Gracias por seguir leyendo... y a quienes preguntan de donde surgió la idea... pues he leído varios FF donde Hermione es la que se oferta por diferentes razones... así que pensé... "¿y que tal si es Draco esta vez, él que vende sus favores?"... ¿por qué seamos sinceros que otra pareja del mundo HP, puede mover nuestra imaginación hasta ese limite?... solo esos dos ... bueno vasta de charla... ahora a leer...
DE REGRESO
Sin duda alguna las promesas podían ser rotas. Aun contra uno mismo y su orgullo.
Draco Malfoy miraba fijamente por una amplia ventana, desde donde se podía ver con lujo de detalles los jardines de la gran mansión.
Apuro su trajo, mientras los recuerdos abrumaban su mente.
Desde hacia siete años se había jurado a si mismo no ser mas una victima sino un victimario. Pero gracias a las circunstancias tenia de nuevo que dejarse someter a la voluntad de alguien mas.
¿Cómo había llegado hasta allí?
Una hilera de imágenes como fuegos artificiales iluminaron su cerebro. Cerro los ojos para dejarse llevar por ellas.
Aquellos días jamás los había podido olvidar, por ser quizás los mas difíciles y dolorosos de su vida.
Caminaba rápidamente, por un sendero oscuro y pantanoso, al lado de un hombre de cabellos negros y ojos profundos.
-Vamos Draco... ¡¡apresúrate...!
El chico apuro el paso como su antiguo profesor de pociones le indico. No veía nada mas allá de pocos metros, pero le seguía sin preguntas, ya que era en la única persona en quien podía confiar.
El sendero terminaba en un barranco. Se detuvieron en la orilla y miraron hacia abajo. En el fondo se veían decenas de luces que titilaban, dando la impresión que un pequeño pueblo se abría paso en medio del terreno pedregoso.
-Hasta aquí te acompaño Draco... dijo Snape con voz fría... ese es un pueblo muggle, allí podrás esconderte por un tiempo...
-Pero señor... ¿cómo voy a hacer para sobrevivir entre muggles?... dijo Draco sin disimular la rabia y el miedo que lo embargaba.
-Es mejor tratar de sobrevivir entre muggles que entre mortifagos que se sienten traicionados... le recordó Snape... has un esfuerzo Draco... se que será difícil... pero tienes que hacerlo si quieres seguir vivo... el Señor Oscuro no perdona a quien no cumple sus ordenes.
Draco bajo su mirada.
-Prefiero morir que vivir entre muggles... dijo el chico rubio entre dientes.
-No digas tonterías... dijo Snape con indiferencia mientras le entregaba una mochila... allí tienes dinero, ropa y una identificación muggle... será solo por un par de semanas...yo después vendré por ti.
Las dos semanas pasaron. Pero Snape jamás volvió por Draco.
Y una mañana se descubrió con hambre y sin dinero. Había conseguido un cuartucho sin lujos en la segunda planta de un bar, en aquel pueblo. Trato en vano de ahorrar cuanto pudo esperando que Snape regresara a sacarlo de ese lugar.
No había hecho ningún tipo de contacto con los muggles que vivían en el pueblo. No tenia intención de juntarse con esa escoria.
Aparte de que una profunda amargura le carcomía. Se sentía olvidado a su suerte.
¿Que podía hacer, no sabia trabajar y mucho menos labores muggles. Tenia su varita, pero no quería ser descubierto. Debía existir una forma de vivir sin mucho esfuerzo.
Sin embargo no sabia por el momento como obtener dinero de forma fácil. Sin contar con que ya pasaban mas de veinticuatro horas sin probar bocado. Y además entre el frió y el hambre no podía dormir.
Un ruido lo sobresalto. Alguien tocaba la puerta. Se levanto cansado y sintió un mareo al ver a la dueña del bar parada detrás de la puerta.
-Buenos días guapo...
-¿Qué quiere?... pregunto Draco de mal humor.
