Siguiente capítulo de este fic. Tardado como aún no logro comprender el como es que me atrevo a continuar sin el mas mínimo de vergüenza XD.

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"Es todo lo que te pido, Hiei"

"De eso me encargaré, no lo dudes"

"Recuerda que... me has dado tu palabra, y por ende..."

"Dejate de eso, lo he prometido y así va a ser..."

Hiei dio la vuelta, llevando consigo a ese youko de nombre Kurama. El maestro del kokuryuuha estaba agotado, magullado y terriblemente débil... Y a pesar de ello, tenía esta aura de calma de nuevo. Y que hacía mas fuerte e intensa, conforme veía de lleno en el rostro de su amigo rojo. Y se internaban ambos mas entre la oscuridad de su plano, si es que se le podía llamar así.

Ahora solo restaba esperar, que Hiei cumpliere con su palabra, y le dejare solo en el Seudo Espacio, al lado de Sensui... Como siempre deseó que fuere.

"Cuídate mucho, Hiei" Masculló bajo el youkai de cabellera verde. Mientras el Jaganashi se perdía de su vista curiosa.

Volverían a estar solos de nuevo... Sin mas que les profanare... Lo sabía. Podía confiar en él.

Porque a pesar de todo lo diferente que era la situación de ambos, entendía perfectamente lo que ocurría con el prohibido ser.

Después de todo, ambos no eran tan diferentes uno del otro...

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"Mierda... ¿Cuánto mas piensa tardar Hiei?"

"Debe darse prisa... Koenma no aguantará mucho tiempo así"

Cuanto alboroto por esto.

El estaba perfectamente sin todos ellos a su lado. Pensó Koenma mientras mudo y ya sin elevar reclame alguno, observaba como Yusuke asomaba su fea cabeza a través de la bifurcación entre el Makai, y el sitio del cual esperaban que saliere Hiei.

Y que con él, trajere a Kurama también.

¿Cuánto tiempo llevaba aquí parado en esta agotante posición? Ya era indiferente, ahora solo restaba contar cuanto mas podría soportar mantener abierto esto así.

"Lo sabía, debí haber acompañado a Hiei... ¡Mierda! Se ha tardado una eternidad" Quejó Yusuke, dejándose caer al suelo y revolviendo su cabello con ambas manos ante esa maldita exasperación que sentía servirse sobre de si.

"Ya llegará, Urameshi" O eso esperaba Kuwabara. Mientras discreto observaba lo agotado que Koenma se veía.

Y lo que con solo gestos le transmitía.

"Oye. Koenma, no nos veas así... Solo te estamos haciendo compañía. "

"I-idiotas... qu-que es lo que... pretenden hacer aquí..." Jadeó bruscamente, pues si quiera respirar le costaba un trabajo inmenso.

"¿Nosotros? Nada... solo aquí esperando a que ese Hiei traiga a nuestro amigo y compañero! ¡Simplemente eso!" Gritó Yusuke, pateando un árbol cercano "¿Qué no te parece suficiente? ¿Qué crees que no nos interesa? ¡Kurama es nuestro amigo, maldita sea! Y es natral que nos preocupe su estado"

Esto, no era un asunto exclusivo de Koenma.

¡Esto le concernía a todos!

A Keiko, que había estado buscándolo por todo el Ningenkai. A Genkai, a Yukina, a todos aquellos que en el plano humano le buscaban sin reclame alguno.

A Jin, a Touya, a Yomi y todos los que habían hecho esto por Kurama.

¿Como podía ser tan egoísta sabiendo todo esto?

"No entiendo porque es tu alboroto, Koenma..."

El príncipe del Reikai, quedó en seco a esto, a lo dicho por Yusuke. Maldijo interiormente... Esto era verdad. Y para iniciar, esto había sido su culpa... Por que le había enviado a retarlos. Por que no pudo predecir este ataque... Él era el responsable.

Pero había olvidado que, no era el único que se preocupaba por el regreso de Kurama...

Era un egoísta.

"Perdóname, Yusuke..." Murmuró, bajando la cabeza. El masoku pareció no creer lo que salía de la boca de Koenma. E incluso, pareció tratar de repasar lo acontecido para estar seguro de ello.

"Eto... Yo creo que..."

"I- idiota... T-te estoy... diciendo que lo siento y tu..." Jadeó de nuevo, consiguiendo mas aire para terminar "¡No me escuchas...!"

Yusuke y Kuwabara abrieron sus creídos ojos de golpe. ¿Qué no se suponía que estaría agotado? ¡Y a pesar de ello aun se conseguía el aliento para gritarles!

Vaya atrevimiento.

"Veo que aun tienes fuerza, Koenma" Gesticuló Yusuke mientras le daba la espalda "Por el grito que nos acabas de dar, puedo asegurar que te queda mucho poder aún"

"Ahora solo deja de rabiar por nuestra presencia, y concéntrala en mantener esto abierto el mayor tiempo posible. Para que se enano, traiga de vuelta a Kurama"

"Hablando de eso... ¿No crees que Hiei ya ha tardado bastante?" Preguntó el masoku, demasiado impaciente.

