N/a¡Perdón a todos mis lectores! Abajo hay una explicación...
Disclaimer (hasta ya me olvidé como se escribía xD): Ninguno de los personajes o ámbitos relacionados con Harry Potter me pertenecen, sólo mis maravillosas ideas que escribo, de las cuales me puedo dar cuenta de cuando son plagiadas o no... ASÍ QUE NO ROBEN! Grr...
"¡Gracias por destrozar mi vida!"
Capítulo 5Kim decidió ser directa, no se creyó capaz de seguir soportando tener "esa" pregunta atascada en su garganta:
-Hermione… ¿No te has preguntado si estás embarazada?
-¿Pero qué estás diciendo¡¡Por supuesto que no! Es imposible, sabes muy bien que aquí todas nos tenemos que cuidar y yo… -se alteró.
-¡Ya lo sé! Pero… mira, te voy a ser sincera: Los vi, no me lo puedes negar. Y no sé por qué tengo un presentimiento, algo me lo dice… Creo que tú…
-No te entiendo… ¿A quién viste? – Realmente estaba desconcertada, no comprendía en referencia a qué era la frase que anteriormente había dicho su compañera de trabajo.
-A ti y a Draco Malfoy. No me vas decir que 7 noches atrás no estuviste con él… Aunque no te pregunto esto por el sólo hecho de haberte acostado con ese, cualquiera tendría sus impulsos con ese hombre… Pero, tengo dudas si estás embarazada o no por…
-¿Por qué lo dudas? – Ahora sí que Hermione estaba completamente desorientada, por eso había decidido interrumpir.
-Linda, son años de experiencia. ¿Sabes? Te voy a dar un ejemplo de lo que sospecho que es tu caso, que sucedió hace no más de cuatro años: Una chica trabajaba aquí, ya sabes, lo típico. Todo era normal, hasta que un día esa muchacha trajo aquí a su novio (de quien siempre hablaba todo el tiempo, recuerdo que nadie la soportaba por eso…), y lo hizo pasar como un cliente dejando al verdadero en manos de otra… Finalmente su "plan" había funcionado bien. Pero claro, ellos se amaban¿no? Y por eso el resultado de esa noche fue un embarazo. Edd se enteró de todo al final, y la despidió; la dejó en la calle junto con su novio. Dios sabe qué habrá sido de ella – Verdaderamente era creativa e ingeniosa, por lo menos se le había ocurrido algo con lo cual argumentar sus afirmaciones al instante, por más que la lógica hubiera faltado en su relato. Obviamente Kim había inventado todo, tan sólo para que Hermione tuviera razones suficientes para que le creyera. Prosiguió con lo que estaba narrando, no sin antes hacer una pausa, maquinando cuidadosamente lo que diría – Y aplicado a tu caso, la moraleja sería: no te acuestes con el hombre que amas en el trabajo (o no) que te puedes descontrolar y el resultado será un niño molesto – pronunció las últimas palabras con casi desprecio. Definitivamente no le agradaban en absoluto los niños.
Interiormente, también sonrió a modo triunfal: a juzgar por la cara de la otra ella le había creído.
Hermione, al oír aquella historia, se preocupó¿estaría ella embarazada realmente?
Un bebé en esos momentos de su vida no era lo que más le convenía precisamente. Tendría miles de responsabilidades, complicaciones en la facilidad de resolver cualquier situación cotidiana, obviamente problemas (y grandes) en su trabajo, le restaría espacio para su propia dedicación a ella misma (aunque a decir verdad eso no era lo de más esencialidad, pero sí constituía un factor más), y el mayor problema era Draco Malfoy. Él sería el padre de su supuesto hijo/a, y después de todo lo acontecido¿Tendría el valor suficiente como para informarle a ese hombre que ella estaba esperando un hijo de él? Por supuesto que no se lo iba a ocultar, él tendría todo el derecho del mundo de saber que sería cómplice de que una nueva vida en el mundo fuera posible, no iba a cometer el mismo error otra vez. Pero tampoco sabría cuando, en qué punto de la existencia de su supuesto hijo/a Draco Malfoy se enteraría…
¿Pero qué estaba pensando? No creía que ella estuviera embarazada… ¿o sí? Se tendría que sacar las dudas más adelante… Suponía que no era de primera urgencia…
-¿ Estás insinuando que sólo por eso yo podría estar embarazada?- Hermione finalmente optó por simular que no le había creído a Kim, aunque ésta sabía que no era así a juzgar por la expresión de la castaña hace minutos atrás.
