-Hi! Hikari reportando!... Bueno, eso se ha escuchado medio tarado, pero ya que. Después de muchos días sin pararme por aquí, tengo el tercer capitulo de mi fic.

Disfruten el fic de Hikari.

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Maldito sea el Ningenkai. Todo en él. Había encontrado mil y un humanos. Secuestrados, niños perdidos e incluso se había tomado la molestia de guiarlos hasta uno de esos patrulleros ningen llamados 'policias'. Pero la misión no era altruista, se trataba de encontrar a Kurama, no humanos cualquiera.

Y a pesar que en el mundo de los humanos se suponía que localizar su youki sería más fácil, no podía siquiera encontrar el mas mínimo rastro. La noticia de la extraña desaparición del zorro había llegado hasta el ningenkai, donde silenciosamente se llevaba a cabo una minuciosa búsqueda.

Aunque claro, Hiei tenía muy presente que esos humanos no podían hacer mucho.

Keiko hacía lo que podía buscando, engañándose a sí misma. Sabía que la posibilidad de encontrar a kurama era mínima. Aunque era mejor que sentarse inútilmente a hacer bada.

Kaitou había sido transferido a Francia, en un intercambio de estudiantes. Desde ese lugar también había sido informado por la activa novia de Yusuke que ya no sabía a quien mas acudir en busca de ayuda. Y abandonándolo todo partió en busca de su pelirrojo rival.

Genkai y Botan buscaban como les era posible. Y Shizuru andaba de punto en punto por todo el Japón.

Hiei había recorrido toda la ciudad. Recorrido bosques y praderas. Cuevas y todo sitio de imposible acceso a humanas como ellas. Y lo único que había conseguido era ese molesto dolor punzante en el abdomen. Claro, el golpe aun dolía bastante, y a medida que transcurría el tiempo, los efectos de los puntos de presión que Touya había aplicado en él iban perdiendo efectividad.

Ya no tenía fuerza para correr o saltar de edificio en edificio. Ahora solo caminaba pesadamente por las calles del ningenkai. Solitario. Jamás se sintió más solo en el mundo humano, antes de aquello... Antes de que perdiese a Kurama. Las personas pasaban a su lado viniendo en sentido contrario a él. Demasiado ocupados como para notar la presencia del bajo y delgado koorime. Encerrados en sus patéticas vidas, preocupándose de tonterías irrelevantes.

Eso era repugnante... Todo...

La vida que tenían que sobrellevar. Hiei detestaba mezclarse con ellos. Verse caminando estúpidamente a su lado era lo último que debería estar haciendo en esos momentos.

Un agudo dolor le impidió si quiera continuar caminando, y su respiración se volvió jadeante. Sus ojos estaban muy abiertos al igual que su boca, pero el no dejaría que un miserable gemido de dolor saliera de su interior. El equilibrio le falló y se recargó sobre la pared que tenía a un lado mientras envolvía su tórax, apretándolo con fuerza para aplacar el dolor.

Poco a poco de deslizó por la pared. Demasiado dolor, incluso para él.

Extrañamente a medida que el mundo le nublaba, aparecía una silueta conocida... alta, cabellera larga hasta la espalda que se batía a la par del viento. Se escuchaba el ajetreo y los murmullos de las personas a su alrededor, que asombradas o preocupadas le habían rodeado.

"Debe estar ebrio"

"O tal vez esté perdido"

"Alégate de él Koiji, puede ser peligroso"

"¿Y si está perdido?"

"También puede estar enfermo..."

"Puede ser..."

Pero ninguno de ellos se atrevió a acercársele. Hiei elevó su voz, ordenándoles que lo dejasen solo o lo habrían de pagar caro.

Los humanos se miraron entre sí, y despreocupadamente siguieron su camino. No habrían de molestarse en alguien así.

Necesitaba pensar, o rendirse a las memorias que le llegaron de momento.

Kurama venía caminando entre la neblina, no permitiendo ver nada mas que su contorno. Y luego en un momento ya estaba junto a Hiei.

"kurama... t-tu... no..." Hiei sacudió su cabeza. No, él no podía ser Kurama.

El zorro agacho su cabeza lo suficiente como para quedar a la misma altura que la de Hiei. Sus ojos verdes le miraban pacíficamente mientras una suave sonrisa se dibujaba en sus labios. ¿Cómo era posible que estuviese cara a cara con... kurama? Y aunque era lo que deseaba creer, no podía permitírselo.