"Pues... la verdad no se cuanto se supone que deba tardar, si es tan rápido y todo ese cuento de mierda, yo supuse que ya habría de haber llegado hacía tiempo"

¿Qué tanto podría estar haciendo?

¿Buscándolo aun? ¿Pelando? ¿Atrapado aun en el Seudo Espacio por que Itsuki se niega a ayudarlo?

¿Herido por alguna batalla?

¿Perdido?

"¡Ahh! ¡Ya no puedo quedarme aquí con los brazos cruzados! ¡Quiero saber que rayos está pasando ahí!"

"U-urameshi cálmate ya" Pidió Kuwabara, exaltado por la actitud del masoku. "Ese enano ya ha de venir en camino... espero..."

Yusuke calló dos segundos, la mirada perdida en Kuwabara.

"¿Esperas? ... ¡Esperas!" Elevó la voz, igual que su youki había incrementado de mera impotencia "¡Yo no estoy para esperar! ¡¡Quero ver a Kurama ahora!"

Aquel grito fue tan fuerte, que tiró a Shura de un lugar cómodo sobre una rama cercana, que había encontrado cerca para descansar un poco.

"Mierda..." Maldijo, frotando el sitio donde había golpeado al caer. "¡YUSUKE! ¡Guarda silencio! ¡Maldito hijo de Raizen! ¿Qué no te enseñaron algo llamado decencia?"

"¡Cállate!" Gritó, dejando escapar mas de su devastador poder "¡¡¡Ya me he cansado de esperar, quieran o no, voy a unirme a Hiei en el Meikai!"

Ya no aguantaba mas esta espera por mas tiempo. ¿Y si Hiei necesita de ayuda? Yusuke Urameshi simplemente no podía quedarse sentado esperando la llegada de ambos así nada más.

"Yusuke... no lo hagas..." Advirtió Koenma, pero aun, sin moverse y con una voz tan baja, que fue imposible que Yusuke le escuchara, considerando su estado neurótico.

"¡Para ahora, Urameshi!"

"¡Sabía que eras un salvaje!"

Yusuke se paró frente a Kuwabara y el pequeño hijo de Yomi, que se habían puesto enfrente para evitarle el paso.

No eran estúpidos como para dejar pasar a un loco como él a un mundo que no conocía, y en el cual, podrían matarlo si quiera al poner un pie ahí dentro.

"A un lado, idiotas" Amenazó, dejando ver de nuevo aquellos colmillos afilados que le distinguían como Masoku, e hijo de Raizen. "No voy a repetirlo de nuevo así que... me dejan pasar justo ahora o..."

"¿O que?" Preguntó Shura, mirando de lleno a los ojos a Yusuke, retándolo "No me voy a mover de aquí hasta que Hiei traiga a Kurama de vuelta"

"Mierda... ¿Qué no lo ven? ¡Hiei necesita ayuda! No es cualquier mundo, es el Meikai! No se en que estaba pensando Koenma..." Si es que pensaba "...Cuando envió a Hiei solo, pero esto se acabó!"

"¡PARA DE ESTO, YUSUKE!"

"Yo les advertí.." Escrutó Yusuke, dispuesto a pelear, tomando una buena posición de ataque.

No pensará...

"U-urameshi..."

Yusuke, adoptó la posición de Reigun. ¿De verdad estaba dispuesto atacarlos para pasar del otro lado? Tanta era su angustia por llevar días sin saber palabra alguna de su amigo, que les aplastaría a ellos con tal de pasar y quitarse este molesto sentimiento que le perseguía... Este que le hacía sentir inútil.

O tal vez solo estaba dolido, por que Koenma, no se había molestado en buscarle para esta misión, y decidido mandar a Hiei a ese lugar SIN consultar a los demás antes de ello.

"¡Yusuke, deja de...!"

"Rei..." Amenazó.

¡De verdad iba a disparar!

"¡URAMESHI!"

Iba a disparar si no se alejaban de su camino. ¿Estaba sobre actuando? Se preguntó un segundo. No... Eso no. Todo era culpa del insensato de Koenma, se aseguró a sí mismo. También se cuestiono si disparase, Shura y Kuwabara saldrían bien de ello? No quería matarlos, solo quitarlos del camino.

Estaba seguro que si. Por que él, tenía un excelente control sobre su poder.

Concentró algo de youki en la punta de su dedo, justo para disparar de una buena vez. Cuidando no hacerlo muy fuerte, solo lo necesario para dejarlos fuera.

Pero antes de que si quiera pudiera asimilarlo...

"Ese... es el poder de..."

El negro portal que había estado así ya durante horas, de pronto comenzó a brillar de manera abrumadora. Y a despedir poder de manera anormal, que se batía con fuerza y a todas direcciones. Traía energía de mas, no solo la que Koenma había impreso para abrirlo, de mas youkai, de mas personas, nuevos, desconocidos...

