Disclaimer: estos personajes pertenecen solamente a J.K. Rowling, yo solo me jacto de ellos para divertirme, a mi misma y a ustedes!
Bueno, y ya empezando, sólo decir que si no recibo muchos reviews lo comprenderé, pero lean la historia y critiquen para bien o mal!
Cleo-lil
Juramentos y promesas.
1. De los errores se logra salir... ¿pero con magia?
El cielo brillante se reflejaba verde en sus ojos, de color crema en su granizada de limón y muy, pero que muy negro, en su cabeza pelirroja. No tenía ganas de moverse en horas, sólo quería lamentarse de sí misma y del porqué había estado equivocada tanto tiempo. Quizás algunos dijeran que era una niña al pensar en aquellas tonterías, pero realmente, la situación requería de un poco de preocupación.
Tras 16 años de vida y de uso de razón, pensando que debía hacer lo correcto, que debía cumplir sus sueños futuros, se había olvidado por completo de sus sentimientos pasionales, del amor que se infringe por un chico. Siempre que pensaba en ello, se repetía lo mismo:No tengo tiempo de pensar en esas tonterías, es para crías tener novio, y resta mucho tiempo libre ´ Pero llegado este momento, todas sus amigas tenían novio... incluso su amiga Cloe, la cual tenía un genio de mil demonios posiblemente inaguantable para cualquier ser humano, hasta que encontró un chico tan paciente que la consiguió mantener en calma.
No obstante, su cabeza se mantenía revuelta en un laberinto de frustración, preocupación... y soledad. Ése era también uno de los motivos por los cuales había llegado a la conclusión de darse un ultimátum a sí misma: o buscaba novio en las próximas 48 horas o se quedaba aburrida, como una mujer anciana y fatigosa, en su lecho de muerte prematura. Había que intentarlo, pero claro, era demasiado exigente y ningún chico que veía le parecía bien. Se estuvo fijando en tantos chicos a lo largo del día que llegó a marearse de ver gente, y por fin decidió estacionarse en una linda cafetería de las tantas que había en Hogsmeade.
- Me voy a quedar vieja, sola y amargada para el resto de mi vida... –dejó caer su cabeza en los brazos, suspirando levemente y cerrando los ojos fuertemente. Pero no le dio el tiempo suficiente a despejarse cuando algo le golpeó en la cabeza vigorosamente.
- Lil, nena, despierta de tus sueños... – al levantar la vista vio unos grandes ojos color miel despertinos y soñadores. Su rostro era suave de facciones, las cuales se mantenían calmadas, raramente.
- Ah, eres tú, Cloe...
- ¿Sólo se te ocurre decirme eso¿Acaso no puedes recibir a tu querida amiga? – un brillo en su mirada hizo que se levantase curiosa, quizás se estuviera enfadando, por primera vez en un mes. Y eso la alegraba, volvía a...
- ¿Estás acaso enfadada?
- ¡Por supuesto que no, Lily! – se sentó enfrente mía, en una silla de la mesita de la heladería dónde yo estaba. Una gran sonrisa se dejó ver... en su cara medio deprimida.
- Te noto extraña... – ladeó la cabeza mirando a otro lugar, como quien no quiere la cosa, con ojos entrecerrados-... aunque estás medio triste, pareces alegre... ¿me parece a mí, o es una sonrisa fingida? No sueles hacerlo, Cloe...
- Ya... – apoyó su cara en una mano medio aburrida y triste-... es que estoy cabreada, pero sabes que Mike me dice que siempre debo pausarme, mantenerme relajada, no exaltarme por nada... - la pelirroja la miró con las cejas alzadas algo escéptica.
- Cloe, tú eres por naturaleza muy voluble, nerviosa, e incluso agresiva... nunca serás tranquila ni te mantendrás relajada. Deja de hacerle caso al estúpido de Mike...
- Vaya, parece que hoy no es tu día...
- Nunca lo he tragado.
- Pero hoy estás de un humor particular... dime que te ocurre – la miró fijamente, expectante.
- Vas a decir que soy una tonta... – miró sus pequeñas manos que se removían intranquilas-... ¡Demonios¡Me voy a quedar sola mientras todas vosotras sois felices con vuestros estúpidos novios! – se levantó aporreando la mesa, dando gracias de que estuvieran solas en la azotea de la heladería. Su cara se volvió roja de la ira, pero después se desinfló reprimida, como un globo.
- Esto, Lily... ¿Estás bien? – la miraba un tanto asustadiza por el grito ahogado que había dado la chica de ojos verdes.
- No, no estoy bien... – volvió su vista a su amiga que la miraba sorprendida-... me siento sola... – su mirada se volvió opaca, volviéndose a sentar.
- Lilian... es por culpa nuestra¿verdad? No debería estar tanto con Mike y dejarte a un lado, perdóname...
- No es culpa tuya, Cloe, es mía... siempre he estado ensimismada con los estudios, algunas veces ni siquiera salía con vosotras... soy una aburrida – sus labios empezaron a temblar, nerviosa y abrumada.
- Eh, Lil, tranquila, anímate... – apoyó su mano en su hombro y seguidamente le levantó la cara-... mira, eres bonita, inteligente y divertida... – la miró fijamente en lo último-... vamos Lily, no eres una aburrida, te buscaremos un novio en menos que se dice Quidditch– le guiñó el ojo decidida y pareció que la chica se lo tomó mejor porque una sonrisa se apareció y se levantó contenta.
