Bueno ahora aquí tengo el capítulo 5 de este fic. Espero sea de su basto agrado y si no... We... me dicen vale? Lo siento, pero con esto de que estoy de vacaciones, mas que disfrutarlas y dedicarme a escribir como me gustaría hacer, me veo sometida a arduas tareas las cuales yo no debería hacer! Pero esos son traumas mios.
Insisto... en nombres soy pésima. Y eso es una desventaja... pero bueno ya están ahí y nada puedo hacer para modificarlos.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Como era posible. Que un hombre como Itsuki pudiese soportar vivir en una dimensión así.
Hiei caminaba por un extraño lugar. Un sitio donde no había un arriba o un abajo. Suelo o cielo. Sumido en una relativa oscuridad... mezclada con luz la cual era imposible saber a ciencia cierta de donde provenía. El tiempo parecía detenerse en seco. Melancolía se respiraba en el lugar... Solo caminada lento, paso a paso, cuidando sus andadas. Buscaba a ese youkai... Mirando atentamente todo su alrededor.
Nada.
No veía nada ahí. ¿Acaso había llegado a un lugar el cual no era el Seudo Espacio?
Recordó de nuevo las palabras que Koenma le había dicho antes de saltar en la fisura hecha por el príncipe del Reikai.
Había arremangado sus mangas. Y se paro justo en medio de una pequeña colina, poco mas elevada del sitio dónde estaban.
Cerró los ojos a modo de obtener mayor concentración, en su rostro ésta quedó reflejada en un ademan el cual casi nunca era visible en Koenma, seriedad en pocas palabras.
Eso no era nada nuevo, nada sorprendió al Jaganashi hasta que no notó la maldita cantidad de poder que rodeaba al joven gobernante. El aire se llenó de una inexplicable fuerza, extraña y desconocida. Haciéndole sentir impotente... insignificante. Y a cada momento era mayor, esa poderosa energía comenzaba a crear una corriente de aire, despeinando en cabello de amos en el sitio.
Tal vez lo que más le sorprendió fue el control que este tenía sobre esa energía. La concentraba en sus manos, que temblaban por el esfuerzo realizado.
Cuando estuvo lo suficientemente concentrado y rodeado de este poder, el príncipe del Rikai soltó un grito, y con ello en remolinos de energía fue dándole forma a un agujero, una fisura...
"Es aquí... Hiei..." Jadeaba Koenma sin aliento... Pero aun con esta posición adoptada, brazos desplegados hacia enfrente, palmas abiertas y parado como si le fuera difícil hacerlo.
Dudó un momento, o tal vez estaba asombrado con esta irreal imagen que tenía frente a sus creídos ojos.
Un oscuro mundo era visible desde ahí. Radio de proporciones grandes... quince o veinte metros de extensión.
"¿De verdad es aquí?" Preguntó desconfiado, inspeccionando el lugar y el portal hecho por Koenma. Este asintió cansado, y una gota de sudor leve caía de su mejilla.
Caminó decidido hasta este lugar, el punto donde se separaban las dimensiones. Iba a saltar de una buena vez, pero Koenma de detuvo.
"No te vayas! Tengo... algo que decirte, Hiei"
"Hn, dilo rápido, no tengo tiempo que perder"
"Escúchame bien. Ten... mucho cuidado... En el Meikai..." Jadeo, dando una pausa a sus palabras "Y... por favor... Date prisa..." Era evidente su cansancio, y a pesar de ello, mantenía como prioridad la pronta búsqueda de Kurama.
Hiei cerró los ojos, dando una sonrisa sarcástica.
"Regresaré, solo cuida de mantener esto abierto"
"En realidad, esa es otra cosa de la que debo hablarte..."
"¿Qué?" Tenía acaso un problema este?
"Hiei... Aunque se pueda abrir este agujero... no puedo mantenerlo así por mucho tiempo, es... Muy difícil..."
"¿Qué me estas insinuando?"
