Hello my darlings... oh yeah... en algún momento de la historia debía de manifestar mi gusto por HIM, un grupo musical de Love Metal... el título del capítulo lo he tomado de una de sus canciones porque es muy romántica, claro en su estilo, y se me hizo perfecta para el cap...

Jeje como siempre los agradecimientos: Shady Darklight, Ginny - Flor De Cerezo -, Kelly, Renaissance Lady-K, Marion-asakura, Yuna-X2, TamaoRaven e Inusuki. Mil gracias a ustedes, estoy muy emocionada pues el fic ha llegado a los 30 reviews... cantidad que me parecía imposible... las quiero! y de verdad les agradezco de todo corazón :) son las mejores!

Ahm... creo que he actualizado ya el cap pero sin los agradecimientos... -.- lo siento, es que esto de FanFiction a veces se me enreda un poquito... jeje... sorry :(

Bien... los dejo con un cap. un poco meloso... la verdad me gusto, pero recuerden que lo importante es que sea del gusto de ustedes, espero no defraudarlas :D Hasta la próxima my lovelys!

Hum... ya saben... los personajes son de Daisuke Moriyama... x cierto, no les gustaría que hubiera un OVA de esta serie? apoco no estaría genial? jeje...

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La Sombra Del Corazón

Capítulo VI

Bury Me Deep Inside Your Heart

Cualquiera que lo viera diría que su aspecto era decidido, con la frente en alto, la mandíbula tensa y los puños cerrados pero sin ejercer fuerza alguna, sin embargo, su mente era confusión absoluta… claro, no podíamos olvidar las tan nombradas mariposas en el estómago. En cuestión de minutos estaba frente a la puerta de Rosette, levantó los nudillos acercándose para tocar la puerta, pero la inseguridad lo embargó y dejo caer su mano…

- No puede ser tan difícil – murmuró repitiendo la acción pero desistiendo nuevamente.

Se recargó en la pared de enfrente meditando que le diría, acababan de tener un encuentro algo "violento", aún podía sentir la mejilla adolorida, aunque sus sentimientos le hacían olvidarse un poco del dolor. Escuchó unos ruidos en la habitación, la puerta del armario abrirse y luego cerrarse… algún objeto que se cayó… claro, a Rosette gritar "¡Maldición!" sonrío divertido, esas pequeñas reacciones de la chica eran las que le gustaban, su espontaneidad, su alegría, hasta la manera de enojarse se le hacía atractiva pues arrugaba el entrecejo de cierta manera particular; los pasos de la chica se dirigieron a la puerta abriéndola con brusquedad sin darle a Chrno oportunidad de huir o esconderse.

Rosette seguía con la expresión dura, aunque se sorprendió de verlo ahí… desvió la mirada y casi mecánicamente salió de su habitación ignorándolo por completo.

- Rosette – le llamó el demonio mientras la seguía por las escaleras en descenso.

- ¿Qué? – preguntó molesta.

- ¿Sigues enojada? – preguntó cabizbajo mirando sus pantuflas de ositos que él le había regalado la Navidad anterior, levantó un poco la vista notando la pijama rosada que vestía, siempre ese color desde que era chica.

- Si

Chrno permaneció en silencio pero no dejó de seguirla ¿A dónde pretendía ir a esa hora? Rosette se escurrió por los pasillos de la planta baja, el camino se le hacía conocido, pero de noche todo lucía un poco diferente… la chica se detuvo tras una enorme planta, acechando entre sus hojas… y al no ver a nadie salió, pero Chrno la jaló volviéndola a esconder… frente a ellos pasó la hermana Kate haciendo su inspección nocturna.

- ¿Vas a la cocina? – preguntó en susurro Chrno.

- Si… ¿Quieres algo? – le dijo Rosette sonriendo un poco, olvidando momentáneamente su enojo.

- Pastel…

- Si, yo también pensé eso…

Esperaron a que la hermana Kate subiera las escaleras para salir de su escondite y seguir por el largo pasillo hasta los comedores, que tuvieron que atravesar con cuidado de no mover nada o haría demasiado ruido, al fondo estaba la puerta que daba a la cocina… el paraíso para ellos.

Al entrar en la cocina, dirigieron la mirada a su principal objetivo… el refrigerador… el lugar sagrado donde la repostera guardaba los postres para el desayuno. Rosette no vaciló demasiado, abriendo el refrigerador para encontrar un enorme pastel de chocolate.

