Capítulo 10: The right thing...

Harry golpeó la puerta de entrada y se quedó esperando. Le disgustaba bastante el tener que encontrarse con Malfoy... pero tenía que hacerlo. Había notado a Ginny demasiado preocupada la noche anterior. Volvió a golpear la puerta y nadie contestó.

Frunció el seño. Sacó su varita lentamente y la sostuvo delante de su cabeza. Conjurando un alohomora, la puerta se abrió para dejarlo pasar.

Comenzó a caminar por la sala. Estaba desierta. Se dirigió a la cocina... y nadie.

Continuó caminando por la casa procurando no hacer ningún tipo de ruido. Algo estaba mal allí y lo sabía.

Y de pronto, lo vio.

-¡Malfoy!- Gritó, al tiempo que se agachaba para ver de cerca el cuerpo del ex mortífago. Pero cuando lo hizo, se dio cuenta que Draco estaba despierto.

-Todo es mi culpa...- Lo oyó susurrar, como si él no se encontrara allí.

-¿Qué dices¿Dónde esta Ginny?- Le preguntó sacudiéndolo bruscamente, como queriendo despertarlo de su trance. Draco dirigió su mirada hacia Harry.

-Se la llevaron... ellos simplemente se la llevaron...-

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Ginny abrió los ojos poco a poco. El peso en sus muñecas le indicó que estaba sujeta a unas cadenas. Efectivamente, al dirigir su mirada hacia allí contempló asustada que estaba atada.

Intentó librarse de ellas, sin resultado. Cansada, se dejó caer en el suelo, tratando de pensar en lo que estaba ocurriendo. No tuvo tiempo para hacerlo.

Una enorme puerta en medio de la pared de la mazmorra se abrió, dejando pasar a un par de hombres que se presentaron delante de ella.

-Levántate - Le ordenó uno de ellos. Ginny obedeció consternada. No le gustaba hacer lo que le mandaran... pero sabía que cuanto menos se resistiera, mejor la tratarían.

Tenía experiencia en eso...

-¿Qué quieren de mí?- Preguntó ella, al ver que uno de los mortífagos le quitaba las cadenas y la empujaba hacia la puerta. El hombre sonrió.

-Nosotros, nada... pero Él...-

Ginny se estremeció. Ahora comprendía. La llevaría junto a Voldemort... por eso todavía estaba viva.

Porque él así lo quería...

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Harry se llevó las manos a la cabeza. Hermione le tendió un poco de té a Draco que continuaba susurrando cosas incomprensibles al aire.

-Debí suponer que esto pasaría- Sentenció Ron , que no había parado de atribuirse a si mismo todo lo malo que estaba ocurriendo.

-¿Puedes dejar de culparte por todo lo que le pasa a Ginny?- Le gritó su novia, que ya estaba harta de oír sus quejas. Él la miró asombrado. Y Harry, suponiendo una nueva discusión, se metió entre ellos.

-Este no es momento para peleas. Tenemos que encontrar a Ginny. Si los mortífagos se la llevaron, debe continuar con vida...-

-Ella está viva-

Los tres se voltearon hacia Draco que ahora los miraba muy serio. Al parecer, había oído toda la conversación... y había regresado a la realidad.

-¿Cómo estás tan seguro?- Inquirió Harry que intuía que allí había algo que no sabían. Y Malfoy debía contárselo.

-Porque yo sigo vivo. Los mortífagos se la llevaron delante de mí para que yo... – Se detuvo en seco. Abrió la boca para continuar, pero algo se le había ocurrido. Las preguntas se amontonaron en su cabeza.

Y de pronto lo supo.

-¡Continúa! – Exclamó Ron.

Pero Draco hizo caso omiso de él. Simplemente comenzó a caminar de un lado a otro, pensando. Hermione se le acercó y lo miró sorprendida.

-Malfoy, tenemos que salvar a Ginny. Con o sin ti...- Le susurró en la espalda. Casi al instante, él se dio vuelta. La miró directo a los ojos con el semblante serio.

Y preocupado.

