Capítulo 9. Barrera infranqueable.

Genzo y Tsubasa miraron fijamente a Sakura, esperando a que ella respondiera.

Éste no es el mejor lugar.- dijo Sakura, mirando a Misaki.

Tienes razón. Vamos a cubierta.- contestó Tsubasa.

Tsubasa, Genzo y Sakura salieron a la cubierta del barco, no sin antes asegurarse que Taro seguía dormido. Una vez allí, los dos muchachos esperaron pacientemente a que Sakura hablara.

Cuenta la leyenda.- dijo Sakura.- Que la única manera de romper el hechizo es con un beso.

¿Un beso? ¿Solo eso?.- musitó Genzo, algo decepcionado.- Ése es un cliché de lo más viejo...

Quizás.- aceptó Sakura.- Pero no es tan fácil como en los cuentos de hadas...

¿Ah, no?

No. ¿No te has dado cuenta de que cada vez que intentas besar a tu novia ocurre algo que impide que lo hagas?.- preguntó Sakura.

Genzo caviló unos instantes. Sí, Sakura tenía razón, cada vez que él había intentado besar a Lily había ocurrido algo que se lo había impedido...

Es cierto.- admitió Genzo.- Pero pensé que solo eran coincidencias.

Para nada.- replicó Sakura, con voz triunfal.- Es el mismo efecto del hechizo. No será tan fácil que puedas besar a Lily, como ya te había dicho.

¿Y qué es lo que tengo que hacer?.- inquirió Tsubasa.- ¿Darle a Sanae una manzana envenenada para que caiga en un profundo coma y después besarla? ¿Hacer que se pinche el dedo con el huso de una rueca para caiga en un largo sueño de 100 años y después besarla?

Mejor enciérrala en una torre.- murmuró Genzo, divertido.

Qué gracioso...

Ya, en serio.- interrumpió Sakura.- Lo único que hay que hacer es darse un beso y ya...

¿Tendremos que hacer que todos los que estén bajo el hechizo reciban un beso?.- preguntó Tsubasa, desolado.- Eso será imposible...

No forzosamente.- negó Sakura.- Basta con que solo una pareja de enamorados se bese.

Entonces solo tengo que besar a Sanae antes de que se case mañana por la noche...

De hecho, no.- volvió a negar Sakura.- Tendrás que besar a Sanae antes de que el sol se ponga mañana por la tarde...

¿Por qué?.- inquirió Genzo, aunque presentía la respuesta.

Porque el hechizo se volverá permanente después de ese tiempo.- contestó Sakura.

Genzo y Tsubasa sintieron escalofríos correr por la espalda.

No tenemos mucho tiempo.- murmuró Tsubasa.

Bastará con que uno de los dos bese a su enamorada.- replicó Genzo.- Y es más, vamos a decirles a los demás la manera de romper el hechizo, a ver si alguien consigue hacerlo antes que nosotros.

¡Claro! Será de lo más fácil.- sonrió Tsubasa.

No se confíen.- aconsejó Sakura.- Ya se han dado cuenta del poder del hechizo del Cuadrado de las Bahamas. Es ese poder el que nos ha impedido movernos del sitio en donde estamos parados...

¿Y eso por qué? Es decir... ¿Por qué precisamente nos han hecho quedarnos varados en este lugar?.- quiso saber Tsubasa.

Porque esta zona es un sitio "en espejo".- aclaró Sakura.- Aquí pasan cosas contrarias a lo que ocurre en el mundo real.

Explícate.- pidió Genzo.

Sí. Como esto de que haya tantas parejas disparejas.- respondió Sakura.- Poniendo un ejemplo, tengo entendido que tu novia detesta a Ken Wakashimazu, ¿no? Bueno, pues en esta zona espejo ellos se aman. Lo que pasa aquí es todo lo contrario a lo que pasa en la vida real...

Ya veo.- murmuró Genzo.

Es por eso que la leyenda de este sitio también es conocida como "Los Cuentos del Espejo", porque son los hechos que ocurren en un sitio en donde todo es contrario a lo normal. La fuente del poder del hechizo del Cuadrado de las Bahamas es precisamente la zona espejo.