- Chocolate, Chrno – le dijo mirando como el demonio se ponía de puntillas para ver.

- Pero a ti te gusta de tres leches – murmuró mirándola.

Rosette sintió una oleada de ternura al ver al niño de puntillas mirándola con cierto brillo en sus ojos rojizos.

- Pero a ti te gusta el de chocolate – murmuró repitiendo parte de la frase sin dejar de sonreír.

Tomo el enorme pastel y lo puso sobre una mesa, buscó un cuchillo y cortó un pedazo grande y uno un poco chico, mas bien demasiado moderado; el grande lo puso en un plato y se lo dio a su demonio, mientras ella jaló otro platito para el suyo. Chrno miró detenidamente el pedacito de pastel¿Estaba bromeando¡Ella comía igual que él! Esperó a que guardara el pastel en la nevera y le preguntó.

- ¿Por qué uno tan chiquito?

- Ah… no tengo mucha hambre…

- Si estás entrando a la cocina en la noche es porque tienes hambre, Rosette, te conozco…

- Pues… - con una cucharada tomó un pedacito de pastel - ¿Crees que como demasiado?

- No…

- Yo si, creo que debería de empezar a cuidarme un poco…

- ¿Por qué?

- Creo que estoy subiendo de peso…

- Claro que no – dijo - ¡Sigues igual de delgada!

-¿Si?

- Si…

- Gracias Chrno – agradeció continuando con su pastel.

Comieron en silencio, vigilando que nadie los viera pues se armaría un escándalo, en el convento cualquier cosa era digna de ser el escándalo del siglo. Rosette terminó primero y se dedicó a contemplar al demonio, quien claro que se percató de la mirada azul que seguía cada movimiento suyo, de repente sintió la piel suave de Rosette acariciarle su mejilla provocando un sonrojo tímido.

- ¿Por qué dijiste que soy maravillosa?

Chrno se sobresaltó, sabía que su respuesta podría arreglar las cosas o empeorarlas, aunque aún no comprendía el porque de su enojo ¡Le dijo que era maravillosa¿Qué podía tener eso de malo?

- Es lo que siento…

- Creo que reaccioné mal hace rato… - murmuró – Discúlpame…

Chrno se acercó y la abrazó dejando su rostro resguardado en el pecho de la chica, en cualquier otro momento lo hubiera golpeado por el contacto extremo con ella, pero se sentía bien así, lo abrazó depositando un beso en su cabello morado. Se agachó quedando a la altura del chico, nuevamente a escasa distancia y con los nervios crispados, sólo que ella sabía que no podía hacer nada… Magdalena estaba viva, el amor verdadero de Chrno; bajó la mirada como si su dolor emocional fuera físico, dejando escapar una lágrima que corrió su rostro hasta el cuello y cayó en la pequeña mano morena de Chrno.

- ¿Por qué llo…?

Pero los delgados dedos de Rosette lo callaron tocando con suavidad sus labios, que lentamente resbalaron por su cara, desviándose hacia su cuello… masajeándolo con cariño, un pequeño cariñito que siempre le hacía pero que con tanto ajetreo les había sido casi imposible un momento de privacidad; y es que aunque sonara extraño, a ellos les encantaba estar solos lejos de los ojos chismosos…

Chrno cerró los ojos, como siempre hacía cuando Rosette lo acariciaba… y de eso ya tenía tiempo, pues la chica siempre había mostrado un cariño especial por él.

- Rosette – murmuró entreabriendo los ojos.

- ¿Qué pasa?

- ¿Aion te dio tu primer beso? – preguntó sonrojado.

- Uhm… - detuvo la caricia para tomar el rostro del niño con ambas manos - ¿Por qué preguntas eso?

- Pues… al menos que no me hayas contado quien te dio el primero…

- Si fue Aion – dijo con resignación – Pero no se puede considerar un beso si no le respondí ¿O sí?

- Creo que no… - musitó - ¿Y el segundo?

Rosette se separó de Chrno bruscamente ¿Lo sabía¿Sabía que había besado a Uriel¡Eso no podía ser nada bueno! Su rostro tomó un color rojo fuerte y sus manos sudaban de los nervios… ¡No podía saberlo¡No debía! En ese momento le hubiera gustado poder matar a Uriel como a cualquier otro demonio…

- No ha habido segundo – mintió doblando con fuerza el dobladillo de su pijama.

