre con unae enorme sonrisa - me han readmitido.
.- ¿de verdad¿Cómo es posible?
.- Bueno...la agente Dorvin me recomendó frente al director...así pues, dada mi buena reputación antes de que Hace la manchase, no han tardado mucho en pedirme intervención.
.- Me alegro, de veras
Donatello se giró sobre sí mismo echando un último vistazo al lugar. Comprobó que nada se echase en falta y que no hubiera quedado nada perdido en algún rincón. parpadeó sorprendido cuándo descubrió el cuadro colgado de la columna.
A paso lento, se acercó observándolo profundamente.
El cuadro que Michelanggelo había pintado en su letargo en casa de April seguía en su lugar igual de nuevo que al principio.
Lentamente, lo descolgó con sumo cuidado y lo observó por última vez:
.- ¿Sabes? - la voz de Kevin lo despertó de sus pensamientos mientras el hombre observaba la pintura por encima del hombro de Donatello - ahora ya lo entiendo. Des del primer instante en que os vi a ti y a tus hermanos juntos, me vino el cuadro a la cabeza. En un principio no tenía ningún sentido para mi...pero deverdad que tu hermano es todo un artista representado indirectamente a sus conocidos.
Don sonrió ante el comentario y plantó el cuadro en el pecho de Kevin:
.- Todo tuyo. Te lo regalo.
.- ¿Lo dices en serio? - el hombre tomó la pintura entre sus manos - Creí que era importante para ti.
.- Nah. Llévatelo. No soportaría que Mickie supiera que lo compré yo - Kevin sonrió de vuelta.
.- Gracias, lo cuidaré.
.- Más te vale - Donatello se montó en el acorazado y encendió el motor de éste. Antes de arrancar y marchar del lugar, Kevin se dignó a abrirle las puertas de madera de almacén y esperó junto al umbral de éstas.
El nuevo motor del camión rugió como nunca llenando el lugar de estruendoso eco mientras se desplazaba lentamente hacia las puertas.
Don lo detuvo cerca del hombre:
.- Gracias de nuevo Kevin - le saludó por la ventanilla - te has ganado mi respeto a pulso.
.- Cuida ese caparazón, tortuga - el acorazado marchó por la calle contigua al puerto mientras era seguido por la mirada de Kevin que esperó a perderlo de vista para volver a clausurar para siempre las puertas del almacén de EDIAP.
.-
.- ¡eh! Eso me lo llevo.
.- ¡Ni lo sueñes Raph! Suéltalo.
.- Nah! Ni hablar ¿quién lo pagó?
.- ¡Yo no te lo pedí! - Casey seguía plantado fielmente enfrente de su queridísimo televisor de plasma de Raphael compró con uno de los honorarios de Jan.
Encima del sofá del revuelto apartamento lucía la bolsa de Raphael visiblemente llena y sin ningún orden aparente en sus cosas.
la tortuga sacó morros frente a la negativa de Jones de llevarse el televisor. Tras intimidarlo fieros segundos con la mirada suspiró:
.- ¡Bah! Quédatelo, nos sobran los televisores en la guarida - Casey respiró aliviado y perdió atención en su guardia del mueble del televisor - ¡pero la cafetera si que la compré!
.- ¡No! Espera! - el hombre corrió detrás de la tortuga en una aferrada lucha por llegar cuánto antes a la cocina.
Justo antes de que las manos de Raphael pudieran rozar el metal de la cafetera nueva, Casey lo envistió digno de un animal tirándolo con rudeza contra la mesa de la cocina haciendo que ésta volcase encima de Raphael.
.- ¡Bwahahahahaha!
.- ¡Ríete ahora que puedes merluzo¡Que en cuánto me levante te dejo sin dientes! - gruñó quitándose de encima todos los materiales de la cocina y la fruta varia que cayó encima de él junto con la mesa.
Casey fue a seguir riéndose cuándo el timbre de la puerta lo alertó. Fue a abrir mientras Raph seguía maldiciendo en voz baja y se resentía un costado de su pecho por el golpe.