Un par que eran familiares...

Yusuke se tiró al suelo, a penas percibiendo que no era el único ahí, también Shura y Kuwabara, a penas y podían tener abiertos los ojos para tratar de adivinar que estaba pasando ahora. Pero Koenma, no había cedido, él estaba en pie, ahora haciendo un esfuerzo mayor al que estuvo realizando antes.

"¡Que rayos está pasando!"

Koenma le miró con esfuerzo enorme, perdiéndose casi entre todo lo luminoso que estaba esto por una razón, la cual Yusuke no pudo entender. Y por lo que podía adivinar ... ¿Le sonrió? No solo eso... también murmuró algo.. algo que no pudo entender, por que a penas y podía ver como se movían sus labios al hablar.

En ese momento deseo, poder leer los labios tal y como Kurama lo hacía...

Luego de eso... todo se perdió en una intensa luz.

Genial, esto era simplemente estupendo. Primero casi se muere a causa de Yusuke y ahora casi queda ciego por esta luminosa energía.. o lo se sea que fuere esta mierda. Iba a asegurarse de no volver a pisar el Makai por nada del mundo.

El estallido de luz que les había tomado por sorpresa, poco a poco se fue disipando, y lentamente volvía la visión a sus deslumbrados ojos. Que quisiere o no, estaban dolidos por la molestia de ella. Frotó una ves sus ojos, cosa que no podía evitar hacer. Lo primero que vio fue algo del pasto contra el cual había dado su cara al tratar de buscar refugio de la luz atacante, luego, a Koenma tirado en el suelo. De seguro ya habría llegado al límite de su fuerza. Y esto había sido el maltido circo hecho antes de que se cerrara el portal.

Iba a llegar hasta Urameshi, para reclamarle, sea lo que fuere, estaba seguro que esto era su culpa.

Pero antes de que si quiera pudiera abrir la boca y elevar un reclame, vio en el rostro de él. Estaba asombrado, como si no creyere lo que sus ojos estuvieran viendo. Fuera lo que fuera.

¿Qué demonios estaba haciendo? O mejor dicho viendo.

Siguió la mirada de Yusuke a donde la fijaba tan atentamente, y lo primero que vio, un par de botas negras y algo gastadas ahora.

¿Quién?

Mas arriba, unos graciosos pantalones, que parecían ser de un niño, mas arriba, un cinturón extraño, varios de hecho, que sostenían la graciosa ropa que veía en ese segundo.

Y algo de cabello rojo que caía de peculiar forma...

"¡Es el enano!" Gritó poniéndose de pie "¡Y trae a ...!"

"¡Kurama!" Yusuke se levantó del suelo, corriendo frente de Hiei y su amigo pelirrojo.

Hiei traía la cabeza baja, respirando agitadamente, mientras sostenía a Kurama de la espalda y le hacía hacia su cuerpo. El masoku se detuvo fuente de ellos, y les miró a los dos por un segundo.

"Hiei, de verdad has traído a Kurama"

"Guarda silencio... y..." No continuó, por que se desplomó de lleno en el suelo, sentado con Kurama sobre sus piernas.

"Vaya, veo que el enano ha sufrido bastante por traer a Kurama aquí" Comentó Kuwabara, mientras se acercaba y se puso a la misma altura que Hiei. "Dime, ¿por qué has tardado tanto, Hiei? Koenma estaba que se moría por esto"

"Es verdad! ¡Koenma!" El príncipe del Reikai habría de estar muerto de cansancio. Voltearon a verle un segundo, como había terminado, rendido en el suelo. "Ne... estará bien, solo precisa dormir..."

Hiei no abrió la boca ni un segundo, solo pasaba suavemente una mano sobre el hombro por el cual tenía a Kurama, y mantenía sus ojos cerrados, mientras a penas y murmuraba cosas las cuales nadie pudo entender.

Algo atrajo la atención de Kuwabara, algo en la piel de Kurama.

"Esto..." Dijo, señalando ese lugar, haciendo atención de Yusuke hacia Kurama.

"¿Qué?"

"Esto...¿Qué es esto en la piel de Kurama?"

"A ver..." El masoku retiró la mano de Hiei, y tratando de no alterarlo, por que aquella cara que tenía no era muy... agradable que se diga, le obligaba a guardar prudencia, le quitó a Kurama de las piernas, cuidando no ser brusco. "Kuwabara... esto es horrible..."

"¿Qué? ¿De que hablan?" Preguntó Shura que había despertado del golpe que se había dado de nuevo, e ido a ver que había de nuevo con esto. "Yo no veo nada de raro en Kurama."

Yusuke le miró con ojos medio cerrados.

"OH si tienes razón, no es nada... ¡Solo una quemadura horrible sobre el cuerpo de Kurama!" Grito haciendo que el hijo de Yomi retrocediera "¡No se como puedo hacer tanto alboroto por algo así!"

"¡Oye! Déjate de sarcasmos conmigo, Vale?"