Hiei comenzó a odiarse a sí mismo. Reprochándose su propia debilidad. Había caído hasta lo mas bajo. Alucinaciones. Deseos que tomaban una real forma, al menos para él. Y su imaginación era irritantemente real... cada rasgo, vista y facción suya el lo que parecía kurama era idéntica .No se movía, le miraba como si nada y Hiei arrodillado frente a él, elevando un poco la cabeza. ¿O es que acaso era él quien ya no podía distinguir la realidad de la fantasía?

El que estaba realmente perdido.

Por un instante nada pareció tener sentido alguno para Hiei. Desde el momento en que perdió el ki de kurama se sentía ido. Ausente del mundo que le rodeaba y los acontecimientos recientes.

"¿Quién es el que está mal...?" Se cuestionó a si mismo, cerrando lo ojos impotentemente.

¿Acaso era él?

¿Por qué estaba dudando de sí mismo? ¿Por ...Kurama? Que demonios era eso que estaba golpeándole por dentro.

En todo el tiempo que recordaba, jamas, nunca se había atrevido a dudar de lo que creía correcto. Si lo hubiere hecho habría muerto hace mucho tiempo.

Aunque ahora estaba muerto en melancolía...

Atrapado en un lugar que no terminada de comprender. O peor aun, ¿por qué estaba ahí?

De algún lugar alguien le llamó alarmado. Una voz que no pudo reconocer a pesar de todo lo que lo intentó.

"¡¡Hiei!"

Se vio a sí mismo siendo sostenido preocupadamente por ese que sabia no era Kurama. Eso no podía ser! Parpadeó una vez, y como ultimo cuadro el rostro del zorro mirándole preocupadamente. Y al siguiente segundo abrió sus carmesíes ojos... pero ya no había Kurama...

"Yukina..."Murmuró débilmente,. Un tanto aliviado y desilusionado de que no fuese Kurama.

"¿Qué tienes Hiei-san?" Pidió preocupada "¿Estás herido?"

"Claro que lo está" Aseguró Genkai. Acompañaba a Yukina en ese momento,.

Hiei se levantó ignorando el dolor en su abdomen. No permitiría que nadie viere lo débil que estaba. En todo sentido. Tanto física como mentalmente. Negando rápido con la cabeza

"Estoy bien" Mintió.

"P-pero eso no..."

"¡¿A eso le llamas estar bien!" Reclamó la anciana "No tienes por que hacerte el fuerte todo el tiempo, Hiei. Tu poder está tan debilitado que podría matarte y tu no podrías hacer nada para evitarlo."

"Hn, que tontería" Interrumpió Hiei "Ustedes los humanos no saben nada. Estoy en perfectas condiciones"

Hiei contuvo un gemido, y como único demuestre de dolor, una ceja de su rostro tensó al instante. Su dolor era obvio para ambas. Sabía bien que no podía ocultarlo del todo. Pero de cualquier modo...

"Y si intentares matarme, ten por seguro que yo lo haría primero. Así que déjame en paz"

Caminó hasta unos metros delante de ellas, dándoles la espalda. Claro que tenía planeado irse de ahí. Pero algo lo detuvo. Una molesta duda, que sabía perfectamente que si se atrevía a sacarla de su pecho, la respuesta que recibiría no sería agradable.

Pero aun así...

"Kurama... ¿Tienen laguna señal de él?" Giró la cabeza para verlas de reojo.

Yukina bajó la mirada y la anciana colocó una mano en su hombro, imitando la acción de la koorime.

"No... Todavía no tenemos nada" Contestó tristemente.

Hiei permaneció en silencio. Fue una perdida de tiempo. De hecho todo lo que había tirado ahí lo era ¿En que estaba pensando cuando supuso que encontraría a Kurama en el mundo humano? Si kurama remotamente estuviere ahí habría encontrado el modo de contactarlos. No era ningún zorro estúpido. De hecho, comparándose con él, Hiei era el inepto.

Tan inepto que no podía encontrarlo.

"Ya veo" Suspiró Hiei "Bien, buscaré a mi manera. Esto es muy tardado"

"Pero Hiei, estás lastimado"

"Tu mejor que nadie debes saber que tu condición empeorará si no guardas por lo menos una noche de reposo." Le hecho en cara Genkai. No le gustaba en nada la actitud del Jaganashi.

