Capítulo 8. Sueño de una noche de verano.
Poco a poco, todos regresaron a dormir en cuanto las cosas se calmaron. El capitán Ozhora, frustrado, le explicó al capitán del nuevo buque que había ido a rescatarlos que era cosa poco menos que imposible hacer que algún bote se acercara a la "Doncella de los Mares", pero que de todos modos le agradecía la intención.
Estoy comenzando a desesperarme.- confesó el capitán Ozhora a su segundo al mando.- No hay gran cosa que yo pueda hacer. Ni siquiera puedo lograr que mi esposa se aleje de ese manager del sóccer.
Como ya había dicho antes, Natsuko Ozhora era reservada debido a que aun estaba casada, cosa que le había impedido ir a pasar la noche al camarote de Katagiri, aunque sí se les vio a ambos paseando muy juntitos por la cubierta y con una actitud tan melosa que podría convertir en diabético a cualquiera. Daichi no estaba de acuerdo con que su madre saliera con ese pirata del Mar de Japón (o sea, Munemasa Katagiri. Recuerden ustedes que trae lentes porque le falta un ojo), pero no se preocupaba mucho por eso ya que Yoshiko Yamaoka ocupaba toda su atención.
¡Qué mal que la ex de tu hermano se vaya a casar con otro!.- exclamó Yoshiko.- Pobre de él.
Sí, pobre.- suspiró Daichi.- Pero él tiene la culpa, por tardarse tanto tiempo en confesarle sus sentimientos a esa chica. Yo no cometeré el mismo error, así que te lo diré de una buena vez...
Daichi hincó una rodilla en cubierta y tomó una mano de Yoshiko.
Mi querida Yoshiko: ¿Quieres darme una prueba de tu amor?.- le preguntó.
¿Qué cosa?.- ella se puso muy colorada.
Sí. Tú sabes, que si quieres... Bueno, darme tu florecita...
(NOTA: Perdón, tengo que hacer espacio para carcajearme un rato XD).
Yoshiko no contestó inmediatamente. Sabía a lo que Daichi se refería, y no es que no quisiera dejarse desflorar por él, sino que en parte tenía algo de temor...
No sé, Daichi.- contestó ella.- Es algo tan prematuro...
¿Y eso qué? No es más prematuro que lo quieren hacer Santana y Nakazawa.- Daichi se encogió de hombros.
No sé.- Yoshiko desvió la mirada.- Tengo que pensarlo...
Yoshiko pensó que si su hermano (o sea, Taro) se daba cuenta de que iba a darle su más preciado tesoro al hermano de su mejor amigo, muy seguramente aquél se volvería loco...
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Paola, Lily y Alisse ya se encontraban nuevamente en el camarote. Alisse y Paola estaban de lo más sorprendidas por la inesperada serenata de Wakabayashi, aunque Lily se negó completamente a hacer comentarios al respecto. La mexicana se acostó en su cama, se envolvió en las sábanas y se volteó hacia una de las paredes del camarote, dándoles la espalda a las otras dos. Ellas captaron el mensaje y optaron por ya no decirle nada a ella, aunque continuaron cuchicheando entre ellas.
No creí que Genzo fuese tan cursi.- murmuró Paola, quesque según para que Lily no oyera pero bien que sabía que las estaba escuchando atentamente.
El Wakys siempre ha sido así de cursi cuando de Lily se trata.- susurró Alisse.- Me cae que está desesperado por hacer que ella lo recuerde...
Uhm.- bufó Paola.- Va a estar difícil que lo consiga, ya que después de todo, Lily está con ese bomboncito de Ken...
Jajaja, eso lo puedes decir tú, que estás que derramas la baba por ese portero, pero no así Lily, quien siempre lo ha detestado.- Alisse enterró la cara en la almohada para evitar que Lily escuchara su risilla.
Yo no derramo la baba por Ken.- masculló Paola, algo ruborizada.
¿Qué no? Si siempre lo defendías con uñas y dientes cuando Lily lo atacaba.- le recordó Alisse.- Muchas veces corrimos el riesgo de que ustedes armaran la Tercera Guerra Mundial cuando se ponían a defender al Wakys y al Wakas. Si hasta siempre pensé que de quien estabas enamorada era de Ken, no de Schneider.
No digas idioteces.- Paola elevó un poquito el volumen de su voz, corriendo el riesgo de que Lily le aventara un almohadazo.- Apenas y conocí a Ken en este crucero...
