"TORMENTA DE VERANO"
Capítulo número uno: LA EXCURSIÓN
Hola! Antes que nada, me gustaría deciros que este es el primer fic sobre Draco y Hermione que escribo, pero es mi pareja prefe!
Bueno… estos personajes no son míos propios, sino que pertenecen a J.K Rowling!
No tengo nada más que decir, sólo que espero que disfrutéis con la lectura y que me dejéis vuestra opinión!
------------------------------------------------------------------------------------
Todos estábamos en el Gran Comedor. Era mediado de junio del sexto curso. Yo estaba, como de costumbre, sentada con mis mejores amigos Harry y Ron. Habían cambiado mucho, para qué os voy a mentir. Harry había crecido mucho, su cuerpo estaba perfectamente formado. Sus ojos continuaban brillando con la fuerza de dos esmeraldas y sus cabellos era más negro que el hollín que se acumulaba en nuestra chimenea de la sala común a finales de diciembre. En cambio Ron… él había modificado más su carácter. Era, cómo decirlo, mejor persona. Había madurado, ¡gracias de Dios! Y era mucho más atento. Yo les quería tanto… eran más que los hermanos que yo nunca tuve. Os preguntaréis si yo había cambiado o no… Pues, sinceramente, no demasiado. Mi cara no era la más linda, o al menos eso creo, y mi cuerpo era el de una chica normal de dieciséis años. Me preocupaban las mismas cosas que a cualquier adolescente de mí edad, las cosas claras: los chicos, la moda y los guaperas de las pelis. Pero en el fondo, yo continuaba escapándome a menudo y me adentraba en la biblioteca. ¡Qué iba a hacer, era mi pasión! Mi odio lo tenía entero una persona, o más bien, un grupo de personas: Draco y sus amigos repugnantes. ¡Eran tan altaneros, tan ruines, tan soberbios, tan creídos, tan… simples! Cada vez que decían alguna estupidez, me veía obligada a coger aire y soltarlo poco a poco, para no empezar a gritar y decirles todo lo que pensaba. Consideraba mejor esa opción: sólo les contestaba cuando decían algo que me afectaba a mí directamente. Cuando se metían con alguien, normalmente Draco y sus amigos se reían, sentía ganas de levantarme y empezar a escupir una sarta de insultos, de los cuales no recordaba la entrada en mi cabeza. Pero me contenía, sino me buscaba muchos problemas y no me venía bien para mi reputación. Como iba diciendo, estábamos en el Gran Comedor cuando escuchamos el tintineo de una copa, procedente de la mesa de los profesores. Rápidamente todos los alumnos sucumbimos a los gritos y escuchamos atentamente al director.
- Estimados alumnos, me complace comunicaros que tengo prevista una escapada en bote para el sexto curso. – todos nos miramos sorprendidos. – No, no os sorprendáis, os lo habéis ganado a pulso y, aunque no será una excursión memorable, os servirá para desconectar un poco antes de los exámenes finales de verano. Bueno, ya os informaremos de los grupos para los botes y… ¡a comer!
¡Qué bien, una vuelta en bote para quitarnos de encima la presión de los exámenes! Me apetecía mucho salir al mar con mis amigos y nadar en medio del océano en un agua cristalina y pulcra. ¡Quizá luego podríamos explorar los arrecifes de coral y hacer un poco de submarinismo! Pero las ganas de salir al mar se me quitaron y la cara de felicidad que había tenido durante esos días me cambió de repente. Vi las listas y me acerqué corriendo, hasta encontrar mi nombre y los de mi grupo:
- Ronald Weasley
- Hermione Granger
- Pansy Parkison
- Draco Malfoy
- Harry Potter
- Blaise Zabini
- Crabbe
- Goyle
¡Por todos y cada uno de los pelos de la barba de Merlín! ¿A caso tenía ganas Dumbledore de fastidiarnos la excursión? ¡No podía haber hecho peores grupos…! Y, encima de todo, eran mayoría y tendríamos que aguantar sus bromas estúpidas y pesadas durante todo el día…
Al parecer, y como era de suponer, a Draco tampoco le sentó bien la organización que se había llevado para hacer los grupos. Pude comprobarlo cuando, al cruzarnos en la puerta de Transformaciones el viernes por la tarde, el día antes de la excursión, me miró desafiante y me retó con las palabras:
- Estarás contenta, Granger.