Aprovechando la ausencia de Casey en el lugar, se incorporó y agarró la cafetera con fuerza y sigilo dispuesto a llevársela con él:
.- " No la mini cadena no, por favor. ¡No! No te lleves la butaca que a ver dónde me siento. ¡no por favor! la televisión tampoco!" - susurró Raphael para sí mismo imitando la voz de Casey - ¡pues te quedas sin cafetera al menos, desgraciado!
Cuando giró sobre sí mismo dirigiéndose hacia el salón, Casey le cortó el paso con cara poco amigable.
En cuestión de segundos las garras de Casey se hicieron con el cuello de la tortuga por sus espaldas tratando de hacer que ésta soltase la ansiada cafetera:
.- ¡Suéltame psicópata!
.- ¡Ni hablar! Yo pagué la mitad de eso.
.- ¡Y un cuerno que la pagué entera¡Suelta!
.- ¡Pues no haberlo hecho!
.- ¡Aargh¡Me estás ahogando desgraciado!
.- ...que lamentable espectáculo...- una voz femenina se coló en el lugar haciendo que la batalla campal de ambos quedase detenida en cuestión de segundos.
Jan Dorvin quedaba postrada contra el marco de la puerta con una sonrisa vacilona en sus labios:
.- ah sí...- musitó Casey sin soltar el cuello de Raphael - ...ha venido la señorita Dorvin.
.-¡Y ahora me lo...! - las palabras de la tortuga quedaron entre cortadas cuando un grueso sobre golpeó su pecho.
.- Cómprate una cafetera nueva con esto, anda.
Raphael soltó la cafetera y agarró el sobre del suelo. Cuando lo abrió quedó sorprendido de la gran cantidad de billetes que contenía. Sin prisa alguna empezó a contarlos mientras Jan entraba en la cocina y Casey clocaba a buen recaudo la cafetera:
.- Menos mal que te he cogido a tiempo. Veo que estás empaquetando. ¿vuelves a casa?
Raphael hizo caso omiso a la pregunta de la chica y le blandió el fajo de billetes delante de ella con un posado serio:
.- ¿Que es esto? Creí que no tenía honorarios.
.- Soy malvada por naturaleza Raph - bromeó Jan apartando el fajo de su cara - no esperes que siempre te cuente la verdad.
.- Pero...yo no atrapé a Hace.
.- ¿Que más da? No pidas explicaciones inútil - Casey se entrometió tratando de agarrarle el fajo de la mano visiblemente sorprendido por la cantidad:
.- ¡Suelta!
.- Bueno, no atrapaste a Hace - se explicó Dorvin mientras colocaba bien una de las sillas que andaba por el suelo y tomaba asiento en ella cruzando las piernas - pero me salvaste la vida.
Raph no contestó, aún seguía anonado por la cantidad de billetes y no se fiaba del todo de las razones de la chica:
.- ...¿de donde lo has robado?...- le musitó con sospecha.
Jan le reventó una colleja con un rollo de periódico que llevaba en las manos:
.- ¡No digas tonterías tortuga! Soy agente de policía ¿recuerdas? - tiró el periódico a las manos de Raphael y éste lo desenrolló encontrado en primera página un artículo:
.- "Agente de policía detiene al narcotraficante de Manhattan Milo Hace en un hospital"...- la tortuga levantó la mirada hacia la chica tras leer el titular. Acto seguido arrugó el periódico con rabia en sus manos y trató de simular tranquilidad mientras los puños le temblaban - a ver si he entendido bien...¡te has llevado los méritos cuándo básicamente eran míos y de Wagner!
.- Ei ei, calma chico duro - Jan colocó las manos delante de sí cómo parando un golpe invisible - ¿que querías que contase¿que tuve la ayuda de una delincuente buscada y de una tortuga gigante? Bastante faena tuve en excusarme delante de Stanley para que no me echase del cuerpo.
Raphael suspiró con pesadez calmando sus nervios.
Permaneció en silencio unos instantes.
Instantes en los que comprobó que Jan no vestía su famosa gabardina negra y que lucía un brazo vendado y atado al cuello.
Sin duda alguna, la herida de bala parecía sanar con normalidad y la gabardina de Dorvin había quedado dañada y rota por la trifulca.
