Titulo: Orión.

Autor: Tenshi-Hikaru

Disclaimer: Marcus, Aram, Xander y otros por ahi, me pertenecen, los demas son propiedad de Clamp y Tolkien, el Señor de la Tierra Media .

Disculpas anticipadas por las faltas de ortografia que encuentren.

Capitulo 20.


Marcus ajustaba el cincho de la silla de montar, y Yue terminaba de subir su equipaje al caballo. Pronto estarían de vuelta en las propiedades del hechicero. A pesar de que Yue adoraba estar con los elfos, esa enorme casa tenía recuerdos muy especiales para él.

Recuerdos que le causaban un brinco en el corazón. Miró al joven a su lado, Marcus le había demostrado infinidad de veces cuánto lo amaba y Yue no lograba decirle dos simples palabras, que sin embargo estarían cargadas de significado, de su completa entrega.

Tenía que decirselo, pero antes debía conocer la manera de pensar de Marcus. Al reanudar la marcha, Yue le llamó.

-"Marcus..."

-"¿Mmm?."

-"Si decidiera visitar a Clow ... sólo un corto tiempo..."

El chico suspiró, y acercó su caballo hasta rozar la pierna de su amado. –"Aquí te esperaría, siempre." Besó los dulces labios. –"Toda la eternidad de ser posible."

-"¿No... no habría problema?."

-"Eres libre de ir a donde desees. Te extrañaré mucho. Pero siempre encontrarás mis brazos abiertos, para ti."

-"Gracias, significa mucho para mi."

Marcus le sonrió y acarició su mejilla. –"Y tu lo eres todo para mi."

-"Marcus...Yo te..." Su confesión fue interrumpida por extraños ruidos de entre los matorrales.

El joven desenvainó su espada y colocó un conjuro en la hoja, mientras adelantaba su caballo para cubrir al ángel.

De entre los árboles salieron una extrañas criaturas, que jamás habían visto. Del tamaño de un kobold, de piel verdosa, ojos amarillentos, largas y filosas garras y amenazadores dientes.

Había muchos de ellos, demasiados para el gusto de Marcus, y les rodeaban rápidamente. Los caballos nerviosos golpeaban el suelo con los cascos y era difícil contenerles.

"Yue..." le habló en élfico. –"Yo abriré la salida, quiero que corras sin detenerte, de regreso a Rivendel."

-"Pero..."

-"Yo iré detrás de ti, pero por nada del mundo te detengas. No parecen ser criaturas comunes, hay un aura de antigua magia en ellas."

-"Pelearé contigo."

-"No. Debes correr... ¡AHORA.!"

El caballo de Marcus se paró en sus patas traseras girando hacia Yue. Con un solo movimiento de la espada, un haz de luz abrió camino entre las criaturas que les cerraban el paso por detrás. El caballo de Yue giró y no necesitó el llamado de su amo para salir a todo galope, buscando escapar.

Marcus salió detrás de él, pero las criaturas se lanzaron a las patas del caballo y lo derribaron. El ángel al ver a Marcus en el piso, detuvo a su montura, y regresó. En sus manos creó una esfera de hielo y la arrojó con fuerza en el ser que se arrojaba al hechicero. Descendió del caballo y con dificultad se abrió paso hasta estar espalda con espalda con el joven.

-"¡Te dije que te fueras!."

-"O salimos los dos, o no sale ninguno."

Marcus rebanó a dos enemigos y murmuró -"Angel terco."

-"¡Lo aprendí de ti!." Gritó el ángel mientras se lanzaba al ataque.

Ambos eran buenos guerreros, y las enseñanzas de Marcus con la espada, le fueron de mucha utilidad a Yue, cuando descubrieron que que sus enemigos tenían cierta resistencia mágica, y ni siquiera el fuego lograba hacerles gran daño, un ataque a quemarropa los mataba, pero eran demasiados y pronto se vieron acorralados.

Una de las criaturas saltó de uno de los árboles en dirección al hechicero. Sólo el ángel le vio y se interpuso entre su camino. El maligno ser, al ver frustrado su ataque se lanzó al cuello del guardián, pero sólo logró morderle la mano, antes de ser destrozado por los cristales de hielo.

-"Malditas bestias." Dijo con dolor, pero no había tiempo para revisar la herida.

