Holaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa nuevamente! supongo ke ya muchos iniciaron las klases! ojala tengan un muy buen kurso eskolar! Kiero agradecerles a: Ale, MaOkO (¬¬ Sigo esperando... jiji), Hitzuji y a RenaissanceLady-K (ya lei toditos tus fiks pero no aktualizaste el 15!) Ojala este kap sea de su agrado y me puedan dejar un review pk los adoro! signifikan mucho mucho para mi Ya no les kito mas tiempo y les dejo kn "Un Arcángel & Dos Demonios".
Ah si... me kedo algo larguito el kap XD sorry... prometo ke el sig sera mas korto!
Kiero un Chrnito T-T apoko ustedes nop? XD
La Sombra Del Corazón
Capítulo III
Un Arcángel & Dos Demonios
Por más que intentaba comprender, no podía, permanecía en esa misma posición, acurrucada rodeando sus piernas flexionadas con sus brazos, bajo su acostumbrado árbol. Acababa de enterarse de la identidad de la chica y lo único que pudo hacer es huir del lugar, huir de Chrno, huir de ella. Enterró su rostro entre sus brazos sintiendo un leve mareo al recordar la escena, le dolía la cabeza y se sentía muy provocada. Aspiró el aroma que desprendía el césped tratando de apaciguar su mente y olvidarse de todo un momento ¿Qué más podía hacer¿Interponerse? No… ¡Debía de estar feliz¡Chrno podía estar con Magdalena! Una lágrima rodó por su pálida mejilla oculta entre sus cabellos rubios, se sentía extremadamente triste, tanto como los primeros días que vivió sin Joshua… pero ahí estaba Chrno para apoyarla… ahora estaba…
- Sola – murmuró con pesar.
Sólo le quedaba refugiarse en los recuerdos de su hermanito, ahora podía estar 100 metida en la búsqueda del chico y evitar que sus sentimientos siempre se interpusieran. Miró a Azmaria corriendo hacia el convento, al parecer el rumor se había esparcido demasiado rápido, pero ¿Cómo es que Magdalena estaba viva¿Aion tuvo algo que ver? Y si tuvo algo que ver… de seguro lo hizo con alguna intención… Suspiró resignada, ya no quería pensar nada al respecto, se incorporó y emprendió su camino hacia el convento. Como había imaginado, ya todo mundo se había enterado de lo ocurrido pues la miraban y comentaban a sus espaldas, subió directo al despacho de la hermana Kate, por suerte ella se encontraba ahí aunque estaba a punto de salir.
- ¿Rosette? – preguntó sorprendida la hermana mirando el rostro melancólico de la chica.
- Disculpe, hermana Kate… sólo quería saber si tiene alguna misión…
- Eh… bueno si… ¿Pero y Chrno¿No está con…?
- ¿Magdalena? – interrumpió – Sip, iré sola tampoco quiero ser mal tercio…
- ¿Chrno lo sabe?
- Claro que sí – mintió sonriendo – Aunque en un principio no quería… lo convencí.
- En ese caso, pretendía darles esta misión precisamente hoy… pero con todo esto…
- ¡Démela!
- Bien… - revolvió unos papeles y sacó una carpeta – Una mansión abandonada… los vecinos han hablado de presencias demoniacas y cosas por el estilo…
Rosette tomó la carpeta y la abrió topándose con la foto de una espeluznante casa vieja.
- Perfecto – comentó sonriente – No creo tardar, nos vemos al ratito…
Salió caminando a toda prisa, justo un piso abajo estaba la habitación donde estaba Magdalena. Corrió por las escaleras notando el amontonamiento de gente que había en el pasillo, con trabajo podía avanzar.
- ¡Rosette! – gritó Chrno a lo lejos mientras corría hacia ella.
Rosette escuchó perfectamente su nombre, pero le ignoró y se escabulló entre la muchedumbre. Corrió hasta que llegó al coche, todo mundo armaba tanto alboroto por Magdalena que le hacía molestarse más. Miró inconscientemente hacía la ventana de la habitación de Magdalena y ahí estaba ella sonriéndole. Rosette la saludó energéticamente sin dejar de sonreír aunque en el fondo podía sentir un profundo rencor. Abordó el vehículo y lo puso en marcha, al menos se sentía tranquila por algo, Chrno y Magdalena no podrían estar solos en mucho rato.
