Yu-Gi-Oh!

"Il trillo del Diavolo"

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Notas1:

Segunda parte; weeeeh.

Un TRILLÓN de gracias a: ChaosMagicianGirl (Thanks!), AGUILA FANEL (Yo también amo la pareja! xD), Luntashi (¡Eres taaaan linda!), Juny S. Tao (u.uU Tenía tiempo que no me sonrojaba con un comentario! xDD), marisa (Gracias! Sí pasé un lindo día), Lady-Amaltea (My love! Jajaja! xD Pobre faraón! Sép! En parte por esto mi blog está tan Kaiba), Rei Dark Angel (Espero que te guste!), Madrik and Sam Pegasus (Me quito el sombrero ante ti; me halagas completamente al leer. Muchísimas gracias), remi (Ya verás quién quiere a quién!), Ale (Graxie!), Marineneko (Graaacias! xDD You're so cute!), Elian, shirachan (Gracias!) y BaLucita.

Por los comentarios que dejaron! También, gracias a todos los que leyeron en general! n.nU

Detallito: Lamento MUCHO haberlo publicado en inglés! En serio! Los 17 me cayeron con despiste…

Espero les guste…

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Parte 2da: Allegro Moderato

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.-¡Diablos, diablos, diablos, diablos!- Gritaba Joey pedaleando en su bicicleta a una velocidad asombrosa, sintiendo a penas el viento despeinarle el cabello- ¡¿Cómo me fui a quedar dormido justamente hoy! ¡Dios! ¡¿Por quéeeeeeeeeeee!

Al saltar un bache por la calle, el rubio se resignó a que nunca llegaría a tiempo, sin embargo, aún no era batalla perdida para al menos llegar al trabajo.

¡Pero es que había dormido tan bien! Después de aquel perturbador sueño, había caído en la inconsciencia más reparadora y relajante que pudiera recordar. Había abierto los ojos por pura casualidad, sólo para encontrarse que iba tarde para el trabajo por un poco menos de media hora.

Ya podía oír las palabras que le diría su jefe con amor: "¿Tú crees que los periódicos se reparten solos? ¿Le salen patitas y caminan, no?"

¡Y no sólo el tener que aguantarse a su jefe! Oh, no. Justamente ése día, pagaban el dinero de la semana, y por el hecho de llegar tarde el señor jefe no se lo daría al principio, sino al final de toda la jornada, lo que lo obligaba a devolverse de su ruta para tomar el dinero, y llegar tardísimo a la primera hora de clases.

De hecho, entrar a duras penas en la segunda.

¡Aaargh! ¿Por qué justamente hoy?

.-¡Cuánto deseo no trabajar hoooooy!- Cerró los ojos con frustración- ¡Y tener mi dinero para poder comprar las cosas que necesito! ¡Diablos!

Al abrir los ojos, pudo vislumbrar el lugar de imprenta del periódico; el sonido de su bicicleta frenando (picando el caucho en la acera) les avisó a todos los trabajadores que Joey Wheeler acababa de llegar… tarde.

.-Demonios.- Masculló por lo bajo, bajándose a la carrera de la bicicleta para buscar los periódicos que debía repartir en su ruta. Pero cual fue su sorpresa al no encontrarlos en el lugar donde deberían estar.- Pero, ¿qué…?

.-¡Oh, Wheeler!- Le saludó su jefe con la sonrisa torcida de siempre- Llegas tarde, ¿eh? Demasiado para tu costumbre.

Joey se sintió cercano del sonrojo.

.-Eeeh… ah… verá señor, yo…

.-¡No, te preocupes muchacho, no te preocupes!- Le sonrió mientras movía las manos hasta sus bolsillos- Sé que estás estudiando duro, por eso, esta vez no te castigaré; de hecho, mandé a alguien más por ti. ¡Jajajaja! Quita esa cara, no te lo descontaré. Ten, aquí tienes tu sueldo de la semana- Le guiñó el ojo en un gesto fraternal-, tiene algo más como incentivo y por tu buen trabajo hasta ahora.

El rubio ni siquiera había podido moverse para tomar el sobre de su salario gracias a que la impresión lo tenía preso. ¿Ah? ¿Perdón? ¿Su jefe siendo tan amable? ¿Pero, que estaba pasando?

.-¡Tómalo, chico!- Le volvió a hablar su jefe- Después de todo, debes llegar a tus clases.

Balbuceando un "gracias" comprensible Joey tomó el sobre entre sus manos con total extrañeza. Sin embargo, luego de unos minutos, sonrió felizmente, y volvió a dar las gracias.

Con la misma sonrisa alegre, subió a su bicicleta la cual empezó a pedalear con energía, pero ahora estaba bastante tranquilo. El tiempo le favorecía, y el día no podía ser más propicio para pasear por las calles.

Al cabo de unos minutos, su sonrisa de anchó al notar que llegaba a la escuela temprano, excelentemente temprano, de hecho, a penas Ryou acaba de pasar la entrada.

.-¡Oye, Ryou!- Le gritó cuando lo alcanzó- Muy buenos días.- Dicho esto se bajó de su transporte, y empezó a caminar al lado del albino arrastrando la bicicleta.

