The sing of thistle (3)


1
Aquel cuadro, una vez mas lo observaba Hyoga en el comedor, uno de los 7, magníficamente enmarcado, cuidadosamente atendidos. Aquel que tenia esa extraña mancha que teñía de verde el cabello del elfo, un cuadro hipnotizante sin duda. La luz del sol caía abundantemente desde una ventana, inundado la parte central del recinto sin siquiera tocar los cuadros.

Le pareció que estaba solo, completamente solo, pero otra respiración acompasada le sacó de su ensoñación.

Aquel hombre, que conocía brevemente de vista, Loki. De pie junto a otro cuadro, sumido en su propio pequeño mundo. Movido por la curiosidad Hyoga se acercó a ver el cuadro que estaba observado, sus apenas resonaron en el recinto.

Quedo maravillado al ver ese cuadro, una escena de varios elfos tomando un almuerzo en un campo, de fondo el hermoso bosque, y todos ellos alegres, sonrientes, como si en cualquier instante pudieres oír sus risas.

Excepto uno.

Un elfo que parecía deslavado, una silueta apenas reconocible, en el centro, sus colores apagados. Era como si el agua atacara solo esa figura como si quisiera borrarla de ese cuadro y algo lo impidiera. Hyoga entonces comprendió que las caras de felicidad de los otros elfos en el cuadro, no miraban al centro.

"Gwannach o innen o ului" leyó detenidamente Loki, Hyoga se sorprendió "no dejaras mi corazón, es el nombre del cuadro" comenzó a explicar sin dedicarle una sola mirada, Hyoga posó sus ojos azules en la cara seria del mayor. "una obra excepcional, con detalles sumamente cuidados, dicen que fue mi padre quien pintó estos cuadros,..." suspiró muy profundo, queriéndose guardar esas palabras, mas quería decirlas, tanto tiempo ocultas en su corazón, junto a esa herida "...y una vez estuve apunto de destruir este cuadro"


2
"¿Loki?" una voz profunda hizo eco en el salón, ambos espectadores se giraron, aquella voz pertenecía a un viejo compañero de Loki "El maestro Dolbare te esta buscando" sus palabras se entrechocaban "ellos están en Durhaim..."

En silencio asintió y siguió al pobre muchacho que se desbarataba de nervios, Hyoga le siguió impulsado por la curiosidad.

Aunque el palacio era inmensamente grande, los tres en cuestión de segundos eran bañados en los rayos del atardecer, mas había una luz extra...

El resplandor rojizo de las llamas que devoraban el pueblo de Durhaim, Hyoga asustado corrió al pasamano de aquella cornisa,

Los gritos, el pánico, la gente corrían por sus propias vidas hacia el interior del castillo, algunos soldados apostados en las entradas apuraban a la gente. Aunque el pueblo estaba considerablemente lejos las llamas se veían claramente como si estuviesen al pie lamiendo el muro. Hyoga asustado, se volteo a su izquierda, su tío Camus y Dolbare parecían consternados pero a la vez tranquilos, a su derecha Loki que baja la vista, daba la espalda y se dejaba caer sentándose, cubría sus oídos con tal ferocidad como si alguien le gritara con todas sus fuerzas, quiso moverse y sintió unas manos en su hombro, al voltear, era Frey, sonriendo como si nada pasara.

A una instante todos los que estaban muy cerca de la muralla retrocedieron, asustados por algo, Hyoga se zafó de las manos de Frey acercándose a la muralla.

Sus ojos se abrieron enormemente, el horizonte teñido de color rojo y oro, dibujaba una silueta sobre el pueblo, una figura sacada solo de los viejos cuentos, inmensa y poderosa. Le dio un extraño sentimiento, como si hubiese retrocedido a los días de la plaga, un sentimiento de ira que asolaba el pueblo.

Corrió a la salida movido por la desesperación de ayudar a la gente, muchos gritaron su nombre en su carrera al suelo, en su carrera a las puertas, entre ellos Camus gritaba, al verle salir del castillo resolvió seguirle, tomando la ruta rápida, brincando el muro.

