"Y bien... ¿Qué diablos esperas, Kurama?"
"Hiei, de verdad que ..."
"Cállate de rodeos y habla de una buena vez"
El youko había quedado en pasmado estado. Mientras el testarudo koorime que frente de sí estaba, en un burdo intento por cambiar el rumbo de la conversación, solo esperaba una respuesta concreta de su parte. Hiei esperaba, y Kurama solo pensaba... ¿Qué cosas? Mierda, solo era cuestión de aclararse, no era algo tan difícil de hacer.
El pelirrojo sin inmutarse y menos cayendo en este juego absurdo, le miró de lleno... Con esa maldita mirada, aquella que indica que tiene un mejor plan... Esa mirada que generalmente le entusiasmaba, en ese instante pudo llegar a odiar, por que no iba dirigida a un enemigo potencial... Era para él, porque había encontrado la forma de torcer sus palabras y ponerlas a su favor y equilibrar sus oportunidades.
"Yo pregunté primero" Devolvió, con toda arrogancia, y que a pesar de todo lo que deseó poder ignorar, le fue imposible hacerlo "Pero, ¿sabes? Voy a proponerte algo..."
Hiei alzó una ceja. Y no le contradijo, señal que fue interpretada por Kurama como una aceptación.
"Habla... que yo lo haré después de ti" Y le sonrió. Pasando de lugar a su lado en la cama, mientras el negro youkai repasaba sus palabras, y esta basura de proposición.
De repente se mostró mas irritado. ¿Por qué tenían que ser las cosas como Kurama las deseaba? Después de todo, era un youko estúpido. Y él no tenia porque acatar tan estúpido mandato. Así que permaneció callado, no viendo nada mas que el rostro del kitsune. Ambos metidos en un silencio casi exasperante.
Él no iba a hablar... y sabía que Kurama también estaría enterado de esto. Pero también estaba seguro que el youko no iba a ceder. Demasiado testarudo.
Kurama ni turbado estaba, pero él... si que estaba desesperado. Ya no aguantaba esa sonrisa que adornaba el rostro de el zorro, maldito de astuto y exasperante de paciencia de la que se hacia. ¿Qué se suponía que iba a hacer ahora? Sus nudillos hizo sonar, y Kurama solo apretó un poco sus labios... Molestándolo...
Era inmensamente linda aquella mueca que Hiei ponía, pretendiendo no importarle. El como un exasperante sonido quedaba atrapado en su boca, cuando hacía chocar sus dientes en desespero. Kurama pensó que pese a todo lo encantador que lucia, sería mejor darle su maldita respuesta de una vez, y quitarle este fastidio.
Fue entonces cuando se levantó del lado de Hiei en la cama.
¿Qué diablos era lo que quería?
E inmediatamente se arrodilló frente a él, quedando a su misma altura ya que el kitsune blasfemo estaba de rodillas en la alfombra. Acercó un tanto su rostro al de Hiei, y por mas que intentó leer en sus verdes ojos para desenmarañar lo que tramaba él, no pudo hacerlo.
Mierda.
"¿Qué diablos pretendes, Kurama?" Preguntó exasperado, sin aumentar la distancia entre ambos.
"Voy a ... aclarar tu duda, Hiei, solo por que después de mi, habrás de aclararte tu"
"¿Y quien te asegura que lo haré?"
"Mh... yo"
De improviso, puso dos de sus dedos en su frente... Y ¿Sonrió?
Kurama realmente, solo lo turbaba con estas acciones.
Y cuando iba a apartar esto de sí, antes de poder levantar una mano y quitar de golpe esta perdida de tiempo, Kurama le empujó contra la cama. Y no solo ello, sino que como si toda la vida lo hubiere hecho, se atrevió a deslizar sus manos bajo de su túnica negra. Sin dejar de sonreír de escalofriante modo... Y confirme iba recorriendo suavemente entre su ropa y la capa, un escalofrío recorrió su cuerpo de pies a cabeza. De un momento a otro ese escalofrío pasó a dejarlo inmóvil, por una razón la cual entender no pudo hacer. Y de hecho, este contacto rayaba fastidiosamente en lo agradable... y dejaba de lado todas las demás sensaciones en general.