Jan se percató de que la observaba con una mirada fría y se puso en guardia en seguida:
.- ¡sé lo que estás pensando! - justificó mientras Raph daba un respingo por el grito - ¡Si lo que crees es que me he quedado mi parte de la recompensa de detener a Milo estás equivocado!...ese es todo el dinero que me han dado. Te lo mereces.
.- ...estúpida...- susurró la tortuga para sí misma dando el comentario de Jan por equívoco, pues no era eso lo que cruzaba su mente en esos instantes. Del sobre sacó la mitad del fajo de billetes y los tiró a la falda de la chica en un rollo antes de retirarse por la puerta - Toma. Cómprate una gabardina nueva y más bonita que la anterior.
Jan no supo que decir. Pero al instante se incorporó agarrando los billetes y siguiendo a Raphael por la casa mientras éste recogía sus últimas cosas para irse:
.- No puedo aceptarlo.
.- qué lástima - soltó la tortuga visiblemente ignorando a la chica mientras agarraba su bolsa - pues dáselo a Case.
.- ¡Claro!
.- ¡Ni hablar! - gritó Jan jalando del fajo de billetes que Casey había tomado - te hice una promesa. Te dije que te pagaría por tus servicios y es lo que estoy haciendo.
.- Me has dado más del triple de lo que sueles darme. Eso no son honorarios, eso es una finiquitación del contrato.
.- No digas tonterías, no hay contrato.
.- Por eso mismo. Es mucho dinero. Y yo no necesito tanto - Raph apartó cuidadosamente a la chica de la puerta de salida - ¿Nos vamos Case?
.- eh...sí - se apresuró Jones en agarrar su chaqueta y las llaves de la van.
Antes de que Raphael pudiera cruzar el umbral, Jan volvió a meterse en su camino:
.- Vale, de acuerdo. Sé que discutirte algo es cómo hacerlo con una pared. - Raph la fulminó con la mirada - ya me quedó el dinero...vale - soltó esta cediendo a las órdenes de la tortuga.
Suspiró con contundencia mientras Raph esperaba:
.- Al menos...¿sigo contando contigo? - Jan trató de mostrarle una sonrisa amigable que le agradecía interiormente toda su compañía en sus peores momentos.
Raphael bajó los humos y el estado agresivo para devolverle una sonrisa cínica característica de él:
.- ¿Tanto me necesitas?
.- Para según que cosas...sí.
.- vaya - Raph la señaló con un dedo burlonamente - lo reconoces, pues.
.- ¡Oh vamos! - Jan apartó el dedo de la tortuga de su cara visiblemente molesta - ¿si...o no?
.- No - seco, directo y breve. Fue lo único que dijo antes de quitar a la chica de su vista por última vez. Jan frunció el ceño con desagrado y se cruzó de brazos mientras le giraba la cara bruscamente sin dejar de observar a la tortuga de reojo:
.- ...pero...- Raphael pareció abandonar su cruda faceta y se volteó levemente aún con la sonrisa en su rostro. Jan le prestó atención - ...pero puedes seguir silbando, cuando tengas problemas. Seguro vendré...o si te es más fácil, prueba en llamarme.
La chica le mandó la sonrisa más cálida que hasta entonces nunca Raph pudiera haber visto de ella. Esa mirada analizante y fría de Jan desapareció por unos instantes al sentirse orgullosa de haber logrado traspasar el duro caparazón de piedra de Raphael y, en cierta manera, hacerse en hueco entre su simpatía.
.- Cuida ese brazo - le indicó finalmente bajando las escaleras y dedicándole un ademán con la mano.
.- saludos a Stan, Jan.
.- Claro - Casey también se despidió de ella a su paso hacia la salida del edificio.
La van, aparcada en la puerta, no tardó en marchar del lugar dejando atrás a Jan Dorvin que, sujetando con fuerza los billetes en su mano herida, seguía sonriendo mientras observaba cómo la estruendosa furgoneta se alejaba haciendo eses críticas por la calle.
.-
.- ¡Me voy me voy me voy! - canturreó Michelanggelo por al apartamento de April tras escuchar el claxon de la van de Casey que esperaba en la calle.
April asomó por el comedor entregándole a Michelanggelo en mano las últimas pertinencias que quedaban en su casa.