Hermione había dicho aquello porque no quería seguir alimentando las sospechas de su casi amiga acerca de su supuesto embarazo, por otra parte prefería llevar todo eso sola, lo sentía como un aspecto personal de su vida muy propio de ella misma que con nadie deseaba compartir, aunque tal vez si había una persona, pero la castaña nunca lo admitiría, sino que lo desviaría con alguna otra cosa u ocupación en mente, como lo hacía
-Sí… No hay una excepción en algunos casos –respondió hábilmente y con un deje de suspicacia, dando una excusa algo tonta pero válida sabiendo que la ex Gryffindor estaba dudando la veracidad de lo que había relatado.
-Bueno, va a ser mejor que dejemos de hablar y te lleve a tu casa… Espero que el que te tocaba hoy comprenda, sino yo te reemplazo, no tengo clientes para más entrada la noche como tú… y…
-Gracias, Kim –dijo sinceramente Hermione. A pesar de que ya había vuelto a la conciencia, un persistente dolor de cabeza seguía merodeando, sumado a cierto mareo… De lo que más tenía deseos ahora era de ir a su casa, recostarse en su plácida cama y tal vez mirar alguna película… no sabía el motivo, pero estaba agotada y tenía… ¿desesperados antojos de helado de chocolate? Se estaba empezando a asustar más de lo que ya estaba…
El sol se dejaba lucir entre los edificios de la gran ciudad, esparciendo sus rayos por toda la zona urbana, despertando a personas, molestando a otras.
Sus brazos de hilos dorados se filtraban en cada casa, quitándoles el lado oscuro, los rastros de la noche… Se escabullían escurridizamente por cada ventana, cada persiana, como si fueran fugitivos de una guerra atroz de la cual trataban de huir…
Estos aparentes desertores del horror le estaban dando la llegada a un suceso misterioso y único de cada día: la mañana.
Especialmente, Hermione advertía el sol naciente, ya que la había despertado tempranamente, o quizás no era ese el motivo de su despertar… Tal vez la impaciencia de saber…
Optó por levantarse y vestirse.
Aunque tenía resistencia a probarlo, sabía que debía hacerlo… No podía evidenciar por qué, pero paralelamente a su pensamiento consciente, esa otra parte de su mente le decía que era probable pero no concreto aún que una vida se estuviera gestando dentro de su ser, lo cual se manifestaba a través de las dudas que la sumergían en un océano de nervios e indecisión.
Finalmente, una vez que se hubo vestido, salió de su departamento. En poco tiempo todo se sabría…
-¡Mierda¿Por qué esta porquería tiene que tardar tanto? –murmuraba golpeando la pared de su baño Hermione desesperadamente, como si aquello apresurara las cosas. Su paciencia estaba llegando a los límites. Necesitaba saber qué resultado le daría aquella prueba, sentía que si no lo descubría estallaría en cualquier momento. Estaba nerviosa y completamente impaciente.
Trató de relajarse, ya que viendo su reloj de mano comprobó que faltaban diez minutos para enterarse de todo.
Analizaba minuciosamente, con extremo cuidado, cómo sería su vida si estuviera embarazada… ¿A dónde la arrastraría esa personita?
Recordó que por salvar a su hijo, aquel que había amado y anhelado tanto, pero que se había esfumado como si fuera una nube insignificante en medio de una tempestad salvaje, se había involucrado en el mundo al cual ella ahora pertenecía pero que a la vez sentía que no le correspondía.
Por él ahora ella se encontraba en la jaula de su propia realidad, esa que la obligaba a ser objetiva, fría como los soldados en una guerra al matar gente inocente, y… sobretodo a sufrir de sobremanera.