Justo cuando estaba tomando estas acciones como... agradables, y empezaba a no importarle lo que pasare después, Kurama retiró de golpe sus manos y con ello aquella suave caricia.
No iba a dejarse ver tan... decepcionado de ello, así que antes de que un segundo transcurriera después de eso, puso una cara enojada, y levanto de lugar irritado.
Kurama tenia una aun mayor sonrisa, que mitad burla era y el otro tanto satisfacción superior.
"¿Qué estas haciendo?" Reclamó cerrando el puño y mostrándoselo amenazante al kitsune. "Déjame en paz... o juro que habrás de arrepentirte"
"Pero querías que te dijera lo que pasó en esa pelea, ¿no es así? Es justamente lo que hago"
"Eso no es lo que estabas 'haciendo'..." Dijo, haciendo comillas al hablar "Baka..." Y cruzaba de brazos, desviándose de Kurama y refugiándose en la ventana.
De pronto se sintió algo mas que incomodo. Casi... ultrajado... robado...
Llevó sus manos hasta su cintura. Algo, maldita sea, le hacia falta. Y cuando de ello se dio cuenta, y Kurama de este hecho se había percatado, el kitsune triunfante frente de él tenia su katana entre las manos. ¿Cómo diablos había podido quitársela sin que él...?
Esa, era una cuestión estúpida.
"Mierda..." Maldito Kurama... despreciable zorro bastardo, estaba mas que harto de este juego en el que Kurama le había hecho caer. Aunque, de cierta manera, esto era mas su culpa que del kistune pervertido. Después de todo, fue él el que permitió que las caricias de Kurama le distrajeran de tal modo.
"Dame eso, zorro, y te aseguro que no te mataré" Señalando su katana, amenazó lo mejor que pudo.
Mas el kitsune pareció prestarle menor atención a su vacía amenaza. Porque como si suya fuera esta arma, sacó la katana de su negra y tan elegante funda. Solo por que su muy extraña actitud así le mandaba.
"Dame eso aquí, zorro maniático"
"Tu hazme un favor, y cierra esa boca que tienes, Hiei" Pidió Kurama, haciendo a Hiei sentarse a su lado. Tomando su muñeca delgada. Como toda aquella sedosidad que en la piel del kitsune era infinita, extraño no fue que por ello se dejare llevar.
Y en lugar de un sonrojo el cual casi se da en su inmutable rostro, ambas cejas escondidas se contrajeron en sopresa, algo como un fastidio mal hecho quedó plasmado.
De hecho no iba a dejar que si quiera ello escapare del fondo de su ser, por que sabía perfectamente que Kurama, con aquel poder que él mismo se había otorgado para descifrar y desenmarañar sus pensamientos, acabaría por conocer el porqué de este hecho que a ojos ajenos hubiera pasado desapercibido, mas no en el Youko de nombre Kurama. Pero antes de poder hacer algo, una vez mas, él le pidió callar. No con palabras, no con su mirada... Mas molesto aun.
Cubrió totalmente sus labios con una mano. Mientras acariciaba con la palma de su mano el mentón del pasmado Koorime. A él le fascinaba hacer este tipo de cosas con Hiei, lo lindo que quedaba entre confundido y enfadado.
Algo lo cual nadie podía hacer.
Una vez lo vio calmado, o al menos pasmado, pudo quitar de sus labios la molestia de sus manos. Bien hubiera podido quedarse así un rato mas, por que aquella sensación que los labios delgados de Hiei producía en la piel del kitsune, simplemente se convertía en adicción. Pareció inspeccionar de minuciosa manera la katana del koorime.
Cuando de nuevo Hiei control sobre de si encontró, cuenta se dio de que este malicioso juego solo digno del Youko mas extraño de todo el Makai, estaba mas que acabando con su integridad. Su dominio y todo aquello de lo que una vez, llego a considerar inquebrantable.
"Ya, esto es suficiente, maldito zorro" Exasperado exigió arrebatando de sus manos la tan peleada arma. "Si no vas a ser mas claro, y dejarte de malditas ambigüedades... ¡Esta bien! Solo deja de turbarme los nervios..."