.- Toma, esto es de maestre Splinter - April le sonrió anchamente - ¿cuidarle bien eh?
.- Descuida. Donny está en casa, él sabrá que hacer...- por unos instantes, Michelanggelo perdió la mirada en la moqueta - ...van a estar todos en casa...otra vez.
.- ¿Te preocupa?
.- Ellos no. Splinter es el que me preocupa...no se si nuestras diferencias han quedado arregladas...lo dudo. Tengo miedo de que volvamos a explotar con sensei delante...ahora está débil.
.- Ya no sois unos críos, Mickie. La gente adulta habla las cosas por muy difícil que pueda parecer.
.- ¡Pff! hablar...¿has probado de hablar seriamente con Raph? - April quedó pensativa tras esa pregunta maliciosa de Michelanggelo.
.- Pues...nunca lo he conseguido.
.- Pues ya ves. Si no lo has conseguido tú con uno de nosotros, ya me dirás cómo lo haremos para ponernos todos de acuerdo.
La chica suspiró mientras entornaba los ojos y el claxon sonaba cada vez más insistente des de la ventana. Posó una mano en el hombro de Michelanggelo mientras lo conducía hacia la puerta:
.- Que yo no lo haya logrado no significa que tu no vayas a hacerlo. Son tus hermanos, Mickie. No los míos. De seguro que millones de veces habrás tenido que enfrentarte a alguno de ellos y de seguro que millones de veces les habrás reprochado algo y ellos a ti. ¿Que hay de nuevo en todo esto, pues?
.- Que nunca nos habíamos alejado tanto por tanto tiempo...¿y si han cambiado?
.- ¡Mueve ese maldito culo Micehlanggelo¿¡Que te crees que todo el mundo gira a tu alrededor¡Te estamos esperando! - el gruñido de Raphael se escuchó des de la calle por encima del insistente claxon que de seguro Casey acompasaba con los gritos de la tortuga.
.- Nah. Olvida lo que te he dicho, April. No han cambiado - la chica le sonrió mientras la tortuga se asomaba al balcón colocándose a cuclillas en éste para saltar.
.- ¡Vamos, diablo!
.- Cállate Raph, estás despertando a los vecinos - le susurró Casey con cierta timidez.
.- Mickie - Michelanggelo se giró sobre sí mismo prestando atención a April por última vez - ¿sabes ese cuadro que compraron la tarde que estabas entrenando con Splinter?
.- ¿Cual de ellas? - bromeó la tortuga.
.- Pregunta a Donny por él, tal vez pueda decirte algo - Micehlanggelo quedó perplejo. Fue a preguntarle algo más a April pero la chica corrió las cortinas dando la conversación por terminada.
No sabía del cierto qué significaba eso. Pero le resultaba muy extraño que Donatello se hubiera involucrado de alguna manera en su obra artística:
.- ...lo haré...- susurró para sí mismo.
.- ¡Es que tengo que subir a bajarte!
.- ¡ya va!
.-
La agarró de la cintura para ayudarla a subir las escalerillas de salida de los drenajes. Tras comprobar que nadie se encontraba cerca se incorporó del todo e indicó a Leo que podía subir.
Ambos quedaron largos minutos en silencio, disfrutando en cierta manera del alejado y vacío callejón inundado de desperdicios y contenedores de basura.
Lizz dejó caer pesadamente su mochila repleta hasta reventar y se recogió las numerosas trenzas en una coleta mientras surcaba a Leonardo con la mirada. Éste, por su parte, seguía con la vista perdida al final del callejón, estudiando cualquier posibilidad de que alguien no deseado asomase por él en cualquier momento, después de todo acababa de caer la noche y las calles no eran el lugar más apropiado:
.- Estarás bien...- se repitió más para convencerse a sí mismo que no a Lizz.
Ésta se dejó el manojo de trenzas y lo abrazó con una sonrisa:
.- Estáte tranquilo Leo. No va a pasarme nada.
.- me has dicho eso tantas veces que ha dejado de tener sentido para mí...- Lizz agachó la mirada aún con una sonrisa analizando esas palabras.
Era cierto.