"Anda, Urameshi, hay que llevarlo con alguien, con un medico" Aconsejo Kuwabara, levantándose del suelo, y llevando a Kurama "Ha de estar muy herido, llevémoslo con Genkai"

"S-si..." Balbuceó, mientras observaba las varias heridas hechas en su amigo. Y llenaba de cólera a ello. "Shura, tu encárgate de avisarles a Yomi y a los otros, diles que hemos encontrado a Kurama, que vendré a verles después de dejarlo en el ningenkai."

"H-hai..."

Fue hasta Koenma, y le levantó también. No pretendía dejarlo aquí abandonado. Lo acomodó sobre su espalda y llegó al lado de Kuwabara.

"También dile a Yomi... que no deje escapar a Takai..." Aun tenían asuntos que arreglar con él. Y peor para él, pues esto que se habían atrevido a hacerle a Kurama, lo había puesto de pésimo humor. "Kuwabara, andando"

"Si... andando entonces"

Ahora solo restaba llevar a Kurama al mundo humano para que le sanaren... Para que le quitaren esto de encima y que Yukina intentare curarlo. Para que volviere a sus actividades normales, y su madre nunca se enterare de esto.

Ya lo único que deseaba era que todo volviere a la normalidad. Para todos, para Kurama, para todos... Para Hiei... Por que este el cual había estado viendo últimamente, no era el mismo youkai frío e impasible que acostumbraba ser.

"Hiei..." Le llamó Yusuke, dándole la espalda antes de partir hacia el ningenkai "Llevaremos a Kurama al templo de Genkai..."

¿Con esos humanos?

"Ella ayudará a Kurama" Aseguró.

"A donde lo lleves... no es de mi interés" Contesto en voz fría, desviando la mirada hacia otro punto que no fuere el cuerpo de Kurama.

"¿De verdad?"

Hiei abrió sus carmesíes ojos a esta voz, a el maldito sarcasmo que reinó en ese momento sobre la voz del masoku. ¿Quién era él para decir tales cosas? Estaba harto de todo, ahora solo quería que lo dejaren en paz.

Y ahora él no iba a moverse de aquí.

Yusuke y Kuwabara dejaron al koorime atrás pronto, caminando hacia el portal mas cercano a éste lugar. El de cabello naranja iba pensando en sus asuntos, en que vería a Yukina después de días de no hacerlo, y que ella curaría a Kurama. Cuando divagaba en ello, notó una pequeña risa en el rostro de Yusuke.

"Eh! Urameshi... ¿Se puede saber de que coño te ríes?" Mas valía que no fuera de él por que si no...

"De Hiei" Respondió, mientras acomodaba mejor a Koenma en su espalda. Y otra risa surcaba su ser.

"¿De Hiei? ¿Por qué?"

"Por que es muy inocente y... muy mal actor" Pésimo le resultaba mas adecuado.

Kuwabara pareció repasar cada una de sus palabras. No encontrando la pista adecuada para desenmarañar todo lo que había dicho. Era un idiota, tanto o mas que Hiei, pensó mientras ambos caminaban de regreso a casa.

Al Ningenkai.

"Ah..." Suspiró vencido por esto "No entiendo, pero tampoco tengo intención de hacerlo"

"Claro, de no ser así ya lo harías adivinado... Con ese maldito poder de deducción que tienes..."

"¿Qué estas insinuando?"

"Nada..." Aseguró, desviando su cara y haciendo una mueca "No insinúo nada de nada"

Y mientras mas reclames eran dichos por Kuwabara, él solo podía pensar en todo lo que le alegraba ver de nuevo a Kurama, dejar de una buena vez ese maldito humor de mierda con el que había estado cargando últimamente, y que de hecho, todos, poco a poco, regresarían a la normalidad.

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¿Qué era esto en lo que estaba tendido ahora? No era roca, ni pasto alguno. Era cómodo, y de algún modo familiar. Voces a su lado, que murmuraban su nombre. Tampoco había mas dolor punzante en su cuerpo, y ahora podía sentir ropa suave sobre su cuerpo, que antes, había estado casi sin ella.

Se revolvió un poco entre la suavidad que le rodeaba y que era tan agradable, pero tenía que despertar y ver donde coños estaba ahora.

Abrió los ojos, viendo indefinido en un principio, para luego, toparse con el rostro de Yusuke a su lado, y Yukina también, que le observaba pidiendo algo... alguna señal positiva en él.

"¡Kurama-san, estas bien!" Saludo la koorime, sonriendo por ello. "Me alegra verte"

"Yukina..." El pelirrojo se incorporó un poco, haciendo algo de presión en su abdomen, lo que dolió de manera abundante. Dio un sonido molesto a esto.

"Eh! Kurama, no te muevas mucho,¿vale? Aunque tus heridas estén cerradas, el daño interno no es tan fácil de sanar" Aconsejó Yusuke, que no lo había notado, estaba cómodamente sentado a su lado.

La puerta en la habitación en la que estaban, fue corrida, y Keiko iba entrando con algo de comida, té y galletas. Cuando vio al pelirrojo conciente, le sonrió alegremente.