.-¡Vaya, Joey!- Le sonrió el inglés con simpatía- Buen día para ti también. Hoy llegas temprano.

.-¡Así es, viejo!- Le sonrió- Decidí que es mejor para todos ustedes verme desde temprano, así no sufren por no estar conmigo.

.-Sufrir por tan sólo oírte tratar de hablar, dirás.- Lo corrigió una voz a sus espaldas- El que estés aquí tan temprano es mala señal. Lloverá o algo así.

Con irritación, el rubio volteó a ver al dueño de la voz altiva y perfectamente modulada que le hablaba. Apretó los dientes al ver a Kaiba tan alto y deseable como siempre, con una sonrisa que le resumía el movimiento regular del mundo: yo puedo y tú no.

.-Kaiba…- Arrastró como pudo el apellido, mientras lo estudiaba. Su cerebro rápidamente planeó el contraataque pero, como cosa rara, paró su lengua antes de seguir, y simplemente sonrió, dejando al alto algo extrañado- ¡Naah! No vale la pena, hoy, ni siquiera tú podrás amargarme.- Volteó a ver a su amigo albino- El día está hermoso, ¿verdad, Ryou? Ahora sólo falta que Kaiba siga su camino y nos deje ser felices.

Muy extrañamente para Joey, e incluso para Ryou, la orden fue acatada por el más alto, con tan sólo un gruñido de protesta. El rubio parpadeó extrañado: ¿y su pelea? Ehrm… es decir, ¿se iba sin más?

.-Creo que él no amaneció de tan buen humor.- Apuntó el albino viendo como Kaiba se perdía de vista al entrar en el edificio.

.-Jumh.- Fue lo único que Joey atinó a decir, tomando el manubrio de su bici con fuerza. Aquel día era muy extraño.

De repente, le llegó a su mente, el recuerdo de una imagen de Kaiba vestido de traje gris, y con una sonrisa de superioridad y poder que le sentaban de maravilla. Se sonrojó un poco al pensar en el final del sueño.

Oh, Dios. Si así iban a ser todos sus sueños con Kaiba, pues no se quejaría. De hecho, ya quería verlo nuevamente; tal vez, esta vez le diría que era el Yeti, Papá Noel, o algo así.

Continuó caminando y hablando animadamente con Ryou, muy pronto, Yuugi y los demás venían llegando poco a poco, cada uno expresando a su manera su impresión por ver al rubio tan temprano en la escuela.

Los minutos pasaron de forma rápida, y cuando menos lo sintió, estaba sentado en su pupitre con el examen de matemática al frente suyo, presentando 4 problemas.

Maldijo por lo bajo, a la par que oía el ruido de los lápices desgastándose en el papel de sus compañeros. Subió un poco la vista, sólo para encontrarse de frente a los ojos cuestionadotes y desconfiados de su profesora. Oh, claro…

.-Yo estudié para esto.- Se dijo Joey en un murmullo tratando de recuperar confianza. Bajó la vista al primer problema, y con lentitud empezó a leer, dejando que las fórmulas llegaran con la misma velocidad; procesando todo de forma detenida.

Cuando tuvo una visión mucho más clara del primer problema, suspiró cerrando los ojos, tomando el lápiz con fuerza, para comenzar a resolver los planteamientos.

.-En verdad deseo hacer esto bien.

Para su total asombro, no terminó de decir esas palabras, cuando su mente pasó a la 3° velocidad de un modo mareante. De repente, le llegaron todos los procesos que debía hacer, las cuentas, e incluso el resultado. Bastante confuso, se forzó por rebobinar sus conocimientos hasta una velocidad que él pudiera leer.

No pudo evitar una sonrisa de felicidad al haber resuelto correctamente el primer problema. Si así había sido este, el resto sería pan comido.

Con el tiempo justamente perfecto, terminó el último problema, enmarcando el resultado, para resaltarlo del problema. Casi no lo podía creer, ¡aquello era tan genial!

Con una gran sonrisa, entregó la prueba y salió del salón. Afuera, al ser uno de los primeros en terminar, no pudo hacer más que estirarse a sus anchas, para luego bajar hasta el jardín, y acostarse bajo la sombra de un árbol.

.-Que buen día ha sido éste.

De repente, un ruido extraño llamó atención haciendo que girara un poco su cabeza hasta el lado izquierdo, y lo que encontró prácticamente le dejó sin aire.

Caminando en su dirección, con las mejillas rojas, y los ojos verdes lanzando destellos de furia, encontró a Duke dando pasos agigantados.

Pero ahí no acababa todo, oh, no. El cabello negro del chico de los dados estaba escondido de la vista, a excepción del mechón que siempre le caía en la cara, junto a su bandana roja. Su zarcillo tampoco se veía, ya que, para su increíble diversión, Devlin venía embutido en un disfraz de perro, que, si su memoria no fallaba, él mismo había usado hace un par de años.

Las carcajadas no se hicieron esperar de parte del rubio. Lograba rogar silenciosamente por aire, para que después de recuperarlo, volviera a perderlo a causa de la risa. Decidió que había sido bastante, cuando sus costillas empezaron a doler.