- No, todavía te tengo delante y eso no me alegra demasiado. – le contesté yo, retándole también con todos mis medios.
- ¡Vamos! ¿Me vas a decir que tú no tienes la culpa de que en mi grupo me haya tocado contigo, la sangre sucia, el cara rajada y el pobretón?
- ¡Uy si! Anoche fui a suplicarle a Dumbledore que, por lo que más quisiera, me pusiera en tu grupo… Y no sabes lo que me costó lograrlo, pero mira, al final lo conseguí. – le respondí yo, con una sonrisa malvada en mis labios color rosa palo.
- No sé quién habrá sido el encargado de hacer los grupos, pero que sepas, y díselo a tus amigos también, que no saldréis vivos de ese bote.
- ¡No, te lo ruego! – Me burlé yo, haciendo uso de mi teatro sarcástico - ¡No me amenaces de ese modo! ¡Estoy temblando! – él, poniendo hacia un lado sus asquerosos y fríos iris grises, suspiró. Yo, con toda la chulería que cabía en mi interior, me giré y, dándole la espalda, me perdí entre los pasillos. Si él me había querido retar, yo no iba a ser menos. Nadie retaba a Hermione Granger, ya podía ser quien fuese, que yo no me quedaba con los labios cerrados.
Al terminar el horario escolar, subí a pegarme una buena ducha y me preparé la mochila para el día próximo. Como iban a ser tan sólo unas horas, no supe muy bien qué meter en mi mochila de pana roja de O´Neill. Lo típico: una cantimplora, algo de picar, una toalla y mis gafas de sol. El bikini lo llevaría puesto bajo la ropa, seguramente un pantalón corto verde caqui que tenía y una camiseta deportiva color páprika, de las que llevan los tirantes por detrás cruzados, como las de los chulos de gimnasio. Eso era todo; total, para una mañana y un poco más con los Slytherin más estúpidos que te pudieses encontrar…
De madrugada hubo una pequeña fiesta en nuestra sala común. Al principio era algo innovador y todos los Gryffindor y más gente de otras casas que tenían permitida la entrada a la casa, hablaba durante días sobre las primeras fiestas. No había nada del otro mundo: un poco de música, algo de beber y muchas ganas de pasárselo genial. Pero cada viernes era igual y al final resultaban hasta aburridas. Me pasé un rato por allí, pero no había casi ambiente y al poco rato de bajar, volví a mi habitación a cotillear con las que ahora sí eran mis amigas: Parvati y Lavender. Estaban preparándose la bolsa cuando entré.
- ¡Qué no, Par, que esa camiseta es mía!
- ¿Pero de qué hablas, niña? ¡Me la regaló Alex por mi cumpleaños! (N/A: Alex era el novio de Par)
- ¿A qué no, Hermy, a que es mía? – insistió Lavender al verme entrar por la puerta.
- Pues… creo que sí que es de Par… - la contradije yo. No era que me gustase demasiado este tipo de situaciones, pero como las gemelas se pasaban el día discutiendo por la ropa, los chicos y el maquillaje, ya me había acostumbrado.
- ¡Toma! – Dijo ella a su hermana y le sacó la lengua – Cambiando de tema… ¡Qué suerte has tenido con tu grupo, Hermy!
-¿Perdón? ¿Has dicho suerte? – pregunté yo, ya que me había quedado sorprendida por las palabras de mi amiga.
- ¡Joder, chica! ¡Tienes a los dos chicos más guapos de todo Hogwarts en tu bote! – reiteró Lavender, dándole la razón a su hermana.
- Ves, aquí la tonta de mi hermana lleva razón.
- ¡Por favor! Si es el peor grupo de todos… - defendí yo a capa y espada mi posición.
- ¡Pues te lo cambio a voz de ya! – comentó Lavender y ella y su hermano empezaron a reírse.
- A ver, ¿a quién veis guapos vosotras dos ahí? Por que yo… - y puse un poco cara de asco, imaginándome cómo me enrollaba con Grabbe y eructaba mientras tanto y sabía a cochinillo al horno.
- Hermy, cariño, ¿estás ciega o qué te sucede? ¡DRACO Y HARRY!