"Que esto va a cerrarse... Es solo cuestión de tiempo... No tienes mucho antes de que esto se cierre..."
"Y si llega a cerrar antes de mi regreso..."
"No es eterno... pero tardaré tiempo en reparar fuerza y hacerlo de nuevo ¿entiendes?" Hiei le miró interrogándolo, reprimiendo los deseos que tenía de golpearlo "Si llegas a retrasarte... y esto se cierra... No aseguro el tiempo que debas permanecer ahí hasta que pueda reabrirlo..."
¿Qué acaso el sucesor al Reikai era un completo idiota? Débil e inservible como para no poder mantener una fisura. Su falta de habilidades era desesperante.
Pero por otro lado... No podía recriminarle nada. Se podía decir que había hecho un esfuerzo, y encontrado una relativa solucion.
"Hn... Lo haré"
"Confío en ti, Hiei. Hazlo lo más rápido posible... por el bien de Kurama."
Reprimió un gruñido de insatisfacción ante la situación que estaba dándose.
Perdía el tiempo en el Seudo Espacio, En el Makai el chico perdía fuerza y fortaleza, Kurama estaba en un peligro inminente, y él estaba ahí, parado en medio de la nada sin poder encontrar a Itsuki.
Comenzó a correr, pero por mas que pareciere que lo hacía sentía el mismo movimiento y velocidad... lento, paulatino y lo peor de todo, sin rumbo.
Comenzó a gritar.
Llamaba aquel nombre... Kurama... Pero sabía que no era mas que una aberración, una perdida de aliento. Y aunque sabía esto, nada podía hacer para evitarlo.
Parecía como si esta dimensión empezare a disfrutar la tortura que le propinaba a su perturbada mente, haciéndolo sentir que daba vueltas en un mismo lugar.
Esto no debía ser...
Detuvo sus pasos, y mantuvo la calma. Comenzaba a darse cuenta que correr era una perdida de tiempo... y que en este lugar no había una verdadera noción del tiempo o del espacio... por lo tanto, era innecesario correr. Si Itsuki no deseaba que le encontrare, nunca iba a hacerlo.
Con esta idea en mente, decidió intentar algo más.
"Sé que estas aquí, Itsuki. Se que Sensui y tu están aquí... Pero no vengo a quitártelo, o a separarlos... Yo... " Todavía le era difícil pronunciar ciertas palabras, pero para encontrar a Kurama, estaba dispuesto a todo "...Vengo a pedirte ayuda..."
Aguardó una respuesta, una aceptación o negación. Nada vino de la sombra. Aunque por una razón que no pudo entender bien, sabía que éste estaba cerca, que le escuchaba a pesar de su silencio.
"No quiero interferir en tu misión... Solo quiero tu ayuda, es importante..." Nunca se hubiere imaginado así, pidiendo ayuda a un enemigo pasado. Esperando una respuesta con un afán increíble en Hiei. Ahora si había caído a lo mas bajo.
Aunque eso ya no le importaba. Se mantuvo en silencio, sintiendo como se le iba la vida y esperaba una respuesta.
Iba a gritar de nuevo, y a amenazar con destruirlo todo, esta dimensión, que le apartaría de Sensui si no le ayudaba. Estaba dispuesto a hacer lo que fuere por llegar hasta Kurama, y amenazar estaba dentro de esas posibilidades.
"Acércate..." Le llamó una voz, infinitamente melancólica. Venía de lo que Hiei consideraba, de su costado, de pasos lentos se aproximó a donde oía esa voz.
Ante sus ojos, una silueta apareció de la nada. Sumida en oscuridad. Notó que ese que le llamaba tenía el cabello largo, y que sostenía protectora mente un cuerpo... alto y delgado.
"Itsuki..." Murmuró Hiei. Viendo la cara pálida de este youkai, su mirada perdida a la nada, y el aún más pálido rostro del cuerpo de Sensui... perpetuo como lo recordaba.
