Capitulo 4: Sagira, la sin edad
"Chico Bestia, dice que ha estado hablando con él" empezó Robin severamente, mirando directamente a los ojos de la apática chica, mitad demonio.
"¿Con quien?" Preguntó ella con confusión fingida. Esto ya estaba siendo una costumbre.
"Con Malchior"
Dentro de sí misma, sabía que este momento llegaría. Robin había llamado a los Titanes a una reunión de emergencia en la sala y, ahora ellos se encontraban sentados en el sillón frente a la televisión. Al mirar la expresión en sus rostros y el enojo en Chico bestia dedujo que éste no se había quedado callado respecto a lo que sucedió en la mañana. Se había preparado para este guión y tenía todo en su lugar después que el chico verde la atacó en su cuarto. Ya se sentía mejor, pero ¿podría mentirle a sus amigos de nuevo?
"No" su voz era totalmente calmada. "No he estado hablando con Malchior. Para ser honesta, esa pregunta ya me está cansando"
"Odiaríamos tener que meternos en problemas personales…" Robin hizo una mueca de dolor "pero Malchior es muy peligroso. Y aunque ahora podría ser un amigo para ti, aún es un enemigo para nosotros... hasta que él nos pruebe lo contrario"
"Chico Bestia nos contó de una voz que oyó en tu cuarto esta mañana" Starfire se acercó más al lado de Raven.
"Y no es la primera vez" interrumpió Chico Bestia. Raven no le daría la oportunidad que él estaba esperando.
"Todos nosotros hemos oído voces que salen de tu cuarto durante varias semanas" una línea torcida se formó los labios de Cyborg.
"Raven, sólo queremos saben si has estado hablando con él" Robin cruzó sus brazos, su fuerte voz aún era sincera.
"Me temo…" tartamudeó Raven mirando fijamente a las ventanas macizas que conducían hacia una ciudad cubierta por la luna. "Me temo que lo he quemado hace unas noches, en realidad…"
"¡Pero estabas hablando con él esta mañana!" Chico Bestia se levantó moviendo sus brazos en el aire. "¡Sé que era su voz! ¡No podría confundirlo con nadie más!"
"Bien, creo que lo hiciste" Raven agregó un desaire de irritación en su hablar. "Con la persona que hablaba era una sacerdotisa de Azarath. He tratado de ponerme en contacto con algunas viejas amistades porque mi madre ha estado enferma…" suspiró. "No quise decirles la verdad, para no tener que apenarlos con cargas que debo enfrentar yo sola"
"¡Ésa es una mentira!" exclamó Chico Bestia enfrentando a los otros Titanes "No ha estado hablando con ellas, sino con Malchior"
"Chico Bestia, ¿mentiría sobre mi madre?" Al contrario, supongo que lo haría.
"Quizá no, pero ciertamente estas mintiendo sobre Malchior" Chico Bestia sonrió con desprecio.
"Entonces permíteme recordarte" los ojos de Raven buscaron la impresión correcta. "¿Por qué les mentiría?" Su voz casi estaba magnetizando cuándo bajó a eso del tono más suave. En lo más profundo, un soplo de culpa la abrigaba, mientras continuaba mintiéndoles descaradamente a sus amigos.
"Raven, ese baúl en tu cuarto... es allí donde está Malchior ¿cierto?" Le preguntó Robin, ella asintió y miró a sus amigos "¿Crees que puedas mostrárnoslo?"
"Seguro, aunque no creo que sea bueno mostrárselos" Raven se ponía de pie y para guiar a sus amigos hacia su alcoba. "Probablemente pensarán que lo moví hacia otro lugar"
Los Titanes movían sus pies detrás de Raven mientras se dirigían hacia la salida del cuarto principal. Las dos puertas automáticas se abrieron, dejando pasar a los cinco amigos hacia el oscuro pasillo. En tal oscuridad siguieron a su introvertida amiga a la entrada de su cuarto. Su mano soltó una ola de energía negra que rodeó la puerta con su nombre grabado y se movió hacia el lado. Los llevó al abismo de su cuarto mientras creaba pequeños borbotones de fuego mentalmente para encender las mechas de las velas puestas alrededor. Los otros Titanes no estaban acostumbrados a tal oscura luz cuando trataban de distinguir los objetos en la habitación.