Dolbare ordeno a algunas de sus tropas seguir a su invitado, protegerle y traerle a salvo al castillo, desvío su mirada a Loki.

"enciérrenlo" ordeno, los soldados no gustaban de obedecer esa orden, pero no había alternativa, entre varios obligaron al rubio a ir al interior del castillo. Frey se situaba al lado de Dolbare con una sonrisa de lo mas tranquila.

"todo lo que has dicho, se ha vuelto verdad" dijo el amo de Durhaim

"no mi señor Dolbare" sonrió sin quitar la vista del horizonte, Dolbare le miró intrigado, por un momento le pareció que la cara de Frey se teñía de sangre, como si brotaran de heridas profundas y sustanciosas, Dolbare retrocedió unos pasos, algo dentro de si, le dijo que ya había visto eso en algún lado. Sintió miedo, mucho miedo, profundo y familiar.


3
Hyoga había conseguido un caballo en su carrera al pueblo, a pesar de que el pobre animal tenia miedo al fuego pudo acercarse lo suficiente al pueblo, el fuego devoraba las casas impasiblemente, aun había gentes corrientes, tratando de apagara las poderosas llamas, de salvar a otras.

Entonces los vio, vio pasar a siluetas negras a gran velocidad, su instinto le dijo seguirlos, el calor aumentaba a cada paso, el brillo de las llamas se volvía blanco, tal era la intensidad que las llamas iluminaban ya el cielo nocturno sobre Durhaim.

Sin darse cuenta Hyoga quedo atrapado en el fuego, las siluetas que seguía habían desaparecido, a sus ojos parecía que alimentaban el poder del fuego.

"¡Hyoga!" Escuchó una la voz de su tío llamarle no muy lejos de allí el viento sin aviso comenzó a soplar caliente arrastraba los restos de los hogares de Durhaim, convirtiendo el lugar en el infierno mismo. Hyoga corrió hacia lo que le pareció la salida mas próxima metiéndose en un callejón sin salida, los muros de varias casas hacían de rompe fuego, pero mas adelante del callejón había una inmensa llamarada obstaculizando el paso, Hyoga dejo de oír la voz de su tío, casi había jurado que ese era el camino.

El viento soplo con mayor fuerza, formando una horrenda corriente a través del pasillo, arrastrando pequeños restos de casas en llamas., Hyoga tuvo que gatear de regreso, por unos cuantos metros y correr, en ese pequeño lapso de tiempo, las llamas habían cambiado el panorama.

El calor iba en aumento, de pronto se pregunto como es que un pueblo podía arder de semejante forma, generando tanto calor, si solo eran casas humildes de madera.

Y su respuesta apareció.

Una silueta negra surgió de las llamas, por mas que quisiera el chico rubio no podía apartar sus ojos de esa silueta, no podía huir del inmenso calor producido por unas llamas que se tornaban doradas. La silueta caminaba lentamente hacia el chico rubio, a paso constante.

En un momento la silueta pareció cubrirse de rojo... como bañada en sangre... a veces las llamas brincaban delante de la silueta iluminando el rostro que era oculto por un extraño poder...

Fortuitamente una chispa iluminó el rostro de aquella silueta, Hyoga trató de gritar en horror, el mismo miedo le ahogaba todo sentimiento... aquella silueta para cuando comprendió estaba justo enfrente, hincada, el calor había aumentado mil veces... y la luz que se desprendía de las llamas era mas intensa que la luz de medio día...


4
Eso era lo que lo cubría por completo, un sentimiento que solo una ves en su vida había sentido, la vez en que las personas trataban mal a su madre solo porque era extranjera, como si fuera un ser que trajera la muerte en sus hombros y lo esparciera en todo el pueblo.

Durhaim...

"Será devastado un día" volaron esas palabras, imágenes difusas, Hyoga se peinaba sus mechones tratando de ver mejor, las palabras podía oírlas aun mejore, ese día era distinto...

"será devastado" se repitieron...

El viento soplaba entre los arboles, como emitiendo un llanto, un terrible lamento, las ropas que le impedían ver, las manos desconocidas que le sujetan, impedían ver la escena completa, quizá era mejor de ese modo, pero los lamentos inundaban su curiosidad al momento. El sonido inconfundible de vara cortar el aire, de azotar la piel...