Itsuki le abrazó más, y miró a Hiei con desconfianza. No tenía muy claro porque le había revelado su ubicación, ni porque sentía ganas de ayudarlo, sea lo que fuere. Pero eso no era lo mas lógico, tenía miedo. Miedo de que esto fuere una trampa del Reikai, de que vinieran a llevarse a Sensui.
"No te lo llevarás... Primero te mataré si te acercas tan solo un poco, te lo advierto"
"Ya te dije que no es eso por lo que estoy aquí" Habló Hiei, cuidando que su voz no alterara a Itsuki.
"¿Entonces porque estas aquí?"
"Quiero tu ayuda"
¿Ayuda? ¿Que podría desear un sujeto como Hiei de él? Escrutaba en sus ojos rojos, deseando encontrar alguna señal de que estuviere diciendo la verdad.
"Te... creo, Hiei..." A pesar que no conocía a Hiei, y del hecho que una vez combatieron de lados diferentes, algo en esa mirada le hacía sentir que decía la verdad.
Hiei dudó un tanto de sus palabras. Pero no tenía tiempo para ellas, ahora no. Tenía que arriesgarse de una vez.
O de lo contrario...
"¿Qué quieres de mi?" Preguntó Itsuki, sacando de sus pensamientos a Hiei.
"Quiero saber algo de ti... y de tus habilidades"
"¿Yo? Lo sabes bien, mas que nadie. Que puedo hacer lo que me antoje con mi fuerza ¿No es así, Sensui?" Preguntó a aquel que sostenía en brazos. Acariciando su fría mejilla con sus largos dedos. En ese momento, mas que sentir asco o vergüenza de aquella falta de fuerza y conciencia, le embargo una terrible pena embargó a Hiei. No, aun no aceptaba la perdida completa de Sensui. Aunque tal vez, éste estaba deambulando sin presencia física...
Hiei sacudió su cabeza con fiereza. Esto no debería importarle en lo más mínimo.
"oh... Disculpa Hiei, pero... me he distraído un poco" Se disculpó. Lo que le hizo ver que este estaba mas que afectado por la perdida de Sensui. Y si estaba tan mal como aprecia, dudó en que pudiere ayudarlo.
Solo esperaba que sus sospechas fuesen incorrectas.
"Itsuki, escúchame bien. Quiero saber si tu... Has escuchado del Meikai..."
El youkai de cabello verde paró sus caricias al cuerpo que tenía entre brazos. ¿Eso que mas podía darle a Hiei? Y aun mas curioso... ¿Cómo era posible que siquiera supiera de su existencia?
"...¿Cómo sabes del Meikai?"
"Eso no es tu problema Solo responde a lo que te pregunte"
"No debería decírtelo, pero claro que le conozco, Hiei"
"¿De verdad?"
Itsuki asintió.
"Pero no entiendo que podría querer un hombre como tu, el Meikai es un lugar atroz. Nada... nadie está a salvo ahí..."
"No vine aquí a pedirte consejos y descripciones del Meikai..."
"¿Entonces a que has venido?"
"Quiero saber si puedes llevarme hasta ahí..." Y querer era poco... deseaba que así fiera. Su última oportunidad estaba aquí, él era el único que podría hacerlo.
"¿Para que deseas saberlo? No estarás planeando..."
"Voy hacia ese lugar... Es importante que lo haga.,... y tu eres mi ultima oportunidad" Dijo lo mas calmado que pudo, e ignorando el acento preocupado y casi suplicante en su voz.
Pero Itsuki estaba en otra, asombrado de que quisiere llegar a ese lugar. Tal vez Hiei no sabía lo terrible que resultaba ese lugar, y lo que moraba en la oscuridad. Los enemigos que corrían solo esperando a quien matar.
Eso era un suicidio.