¿Y eso qué? Quizás apenas y lo acabas de conocer en persona, pero ya desde hace mucho tiempo que lo conoces por fotografías, ¿no?
En ese momento, Lily carraspeó. Alisse y Paola sabían que ésa era una señal de advertencia. "O se callan y se duermen, o las aviento por la borda", era el mensaje de Lily. Ambas chicas se hicieron señas y decidieron intentar conciliar el sueño de nuevo. Pero Paola no pudo hacerlo. Había mentido cuando dijo que apenas y había conocido a Ken en el crucero. La verdad era que ya desde hacía mucho tiempo se había topado con él...
-FLASH BACK-
Era la segunda o tercera guardia hospitalaria de Paola y esa noche le tocaba estar en el servicio de Urgencias. Toda la noche había llegado muchísima gente aquejada por cosillas que no eran consideradas como "urgencias", cosa que a Paola terminó por frustrarle en algún momento. Sin embargo, ya de madrugada, llegó al hospital un muchacho que decía tener mucho dolor abdominal. Paola lo atendió en consulta y, desde que lo vio, le llamaron la atención sus ojos. El joven tenía el cabello largo y rasgos orientales y a Paola le dio la impresión de que ya lo conocía de algún otro sitio... Después de una rápida valoración, Paola decidió llamarle al cirujano. Éste determinó que el joven tenía un ataque de apendicitis aguda y tenía que ser operado de urgencia. Ya en el quirófano, el muchacho se veía un tanto nervioso.
Tranquilo.- Paola intentó darle ánimo.- Te va a operar uno de los mejores cirujanos de todo Hamburgo.
Gracias. Aunque aun así estoy algo nervioso... Más porque mis amigos no saben que estoy aquí... .- respondió el joven, con una sonrisa que cautivó a Paola.
No se preocupe. Nosotros le avisaremos.- sonrió Paola.- Tranquilícese, Ken...
Ella solo sabía que el joven se llamaba Ken. Pero él se había negado a darle su apellido, cosa que puso un pequeño conflicto ya que para el papeleo del hospital se necesitaba el nombre completo, pero el muchacho pidió hablar con el cirujano a solas y después de eso, el galeno decidió que no necesitaban poner el apellido del joven en el expediente (bueno, es una obligación que se ponga el nombre completo en un expediente médico porque es un documento legal, pero bueno). La cirugía salió bien y Ken podría ser dado de alta en dos días, si seguía las indicaciones médicas. Paola lo cuidó mientras estuvo en el hospital y poco a poco se fue encariñando con él... Y tal parecía ser que Ken también se había encariñado con ella... Decía que lo único bueno de haber sido operado de apendicitis era el ser cuidado por una doctora tan especial como Paola... De pronto, la noche previa al alta hospitalaria de Ken, Genzo Wakabayashi se apareció por el hospital, cosa que le causó una sorpresa muy desagradable a Paola.
¿Qué haces aquí?.- preguntó ella, con desagrado, al ver a su primo.
Vine a visitar a alguien.- respondió Genzo, muy serio.
Ya veo... ¿Al cirujano plástico o algo así?.- inquirió Paola, con sorna.- ¿Para que te cambie esa carota de tarado que tienes?
(Perdóname, Genzo. Ésa es frase de Paola, no mía -.-).
No cambias, Paola.- intervino Lily, en esos momentos, mirando a Paola con enojo y dedicándole a Genzo una de sus tan características sonrisas que conquistaban al mundo.
Buenas noches, doctora Del Valle.- saludó Genzo, sonriendo de una manera en la que Paola nunca le había visto.
¿Se conocen?.- Paola miró a uno y después a la otra.
Solo nos hemos visto una vez.- respondió Genzo, muy complacido.- Pero con eso es suficiente para que yo desee visitar este hospital... De haber sabido que usted trabajaba aquí, habría venido antes.
¿De dónde lo conoces tú, Paolita?.- inquirió Lily, con una sonrisilla seductora (para Genzo, obviamente).
Es mi primo.- suspiró Paola.
No me digas...
Sí te digo...
¿No me vas a presentar?.- inquirió Genzo, sin dejar de mirar a Lily.
Ya qué.- bufó Paola.- Genzo, te presento a Lily Del Valle, una amiga. Lily, él es Genzo Wakabayashi, mi primo.
Sé quién es él.- dijo Lily, tendiéndole la mano a Genzo.- Todo mundo lo conoce aquí...
Pero no nos habían presentado.- replicó Genzo, besando la mano de Lily en un gesto que Paola catalogó como cursi.- Es un verdadero placer...