- Por favor… - insistí yo – Harry es monillo pero Malfoy… ¡es lo más asqueroso que parió madre! – exclamé sorprendida de las tonterías que decían mis amigas por esas boquitas que se comían la primera cosa que se les ponía por delante. (N/A: sin mal pensar, me refiero a otras bocas, aunque… xD)
- Pues nosotras nos quedamos con Draco… ¡mmm! ¡Qué guapísimo es, madre! Con su pelito rubio peinado hacia atrás, sus ojos grises platino, su sonrisa pícara… (N/A: ¡Ay, Paula! Jajajaja T ADOROoOo) ¡Imagináoslo desnudo! – comenzó a decir Lavender.
- ¡Ay, sí! – gritó Parvati y todas empezamos a reír hasta tener lágrimas en los ojos. – Venga, vamos a hacer un hechizo para que podamos verle desnudo sólo nosotras… ¡sería buenísimo!
- ¡Sí, sí, sí! – la acompañó su hermana dando palmas.
- No contéis conmigo, no quiero ser cómplice de pederastia, ¡si es un crío! – intenté convencerlas yo, de nuevo, sin ningún fruto.
- Vale, vale, pero cuando tengamos foto suyas de la manera en la que su santa madre lo trajo al mundo, ya nos rogarás. – dijo Lav, con cara de: "ya te arrepentirás"
- Lo dudo mucho… venga chicas, buenas noches, que mañana será un día muy largo y quiero estar bien descansada. – me despedí de ellas y les di un beso a cada una de buenas noches.
- Sí, venga, va, recálcanoslo más todavía… ¡so puta! ¡Qué duermas bien amor!
Y me metí en la cama, escuchando los hechizos tontos que estaban ideando para ver al repugnante Malfoy desnudo. Hubiese sido posible crear un hechizo, pero no, yo no iba a ser partícipe… aunque, Malfoy tendría sus secretos ocultos… (N/A: aaaais, mare… ¡qué sofoco estoy cogiendo!)
Terminaron de jugar a las brujas bien entrada la noche, pero era normal en ellas, había que conocerlas para entenderlas. Yo las había juzgado sin haberlas conocido un poquito y eran muy majas.
A la mañana siguiente nos despertamos a eso de las nueve. Íbamos a embarcar en el Lago de los terrenos que, al parecer, nos llevaría hasta la costa. Los botes estaban encantados, por lo tanto no haría falta ni remar, ni ir contra corriente, ni nada de nada. Después de un contundente desayuno y de llenarnos las mochilas con panecillos de mantequilla y jamón de York, anduvimos unos minutos hasta la orilla del Lago. Desde un principio nos prohibieron separar, dividir o modificar cualquier grupo, lo que nos mató las pocas ilusiones que aún teníamos. Cogimos uno de los botes, no acomodamos y comenzó a ir por él mismo. Y nada más emprender la marcha, comenzó el que sería nuestro infierno por lo que quedaba de día.
- ¡Este bote no es de mi categoría! – exclamó Draco, tocándose el pelo.
- Está claro, Draky… - asintió Parkison.
- Es más bien para pobretones… - continuó Draco con una sonrisa torcida en su rostro.
- Tranquilo, Ron – susurró Harry a nuestro amigo – lo que quieren hacer es cabrearnos y no lo van a conseguir.
- ¡Uy, qué peste me acaba de llegar! Un tufillo así como a… suciedad. – se burló Draco de mí.
- ¡Qué extraño, Malfoy! No entiendo cómo te ha podido llegar tu tufillo si la brisa va en dirección contraria. – le contesté yo. – Lo siento chicos, no me la podía callar. – les susurré a mis amigos, disculpándome de mi contestación hacia el Malfoy ese…
- ¿Qué me has dicho, niña? – se levantó y me miró de muy cerca a los ojos.
- Pues eso, niño, que el tufillo será tuyo, porque aquí no hay nadie que apeste más que tú, sinceramente. – se volvió a sentar y estoy segura de que estuvo pensando durante todo el tiempo un insulto para decirme pero o no encontró ninguno o al encontrarlo se percató de que ya no venía a cuento y se calló, aunque me decliné más por la primera opción, ya que su inteligencia de cabeza de cebolla no le daba para más. Les choqué la palma a mis amigos; la cosa empezaba bien: Gryffindor 1-Slytherin 0.