Entiendo.- dijo Tsubasa.

Así que no se confíen. Créanme, el poder de esta zona es realmente poderoso.- advirtió la chica.

Sin embargo, Genzo y Tsubasa le hicieron poco caso a Sakura. Ambos estaban seguros de que, de una manera u otra, romperían el hechizo antes del atardecer.

Regresaré a la cama.- anunció Tsubasa.- Estoy molido.

En un segundo te alcanzo.- anunció Genzo.

Como quieras.

En cuanto Tsubasa se fue, Genzo se dirigió a Sakura.

Solo quería agradecerte que nos hayas dicho la leyenda completa, aunque no entiendo el por qué esperaste hasta este momento para decírnoslo.- dijo él.

Porque, la verdad, yo quería que estuvieses separado de tu novia (y también porque si lo hubiese dicho desde un principio no habría historia).- confesó Sakura.- Yo siempre he estado enamorada de ti...

Me halagas.- confesó Genzo.- Realmente que sí. pero...

No me lo digas.- Sakura lo calló poniéndole un dedo en los labios.- ¿Por qué es tan difícil? ¿Por qué no puedes olvidarla a ella y amarme a mí?

Porque ella es mi corazón.- respondió Genzo, en voz muy baja.- Lily es la única mujer que me ha hecho sentir como un verdadero hombre... Ella es toda la ternura en mi vida, toda la dulzura, toda la verdad... Todo el amor...

Lily observaba a Sakura y a Genzo platicar. Aquella no había podido dormir pensando en la serenata que le había llevado Gen. Lily quería hablar con él, preguntarle si todavía la quería a pesar de que ella lo había tronado para andar con su gran rival. Sin embargo, cuando Lily salió a cubierta, se topó con la escena en donde Sakura le ponía un dedo en los labios a Genzo. Ella no alcanzaba a escuchar lo que hablaban, solo veía que ambos jóvenes estaban demasiado cerca el uno del otro...

¡Qué rápido me olvidaste!.- murmuró Lily, inexplicablemente triste.

No quería ver un beso o algo similar, así que se dio la vuelta y regresó a su camarote.

Lo siento, Sakura, de verdad.- habló Genzo.- Pero ni tú ni ninguna otra mujer podrían hacer que me olvidara de Lily... Mi Doctora de la Eterna Sonrisa...

Ya veo.- murmuró Sakura, muy triste.

Genzo besó a Sakura en la mejilla, antes de regresar a su cuarto. Sakura lo miró irse con un nudo en la garganta y un vacío en el corazón...

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El día amaneció desoladoramente soleado, para gran desgracia de los no hechizados, quienes tenían la esperanza de que en algún momento se desatara una tormenta o llegara un huracán para que de esa manera el capitán Ozhora se viera obligado a suspender la boda. Aunque de cualquier manera, Sanae y Santana estaban tan decididos a casarse que quizás no los hubiese detenido ni el más espantoso de los huracanes.

Sanae, en su camarote, se preparaba para arreglarse con la ayuda de Yukari, Maki y Kumi. Paola y Alisse de plano se negaron a ayudar a la futura novia, mientras que Lily se encerró en su propio camarote a arreglarse ella misma. Mientras tanto, en el tercer camarote de chicas, Yayoi trataba de idear una manera para besar a Jun. Ya Tsubasa la había puesto al tanto de la situación...

Estás muy pensativa.- le comentó Yoshiko Fujisawa, tratando de acomodarse un mechón de pelo.- ¿Es por la boda?

Sí.- mintió Yayoi.- Me preocupa la boda... Tengo miedo de que se realice.

¿Por qué?.- inquirió Yoshiko.- Si Sanae y Santana se aman...

No creo que eso sea verdad.- negó Yayoi.- Es más bien como una especie de embrujo... Como lo que tú tienes con Soda.

¿Qué quieres decir con eso?.- exclamó Yoshiko, algo molesta.- ¿Qué tienes en contra del dulce amor que tenemos Soda y yo?

Yayoi pensó en el tema de "Nuestro amor", del grupillo fastidioso de RBD y por un momento se imaginó a Yoshiko y a Soda cantando la canción a dueto.

