Cap.8 Quiero tenerte conmigo

-DIOS MIO!- Alba se levantó bastante agitada y sudando, mientras un escalofrío comenzaba a recorrerle la espalda, comenzó a mirar para todos lados y al hallarse completamente sola dio un gran suspiro

-PERO QUE COSAS ESTOY SOÑANDO- se reprendía mientras se pasaba las manos por el cabello y se levantaba de la cama con dirección a la pequeña cocina por un vaso con agua, de pronto el recuerdo de aquel sueño la traicionó e hizo que su cara se pusiera totalmente roja de la vergüenza

-QUE BÁRBARA! QUE CLASE DE SUEÑOS ESTOY TENIENDO Y SOBRE TODO CON QUIEN- se volvía a reprender mientras sacudía la cabeza para quitarse ese pensamiento de la cabeza. Transcurrieron algunos minutos para que se tranquilizara por completo, ahora estaba en la entrada del templo, estaba de pie, apoyada en uno de los pilares y con los brazos cruzados, tenía la mirada completamente clavada en el cielo –Me pregunto que estará haciendo en este momento- Alba sintió que una corriente de aire congelado había entrado y cerró los ojos, por un momento pudo sentir la presencia de él, parado tras ella y pudo jurar que la abrazó, que esos fuertes brazos estaban alrededor de ella, además de sintió la respiración de él muy cerca de su cuello, pero al voltear hacia atrás se dio cuenta de la triste realidad, había sido su imaginación –Oh Dios! Creo que estoy enamorada de él- se dijo mientras sentía un ligero rubor en sus mejillas.

El 2do mes fue eterno para la joven, que por fin había descubierto que el odio que sentía hacia el santo de Acuario se había convertido en amor; aunque no estaba segura de que al joven francés le gustara eso, no le importaba, estaba dispuesta a enamorarlo y por que no, también deseaba que pudieran hacer lo mismo que en su sueño (niña puerca O.o).

El día del regreso de Camus por fin llegó, los dorados le esperaban a las afueras del Santuario, Alba estaba emocionada por que por fin podría tener de vuelta su encendedor y a Camus, claro que nadie sabía de su repentino cambio de odio a amor

-Como te sientes?-

-Quiero mi encende-prende!-

-n.nU-

-Llegó Camus!- gritó Milo emocionado, Alba sintió que se le iba a salir el corazón de tan fuerte que palpitaba, se abrió paso y se encontró cara a cara con él. Sin pensarlo se abalanzó sobre él, pero frenó porque él tenía el brazo extendido y en la mano su encendedor, a ella se le iluminó el rostro al ver de vuelta a su viejo amigo y lanzó lejos la pelota de tenis

-Toma, para que te fijes en donde dejas tus cosas

-Te extrañé mucho- le dijo al encendedor y lo guardó (O.o). De pronto y sin pensarlo saltó y abrazó al ojiazul que se había quedado completamente sorprendido ante esa acción y solamente le dio unas palmadas en la espalda a la joven, después se separó un poco y le dio un beso bastante cerca de la boca, dejándolo todavía mas desconcertado y a los otros dorados con las bocas totalmente abiertas.

-Camus, que bueno que le regresaste el encendedor, no sabes todo lo que tuvimos que hacer para mantenerla tranquila estos dos meses- dijo Aioria

-El gatito tiene razón-

-¬¬# A quien le dijiste gatito, pescadito afeminado-

-¬¬#-

-Muchachos cálmense- intervino Aioros

-No te metas!- gritaron los dos al unísono

-¬¬#

-¬¬#

-¬¬#

-Jejeje, Camus, que te parece si te lo platicamos de camino a tu templo- Milo lo rodeó con su brazo y se lo llevó, mientras los otros dorados le seguían de cerca, dejando a los hermanitos y al rarito peleando.

El relato de Milo comenzó y Alba no podía evitar reír de vez en cuando recordando lo desesperada que estaba por no tener a su amigo fiel, Camus también la miraba pero en forma reprobatoria por su comportamiento, sobre todo cuando llegaron a la parte del cuchillo de cocina.

Milo seguía con su relato, cuando Alba, por ir tan entretenida jugando con el encende-prende, no se dio cuenta y se tropezó con el escalón, jalando el pantalón de Camus para no caerse, cosa que resultó inútil por que de todos modos "azotó la res" y de paso le bajó los pantalones al lindo francés, dejando al descubierto sus boxers de muñequitos de nieve, ante las miradas de incredulidad de parte de los caballeros, que de inmediato se convirtieron risas burlonas ante la escena y sobre todo por los calzones de Camus

-no puede ser, no puede ser- decía el ojiazul entre dientes tratando de calmarse, pero fue imposible –MALDITA SEA, ESTÚPIDA NIÑA CARA DE PAPA, A VER SI TE FIJAS EN LO QUE HACES &)&(/·$!·?"·!- le gritó mientras sus ojos se volvían fieros con ganas de ahorcarla y una vena gigante adornaba la sien del santo que estaba completamente molesto, mientras sus compañeros se agarraban sus panzotas que les dolían de tanto reírse

-Y USTEDES DE QUE SE RÍEN ESTÚPIDOS- en ese instante todos pararon de reír y sin decir más se fueron dejando a un muy enojado Camus con una completamente avergonzada Alba que estaba más roja que un camarón y con la mirada clavada en los boxers de su maestro

-QUE ESTAS MIRANDO!- le reprendió algo sonrojado mientras se subía los pantalones y la miraba feo

-Lo siento Camus- respondió desviando la mirada

-Maldita sea, apenas llego y ya me estas dando problemas- refunfuño cuando caminaba hacia el templo dándole la espalda a la joven que estaba completamente sorprendida

-Soy una estúpida- se reprendió y se levantó sacudiéndose y sobándose el estómago que se había estrellado en la escalera.