Un cuerno de plata sonó claramente, y antes de que los seres lograran saber que les había golpeado, los elfos de Rivendel estaban sobre ellos.

Clow, kerberos y Xander usaron su magia, pero solo lograban alejarlos un momento, y que regresaran con más furia. Los elfos atacaron entonces con flechas y espadas. Al tener Marcus un respiro, comenzó a recitar un antiguo hechizo.

-"Ven a mi dios Sol, concédeme tu fuerza, enciende la flama de mi interior, para acabar con mis enemigos. ¡IGNITE SOLARUS!."

El cuerpo de Marcus se volvió incandescente, una luz blanca enceguecedora cubrió todo el valle, volviendo polvo a las criaturas, y dejando aturdido a más de uno.

El hechizo duró sólo unos segundos, y el joven hechicero cayó rendido.

Al recuperar la vista, Elrond junto con Xander se acercaron a Marcus.

-"Desgraciado, dominas ese hechizo¿cómo es que no lo usaste antes?."

-"No me daban... el tiempo suficiente... además es demasiado poderoso para mi... puede matarme antes de que lo termine..." Marcus jadeaba y trataba de incorporarse. –"Y de... qué serviría si... moría antes de salvar a Yue... Por cierto... dónde está Yue."

-"...Aquí estoy..." El angel se acercó lentamente, sus fuerzas le fallaron, y Clow por suerte alcanzó a detenerlo antes de que cayera.

-"¡Yue¿qué te sucede?."

-"Clow... no lo sé..."

--"Déjame revisarlo." Elrond observó con detenimiento la herida de la que brotaba sangre, pero más oscura de lo normal. –"Tenemos que regresar de prisa a Rivendel, aquí no tengo lo necesario para tratarla." Lavó con cuidado la mano y la vendó.

Clow levantó en brazos al angel, casi desmayado y con ayuda de los elfos subió a su caballo.

-"...Yo lo llevaré..."

Elrond sujetó a Marcus, que ya se dirigía donde el hechicero. -"No puedes sostenerte en pie. Es mejor que lo lleve Clow, y alguien montará contigo mientras te recuperas."

-"Puedo ir solo."

-"Marcus no seas terco. Perdemos el tiempo discutiendo, y Yue esta empeorando."

Sin protestar más, dejó que lo subieran al caballo de Aram y emprendieron el regreso. El Señor de Rivendel iba cerca de Clow con un rostro sombrío.


Ya en Rivendel, todos esperaban fuera de la Casa de Curación. Elrond salió poco después, pero no traía buenas noticias.

-"Me temo que es algo que esta fuera de mis habilidades. El veneno que corre por su cuerpo es más potente que cualquiera antes visto. Ni siquiera las arañas de Mirkwood causan tanto daño."

-"Me niego a aceptar que no podemos salvarlo."

-"Lo lamento Marcus, pero todo lo que pude conseguir, es retardar su efecto, lo consumirá poco a poco."

Clow bajó la cabeza. Durante todo el camino intentó usar su magia curativa, pero no dio resultado, incluso Xander le ayudó.

Pero el ángel se debilitaba cada vez más, y Clow temió que no soportara el trayecto.

Por fortuna no había sido así, y ahora se encontraba descorazonado al escuchar las palabras de Elrond.

-"...Quizás hubiera una forma... pero no estoy seguro..."

-"¡Habla Elrond, haré lo que sea.!

-"Marcus... El Grimoire de las Sombras."

El rostro del joven se puso blanco al escuchar esto, pero no se acobardó.

-"¿Qué es el Grimoire?." Preguntó Clow.

-"Un libro muy viejo, perteneció a un Ishtar, aliado de Morgoth. Esta oculto en un pantano, y sellado en una cámara mágica. En él, se dice que se encuentran toda la lista de los hechizos hechos por el Señor oscuro, y su forma de contrarrestarlos." Respondió Marcus.

Xander entonces intervino. –"Pero, no es un hechizo lo que dañó a Yue."

-"Las criaturas que los atacaron, son obras de Morgoth, creadas a partir de su magia. Solo en mis libros más antiguos es que se relata algo sobre ellas. La única esperanza que veo, es obtener ese libro."

-"De acuerdo." – dijo Clow. –"Iré por el, sólo dime dónde debo buscar."