El kitsune ante aquellas palabras volvió a sonreír... Viéndose terriblemente... divertido. ¿A costa de él? Genial, simplemente estupendo. Se había vuelto el objeto de burla de un youko desquiciado.
"¿Turbo sus nervios, Hiei?" Pregunto de nuevo, acercando su rostro al de Hiei. Respirando sobre la piel del demonio negro, que justo ahora, no lo era tanto al fin, ya que al final de esto, él había podido hacerse dueño de un leve rojo en la tez de Hiei. "¿Acaso es que yo te pongo nervioso?"
"¡N-nunca dije eso!" Apartó a Kurama con un brazo, dejando espacio para tomar ese aire que hacía falta por causa de este cúmulo de sensaciones extrañas. "Mierda... ¿Qué parte de 'Déjate de ambigüedades' no has podido entender? Creía que eras listo... veo que me equivoco"
"Tal vez... pero no puedo evitarlo... ni puedes impedirlo"
En la palma del koorime dejó una de esas malditas semillas. Esas de las cuales los árboles salían. Aquellas que tantas veces había visto mientras se paseaba entre las ramas de los árboles, ya sea del Ninkenkai o del Makai mismo.
"¿Qué diablos es esto?" Pidió confundido. "¿Por qué haces esto? ¿Para que lo haces, Kurama?"
"Hiei... alguna vez... ¿Te llegaste a percatar de lo que tu te haces acompañar?"
"No. No se de lo que me hablas, no quiero entender... solo deja esto así y para de confundirme ya"
"Ya no puedo"
"¿Por qué?"
"Déjate de quejas"
Silencio súbito se hizo una vez. Dejando a dos demonios en medio de su fastidiosa presencia. No aquellos que de momento se llegaban a dar, de esos que no resultaban exasperantes. Pero este... era especialmente molesto.
De momento Kurama cambio de posición.
"¿Ya no duele?" Pregunto el kitsune, pasando suavemente una mano sobre el dorso de Hiei. Intentando captar una herida no cicatrizada en la piel de su amigo.
"Nunca dolió..." Respondió con seguridad.
"Ya veo"
"Kurama... Tu sabes... lo que pasó en ese momento... ¿Verdad?" Dijo, repentinamente cambiando el tono de su voz a uno mas relajando. Ya no exigiendo nada. El kitsune asintió, haciendo que algunos de sus rojos mechones cayeren en su frente. Pasando una mano sobre ellos para acomodarlos de nuevo. "Dime... que fue lo que..."
"Nada extraordinario, de verdad"
¿Nada? ¿¡Nada? ¿Cómo se atrevía a decir eso? No era de normal acontecimiento que en medio de una pelea de repente tu oponente caiga de extraño modo frente a tus ojos. Eso no era extraordinario? Eso no era de importancia? Kurama realmente solo fastidiaba.
"Oh, ya veo... Entonces, supongo que solo Akhenaton cayó frente a mi, solo por que nada paso? ¿A eso le llamas una explicación? Kurama creo que estas subestimando mi intelecto..."
"¿Eso hago?... No era lo que quería hacer..."
"Pues lo haces, baka kitsune"
"Solo quería que lo meditaras. Pero. Pero veo que es mas difícil de lo que imaginaba. Vale, Hiei, te diré que fue exactamente lo que pasó ahí"
Tomando la muñeca de Hiei, pudo hacerse de nuevo de aquella semilla que en un principio había puesto en manos del koorime. Mostrándola en la palma blanca del zorro. De pronto la cerro dejando en incógnita lo demás. Pasaron segundos antes que pudiere asimilar lo que de nuevo era él testigo. Una conocida técnica... un particular modo de batalla.
Una planta que de nuevo transformada por el poder del zorro, había encarnado como espada.
Esto no era algo nuevo para Hiei. ¿Qué diablos...?
"Pero se que de esto tu sabes bien... y que no es de extrañarse mi dominio sobre de ellas."
"Kurama, yo... sé que él te había despojado de... toda arma, de todo lo que él sabía que podías usar para pelear..."