No podía salir, estaba forzada a seguir con eso. Lo único que le quedaba era gritar y salir corriendo, escapar descargándose en el cielo, encontrando consuelo en los brazos de una compañía invisible… Pero ya se había resignado: sincerarse al viento le servía tan sólo como una forma con la cual gritar sus penas, y desahogarse, pero… ¿Quién le diría palabras verdaderas, las cuales sean entonadas por reales cuerdas vocales de una persona¿Quién le daría el calor de unos brazos¿Quién estaría ahí para escucharla? O simplemente… ¿Quién estaría siempre ahí para contenerla?. Pero, si la existencia de su presunto hijo se llegara a confirmar, no le importaría reprimir llantos e incomprensiones, sería capaz de soportar todo con tal de hacer posible la felicidad de su primogénito, hacérsela conocer por lo menos en su infancia, para que un ser amado por ella logre ser feliz.
Un hijo significaba un nuevo compromiso, una depresión con una alegría, una desesperanza con amor, un deje hacia ella misma para dar una entrega… Significaba un dolor por una nueva vida, la cual ella amaría y estaría feliz de traer al mundo, aunque pensaba que sería mejor en otras condiciones… (n/a eso es sólo en el caso de Hermione… ¡Por supuesto que no estoy diciendo que un hijo es enorme sacrificio!)
Miró su reloj nuevamente… El tiempo ya había transcurrido, era la hora…
Abrió sus ojos, no sin antes pensar qué haría después de dicho suceso.
Observó con detenimiento a la mujer que se encontraba al lado de él, en su misma cama, en su misma habitación … Era hermosa, realmente una belleza. "Pero nada va a poder superar a ella" le recordó una voz de su interior, la cual el rubio no dudó en callar ocupando su mente con otras observaciones.
¿Cómo era que se llamaba esta chica? "¿Christine? No, esa fue hace tres semanas atrás… ¿Caroline? Tampoco… ¡Oh! Ya lo recuerdo, es… ¿CÓMO SE LLAMA¡Mierda, no puedo ni acordarme de un maldito nombre…" se estaba desesperando y molestando consigo mismo mentalmente…. ¿Tan idiota podía ser de no acordarse de un insignificante nombre? "Marie" volvió a interrumpir su inconsciente. Se tranquilizó de su estúpida consternación.
Miró fijamente la cara de la morena, su piel era blanca pero no pálida y tras sus párpados ahora cerrados a causa de un profundo sueño se escondían unos llamativos y grandes ojos azules. Evocó cuándo y cómo la conoció…
Se sintió orgulloso y también esa sensación de plenitud hacia su ego una vez más.
La había visto por primera vez la tarde anterior exactamente, era la novia (infiel, por lo menos ante él, por supuesto) de Potter… Eso le daba más placer que estar con Marie misma incluso…
Hacía ya 4 años que no veía a sus eternos competidores, y ya en el primer día se había acostado con la novia de uno de ellos. Era un excelente comienzo para el nuevo lugar donde trabajaba, para su nueva vida.
Colocó sus brazos detrás de su cabeza, mirando ahora directo hacia el techo, meditando y analizando…
Su vida había cambiado de tal manera que sería imposible para cualquier persona suponer su reciente y corto período de pasado. No una vida muy dura, pero sí desesperante: desde la infinita soledad hasta el vacío existencial. De todo por llegar a irse con ella y retirarse con…. Nada. Absolutamente nada, o tal vez sí, tal vez… Tal vez se había logrado quedar con uno de los recuerdos más hermosos de su vida, algo único, algo… magnífico. Algo en lo cual seguiría viviendo por siempre. Quizás se instalaría en sus memorias para vivir siempre en ellas y taparse los ojos ante el presente… Pero… ¿sería esa una manera de vivir? No, claro que no. Esa era tan sólo una forma de escape ante la desolación y desilusión que sentía, era para cobardes.