¡¡Pero es que era tan gracioso! ¡Eso sin contar lo irónico!

.-¿Se puede saber de qué te ríes, Wheeler?- Preguntó el pelinegro apretando los dientes, y apretando los puños dentro del disfraz.

.-¡¡Obviamente de ti!- Respondió el rubio a la carrera, para luego seguir riendo- ¡Jajajajajajajajaja! ¿Y eso que llegas tarde… jajajajajajajaja… perro?

.-¡¡Grrrr!- Gruñó Duke con gran enojo- ¡Yo no le veo la gracia! ¡Me obligaron a ponérmelo, idiota! No me queda el ser un perro- sonrió a pesar de todo-, eso se lo dejo a personas como tú.

Las risas de Joey pararon, pero no por ello su gran sonrisa.

.-No suena insultante si eres tú el que usa el disfraz en medio de la escuela. ¡Jajaja! ¡Jujuju! Cuéntame, Devlin… ¿qué se siente recibir una cuchara de tu propia medicina?

.-¡Oh, cállate!- Casi le gritó entornando los ojos- ¡Vine aquí porque no puedo quitármelo! Esperaba que me ayudaras con eso- Se sonrojó.

.-¡Oh, Dios, viejo! ¡Jajajajaja! Si ahora lo que más quiero es seguir oyéndote ladrar.

Con un gruñido muy animal, Duke se abalanzó sobre el rubio, para tomarlo de la chaqueta.

.-¡¡¡¡Ayúdame a quitarme esto, maldita sea! ¡¿Quieres que ladre! ¡Pues wuau, wuau! ¡¡Ahora dime qué coño hacer!

Con una nueva y renovada sonrisa, Joey se dejó caer sobre la hierba con la firme intención de ver a Duke suplicar un poquito más; oh, vamos, sólo un poco.

.-¿Por qué te lo pusiste?

.-Por la misma razón que yo te hice usarlo.- Respondió más tranquilo, pero no por ello menos molesto Duke, sentándose a su lado- Perdí una apuesta.

.-¡Jajajajaja! ¿Y qué clase de maniático te hizo usar tu propio castigo?

.-Kaiba.- Dijo simplemente, haciendo que Joey se enderezara en su sitio.

.-¿Qué?- Atinó a decir atropelladamente.

.-Pues sí- El ojivede cerró los ojos-. Ayer nos encontramos por casualidad, una cosa llevo a la otra, y todo terminó en un duelo. Como podrás imaginar, Kaiba pateó mí trasero y me hizo utilizar éste traje en la mañana.- Suspiró tratando de guardar dignidad- Si quieres que te diga la verdad, ya no recuerdo bien la discusión ni el duelo, creo que el haber perdido me dejó en un verdadero shock.

.-Ehrm… ¿Duke?- Empezó el rubio casi hablando en un susurro- ¿Estás seguro de que… ahh… fue Kaiba?

.-¡Pues claro!- Bufó molesto- No recuerdo muchas cosas ¡pero sé contra quien perdí!

.-Cla-claro…- Respondió algo nervioso.

Volteó su vista hasta concentrarla en el césped totalmente asombrado. Había recordado un pequeño detalle del sueño Kaiba-Lucifer-tengocalor: él había dicho que quería ver a Duke en un disfraz de perro.

Angustiado y casi sin aliento, Joey abrió los ojos al doble, ajeno al hecho que Devlin de estaba hablando.

"Recuerda todo el sueño," Se dijo a sí mismo "¿qué hice? Acepté el pacto que Kaiba me ofrecía, el cual era cumplir todo lo que yo quisiera por un día. Y ahora que lo pienso, todo lo que dije se cumplió: no trabajé pero me pagaron, hice muy bien el examen, vi a Duke con traje de perro, ¡incluso el mismo Kaiba se fue cuando se lo pedí en voz alta!" Parpadeó asombrado "¿Será posible… que no haya sido un sueño?..."

.-Imposible…- Dijo en un hilo de voz, casi sin ver nada de lo concentrado que estaba en sus pensamientos.

.-¡¡Joey, te hablo!- Le gritó Duke, haciendo que, por fin, reaccionara al verlo.- ¿Qué te sucede?

.-¿Eh?- Quiso intentar una sonrisa, pero nada salió; todavía estaba muy asombrado- Na-nada, Duke.- Parpadeó nuevamente- ¿Quieres que te ayude?

.-¡Sí, por favor!- Le respondió casi sonriendo- Tú debes saber cómo quitarme ésta cosa, nada más llegue a mi casa, lo quemaré. ¡Incluso falté a clases por esto!

Joey asintió a penas resaltando el dato de que, en verdad, no habían visto a Duke por la mañana, pero es que no era su costumbre verse temprano; ya que estaban en secciones distintas por lo general se encontraban en los recesos y en la salida.

Tomando un poco más de aire del necesario, Joey estiró su mano hasta donde sabía que estaba el cierre del traje, y tiró de él con suavidad. Cuando se dio cuenta de que no cedía, no sólo frunció el entrecejo, sino que también tiró con toda la fuerza que pudo.

.-Te lo dije- Recalcó el ojiverde con irritación.