Pagó por el camino a la camarera y poco después salieron por la puerta de entrada del piso inferior. Iban hablando algo más animadas que antes, sonriendo si es posible caber.
- Oye Cloe, deberías cortarte el pelo... no sé, está muy largo y cortito te sienta mejor... – miró su ya larga cabellera negra algo dudosa de su aspecto. La tenía totalmente lisa y preciosa, pero era demasiado larga como para embellecerle el rostro.
- Sí¿verdad? Pensaba cortármelo, pero Mike dijo...
- ¿Otra vez Mike? – se paró mirando sus ojos miel en la puerta
- ¿Sabes que? Mike se puede ir a la... ¡ay! Mira que hora es... van a cerrar la tienda de regalos mágicos- en su cara se expresaba frustración- ¿vamos ya?
- Sí
- ¿Y que vas a hacer con tu querido noviazgo que aún no existe?- la pelirroja se paró sin haber dado ni dos pasos mirando la cara divertida de su ex mejor amiga.
- ¡Estoy harta¡Te juro que salgo con el primer chico que pase, demonios!
Pero claro, no sabiendo lo que decía, la pelinegra empezó a reírse cuando vio que justamente el chico que por allí pasaba era James Potter, el atractivo pero locuelo James Potter, que estaba leyendo un libro bastante ensimismado. Iba solo, raramente, porque siempre lo asediaban o sus amigos o las chicas que solían acompañarlo.
Lily abrió la boca de par en par, e inmediatamente se la cerró con la boca mirando a su amiga. La chica se reía a no parar, como una histérica, mientras intentaba andar. Cuando se dio cuenta la pelirroja, salió tras ella y la cogió de la chaqueta.
- ¡Estás loca o qué¿Dónde pensabas ir? – sus ojos se salían casi de sus órbitas.
- A decírselo, Lil... ¿ a qué crees? – sonreía algo divertida mirando la cara de la otra.
- Te mato¿entiendes? Te mato como tan sólo le digas algo...
- Pero querida, tú lo juraste, y sabes que una promesa como esa no se rompe en la vida, y menos en el mundo en que estamos, dónde todo es posible... – sus ojillos traviesos la miraron profunda y seriamente. La pelirroja la soltó, pero su mirada impasible la mantenía.
- Cloe...
- Tonta... sabes que no lo haría si tú no quisieras... ¿no? – pero justo en ese momento algo brilló en el vaquero de la pelirroja, sorprendiendo a ambas. La mano blanca y tersa de la chica de ojos verdes se metió en el bolsillo y sacó un pequeño papelito.
- ¿Qué demonios es esto? – Leyó en voz alta el papel- Usted ha recitado un fuerte y potente juramento. No son nada convencionales tales cosas, pero llevaron a muchos magos a la desesperación. Provienen de los más...´´ Va, esto es una tontería, no puede ser verdad...
- Trae acá que lea...- ... provienen de los más profundos deseos, y deben cumplirse unos esenciales requisitos: que la cosa en cuestión este frente suya, y si es algo como un viaje, por ejemplo, debe haber algo que refleje tal deseo; debe ser al aire libre, en un lugar mágico precisamente, y decirlo en voz alta, además de que el día esté brillantemente soleado;, y por último, debe de haber presente un amuleto mágico. El hechizo no se romperá hasta que verdaderamente no se cumpla el juramento. Ley de Regulación de Juramentos y Promesas Mágicos (1859)´´
Ambas se quedaron muy paradas, sin saber apenas qué estaba pasando en aquel preciso momento, como si todo aquello se tratara de una inofensiva broma. Pero había sido muy real y presente como para eso, aparte de que nadie lo había escuchado, y en caso de ello, no le había dado tiempo a todo aquello. La pelinegra fue la primera que habló...
- Dios... mío. ¿Esto será verdad? Porque si es así, estás en un verdadero problema...
- ¿Y eso del amuleto mágico? – la pelirroja la miró curiosa mientras le devolvía el papel. Cloe abrió los ojos mientras metía la mano rápidamente por su cuello, sacando inmediatamente un colgante
- Es el colgante que me regaló mi madre, cuando la vi por última vez... – entrecerró los ojos tristemente, acariciándolo suavemente. La amiga la reconfortó cuando la abrazó.
- Ey, Cloe, será mejor que pienses en otra cosa... que tal si vamos al castillo, mañana podremos ir a Madame Shaw, seguro que tienen que tener abierto y compras alguna cosa... – la rodeó con el brazo ambas medio sonrientes, pero unos pasos más adelante, la pelirroja volvió a pararse.
- Cloe...
- Dime...
- Oye, si es verdad eso del juramento... ¿Tendré que salir con James Potter?
- Pues... sí, eso parece.
Un grito se escuchó en medio del pueblo, mientras la gente se daba la vuelta, viendo a una chica de cabellos negros arrastrando a una pelirroja histérica que rompía un pequeño papel frenética, por el camino de vuelta al Castillo.
El día era perfecto, la magia podía palparse en el aire, y las pequeñas casitas de Hogsmeade parecías sacadas de una maqueta. Sus tejados brillaban tanto que el resplandor asemejaban los tibios rayos de sol, tan potentes que atravesaban el alma de cada una de las personas que paseaban felices por sus calles, miles de alumnos de aquí para allá, y un destino en cada uno de sus especiales rostros que equivalen a una aventura con ganas de desentrañar.