Y así continuamos nuestro trayecto por un río, desconozco su nombre, hasta llegar al mar abierto, escuchando los mentecatos comentarios de las serpientes. Hasta que nos introducimos en el mar, habíamos estado durante todo el viaje rodeados de otros botes, pero al parecer tenían un encantamiento que nos llevaría por distintas rutas. Así que, minutos después de abandonar el río, no hubo más barcas alrededor. Ya no teníamos salvación: estábamos solos con los Slytherin.
Nosotros, los leones, hicimos lo que nos apeteció, es decir, ignoramos por completo a nuestros compañeros de bote.
El paisaje era precioso, estábamos como en una balsa de agua azulada, tranquila y muy pulcra. "Echamos anclas" en una especie de plataforma de rocas marrón wegué y todos nos apeamos de la barquita.
- Genial, después de viajar con una gente así, la mierda esta de barca me deja encima de una piedra… - comentó Draco, examinando la plataformita.
- ¿Cuándo vas a dejar de quejarte por todo? – preguntó Harry, superando la cara de asco que el rubio había puesto.
- ¡Cuándo desaparezcáis de mi vista! – respondió él, hablando como si de su padre se tratara, mientras le daba órdenes a los otros mortífagos.
- Cabeza cebolla… - dije yo para mí misma.
- ¿Qué me has dicho? – oh, oh… ¡no lo había dicho para mis adentros…! Ron y Harry empezaron a reírse sin poder parar. Yo no respondí, aunque pensaba en realidad lo que había dicho, hubiese sido mejor no mencionarlo para no empeorar las cosas. - ¿Qué me has dicho, asquerosa sangre sucia?
- Cabeza cebolla, eso es lo que te he dicho, ¡C-A-B-E-Z-A C-E-B-O-L-LA!
- Mira niña, te la estás ganando, ¡cómo me digas otra cosa te meto dos hostias, eh? – dijo él, amenazándome con el dedo índice levantado.
- ¡A ver si quien te las meta voy a ser yo! – me defendió Ron, jugando a ver quién era más despectivo.
- ¡Y salió el pobretón Weasley, con sus modales de barriobajero! – empezó Zabini.
- Que tu "papá" tenga comisión por matar a gente no es nuestra culpa, Zabini. – continuó Harry. Habíamos comenzado la guerra y aquí se iba a armar la de Sodoma y Gomorra.
- ¿Qué has dicho sobre su padre, Potter? – preguntó la fea de Parkison.
- La verdad, niña, la verdad. – respondí yo, arriesgándome a que me tirara de los pelos. Y así fue, puso cara de muy, muy mala leche y se abalanzó sobre mí, tirando de mis bien cuidados cabellos. Intentaron separarnos, pero debían de ser muy machos para separarnos, ya que yo me puse a pegar puñetazos al primero que se ponía por delante de mí, como por ejemplo, la cara aplastada de Parkison. Se puso a gritar, sí, como leéis, la robusta y basta Parkison, tenía personalidad de cría en su cuerpo. Harry y Ron intentaron separarnos, aunque fue muy complicado.
- ¡Eh, vosotros! ¡Ayudadnos a separarlas! – gritó Ron a los Slytherin.
Y entre todos los chicarrones nos separaron.
- Hoy no, Granger, pero en cuanto pueda, te juro que te la devuelvo. ¡Te lo juro! – gritóme ella, siendo sujetada por los gorilas.
- ¡Cuándo tú quieras, guapa! ¡Pero que sepas que este puño – dije sacando el mío – te lo vas a volver a comer!
Si la piedra medía unos 7m cuadrados, estábamos a 3,4 de distancia. ¡Asquerosa Parkison, me había tirado del pelo! Aunque ella había salido perdiendo… ¡se iba a enterar cuándo la pillase sola por los pasillos! ¡Se iba a arrepentir de haber nacido!
Yo quería darme un baño, ¡ya que el agua me lo pedía a gritos! Sinceramente, me daba muchísimo corte que me vieran en bikini. Si no os miento, creo que mis amigos sólo me habían visto un par de veces en bikini. Pero en fin, yo estaba allí para pasarlo bien y nadie me lo iba a impedir. Así que me acerqué lo máximo al borde de la roca y me quité mi pantalón corto y mi camiseta y me quedé en bikini. Todos miraban sorprendidos mi bikini; era precioso. Tenía el fondo en dorado, con las costuras igual y un estampado de camafeo. La parte de arriba era de triángulo, por lo tanto lucía a más no poder mi figura algo bronceada. No soy vanidosa, pero ya no miraban mi bikini, me miraban a mí. Hasta la tonta de Parkison me estaba adorando. Me sentía como Nicole Kidman en una rueda de prensa: yo era la protagonista y todos los periodistas me estaba idolatrando.