"Hiei, te lo digo porque no quiero tener este peso en lo que resta de mi conciencia... Pero no es posible que vayas al Meikai es... muy peligroso... Regresa a casa, olvida tu deseo y resguarda tu vida"
El Jaganashi parpadeó varias veces asombrado. ¿Era acaso otra advertencia? ¡Estaba harto de que los demás le dijeren que hacer o que no hacer! ¡Mierda lo único que le importaba era encontrar a Kurama! Y el precio a pagar no importaba.
"Escúchame bien... Ni quiero tus consejos, no deseo tu opinión, si está bien o mal, ¡Solo quiero encontrar a Kurama!" Hiei quedó helado ante las palabras que acababa de escupir a Itsuki... Ahora lo sabía... Sabía que era débil, que ese zorro valía mucho más de lo que una vez hubiere permitido que fuese.
Y que haría lo que fuese por él...
Se detuvo sin saber bien como comportarse... E Itsuki le miraba extrañado. Su cara escondida en el cuello de Sensui... con esa mirada que Hiei no soportaba. Llena de dudas y lastima...
"Es por eso que quieres llegar ahí..." Balbuceo Itsuki, pero no parecía hablarle a Hiei, como si fuere a una tercera persona "Ese ki que sentí... ¿Lo recuerdas? ... Aquel que sentimos pasar dimensiones rápido con otro más... Sabía que era conocido... ¡Era Kurama!"
"¿Qué?"
"Yo lo sentí Hiei... Hace tiempo... Hubo dos ki que pasaron por aquí... no pude saber hacia dónde se dirigían... Solo pasaron... Yo no sabía que era Kurama"
"¡¿De que me estas hablando!" Pidió Hiei, acercándose mas a él y arrodillándose al enfrente suyo.
"... Se que lo buscas... y tu sabes que está en el Meikai... Por eso estás aquí ¿No?"
Hiei maldijo entre dientes.
¿Acaso se había vuelto tan transparente? ¿Su fría e indiferente mascara se había vuelto mas débil que nunca?... ¿Todo eso...? ...
...¿Era por la ausencia de Kurama?...
No pudo hacer otra cosa que no fuere una débil aceptación con la cabeza. Sin poder ver a los ojos a Itsuki. Era patético, mucho, se repetía a si mismo. Aquí estaba él, sucumbiendo ante esos deseos, pidiendo ayuda a enemigos pasados, esperando que pudiere ayudarlo.
Se sorprendió un poco con la actitud de Hiei. Pero había esa sensación de nuevo en él... Sentía como si ahora este fuere parte de su problema, y la inexistente voz que le susurraba a sus espaldas que le ayudara... Que le diera lo que quería.
Que le llevara hasta Kurama, fuere donde fuere.
Con ese sentimiento en el alma, dejó suavemente el cuerpo de Sensui en el piso, cuidando de colocar cómodamente su cabeza y no dejarlo incómodo. Acarició sus fríos labios y asintió frente a él.
Hiei le miró extrañado, pero no pudo preguntar nada, estaba pasmado de ver de pie a Itsuki. Alto, delgado, pálido y débil a simple vista.
"Voy a hacerlo" Dijo este, pero una vez mas. Hiei notó como no le hablaba a él, sino a otro más. Elevando su vista, enfocándola en un punto vacío. ¿No podía estarle hablando a...? ¿Sensui?
Pero cualquiera que fuese la razón, se incorporó de nuevo.
"¿Lo harás?"
"Si..."
Hiei suspiró calmado. Había encontrado a aquel que podía romper dimensiones a placer. Y a quien podía llegar hasta kurama.
"Pero quiero que tu hagas algo a cambio de ello por nosotros"
¿Ellos? Si eso era... Itsuki aun se sentía cerca de Sensui. Y tal vez eso era verdad. Podía ser que la esencia de él aun morara los alrededores de Itsuki.