Y si el koorime tenía planeado regresar al makai, como Genkai sabía que tenía en mente, el esfuerzo y el dolor terminarían por dañar permanentemente su cuerpo.

"Eses igual, o quizá mas testarudo que Yusuke"

"Eso no te concierne. Deja de molestarme" Dijo continuando su camino, en línea recta hacia el frente.

No tenía tiempo de pararse a derrochar su vida inútilmente. El zorro seguía perdido y hiel simplemente no podía quedarse quieto ante esto. Dos razones muy poderosas se lo impedían. La primera su orgullo. Y la segunda... su estúpida conciencia.

Maldita sea ella.

Una mano pequeña y frágil le detuvo por el hombro. Pidiéndole le mirara por al menos un segundo. Una petición a la cual Hiei no podía rehusarse. De mala gana, se giró para Yukina, mirando directamente sus ojos grandes y carmesíes. A medio llorar por todo lo que la doncella de hielo había padecido últimamente. La pérdida de kurama, la impotencia de sus acciones y las heridas de Hiei.

"Por favor, Hiei-san, descansa solo esta noche... ¡Solo hoy! Te lo ruego...n-no arriesgues tu bienestar" Pidió casi como una suplica.

Hiei le veía sorprendido y culpable al mismo tiempo. Sabía bien que él era el responsable de que su hermana estuviere al borde de las lágrimas. Su mirada se potó con la de Genkai, que le reprochaba sin palabras el estado emocional de Yukina. Hiei se sintió todavía pero que antes.

"Ten fe" Continuó la koorime "Por favor, confía en Kazuma-san y Yusuke-san"Una lágrima acompañó sus palabras, recorriendo su mejilla, cayendo al suelo y rodando hasta los pies de Hiei, quien le observó todavía mas culpable. Agachó su cuerpo, ignorando el dolor y tomó la pequeña gema que la doncella del hielo había dejado caer de su mejilla. Luego miró de nuevo a su hermana, que por lo que podía ver en sus ojos, no tardaría en dejar otra mas de ellas rodar por su mejilla.

Hiei derrotado ante ello, suspiró.

"No quiero que llores por pequeñeces" Dijo en tono débil. Tomó la mano de su hermana y dejo en esta la hirui. Yukina la miró dudosa y luego a Hiei también.

El koorime le dio una media sonrisa, antes de soltar su mano y caminar lejos de ella.

Antes de retirarse, murmuró:

"Solo esta noche"

"Hi-Hiei... tu..."

"Es una promesa"

Dio un salto rápido, que para Genkai y Yukina fue como si simplemente se hubiese esfumado, como un fantasma pe pierde en el aire a su alrededor. Perdieron su persona de vista.

"Genkai-sensei, usted cree que Hiei..."

"Claro, Yukina." Dijo cerrando los ojos convencida "Hiei sabe bien cuando alguien tiene la razón"

"Eso es verdad..."

Yukina suspiró aliviada. Por la salud de Hiei, por que de verdad la había escuchado. Y pudo sonreír débilmente.

"Descansa y recuperarte, Hiei-san"

"Yukina, el estará bien, te lo prometo"

"me gustaría haberle curado yo misma. Pero se fue muy rápido y..." Genkai le negó con la cabeza y una sonrisa en la cara.

"Sabes bien como es él, no? No hubiese aceptado tu ayuda... Además que... debe recuperarse en mas de un sentido..."

Hiei tenía una extraña mirada en los ojos, la maestra del Hadouken lo sabía bien. Hiei tenía que superarlo de todas formas existentes. Física y sociológicamente.

"Lo que importa es que descanse, es todo. Y como te lo prometió va ha hacerlo, Yukina"

Ella le sonrió débilmente, claro, Hiei era un hombre de palabra, y fuese cual fuere, habría de cumplir su promesa.

Lo que le quitaba un peso de encima. Aunque la preocupación hacia Kurama seguía presente.

"Solo espero que Kurama-kun aparezca pronto"

"No te preocupes. ¿Acaso no fuiste tu quien pidió tener fe?" Le preguntó Genkai.

"H-hai, pero... estoy muy angustiada por ello..." Dijo bajando su mirada.