Lily se ruborizó a más no poder y soltó una risilla de nervios. Paola suspiró y decidió dejar a su primo y a su amiga solos, pues se había dado cuenta de la química que había surgido entre ellos. La chica Wakabayashi pensó que era a Lily a quien Genzo había ido a visitar... Sin embargo, a la mañana siguiente, Paola descubrió con sorpresa que Ken se había marchado. La noche anterior había convencido al cirujano para que lo diera de alta. Paola se sintió un poco triste...
¿Saben por qué se dio de alta ayer el joven que estaba en la cama 215?.- le preguntó Paola a una de las enfermeras.
Parecía ser que él tenía que regresar a su país de origen y por eso pidió que lo dejaran irse ayer.- explicó una enfermera.- Él y otro joven hablaron con el doctor y lo convencieron... Supongo que no pudo decirles que no a dos jugadores famosos...
¿De qué hablan?.- inquirió Paola, sin entender nada.
Ay, Paolita.- terció Lily, en ese instante.- Eso te pasa por no querer saber nada sobre el fútbol. El joven de la cama 215, al que operaron antenoche, y al que por cierto detesto con todo mi corazón, no es otro que Ken Wakashimazu, portero su-plen-te de la Selección Japonesa de fútbol.- nótese el énfasis que Lily hizo en la palabra "suplente".
¿Qué cosa?.- Exclamó Paola.- ¿Portero de la Selección Japonesa? ¿Y qué rayos andaba haciendo aquí por Hamburgo?
Según sé, vino a jugar un partido amistoso con su equipo, el Yokohama Flugels (en su casa lo conocen), en contra del Hamburgo.- explicó Lily.
En ese momento, a Paola le cayó el veinte de algo...
Entonces.. ¿Fue por eso por lo que Genzo vino anoche?.- preguntó.
Sí.- asintió Lily.- Vino para hablar con el médico del Señor Lavacoches, o sea Ken, para que lo dejara marcharse y alcanzara a tomar el vuelo en el que se iría su equipo a Japón.
Paola ya no contestó. Pero súbitamente se sintió algo triste. Y quizás decepcionada. Ken Wakashimazu también era jugador de fútbol. Otro portero, al igual que su primo... Paola suspiró. Era una pena, pero muy seguramente nunca más volvería a ver al apuesto portero karateca... (Insisto, éste es pensamiento de Paola, no mío).
-FIN DEL FLASH BACK-
Paola suspiró, apoyándose contra su almohada. Ella no sabía que volvería a encontrarse a Ken, y mucho menos en tan terrible situación... Y lo peor del caso, es que antes del embrujo del Cuadrado de las Bahamas, Ken había estado sufriendo una decepción amorosa por causa de Hana... Paola no pudo permanecer más tiempo acostada y decidió dar un paseo por la cubierta del barco. Se dirigió a uno de los miradores y desde ahí observó el trozo de océano interminable que se extendía ante ellos.
Linda noche de verano.- comentó Schneider, detrás de ella.
El corazón de Paola se aceleró, pero inmediatamente ella se repuso.
Qué más da.- musitó Paola.- Si estamos varados en medio de la nada.
No será para siempre.- replicó Schneider, encogiéndose de hombros.
Eso espero... La verdad es que este crucero es una pesadilla.- murmuró Paola, cabizbaja.
¿Tan malo te resulta?
¿Te parece poco el tener que estar a bordo con Hana y Genzo?.- gruñó ella.- No es poca cosa.
Vaya que no cambias.- Karl soltó una risilla.- Sigues detestando a toda tu parentela...
Y lo seguiré haciendo.- replicó Paola.
Karl no dijo nada (ya me harté de escribir Schneider). Se dedicó a contemplar el mar, bañado por la luz de la luna.
Quisiera ofrecerte perdón, pero no me atrevo a hacerlo.- murmuró Karl, al cabo de un rato.
¿Por qué?.- Paola se sorprendió.
Por no haber sabido manejar la situación.- explicó él.- No debí haberte engañado con Hana, es solo que... Solo se dio. No estaba planeado. Tú sabes que nunca hubiese hecho algo que pudiese lastimarte...
Sí, cómo no.- dijo Paola, con sarcasmo.- Ni creas que te voy a creer ese cuento.
Es la verdad.- Karl miró a la chica con ojos de sinceridad.- Créeme, Paola. Yo te quise muchísimo. Pero tú bien sabías que lo nuestro no iba a durar para siempre...