"Dime"
"Quiero que me prometas que nunca, jamás, ni tu, ni nadie mas, volverá a molestarnos a mi y a Sensui... Promételo, Hiei"
No pudo evitar adoptar una cara crédula. Pero no era por ese deseo tan fácil de cumplir, era por ese persistente deseo de Itsuki. Pasar la eternidad con un cuerpo vacío, atormentarse con el pasado y lo que vendría del futuro.
"Lo prometo. Nadie mas pisará este lugar, es una promesa solo... guíame hasta kurama" Y a pesar de lo estúpido que sonaba, no pudo resistirse a esa petición.
"Nadie... Ni Yusuke, ni guías espirituales o el mismo Koenma... Este lugar será solo para Sensui y para mi."
"Lo juro. Te doy mi palabra."
Itsuki le miró de nuevo, adivinando en sus ojos rojos, colmados de una sinceridad impecable.
Lo haría...
Estaba seguro de ello. Pasare lo que pasare, fuere lo que fuere, Hiei guardaría su promesa.
"Muy bien... Te creo, Jaganashi"
Hiei no se inmutó cuando Itsuki se inclinó sobre Sensui, acercando sus labios a los del otro, apenas escuchó un murmullo "Estaremos juntos, solos... Sensui..." Antes de dejar un tierno beso en sus labios fríos, cerrados y pálidos.
No se atrevió a interrumpir, se mantuvo callado a pesar de que el tiempo pasaba, y con ello sus oportunidades también.
Cuando al fin se separó de Sensui le sonrió de modo inocente a Hiei. Poniéndose de pie y alejándose un poco del Jaganashi.
Suspiró de modo decidido, y se adoptó la misma posición que con anterioridad Koenma había hecho. Hiei se cuestionó como era posible que ambos usaren la misma técnica y a pesar de ello, Koenma no tuviere el poder para hacer tal cosa como profanar el Meikai.
De nueva cuenta Hiei sintió aquella inmensa acumulación de fuerza, no se inmutó. Pero algo había de diferente... pasaron uno, dos segundos y pronto la cantidad de poder era inmensamente mayor a la de Koenma. A la vez que sentía la brusca intromisión de ese poder en el espacio.
Itsuki tenía concentrado todo ello de poder en la punta de su dedo. Brillaba como oro.
Y con ella comenzó a dibujar un círculo... Delineado de Dorado...Una vez tuvo toda la circunferencia de éste, pareció tirar una barrera con sus dedos...
Mostrando lo que había del otro lado de ese.
"Eso... es el Meikai..." Murmuró asombrado Hiei. Apenas y veía una abandonada llanura. En medio de una tormenta de arena.
"Ves eso? Es el mundo mas peligroso." Interrumpió Itsuki "Te lo digo. Este es el Meikai, el infierno para mi. Y si el Makai tiene infinitas proporciones... Te aseguro que el Meikai es infinitamente mayor en extensión"
Hiei ignoró esa advertencia, tal vez para evitar perder tiempo o esperanza. Y caminó hacia este portal abierto. Iba a saltar de una vez.
"Y me creas o no... Te deseamos suerte, Hiei"
"Te creo." Eso lo sabía por la mirada en sus ojos.
"Trataré de mantenerlo abierto todo lo que sea posible"
Hiei le dio una rara sonrisa... De agradecimiento.
Todo lo distinto que era Itsuki de Koenma. Incluso podía mantenerlo abierto el tiempo que deseare.
Cuando saltó en ese, se sumió en una oscuridad absoluta. Y sentía como su cuerpo perdía fuerza, su mente se hacía vaga y su visión se iba poco a poco.
Perdió la conciencia...
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Sentía su cuerpo tendido en la arena. Y perdido en un lugar el cual su youki no terminaba de identificar.
Por un momento se pregunto que estaba haciendo ahí, donde estaba y porque. Pero no había conciencia absoluta en él. Solo memorias, voces, recuerdos...
Kurama... atacado, una búsqueda frenética. Inmenso odio y gratitud.