Magdalena permanecía mirando por la ventana, en la misma habitación estaban Ewan y Chrno que hablaban sobre lo visto en la tumba, al parecer la chica no quería hablar mucho al respecto. La puerta se abrió dejando entrar las voces del pasillo, era la hermana Kate quien cerró rápidamente la puerta con seguro.
- ¿Magdalena? – preguntó sorprendida ante la belleza de la chica.
Magdalena la miró y sonrió verdaderamente feliz.
- Usted debe ser la hermana Kate…
- Así es…
- Encantada de conocerle…
- Igualmente… - la hermana Kate acomodó sus anteojos y tomó asiento junto a Ewan - ¿Qué saben hasta ahora?
- Fue Rosette quien la encontró – dijo Chrno sintiendo un ligero punzón en el corazón.
- Vaya – murmuró Ewan – Sólo sabemos que fue obra de Aion y que sacrificaron varias vidas para ello…
- Que crueles… - musitó la hermana Kate con la mirada pensativa.
- ¿A dónde iba la hermana Rosette? – preguntó repentinamente Magdalena volteándose bruscamente.
- ¿No les dijo? – dijo la hermana Kate sorprendida.
- ¿Decirnos qué? – murmuró Chrno a punto de caer en un colapso.
- ¡Sabía que no me estaba diciendo toda la verdad! – exclamó furiosa la hermana incorporándose rápidamente.
- ¿A dónde fue! – gritó Chrno desesperado.
- A una misión… pero no es nada difícil…
Chrno se disponía a salir corriendo cuando fue detenido por la mano de Remington.
- Déjala sola un rato… Rosette no es débil… ella va a poder…
Chrno regresó a su asiento, su cuerpo estaba ahí pero su mente estaba con su contratista, verdaderamente se sentía unido a ella… casi podía sentir sus emociones aunque ella se encontrara lejos.
Rosette se encontraba ya en el interior de la casa, completamente armada con varias Golpels, aunque todo permanecía en silencio. Recorrió las habitaciones sin encontrar nada, aunque en realidad se encontraba tan absorta en sus pensamientos que el mismo Aion se le pudo haber cruzado en frente y ella ni en cuenta. Se sentó en el único sillón que ocupaba un lugar en la sala, la casa en verdad daba miedo pero aún así emanaba un tipo de tranquilidad, como para quedarse ahí a meditar un rato…
Una risa infantil la hizo brincar con los nervios crispados, frente a ella, en la escalera vio a un niño rubio corriendo.
- ¡Joshua! – gritó asustada y casi congelada.
El niño la miró con una muestra de aire inocente y le sonrió.
- ¿Quién eres?
- Joshua… soy yo… Rosette, tu hermana… ¿Me recuerdas?
- ¿Hermana?
El niño se dio la vuelta y continuo corriendo, Rosette salió de su estado de shock y lo siguió por las escaleras hasta que frente a sus ojos desapareció la criatura.
- Mis emociones me están traicionando – murmuró recargándose en el barandal.
Una mano helada acarició su brazo y la abrazó por un costado, Rosette gritó y se separó quedando completamente del otro lado de la escalera.
- ¿No querías verme? – frente a sus ojos estaba un chico rubio…
- Joshua… - murmuró cubriéndose la boca con ambas manos - ¿Eres tú¿Joshua!
Y sin pensarlo más corrió a abrazarlo y lloró en su pecho, el chico la abrazó pero no comentó nada, simplemente se quedó abrazándola un momento sin interrumpir su lamento.
- Joshua – susurró entre lamentos – Te he buscado por tanto tiempo… Joshua…
- ¡Rosette! – la voz de Chrno la hizo separarse bruscamente de su hermano.
Chrno estaba en su completo esplendor como demonio al principio de las escaleras, mirando atónito la escena.
- ¡Chrno¡Es Joshua! – gritó feliz la chica tomando de la mano a Joshua.
Ambos hermanos bajaron por las escaleras hasta estar frente a Chrno, repentinamente Rosette se sintió aprisionada por un brazo y pudo ver una navaja justo frente a ella.
- ¡Joshua! – gritó Chrno.