- ¿No se va a bañar nadie? – pregunté sorprendida para que dejasen de mirarme. A toda la gente le gusta que la miren, pero cuando eres tan observada te sientes incómoda.
- Claro, claro. – dijeron mis amigos y se quitaron la camiseta.
Yo fui la primera en lanzarme al agua. ¡Estaba perfecta! Me pegué dos chapuzones para refrescarme y, acto seguido, Harry y Ron se metieron en el agua. Estuvimos todo el rato jugando, haciéndonos ahogadillas, dando volteretas y divirtiéndonos mucho. Entre ahogadilla y ahogadilla, una vez que saqué la cabeza y miré al frente, vi a Malfoy mirarme y cuando notó que yo le había visto, cambió su punto de mira. ¡Qué asco de niño, seguro que estaba imaginando una manera de joderme más todavía, como si su presencia ya no me fastidiara por completo.
Al rato salimos del agua para comer algo. Me enrollé en mi toalla de color naranja y me senté en una pequeña roca. Mis amigos me siguieron y, después de secarnos, comimos nuestros panecillos.
No es que me fuera a pasar nada, pero preferí hacer la digestión fuera del agua, por si acaso. Así que extendí la toalla en el lugar más llano de la roca y me dispuse a tomar el sol. Llevaba mis gafas de sol puestas y, para qué os voy a mentir, con ese bikini y sentada tomando el sol en medio del mar parecía una top model de las que persiguen por las playas.
- Se está haciendo tarde. – dijo Harry mirando su reloj acuático de pulsera.
Y sin pronunciar palabra, recogimos nuestras cosas y nos acomodamos en el bote. Comenzó a remar entre las aguas.
Me había bronceado muchísimo, ¡ya era horita! Miré hacia el cielo y estaba nublándose. Iba a llover, estaba claro. Seguramente comenzaría la tormenta cuando estuviésemos cerca de Hogwarts. Pero no. Las gotas comenzaron a caer. Al principio sólo era un chirimiri de nada, pero goterones más y más densos empezaron a caer y la mar se embravó. Las aguas cada vez eran más fuertes y el bote se tornó inestable.
- Mierda, mierda, mierda... – exclamó Ron, sacando su pie. – Se ha roto el bote. Nos hundimos, gente.
- ¿Qué hablas, niño? – en la voz de Parkison se notaba el pánico.
- ¡Qué sí! Weasley lleva razón – admitió Malfoy. – El bote se ha roto.
Y así nos quedamos en medio del mar. Yo cogí mi mochilla y creo que los demás también. Intenté no separarme del grupo nada contra corriente, pero todos fueron arrastrados por el mar y, para mi desgracia, Malfoy y yo por otras.
- Se nos van, Granger. ¡Qué se van coño! – me gritó a unos cinco metros. Ellos, al menos, ya estaban a unos cien metros de distancia.
- ¿Y qué quieres que haga? No llevo la varita. – le grité yo esta vez.
Y nos quedamos en medio del mar. Debo reconocerlo, nos cogimos del brazo. ¡Me daba asco sólo de pensarlo! Pero era para evitar separarnos y no perdernos a la gracia de Dios en medio del mar. Estuvimos así durante varias horas hasta que, al fin, divisamos la costa.
Hola!! ¿Qué tal? Espero que les haya gustado este primer capítulo de mi fic. No sé muy bien qué escribir aquí, sólo que me gustaría muchos que me dejaseis algun rev que otro, para q me dieseis vuestras opiniones sobre la historia!!
Si alguien me kiere agregar mi dire es: , no sé si saldrá bien escrito, pero es de Hotmail!
Bueno… me gustaría saber que alguien leyó mi fic, que x cierto es el 2º!! El otro se llama: ¿Quién me lo iba a decir? Es un H/Hr… pero Draco sale muuuxo, casi siempre!!
Ya os dejo, que no kiero aburriros más!
Gracias por leer mi historia y hasta prontito!
Por cierto, que paseis FELIZ NAVIDAD TODOS!!
MaRiNeTa MaLFoY