"Kurama, espero que estés mejor" Dijo, dejando las cosas sobre el buró a su lado, y quitaba discretamente a Yusuke de la cama y le aplastaba en la silla de lado.

"Eh... si.. gracias..." Gesticuló, observando todo a su alrededor.

Claro, había salido del Mekai... Después de la batalla, después de que Hiei...

Pero... ¿Dónde estaba ahora él?

Miró a todos a su alrededor, la anciana que sentada estaba, Yukina y Keiko que preparaban y servían algo de té en las tazas adecuadas para todos, Yusuke en la silla mirándole alegremente, y Kuwabara que no conseguía apartar sus ojos de la koorime.

Pero no había rastros de Hiei...

Algunas voces se aproximaban del corredor, pero estaba tan agotado que a pesar de todo lo que lo intentó, no pudo anticipar de quien se trataba. Maldita falta de poderío que se presentaba en él, simplemente lo odiaba.

"Koenma-sama, por favor, regrese a la cama, debe descansar"

Mediatamente el principe del Reikai entró en cuadro, tambaleándose y a penas se sostenía con la pared que a su lado estaba. Detrás a la guía espiritual, que le sostenía por la espalda esperando que este no se desplomare por esta terquedad.

"Descuida, Botan, ya estoy mejor" Aseguró, entrando al sitio "Vaya, veo que estas mucho mejor, Kurama"

"Koenma..."

"¡Oye! ¿Se puede saber que diablos haces aquí?" Preguntó al instante Yusuke, mientras de levantaba de la silla y Botan ayudaba a sentarse al joven gobernante a sentarse en su lugar, justo al lado de Kurama "Se supone que deberías estar descansando, Koenma"

Pero no respondió, solo guardó su aliento, entre tanto, Yukina le alcanzaba una taza de té humeante, y otra mas a Kurama.

"¿Y bien? ¿Vas a responder o no?" No le agradaba que le dejaren así, y que ignoraran a Urameshi de tal forma, menos cuando la respuesta que esperaba le estaba matando de preocupación.

Koenma dio un sorbo, mientras todos le miraban impacientes. Tragó despacio y luego abrió la boca para hablar.

"Esto está delicioso, gracias Yukina" Dijo, estrechando la mano de la koorime y haciendo que los demás le miraren de modo asesino.

"¡Déjese de cosas, Koenma-sama!" Gritó la guía, examinándolo de lleno. "Que falta madurez tiene"

Tal vez, de verdad le estaba agradando esto de estar de nuevo al lado de ellos, por que quisiere o no, los había extrañado. Los reclames vacíos de Kuwabara al observar como éste tomaba una de las manos delicadas de su tan querida Yukina. Y la reacción de la chica de azul ante ello. El como Yusuke se reía de ellos, mientras Genkai solo miraba exigiendo control.

No pudo evitar una media sonrisa... Placentera.

Se alegraba de estar a su lado una vez mas.

Bebió de esto que se encontraba metido en la taza, y aquel delicioso sabor recorrió de manera agradable todo su ser. ¿Cuánto había pasado sin comodidades y placeres semejantes? Ya no lo recordaba. Pero era un alivio, estar de nuevo aquí.

"Koenma..." Murmuró el pelirrojo, haciendo que la pelea, o mejor calificada, pequeña discusión, parara de lleno; y le prestaren mediata atención "... No se como lo has hecho, pero... Gracias por todo... A todos. Por haber pensado el modo del como ayudarme, por tomarse el tiempo para ello. Perdón... pero... esto ha sido mi culpa, por ser tan miserablemente débil que... Les he obligado a eso... y.."

"Kurama, guarda silencio" Hablo Yusuke, sentándose a su lado en la cama y haciendo que abriere sus ojos ante ese acento que su calmada voz manaba "Escúchame bien. ¿Sabes por que lo hemos hecho? Por que eres nuestro amigo" Su mirada paseándose entre todos los presentes "Y créeme que lo hubiera hecho por cualquiera en esta habitación. Se que tu lo hubieres hecho igual.."

"No hay de que disculparse, Kurama-san... lo único que importa ahora es que estés bien" Continuo Yukina, sonriendo de ese encantador modo que solo ella puede.

"Ella tiene la razón" Dijo la novia de Yusuke, que de nuevo jaló al masoku fuera de la cama discretamente.

"¡Y mas vale que te recuperes pronto!" Gritó Kuwabara, casi amenazándolo "Por que después iremos al Makai, a que Yomi, Jin, Touya y los demás puedan verlo con sus propios ojos"

"Es verdad. Hay que ir a verles, así que mas vale que sea rápido ¿ne?"

El pelirrojo les miró pensante, algo entre crédulo y fastidiado. Lo que les hizo pensar, que tal vez le estaban exigiendo demasiado a Kurama y le habían olvidado de su estado tan...¿ inestable?