"Aparecerá, ya lo veras"

Pronto re iniciaron su camino, mezclándose entre la multitud humana que perdía sus siluetas entre ellos.

La noche se acentuaba, las luces de la calle encendían a su paso. El Ningenkai sigue como siempre, sin saber lo que muchos callan. De las personas ausentes o de los que sufren por ello. Un sitio mas, como todo lugar, completamente indiferente.

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"¡Date prisa, Touya!"

"¡Eso hago!"

Ambos youkai corrían apresuradamente por los pasillos del castillo de Yomi en Gandara. Debían de asegurarse de que eso que les había dicho Natsume fuese real. No solo un rumor. Ya estaban muy cerca del lugar donde sentían ese youki maldito, despiadado. El pasillo les traía derecha a izquierda, de nuevo derecha y claro que después izquierda. Demasiados pasillos para ellos.

Al final del último de estos, había un gran portón abierto de par en par. Donde a distancia notaron la presencia de Yusuke, Yomi, Shura y ortos a los que no identificaban del todo.

Cuando Yusuke notó a ambos, les saludó efusivamente.

"¡Hola chicos! Me alegra que vinieran"

"Claro, claro..." Jadeó Touya "Dinos... es verdad?"

"¿O es solo un rumor y hemos perdido nuestro tiempo viniendo hasta aquí?

Yusuke les sonrió triunfante, una convencida y hasta molesta sonrisa.

"Claro que lo tenemos" Dijo "Fue tan fácil"

"Pero no gracias a ti Urameshi..." Alegó Kuwabara burlón.

"¡¡Cállate ya kuwabara!"

"Disculpen, pero Touya y yo no estamos nada enterados todavía..."

"Primero que nada, ¿Dónde lo tienen?" Interrumpió Touya a Jin, "Siento su presencia aquí, pero no logro verlo"

El mazoku izo una mueca de seguridad, señalando la negra puerta de tras suyo. Un cuarto menor dentro del salón en el que estaban. Cerrada. Delante de esta, custodiándola habían algunos soldados lastimados, que curaban sus heridas como les era posible. Y Shura, cruzado de brazos frente a ésta con una mirada superior en sus ojos. El hijo de Yomi se veía irritantemente feliz.

Una estúpida puerta no podía ser lo único que tuviesen como protección para retener a ese bastardo.

Y más curioso aún; ¿Cómo le habían capturado? Ese no era ningún youkai débil.

"¿Lo tienen así nada mas?" Preguntó el amo del viento.

"¿Cómo le atraparon?" le siguió Touya.

"Acaso tu, Urameshi, lo derrotaste?"

"Emhhh bueno... no fue así, pero..."

Kuwabara rió a todo pulmón. A él le resultaba graciosa la inocencia y la fe que Jin tenía en el cretino de Yusuke. Sus carcajadas continuaron hasta que Touya aclaró ruidosamente su garganta, exigiendo una explicación.

"Ah... lo siento..."Dijo conteniendo otra oleada de risas "Bien, pero no fue Urameshi el que lo derrotó"

Touya y Jin se miraron confusos. ¿Quien había hecho eso, si no el hijo de Raizen, rey de la batalla? ¿Quien era mas fuerte que él? Rápidamente descartaron a Kuwabara, claro.

"¿Se entregó solo?" Preguntó ingenuamente Jin.

"¡No! Todo lo contrario, Shura tubo que patearlo incluso para que caminase"

"¿Has dicho Shura? ¿Tratas de decirme que ese niño de ahí logró derrotar al youkai que le traía tantos problemas a Yusuke?" Pregunto sin aparentemente importarle nada. Señalando sin inhibiciones al pequeño muchacho. Este le mostró la lengua ostentosamente la darse cuenta que Touya le señalaba de esa manera.

"No puede ser..."

Kuwabara asintió con la cabeza.

"Créanlo. Ese pequeño de ahí tenia la bastardo aquel tirado en el suelo, dolorido y sangrando cuando llegamos, todo a causa de su fuerza"

"Fue solo suerte..." Escrutó entre dientes Yusuke, ofendido "Además, ya estaba por su anterior pelea contra mi..."

"Yusuke..."

"Con que Shura ne?"

Touya y Jin le miraron sin mostrar emociones aparentes. A Urameshi no le gustaba nada esa maldita mirada. Un sudor frío recorrió su frente a medida que los fastidiosos segundos transcurrían y de ambos youkai no recibía mas que una mirada inexpresiva.