-Lamento decirte Granger... que sólo yo puedo salvarla... –

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Lord Voldemort se sentó en su sillón. Era de terciopelo verde, con algunos adornos en plata. Parecía un trono. El de un rey. Sonrió ante la comparación.

El sonido de la puerta al ser golpeada lo devolvió a la realidad. Con una orden le indicó a los visitantes que podían pasar. Un hombre se adelantó y con una reverencia, dijo:

-Amo, le traigo a la prisionera...-

-Hazla pasar. Y váyanse – Siseó él, observando que el hombrecillo parecía disminuirse ante su voz.

Al instante, Ginny fue arrojada con furia dentro de la habitación de Voldemort. Ella se incorporó, un poco dolida por el golpe. Sintió una mirada clavada en ella y un escalofrío le recorrió la espalda.

-Así que tú eres Ginny...- Ella levantó la cabeza. Casi al segundo se arrepintió. Se encontró con esos ojos teñidos de odio que ella conocía tan bien.

Los ojos de Tom.

No le respondió. Temía que al hacerlo se quebrara, y él pudiera entrar en su mente. No quería que supiera todo lo que estaba escondiendo. Si se enteraba de todo lo que había dicho...

Estaría perdida.

Y junto con ella, todos los demás...

Su cuerpo comenzó a temblar cuando lo vio levantarse del sillón. Como un ave rapaz, él comenzó a dar vueltas a su alrededor, buscando un punto débil.

-Me han hablado tanto de ti... me han dicho que fuiste capaz de abrir la cámara de los secretos por segunda vez...-

-He tratado de erradicar esos recuerdos de mi mente por años...- Susurró ella, tratando de no ser oída. En vano. Un sentimiento de dolor se estancó en su pecho. Eso era lo que más temía. Que los recuerdos volvieran a su cabeza.

Él soltó una carcajada.

-¿Tan mal me he portado contigo?- Ella sintió que sus piernas flaqueaban, y cayó al suelo de rodillas. Un dolor inmenso se apoderó de ella y ya no pudo moverse otra vez.

-Mátame- Imploró. Pero supo que él no iba a hacerlo. Lo sintió en su mente... en su cuerpo... en su pasado y en su presente.

-Veo que haz hablado acerca de mi secreto...- Le dijo el Dark Lord, al cabo de unos minutos. Ginny se sintió desfallecer. Ya estaba. Todo iba a terminar...

Voldemort hizo un movimiento con su varita, y Ginny se levantó en el aire para ir a dar contra una pared. Cayo al suelo estrepitosamente, y ni siquiera tuvo fuerzas para levantarse.

-Pero no importa. Porque Malfoy es un estúpido... me traerá la urna para que yo los deje ir a ambos...- Sentenció con un toque de ironía en su voz. Ginny levantó la cabeza sorprendida. Entonces era eso. Voldemort iba a utilizarla como un anzuelo.

-No lo tendrás... él no va a permitirlo...- Ginny trataba de convencerse de que Draco haría lo correcto. Le llevaría la urna a Harry para que éste pudiese destruir a Voldemort. Una lágrima se asomó por sus ojos.

-No te preocupes, pequeña... pronto se reunirán de nuevo...- Le oyó decir. Voldemort se agachó para tenerla cerca y le sonrió.

Fue lo último que vio, antes de caer profundamente dormida...

O:o:o:O:o:o:O

Harry y Draco caminaban uno al lado del otro. Sin hablar. Sin mirarse. El duende delante de ellos iba buscando con la mirada la bóveda Nº172.

La Bóveda de seguridad de los Malfoy.

-Es aquí. Échense hacia atrás, por favor- Les indicó. Ambos se hicieron a un lado, dejándolo hacer su trabajo. Tras una serie de engranajes abiertos, la puerta se separó de la pared, dejándolos pasar.

-¿Y esto es la gran bóveda Malfoy?- Inquirió Harry, observando sorprendido una pequeña caja de cristal que estaba sobre una especie de mesa muy alta.

Draco no le contestó. Se acercó sin hacer ruido a la mesa y tomó en brazos la urna que tantos años atrás había escondido allí.