El rubio iba a empezar a gritar con impaciencia, sino fuera porque otra mejor idea se cruzó por su mente. Tal vez no serviría, pero le ayudaría para comprobar cierto punto, que aún no dejaba su mente en paz.

.-Deseo…- Empezó- Deseo que puedas quitarte el traje.

Cuando terminó, Duke se volteó a verlo con molestia en un movimiento rápido que hizo que sus orejitas de perro chocaran contra su cara.

.-¡Yo también deseo quitármelo!- Casi le gritó apretando los dientes- Si fuera tan fácil como para quitármelo yo mismo, ¡hace mucho tiempo lo hubiera hecho!- Llevó su mano hasta el cierre del traje- ¿Cree que no he intent---?

Con total asombro, Duke observó como su mano bajaba el cierre, con una sencillez increíble. En menos de tres segundos se había quitado el traje, para después arrojarlo al piso y respirar profundamente aliviado.

Sin embargo, Joey seguía plantado en el suelo mirando asombrado como Duke se movía libre del disfraz por fin, modelando el uniforme de la escuela. Dios. Bien, eso pudo haber sido casualidad. Sí, definitivamente. Tal vez, otra prueba no estaría mal.

.-Quiero un helado de vainilla.- Dijo en voz alta, haciendo que Duke se volteara a verlo, casi sonriendo. Sin más, llevó sus manos hasta su bolsillo de donde sacó un billete de cuya nominación no se enteró.

.-Yo te lo compraré ahí- Señaló un puesto de helado en la acera de al frente de la escuela-, sólo porque trataste de ayudarme, y para comprar tu silencio- Entornó los ojos graciosamente, haciendo resaltar la línea negra que siempre se dibujaba-. Ya vengo.

Joey lo vio marcharse a paso lento, revelando un semblante tan extrañado, que de haber tenido un espejo se hubiera reído. De acuerdo, eso pudo ser pura suerte. ¡Es decir! ¿Qué quería? ¿Qué el helado cayera del cielo a sus manos?

.-Una última prueba- Se dijo a sí mismo decidido-: no quiero que haya más clases por el resto del día. Quiero el día libre.

Esperó unos segundos, casi deseando escuchar gritos de júbilo desde la infraestructura, pero nada sucedió. Oh, bueno… tal vez, su suerte se había acabado.

.-¡Joey! ¡Joey!- Vio como Yuugi lo llamaba a la par que corría hasta él con una gran sonrisa en el rostro, seguido por Yami muy de cerca- ¡¡No vas a creer lo que acaba de pasar!

Joey torció las cejas con curiosidad e impaciencia. ¡Dioses! No sabía si quería o no oír la noticia…

.-¡No habrá clases por el resto del día! Al parecer los profesores tendrán una reunión de emergencia por quién sabe qué cosa, ¡por lo que podemos irnos temprano!- Sonrió el bicolor aún más grande- ¿No es genial?

El rubio quedó sin palabras durante unos momentos, para sólo caer en cuenta de que esperaban una respuesta de su parte cuando el helado que Duke le había comprado apareció en su campo de visión, esperando ser reclamado.

Cuando tomó el frío refrigerio entre sus manos, no pudo más que parpadear desconcertado. Sólo después de abrir el alimento y probar un poco de su sabor, fue que pudo recuperar el mando de su respiración demasiado pausada para su gusto.

¡Todos sus deseos se cumplían! ¡¡Al parecer no había sido sólo un sueño! ¡En verdad había hecho un trato con Lucifer! ¿O era Kaiba?

Sonrió a sus anchas en pensar en las posibilidades, y dijo antes de comerse su helado, lo suficientemente feliz y rápido, como para que le congelase el cerebro por unos segundos.

.-Es el día más genial de mi vida, Yuug.

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Joey, Tristán, Yuugi y Yami, estaban sentado en la mesa de la esquina, de una de las tantas cafeterías de la ciudad, tomando unas malteadas, que, muy extrañamente, le había regalado al rubio cuando las pidió.

Comentaban el muy buen día que habían pasado. Primero, fueron a la arcada, en donde jugaron hasta cansarse, algunos se sorprendieron un poco de que el dinero no se les gastara, pero lo dejaron pasar con facilidad. Tristán había insistido en jugar el premio más pequeño de la lotería, ¡y se lo habían ganado los cuatro! Luego, habían terminado en la cafetería.

.-Ha sido un día estupendo.- Comentó Yami cerrando los ojos, pasando su brazo por encima de los hombros de Yuugi, en un gesto algo posesivo. Los otros dos amigos sonrieron.

.-¡Así es!- Sonrió el catire- Amigos, admítanlo: doy suerte.

.-¡Jaja! Sólo por hoy diré que, tal vez, tengas razón en eso. Es decir: ¡a ti te regalaron las malteadas!

Wheeler sonrió complacido de ver su capricho hecho realidad. Había entendido el mecanismo por el que funcionaban sus deseos; no era magia, todo tenía una explicación lógica. Por un momento había pensado, que cada vez que deseara algo, ése algo se materializaría frente a sus ojos, no obstante, se dio cuenta de que todo había tenido una razón para que sucediera.