Hasta que finalmente estallaron en risas.

"¡Es...patético!"

"¡Oh, dios. Debe sentirse como un completo idiota1"

"¡Cállense! Yo no me siento así..."

"Urameshi, cállate"

"¡Cállate tu! ¡Todos ustedes ya cierren la boca ahora mismo o los voy a matar!" Kuwabara intentó reclamar, pero Yusuke elevó su poder, el mero cambio de energía dejó frío a Kuwabara.

"Clámate, ¿No ves que mi padre está a mitad de un interrogatorio?" Intervino Shura.

"Escucha al chico, Yusuke" Aconsejó sarcásticamente Jin "No querrás que Shura te de una paliza"

"No me importa" Escupió Yusuke con mal humor.

"Volviendo al tema, ¿Dices que Yomi está ahí dentro con el bastardo?" Preguntó el amo del hielo, volviendo a su común actitud.

Shura no pudo evitar poner sus ojos en blanco ante ese comentario. ¿Qué acaso no lo había dejado ya lo suficientemente claro? O tal vez Touya era un idiota. Como quiere que fuese, gruño antes de contestar semejante pregunta.

"Exacto. Lleva ahí ya tres horas completas y aun no ha salido. Mi padre pidió que no lo molestáramos. Por eso no he entrar y ver como van las cosas"

"Ya veo..." Suspiró Jin. "No creo que tarde mucho en obtener alguna pista del paradero de Kurama" O almenos, eso deseaba.

"Entiendo. ¿Ahora que debemos hacer? ¿Seguir buscando o aguardar nuevas ordenes?"

"Yo sugiero que esperen" Aconsejó Kuwabara a Touya "Con algo de información podríamos enfocarnos en un radio determinado, sin perder tiempo en demás sitios"

Era más que obvio que el plan estaba cambiando. Lo que ellos veían como un paso positivo en su frenética búsqueda. Había sido una suerte toparse con aquel demonio. Se sentían cada vez mas cerca de encontrar a su pelirrojo amigo.

"¿Y Koenma? Debería estar aquí." Pidió confundido Yusuke "Diablos, es un irresponsable."

"Déjalo, tiene asuntos pendientes"

"Para mi nada justifica su ausencia"

"¿Supones que esté perdiendo su tiempo?" Preguntó Kuwabara.

"No sería de extrañarse" Le siguió Yusuke "Sabemos que es un cretino. No entiende de razones"

"Nunca nos escucha"

"No entiende nada"

"Estoy de acuerdo"

"¡Te dije que te callaras!" Gritó exasperado Shura.

¿Cómo era que un par de idiotas pudiesen armar tanto alboroto? Y en sima del hecho de que su padre tardase tanto en hablar con ese youkai, ahora tenía que soportar los gritos y reclames de Yusuke y su humano amigo Kuwabara.

"¿Qué tanto hará mi padre ahí dentro?"

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No tenía mas a donde acudir.

No conocía otro lugar que le trajera la paz que solo ahí lograba encontrar.

En medio de la noche Hiei había andado callejeando por la ciudad, andando refugiado entre las conocidas sombras que extrañamente ahora se tornaban cada vez más insoportables. Donde acababa de arribar en busca de algo de calma le traía mas nostalgia. La morada del zorro. Estaba sola, las luce de su interior apagadas, dándole un terrible aire de abandono a ésta.

Pero...¿Que podía él hacer? Ese maldito dolor de cabeza taladraba e insistía. Le impedía pensar claramente.

Un instante sintió ganas de golpearse así mismo. Era un débil. Acudiendo a esa casa en busca de un descanso por que su cuerpo era tan débil que exigía un lapso de tiempo para recuperarse.

De un salto llegó hasta la ventana de la habitación principal. La de Kurama

La ventana estaba abierta, permitiendo que la azulada cortina de la habitación se batiera a la par del suave soplo de aire que en ese momento se hizo presente.

Y como se estaba haciendo costumbre, Hiei entró sutilmente. Una apagada sonrisa se dio en sus labios...Seguía abierta. La ventana por la cual había entrado hacía unos días para ir acompañado de Kurama hasta esa misión...

Maldito reto... estúpidos youkai.

¿Cómo iba él a saber que sería la pero decisión de su vida?