Pero antes de que lo pudieren notar él ya estaba riendo de modo aliviado, sin perder este aire sofisticado del cual siempre se acompañaba. Eso, era algo de lo cual nadie nunca podría privarlo. Cuando pudo contenerse un poco, apenas acompañado de una sonrisa, asintió.

"Es una promesa, a la cual no quiero faltar" Gesticuló, recostándose de nuevo en la cama, dispuesto a descansar para ello.

Porque ahora, se aseguraría de nunca mas, dejar que detalles tan simples como este, se escaparen de sus manos de nuevo. Y que a pesar de lo cotidianos que fueren, no habría de olvidar que escondido en esto, están estos detalles, los que de verdad, le dan importancia a la existencia.

Ya no iba a olvidarlo de nuevo.

"Veo, que deseas descansar así que nosotros nos retiramos" Musitó Keiko, sacando de la espalda a Yusuke, mientras los demás le seguían de modo discreto, Koenma aun ayudado por Botan, que a penas y podía llevarlo sobre su hombro.

"Descansa, Kurama-san..." Un murmullo de la koorime, y la puerta cerrada estaba de nuevo... Antes de que de nuevo, se perdiera en el lumbral ajeno del sueño reparador... Antes, de perder aquella imagen de Hiei que solo daba vueltas eternas en su mente...

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Kurama era realmente, un idiota.

¿Cómo era que se había atrevido a salir del estúpido templo en el cual, se suponía que tenía que guardar reposo hasta que físicamente estuviere mejor?

¿Y por que todos esos estúpidos humanos lo habían dejado salir así? Aun podía sentir su poder bajo, muy lejos del normal poderío que le rodeaba. Aun se balanceaba cuando caminaba o hacía esfuerzos mayores. Y estaba seguro que él sabría mejor que nadie que precisaba del descanso. ¿Por qué insistía en asear su casa? ¿Por qué tenía fastidiarlo de esta manera?

¿Qué acaso el único sensato aquí era él?

Estaba harto de ver a Kurama desde lejos, haciendo cosas las cuales debería dejar de lado hasta que se sintiere mejor. ¿Por qué lo hacía? Simplemente estaba perdiendo la cordura de verle.

Eso, lo estaba poniendo de exasperante humor.

Recargó de nuevo sobre la rama del árbol que estaba frente del centro comercial al que había corrido el estúpido zorro. Y suspiró a medida que pasaba el tiempo y Kurama aún no salía del lugar. De verdad que era exasperante estar aquí, solo esperando en silencio a que se diera cuenta que esto que estaba haciendo y forzándose a realizar, era completamente inútil y que no valía la pena prestarles importancia.

Sabia que esta vida humana era importante para Kurama, pero... ¿Tanto?

Sacudió su cabeza en un movimiento rápido.

Eso, no debería importarle en lo mas mínimo. Hiei no debería estar aquí, cuidando de cada uno de sus pasos, vigilándolo desde las sombras, por que aun no estaba dispuesto a salir de aquí, y enfrentarse a Kurama.

¿Qué le diría cuando preguntare de... ello?

Ni siquiera estaba muy convencido de lo que había hecho por Kurama en esos días. ¿Por qué? Solo había necesidades plantadas en su mente... Cosas que nunca había creído necesitar de tan apremiante modo. ¿Era egoísta? Por que en todo este tiempo, solo buscó la manera de sentirse mejor, y la única respuesta que gritaba su interior era el nombre del youko blasfemo. Pero... además de ello, mas que esta sed de paz, había mas de este sentimiento, que exigía el bienestar total de aquel kitsune de cabello rojo.

A pesar de lo distraído que estaba a la distancia noto como del otro lado de la calle, una masa de cabello rojo salía del establecimiento humano, cargando bolsas y bolsas de alimentos y productos ningen. Que supuso en ese momento, y por lo que podía ver a la distancia, le habrían de pesar bastante.

"¿Por qué lo haces, zorro idiota?" Masculló, mientras saltaba de nuevo tras de él.

De verdad que era idiota.

A medida que recorría las calles, siempre saltando tras él, se llego a preguntar quien era el verdadero cretino aquí. ¿El que insistía en hacer trivialidades como estas? ¿O el que vigilaba que no se dañare por ellas, en vez de ir y obligarlo a dejar de hacerlas? Cualquiera que fuere la respuesta, ahora no interesaba mucho. Solo deseaba parar de ver como él mismo se hacía más y mas daño.

Llegaron ambos a la residencia Minamino, que ahora vivida era de nuevo. Y Hiei seguía de cerca al zorro rojo. Unas humanas le saludaron desde el otro lado de la calle, y por lo que escuchaba, felices de ver de nuevo a Minamino-san después de su tan larga ausencia. Hiei gruñó cuando una de ellas, le obsequió un frasco con mermelada dentro. Pues según ella, la había hecho especialmente para él, que se había dado a la tarea de hacer desde aquel día en que noto que 'Shuichi' no llegaba a casa.