"No toquen nada" pidió Raven monótonamente. Algunas cosas no podrían cambiar, actuando o no.
Cuando ella se acercó al baúl, con movimientos elegantes y firmes, murmuró sus tres palabras mágicas y la cerradura fue abierta. Sus amigos se apoyaron para echar una mirada dentro y de hecho, descubrieron libros, cuadernos, y otras cosas, pero no a Malchior.
"¡Ella tiene razón!" exclamó Chico Bestia. "¡Ciertamente lo movió hacia otra parte! ¡Vamos chicos! ¡No sean tan tontos! ¡Lo encontraremos en su cuarto! ¡Ella no quemó el libro, está aquí!"
"No tocarán mi cuarto" dijo Raven entre diente con un intenso brillo blanco en sus ojos.
"Chico Bestia, no debemos invadir su privacidad así. Éste es su cuarto" dijo Robin severamente.
"¡Pero nos está mintiendo a todos! ¡Chicos, definitivamente ha está hablando con ese Malchior de nuevo! Deben ver esos cuadros que ella estaba pintando esta mañana mientras hablaba con él!" se enfureció Chico Bestia.
"¿Quieres que se los muestre? bien" hizo un movimiento hacia las puertas del armario, éstas se abrieron vigorosamente mientras un tren de pinturas, grandes y pequeñas apareció, deslizándose a través del aire. Había algunas del terrible dragón negro con el cual habían luchado, otros de una criatura que se parecía una momia un poco envuelta en pedazos de papel. Había un cuadro de un hombre joven de cabellos blancos vestido en elegante armadura con una bufanda negra cubriéndole la mitad de su cara. Impresionados por la belleza y el misterio de sus obras de arte, sus amigos se quedaron callados por unos momentos admirando los toques del pincel sobre los lienzos.
"¡Raven, son hermosas!" Exclamó Starfire. "No sabía que semejante criatura pudiera lucir tan... bonita..." susurró.
Raven estaba de acuerdo con su amiga tamaraniana. Ella también encontraba al dragón para ser bastante extraordinario, bastante bonito, a pesar de su naturaleza maligna. Colocando su expresión más miserable, empezó el segundo acto. "Es tan duro… querer mantenerme junto a él. Aún después de lo que me hizo y a ustedes. Sé que también tengo que odiarlo, pero…" dudó. "Malchior era mi amigo… y lo extraño tanto. No tuve otra opción más que destruirlo, pero realmente lo extraño…"
¿Lo había hecho? ¿Estaba siendo convincente? Parecía como si hubiera ganado su simpatía por la mirada en sus caras. Aunque su compostura era calmada, retrató su miseria con la cantidad correcta de energía. En cierto modo, no había estado mintiendo cuando dijo que quería estar junto a él desesperadamente, a pesar del odio de sus amigos y su propio conocimiento del peligro que él representaba. No había sido demasiado difícil mentir sobre eso. De alguna forma, fue casi agradable expresar sus verdaderas emociones por primera vez.
Raven sintió como una dura mano de metal, se apoyó ligeramente en su hombro. "Oye Chico Bestia, por qué no sólo terminas con esto. Déjala sola. Ella está teniendo un tiempo difícil al asimilar esto" reprendió Cyborg, su expresión suave y calmada reflejaba la protección hacia su amiga de cabellos lavanda.
"Raven ha pasado por bastante tormento debido a la traición de Malchior. No tienes que agregar más cosas a su sufrimiento" declaró Starfire.
"No puedo creerlo chicos" Chico Bestia agitó la cabeza y puso las manos en su cara. "Está mintiendo, se los digo. Sabemos todo esto, entonces ¿por qué siguen escuchándola?"
"Chico Bestia, dije que terminaras con esto" dijo Cyborg severamente.
"¡Malchior todavía está vivo! ¡Y se los demostraré!" Gritó Chico Bestia cuando salió del cuarto. Los cuatro amigos sólo se miraban entre ellos.
"¿Quizás deba seguirlo?" Sugirió Starfire.