"Y lo hizo"
Lo sabía, Kurama había estado completamente desarmado... Entonces como...
"Pero... no lo hizo contigo, Hiei" Reveló Kurama, abrazando levemente el cuerpo de Hiei. "Por que él nos subestimó..."
"¿Pero que..?"
"¿Sabes? Es un alivio que siempre andes entre los árboles, matorrales y demás cosas, Koorime..." Suspiró, sobrepasando aquella delgada línea entre el juego y la veracidad.
Kurama estaba planteando todo de un modo un poco mas claro, tanto que pudo al fin dejar lo irritado que se mostraba con él. No se molestó esta vez en apartar a Kurama de si.
No habiendo la necesidad de dejar de sentirlo así de cerca como estaban ambos. El youko acariciaba placidamente su cabello... dejando sentir como sus lánguidos dedos dibujaban pequeños círculos en su nuca.
Y aunque sonaré extraño, aquella incitante caricia le ayudó a aclarar mas su mente, y descifrar las marañas que el kitsune soltaba. Kurama pareció notar lo que acontecía en la mente del youkai, y una semilla mas logró encontrar escondida entre la bufanda de Hiei.
"¿Necesitas mas explicaciones?" Dijo, una vez convencido de que Hiei debería haber entendido ya todo esto.
"Hn... no lo creo... Déjame ver si te he entendido bien. Me estas insinuando, que no soy mas que un gran catálogo de semillitas basura, que voy juntando sin percatarme, para que TU puedas usarlas? Si lo he entendido mal solo dime"
"Uh... no, es justo lo que decía, claro, solo adornado con tu peculiar vista"
"En eso solo sirvo para ello... vale, mejor a que me dejaras con esa maldita duda. Pero aun hay algo que me molesta de todo esto, baka"
¿Aun algo podía molestar al koorime? Simplemente, días como estos, le hacían ver cuanto era que aun desconocía de su negro compañero. ¿Qué mas podría fastidiarlo ahora?
"Dime"
"Kitsune... Jamás, nunca mas..." Su voz se hacía mas seria, mientras se libraba un poco de él, y acomodaba frente al rostro del pelirrojo "... Vuelvas a dejarme solo... ¡Juro que si te atreves a hacerlo yo mismo acabare contigo!"
Pasando suavemente sus manos por su cabellera roja, jamás abandonando sus verdes ojos, dibujando una peligrosa sonrisa en esos labios delgados, de un demonio que de verdad, hablaba enserio.
"¿Entendiste? O tengo que explicarlo de otra manera" Suspiro, haciendo una peculiar expresión, una de victoria.
Buen ganada fue, ya que, frente del Jaganashi, un Youko confundido solo torcía una mueca. Mas no solo lo confundido era en el kitsune, también algo de ilusión desbordante, ante las palabras exhaladas por el negro youkai.
Hiei sintió entonces que ganada era esta partida, que su nombre tal vez por primera vez fue el que prevaleció, y que no era nada malo, que para variar, fuere él el que dejare las cosas a su favor. Y dejar inmóvil al kitsune podría ser algo a lo que llegare a acostumbrarse.
Mas su gusto poco duró, por que aquel blasfemo zorro salió de su aturdimiento, quedando de nuevo en su lugar.
"No lo se, Hiei... tal vez sea mejor que lo expliques de diferente modo..." Dijo, en medio de la diversión que Hiei mismo le había dado pauta a usar. Tomo por ambas mejillas el rostro del Koorime, trayéndolo mas cerca, tanto como para poder tocar efímeramente la graciosa y pequeña nariz de Hiei, con sus labios.
"¿Pero que diablos..? Creía que eras listo, zorro"
Kurama sonrió de infantil modo, como aparentando ser muy inocente. Besó su mejilla, para después acariciar ese punto.
"Por ello es que te lo pido de otra manera, Hiei..." Y como si estuviere muy seguro de lo que hacía, convencido de que él terminaría haciendo lo que esperaba del negro demonio, le soltó de todo toque.
Hiei permaneció ahí, jamás apartando del cuerpo esbelto del pelirrojo, quien con la mirada le pedía aquella otra explicación... Una fastidiosa situación.