Por las malteadas, la chica prácticamente le había dicho que él le gustaba. Duke había perdido una apuesta. Sus amigos habían guardado dinero de más al ir a la arcada. Kaiba había amanecido sin paciencia, etcétera, etcétera.

Sonrió. ¡Oh, que buen día!

.-¿Qué fecha es hoy?- Preguntó Yuugi estudiándolos con sus grandes y vivos ojos.

.-17 de octubre.- Respondió Yami con simpleza.

.-¡Oh, Dios!- Exclamó el pequeño- Faltan tan sólo 8 días.

.-¿Para qué?

.-Para el cumpleaños de Kaiba-kun.

El rubio al oír eso se atragantó con la malteada que bebía. Empezó a golpearse el pecho, tratando de volver a respirar normalmente. ¿Qué? ¿Ya? ¡¿Tan pronto era 25 de octubre!

Diablos.

.-¿Le piensan regalar algo?- Preguntó el moreno del grupo con una tranquilidad de el rubio envidió.

.-¡Pues claro!- Respondió Yuugi sonriendo dulcemente- Kaiba-kun nos ha ayudado mucho, y además, aunque no lo admita, se ha hecho nuestro amigo indirecto.

.-Ciertamente el grupo de aventuras no está completo sin él.- Opinó Yami cerrando los ojos- También pienso en que debemos regalarle algo.

Joey bajó la cara sintiéndose algo angustiado. Un regalo para Kaiba. Era casi ridículo, pero el 25 de octubre era una fecha que siempre lo ponía en una disyuntiva: quería y a la vez no, llegar a ella.

Por un lado, quería que llegara ya que era el cumpleaños de Kaiba, después de todo. ¿Qué mejor oportunidad para regalarle algo especial? ¿Tal vez algo insinuante… algo especial? Sin embargo, tampoco quería que llegara (tan rápido) ¡porque nunca encontraba un dichoso regalo que lo sintiera digno del ricachón ese!

Todos los años era el mismo cuento mal contado. Kaiba era una persona que tenía todo lo que quería, además, tenía gustos lo suficientemente definidos, como para casi parecer excéntrico.

Rayos. Esperaba que ese año fuese diferente; que al menos no terminara regalándole una caja de chocolates, como el año pasado, sólo para enterarse que el ricachón no era fanático del dulce.

Para cuando alzó la vista nuevamente, sus amigos habían entablado otra conversación y otro tema; como si Kaiba no fuese lo suficientemente importante, como para pasar toda la vida hablando de él. Sin embargo, a pesar de que en su mente se seguían paseando las dudas, no pudo evitar seguir el hilo de la conversación.

Y la tarde, terminó más rápido de lo que hubiera esperado.

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Joey colocó la sábana sobre su cuerpo tibio, un poco dudoso. Estaba listo para dormir. Acostado en su pequeña pero suave cama, sintiendo normal la temperatura del ambiente.

Había llegado a su casa a la mejor hora, al punto que pudo ver un anime que le encantaba por la televisión que, extrañamente, había cambiado de horario ése día. Su padre había llegado antes que él, y descansaba en su respectivo cuarto, reposando todo el líquido etílico que había en su sangre. Había quedado satisfecho con la cena.

Repasando había sido un gran día para él, sino fuera por el detallito que aún no lo dejaba: no sabía qué regalarle a Kaiba el día de su cumpleaños. Y, dentro de algunos minutos, sólo quedarían siete días para pensarlo.

De repente, una idea brilló en su cabeza de tal forma, que casi creyó haber prendido un bombillo en la oscuridad. Volteó su cara de forma rápida hasta el reloj digital que descansaba en su mesita de noche, y complacido vio que marcaban las 11 y 34 de la noche, tiempo suficiente para pedir su último deseo.

.-Deseo saber qué clase de regalo sería el mejor para Kaiba.

A penas terminó de hablar, dejó que el silencio se adueñara de la habitación, esperando que la respuesta a su pregunta se le dibujara en la mente, sin embargo, no recibió más que una ola de sueño casi devastadora.

Trató de luchar contra ella con todas sus fuerzas, pero sólo se cansó más, por lo que, de un momento a otro, dejó de luchar cayendo inmediatamente en un sueño profundo.

Consecuentemente, entró el calor en la habitación. El proceso de lento cocinar empezaba; esperaba que, en realidad, no lo molestase tanto como la última vez.

A penas tuvo que esperar unos segundos de sentir su cuerpo sudando, para abrir los ojos y encontrarlo todo bañado de un rojo casi suave. Él seguía en la cama, pero al ver a alguien sentado al frente de la misma, se enderezó.

.-Bueno, no fue tan quemante como antes, ¿verdad?- Le preguntó Kaiba con una sonrisa.

"No, éste no es Kaiba." Se recordó a sí mismo.

.-¿Por qué tienes ésa apariencia?- Preguntó curioso, sólo para observar, como Lucifer se encogía de hombros divertido.

.-El Rey del Infierno debe tener lo mejor, ¿no es cierto? Y me gustó ésta forma.- Sonrió de medio lado- ¿Qué? ¿A ti no te gusta?

Joey se sintió sonrojar después de la pregunta dicha en un tono sensual. ¿Qué si le gustaba…? ¡Rayos! Para ser más obvio, tendría que escribirse un: "Me gusta Kaiba" en la frente.