- Creo que aún no conoces bien a tu hermanito, Rosette Christopher… - la voz de una mujer murmuraba a su oído, en el reflejo de la navaja pudo ver a una chica de cabellos lacios y muy negros con los ojos color ámbar y la piel mas blanca que la nieve, una persona pálida podía parecer morena junto a ella.
- No eres Joshua – dijo con dificultad sintiendo como la punta de la navaja hacía un ligero corte en su cuello.
- ¡Aléjate de ella! – Chrno golpeó fuertemente a la chica y tomó a Rosette en brazos y corrió con ella hasta lo que parecía ser el sótano.
En la parte superior se podían oír los pasos de unos zapatos altos pisando fuertemente, Chrno mantenía a Rosette en sus brazos como protegiéndola de todos y de todo.
- ¿Cómo supiste donde estaba? – preguntó Rosette sonrojada sintiendo la piel de Chrno.
- Estamos unidos ¿Recuerdas?
Rosette sonrió y lo abrazó fuertemente sintiendo como el demonio hacía lo mismo, sintió la mano de Chrno acariciando su mejilla lo que la hizo levantar la mirada y verlo fijamente a los ojos. Chrno se acercó lentamente hasta rozar con los labios de su contratista quien cerró los ojos envuelta en un mar de sentimientos, poco a poco se vieron envueltos en un tierno beso que ligeramente se fue incrementando hasta volverse apasionado, dejándose llevar sintiéndose más feliz que nunca. Por algún motivo sintió la necesidad de apretar su reloj… el cual permanecía con el sello cerrado, abrió los ojos reaccionando por fin y vio que a quien besaba no era Chrno, sino otro chico muy parecido a la mujer que la había atacado. Lo empujó y se quedó recargada en la pared viendo al chico, estaba aterrada, lo miró de pies a cabeza, vestía una gabardina de color rojo vino muy oscuro con pantalón negro y llevaba el cabello negro suelto hasta los hombros.
- ¿Quién eres! – gritó asustada - ¿Aliado de Aion¡Responde!
- Mi nombre es Uriel y no, no soy aliado de Aion…
La puerta del sótano se abrió dejando ver a la chica, con un vestido largo de color rojo vino y zapatos muy altos del mismo color.
- Perdón por la bienvenida, pero nunca sabemos quien podría venir – dijo la chica bajando las escaleras.
- ¿Son demonios? – preguntó Rosette alejándose un poco por la pared.
- Así es… yo soy Halia – sonrió aunque lejos de verse amable daba miedo pues enseñaba levemente sus colmillos – Somos gemelos…
- Ya me di cuenta… - dijo Rosette mirando a ambos demonios.
- ¿Por qué no estás con Chrno? – preguntó Halia.
- ¿Cómo saben ustedes…?
- Ah… digamos que son muy populares – respondió Uriel sonriendo levemente.
- Bien… ¿Ustedes son los seres demoniacos que viven aquí?
- Sip – dijo Halia sin dejar de sonreír.
- ¡Genial! – exclamó Rosette viendo que su arma estaba muy lejos en el suelo.
- ¿Tenías que eliminarnos? – preguntó Uriel recogiendo la pistola y entregándosela nuevamente.
- ah… gracias… - dijo tomando su pistola – Prefiero dejarlo así… - confesó – Pero, por favor… traten de no ser muy vistos o la hermana Kate me va a matar…
- No te preocupes, si ustedes se han enterado de donde estamos Aion también debe de saberlo, así que supongo que hoy mismo nos marcharemos a otro lado… - dijo Halia.
- Te acompañaremos al convento ¿De acuerdo? Creo que estás algo alterada – dijo Uriel de manera amable.
Rosette temblaba levemente, demasiado para un día y estaba a punto de entrar en un shock nervioso.
- No creo que sea buena idea… - opinó Rosette honestamente.
- ¡Vamos! – la jaló Halia – Uriel maneja…
Rosette permanecía en silencio en el asiento trasero mirando a ambos hermanos, platicaban de su nuevo hogar, una casa cerca del convento. Ella por un momento se había olvidado de Magdalena, pero solo al ver de lejos al convento recordó todo.
Uriel metió el automóvil en el convento, Rosette pudo ver a lo lejos a Chrno y Remington que se acercaban con la mirada preocupada.