Y ahora estaba ahí, parado en medio de recuerdos y emociones. La habitación de repente se sintió mas grande... mas vacía. Y a pesar de la ausencia de Kurama, todavía era presente ese sofisticado aroma a rosas que le rodeaba. Aunque ya no era tan perceptible... notó como poco a poco, se alejaba ese olor. Lo que le trajo un molesto sentimiento en el pecho.

Estaba completamente sumido en el silencio. Uno casi hipnótico y frustrante.

Sus piernas inconscientemente comenzaron a moverse fuera de la habitación, hacia los demás sitios de la morada del zorro.

Sabía que era una completa estupidez, e incluso gritó a su subconsciente que parara de ello...

Kurama no estaba ahí...¡No estaba! ¡Eran él, su impotencia y soledad! No había nadie mas ahí.

Pero aun así, anduvo paso tras paso por el pasillo, oscuro como no había notado resultaba sin la grácil luz paletada que envolvía al bastardo zorro.

¿Qué era lo que planeaba encontrar en medio de la negrura de la noche//A Kurama.../ Su estúpido y terco interior murmuraba y llamaba aquel nombre.

Que llegase.

Emergiere de la sombra.

Que saliere de una habitación, y tal y como era costumbre le saludara con una sonrisa sincera, como ningún otro le había dado antes.

Patéticamente, se detuvo fuera de la puerta del cuanto de baño del kitsune, de donde tantas veces le había visto emerger, con una toalla blanca envuelta alrededor de la cintura. Donde cierta vez Kurama insistió en que tomare un baño, e incluso había encerrado a Hiei en éste con tal de conseguir lo que él de deseaba. Y como no había tenido más opción... se rindió ante los deseos y la insistencia de kurama.

Le era más fácil ceder a él... La única persona ante la cual muchas veces decidía darse por vencido.

Su mano recorrió la pared a su costado, tentando esta hasta que se encontró con le apagador de luz. En aquel momento no tenía ganas de andar en la oscuridad. Era casi una tortura y ahora él no tenía la fuerza para soportarla. Cuando la sublime luz iluminó el pasillo, soltó un suave suspiro ante la obvia situación pero la cual su interior deseaba olvidar... Una vez mas... tendría que repetírselo... Kurama no estaba ahí.

Pero a pesar de ello, aun si saber exactamente por que lo hacía corrió hacia todos los demás sitios de la casa. Encendiendo a su paso las tantas luces y lámparas que veía, cualquier pasillo... Nada. Sin señales de kurama.

El despacho del zorro, la cocina, su despensa, la sala, los múltiples cuartos en los que solían quedarse sus padres y hermano cuando le visitaban. Pronto toda la casa estaba encendida, Hiei se encontró parado en medio de ella, encendiendo la última lámpara en la casa... ahora nada podía ocultarse de él, ni la sombra era un impedimento...

Pero a pesar de ello, no pudo evitar odiarse...

Mas de una vez ya había caído en ello, en sus patéticos sentimientos de impotencia, y el las peores alucinaciones y deseos. Aun deseaba creer... que su molesta persona llegaría de la nada, que saldría de cualquier habitación y todo estaría bien... Ya no habría mas desesperación, ya no mas de incertidumbre en él. Deseaba abrir los ojos, y verse en la ventana de su cuarto, como siempre que Kurama insistía en que pasare la noche, Hiei ocupaba. A pesar de los ofrecimientos de su parte, la gentil forma en que le ofrecía su cómoda cama, un menos confortable saco de dormir... e incluso, de una fastidiosa forma, ofrecía un cómodo sitio a su lado. Nunca se permitió aceptar las constantes invitaciones de Kurama... ¿Por que?

Eso era algo que se reprochaba. ¿Orgullo? No... eso no. ¿Costumbre? Tal vez... Pero todo ello no tenía a una verdadera razón de ser...

Fue entonces que le ocurrió lo peor. Se sintió arrepentido...

De todo. Su fría manera de ser con él, las tantas veces que le reprochó debilidad. De haber sido tan estúpodo como para nunca darse cuenta de lo que Kurama hacía por él.

Y ahora, en el maldito mal de emociones en el que estaba perdido, se sintió pero que nunca. Por que en todo ese tiempo, jamás, nunca se había dado cuenta de eso... a era demasiado tarde para cambiar las cosas. Tal vez... darle una torcida sonrisa como demuestre de simpatía. Un costoso 'gracias' quizá...