Mas lo que mas llegó a odiar, no fue a Kurama, y todo su maldito ser que solo dejaba ideas vagas en su mente, y que de cierto modo... No resultaría molesto cumplir para él. Lo que detestaba, era el hecho de.. si quiera considerar en darle lo que con tanto afán pedía el kitsune.
"De verdad parece que te esfuerzas en convertirte en un zorro fastidioso" Escupió, tratando de poner una cara fastidiada. Mas imposible fue.
Maldito sea eso de poco poder sobre de sí mismo.
Y debilidad mayor, el hecho de imaginar que esto que estaba por hacer... De verdad se estaba convirtiendo en una necesidad innegable en su ser. Él que se había jurado... jamás ser dependiente de nada ni de nadie... Pensó realmente, que patético se había de ver... Mas ante aquel zorro, poco valía una mas de emociones puestas a su vista.
Como si para él, fuese nuevo pasar sobre los muros que edificaba.
En este instante, había ya quebrado la última de ellas... Ahora, solo estaba cara a cara con el Youko de mirada verde.
Dudó un momento en abrir la última de las puertas de su alma a Kurama... Mas en un segundo, al cuestionar a su interior sobre de hacerlo o no, y rápida repuesta dada fue, dejo de lado aquella piedra de molestia y duda.
"Ganas, Youko idiota"
En un movimiento rápido, casi como aquellos que daba en batalla, se dejó ir contra Kurama, Dejando una de sus manos en la frente del zorro, mientras la otra le sostenía del mentón.
Y dejaba poner sus labios sobre los del Kitsune, al cual había de verdad, extrañado tener lejos. En todo sentido... en cualquier aspecto. Ni molestarse quería en abrir los ojos y mirar a Kurama, no quería ver reflejado su muy miserable rostro en los ojos verdes de Kurama, no necesitaba hacerlo. Solo quedarse aquí. No moverse mas.
Mas la piel es un fastidioso elemento, en ello a lo que se le llama sentir, juega un papel importante e indispensable ella. Por ello fue, que en medio de su paseo por la boca del Youko, sintió una sonrisa, en los labios, suya imposible, ya que esto no era algo de lo cual pudiere reír.
Era de Kurama... y los pliegues que en ellos se hacían al dar lugar a tan trivial acción, solo hacían mas sublime este momento.
El pelirrojo tomó suavemente la cintura de Hiei, que de pie estaba, jalándolo hacía él. Llevándolo consigo sobre de su cama suave. Y que Hiei pensó, mas reconfortante resultaba estar acomodado en el mismo cuerpo del kitsune.
Aprendiendo una nueva forma de expresión... Una la cual solo con Kurama se podía dar.
Esperando que lo entendiere en medio de ello.
Lo tanto que lo necesitaba, lo mucho que de verdad le quería. Lo gracioso que resultaba ello... pero que no pretendía abandonar jamás. Y que tampoco, dejaría que nadie mas se lo arrebatare... Lo adictivo que se estaba volviendo esto, y las caricias que eran sobre su espalda, mas que imprescindibles para su ser.
Transcurrieron los segundos, los minutos... Como si nada les impidiere avanzar, de tan fluida manera, que en ese momento jugaron un papel importante de verdad.
Kurama se separó, jamás dejando su aterradora sonrisa...… Llena de victoria y felicidad.
"Bueno, Hiei.. Creo que eso... responde la pregunta que te había hecho antes" Rió, rodando un poco sobre la cama, dejando al Koorime bajo de él.
"Hn... ¿Estamos a mano?" Pretendió fastidio.
De nuevo, imposible.
Kurama pretendió pensarlo un poco. Frunciendo el ceño ligeramente.
"Pues para mi basta"
"Y si basta para ti..." Musitó con terrible seguridad, sonriendo de nueva manera, y jalando uno de los mechones que colgaban a los lados de las mejillas del zorro, haciéndolo hacia abajo, de nuevo para sentirlo una vez mas "... Pues también basta para mi..."