-"Marcus conoce el camino, por lo menos en su mayor parte. ¿No es así?."

El joven asintió.

-"Entonces vayan de prisa, no tenemos mucho tiempo."


Mientras preparaban sus caballos Elrond les dio recomendaciones.

-"Deben traer sangre del dragón…" le entregó a Clow un frasco de cristal. –"Y no deben usar su magia en las cercanías. Recuerden también que el libro debe protegerse de la luz del sol."

-"De acuerdo."

-"Buena suerte amigos mios, y regresen lo más rápido que puedan."

Los dos hechiceros emprendieron la marcha hacia Mordor. El camino los llevó a través de extensos llanos, y ríos. Se detenían sólo cuando los caballos lo necesitaban, y en esos escasos momentos, Marcus permanecía callado.

Clow le observaba, y pensó que lo mejor era tratar de llegar a una tregua entre los dos.

Cuando reanudaron la marcha, el mago decidió entablar conversación.

-"Y dime Marcus¿Porqué buscas reliquias magicas?."

-"La mayoría de ellas fueron hechas por los elfos, en tiempos muy remotos. Generalmente aún conservan su poder mágico y no es conveniente que caigan en manos equivocadas."

-"Dijiste que alguien más las busca."

-"Si, y andan sobre todo en el rastro de los Palantir."

-"Las Piedras Videntes de los Noldor…" respondió Clow asombrado. –" Creí que todas se habían perdido."

-"Hay muchas cosas que se conocen en el otro mundo y no son ciertas. Aquí se han ocultado muchos secretos. Y hasta hace poco es que los del Concilio se dieron cuenta. Esa es una de las razones por las que estoy aquí, y supongo que por eso te mandaron tambien."

-"Si, es verdad. Y ahora que recuerdo, tu maestro fue una de las personas más interesadas en la magia de la Tierra Media."

-"Muchos de sus conjuros tenían relación con este lugar. Aquí la magia es mas poderosa."


Después de muchas horas de camino, llegaron a las orillas de un extenso valle pantanoso, cubierto de niebla. El aire era denso y con un fuerte olor a materia en descomposición.

-"¿Dejaremos aquí los caballos?." Preguntó Clow.

-"No, si hay algo asechando en el camino, prefiero que devore al caballo y no a mi."

-"Debemos hacer algo para no hundirnos en el fango."

-"Un hechizo sencillo bastará." Sonrió confiado el joven.

Clow usó la carta "Flotar" y Marcus hizo que su caballo pudiera caminar sobre la superficie.

-"Los dos podríamos usar mi carta¿sabes?."

-"No, gracias, ese tipo de magia hace perezosa la mente."

-"¿A qué te refieres?."

-"A que con sólo sacar una carta, ya no tienes que pensar más que en activarla. Y usando magia común debes recordar el hechizo."

-"No toda es así. Hey, me estas llamando perezoso."

-"Eres lento Reed. Pero también admito que has hecho cosas buenas."


Mientras más se adentraban en el pantano, más difícil era el orientarse. Marcus se detuvo de pronto, al sentir una desconocida presencia. Aún así, no pudo estar completamente provenido de la extraña criatura que le saltó encima y casi lo derriba del caballo. Clow inmediatamente sacó a "Firey" y se preparó para atacar. El pequeño ser al verse en peligro saltó al tronco más cercano.

-"Baje su arma extranjero, no les haré daño."

Marcus se acercó amenazante. –"¿Qué demonios intentas al caerme así¡ pedazo de…!."

-"Calma, yo sólo pasaba por aquí, y los encontré perdidos."

-"¿Qué te hace pensar que estamos perdidos." Gruñó Marcus.

-"¿Acaso no lo estan?."

Antes de que Marcus se arrojara a matar a la criatura, Clow preguntó. –"¿Quién eres?."

-"Me llamo Drokamul, vivo a las orillas del pantano."

-"Vamos Reed, no es momento de socializar."

-"Espera Marcus. Dime amigo¿conoces bien este lugar?."

-"Como la palma de mi mano Señor." Sonrió el hombrecillo.

-"¿Puedes guiarnos hacia la cueva del dragón?."

-"Ciertamente puedo."

-"No confíes en el Clow, sigamos nuestro camino."