Abrió sus ojos como platos cuando lo recordó en el momento que una aterradora imagen llegó de la nada a su mente. Un zorro pelirrojo tirado en el suelo, ensangrentado y... herido... falto de aliento... de vida.
"Kurama..." Se incorporó de golpe, ignorando el punzante dolor de cabeza que tenía taladrando en su cabeza.
Lo recordaba ahora... Tenía que encontrar a Kurama. Era por eso que estaba ahí... por él que sentía un inmenso vacío en su ser. Sacudió una última vez su cabeza para lograr despertar del todo. Estaba en un desértico lugar, arena bajo sus pies y un seco aire que soplaba en su cara.
Y justo ahora había una tormenta de arena. Pero tenía que ir mas rápido. Con un brazo al frente de su cara. Cerrando un poco sus ojos para evitar que esta dañare su vista. Era desesperante el modo en que tendría que buscar por todo el Meikai.
Un sitio de enormes proporciones... ¿Qué estaba haciendo ahora? Tenía que encontrar a ese zorro idiota, asegurarse que estuviere a salvo... Y que nadie tuviere el atrevimiento de lastimarlo. Resultaba patético como fueron las cosas, se repetía a si mismo mientras corría entre la tormenta. Se estaba volviendo loco... completamente demente... Ahí estaba él, deseando bienestar para su... amigo. Estaba débil... agotado tanto física como mentalmente.
Débil... Era en lo que se había convertido.
Kurama, él era la causa de todo eso.
Porque con su partida se llevó algo mas que su control, con él se llevó la calma que había encontrado cerca de su persona. Aquel aroma sofisticado que le envolvía a cada momento, ese que se había vuelto tan adictivo para Hiei. Eso era Kurama... Todo ello que se había llevado era mas de lo que estaba dispuesto a perder.
Eso no iba a pasar... No cuando eso significaba abandonar lo que en un momento le trajo paz. Cuando demostraría falta de fuerza a cada instante, deambulando por la vida, reprochándose la perdida del kitsune, si hubiere tenido la fuerza o no rapa encontrarlo.
Cerca suyo, sintió claramente el youki de un par de youkai.
Enorme poder, por lo que pudo percibir en ese momento. Pero ninguno era de Akhenaton o de Kurama.
Estúpido instinto que tenía. Estaba ahí, corriendo en un mundo el cual no conocía mas que de rumores, advertencias y lo que Hiei mismo de imaginaba. ¿Cómo era que tenía planeado encontrar a aquel youko, sin nada mas que corazonadas como apoyo? Con todo un mundo en su contra.
Maldijo entre dientes. Mas de esa patética debilidad... dudando de su propia integridad. De sus habilidades e instinto.
De repente le entraban ganas de correr al sur, de otro instante al norte de ahí. Confundido y peor que todo, perdido en medio del Meikai.
Entre pensaba todo ello, no se había percatado de ambas fuerzas que le seguían de cerca. Ocultados perfectamente entre la tormenta de arena que justo ahora, tornaba mas intensa.
"Maldita sea" Escruto para si mismo cuando se detuvo en seco para examinar todo a su alrededor.
Estaban cerca.
Como le había dicho Itsuki, estaba siendo cazado. Como si fuese un iluso youkai, estaban subestimándolo. Y eso él no lo podía tolerar.
"Anden. Salgan de ahí, cobardes. Si planean atacarme, que no sea por la espalda."
Nada había a su alrededor. Tan cobardes como para decidir dar la cara.
Decidió ignorar a esos bastardos. El problema no era si le seguían o no.
Si le atacaren... Eso sería un problema.
Sonaba patético. Tratando de evitar problemas, de perder tiempo. Y encontrar lo mas rápido posible a Kurama. Hn... Hiei Jaganashi, maestro del kokuryuuha evitando una pelea. No había algo que odiare mas que eso.
Dio uno, dos pasos lentamente, evitando alterar a esos que sabía le seguían de cerca. Si tenía que combatir, le quitaría tiempo. Eso era lo último que necesitaba.