"Todos debemos" Robin hizo una pausa y entonces miró a Raven. "Entiendo que puedas estar un poco choqueada y no quieras ir"
Raven asintió. "Intentaré confrontarlo más tarde. Yo.. yo… sólo necesito guardar mis pinturas…" tartamudeó cuando se dirigió hacia la más cercana y la recoge con sus manos en lugar de usar levitación.
Cyborg y Starfire se apresuraron a través de la puerta y caminaron al vestíbulo pero Robin caminó un poco más cerca de Raven. Ella hizo una pequeña mueca de dolor y esperó a que él no la notara, aunque la puerta del baúl se cerró de repente de golpe con una salpicadura negra.
"Raven" la voz de Robin era baja cuando él miró en sus ojos, desplegando un rostro de empatía. "Por favor, por favor cuídate, ¿bien?"
Ella tragó duro antes de asentir. Robin sonrió y puso una mano en su hombro. "Sólo recuerda que nosotros estamos aquí para ti. Siempre"
Ciertamente deseó que ésa fuera la manera en que se sentía. Sabía que sus amigos se preocupaban de ella, pero últimamente no podía notarlo. Estaba equivocada, lo sabía. El vacío en su corazón no debió de haber existido.
Fue cuando comprendió que Malchior había oído todo lo que ella dijo con respecto a él. Aún se encontraba en el cuarto, escuchando a Robin los últimos minutos. No había ninguna manera de enfrentarlo, sobre las palabras que previamente habían salido de su boca. "Robin, iré contigo" dijo rápidamente, sus ojos miraban a Malchior en un compartimiento oculto en su cómoda. Así que siguió a su líder fuera de su habitación, pero su mente se mantuvo dentro del cuarto que ella había dejado.
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Sus delgados dedos ondearon encima del pequeño crujido que residió al lado de la puerta de su alcoba cerrada. Pasos, suaves y ligeros, besaban el suelo de la alfombra cuando se movió por él. El corazón en su pecho no le permitía al resto de su cuerpo ser capturado por ese espacio, ni reduciría la velocidad de asimilarlo con el tiempo ortodoxo. Ella había ganado la habilidad de sellar su boca para impedir que cualquier sonido escapara, pero no podía detener la carrera que sentía en su corazón.
Aunque habían pasado sólo un día o dos desde que había entrado por última vez en este cuarto, parecía como si hubiese sido una eternidad. En las últimas horas, había experimentado un lado terrible del Chico Bestia y fue secuestrada por un bribón irritante llamado Adonis que se había convertido en una bestia y la dejó inconsciente por más de una hora. Cuando se desmayó, sus amigos no la llevaron a su habitación, sino a la enfermería. Sus ojos oscuros examinaron el cuarto que había estado más alejada de lo usual. Sus pertenencias no habían sido movidas desde que salió la última vez, para su alivio.
Una imagen vino y se fue furtivamente en su mente, con terribles planes de atormentar a la medio demonio aún más con sus emociones. Allí, ante sus ojos, Chico Bestia estaba sentado sobre unas piedras frente a la torre de los titanes, dándole la espalda. Notó como el mar rugía, un espectáculo que normalmente le encantarían. Sus únicos pensamientos eran sobre Chico Bestia y cómo hace meses y meses, Terra se había sentado aquí y había hablado con él. Dudó en caminar hacia abajo debido a esa memoria. Era un pensamiento vago y Raven se encontraba absolutamente distraída cuando empezó a confortar a su amigo verde, pero aún así, se mantenía tranquila. Hace mucho que no tenia una conversación decente con él, ya que había sido últimamente muy rudo con ella.
Se encontró feliz por los recuerdos de esa pasada situación. Sus amigos habían hecho todo o que estaba a su alcance para rescatarla y protegerla, mientras se encontraba en aquel desvalido estado. Dudaba acerca de su preocupación y cariño hacia ella. Y sí, mucha vergüenza era mantenida en su pecho, no podía evitarlo, pero sintió como una percepción de aplastante alivio e incluso indirectamente de éxtasis. Habían hecho todo lo posible por ayudarla, uno de sus mejores amigos, los mejores que tenía. Se sentía renovada por el compañerismo, algo que no había sentido cuando los titanes comenzaron.
"¡Raven!" Sus pensamientos fueron interrumpidos de repente por una voz que venía del compartimiento secreto en su cómoda. "¡Raven!" La voz de Malchior llamó de nuevo.