-"¡Ja! Nunca la encontrarán sin ayuda, forastero, ni aún cuando vivieran eternamente. La magia de Mordor mantiene hechizado este lugar. Todo aquel que entra se pierde y es devorado por el dragón o por el pantano mismo."

-"Si así fuera¿Cómo es que puedes ayudarnos?."

-"Porque a mi no me afecta. Les diré el camino, a cambio del medallón que llevas al cuello."

-"No sabes lo que pides." Marcus apretó con su mano el medallón con la gema roja que descansaba en su pecho.

-"No sólo es fuerte su poder mágico, también tiene valor sentimental." Drokamul se acercó al caballo de Marcus.

-"¿Cómo es que…" el hechicero pareció sorprendido, pero se recuperó rápidamente. –"¿Aún así te atreves a pedírmelo?."

Clow respiró profundo. –"¿Hay algo más que pudiéramos ofrecerte a cambio de tu ayuda?."

-"Yo tengo algo para él." Los ojos de Marcus adquirieron un resplandor rojizo. Drokamul intentó escapar, pero chocó contra un muro invisible, el hechicero entonces sacó su espada y la puso al cuello de la criatura. –"¿Qué te parece conservar tu vida a cambio de mostrarnos el camino."

-"Marcus tranquilízate." Pidió Clow.

-"Esta bien, esta bien, no me mate… les mostraré el camino." Drokamul suplicó.

-"Mejor es que no nos engañes, o lo lamentarás."

El hombrecillo se adelantó, pasando sin hundirse entre las fosas de agua estancada. Los dos magos le seguían, haciendo uso de su magia. Marcus de vez en cuando dejaba una marca en algun tronco cercano, o roca visible.

El camino continuó igual por espacio de una hora, hasta que Drokamul los detuvo.

-"Hasta aquí puedo llevarlos, más adelante se encuentra la cueva del dragón."

-"Te lo agradecemos." Dijo clow. –"Desde aquí estoy seguro que podremos continuar solos." Se acercó y le entregó una pequeña bolsa con monedas de oro.

-"Es usted muy generoso, y de buen corazón señor, no como su compañero." Ese comentario se ganó una mirada asesina de parte de Marcus. –"Ojalé usted vuelva con bien, y no lo abandonen a su suerte, como al ultimo hechicero que se enfrentó al dragon." Esto ultimo lo dijo mirando al joven que acompañaba a Clow.

-"El dragón es muy viejo, ha enfrentado muchas batallas, la ultima le dejó una herida profunda en el pecho. Tenga cuidado de no usar su magia en las cercanías, pues se dice que el dragón custodia algo peligroso. El tesoro les será suficiente, pero no indaguen más allá de eso."

-"Lo que nos dices nos será de mucha utilidad, gracias amigo." Sonrió el mago, buscó con la mirada a Marcus, pero este continuaba avanzando, sin prestarles atención.

Clow le alcanzó poco después. –"Deberías controlar mejor tu carácter, sólo te ganaras enemigos con esa actitud."

-"No me importa."

Por fin, frente a ellos apareció un campo despejado y al fondo se lograba distinguir una antigua construcción labrada en la roca desgastada por los años y el corrosivo entorno. Fosas enormes de un agua fangosa de color oscuro de donde escapaban gorgoteos regulares.

Una enorme entrada llevaba hacia abajo, a las entrañas de la tierra, donde el dragón conservaba sus tesoros. Donde debía permanecer el libro.

-"Es extraño, todo está muy tranquilo, y no hay rastro del dragón." Dijo Marcus en voz baja.

-"Quizá esté dentro de la cueva."

-"Mejor para nosotros, así no escapará." El joven hechicero desmontó y desenfundó su espada. –"Prepárate Clow."

-"Que sugieres que hagamos?."

-"Yo lo distraeré, y tu tratarás de buscar su punto débil. Recuerda que no podemos usar magia de alto nivel."

-"De acuerdo…"

Entraron sigilosamente. Sólo habían recorrido unos metros cuando el respirar se dificultó para ambos. Clow cubrió su rostro con una parte de su capa y Marcus usó una banda de seda que llevaba a la cintura.

Siguieron avanzando, sin saber con qué los recibiría el guardián del Grimoire de las Sombras.

TBC...