Era una ejecución¿qué era...?

"mamá...¿ que le están haciendo...¿Mamá...?"

Confusión, el viento levanto polvo, arrojo hojas con odio, quería tener mas fuerza para acabar con ese lugar, y eso era todo lo que podía hacer...

Los vio, a ellos, los hermosos, el viento a no ellos tocaba., la gente se apartaba... quería ir a ve,r quería ir... quería verlos"

Venganza...

El viento clamaba, el viento gritaba y la gente hermosa se marchaba, Durhaim jamas volvería a ser la de antes.

Venganza...

"Madre" aquellos días de odio terminaban, Hyoga ya no odiaba al pueblo y feliz caminaba con ella, la oía toser, la oía debilitarse...

El pequeño era testigo de su adiós, recriminándose el no haber estado a su lado, no tenia lagrimas para ella... tenia juramentos...

Y apareció... el dueño de los ojos mas bellos que jamas haya visto..

"¿Quién eres...?" su voz resonó como eco en la distancia, él respondió... el manto de obscuridad cayo en sus ojos, los recuerdos se entrelazaron...

"¿quien?" su voz parecía sonar en la distancia, sentía que tenia abierto sus ojos, pero todo estaba tan obscuro... tan frió y solo...

"Es la Mereth Echuir" una voz distinta a la suya, era jovial y hermosa, era...

"mamá..." su voz se escucho al verse rodeado de cabellos dorados, y unos brazos protectores era ella sin duda, Hyoga cerró los ojos disfrutando de esa... rara sensación, ella se separa y corre y ríe, ríe y corre en una dirección...

"Es la Mereth Echuir..." aquella voz, sin dueño, su madre corriendo, resplandeciendo en esa obscuridad sin fin... Hyoga le sigue, se acercan a una ventana que podía jurar no estaba allí, ella la atraviesa, es mas grande que una puerta... es inmensa...

Es un bosque, hermoso, lleno de luz, contrastando a donde estaba...

"Hyoga..." ella ríe y canta y danza... es su madre..

Esa imagen ya la había visto en otro lado, su mente lo sabe, su corazón lo sabe, esta de pie en el borde de esa ilusión...

Venganza

El canto vuelve, el viento sopla, se borra la imagen delante de si, arrastrada como humo, Hyoga no puede luchar por retener algo entre sus manos. Y entonces al fin, descubre las ropas familiares de aquel que estuvo toda su infancia..

Frey, aquel de eterna sonrisa...

"Hyoga..." su voz sonaba... extraña y misteriosa, le tendió la mano...

"AVA!" una voz le grito llenando todo, haciendo que la obscuridad se rasgase... como espejo golpeado.

"¿Hyoga?" una voz familiar le llamo cuando se despertaba, si todo había sido un sueño, tan vivido, tan real, se volvió a ver buscando al dueño de aquella voz, su u sorpresa fue coronada por el carmín de sus mejillas al ver aquel chico de nuevo, al ver a Shun. "¿estas bien?" pregunto con cierta ansiedad

"creo que si" respondió Hyoga, notando que su cuerpo estaba vendido en varias partes, que estaba recostado muy cómodamente en una cama y a su lado estaba Shun. ¿qué paso? Pregunto asustado.

"Tuviste suerte " contesto una voz mayor detrás de Shun, reconoció los ojos y la cara, era Ikki el hermano de Shun. Se veía atareado juntando varias cosas en una bolsa.


5
"¿Suerte?" Hyoga estaba demasiado confuso... se reclino en lama, trato porque cedió ante el dolor, algo que no noto hasta ese momento.

"Si, tuviste mucha suerte" trato de explicar Shun

"El espíritu Naeg no te destrozo en ese momento fue por mucha suerte" añadió el hermano mayor de Shun saliendo de la casita improvisada, esto era demasiado, nuca había oído semejante nombre y eso que Frey le contaba toda las historias.