Haciéndolo de nuevo, no importando lo que ocurriere después. Aclarándolo de la justa manera, la cual, esperaba no quedara mas duda de lo que tendía delante del zorro.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Se diría que el Makai era un sitio donde acontecimientos como el dado hacía unas semanas, pasaban como si nada. La gente iba y venía, vivían y morían los demonios. Tal como lo recordaba de años, por no nombrarlos con siglos.
Mas incluso un mundo así puede llegar a cambiar.
Los habitantes del plano, ellos non los que lo hacen posible.
Cambiando el régimen del mas fuerte es el que impera. Dejando ideologías como esas... Es que de verdad, llegarían a la unificación real.
Y al paso que iban... Parecía que pronto sería.
Caminaba el pelirrojo por uno de los pasillos del nuevo castillo que edificado fue. Aquel, gran idea de una asamblea de demonios racionales. Donde habían de residir, los poderes y los representantes de estos. Mukuro, Yomi y el representante del ningenkai, Yusuke Urameshi. Inteligente idea, claro acatada, o mas bien incitados a hacerlo, por el carismático hijo de Raizen.
Mas hoy no iba camino a una de esas aburridas reuniones, hoy, en aquel sitio, había algo mas que solo política de demonios.
Entrando al salón principal.
"Eh! Kurama! ¡Por aquí, anda ven!" Yusuke de nuevo, mas que emocionado con su primera fiesta formal, en el Makai.
Había coacciones en que se preguntaba como era que lograba persuadir a Mukuro y a Yomi de locuras así.
"Hola, Yusuke" Saludó, llegando hasta su lado. El Masoku que había dejando de reír con Kuwabara para saludarlo.
Mas no era la persona a la que Kurama buscaba.
Registró por todo el salón, tan cauto que ni el Masoku o Kuwabara pudieron notarlo. Solo encontró con un par de sujetos, uno maestro del hielo, discutiendo con aquel del hielo. Señalando el último de esos bocadillos que Yusuke había traído del Ningenkai y habían hecho tan populares en el plano de los demonios. Solo quedando uno... y ellos siendo dos.
Una extraña banda de demonios, algunos de los que reconoció a soldados del ejercito de Yomi, ahora tocando instrumentos igual, de manufactura humana. Todos rodeados, como buenas estrellas del mundo del espectáculo, tal como se veía en el plano humano. Que eran escuchados entusiastamente por varios mas espectadores, que no reconocía a varios. Pero seguro que soldados eran, ya fuere de los que buscaba humanos caídos en el Makai, del cuerpo de Mukuro. O de los que vigilaban orden en el Makai, de la escolta de Yomi.
O simples que solo pasaban un rato ahí, ya que el paso, restringido no era.
"Yusuke" Le llamó el pelirrojo, sacando una de sus manos del bolsillo donde la tenía escondida, y señalando a la particular agrupación de demonios "Dime como es posible que ellos estén..."
"Cálmate, Kurama" Aconsejó, dándole un vaso con lo que llamaba 'Bebida para fiesta' Osea, ponche con algo de licor "Y lo he traído del Ningenkai... y Vale... ellos aprenden rápido ¿No te parece que tocan bien?"
"Pues no lo negaré"
"¡Espera un momento, Urameshi!" Inquirió Kuwabara, con un dedo tratando de hacer un agujero en la frente de Yusuke "¡Fui yo el que trajo esto aquí! ¡Yo los pagué! ¡Esos instrumentos no caen del cielo! ¡Salieron de mi billetera!"
"Como sea" Mascullo, entre dientes hablando. "El punto es que están aquí!"
El Youko rió un poco, aturdido de la pelea que se daba entre el Masoku y Kuwa-chan.
Así que pensó, que tal vez sería mejor idea salir a los jardines. Y dejarlos pelear en paz. Emprendió discreta dirección hacia él, mas Yusuke lo notó de improviso.
"¿Adonde vas, Kurama? No seas aguafiestas, y quédate! Estamos celebrando!"
"El hijo de Raizen tiene razón..." Interfirió una voz grave a sus espaldas "No siempre nos libramos de un grupo rebelde tan fuerte como lo hemos hecho"
"Yomi, veo que tampoco te pudiste resistir ne?" Burló el Masoku, golpeando discretamente al youkai con un codo. "Se que soy bueno en eso de las fiestas"
"Te equivocas"
"Ah si?"