"Tu poder es igual al de esos dos..." Llamó una profunda voz que le rodeaba. Sonaba casi como si estuviere todo a su alrededor.
"¿Qué?"
"E incluso tiene el mismo olor que ellos..." Siguió otra voz más. Esta era una femenina, a juzgar por el acento de su emisor.
Demonios. ¿Qué era lo que estaban diciendo? Y aun mas interesante, ¿Quiénes eran ellos?
"¿Qué quieren?" Pidió Hiei, gritando a todo lo que le rodeaba. Atento a cada movimiento en su entorno.
Eso no podía ser.
Un momento sentía ambos ki atrás de él y al siguiente segundo ya habían cambiado de posición.
Esto no podía significar otra cosa que no fuere...
"Una emboscada..."
Estaba a expectativa. En posición para desenvainar su katana a la primera señal de ataque.
Pero nada venía. Ellos no atacaban, solo le rodeaban, casi examinando su comportamiento. ¡Él no era un espécimen de observación!
"Si lo que desean es atacar... Sugiero que lo hagan ahora, mientras mas rápido los acabe, encontraré a Kurama"
"¿De verdad deseas pelear? No sabes bien lo que dices... Te llamas Hiei... ¿O me equivoco?"
Hiei se alteró ante esta última frase. ¿Quienes eran ellos? Y como era que sabían su nombre.
"Quien te ha dado mi nombre..."
Silencio... Nada era contestado.
De hecho, en todo ese tiempo, quienes quieran que fuesen, no se habían dignado a contestar ni una sola de peticiones.
"¡¿Quién coños son!"
Fijó su mirada en el frente. Y entre la presente tormenta de arena, divisó a esos que trataban de aturdirlo.
Un hombre, alto y de cabellera blanca hasta los hombros. Acompañado de una figura femenina, apenas mas baja que éste. Y contrario a este ella tenía el pelo largo y negro. Contrastando a si acompañante. Se acercaban lentamente al pequeño youkai de mirada carmesí.
Extrañamente ellos no se mantenían a la ofensiva. Y a pesar e que su energía estaba al mínimo, era obvia la diferencia de poderes entre Hiei y ellos.
Justamente de ellos le había advertido Koenma. Hiei maldijo interiormente. Maldito chico del Reikai, él y sus estúpidas advertencias.
"Y ahora dime, quien es Koenma?" Pidió la chica al instante.
¿No era posible que ellos...?
"No te asombres, Hiei. Claro que podemos hacerlo" contestó el Hombre. Lanzando una mirada altanera al Jaganashi.
"Nadie te ha dado derecho de llamarme así"
"Ciertamente no, pero se que no te interesa, es decir... ¿Andas buscando a Kurama no? Pobre youkai abandonado..."
"Najeri deja al hombre en paz, acaso no ves que esta buscando a ese youko?" intervino el hombre, tomando del cuello dulcemente a su acompañante.
Ella se calmo en un instante. Cediendo a las peticiones de él.
"Solo porque tu me lo has pedido, Sesaru." Ronroneó esta, acariciando la cara de él con sus largos dedos.
Hiei gruñó a esto. Sintiéndose patético. Dijo algo acerca de habitantes infames, y les dio la espalda, listo para salir de ahí en ese instante.
Cuando ellos notaron la retirada de Hiei, en un ágil movimiento se pusieron frente a el enfadado, y ahora asqueado youkai.
"A un lado" Dijo, conteniendo la mayor parte de si ira.
"No amigo. Tenemos que ayudarte ¿si? Eres muy iluso." Esa entrometida de nuevo. Hiei trató de recordar su nombre... ¿Cómo era que se llamaba esa blasfema mujer?
"Pequeño, disculpa mi descortesía., Me llamo Najeri y, él" Señalando a su acompañante ".. Es Sesaru. Somos caza recompensas"
Se limitó a observarlos con odio.