- No me mientas…

- ¿Alguna ves besaste a Magdalena? – preguntó ella levantando la mirada, clavándola en los ojos rojizos del chico.

- Si… ¿Quién te dio el segundo? – volvió a preguntar.

- ¿La besaste¡Oh Dios Mío¡No quería saber eso!

- ¿Y para qué preguntaste!

- ¡Por qué tú me estás interrogando!

- ¿Quién está ahí! – una voz femenina pero potente resonó desde el comedor.

Ambos se taparon la boca mutuamente, sus movimientos eran torpes pero lograron esconderse bajo un escritorio en un reducido espacio en forma de rectángulo.

Rosette acechó por una esquina viendo a la Hermana Kate que examinaba el lugar con una vela, por suerte no se fijó de los platos, tras ella estaba el Ministro Remington que pudo ver claramente a Rosette, pero simplemente sonrío y volteó a ver en otra dirección.

- Le dije que no había nadie, Hermana Kate…

- ¡Juraría que escuché voces!

- Creo que todo esto del vaticano la está poniendo nerviosa…

- ¿Y cómo no estarlo¡Mandaran un verdadero exorcista¡Uno loco!

- No está loco, solo tiene extrañas maneras de eliminar demonios…

- ¿Extrañas¡Es más sádico que ellos! – asentó la veladora y comenzó a caminar en círculos - ¿Qué haremos con Chrno¡Lo reconocerá de inmediato!

- Ah, dudo que se haya topado con alguien como Chrno… y si sabe tanto de demonios, como dice el informe, no se meterá con él…

- Usted bien sabe que si intenta hacerle algo a Chrno, la hermana Rosette se interpondrá sin importarle sacrificar su vida… ¡No podemos permitir eso!

- No creo que sea un buen lugar para hablar de eso – opinó sabiendo que ambos se encontraban escondidos.

- ¡Es que es ahora o nunca¡Mañana llegará a las 10 de la mañana!

- Hermana Kate, mejor vayamos a su oficina…

- ¡Ewan Remington! – exclamó molesta - ¡Lo que menos tenemos es tiempo!

- Ah, pero se arrepentirá…

- ¿Eh? – preguntó sin entender – Bueno… el último dato que está en el informe es que despedazo un demonio… y ya estando muerto le sacó todos sus órganos y dejo que se desangrara…

- Esto no será bueno – murmuró mirando de reojo como Chrno y Rosette acechaban.

- ¿Qué criatura extraña es!

- Un humano, la criatura mas rara y extraña que podrá toparse – le respondió Ewan.

- Esto es demasiado para mi… ni si quiera le he informado a Rosette…

- Ella se enterará por sus medios, mejor vamos a descansar… eso deberían de hacer todos…

Ewan le dirigió una última mirada a Rosette y salió de la cocina, ambos permanecieron en silencio unos momentos, el mayor temor de Rosette era que hirieran a su querido Chrno, y la hermana estaba en lo correcto, ella se interpondría.

- ¿Del vaticano? – murmuró Chrno.

- No me importa de donde venga… no dejaré que te toque…

- Yo debería de decir eso…

- A mi no me puede hacer nada, tengo estigmas… soy "tesoro nacional" – bromeó abrazando a Chrno.

Continuó acariciando el cuello del chico quien se acomodó en los brazos de Rosette, se sentía tan bien… pero las palabras de la hermana kate lo habían dejado pensativo… ¿Intenría atacarlo? Él no podía pelear… ¡No quería seguir consumiendo la vida de Rosette! Rodeo con sus brazos la cintura de ella, podía dormirse ahí mismo siendo "víctima" de las manos de Rosette...

- Chrno…

- ¿Hmm?

- Uriel me dio mi segundo beso…

- Ya lo sabía – dijo sin moverse.

- ¿Y por qué me preguntaste pequeño sin vergüenza? – preguntó separando un poco a Chrno para verlo bien.

- No sé…

- Ahhhh – suspiró – Besa mal…

- No quiero saber tanto…

- Pues yo tampoco quería saber lo de Magdalena…

- Ella besa bien – dijo con una sonrisa burlona tratando de hacerla enojar.

- ¡Ushhhh¡Cállate! – le dio un buen coscorrón en la cabeza haciéndolo caer.