Aunque él no había ido a Gryffindor, aunque él de niño siempre había tenido a Vicent y Gregory detrás suyo para protegerlo, aunque él… Él nunca había afrontado la realidad tal cual era, siempre se escondía evadiéndola y huyendo (astucia para esconderse y ambición para planear, todo un Slytherin), cada vez a un lugar distinto de su mente, cada vez agregándole más grosor a su coraza… Lo admitía, le molestaba, pero no estaba dispuesto a cambiarlo. Así era Draco: cobarde.
¿Qué haría ahora¿Qué sería lo correcto? La alegría se perdía entre la preocupación y la angustia se desvanecía entre la felicidad. Sentimientos encontrados y enfrentados, bifurcándose y mezclándose a la vez.
Sonrió y se tomó el vientre con sus dos manos, para sentir esa energía otra vez más en su vida y así corroborar que… estaba ahí, vivía ahí… y que lo podía percibir, podía percibir su existencia. Sus ojos se anegaron de lágrimas a causa de una emoción indescriptible… Sentía que el amor que prevalecía en ella llegaba más allá del horizonte jamás alcanzable y tal vez inexistente para cualquier sentido del ser humano ajeno a la vista, sentía que ese ser único en ella era capaz de doblegar sus decisiones imponiéndose ante sus deseos, sentía que… lo sentía y aquello le bastaba como para hacer cualquier cosa, como para amarlo.
No sabía qué haría ahora, le preocupaba.
Quizás se podría alejar del que era su mundo, su entorno, alegando su embarazo. Lo dudaba, pero no estaba prohibido pensarlo.
No sabía…
La otra vez, cuando buscaba un amparo, una luz entre tanta oscuridad sin sentido para su futuro paraíso que se estaba gestando dentro de su vientre en esos momentos, Edd le había hecho firmar a Hermione (como a todas) un contrato que la obligaba a mantenerse bajo la negrura y la mafia de la prostitución durante un largo e incierto tiempo, a cambio de una suma de dinero bastante importante, pero también había dejado muy en claro que si el incumplimiento de dicho pacto se llegase a ejecutar, Hermione se hallaría bajo la amenaza de sentir esa paz blanca, abrumadora, insistente y eterna pero sin la necesidad de respirar, de saborear el gusto metálico, frío y amargo de la última y letal gota de sangre derramada, de percibir la inercia en su cuerpo junto con la palidez marcada en su piel y la violencia en la expresión de su rostro… Se hallaría bajo la amenaza de la pura y oscura muerte, naciera su hijo o no.
La castaña recordaba aún la indiferencia y frialdad con la cual Edd le había informado en qué constaba el contrato como si de ello dependiese algo tan insignificante como el vacío dentro de una caja podía ser. Se había sentido forzada, impotente y con ira en aquellos momentos; evocaba esos recuerdos como si estuviesen sucediendo en los instantes actuales en los cuales ahora ella estaba existiendo.
Esas memorias las tenía guardadas en un lugar no muy transitado de su mente como si ello fuese una roca pequeña perdida en la inmensidad del oscuro, tenebroso e inexplorado fondo del océano, donde no llega la luz del sol y la opacidad reina. Recordaba aquellos momentos en que su mano trazaba en el papel sucio y enmascarado su sello personal, dejando constancia de su aprobación para ser sometida a lo que menos deseaba con miedo y resignación. Recordaba también que ello se había sentido como si hubiera estado acordando un pacto con un ángel negro, vendiendo algo muy valioso por otro objeto aún más preciado… La sensación de estar acorralada y sin salida también la había invadido.
Pero esta vez, todo era diferente… Todo…. Aunque había una excepción, que hacía que la igualdad no fuera veraz en toda la situación: Draco Malfoy, una vez más, era el padre de su futura luz en la oscuridad, de su hijo. ¿Acaso alguna vez cambiaría que una persona tan importante en su vida como el padre de su hijo lo era no fuera él¿Estaba ella destinada a ello? "Tonterías", pensó.