-Recordarte guapo, que hoy es día de pago...dijo la mujer con un extraño destello en sus ojos.
¿Día de pago?. Había olvidado por completo que ya el pago de la renta del cuartucho se acercaba. No tenia ni una moneda partida por la mitad.
-Vera señora Miriam... en este momento no tengo como pagarle... dijo Draco asumiendo una actitud menos hostil...
-Me temo guapo... que si no hay pago... tendrás que desalojar... dijo Miriam sonriendo coquetamente.
-Pero dentro de poco conseguiré como pagarle... por favor... le pagare... casi suplico Draco.
Se maldijo así mismo. ¿Cómo era posible, que él: Draco Malfoy estuviese atravesando situación semejante?. Él, heredero de una de las mas ricas y prestigiosas familias de magos de sangre pura, estaba rebajándose ante una asquerosa muggle.
-Sabes guapo... hoy en día es muy difícil conseguir empleo... sentencio Miriam mientras se acercaba peligrosamente a Draco... y mas para alguien como tu... tan joven... tan increíblemente atractivo.
Draco trastabillo al retroceder para evitar ser tocado por aquella mujer.
-Ven pequeño... ven... yo tengo la solución a todos tus problemas... ronroneo ella luego de cerrar con llave la puerta.
El chico rubio forcejeó con Miriam. No quería sentir esas asquerosas manos muggles sobre su fina piel pura.
-Vamos... además no estas en posición de hacerte de rogar... hazme feliz y yo te daré techo y comida...
Draco se encontró acorralado entre la pared y la mujer. Sintió nauseas al sentir los labios de la muggle recorrer la piel de su cuello.
Sin embargo una idea se dio paso en su mente.
Tenia hambre y frió, y sin dinero nada podía hacer. Había estado buscando una forma de sobrevivir sin mucho esfuerzo y aquella mujer se la estaba dando en bandeja de plata.
Se trago su orgullo y cerrando sus ojos correspondió son asco los besos de la mujer.
Miriam se excito sobremanera al sentir los suaves labios del joven rubio, por lo que sin miramientos lo derrumbo sobre la cama y lo desvistió con premura.
Draco se dejo hacer, mientras trataba con todas sus fuerzas de no vomitar allí mismo.
Ella beso cada centímetro de su blanca piel y poco a poco, contrario a lo que pensó en un primer momento, aquello no resulto tan horrible.
La mujer muggle sabia muy bien lo que hacia. Con evidente ansiedad se adueño del miembro masculino, lo recorrió magistralmente con su áspera lengua haciendo vibrar al chico de pies a cabeza. Luego comenzó a succionarlo con voracidad. Draco no pudo evitar gemir ante semejante ataque, como tampoco pudo contenerse: llego a un orgasmo rápido y extrañamente placentero.
Con la respiración entrecortada logro sentarse. Miriam lo miraba provocativamente desde la orilla de la cama.
-Te gusto ¿verdad?.
Draco asintió, pero inmediatamente negó. Estaba confundido. De pronto aquella mujer ya no le parecía tan despreciable. Por el contrario la detallo y la encontró atractiva. Pero era una muggle y él un mago. Pero como ella bien se lo recordó: "no estas en posición de hacerte de rogar"
-Tranquilo pequeño... veras que nos divertiremos mucho
Miriam lo atrajo hacia ella. Pero ya Draco no necesitaba mas incentivos, por encima de cualquier cosa, era un hombre, y ya sus hormonas estaban bien despiertas y habían llenado cada una de sus células.
La tomo por la cintura y la coloco sin problemas debajo de él. Hundió sus dientes en la piel de sus pechos, mientras la penetraba con salvaje furia. Sin piedad le arranco gritos y gemidos mientras la embestía profundamente cada vez mas rápido.
Ambos obtuvieron un placer increíble, que después de ese día se repitió cada mañana, por varias semanas.
Miriam cumplió lo prometido, y Draco cumplió con lo debido, pero el momento de partir se acercaba.