"Hyoga!" entró prisa un Camus vendado pero en mejores condiciones que Hyoga, el hombre mayor reviso al rubio cuidadosamente bajo la mirada curiosa de Shun, como si ya antes hubiese estado con esa clase de gente pero desconfiado de lo que podían hacer.

Una vez satisfecho se sentó al lado de Hyoga.

"tuve demasiado por ti" hablaba Camus como si fuera una madre "aun no explico que hay en tu cabeza como para haber corrido así e ir a la boca del peligro"

"Tío Camus ¿qué es el espíritu Naeg?" pregunto Hyoga clavando sus ojos azules en el hombre, Camus se callo y miro al chico d cabellos verdes ponerse e pie y arrimarles un poco de agua a ambos, Camus pareció palidecer, como si no quiera hablar de ello.

"Es un espíritu triste que esta n busca de venganza" se oyó de nuevo la voz del hermano de Shun, Ikki estaba en la entrada y al parecer se había librado de sus deberes ara vigilar a los dos extranjeros. "Señor Camus si mal no recuerdo, puede contarle su versión o le cuento la nuestra" hablo desafiante, Camus le clavo la mira fría jamas vista hasta entonces a lo que Ikki simplemente sonrío y se cruzo de brazos. "como guste"

"Veras Hyoga..." comenzó nerviosamente "el espíritu naeg es algo difícil de explicar... es un espíritu ... bueno esta triste y busca venganza..."

"es el espíritu de uno e los nuestros que no encuentra descanso" Interrumpió Ikki algo exasperado "mi padre cuenta ue ustedes" se refería a Camus y los demás " nos veían como algo terrible lo capturaron y en pocos días le hicieron sufrir demasiado e incluso en la hora de su muerte no le dieron algo de dignidad, su espíritu vaga en busca de paz... pero este año ha estado demasiado..."

"¡corrran!" se dio la voz de alerta en las afueras.. Ikki fue el primero en salir y contemplar como una extraña masa de polvo iba cubriendo pco a poco los arboles arrancando algunos en su camino como si fuese una terrible tormenta de arena...

lo mas ilógico en ese clima en ese lugar, era invierno en un bosque, no podía levantarse semejante polvareda... y arrancar arboles desde su raíz a menos que...

"¡salgan de aquí!" Gritó Ikki, ordenándoles que salieran, jaló a su joven hermano y lo saco de la tienda sin importarle los demás, Camus por su lado al ver la reacción, tomo a Hyoga y lo colgó en u hombro tal fuese un costal y pareció seguir al chico de cabellos azules intenso, a Ikki que por el momento se mostraba como un líder urgiendo a todos, urgiendo por dejar el campamento y la falsa seguridad que ofrecía el bosque en esos momentos...

Hyoga en su estado, podía escuchar perfectamente los gritos de alerta que se daba podía ver como esa masa de tierra y arboles avanzaba cada vez más rápido engulléndolo todo a una velocidad espantosa, podía ver el caos del campamento corriendo para ayudarse entre ellos dejar todo...

"al castillo" grito Camus con clara voz de mando, y nadie tuvo la osadía de decir que no... incluso Ikki le parecía una muy buena opción...

pese a la discordia que aun existía ente ellos y el amo de Durhaim...

Ikki guío al grupo fuera del bosque, seguido por los suyos, su hermano que había conseguido ir tras Camus quien llevaba a Hyoga...

Aquella masa o tormenta, termino por cubrir el bosque entre sus horrendos vientos, produciendo un sonido como rugido lamentoso lleno de odio, el grupo no miraba atrás aun quedaba trecho para alcanzar las puertas del castillo y aquella masa ya estaba por darles alcance

"¡El señor Camus!" rito uno de los guardias al reconocer a Camus entre el grupo de 15 personas "¡Abran las puertas! Gritó otro...

"No" se oyó seca la orden del Dolbare, el amo de Durhaim, Ikki y los suyos se pegaron a la puerta sin siquiera suplicar que la abriesen, tenían cierto orgullo pese saberse traicionados por Camus...

"si abren esas puertas Durhaim estará perdida" explico sencillamente, los soldados no protestaron y volvieron a su viejos puestos...

La tormenta alcanzo el castillo pocos momentos después...