Sí, Paola también sabía eso. Siempre lo supo, en el fondo de su corazón, aunque ella se negaba a aceptarlo...
Quizás por ahora te cueste trabajo.- murmuró Karl.- Pero espero que en un futuro podamos ser amigos... De verdad... Ojalá puedas perdonarme algún día...
Paola no respondió. Karl lo entendió como una indirecta de que por ese momento no quería hablar de eso y se marchó, no sin antes murmurarle un "adiós" a la chica. Paola continuó contemplando el mar y las estrellas, tratando de no pensar...
Si me permite decírselo, doctora.- murmuró Ken, detrás de ella.- Schneider es un completo idiota.
Eso lo sé.- replicó Paola, algo asustada porque no escuchó los pasos de Ken.
Sinceramente, doctora, un hombre debe de ser verdaderamente estúpido para dejar a una mujer como usted.- murmuró Ken, mirando a Paola a los ojos.
Ella se puso coloradísima, aunque se percató de que Ken había usado una palabra muy específica: "doctora".
¿Cómo sabe que soy doctora?.- preguntó Paola, tratando de tantear a Ken (dije "tantear", no "tentar" ¬¬).
¿Cree acaso que me olvidaría de la linda doctora de ojos verdes que me cuidó en Hamburgo?.- inquirió Ken, en voz muy baja.
Antes de que Paola pudiese decir algo, Ken se dio la vuelta y se marchó, dejándola sumida en sus pensamientos...
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Genzo estaba acostado en su cama, nuevamente, sin poder dormir. Ya no sabía qué otra cosa hacer para reconquistar a Lily, y presentía que el tiempo se le estaba acabando... Algo le decía que quizás dentro de muy poco el hechizo sería permanente... Pero no encontraba la manera de romperlo...
Al poco rato, una sombra entró nuevamente al camarote. Genzo reconoció el perfume tropical que esa sombra emanaba...
Sakura.- llamó Genzo.- ¿Qué hace usted aquí... Otra vez?
Ella se detuvo. Genzo pensó en que la muchacha era verdaderamente persistente...
Tranquilo.- susurró ella, echándoles una mirada cautelosa a los inconscientes Misaki y Tsubasa.- Ésta vez vengo por otro motivo diferente...
Sea lo que sea, no me interesa.- Genzo se removió en la cama y le dio la espalda a Sakura.- Váyase.
Yo creo que sí le va a interesar.- lo contradijo Sakura.- Porque vengo a decirle la manera de romper el hechizo del Cuadrado de las Bahamas.
¿Qué cosa?.- de la sorpresa, Genzo gritó.
Él no supo si fue eso o la declaración de Sakura lo que sacó a Tsubasa de su sueño. El prodigio del sóccer se sentó en su cama y encendió una vela, que distorsionaba las caras de Sakura y de Genzo y del propio Tsubasa.
Apaga eso.- ordenó Genzo, mirando preocupado a Misaki.- O éste se despertará.
Me vale gorro.- replicó Tsubasa.- Quiero saber la forma de romper este maldito hechizo para poder recuperar a Sanae.
Tsubasa y Genzo miraron expectantes a Sakura. Ésta abrió la boca y se dispuso a hablar.
Notas:
Hoy, mientras releía el tomo 1 de "Marmalade Boy", se me vino una idea diferente sobre cómo terminar con el hechizo. Ya desde antes de comenzar el fic tenía listo el final pero ahora le haré un pequeño cambio, nomás para variar.
Este capítulo habló mucho sobre Paola y Ken, pero me pareció que ya había agarrado muchos capítulos para Lily y Genzo, además de que Alisse ya había tenido su parte también, aunque aun me faltan unas cuantas cosillas para la chica chilena y el querido Tarito -
Jajaja, no manchen, me boté de la risa cuando puse lo de "darme tu florecita". Mi hermano y sobrinos me miraron como si estuviese loca XD.
Munemasa Katagiri perdió un ojo cuando era joven. No explican en el manga de CT el cómo fue que lo perdió, solo se ve una imagen en donde él se quita los lentes y se ve que uno de sus ojos tiene una cicatriz. Lo de "el pirata del Mar de Japón", fue un invento mío (y muy jalado de la neurona, por cierto).
Perdón, Tsuki, por lo de "mono" -.-
Y el insulto que le dirige Paola a Genzo sobre lo del cirujano plástico es frase de la propia Paola. El alma de Tsuki escribió eso por mí, yo nunca diría nada similar sobre mi amado Genzo ¬¬ (pero sí lo diría sobre Ken XD).