Tantas veces que había prometido que todo iría bien y tantas veces que Leonardo había tenido que intervenir para salvar su pellejo...si lo pensaba detenidamente...no había razón alguna para que Leo la creyera...después de todo, había estado mintiéndole acerca de sus vicios durante mucho tiempo.
La chica se sorprendió al encontrarse la calculadora mirada de la tortuga en ella.
No pudo sostenérsela , no por mucho tiempo.
Acabó agachando la vista de nuevo y siguió abrazándole:
.- Confías...¿en mi?...- le susurró. Leo no contestó de inmediato – sé que...no te he dado razones y, no me gustaría marcharme de aquí sin saber que estás orgulloso...
.- Dime tu porqué no iba a estarlo – Lizz se separó de él tras considerar sus palabras demasiado frías para su agrado.
Se hacía el duro.
Siempre lo hacía cuando algo le dolía o le preocupaba y fuera de otorgarle una cálida despedida seguía estando más frío que un témpano.
La chica lo miró a la cara, sin borrar ni un instante la sonrisa de su rostro con tal de demostrarle que se marchaba contenta.
Lentamente acarició una de las mejillas de la tortuga obligando a ésta a mirarle a los ojos.
Leo se envolvió de nuevo en sus suposiciones. Aquellas suposiciones en las que repetidas veces se despedía de Lizz y ninguna de ellas era igual a la anterior...
Pero todas tenían algo en común...esos enormes ojos verdes y una imborrable sonrisa:
.- Me has ayudado tanto en tan poco tiempo...te debo todo lo que soy ahora distinto de lo que fui antes, Leonardo. Sé que yo por ti no puedo hacer nada...no tengo nada que enseñarte y no tengo nada que corregirte...tan sólo he estado aprendiendo de ti durante estos meses encontrando a alguien a quién siempre creí buscar, pero nunca creí encontrar...Todo lo que no he tenido, lo que me ha faltado para poder ser alguien normal, me lo has dado tu, Leo – Lizz tomó una pausa tratando de esconder entre las trenzas que caían libres por su frente unas revoltosas lagrimillas que pasaron desapercibidas frente a los ojos de la tortuga – tal vez tu creas que vas a quedarte con las manos vacías...tal y como empezaste. Pero te aseguro que yo me marcho satisfecha.
Leonardo fue a decir algo aún clavando la mirada en la de la chica, pero ésta se apoderó de ambos costados de su rostro y lo besó fugazmente.
Tan sólo unos breves instantes en que los labios de Lizz se dignaron a probar los suyos por primera vez.
Tantas veces que lo había imaginado y tantas veces que la correspondía en sueños. Pero aquella vez no.
Aquella vez, la única real, Leo quedó estático, casi impasible frente al contacto de la muchacha, considerando que le importaba mucho más el hecho de que ella se marchase que no que le estuviera besando.
Lizz volvió a mirarlo a los ojos aún con su sonrisa entrañable y quedó cerca del rostro de Leo, tal vez demasiado cerca.
Éste se incomodó y agarró con sumo cuidado las manos de la chica apartándolas de su cara:
.- No...no me hagas esto ahora. – Lizz lo comprendió. No quiso insistir ni tampoco decir nada al respecto. Tan sólo se giró para alcanzar su mochila del suelo. Sin querer volver a voltearse empezó a recorrer el callejón para alcanzar la calle central más próxima dirección al aeropuerto – ¿de verdad que crees que no estoy orgulloso de ti?
La chica se detuvo antes de girarse levemente. No contestó pero la tortuga leyó en su rostro que así lo creía:
.- Me hiciste una promesa. Y hasta ahora la has cumplido.
.- Y así pienso seguir...- argumentó ella refiriéndose a su clausurada relación con las drogas.
.- ...hum. Parece mentira que aún no me conozcas – Lizz se giró confundida, sin entender del cierto a que se refería la tortuga.
Para su sorpresa, Leonardo había cambiado su fría estabilidad y la sonreía plácidamente:
.- claro...que te conozco...mucho más de lo que ni tu mismo podrás conocerte...
.- ¿a si¿Entonces porqué crees que no estoy orgulloso de lo que eres?
La chica sonrió.
Leonardo no le guardaba reproche alguno por cualquiera de sus problemas y le había demostrado que se enorgullecía de ella y de todo lo que había conseguido en tan poco tiempo.