¿Cómo se lo tomaría su jefe¿Rompería la validez del contrato¿La despojaría de lo poco que le quedaba de su verdadera persona? "Es muy fácil acostumbrarse a lo bueno, al dinero, después de lo malo, después de la miseria, pero es totalmente dificultoso y complicado volver a acostumbrarse a los tiempos sufridos" le decía Kim a Hermione, con mucha razón y experiencia… Más allá de todo lo que tenía que padecer y sufrir algunas noches, el dinero que ganaba era una comodidad y facilidad indiscutible: la otra tenía la lógica: Era muy fácil adaptarse a los lujos, pero no volver a la pobreza… Hermione no se imaginaba vivir bajo un techo irreal, ausente, o que no fuera suyo. O tampoco podía pensar en que le faltase comida o algún otro elemento indispensable… Verdaderamente, ella podía parecer vivir como si estuviera sumergida en un mar de dinero, como si fuera una persona con mucho poder adquisitivo. No lo era, pero podía serlo: sabía que siempre podía gastar todo lo que deseara, porque a fin de mes tendría fija su paga, nunca fallaba, como los animales cazadores: devoran todo lo que cazan, a sabiendas de que, por supuesto, siempre tendrían una víctima más para atacar y luego saborear y hacer desaparecer en sus estómagos.
No sabía qué iba a suceder, pero sí era capaz de afirmar que iba a luchar hasta con su último aliento para que aquel ser dentro de ella no sufriera, por lo menos no en la manera en que lo hacía ella.
Dejó sus pensamientos en suspenso. Como anteriormente había analizado, no sabía qué acaecería futuramente, pero otra cosa que también tenía por seguro era que todo su destino ya estaba escrito y, le gustara o no, lo tendría que cumplir a pesar de que no se diese cuenta de ello. Aunque también lo dudaba: si ella era capaz de tomar sus propias decisiones, si poseía una mente imprevisible a juzgar por sus actitudes futuras que ni la Hermione misma conocía… ¿Podría ser la castaña la autora del libro que era su vida y modificar su historia según el momento?
-¿POR QUÉ CARAJO LO HAS HECHO, MALDITO CABRÓN¡¡¡¡¿¿PARA CAGARME UNA VEZ MÁS, CIERTO! –En los gritos de Harry Potter fueron perceptibles la furia y el deseo ferviente de la eterna muerte de Draco Malfoy. Sin embargo, también se podían notar éstas a través de la fuerza ejercida para tan sólo abrir la puerta; entró como si fuera un tornado que no cesaba de devorar toda construcción o ser vivo que se interponía a su desmesurado y devastador paso, de esos que destrozan vidas y familias enteras y entregan dolor, padecimiento y sufrimiento a un simple peatón.
Todos los que se hallaban en el piso del Departamento de Aurors del renombrado Ministerio de Magia pudieron descifrar fácilmente su exasperación. También, ante la sorpresa de tales vociferaciones, todos los presentes ladearon sus cabezas para captar mejor aquella inesperada discusión. Estaban expectantes ante la menor iniciativa de cualquier acción, como si de presenciar todo eso dependiese que los deseos de sus almas se cumpliesen.
-¿Qué bobadas dices, Potter¿De qué mierda estás hablando? –preguntó con una sonrisa hipócrita e inocente, que denotaba sarcasmo con un dejo de ingenuidad. Draco prefirió hacerse el desentendido, aunque ya sabía exactamente a qué se debía todo aquel desate de furia contenida hacia él y cómo tratarlo. Lo iba a disfrutar como si esa futura pelea fuera un juego con el cual divertirse y pasar un buen rato… ¡era muy simple!
-¡Ja¿Y todavía tienes el tupé de hacerte el imbécil cuando sabes perfectamente a lo que me refiero?
-¿Hablas de que ayer por la noche me acosté con tu noviecita? –su descaro a Draco le costó un golpe con desesperación, torpeza y, por lo tanto, increíble fuerza proveniente del brazo derecho de Harry, el cual se estrelló en el pómulo izquierdo del rubio. La ira del ojiverde era creciente.
El niño que vivió sabía que su enojo iba a desembocar en aquella discusión traducida a gritos y golpes de ira.
Antes de poner en actos y palabras todo lo que había acontecido sumado a su furia guardada desde hacía tiempo atrás, había llegado a la conclusión, bajo un no muy minucioso análisis de la situación en ese momento contigua, de que aquella iba a ser la exacta reacción del rubio, y en efecto, la de él mismo.