- Ay no… - murmuró la chica – Dos demonios me trajeron al convento ¡Me van a matar! – exclamó asustada.
- Pero si es Chrno – dijo Halia sonriente - ¿Nos recordará?
- Tal vez… - respondió Uriel encendiendo un cigarro.
Rosette se bajó del mismo lado que Uriel, pronto Halia se les unió y aguardaron a que ambos chicos llegaran. Rosette tenía la ropa algo sucia y rasgada y una herida larga en el cuello que empezaba a cicatrizar, Chrno al verla estuvo a punto de correr hacia ella pero se detuvo unos metros antes al ver la mirada imponente de Uriel.
- ¡Uriel! – gritó Chrno asustado temiendo por Rosette.
- Tienes una contratista encantadora… - dijo el chico recordándole a Rosette el beso que le había dado – No la hubieras dejado ir sola…
- ¡No los pude eliminar¡Lo siento, Ministro! – Se disculpó Rosette verdaderamente apenada – No son demonios muy comunes…
- No te preocupes, Rosette, no le diré nada a la hermana Kate – le prometió Remington sin bajar la guardia ante cualquier paso en falso.
- Será mejor que se vayan – dijo Rosette mirando los ojos ámbar de Halia – Si alguien más los ve… ¡Ay Dios Mío! Metí dos demonios al convento… ¿En que estoy pensando? – murmuró.
- Hasta luego, Rosette Christopher – se despidió Halia dándole una palmadita en la cabeza a Rosette – Cuida de Chrno…
- Ya tiene quien lo cuide – murmuró entre dientes sonriendo.
Halia rió un poco ante el comentario de la chica y se alejó.
- Tengo el presentimiento de que nos volveremos a ver – dijo Uriel – Te prometo no volver a hacer nada por el estilo… claro al menos que tú quieras…
- ¡Entonces nunca va a volver a pasar! – gritó completamente roja la chica - ¿Entendido!
- Ahhhh – suspiró – Parecía otra cosa… en fin…
- ¡Cállate!
Uriel se acercó y le murmuró al oído.
- Ten cuidado… el que Magdalena esté aquí es obra de Aion y él nunca hace algo de buen corazón…algo trama y no tienes mucho tiempo para averiguarlo – Uriel apretó el reloj de Rosette – Actúa rápido… - soltó el artefacto y se alejó junto con su hermana que desaparecieron entre unos árboles fuera del convento.
- ¿Qué te dijo? – preguntó Remington.
- Nada… ¿Qué…? – quitó un papel doblado que estaba trabado en el sello del reloj y lo vio – Joshua…
Era una foto de su hermanito, estaba algo doblada y sucia pero fue suficiente para darle esperanzas.
- ¿Qué pasó? – preguntó Chrno preocupado.
- No te preocupes, Chrno – le dijo acariciando su cabello - ¿Cómo está Magdalena?
- Durmiendo… - respondió el chico.
- Que bien, mejor que descanse…
- Chicos, los dejo, tengo que ir a hablar con la hermana Kate – tras decir esto se alejó el Ministro, últimamente tenía mucho trabajo y poco tiempo para realizarlo todo.
- ¿De dónde los conoces? – le preguntó Rosette a Chrno.
- Ah… - bajó la mirada – Fuimos enemigos hace mucho tiempo… pensé que te harían algo…
- Pues… - recordó a Halia como Joshua y a Uriel como Chrno – Tienen la habilidad de tomar otro aspecto…
- Lo sé… ¿Qué aspecto tomaron?
- El de Joshua y… - se sonrojó recordando la sensación que tuvo al besar a "Chrno".
- ¿A quién?
- A ti… - respondió mas sonrojada que nunca.
- ¿Y… qué mas pasó?
- ¡No seas tan metiche! – exclamó Rosette dándole un fuerte golpe.
- ¡AUUUCHHHH¡Sólo preguntaba!
- Chrno…
- Hum?
- ¿Vas a estar siempre conmigo…? – preguntó mirando el cielo en el que empezaban a aparecer unas pocas estrellas.
- Sabes que sí, Rosette…
- ¿Y Magdalena?
- ¿Qué tiene?