De su lucha.
De sus ansias.
De su continuo problema con la vida...
De todo cuánto Lizz había sabido afrontar y vencer. Ya fuera de su lado o no, ya fuera con su ayuda o sin ella. La chica había madurado pasando por ser una alocada muchacha a ser una hermosa mujercita que había sabido valorarse a sí misma y a todo cuánto le rodea.
Claro que se enorgullecía.
Lástima que no pudiera demostrarlo y que tampoco tuviera intención de ello. Los lazos que le unían con la muchacha se fueron rompiendo suavemente mientras ésta se alejaba del pasillo sin retirarle de aquellos enormes ojos verdes.
Su destino con Lizz se separaba en ese mismo instante y sabía que por mucho que luchase la chica tenía un camino a seguir y él no estaba escrito por ningún lado.
La siguió con la mirada esperando a que en cualquier momento se desvaneciera en la oscuridad. Tal y como siempre solía hacerlo.
Una vez solo, se apoyó con pesadez contra la pared levantando la cabeza hacia el cielo entreabierto entre los edificios escrutando la noche ya negra.
Las sombras que lo habían estado siguiendo aquellos días volvieron. Tras desaparecer con la llegada de Lizz, volvieron acechándole des de las esquinas, amenazándolo de caer en ellas en cualquier momento.
La soledad volvía a comerle y juraría que casi podía notar como lo envolvía; inquieta, incontrolable. Tan sólo quería engullirle y llevarle con él: solo, otra vez.
Cerró los ojos con fuerza cuándo la agonía se apoderó de su mente pero, cómo si un rayo de luz acabase de aparecer sobre su cabeza, los abrió de inmediato observando cómo las sombras, retorcidas, volvían sobre sus pasos alejándose de él nuevamente.
Dejándolo en paz.
Huyendo de alguien de nuevo...
.- ¡Eh¡Manos arriba! – Leonardo dio un respingo saliendo de sus cabilaciones y mandó su mano fugazmente al mango de su katana - ¡bwahahahaha¡Caíste!
Raphael, nuevamente, mandó callar a Michelanggelo de un sopapo en la nuca antes de entrar en el callejón en dónde Leo suspiraba aliviado.
Los tres quedaron confusamente estáticos cuando estuvieron expuestos los unos a los otros, tratando de pasar el mal momento del silencio incómodo que les engullía por tan sólo haber coincidido en la misma tapa de la alcantarilla.
Se estudiaron entre ellos, esperando a que alguien rompiera el incómodo silencio soltando alguna frase que pudiera retirarles el amargor de la garganta.
En vez de una frase fue un golpe seco.
Todos se giraron bruscamente hacia el interior del callejón, en dónde Donatello permanecía a cuatro patas después de haber caído des de la azotea del edificio contiguo:
.- ¿Qué¿Reunión familiar? – bromeó con cierta malicia – juraría que deben de existir unos cuantos millones de tapas de alcantarilla en todo Nueva York. ¿Esta es la favorita de alguno?
Leo sonrió levemente cayendo también en la gracia del destino de haberlos llevado hacia la misma situación para llegar a casa.
Un solo camino de entrada entre millones que todos habían elegido para volver; en aquellos instantes recordó las palabras de Lizz en su cabeza , "sois muy parecidos, y los polos iguales se repudian"
.- Bueno – empezó a decir levantando la cabeza y apoyándose en uno de los hombros de Raphael - ¿somos hermanos, no?
.- Psé, por suerte o por desgracia mi madre os abortó a todos. – Don levantó la mirada picaronamente mientras seguía cruzado de brazos – así habéis salido.
.- ¡Ñe! ...que gracioso...- susurró Raphael mientras esbozaba una débil sonrisa y Leo le sonreía a su lado.
.- Eh, espera un momento – Michelanggelo pareció caer de las nubes demasiado tarde – eso no es posible. Si Leo es el mayor, nosotros tendríamos que ser los...
.- Abortos, claro – acabó Leonardo la frase tras comprobar que Michelanggelo se acalló después de estudiar detenidamente lo que iba a decirse a sí mismo.