Por seguridad la joven había dejado pasar un par de horas antes de ir a visitar a su maestro

-Camus!

-…

-Camus en donde estás!

-…-

Alba se asomó en la cocina, en el baño, en la sala, en el cuarto, debajo de las camas, pero no había rastro del santo, al menos sabía que había estado ahí porque sus cosas ya estaban en su cama.

-En donde madres se habrá metido este tonto- dijo mientras se asomaba a la entrada del templo, pero nada.

En la sala del patriarca

-No me vas a ganar maldito desgraciado- Gritaba Shion que estaba entretenido jugando con su X-Box

-toc, toc!- El patriarca volteó asustado al escuchar que alguien tocaba, por lo que se apresuró a guardar todo como pudo y sacudirse su lindo trasero para después abrir la puerta.

-Que sucede Camus-

-Disculpe la molestia, pero escuché algunos gritos y vine a ver si esta bien-

-n.nUU si caballero, no te preocupes, se te ofrece algo más?-

-No señor, me retiro- Dijo y dio la media vuelta para irse.

Al verse completamente solo otra vez, el patriarca dio un gran suspiro –Eso me pasa por descuidado, sabía que no tenía que gritar tanto- se reprochó, para después volver a lo que estaba haciendo: jugar con su X-Box.

-Camus ahí estas!-

-Que quieres!-

-Bueno, yo, solo vine a disculparme por el incidente de hace rato-

-mmm…-

-Y te vengo a dar las gracias por traerme mi encendedor-

-Y a que viene todo esto?

-Que! Como que a que viene, todavía que me digno a agradecerte y a pedirte disculpas me contestas así, es la última vez que…- Alba no pudo terminar de hablar porque los labios del francés la habían callado.

-Pe… pero que crees que haces!- dijo totalmente sonrojada

-Tu que crees? Te estoy callando, tu voz es bastante molesta- respondió fríamente

-Estúpido!-

Camus le dio la espalda y comenzó a bajar, cosa que molestó a la joven –Ah con que me das la espalda idiota- murmuró –Me las vas a pagar- Alba comenzó a correr hacia Camus que ya estaba varios escalones abajo, ella saltó y lo tacleó como si estuviera en un partido de fútbol americano

-Ah!- se escucharon los gritos de los dos y comenzaron su descenso, Alba lo tenía sujeto con fuerza

-Alba suéltame te vas a lastimar, no puedes medir tu fuerza contra la mía!- él trataba de hacerla entender de buena manera, pero ella se rehusaba soltarlo, hasta que su hombro se impactó con uno de los escalones, causándole un fuerte dolor y haciendo que soltara al francés casi de inmediato. El ojiazul se dio cuenta de lo ocurrido y la abrazó evitando que se fuera a lastimar más y sacrificando su físico detuvo su camino estrellando su espalda en una de las columnas del templo de Piscis, causando que esta se agrietara y que Camus se diera un buen golpe en la espalda.

-Camus…- susurró, el santo la abrazaba demasiado fuerte, la lastimaba más de lo que ya estaba –Camus, suéltame por favor, me lastimas- Por fin él la soltó y la alejó con un "ligero" empujón que hizo que Alba cayera con su brazo lastimado.

-Estúpido!

-te lo advertí, te dije que me soltarás- Camus se incorporó pero casi instantáneamente volvió a caer

-Estas bien?

-Como crees que voy a estar bien si me estrellé contra la columna niña tonta-

-No vuelvo a preocuparme por ti ¬¬#-

-Pero que…?- Afro había escuchado el golpe, pero no le dio mucha importancia sino hasta que escuchó la conversación

-Camus que sucedió?- Se acercó y le ayudó a levantarse

-Pregúntale a esta tonta-

-Alba…- Afro volteó hacia donde ella estaba sentada con el brazo ensangrentado, parecía ida, su rostro estaba ensombrecido

-Alba…-volvió a repetir pero ella simplemente se levantó como pudo y se dirigió a la salida sin prestarle atención alguna a Afro

-Camus, deberías ver que le pasa, en realidad está lastimada…-

-No me interesa lo que le suceda…-finalizó Camus yéndose del lugar

-Eso me pasa por andarme preocupando u.u- Afro suspira decepcionado y se va

En otro lugar del santuario

-Creo que lo mejor será irme de aquí lo antes posible, lo siento…-


El hueveo de LadyIceKiller

HOLA!

Camus en boxers de Muñequitos de nieve, que hermoso! Al parecer definitivamente esta niña si que esta loca, mira que querer ganarle a un caballero de oro, solo a ella se le ocurren semejantes cosas u.u

Gracias a BlackAgain por leer el fic, y no te preocupes que pienso continuar el fic, no me gusta dejar las cosas a medias, odio cuando te dejan picado con una historia...

Les recuerdo que en cuanto tenga tiempo voy a subir los capis que siguen, ustedes no se preocupen n.n

Hasta la próxima

Avances del siguiente capítulo

Alba ya no soporta a Camus, quiere irse, pero algo la hará cambiar de opinión, mientras que los dorados quieren irse de fiesta una vez más… que pasará con estos dos? Todo esto y más en el siguiente capítulo NO SE LO PIERDAN…

Au Revoir

ATTE

LadyIceKiller

MOERO MOERO!