- Pues… es la mujer que amas y yo… - se sintió de lo más tonta diciendo esas cosas, además de que un nudo en la garganta le impedía continuar.
Rosette se arrodilló quedando de la misma estatura que Chrno, para poder mirarlo a los ojos.
- Siempre voy a estar contigo… - le juró el demonio.
Chrno la abrazó y escuchó llorar a Rosette, necesitaba desahogarse, en sólo un día se había sentido completamente sola, sentía haber perdido a Chrno su amigo inseparable, sólo podía agradecer el saber que él estaba para ella, y que nunca se iba a ir. Permanecieron así unos minutos mientras entraba la noche y todo se hacía más oscuro. El demonio jugaba con las puntas del cabello de Rosette, ahora mas tranquila que simplemente permanecía en silencio abrazándolo.
- Tuve mucho miedo cuando te vi con Uriel y Halia
- ¿Por qué?
- Porque tuvimos una gran pelea él y yo – murmuró – temí que te lastimara…
Rosette tomó el rostro del chico con ambas manos, clavando sus ojos azules en los rojizos de Chrno quien se sonrojó de inmediato.
- Te quiero Chrno – dijo con los ojos llenos de lágrimas, estaba actuando de una manera desconocida para ella, un sentimiento nuevo que la embargaba con solo ver sus ojos.
- Yo también te quiero, Rosette… - correspondió mientras inconscientemente empezaban a acercar sus rostros.
Era el momento, ella se sentía tan bien junto a él y por fin podría confesarle sus sentimientos de la mejor manera posible, mientras él temblaba de los nervios, hacia años que no besaba a nadie y sólo por tratarse de Rosette los nervios le ganaban. Sus labios rozaron suavemente… cuando un grito aterrador los hizo separarse asustados.
- ¿Qué fue eso! – preguntó Chrno tratando de buscar el origen.
- ¡Magdalena! – exclamó la chica corriendo hacia el convento, dejó por mucho atrás al niño, ni ella se explicaba porque pero sentía la necesidad de cuidar de ella.
Todos en el convento habían escuchado el grito y se encontraban en el pasillo tratando de forzar la puerta.
- ¡Está trabada! – gritó Rosette forzándola.
- ¡Ya intentamos hasta con la llave y no se abre! – le dijo una de las monjas tan asustada como ella.
- ¡Magdalena¡Abre! – Gritaba Rosette dándole de golpes a la puerta - ¡ABRE!
La puerta se abrió tan violentamente que golpeo a Rosette siendo recibida por Chrno antes de caer, en el interior había un ser que resplandecía completamente con el cabello largo y dorado posado sobre el cuerpo de Magdalena con lo que parecía ser una espada de oro incrustada con piedras preciosas dispuesto a degollarla.
- ¡Déjala! – gritó Rosette soltándose de Chrno para poder correr, intentó quitarle la espada pero el ser la tomó por el cuello con una mano.
Sus ojos eran de un verde tan intenso que parecían esmeraldas, pero la miraban de manera extraña, ni ella podía comprender. De repente llegó Remington que se quedó en seco al ver a la criatura.
- ¡Miguel! – gritó Ewan sacando fuerzas de lo mas profundo de él.
El ser lo miró y le dijo algo en una extraña lengua que al oído de todos solo fueron ruidos, pero aún no soltaba a Rosette ni dejaba de señalar a Magdalena con esa enorme espada.
- ¿Qué! – Preguntó asustado Ewan - ¡Nosotros lo podemos arreglar!
El ser desvió su mirada hasta posarse en Chrno quien de inmediato se sintió extraño, como un pleito natural entre perros y gatos, sin querer asomó sus colmillos y el ser emitió una especie de gruñido.
- Me duele… - murmuró Rosette tomando con ambas manos el brazo del ser.
La bajó con cuidado sobre la cama para no lastimarla, enfundó su espada y desapareció lentamente frente a todos.
Chrno corrió junto a Rosette quien se sobaba su cuello recordando la intensidad de esos ojos esmeralda, mientras Remington cerró la puerta dejando a todos afuera asustados, caminó en círculos unos momentos hasta que se dejó caer en una silleta derrotado.
- ¿Qué fue eso? – preguntó Rosette mirando a Magdalena quien lucía calmada.