Con sus dos manos, hizo un movimiento hacia el libro de Malchior. Abriéndolo en la página designada se sentó en su cama.
"Eso fue bastante imprudente de tu parte" su voz estaba regañando un poco. "¿Qué tal si hubiese sido Chico Bestia quien entrara en el cuarto? ¿U otro de mis amigos? Habrías sido descubierto con seguridad"
Esperaba una rápida respuesta de su parte, como era costumbre. Que dijera algo como que pudo darse cuenta de su presencia o algo así. Pero no contestó y se asustó al oír la desesperación en su tono.
"Yo…" él hizo una pausa. "Te oí gritar antes, no estaba seguro donde estabas, pero te oí gritar" había una sinceridad asombrosa que ella no podría comprender. Se negó a creer esta genuina preocupación y recordó que él había sido un hombre joven engañoso. "¿Qué sucedió?" Preguntó. "¿Por qué no has estado aquí?"
"Bien" respiró profundo antes de decidir por dónde empezar, "¿recuerdas que Chico Bestia estaba actuando últimamente muy malhumorado?"
"¿La pequeña cosa verde, por supuesto que lo recuerdo" decía Malchior en su tono acostumbrado.
"¿Recuerdas cuándo luchamos contra Adonis?"
"¿Vamos a hablar de cosas pasadas o me darás una explicación?"
"Bien, estoy llegando al punto" hizo un movimiento con sus ojos. "Durante esa batalla, el Chico Bestia entró en contacto con algunos químicos que alteraron su ADN y lo transformaron en un monstruo en los momentos cruciales de dolor emocional"
"Wow. Eso suena muy intelectual. Mi inteligencia debe estar influyendo en ti"
"¿Quieres que continúe?" dijo un tanto irritada, pero sus labios permanecían calmados. "Adonis fue expuesto a los mismos químicos, causando la misma reacción en su cuerpo. Se metió furtivamente en el cuarto de Chico Bestia una noche y entré para comprobar lo que estaba pasando. Vi a Adonis como la bestia y..."
"¿Gritaste?" Su tono no era de burla, mientras ella creyó lo contrario.
"Chico Bestia intentó combatirlo, pero Adonis corrió lejos" continuó intentando hacer esto tan breve como le fuera posible. "Fue noqueada después de eso. Chico Bestia lo cazó por la ciudad, también los titanes, pero ellos no comprendían que estaban cazando Adonis, en lugar del Chico Bestia. Cuando me encontraron inconsciente en su boca, lucharon y se dieron cuenta que la bestia era Chico Bestia. Como me encontraba inconsciente no pude decirles que él me salvó y creían que era culpable. Él creció enfadado, se transformó, y buscó a Adonis. Desperté, revelé la verdad y Adonis fue derrotado"
"Creía que estabas más feliz por conseguir un poco de paz y tranquilidad por primera vez en mucho tiempo"
"Sí" Asintió con una sonrisa "sólo hablé con el Chico Bestia. Pienso que las cosas están mejorando entre nosotros. Estaba muy enfadado conmigo cuando negué tu existencia e hice que todos me creyeran, pero creo que estamos acercándonos de nuevo. También me alegro, porque odiaba las tensiones que estaban creciendo entre nosotros" suspiró. "No tiene ninguna idea de cuánto lo valoro como un amigo"
"Entonces él apenas es digno de su amistad" dijo Malchior ácidamente y Raven podría jurar que los celos dominaban sus palabras.
"Malchior, es la primera vez que me equivoco en muchos, muchos años. Pero nunca me había sentido tan feliz por estarlo. Creí que mis amigos realmente no se preocupaban por mí y estaba sola, sabes eso. Aunque tuve algunas pistas e indirectas en el pasado, esta es la prueba más obvia y convincente de su compañerismo"
"Me disculpo si insulté a tu amigo" apenas parecía gustar lo que acababa de decir.