Rosette lo siguió "atacando" con una serie de cosquillas y pellizcones mientras él se reía y revolcaba sin poder disimular lo feliz que era con ella ¿No lo podía ver¡Ella le daba toda la felicidad que nunca tuvo! En un momento ella se detuvo exhausta mientras Chrno no dejaba de sonreír; la chica se tendió en el suelo respirando agitadamente, estaba feliz…

Chrno se sentó y la miró, tocando con temor la mejilla de su contratista, estaba totalmente ruborizado, había pensado bien sus palabras… pero no sabía como las tomaría ella.

- Rosette Christopher… - dijo con voz suave – Si tan solo… pudiera tener mi fuerza total sin tener que quitarte poco a poco la vida, yo… - dudó y cerró los ojos – Te llevaría lejos de aquí, de todos… porque eres todo lo que tengo… no quiero perderte… no quiero, no quiero seguirte lastimando… Rosette…

La chica se sentó quedando junto a él, estaba igual de sonrojada… y no encontraba palabras… no sabía que decir, todo era inapropiado, todo era tonto… sólo podía mirarlo, mirarlo ahí sentado frente a ella… Una loca idea cruzó por su mente, haciéndola sentir un escalofrío recorrer su espalda… pero eso quería hacer, y era lo único que explicaría sus sentimientos, sus pensamientos… sus deseos.

Chrno bajó la mirada al escuchar el silencio de las palabras de Rosette, a lo mejor había sido un poco precipitado y se culpó por jamás decir las cosas correctas… repentinamente sintió esa mano cálida de la chica que le levantaba un poco la barbilla, al verla notó lo cerca que estaba… su respiración tibia lo ponía nervioso, como no había estado en años… vio que ella se acercara más y no se movió ¡No quería moverse de ahí! Su interior estaba en un maremoto de ideas y sensaciones que estaban a punto de desbordarse si ella se acercaba más. Vio como Rosette cerró los ojos manteniendo ese tono rojizo en sus mejillas que siempre le había gustado, y la imitó… acercándose un poco, no podía dejar que ella hiciera todo si él también moría por besarla.

Rosette sintió los suaves labios de Chrno sobre los suyos, no podía negar que se sentía nerviosa… primero fue tímido, encontrando el ritmo perfecto… haciendo que el mundo entero no importara y congelándolo por completo, ese momento era hermoso y siempre existiría pasara lo que pasara. Chrno tomó las manos de Rosette sin romper el beso, no podía explicarse bien ese sentimiento que le quemaba el corazón, la amaba, la amaba más que a nada en el mundo… presionó suavemente sobre los labios sintiendo de inmediato como ella le respondía, dejando un poco la timidez y volviéndose poco a poco mas apasionado, estaban absortos en sus emociones… sintiendo como la sangre que corría por sus venas les quemaba… Se separaron un momento, con la respiración agitada y el corazón galopando a toda velocidad… lo miró con timidez buscando con la mirada nuevamente sus labios… pero fue como si él le leyera la mente… los labios cálidos de Chrno habían vuelto a besarla, pero aún con esa marca de timidez… controlándose pues su condición de demonio lo estaba tratando de dominar… sus labios eran irresistibles… los amaba, los deseaba… era suya, desde que la conoció se había vuelto la niña de sus ojos y la niña que siempre protegería… la que odiaba lastimar y adoraba ver sonreír…

Los platos que habían usado sonaron como si alguien los moviera provocando que se separaran con brusquedad, Rosette miró sobresaltada encontrándose con un par de ojos azules que la miraban son severidad.

- Ministro Remington – dijo asustada tratando de ocultar los nervios, estaba segura de que los había visto.

Chrno pudo sentir como esos ojos se clavaban en su espalda.

- Creo que es bastante tarde como para que esté fuera de su habitación, hermana Rosette – dijo con la voz notablemente potente y molesta – Y sobre todo, no son horas para que Chrno esté en el convento…

Chrno lo miró sobre su hombro… en su mente decía una sarta de maldiciones en su idioma, más como burla personal que como otra cosa… empezaba a hartarse de la intromisión de todos entre ellos… la paciencia no era una virtud de los demonios y mucho menos de él.¨

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Gracias x haber leído este capítulo, ya saben que adoro sus reviews... y los espero con entusiasmo!

X cierto... creo que ya viene un poquito de acción... x eso el momento meloso y ahora viene el "buen exorcista del vaticano" :P jeje aún no he diseñado bien su personaje...

Ah si! Les gustaría que pusiera algo en particular? Sugerencias:)

Saluditos!

Helena Venus