El recién descubierto deseo de abrazarlo cuanto pudiese hacerlo... ¿Por qué sentía semejantes cosas? Por que a tan tardío tiempo...

¿Por qué tenía que perderle para darse cuenta de ello?

O tal vez demasiado obstinado para aceptar que sentía algo muy complicado por su... migo. No terminaba de entender que era lo que le provocaba... Y por que de repente se ponía a pensar tonterías como esas.

Era su condición física. Se aseguró a sí mismo. Lo cansado que estaba le hacía pensar y sentir cosas que le confundían como nunca pensó fuese posible que lo hicieren.

Decidió descansar... exacto, era lo mejor. Ala mañana siguiente habría de salir rumbo al Makai, necesitaba recuperar al menos la mitad de su fuerza y fortaleza para ello.

Se tumbó en el sofá de la sala. Y algo curioso le pasó por la cabeza en ese instante.

A pesar de lo que había pasado, lo confundido que estaba en ese momento, la calma que había buscado en ese lugar estaba llegando a Hiei en ese momento. Rodeado del agradable aroma de Kurama que incitaba a quedarte ahí... eternamente.

La noche caía y la paz llegaba de su mano... pronto, sin darse cuenta exactamente de en que momento fue, Hiei se quedó dormido en el blanco sofá.

Perdiéndose en el cálido lumbral del sueño todo lo que restaba de la noche.

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Hiei gruñó ente sueños, ¿Por qué estaban molestándolo? Si eran sus pesadillas o la realidad aun le resultaba confuso.

Hasta que la sacudida que su cuerpo recibía le obligó a abrir los ojos de mala gana y apartándose al momento en que se topó con un par de ojos café frente a él. El príncipe del reikai era aquel que le interrumpía en sueños.

"Que bien, has despertado" Saludó el intruso. "Temía que estuvieses herido o lago así"

"Hn., eso no sería tu asunto" Gruñó Hiei, sentándose adecuadamente el sillón mientras pasaba una mano por su cara alegando los vestigios del sueño reparador al que se había sometido.

Koenma se paró al frente suyo. Esperando a que Hiei le preguntase que deseaba. Pero el youkai de fuego negro le miró fríamente, él mismo pidiéndole al joven gobernante que le diera una buena explicación del porque había intervenido así en la casa y peor aún, en sus sueños.

"¿Qué no vas a saludarme?" Pidió Koenma "No tienes muy buen carácter últimamente.."

"Cállate" Cortó Hiei. "Ahora, vete de aquí. Ya"

"Hiei, espera un momento necesito decirte algo, o mejor dicho a informarte de cómo van las cosas en Gandara"

¿Informar? ¿Acaso habían...?

"Que es lo que quieres" Dijo tratando de ocultar su interés. Cosa poco menos que imposible para el príncipe del reikai. Leía perfectamente cada facción de Hiei.

"Hiei... no se adónde mas acudir" Dijo impotentemente "Eres el único que se me ocurrió para esto sabes y..."

"¡Dímelo ahora!" Incapaz de contenerse le gritó, casi se pone de pie y toma al chico por la ropa, pero no tenía la mas mínima intención de pelear con él, por pequeñeces como esas.

Aunque si él insistía en dar tantos rodeos, acabaría por hacerlo.

"Es algo muy importante" Insistió "La única forma de encontrar a Kurama pero..."

"¿Qué?..."

"Lo tenemos, Hiei..."

¿Tienen? ¿A quien?

"De que hablas, idiota, no estoy de humor para esto así que dímelo!"

"¡Tenemos a Takai!"

Lo tenían? Hiei casi se cae del sofá ante la revelación. Lo que quería decir que...

"Pronto tendremos el paradero de kurama,..." Murmuró pasa sí.

Pero a pesar de su bajo volumen, Koenma le había escudado... y se preguntaba si decirle la verdadera razón de su presencia ahí.

"Hiei... no es algo de lo cuan debamos alegrarnos del todo..."

"¿Pero que dices?" Era una noticia alentadora y no había tiempo por derrochar. Hiei pensó que Koenma venía a darle alguna información sobre el paradero de Kurama. "Donde esta Kurama?"

"Es de eso lo que vengo a decirte... "

Temió ante las palabras que amenazaba con soltar Koenma.