-Y pensar que cuando entré por última vez estaba rebozante de orgullo por la misión que me habían encomendado...- Musitó para sí mismo.

-¿Vas a decirme qué es esto?- Draco se volvió a Harry y suspiró.

-"esto"... es el arma con el cual vas a acabar con... con... – No tuvo necesidad de seguir hablando. Harry había comprendido. Su rostro se volvió oscuro, y sus ojos se concentraron en aquella cajita que por su tamaño, parecía contener alguna joya.

-¿Y cómo vamos a rescatar a Ginny?- Inquirió al tiempo que buscaba la manera de tocar la urna. Draco volvió a suspirar.

-Vámonos de aquí-

Y sin decir más, comenzó a caminar.

O:o:o:O:o:o:O

La luna llena se alzaba en el cielo, como iluminando aquella oscuridad en su corazón. Como queriendo ponerle un poco de brillo a aquella oscura celda.

Su vida.

Se sentía un preso, sin ninguna salida. Tenía que decidir entre arriesgarse a salvarla... y morir, o dejarla allí, a merced de sus captores... entregándole el arma a su enemigo de toda la vida.

-Malfoy, estoy esperando...- La voz de Hermione lo sobresaltó. No la había oído llegar.

-¿Qué?-

-Estoy esperando a que me digas qué vamos a hacer-

-Si supiera, no me encontraría así- Le respondió secamente. Ella suspiró. Al parecer estaba resignada a que él le contestara de esa forma.

-Harry quiere atacar al que no debe ser nombrado... pero tú sigues sin decirle dónde ir...- Le dijo tranquilamente. Draco se revolvió incómodo. Algo dentro de él se quebró, y sintió la necesidad de hablar con alguien.

O más bien, de ser escuchado...

-Tengo miedo por ella...-

Hermione abrió los ojos. ¿Había escuchado bien? Estuvo tentada a reírse, pero no lo hizo. El aire de preocupación en aquella casa le impedía sonreír.

-¿Por ella?-

-Si ustedes atacan... ella no tendrá oportunidad... seguramente la matarán antes de que la encontremos...- Draco se levantó de la silla en la que se encontraba y se acercó a la ventana. La luna que antes había estado en el cielo, ahora era tapada por unas nubes negras.

-Pero tenemos que intentarlo... por ella...-

-¿Y si fracasamos? Jamás me perdonaría el haberla perdido... otra vez...- Hermione no daba crédito a lo que oía. Malfoy, confesándole sus peores miedos... abriéndole su corazón...

Pidiéndole ayuda.

Se le acercó lentamente y puso una mano en su hombro.

-Estoy segura de que ella querría que hicieras lo correcto...-

Él se dio vuelta lentamente.

-Y yo desearía saber qué es lo correcto...-

O:o:o:O:o:o:O

-Despierta...-

Ginny abrió los ojos nuevamente. Sentía los párpados pesados... y un sueño que la invadía. Pero aquella voz... le resultaba familiar...

-¿Quién es?- Preguntó, aún dormida.

-Soy yo...-

Una felicidad inmensa se apoderó de ella. No podía distinguir quién era el que la sostenía en brazos... pero algo le decía que era Él. Sonrió y volvió a cerrar los ojos.

-Despierta...- Escuchó que le decía él, nuevamente.

Y abrió los ojos.

Pero al hacerlo no encontró a Draco...

Quiso huir. Correr hacia donde sus piernas la llevaran, lejos de allí. Muy lejos... pero no pudo. Una fuerza superior la mantenía estática donde estaba.

La habitación a oscuras... y Voldemort mirándola desde aquel sillón verde y plata.

-Te dije que lo verías pronto, pequeña... pero no creí cuán pronto sería...-

Ginny no comprendió lo que le decía, hasta que lo vio. En la puerta, sosteniendo una urna de cristal, Draco la miraba, inexpresivo.

-No...- Susurró ella, sintiendo que las fuerzas abandonaban su cuerpo. Clavó la vista en él, intentando creer que se trataba de otra pesadilla. Que al despertar nada de eso estaría pasando.

Pero no despertó...

-Y ahora... que comience la función...-