Es solo que es algo muy extraño.- comentó Yayoi, tratando de controlar su risa.- Es que no quedan, ambos son tan opuestos... Es como la pareja que hacen Misugi-san y Kumiko...

Lo que pasa es que estás celosa.- replicó Yoshiko, algo molesta.- Tanto porque Misugi te dejó como porque Soda y yo tenemos algo hermoso. Ya resígnate de una buena vez y búscate otro novio. Hay muchos solteros en este barco. Es más, quédate con Matsuyama. Te lo regalo.

"¿Me lo regala?", pensó Yayoi, atónita. Pero antes de que ella pudiera responder algo, Yoshiko salió del camarote. Afuera ya estaba esperándola Makoto Soda, muy guapo y con una gran sonrisa.

Yoshiko, mi amor.- sonrió Soda.- Te ves hermosa...

Gracias.- Yoshiko sonrió, apenada.

Ambos se tomaron de la mano y comenzaron a caminar, pero no habían dado ni dos pasos cuando Matsuyama los detuvo.

Bueno, fue suficiente.- dijo Hikaru, terminantemente.- Deja a mi novia en paz.

No es tu novia.- replicó Soda, enseñando los dientes.

No soy tu novia.- replicó Yoshiko, algo molesta.

Sí lo eres.- Matsuyama la tomó por el brazo, separándola de Soda.- Recuerda cuánto me quieres...

Soda, enojado, lanzó un puñetazo directo al estómago de Matsuyama, pero éste lo esquivó con facilidad. Ambos muchachos se entablaron en una pelea ante la mirada temerosa y sorprendida de Yoshiko.

¡Ya basta!.- Yoshiko quiso detenerlos, pero no se fijó en que Soda iba a golpear a Matsuyama y que ella quedaba en el camino del golpe.

Hikaru se dio cuenta de esto y empujó a Yoshiko para desviarla del golpe, pero entonces ella perdió el equilibrio en sus zapatos de tacón y se balanceó peligrosamente por la borda. Matsuyama ni tardo ni veloz, se lanzó hacia ella y logró atraparla por la cintura, aunque el evento hizo que él perdiera también el equilibrio.

¡Hikaru!.- gritó ella, llamándolo por su nombre.- ¡Nos vamos a caer!

No te preocupes.- murmuró él, mirándola a los ojos.- Yo te protegeré. Nunca dejaré que nada te lastime...

Matsuyama perdió el equilibrio y precipitó al mar con Yoshiko, aunque él la abrazó fuertemente y la protegió con su cuerpo para evitar que ella se lastimara con la caída...

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Lara y Aoi jugueteaban a orillas de la alberca. Con "juguetear" me refiero a que Lara le hacía "piojito" al sufrido de Aoi. Una edecán (que no era Sakura), se acercó a ellos.

Señorita Del Valle.- dijo la edecán.- La busca su hermana.

¿A mí?.- preguntó Lara, algo molesta.- ¿Por qué no viene ella en persona a buscarme?

Porque tiene un problema con su vestido y quiere que la ayude lo antes posible.- respondió la edecán.

Pues ya qué.- refunfuñó Lara, soltando momentáneamente a Aoi.- Espérame un segundito, mi chaparrito. Ya vuelvo.

Sí, mi grandota.- rió Aoi a grandes carcajadas.

Lara iba enojada rumbo al camarote de su hermana, pero en cuanto perdió de vista la piscina, una mano la tomó por el vientre y la jaló con violencia.

¿Qué haces? ¡Suéltame!.- gritó Lara, al ver que era Ian quien la sujetaba.

No lo haré, mi chica ruda.- Ian pegaba su cuerpo al de ella.

¡Suéltame, depravado!.- gritó Lara.- ¡Gritaré que me quieres violar!

¿Y eso qué tiene de malo?.- Ian susurraba al tiempo que le daba pequeños besitos al cuello desnudo de Lara.- No es mala idea...

¡Ya déjame, infeliz!.- seguía gritando Lara.

Si bien que esto te gusta y te enciende, amorcito.- murmuraba Ian.- Sé que te gusta ser sometida...