Ya no era una simple a inmadura enemistad de niños, un juego sencillo en el que las únicas reglas las constituían los insultos estúpidos y, tal vez, algunos de ellos, genuinos y una pelea constante, caprichosa y sin sentido (que hasta hace dos días atrás se mantenía en una simple rivalidad), sino que ya había traspasado los límites que delicadamente delineaban la estabilidad de cada uno, y por esa razón, todo aparentaba cambiar de una manera definitiva.
Estaba harto de que siempre lo despojara de la mayoría de las cosas que había deseado al menos una vez en su vida. Sin embargo, no llegaba a envidia. Nunca la tendría hacia él.
Antes de aceptarlo en su equipo de trabajo, Harry había investigado la vida de Draco. Aunque ya estaba obligado a dar la autorización para entrarlo en el cuerpo de Aurors que encabezaba y tenía una presión abrumadora que hasta en cierto punto lo angustiaba exigiéndole, debía saber a quién exactamente, o por lo menos a qué clase de gente le confiaba información, tareas secretas u otras de especial esencialidad. Como jefe, no podía dejar que alguien tan sospechoso como lo era el rubio (descendiente puro de una familia de ex mortífagos) estuviera involucrado en algo relacionado con él.
A pesar de que Voldemort había sido aniquilado por el Harry mismo incluso, aún sus sombras y escombros (denominados mortífagos) seguían persistiendo en el tiempo como fantasmas legendarios en medio de una historia de absurdos e inciertos mitos urbanos o simplemente una de terror ficticia; como fantasmas incorporados a esas historias que siempre se creen verdaderas con ferviente fe y debido a aquello se les tiene miedo por ser rastros del horror alguna vez existente en sus relatos donde se delatan las supuestas presencias de los mismos, pero en esta historia veraces…
Por esos mismas pisadas, era imposible confiar plenamente en alguien como Draco Malfoy… no sin haberlo investigado antes.
No había tenido una vida demasiado agitada. Después de haberse alejado del Señor de las Tinieblas, no había hecho más que una vida normal, incluso se había comprometido con una mujer, a quien Harry le desconocía la identidad, pero, misteriosamente, y no hubo forma de descubrirlo para el Niño que Vivió. Aunque, tiempo después, este hecho había perdido validez: pues poco y nada se supo acerca de aquel ser a quien el rubio estuvo a punto de dedicarle su vida entera... Sino que, por el contrario, nombres femeninos al azar comenzaron a aparecer en su historia de vida, para después permutar por viajes solitarios por toda Inglaterra e incluso a países limítrofes, incluso visitando zonas que Harry nunca imaginó que Draco iría (O simplemente cualquier persona con algo de dinero en sus manos).
Finalmente, el ex Slytherin salió del cuarto principal del Departamento de Aurors con una sonrisa que podría hasta provocar asco de lo triunfante que lucía, aunque también, seguramente, con una cicatriz que le recordaría cómo era el sabor de tener todo, menos lo que más ansiaba... "El añillo del hijo de puta de Potter dolió"...
Sonreía. No podía dejar de hacerlo.
Un mes y aún no aparentaba estar ni en un mínimo rastro en el estado en el que se encontraba. Suerte era lo que tenía...
Aún nadie más que Kim lo sabía. ¿Qué iba a decir su jefe? No tenía idea..
La verdad era que estaba sola, porque realmente no podía contar con nadie.
¿Harry¿Ron¿Ginny?… Se había prometido que nunca más iba a volver a reestablecer una relación con ellos. Por miedo y por una cuestión de moral... ¿Con qué cara iba a retornar a sus vidas, sin previo aviso ni explicación anterior alguna¿Qué podría decirles: "¡Hola¿Cómo están todos ustedes¡Hacía tanto tiempo que no los veía¡Los extrañé mucho! Bueno, aunque en realidad vengo porque no tengo a quién recurrir, y me preguntaba si ustedes podrían decirme algo al respecto de que... estoy embarazada, y el bebé es de mi ex prometido..." No, no estaba dispuesta a hacerlo, no sabía si iban a ser capaces de perdonarla... Por otra parte, también existía el factor por el cual inicialmente se había separado de ellos, y no quería siquiera pensar que llegaría a suceder si alguna de los escombros que quedaban de aquella razón se enteraran... Aún corría peligro, y jugar con fuego no era una alternativa para ella ahora, y menos en su estado.