No podía permanecer por mas tiempo en ese lugar. Ya era hora de abrirse camino. Y ahora ya sabia como lo haría.
Tenia muy presente que no era nada honroso a lo que pensaba dedicarse, pero era un mago fugitivo a la deriva en el mundo muggle. Quizás era la mejor forma de pasar desapercibido. Ninguno de los suyos pensaría en buscarlo como un Gigoló Muggle.
Y así fue. A eso se dedico durante los siguientes trece años.
De nuevo al presente, Draco dejo el vaso ya vació en su escritorio.
Camino despacio hasta su habitación privada mientras miraba a su alrededor.
Los primeros tres años dio sus servicios a muchas mujeres muggles, las cuales pagaron muy bien por ellos, tanto que logro ahorrar lo suficiente como para crear un emporio.
Y ya en los últimos años, sus favores eran muy cotizados. Solo se codeaba con mujeres muggles de la realeza, de la alta sociedad.
Ahora Draco Malfoy podía darse el lujo de escoger quien tendría el privilegio de compartir su cama.
Sin embargo la idea de haberse vendido a una desconocida, le dejaba un mal sabor. Pero bien valía el esfuerzo por un cuarto de millón de euros.
Hermione paseaba nerviosa por toda la sala de su departamento. En medio de la soledad que le proporcionaban esas cuatro paredes, pudo pensar con mas detenimiento sobre lo que había hecho.
-Por Merlín Hermione... a donde has llegado... no pudiste caer mas bajo... contratar los servicios de un Gigoló Muggle...
Se sentó derrotada en uno de los sillones que completaban la decoración.
Pero que mas daba. Ya el mal estaba hecho. Ahora tenia que enfrentar las consecuencias de semejante locura.
Trato en vano de asumir su realidad pero de pronto una idea la golpeo con fuerza.
No tenia la mas mínima idea del tipo de hombre que había contratado. No sabia como era. No sabia ni el color de su piel, de sus ojos.
Pero... y eso ¿de que servia?. En cinco días lo conocería. ¿Qué mas daba si era negro, blanco, bajo o alto?. Lo importante es que fuera un hombre y que la acompañara a la "cita"
Además no iba a intimar con él, simplemente seria su compañero, solo eso.
Eso quedaría bien claro desde el primer momento.
Sin embargo no pudo evitar dormirse imaginándolo.
-Pero amiga... no te preocupes por eso... seguro que es todo un caramelo...
Estaban frente a su respectiva tasa de chocolate como cada noche.
Hermione había confesado sus temores y dudas a Angeline.
-Además pagaste una fortuna por ese hombre... sino te gusta lo devuelves
-Por favor Angi... no es un objeto... no puedo decirle: no me gustas, quiero otro... protesto Hermione ante semejante idea.
-Y ¿por qué no?... el cliente siempre tiene la razón... dijo Angeline divertida.
-Compórtate... que el asunto es serio... dijo Hermione algo molesta.
-Esta bien... se me olvida que eres la defensora de los desvalidos... dijo Angeline con fastidio... sin embargo dudo mucho que un hombre sin ningún tipo de atractivo pueda ofertar sus favores... así que tu tranquila... será todo un príncipe azul... y te hará muy feliz.
-Hey no te equivoques... se defendió Hermione algo ofendida... será solo mi acompañante... no mi amante
-Hermi... querida... no eres de hierro... le recordó Angeline con perversidad... cuando te veas a solas con él... la tentación y el deseo vencerán a tu frágil espíritu y caerás... y regresaras a Londres con una amplia sonrisa de satisfacción en el rostro.
Hermione se sonrojo hasta la raíz del cabello. No podía negar que semejante idea ya había cruzado por su mente varias veces.
El sábado llego sin vacilaciones.
Un espléndido desayuno estaba servido en una impecable vajilla de cristal.
Draco comía con lentitud. En realidad no tenia mucha hambre. Veía con impaciencia las manecillas del reloj de pared ubicado justo al frente de él.