- No tienen porque temerle… es uno de los más cercanos a Dios… el arcángel Miguel…
- ¿El arcángel Miguel! – exclamó Chrno asustado.
- Si… por eso te sentiste extraño… con deseos de atacarlo…
- ¿Pero qué le pasa¡Estaba intentando matar a María Magdalena¿No está al tanto o qué!
- Yo… - dijo al fin Magdalena – No debería de estar aquí…
- ¿Qué dices¡Claro que debes! – Rosette tomó ambas manos de la chica - ¡Tienes una segunda oportunidad!
- ¡Deja de actuar así! – exclamó Magdalena con los ojos llenos de lágrimas.
- ¿Por qué…?
Remington bajó la mirada junto con Chrno, Miguel ya le había contado a Ewan acerca del pequeño detalle de que Magdalena estaba consumiendo la vida de Rosette. Rosette miró a los chicos comprendiendo que ella era la única que ignoraba algo.
- Rosette Christopher – dijo con seriedad Magdalena – Mira tu reloj…
Rosette miró el reloj sin comprender, pero sus ojos se abrieron como platos al ver que las manecillas se habían movido 5 minutos… ¡5 minutos que podían significar años!
- ¿Ahora lo entiendes! – Gritó Magdalena - ¡Aquel día yo le pedí a Chrno que me matara¡Lo hizo por salvarte!
- ¿Qué significa…?
- ¡Rosette¡Mientras yo viva tu vida se consumirá más rápido!
Sintió que las rodillas le fallaron, no podía ser, Chrno la retuvo para evitar que cayera, una lágrima rodó por su rostro deslizándose por un camino que ya conocía.
- Miguel vino a acabar conmigo porque yo no debería estar aquí ¡Los muertos no deben revivir¡Va contra la voluntad de nuestro Señor Padre!
Chrno apretó los dientes sintiéndose impotente, su pequeña Rosette, si… su pequeña porque para él siempre sería la niña que tenía que proteger, estaba sufriendo, podía sentirlo…
- No digas estupideces Magdalena – dijo fríamente Rosette con la mirada cubierta por sus cabellos – Agradece estar viva y no voy a dejar que mueras ¿Entiendes? – La miró decidida - ¡No lo voy a permitir¡No me importa que mi vida corra más rápido¡Tú vas a vivir!
Salió de la habitación abriéndose paso entre la multitud, llevaba las mejillas bañadas por las lágrimas y no atinaba a hacer otra cosa que no fuera seguir su camino hasta su habitación. Al entrar en esta notó lo fría y vacía que se veía, justo como ella en ese momento, lo único que pudo hacer es dejarse caer en la cama y envolverse con las suaves sábanas, despojándose de sus botas con movimientos torpes de sus pies. La puerta se abrió con cuidado y luego se cerró, ella no quiso ni voltear hasta que sintió que alguien se subía en su cama, se volteó y pudo sentir el aliento suave de Chrno en su cara.
- ¿Quieres hablar de algo?
- Si…
- Dime… - dijo Chrno acariciando el rostro de la chica.
- Tengo miedo… - susurró comenzando un llanto muy intenso – Tengo mucho miedo, Chrno… ¡No quiero morir!
Se aferró al chico como si este se fuera a ir, Chrno sufría junto con ella y las lágrimas brotaron de manera natural.
- ¡No quiero morir! – Repetía – Chrno…
- ¿Si?
- Quiero estar contigo… - murmuró escondiendo su rostro entre las sábanas para que el demonio no la viera.
- Rosette… yo igual…
Lloró unos minutos más hasta que la fatiga la venció y cayó en un profundo sueño en los brazos del pequeño Chrno, el cual decidido a hallar una manera de solucionar las cosas, no permitiría que Aion ni nadie la lastimara, se prometió que nunca más dejaría que alguien la hiciera sufrir.
- Nunca más… - murmuro aspirando la suave fragancia de la mujer que amaba…
Ke les parecio? Diganme plz! T-T dejen REVIEWS! porfiz porfiz porfiz! sip?
Ah si... un komentario del Fik... Magdalena no es lo k aparenta! hay alro rarito x ahi ke podran ver en el sig kapitulo
Los kiero mucho y se kuidan!
Su Amiga: Helena