De nuevo sentía que estaban profanando en su mente, ellos eran los intrusos. Ellos y sus malditas habilidades.
De verdad había algo de extraño el en Meikai..
"Y eso no te ha impedido llegar hasta aquí no?" Burló Sesaru. "Si estamos locos, dementes o somos raros eso no te interesa"
"Mierda... ¡¿Que ya no puedo estar solo ni si quiera en mis pensamientos!" Gritó Hiei, arrancando la banda blanca sobre su Jagan.
"Eso no te servirá, pequeño, tu poder es inferior al nuestro. Así que si piensas atacarnos, aturdirnos o proteger tu linda mentecilla será imposible"
Hiei maldijo dentro de si.
Era tal y como lo había pensado.
Ellos tenían esa molesta habilidad de escuchar los pensamientos de los demás.
"Te toma tiempo, no Hiei?"
"Hn... estoy harto de esto"
"Pero anda, no estamos aquí para molestarte, solo queremos ayudarte"
"Estúpida" Dijo de modo instantáneo ya ni si quiera pensaba en sus palabras, no tenía caso alguno si estas iban a ser adivinadas antes de que salieran de su boca "No quiero su ayuda, y ciertamente no la necesito"
"Oye! No llames a Najeri así. Es una falta de respeto, chico" Le reclamó Sesaru, acariciando el rostro de su compañera.
"Lo han de saber... Me enferma su actitud" Escupió Hiei.
"Bueno, al menos ya no piensas antes de hablar, chico. Eres rápido en acciones, lo sabes ¿no?"
"Lo que esta pasando aquí es que me quitan tiempo"
"¿Y que vas a hacer?"
"Me voy." Dijo comenzando a ir hacia otro lugar.
No tenía tiempo para ellos, para sus juegos mentales, que estuvieren profanando su mente y a de mas de todo, aguantar toda esa cursilería y amorío que se profesaba a cada momento. Idiotas, procuró pensar mas fuerte en esta última frase.
"Míralo... se va ya, amor, dile lo de Kurama" Dijo Najeri "No quiero que él sufra por eso"
¿Kurama?
"Lo haría pero.. lo has oído. Nos ha llamado Idiotas." Repuso él "Y ya sabes que eso me irrita mucho... a demás... Takai debió haberlo matado ya. Eso dijo aquella vez, ¿Lo recuerdas, linda?"
Cuando Sesaru iba a dirigir su mirada a la retirada de Hiei, se asombró al ver que el Jaganashi ya estaba enfrente suyo.
Tomó del cuello a Sesaru, empujando a Najeri al suelo para que no le estorbara en nada. Y no supo cuando, o en que momento, Hiei ya traía desenvainada la Katana, presionándola contra la piel de él.
"Cuando.. pensaste en eso... Hiei..."
"No tengo idea."
Esto era imposible... Ni Sesaru, ni Najeri habían escuchado los pensamientos de Hiei. Y ahora él le tenía amenazado.
Eso no podía haberle ocurrido.
"¡Suéltalo!" Gritó ella, aterrada ante la sola idea de que Hiei pudiere hacerle daño a Sesaru.
"Lo haré... Cuando me digan todo lo que sepan acerca de Kurama... y de Akhenaton..."
Ahora tenía un rastro de Kurama, y no dejaría que se perdiera tan fácilmente.
Y estaba dispuesto a tolo para encontrar a Kurama...
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.—
Bueno... ahí lo dejo.
Y ahora?
Hiei cometerá una estupidez? ¿Ellos de d verdad saben donde esta kurama?
Que es lo que pasará con mi vida?... Oh lo siento eso es otra cosa.
Las respuestas a estas interrogantes en el siguiente capítulo.
Mientras tanto, gracias por leer lo que me he escrito. De verdad es un gusto saber de ustedes.
Así que... ¡nos vemos!
Sayonara wa mirai no hajimari!