.-¡Bueno!- Siguió sonriendo el ojiazul- Cumplí mi parte del trato, ¿no es así? Cumplí todos y cada uno de tus deseos.

Durante un segundo, al rubio se le secó la garganta a sabiendas de lo que venía a continuación: el pago. Pero luego recordó dos cosas: la primera, que ese Kaiba le había prometido no tomar nada notorio, la segunda: que no todos sus deseos se habían cumplido.

.-Espera, espera, Señor de los cuernos.- Le dijo en un tono de burla, es que no lo podía evitar, ya que tenía la apariencia de Kaiba- No has cumplido todos mis pedidos; todavía te falta uno muy importante.

Lucifer bufó cerrando los ojos, recargándose un poco sobre la silla lujosa en la que se encontraba.

.-Lo sé: el regalo de… Seto Kaiba, aún no lo tienes resuelto.- Ahora sonrió- Lo que debes hacer es darle algo digno de él.

.-¡Oh, claro!- Ironizó Joey- ¡Es tan sencillo! ¿Cómo no lo pensé antes? ¡Pero que estúpido soy! Algo digno de él, por supuesto…- Ahora, su tono fue molesto- ¡¿Qué puede ser digno para Seto Kaiba! Es rico, tiene lo que quiere y para colmo…- Suspiró-, ¿qué tanta importancia puede darle al regalo que le haría su perro?

Durante una milésima de segundo, el rubio se sintió ridículo por haber dicho eso, pero luego recapacitó de quién era su interlocutor, seguramente, él ya estaba más que enterado de sus sentimientos y pensamientos.

Sintió como aquel Kaiba se levantaba de su asiento, y se acercaba a su cama con pasos lentos pero elegantes. Sintió como su mano le acariciaba los cabellos con suavidad, enviándole descargas de fuego por todo el cuerpo; pero no dolía, no dolía para nada, todo lo contrario, se sentían increíblemente bien.

.-No te preocupes- Le dijo con suavidad-, después de todo, el mejor amigo del hombre es el perro.- Como sintió de el rubio iba a reprocharle su comentario, se apresuró en agregar- No tienes nada que perder regalándole algo.

.-Aja, pero volvemos al mismo problema- Siguió Joey en un tono bajo- ¿qué le regalo?

.-Algo tan digno de él, que sólo Seto Kaiba pueda apreciar.

.-Le sigues dando vueltas al asunto.- Se movió de tal manera, que ya se le hiciera imposible acariciarlo- ¡Yo sé que tú sabes qué puedo regalarle! ¡Y quiero saberlo!

Kaiba sólo sonrió.

.-Lo lamento, Pequeño Joey, pero tu tiempo de pedidos acabó.

El que aún estaba sentado en su cama abrió los ojos lo más que pudo, al procesar la información, casi con miedo. Pero, pero…

.-¡Pero yo te lo pedí cuando aún tenía tiempo!

.-Cierto, deseaste saber qué tipo de regalo darle, y ya te respondí; no me hagas repetirme.

.-¡Ggrrr, pero eso no me sirve de nada!- Le gritó con furia el catire mientras apretaba su puño izquierdo.

.-Tu cumpla por no especificar.- Kaiba sonrió más ampliamente- Ahora, pago. ¡Oh, no pongas esa cara! Vamos, sabías que éste momento llegaría.

El de cabello castaño sonrió aún más al ver la expresión asustada de su cliente. Vaya que iba a disfrutar aquello…

.-Yo, yo…- Empezó el mortal con inseguridad- cumplo lo que digo; así que estoy dispuesto a pagar. ¿Cuál es tu precio?

.-Tu alma.

Lo dijo tan simplemente, que al Wheeler le tomó más de dos segundos procesar la información. ¡¿QUÉ!

.-¡¿Mí alma! ¡¡Pero dijiste que no tomarías nada importante! ¡¡Que ni lo notaría! ¡No puedes hacer eso, faltarías a tu palabra!

.-Vuelves a ladrar, perro, otra vez ¿nunca te cansas?- Rodó sus ojos- En primera: no tomaré tu alma, sólo la haré de mí propiedad, seguirás con ella. En segunda: sí puedes seguir viviendo aún si tu alma estuviera muerta, y no lo notarías, sin contar, claro, que de la nada te asaltarían ganas suicidas, y tercero: oh, claro que puedo hacerlo.

.-Pe-pero… ¡Es mí alma! ¡No puede ser tuya! ¡Es una parte de mí!- Casi gritó Joey asustado.

.-Veamos, veamos.- Suspiró Kaiba con calma- Si bien ya sabes que tu alma es sólo parte de ti, sabrás que no eres sólo alma; simplemente, ahí se almacenan cosas y te da energías, la luz, bla, bla, bla. Como ya te dije, tú te la quedarás, no te quiero muerto.

.-¡Pero tampoco quiero ser tu esclavo!- Exclamó el rubio algo alterado.

.-No lo serás.- Le respondió Lucifer haciendo un gesto despreocupado con la mano- Sólo te quiero para mí, es todo, digamos que como una garantía de que estarás conmigo, aunque puede que tú jamás lo notes, e incluso lo olvides.