Kurama agradeció el gesto y en cuanto tomó este metió de nuevo su herido cuerpo dentro de casa. Una de las mujeres, echo a reír mientras ambas se metían a su propio recinto y se cuchicheaban excitadas.

¿Tanto les alegraba el regreso de 'Shuichi'?

Decidió cruzar la calle, después de uno de esos carros pasare y nada más estorbare en su camino. Y maldijo su ser, por que aun estaba tan preocupado con el estado de Kurama, que no podía ir y hacer algo mejor que solo cuidarlo. Porque tal vez, era que el youko aquel, supiere a perfección que mientras más insistiere en esforzarse, mas Hiei le habría de cuidar, que llegaría el momento en que le haría salir de la sombra, por que no le dejaría mas opción.

¿Podría ser que Kurama fuere completamente conciente de este hecho, y esto que hacía con ambos solo fuere un intento particular para hacerlo encararle tarde o temprano?

Maldito sea Kurama y su intrincado ser.

Pero, quisiere o no admitirlo, durante ese tiempo en que su amigo rojo había estado ausente, había extrañado cada una de sus ridiculeces. Sus intrincados juegos y técnicas… Justo como estaba pasando ahora.

Asomó poco para ver dentro de la cocina de Kurama, mientras de espaldas y aparentemente, sin notar esta presencia que seguía cada uno de sus movimientos, acomodaba feliz víveres en la nevera que había estado vacía durante días enteros. Cuando hubo acabado, el pelirrojo cerró de golpe la puerta de la nevera y corrió escaleras arriba.

Kurama era realmente idiota…

Y aunque sonare… exagerado, temió que en medio de so locura y poco poderío y neta debilidad, pudiere caer y lastimarse de nuevo.

Y él no quería tener que llevarle de nuevo con esos humanos para que le ayudaren, puesto que implicaría hacer esfuerzo físico, cruzar media ciudad hasta el templo y claro…. Ver mal a su youko testarudo solo por que no se dio el tiempo de pasar y hacerlo dejar de hacer semejantes estupideces.

"Ganaste, zorro idiota"

Mientras de decidía a ello, Kurama meramente solo asomaba de vez en vez por la ventana.

Esperando verle por al menos un momento.

No podía engañarlo, sabía que estaba cerca. Lo sentía bien. Solo que, Hiei siempre fue un experto en cuanto a camuflar su poder se refiere. Momentáneamente dudó si éste de verdad se contraría tan 'Cerca' como él mismo se había dado a entender. O como de verdad deseaba que fuere.

Como resultara, se sentía bien estar de nuevo en casa. Dejo descansar sobre esta cama que había echado de menos. Su cabello que extendido era sobre las sabanas, mientras miraba al techo, desviando su mirada hacia el lado, notando que una de sus peculiares macetas estaba fuera de lugar, que no le daría lo suficiente el sol y no podía dejar que continuare ahí, pues ya habían pasado días desde que se encontraba así.

Se levantó de la cama, dispuesto a moverla un poco. Pero cuando se acercó y dobló para ella, presionó un sensible punto en su tórax, que aunque no hubiere herida exterior en él, aun dentro dolía de vez en cuando.

Elevo un quejido a la par que se sentaba de nuevo en la cama.

¿Cómo podía ser que aun doliere? Tanto había dañado su cuerpo Akhenaton.

"Ese nombre…"

De tan solo recordarlo, había efectos secundarios en su ser. Por alguna extraña razón de nuevo dolían sus heridas… más aquella que estaba en la espalda baja. Esa que ni Yukina ni nadie más había visto antes, solo él.

Rebuscó bajo la cama y sacó un pequeño botiquín blanco, en le cual guardaba algunas vendas, y medicamentos que generalmente usaba para curar a Hiei. Era extraño cuando tenía que usarlos sobre de él mismo, y mas aun denigrante que fuere por algo tan estúpido como heridas hechas por un cretino demente.

Mierda de debilidad la que tenía...

Aun lado de él su camisa blanca fue a dar, mientras levantaba de la cama y elegía algo adecuado para el cual curar su piel, tal vez algo de yodo, y una pequeña gasa adecuada solo para cubrir el sitio aun doliente. ¿No podía no haberlo lastimado en un sitio tan... difícil de alcanzar? Porque ahí estaba el Youko, torciéndose como re era posible para alcanzar y ver una pequeña parte de su espalda baja.

Mas que nada vencido, suspiró y dejo atrás todo este teatro absurdo.

"Maldita sea..." Mascullo, pateando el botiquín. "Esto es genial, Kurama, llegaste al fondo... eres aun mas débil de lo que pensaba..."

"No creo que seas débil..." Llamo una profunda voz desde la ventana, haciendo al youko girarse para ella "... Mas bien eres idiota"

"Hiei..."

"Hn... ¿Qué esperabas?" Escruto, mientras saltaba del marco de la ventana y caía dentro de la habitación

Kurama parpadeó unas cuantas veces, conforme Hiei se paseaba en el cuarto, y detenía frente a el pateado botiquín blanco. Agacho hasta el suelo y metió de un movimiento las vendas, los medicamentos y todo aquello que el youko guardada ahí. Seguidamente mientras rebuscaba en su interior.