"Si... deja de blasfemar. Yo no vine por ti, he venido por mi hijo..."
"¿Shura-chan?" Preguntó ofendido. "¿Dónde esta ese niño?"
"No lo se... dijo que... iría a ... divertirse..." Mascullo, pareciendo como si se reprochara en hecho de ser mal padre, claro, su punto de vista.
"Animo!" Gritaron Kuwabara y Yusuke al unísono "Es un chico joven, y contigo como padre, créelo, no tardará en amargarse"
"¿Qué me estas insinuando?"
"Nada, Kuwabara y yo solo tratamos de hacerte sentir bien"
"Claro..." Dándoles por su lado su voz dio a entender. "Oye, Kurama.."
Cuado ellos, buscaron de nuevo al kitsune, este ya no estaba ni remotamente cerca. ¿Los había dejado hablando como cretinos? Que Youko mas fastidioso.
"Míralo nada mas..." Quejó Kuwabara, bebiendo la extraña mezcla de Yusuke "Dejarnos hablando como dementes"
"Déjalo. No era a nosotros a los que él buscaba"
"De que hablas, Urameshi?"
Yusuke de nuevo le miró con odio. A la linfita estupidez de Kuwabara.
"Déjalo así... o te dolerá el cerebro"
Y cuando iba a continuar a lo que Yusuke pretendía llamar tema interesante, con Yomi, este también e había retirado de su lado. E ido a una esquina de la habitación, hablando solo él sabía acerca de que, con Mukuro.
"¿No es lindo, Kuwabara? Nos dejan completamente solos.."
"Pues... a mi no se me hace lindo..." Respondió, al torcer las palabras del Masoku. "No se a ti.. como te parezca.."
"Eh?..." Yusuke pareció entender lo que la mente rara de su amigo pensó en aquel momento "... ¡AH! ¡EN QUE DEMONIOS PESNABAS, NO HABLABA DE ESO, MALDITO DEMENTE!"
"Pues no ha sido mi culpa! Es tuya por decirlo de forma tan rara!"
"Déjame..." Ordeno, cruzándose de brazos. "No quiero que me pongas de mal humor, es bueno que hayamos acabado con los dementes rebeldes del cuervo negro, y tu no vas a arruinarme la fiesta"
"Por cierto, Urameshi... ¿Qué fue lo que paso con... Takai?"
"¿El demente que teníamos encerrado?"
"Justamente ese"
"Pues..." Elevó su vista al techo, recordando lo pasado. Luego se rió un poco. Despertando interés en Kuwabara.
"¡Ya dime!"
"UH! Lo que paso es... patético..."
"Dímelo, el que lo juzgue seré yo"
"Pues.. se mató"
"¡¿Cómo que se mató!"
"Sht!" Ordenó, cubriendo la boca de Kuwabara,. El idiota tenia una voz muy alta. "Cierra la boca... eso es secreto de estado... bueno... secreto del Makai"
El pelinaranja asintió, ya cuando entendido hubo quedado lo que Yusuke le pidió.
"En uno de esos días... en que Shura fue a dar su vuelta acostumbrada a las celdas... Le encontró muerto... No podemos asegurar que fuere homicidio... Pero... tenía la yugular en dos. Un corte tan preciso, y por lo que suponemos rápido...que ni tiempo dio par que sintiere dolor... nunca gritó en toda la noche antes de ello. Suponen los forenses... que por eso fue suicidio... Aunque si me lo preguntas... No pienso igual"
"¡Basta Urameshi! Parece como si contares una historia de terror..." Reclamó, envolviéndose en brazos el mismo. "Pero we... no tiene importancia. Vivo o muerto. Lo que fuere, lo tenía bien merecido"
"JA! En eso tienes razón... si el no se mataba, lo iba a hacer yo!" Y se echó a reír, mostrando aquellos colmillos afilados de Masoku. Dejándole ver de verdad, demente.
"Deja de hacer eso.. me asustas.."