.-No me gusta.- Le dijo el dueño con Dragón de ojos rojos con seguridad.

.-No me importa, tú aceptaste.- Sonrió un poco, mientras que se inclinaba sobre la cama, haciendo que Joey se acostara en la misma, tratando de mantener distancias.- ¿Crees saber dónde está la sede de tu alma?- Le preguntó con voz suave.

.-Yo… yo… Ehh…

.-Es aquí.-Y luego, con cuidado, posó su mano sobre el pecho de Joey, para empezar a bajarla con suavidad, pero tocando libremente el cuerpo de rubio sobre la ropa, detuvo su mano sobre su vientre, tan sólo unos centímetros más abajo del ombligo, y siempre mirándolo a los ojos.- ¿No lo sabías? El alma puede estar quebrada y regada, pero este es su lugar original.

Joey, por su parte, no podía moverse. No porque físicamente estuviera imposibilitado, sino que mental y emocionalmente estaba hecho un revoltijo. La suave caricia sobre su cuerpo había despertado en él emociones indescriptiblemente fuertes, y la mano puesta en su vientre no ayudaba mucho, a pesar de no rozar su parte privada.

Suspiró con fuerza, tratando de recuperar el aire, y lo logró cuando Kaiba retiró la mano de su cuerpo, no obstante, no duró mucho su alivio, ya que inmediatamente, un punto exacto en su vientre empezó a brillar en morado, lanzando grandes destellos de luz. Asustado, empezó a moverse gritando.

.-¡¿Qué me haces!- Le dijo- ¡Quítamelo! ¡No te la lleves! ¡Quítalo!

.-Calma, perro, calma.- Le habló Kaiba, deteniendo todo su movimiento al tomarlo por los hombros.- Yo no estoy haciendo nada, lo que brilla es tu alma.

Bastante asombrado, y sintiéndose cerca del shock, Joey bajó la vista hasta el punto de luz morada, viéndola con los ojos abiertos de par en par.

.-¿Qué… qué quieres decir?

.-Que lo que brilla es la luz de tu alma.- Le explicó lucifer casi con fastidio, en un tono cansado- Digamos que eres un ser de luz, y por lo tanto, tu alma brilla bastante.- Sonrió- Ése brillo lo provocas tú, si tan sólo te controlaras, dejaría de brillar.

Sin saber qué responder, el rubio cerró los ojos, tratando de, al menos regularizar su respiración, pero al segundo comprendió que aquello era imposible en aquellos momentos. Le tomó alrededor de 5 minutos calmarse medianamente, y pudo lograrlo meditando muy profundamente las cosas.

De acuerdo, ahora su alma era de Lucifer, pero él la conservaría. Fríamente, hasta sonaba fácil.

.-Antes de que lo preguntes- Oyó la voz de Kaiba, a pesar de tener los ojos cerrados-, no, no te transformarás en un demonio o algo así; esto es bastante simbólico si quieres verlo de alguna manera, la cual no explicaré. Ahora tu alma también es mía; puedes ir en paz.- Lo sintió sonreír.

Con la respiración y los pensamientos más controlados, Joey abrió los ojos, y se encontró todo en calma. Miró a Lucifer directamente a sus ojos azules decidido. Si algo había aprendido del verdadero Kaiba, era a jamás darse por vencido si pelear, y definitivamente, no iba a empezar en esa ocasión.

.-Espera, ¿qué puedo hacer para volver a ganar mí alma de nuevo? ¡Quiero que sea sólo mía! O entregársela a quién yo quiera, y estoy seguro de que no eres tú el que quiero.

.-Oh, vamos, si tengo la forma de quien tú quieres.- Le sonrió coquetamente.

.-No me importa.- Casi rechinó los dientes- No eres él, y así no me sirve. ¡Yo no lo quiero sólo por el físico! ¡Si en verdad conocieras a Kaiba sabrías muchas cosas positivas de él!

El Señor del Infierno rodó los ojos en un gesto de burla.

.-Ya se nos puso romántico el perro.

.-Tal vez no las veas en seguida- Siguió Joey ignorando olímpicamente el comentario reciente- ¡Pero las tiene! Sólo hay que ser observador. Y antes de desviarme de nuevo: ¡debe haber una forma en que pueda conseguir mi alma de regreso! ¡Sé que la hay!

.-¿Ah, sí?- Preguntó curioso Kaiba, mirándolo con una burla retadora- ¿Cuál?

.-Dime cual es el regalo que alguien como Kaiba merece, y si logro hacerlo bien: mí alma vuelve a mí- Se cruzó de brazos seriamente- , sino: no me quejaré más, y te dejaré actuar a voluntad.

.-Perro, perro- Canturreó Kaiba con burla- Yo siempre actúo a voluntad, aunque se me tenga prohibido violar la tuya, déjame decirte que las amenazas no funcionan.- Sonrió un poco, cerrando los ojos- Sin embargo, tu propuesta me atrae, así que acepto.

Aunque no lo demostró exteriormente, Joey quiso parpadear lo suficientemente extrañado, como para fruncir el entrecejo. ¿Había aceptado? ¿Sin más ni más? ¿Sin peleas? ¿Sin más reglas? ¿Nada?