Ella se había dado cuenta de mucho en esos pocos minutos de conversación; mucho que le habrían gustado ignorar y negar. "Me temo que debo retirarme temprano. estoy muy cansada y aunque yo estuve inconsciente, siento como si no hubiera dormido en lo absoluto"
"Entonces debo ofrecerte buenas noches, hermosa doncella"
"Buenas noches" asintió mientras cerraba el libro. Los nombres por la cual nunca la habían llamado no incitaron de la misma manera en su pecho. Aún cuando aborrecía su afecto, fuera fingido o genuino, recibió sus cumplidos.
Cuando descansó su cabeza en la almohada, comprendió que era de hecho una noche muy buena.
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W.B. Yeats era un genio, estaba de acuerdo cuando terminó el poema. Sus dedos rastreaban las palabras en la página y se sonreía a sí misma. Hundiéndose en el consuelo del gran sofá negro del cuarto principal de la torre... cerró sus ojos. Este hecho era simplemente indiscutible: W.B. Yeats era un genio.
Decidió releer el poema y oír las palabras bailar en sus labios. Era la única manera de apreciar totalmente su belleza:
"Todas las cosas sin atractivo y rotas, todas las cosas obsoletas y viejas,
El lamento de un niño por la carretera, el crujir de una carreta pesada,
Los pesados pasos del arador, salpicando el molde de invierno,
Está haciendo mal tu imagen que florece una rosa en lo profundo de mi corazón.
Los males de cosas deformes son un mal demasiado grande para ser dicho;
Yo tengo hambre de construirlos nuevamente y sentarme en una loma verde aparte,
Con la tierra y el cielo y el agua, rehacen, como una arqueta de oro
Para mis sueños de tu imagen que florece una rosa en lo profundo de mi corazón"
Observó el título, "The Lover Tells of the Rose in His Hearts" de repente fue interrumpida por fuertes pasos que estaban intentaban difícilmente ser furtivos. Se dirigieron hacia los escalones que llevaban a la entrada y salida de la Torre de los Titanes. Había un fuerte olor a colonia en el aire, Red Spice. Esto sólo continuaba porque ella lo había permitido. Continuaría siendo un ojo ciego sólo si podría confrontarlo a él.
"Oye Cyborg" convocó. "Mejor llámala y dile que llegarás un poco tarde"
Cyborg nunca había sido un excelente mentiroso cuando hablaba sobre chicas, porque la expresión y en su cara lo delataban casi inmediatamente. Las palabras normalmente tropezaron fuera de su boca que eran una prueba más que no hablaba con la verdad. "¿Qué.. Qué quieres decir, Raven?" tartamudeó con un encogimiento de hombros. "Estoy saliendo para encontrarme con Robin y Chico Bestia en el juego de béisbol..."
"Robin y Starfire ahora mismo están regresando del cine y Chico Bestia todavía está durmiendo en su cuarto"
"Bien, Chico Bestia va a despertarse pronto y sabe cuándo encontrarme"
"Para ser franca, la colonia es más que obvia, así que termina con tus excusas patéticas ¿por qué no la llamas? te prometo, que no será largo"
"¿Eh, Jinx? voy a llegar un poco tarde. Prometo que me te encontraré en el mismo lugar" habló Cyborg en su brazo. Él caminó despacio hacia Raven y se sentó en el sofá. "¿Cómo lo supiste?" preguntó sin que pasara un segundo.
"Te he visto salir furtivamente. Incluso te he visto en citas cuando he ido a la ciudad. Han sido dos meses ¿no es así?" meditó.
"¿Y no les has dicho?" sus ojos se agrandaron.
"Por supuesto que no. Tus asuntos personales son sólo tuyos, aún Jinx..." había todavía repulsión cuando mencionó aquel nombre "...es parte de ellos"
"Estoy sorprendido que no estés enfadada" levantó una ceja.
"Debo admitir, no me gusta tu opción de chica" frunció el entrecejo. "Pero no estoy en ningún sentido furiosa. Confío que sepas como manejar la situación y estar consciente que ella todavía es un enemigo"
"Sabes" empezó Cyborg. "Es cómico. Tú, yo, y Chico Bestia…"
"¿Sí?" era ella ahora quien galleaba una ceja.