Lara no lo quería reconocer, pero Ian tenía razón. Cada vez eran menos fuertes sus intentos por tratar de detener al muchacho.

Si no me sueltas, te arrepentirás por el resto de tu vida.- sentenció Lara, tratando de sonar lo más agresiva posible.

Está bien.- Ian suspiró, fingiendo darse por vencido.- Será como tú quieras... Pero solo te dejaré ir si me das un beso...

¿Qué cosa?

Solo quiero un beso de tus labios rojos, mi chica ruda.- sonrió Ian.- Solo eso, y te dejaré en paz para siempre. Es una promesa. Dejaré que seas feliz con Aoi.

Lara miró a Ian a los ojos por un momento. Después sonrió y pareció aceptar.

De acuerdo.- aceptó ella.- Cierra los ojos.

Ian, de idiota, cayó en la trampa. En cuanto cerró los ojos, Lara le propinó tremendo patadón ahí en donde les platiqué, haciendo que Ian viese estrellitas...

Hija de la viejita.- musitó Ian, sin aliento.- Te pasaste, desgraciada...

¡Ay!.- Lara se dio cuenta de que había exagerado el golpe.- ¡Perdóname! ¡De verdad que lo siento mucho!

Está bien.- Ian estaba de lo más sofocado, tirado en el suelo y revolcándose.- Se me pasará...

"Lo malo es que ya no me quedarán ganas de besar a nadie", pensó él.

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Yayoi salió del camarote sin rumbo fijo. No sabía muy bien a dónde ir ni qué hacer. Solo sabía que, si quería recuperar a Jun, tenía que atreverse a besarlo... Jun estaba parado observando el altar improvisado en donde se casarían los novios al anochecer. Se veía algo melancólico y triste...

Hola.- saludó Yayoi, casi sin voz.

Hola.- sonrió Jun.- ¿Viniste a ver el altar?

Algo así.- contestó ella, desviando la mirada.- Aunque en realidad te estaba buscando a ti...

¿A mí? ¿Para qué?.- Jun estaba sorprendido.

Para decirte que... .- Yayoi suspiró.- Que te deseo mucha suerte con Kumiko. Espero que ella te dé todo lo que yo no te di...

Yayoi, no digas eso.- murmuró Jun.- Tú siempre me lo diste todo... Fuiste perfecta, no tuviste ningún error.

No lo creo.- Yayoi estaba al borde de las lágrimas.- Porque de ser así tú no me habrías dejado...

Jun se sintió repentinamente conmovido ante las lágrimas de Yayoi. Nunca le había gustado el verla llorar, y al presenciar la escena le vinieron a la mente las razones por las cuales amaba a esa mujer...

La verdad es... .- murmuró Jun.- Que muchas veces pienso que cometí un error...

¿Qué quieres decir?.- inquirió Yayoi.

Que cometí un error al dejarte... .- susurró Jun.- Que quizás nunca debí separarme de ti...

Jun se acercó mucho a Yayoi, pero sin besarla. Todo estaba listo para que ella diera el acercón final y sellaran un beso. Pero justo cuando sus bocas estaban a tan solo unos cuantos milímetros, Yayoi se hizo para atrás.

Lo siento, pero no puedo.- musitó Yayoi, llorando a lágrima viva.- No me atrevo...

Y salió corriendo en dirección contraria.

El hechizo del Cuadrado de las Bahamas estaba acabando uno por uno con la gente que intentaba acabar con él. El embrujo se había convertido en una barrera muy difícil de superar...

Notas:

Bueno, pues ya casi termino este fic. No sé si falten uno o dos capítulos, solo sé que ya está por acabarse. No quiero hacerlo muy largo, la verdad es que no tengo mucha trama y no la quiero hacer de tos y arruinar la historia, que ya de por sí está de lo más jalada XD. Ni tiempo he tenido de encariñarme con el fic...

Hacer "piojito" es espurgar el cabello de otra persona con los dedos.

¿Se entendió el por qué de "Los Cuentos del Espejo"? Si no, pues díganme y trataré de explicarlo mejor. De todas maneras, en el último capítulo les diré de dónde saqué ese título.