"Deja tu de ser tan cobarde"
"No lo soy"
Pararon ambos de reclamos y burlas, juntándose solo para ver el estúpido conciertillo que los demás disfrutaban. Después de todo, esperaba que estas celebraciones, se volvieren un poco mas constantes en el Makai.
.-.-.-
A lo lejos solo escuchaba en estruendo de la celebración. Mientras solo rodeado de plantas era. De árboles, y demás matorrales que había hecho crecer a los alrededores, para darle un poco de tranquilidad al ambiente. Como sonaba, había hecho de jardinero para esto, para el castillo nuevo edificado.
Y tenía que aceptarlo, había hecho un gran trabajo.
Hecho un gran laberinto de ellos que tanto le gustaban al Youko, hechos de plantas. Altas como había hecho él que crecieren.
Como buen creador, y de esperarse no era menos, conocía perfectamente cada pasaje, esquina y salida de su obra verde. Y se divertía de increíble maneta paseándose entre ellos.
Había luz... que llegaba del cielo, una particular. Raras eran las veces que esta tonalidad tomaba por las noches, azulado, uno realmente espléndido.
Aunque este espectáculo, no era algo que deseare ver solo como estaba ahora.
Bajó la mirada, jugando son el pasto a sus pies.
"Creía que estaría aquí..."
Aquel Koorime al que llevaba un mes sin ver.
Y solo con la punzante ilusión de verlo, era que había venido hasta aquí. Mas... nada encontró.
"Bueno... supongo que hoy no era el día para ello..."
"¿El día para que?" Sonó aquella profunda voz que había estado fuera de sus oídos todo este tiempo.
"Hiei"
Deseoso de ver al dueño de tan distinguida voz, buscó todo a su alrededor, husmeando entre las copas de los árboles. En las alturas.
Cuando iba a girarse para su derecha, de esta misma dirección un pequeño cuerpo se embistió en su contra. Haciéndole caer hacia el suelo. Pasando dos segundos antes de poder asimilarlo, encontró a un Youkai delgado, que escondía su excelso rostro en el cuello de su zorro.
"Hiei pero que es lo que pretendes?" Cuestionó, acariciando el pelo negro de Hiei. Divertido por esta acción la cual a pesar de que no esperaba, no era mal recibida.
Aun sin apartarse de ahí, y sin verle a la cara, suspiro quemando con su aliento la piel de su cuello.
"No puedes andar solo por ahí... Podrías perderte..."
Elevó su rostro robre del pecho de Kurama, acariciando sus labios con los dedos. Haciéndolo como de burla... Mas jamás actuándolo bien.
"... Y eso... no lo soportaría..."
Besando los labios de su zorro, aquel al que tantas veces había aguantado hacer en el pasado. A aquel que casi tuvo que perder en el pasado, para darse cuenta de lo que significaba para su vida, su alma, su existencia y esencia.
Para darse cuenta, de que ese Youko, se llevaba lo mejor, y tal vez lo único que restaba en su alma.
"Te amo..."
FIN.-.-.-.-.-.-.-.-
n.n Ah! Terminado esta esto. O.O Wow... no puedo creerlo. Ya terminó! Al fin Kami-sama! Gracias! He dejado de torturar personas. ¿O tal vez no? XD Como sea, notas finales a esto.
Gracias a aquellos que me aguantaron, de verdad. A aquellos que se tomaron un tiempo de sus importantes vidas para leer.
A la tele, que me da ideas XD
Pero no, los que de verdad importan son otros n.n Los que lo leen. Dios... ¬¬ Me siento tan... rara. Pero ello es mi asunto. De hecho… importe o no… escribí esto, escuchando "Tesogare ni se Wo Mukete"
Sabe la vida de quienes hablo. A la gente que siempre esta a mi lado.
A ellos infinitamente gracias...
Lamento fastidiar con mi absurda existencia pero... ke le quedo hacer? Así me he hecho... y dudo poder cambiar.
Bueno.. hasta la próxima vez. Que por lo que veo.. tardará muucho en ser. Así que saben! Se puede respirar tranquilo n.n
Bye bye Sayonara.