.- Nah nah nah, a lo mejor somos gemelos, y de los gemelos se dice que el mayor siempre nace el último para dejar que los más pequeños salgan primero ¿no?- Donatello mandó una mirada de desconfianza a Michelanggelo mientras abría la tapa de la alcantarilla abriéndole paso a Leonardo – pues en ese caso ¡Yo, y repito ¡yo! Sería el mayor. Y en ese caso vosotros, y repito ¡vosotros! Seríais los abortos.
Donatello entornó los ojos antes de saltar él también tras de Leonardo hacia el drenaje:
.- Lo que tu digas, Mickie...
.- ¡ah! Te quedaste sin palabras ¿eh? Eso demuestra una cierta jerarquía en el turno de palabra. ¡Yo! Soy el último en tener la palabra.
.- Tu eres el último en todo, atontado – le contestó Raphael pasando por su lado para saltar dentro de la alcantarilla a la vez que propinaba un golpecito con el hombro a Michelanggelo:
.- ¡eh! – se quejó éste sobándose la zona afectada.
.- Déjalo Mickie, sean quienes sean los primeros y los últimos a Raphael siempre le toca ser aborto.
.- ¡beh!...
Michelanggelo corrió por alcanzarlos por los drenajes mientras sus pies chapoteaban con el poco agua estancada que quedaba en los canales de éstos. Sus hermanos, yendo por los replanos, seguían su camino haciendo caso omiso de sus comentarios:
.- Cierto, muy cierto. Buena observación Leo, te asciendo a Número Dos de la familia.
.- ¡ooogh! Dile que se calle Donny – susurró Raphael apretando el puño en señal amenazante. Doantello observó con una sonrisa burlona y maliciosa a Michelanggelo antes de saltar al canal para caer a su lado:
.- ¿estás contento Mickie?
.- ¿Por qué lo dices?
.- Únicamente empiezas a hablar de tonterías cuando estás contento.
.- ¿y qué si lo estoy? – Michelanggelo quitó importancia al tema pero Donatello siguió acechándolo con intenciones quisquillosas y lo agarró aprisionadamente por los hombros:
.- Vaaaaaya...así que el pequeñito de Mickie está contento de volver a tener a sus hermanos cerquita ¿nah? – a Michelanggelo le entró un escalofrío al escuchar la voz de malicia que Donatello susurraba cerca de su oído. Cómo si quisiera llamar su atención sobre el resto para dejarlo , en cierto modo, en ridículo.
Fue a girarse para acallarlo antes de que la frase pudiera ser llevada más allá de su zona auditiva por el eco que inundaba el lugar. Pero le resultó demasiado tarde y fue víctima de un fuerte respingo algo nervioso cuando Raphael y Leonardo cayeron también a su lado, acorralándolo sin aligerar el paso, siguiendo el juego de Donatello y observándole, también, con miradas libidinosas y llenas de picardía.
.- Así que es eso, el niñito pequeño se ha encontrado solito sin tener a nadie con quien jugar ¿eh?- Raphael se apoderó violentamente, con un cariño simulado, del cuello de su hermano tras pasarle el brazo por los hombros mientras Michelanggelo seguía expectante y angustiado ante la situación de humillación.
.- Tranquilo, Mickie, nosotros jugaremos contigo.
Leonardo también entró en el juego y se hizo con fuerza, demasiada fuerza, de uno de los brazos de su hermano menor retorciéndolo levemente simulando estar agarrándole con aprecio.
Michelanggelo colapsó al tener a todo s sus hermanos encima y se deshizo de ellos de un salto dejándolos atrás:
.- ¡Basta! – se giró violentamente apuntándoles amenazante con un dedo mientras los tres seguían observándole con una forzada sonrisa "cariñosa"- ¡sois unos inmaduros¡Os estáis burlando de mi porque os creéis demasiado superiores cómo para aceptar que sois vosotros quienes estáis contentos de seguir estando juntos!
.- ¡nah! Calla la boca enano, tan solo bromeábamos- berreó Raphael cruzándose de brazos y prosiguiendo su camino.