"Todavía no lo sabemos..."

¿Qué tontería era esa? ¿No lo sabían?

"¿Qué tratas de decirme?" Pidió algo alterado Hiei.

"N-no... hemos podido... hacer que nos diga el paradero de Kurama... ¡Se niega a hablar! Es un maldito que no sucumbe ante nada..."

Lo que trataba de decirle era que eran tan estúpidos que no habían podido hacerle hablar?

"¡Son unos idiotas!" Gritó Hiei sin importarle nada "¡¡Que nadie sabe hacer nada bien! ¡Permiten que ese bastardo haga lo que quiera!"

Hiei se pudo de pie de golpe, casi golpea al mensajero.

Pero se detuvo.

"Maldita sea..." Respiró tratando de calmarse "... ¿Dices que están en Gandara?"

Koenma asintió con la cabeza. Tenía miedo de la actitud de Hiei. Por eso era que le necesitaban...

Estaba seguro que él sería el único que podría hacer hablar a Takai. Hiei y nadie mas...

"Voy para aya" Dijo seco a Koenma, girándose para él y dándole una mirada de odio y asco.

"Hiei... espera. Tú... eres el único que podrá hacerle hablar... Eres lo que nos queda... Yomi ya falló, no pudo con Takai, él no hablará es... muy fuerte. Sicológicamente es el mas fuerte que haya visto..."

"No me vengas con eso"

"Es verdad..."

"Cállate y déjame en paz. Voy a hacerlo hablar aunque tenga que dejarlo muerto."

Hiei ya sin perder tiempo, salió de un salto por la ventana de Kurama. Corriendo hacia el templo en el cual sabía que había un portal que lo llevaría al Makai.

No permitiría que aquel bastardo se diera el lujo de callar la información que tenía.

Aunque tuviese que matarlo... o vender su alma al diablo, habría de encontrarlo. Ya no soportaba eso que estaba padeciendo.

Lo haría, estaba seguro. Tenían ya todo a su favor.

Aunque algo de todo ello no le gustaba. Un mal presentimiento... su instinto do decía claramente, pero ¿Por qué?

Pronto se encontró frente al portal del templo de Genkai.

Y de un movimiento rápido, entró en este. Ahí iba él, camino al Makai. Encontraría a Kurama... lo deseaba como nunca soñó podría hacerlo.

'Ya voy Kurama.-... espérame...Solo un poco mas...' Repetía a medida que dejaba que su cuerpo fuese llevado al mundo de los demonios.

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Bien aki dejo el tercer capítulo de este fic. We... ya lo siento!

Me tardo como un mes en este capitulo, pero la verdad es ke he estado súper ocupada con las cosas de la escuela. Y en cima de todo eso ahora tomo clases de natación... un asco pues ya sé nadar y se me hace estúpido ke me metan a unas nada mas por ke se le da la gana a mi madre!...Perdón.. eso es trauma de casa.

We... sip, ya algo mas acontece con esos monos.

Ahora hay ke ver si le sacan la verdad al bastardo aquel. Y si es una buena noticia... UH.

¿ke tal si ya está muerto? O...algo así.

Y gracias por las personas ke dejan un comentario.

Eso es ya... me trauma y eso lo saben ya.

Sorrento: Oye mona! Tocas mis cosas y te mato! Pero a ver... si kieres a ver si al final, me queda para poner de menos una referencia de la pareja ke me pides vale?

Kari Ishiwaka: Ho! Me animas bastante! Si.. a ver, voy a seguir tu consejo. Ahora de Kurama.. bien, su vida no me parece... que le vaya bien donde está! Pero también soy bien mala y sádica. Intento hacerlo bien. Por eso tan largos .Kurama+Hiei yaoi será ya veras...

Valsed: A kurama a ver ke le pasa (bueno eso lo sabemos yo y el bastardo ese ke se calló con él) Y respecto a Hiei... bueno a ver si este cap aclara tu duda.

Y si Nakoruru anda por aki... a ver cuando haces lo ke me dijiste si? Ya kiero ver tu trabajo mona. Espero ke sea rápido! Pero entiendo.. la escuela y el CENEVAL es primero.

Bueno.. eso era. Hn, a ver cuando les veo vale?

Sayonara bye bye.

YoukoHikari (Hikari-san)