¿Qué era lo que hacia aquí... justo ahora?

"Hiei, dime anda.. ¿Deseas algo? Tal vez tengas hambre o..."

"No es eso"

"¿No lo es? Entonces..."

"Como si no lo supieras..." Murmuró, mientras sostenía entre sus labios una gasa y rebuscaba aun dentro del blanco botiquín.

Hiei pronto se colocó a espaldas del youko, sobre de la cama con las rodillas cobre las sabanas. ¿Qué pretendía? Cuando Kurama iba a darse la vuelta y cuestionar de nuevo, Hiei tomo suavemente su cuello desde atrás, y le hacia inclinar hacia delante.

"¿Hiei? ¿Pero que demonios...?"

"Cierra la boca, no voy a matarte, si es lo que piensas" Aunque deseos le sobraban. ¿Qué tanto estaba haciendo aun con una herida como la que tenía sobre la espalda?

Iba a quitarle esta de encima, de un modo o de otro.

Pasó solo un segundo una de sus palmas sobre la piel suave en su espalda, para luego pasar un mojado pedazo de algodón. Alcohol frió y doliente, reprimió un gemido, y Hiei abanicó un poco con su mano para que pasare el dolor.

Hiei estaba ayudándolo... De nuevo...

Aun no encontraba las palabras para hacerlo, para cuestionarle el porque era que había ido hasta el Meikai. Agradecer le gesto y...

"Tengo algo que te pertenece, Kurama" Interrumpiendo en sus pensamientos Hiei dejó de lado la botella de antiséptico. El pelirrojo elevó la vista. Solo para observar como era que sin anticipación Hiei dejó caer sobre sus manos un objeto rojo... familiar...

"¡Hiei, esto es..!"

"Supuse lo querrías de vuela"

"Así que lo guardaste por todos estos días... Gracias Hiei, eres muy amable."

El koorime desvió la vista de las manos de Kurama, tal y como la había mantenido, cuando este se giró para verle a la cara, con una de esas sonrisas que quisiere o no, había echado de menos.

"Es solo tu patética planta, rosa o como quiera que TU le llames... No es nada importante, después de todo, eres un zorro trivial"

Kurama se levantó de la cama, dejando su rosa, que algo marchita estaba, sobre un buró cercano. Mas extraño que de costumbre, asi estaba hoy. Pasaba repetidas veces sus manos por su cabello, y no se atrevía a ver de lleno a Hiei. ¿Ahora que era lo que acontecía con este estúpido kitsune? Tomo de pronto una camiseta cercana y la abotonó de nuevo con una rapidez increíble.

"¡Oye! Estaba ayudándote ahí"

"Eso ahora no tiene importancia, Hiei... Necesito hablarte... Hiei, quiero que no me engañes, por favor.." Pidió Kurama, jalando una silla hasta frente de él.

Hiei maldijo interiormente... Sabía que era una idea estúpida el haber venido aquí, por que sabía lo que Kurama habría de querer oír de él, de lo que había pasado, de todo lo que había acontecido desde su regreso. Era un youko entrometido, era un youko fastidioso... Y a pesar de ello, no podía negarse a él...

"Dime..."

Kurama le sonrió de nuevo, mientras estiraba de nuevo y tomada de nuevo aquella rosa que Hiei había guardado solo para él. ¿Cómo eran posibles sus cambios de animo? Dudo si llegaría a entenderlo un día. El youko la miró detenidamente, mientras aquel verde en sus ojos no le permitía a Hiei apartar su vista de él. Kurama tomó unos de los pétalos, y lo jaló de lleno. ¿Para eso la había guardado? ¿Para que Kurama la destrozare? Hn... mierda.

No volvería a hacer algo tan estúpido como ello.

Mas para su sorpresa, de pronto este tomó su mano, dejando suavemente la hoja roja, pasando su mano sobre sus dedos para hacerle cerrar el puño. Tragó saliva fuertemente, mientras la piel de Kurama aun estaba sobre la suya.

"Hiei, dime... ¿Qué es lo que yo represento para ti?"

El koorime se heló de nuevo. ¿Qué clase de pregunta era esta? Estaba mas que incomodo con esto. ¿Quien diablos se creía que era? Además del hecho que aquí Hiei no era el unico al que debería cuestionarse aquí.

"Esa es una pregunta estúpida. ¡Dime tu porque interferiste en mi pelea!"

"¿T-tu... pelea?"

"¡Aja! Sabes bien de lo que te habló, Kurama, déjate de rodeos ya"

Estaba harto de ambigüedades, solo quería llegar al fondo de todo esto, de una vez acabar con estas dudas y mas de ellas.

Ahora solo quería la verdad de las cosas...

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Anden! Que ya esta cerca el final! Dirán... "Como le gusta dar de vueltas a las cosas pero así somos los youkos n.n. Gracias de nuevo por esperar ... aunque no valga la pena.