.-¿En… en serio?- Preguntó sin poder evitarlo.

.-Claro,- Le siguió sonriendo- te daré hasta el 25 de octubre para que puedas lograr tu cometido; toda una semana.

.-Eh…- Dudó un poco- Me parece bien. ¡Ejem! ¿Qué tengo que hacer?

Kaiba sonrió lo suficientemente divertido, como para preocupar al rubio de manera peligrosamente neurótica.

.-De acuerdo, Seto Kaiba es, sin duda alguna, una persona difícil. Estoy seguro de que te enredarías si trataras de definirlo con palabras, así que te ahorraré ladridos. Es complicado, pero no por eso aturdidor; su sólo ser se hace notar, pero no por el ruido, sino por la fuerza. Es difícil de manejar y comprender, pero no imposible. Su esencia es especial y poderosa, tan igualmente hechizante como fría. ¿Voy bien, o quieres agregar algo?

.-Eh… no.- Pudo murmurar a duras penas.

.-¿Tienes alguna palabra, frase o nombre que defina todo eso?- Soltó una risa- Por supuesto, que no sea Seto Kaiba.

El rubio bajó los ojos pensando. De acuerdo, eso jamás se le había ocurrido, él sólo pensaba en Kaiba e inconscientemente, le atribuía un millón de características de las cuales lo sabía poseedor; pero no por ello las enumeró, mucho menos le dio un nombre.

.-Si deseas regalarle algo digno, puedes regalarle Il trillo del diavolo.- Sonrió.

.-¿El… trino del diablo?- Preguntó Joey dudoso- ¿Eso existe? ¿Se puede regalar? ¿Tú lo tienes?

.-¡Jum!- Cerró los ojos con elegancia- Nada más pienso que me has sorprendido con el italiano, para que me salgas con ése ladrido tan potente. Il trillo del diavolo es un soneto de violín; si te interesa puedes buscar su historia, es- Sonrió malignamente- una preciosa y elegante melodía. Casi parece hecha para el mismo Kaiba; seguramente apreciará que alguien se la dedique.

.-¿Violín, eh?- Luego de unos minutos, el rubio sonrió sintiendo más seguro- ¡No se oye tan difícil! A pesar de que estés colado por ahí, no debe ser la gran cosas, es decir, ya estuve contigo, tocar tu melodía será pan comido. Pero, ¿cómo estás seguro de que le gustará?

Lucifer abrió sus brillantes ojos, aún enmarcados por una media sonrisa.

.-Yo sé muchas cosas, y una vez la escuches, pensarás en él inmediatamente, algo te lo recordará; si gustas lo dejas a tu intuición.

.-Me parece bien.- Joey sonrió- ¡Me alegro que hayas aceptado! ¡Lo haré!

.-Me alegro de tu confianza, supongo entonces que nos veremos dentro de una semana, sea cual sea el resultado, ¿te parece?

.-¡De acuerdo!- Le dijo, denotando gran determinación y energía- ¡Ya verás que me quedaré con mí alma!

Kaiba tan sólo avanzó hasta quedar bastante cerca del rubio como respuesta. Éste, al ver tan observado, no pudo hacer más que tragar nervioso. ¿Y ahora?

.-Dime, ¿quieres tu beso de buenas noches?- Le preguntó mirando directamente sus ojos, con una voz aterciopelada.

Ni siquiera pudo responder, porque cuando pudo poner a funcionar su boca, los labios de el otro se cerraron sobre los suyos con una fuerza embriagadora e incitante.

Creyó que siempre amaría el final de sus sueños.

Para cuando despertó, de nuevo sudando, y se acomodó en su cama, importándole bien poco la sábana en el piso, con sólo un pensamiento positivo rondando su mente.

"Maté dos pájaros de un tiro. Sólo tengo que aprender a tocar una pieza de violín, ¿qué tan difícil puede ser?"

Mañana lo sabría.

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Fin del capítulo 2.

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Notas:

Wueno! Aquí está la 2° parte del trío de capítulo que es el fic presente. Oh, Ra! En serio espero no haber decepcionado a nadie… o no a más de uno, al menos.

Lo que dice Lucifer/Kaiba de la sede del alma es cierto; se encuentra un poco abajo del ombligo, en el segundo chakra, y su regente es Zadkiel, lo que explica el color morado (xDU Más o menos). Ciertamente, el alma puede estar fragmentada (cuando se sufren golpes emocionales fuertes), e incluso muerta (las buenas depresiones). Claro, todo esto tiene solución, pero preparen el Reiki parejo…

¿Vieron que estudiar angeología y reiki es muy provechoso? xDU (o.óU Si quieren más información, y viven en Caracas: mándenme un e-mail! n.n)

Puuuues, sí; Joey ya hizo el pacto, y ya se ve más o menos el porqué del título. xDD ¿No les gustó Duke de perro? A Petra sí…

Bueno! Ya saben cual es mi e-mail, cualquier cosa. Espero no haberles hecho perder el tiempo.

¡Muchas gracias por leer!

¡No te pierdas!

Zelshamada.