.- Claro, no sois capaces de aceptarlo ¿nah? Ni siquiera cuándo era Leonardo el que me vigilaba constantemente por las azoteas – Leo dio un respingo quedando sorprendido mientras Donny y Raph se disponían a atacarlo maliciosamente de la misma manera que habían hecho antes con Mickie – o ni siquiera cuándo Raphael, aún y no reconocerlo, me hizo caso y visitó a maestre Splinter.
.- ¡mentira! – berreó con el puño en alto amenazadoramente. Ésta vez fueron Don y Leo que lo miraron con ojos sospechosos.
.- ¿Y que me dices Don?
.- ...¿yo?...
.- Claro, supongo que mi cuadro debió de gustarte demasiado ¿verdad¿O tan sólo hacía feo en la tienda? – Donatello fue a contestarle pero se quedó sin habla y con el dedo índice en alto. Leonardo y Raphael lo estudiaron detenidamente con sonrisas burlonas en el rostro.
.- Bueh, podríais ser más adultos y reconocer que habéis estado perdiendo el culo por mi durante todo este tiempo. Por vuestro hermano pequeño...¡bah! Que vergüenza que tenga que ser yo quien os abra los ojos uno a unos.
Mientras Michelanggelo seguía platicando en su inagotable monólogo las vistas de Raph y Don se clavaron en Leo, algo cansadas de soportar a Mickie y esperando algo por su parte. Éste, que no dejaba de escuchar con aborrecimiento y cierta rabia las razones de su hermano mientras seguían echándose flores y más flores.
.- Sí claro, todos vosotros, aberraciones, abortos, maleducados , deberíais de agradecérmelo. Que tenga que ser yo el que acepte que me gusta estar en familia y no vosotros...que haya sido yo el que haya cuidado de maestre Splinter y no vosotros, que Raph se arrepienta de ser un justiciero barato y Don un vendedor ambulante que...
.- Dile algo...- suplicó Don
.- ¿Qué? Déjale, solo está contento – se justificó Leonardo quitándole importancia al asunto.
.- ...que Leonardo haya decidido pasarse al tráfico de drogas por un par de tetas, que...
.- Vale, juego del blanco en movimiento. Mickie, eres el blanco¡ya!
Tanto Raph cómo Don no se hicieron esperar y con muecas de agrado corrieron detrás de Michelanggelo mientras éste, aún aturdido, esquivaba los primeros shurikens que le llegaban de manos de sus hermanos mientras seguía gritando sin agotamiento:
.- ¡Que¡Vale vale¡Tu lo has querido Leo¡Ya no eres Número Dos!
Bueno, pues aquí quedó la cosa. La verdad esque el epílogo quedó algo larguito...(bueh, casi podría haber hecho otro capítulo...pero siempre suelo poner epílogo y entonces no sabría que escribir en él )
No me he visto capaz de hacer que los hermanos se disculpasen con palabras ( es decir, con un buen "lo siento") pues no creo que ninguno de ellos, y más después de lo que han pasado, puedan decírselo por mucho que lo sienten. Así pues, creí conveniente usar la inocencia de Michelanggelo que de tantos malos tragos los salva y hacer una pequeña representación de lo que, para ellos, hubieran sido los buenos tiempos. Sólo espero que la cosa no haya quedado muy...empalagosa o cómica sin llegar a serlo...bueh, ya me dirán ;-P
Pues nada, des de aquí agradecer a mis nenitas (lectoras number one) por su seguimiento exhaustivo de todo el fic: Gracias a mis nenas, Zen (por leer los caps de adelantado y enviarme los suyos.jejeje, sí señoras! los tengo en primícia! XD), a Sammy (por sus exhaustivos reviews llenos de humor y comentarios y por mostrarme el forum, jejejeje(bueno, tambien por leerse de jalón la historia en cuánto se perdía, XD)) a Naoko (por estar siempre allí dispsueta a levantar el ánimo con sus mini fics) y a Medeah (que aunke ande por ahí perdida ahogada de faena sigue siendo mi principal fuente de inspiración en muchos casos ;-P) GRACIAS A TODAS TODITAS TODAAAS!
Nos despedimos por el momento, pero no por mucho tiempo (Yin Yang está ahí, con los brazos cruzados y mirada amenazante esperando a ser empezado...huh!)
haced el amor y no la guerra! Ciao ciao
YaS ;-P