Quería llorar y reír al mismo tiempo, eran tantas emociones para el solo momento del presente. No podía pensar claramente sus acciones, no podía reaccionar con cordura, no podía razonar previsoramente para tan sólo darse una idea de su futuro... Y eso, tal vz, era lo que más le molestaba... O a lo mejor, oculto muy dentro de ella, sabía que, en realidad, lo que verdaderamente interfería su impecable capacidad de razonar era su propio orgullo que nunca, a pesar de ser en cierta manera correcto, iba a dejar, al menos durante otros largos 8 meses, al mundo saber de la existencia de su hijo... y todo su mundo, era Draco...
Su mente continuó su viaje por oscuros pantanos, donde sólo había una pequeña flor creciendo en medio, con un mensaje que quizá decía algo más que un simple pero esperanzador "Sálvame"; hasta que oyó que alguien llamaba a su puerta...
¡HOLAAAAAAA! Sí, sí, sí... CÁIGANSE! ES EL FIN DEL MUNDOOOOOOOO! NOS VAMOS A MORIR ! (wtf?...). Jajaja, no.. en realidad no... pero piensen esto seriamente, miren fijo al monitor de la pc, y pregúntenle al Señor (wtf?...): "Dios... ¿Es cierto que Flor Malfoy publicó el capítulo 5 de su tan ansiado fict, pero que resultó ser lo peor que escribió en su vida, a pesar de haber pasado como un año?... o.O...". una luz de desconocido provenir ilumina desde arriba al texto en pantalla y una voz grave dice "Sí, hija, sí... Pero Yo soy justo, y les ordeno que le envíen cuantos reviews puedan a la señorita Malfoy inmediatamente!" Bueno, bueno.. siendo yo esa Diosa Hermosa (Wtf?...) que habla, en realidad x esta vez les dejo obviar esa última orden, porque a pesar de que los quiero con toda mi alma, no los merezco porque he tardado como un año, y este capítulo es algo de la más baja calidad...
Y sí, llegó la hora de las disculpas... Resumamos y digamos que he tenido varios problemas, y no exactamente bloqueo de escritor, sino de.. autor de fan fictions, el cual todavía dura... Porque, si voy a ser sincera, voy a decirles que dejé de leer fanfics de Harry Potter y de escribirlos también, y que decidí terminar al menos esta historia (la otra era buena, pero ya es demasiado larga,... y no me creo capaz de realizarla en este estado de NO inspiración...) no sólo porque lo prometí y porque no quería defraudar a ninguno de msi lectores, sino también porque es algo de lo que yo me pueda sentir orgullosa (bueno... si sigo así no creo xD) y.,.. porque "me agarró nostalgia de los viejos tiempos" xD.
Todo este tiempo he estado más concentrada en la música, desarrollé mejor mi inglés al punto de hacerme adicta a escribir poemas en ese idioma y leer sin para cualquier clase de lecturas, y también mejoré mi capacidad para escribir poesía en español también, aparte de mis PROPIAS historias .
Y... sobretodo cabe aclarar que extrañé todo esto y... agradezco INFINITAMENTE los reviews, que desafortunadamente no tengo tiempo de contestar ahora, pero que seguramente mañana sí podré... ahora tan sólo quiero publicar esta mierda (porque en realidad es eso lo que es...) así me queda mi conciencia tranquila xD.
Y.. me voy despidiendo porque "Mi planta de naranjo lima" me espera antes de irme a dormir xDDD (y eso que ya es medianoche y mañana me tengo que levantar para ir al coelgio... NOOOOOOO )
Besos, y espero que sepan comprender... también, sepan que no me ofendo si recibo reviews xDDDDD
Flor Malfoy