Ya la hora se acercaba. En pocos minutos conocería a la Dama que había comprado sus servicios por una semana. La incertidumbre a lo desconocido volvía a apoderarse de él como en aquellos tiempos, que hubiese querido dejar en el pasado o quizás mejor: borrarlos por completo.
-Ejem, ejem... lamento interrumpir sus pensamiento mi Lord...
Draco volvió sus ojos a Vicent, quien se hallaba de pie a su lado.
-Todo esta empacado y su equipaje esta en el carro como lo pidió...Quería saber si deseaba algo antes de su partida... pregunto servicial el fiel empleado
-No... en realidad... hoy... no puedo pedir lo que deseo... dijo Draco algo taciturno.
-OH mi Lord... lamento tanto esta situación... pero aun estamos a tiempo de deshacer el contrato y devolverle a la Dama su dinero... dijo Vicent esperanzado... podemos conseguir alguien de otra agencia...
-No Vicent... no... ya te he dicho mil veces que la reputación de la empresa es lo primero ante todo... repuso Draco molesto
-Mi Lord... me siento tan culpable... se que tuve la culpa de todo... intento disculparse... es que necesitamos ese dinero... y bueno yo pensé...
-Pensaste bien Vicent... en efecto, necesitamos ese dinero... hiciste lo correcto... dijo Draco mientras se ponía en pie.
-Pero no a costa de su tranquilidad mi Lord... se que la idea le ha traído malos recuerdos... fui un egoista al no tener en cuenta sus sentimientos en un primer momento... se recrimino Vincent
-En este negocio... los sentimientos no importan... reconoció Draco con amargura... no cuenta si quieres o no quieres... si te gusta o no la idea... se cumple el trabajo y punto.
-Seguro que es una vieja insípida y aburrida... de esas brujas ricas amargadas... refunfuño Vicent
-No insultes a una Dama de esa forma en mi presencia... le grito el Lord... recuerda que nuestras clientas son mujeres que solo buscan una compañía que las haga sentir que aun despiertan pasión... que aun pueden sentirse amadas...
-Disculpe mi torpeza mi Lord... pero para que una Dama pague semejante fortuna por una compañía... pues crea suspicacias...
Draco medito por un instante las palabras de Vincent. Aquella idea de pronto le asusto.
¿Qué tipo de mujer podía ser, como para pagar todo ese dinero?
Varias blusas yacían sobre la cama de forma descuidada, mientras el suelo alfombrado estaba cubierto de una gama de pantalones y faldas de diferentes colores.
Hermione se coloco por undécima vez frente al espejo, para contemplar sus figura. Recogió su rebelde cabellera en una coleta mientras se colocaba de lado, admirando la falda que caía liviana sobre sus provocativas piernas. Bufo molesta, al no sentirse conforme con lo que veía.
Camino rápido hasta el armario y comenzó a buscar en su interior con desespero.
Pronto serian las ocho de la mañana.
De pronto se detuvo, observo a su alrededor el desorden que había en toda la habitación.
-Me estoy volviendo loca... no... no... ya estoy loca... definitivamente he perdido el juicio...
Tomo su varita mágica de una mesa y con una pequeña floritura, la ropa quedo en segundos colocada dentro de gavetas y colgada de sus respectivos ganchos.
Ni siquiera para el día de su compromiso con Ronald Weasley había vaciado su guardarropa de esa manera, en el afán de vestir apropiadamente.
Se volvió a mirar al espejo. Y decidió que así lo recibiría.
El corazón le dio un vuelco al escuchar el timbre.
Tomo aire profundamente. Coloco su mano en el picaporte de la puerta y lentamente la abrió.
Draco levanto la mirada al escuchar que la puerta estaba siendo abierta, y se topo con unos cálidos ojos color miel.
Hermione intento sonreír, pero los músculos de su rostro se tensaron al contemplar unos fríos ojos grises.