"Bien, todos nosotros sabemos lo que es amar a alguien que no corresponde. Como el enemigo, quiero decir"
"Yo no amo a Malchior" dijo brusca y rápidamente, ignorando la punzada súbita en su corazón. "nunca he amado a Malchior"
"Bien, entonces todos sabemos lo que es que nos guste alguien que menos esperamos" se corrigió. "Es duro, debes saberlo. Si no estás con ellos o en alguna otra parte, sabes que están bien, pero te equivocas... Cuando los miras a los ojos, sabes que únicamente los puedes encontrar mientras vivas y jamás..." se paseó. "¿Te das cuenta de este hecho?"
Sus palabras la enfriaron. Había encontrado más verdad que la que buscaba aprender originalmente. Asintió tristemente, contestó, "sí, en un extraño modo, entiendo lo que dijiste"
"Raven" tomó su mano con su gran mano mecánica. "Puedes decirme, guardaré tu secreto. ¿Has estado hablando con Malchior?"
"No, Cyborg," agitó su cabeza. Era más fácil mantener este instante con menos palabras.
Él tomó una respiración antes de empezar a hablar. "Raven, sabes que yo lo lucharía contigo, lo haría con Malchior. Pero en esta situación, no hay nada que pueda hacer. Ésta es tu lucha. Y debes decidir si aceptarlo o rechazarlo"
"Yo quemé a Malchior, si no lo recuerdas"
"Y yo dejé de ver a Jinx" rodó sus ojos. "No puedes quedarte para siempre en el medio, Raven. Vas a tener que tomar una decisión tarde o temprano"
"Y ya lo tengo. Lo dejé ir" Y era verdad. Realmente intentaba quemarlo en el futuro.
"Sólo estoy recordándotelo, no lo hagas" puso su brazo alrededor de ella. "Raven, eres como una hermana para mí. Odiaría que destruyeras a la única persona que puede hacerte feliz"
"¿Además de ti, tonto?" pestañeó con lágrimas en sus ojos, pero con una sonrisa en su rostro. Compartieron un caluroso abrazo, aunque no estaban acostumbrados, fue apropiado en un justo momento. Cuando se separaron, ella le dio una palmadita en la espalda. "No dejes esperando a tu novia demasiado tiempo"
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Era casi medianoche cuando ella oyó que su puerta se abría. En una hora supuestamente se levantaría y hablaría con Malchior. Parece que tendría que despertarse un poco más temprano que lo que había previsto. Salió de su cama y se colocó su capucha azul. Colocando sus manos en posición de defensa se preparó para encontrarse con el intruso.
"¿Quién está ahí?" exigió a la oscuridad. Aunque no había ninguna figura discernible, podía oír la respiración de otra persona viviente en su reino. Podía sentir la presencia de uno que era no deseado.
"Por favor no tengas miedo, Raven de Azarath" la voz de una mujer alivió los nervios en su cuerpo, pero Raven podía darse cuenta del veneno albergado en su tono.
Fue entonces cuando la vio, al extraño, al intruso. En sus manos estaba un báculo dorado donde una garra adornaba el descolorido orbe, una llovizna aterradora nublaba el transparente interior. La mujer bajó la negra capucha de su cabeza para revelar su cara. Era la mujer más impresionante, bonita que había visto alguna vez. Aunque reinaba la oscuridad de la noche, su cutis exquisito eclipsó la oscuridad y su cortina. Su pelo largo, dorado se ataba en la nuca, pero serpenteaba hacia abajo hasta medio muslo. Ojos ambarinos que brillaron a través del negro. Era joven, quizás dieciocho o diecinueve años de edad. Esos ojos denotaban más edad que su cuerpo. No había ningún principio a su encanto y ningún final. De hecho, cuando el extraño estaba de pie delante de ella, Raven, se sentía llana y desgraciada ante su presencia.
"¿Cómo entraste aquí?" cuestionó.
"Me dejé entrar. Como una hechicera, no hay ningún límite a mis entradas. Tu sistema de seguridad no puede detectarme" sonrió.
"¿Quién eres?" a Raven no le gustó ese gesto. "¿Qué quieres de mí?"
"Mi nombre es Sagira la Sin edad, ¿has oído hablar de mí?" un lado de sus labios empezaba a ondular.
"He leído tu historia en muchos libros de mitología y leyenda" contestó Raven bruscamente. "Sin embargo no pensé que pudieras mantener tu vida, debido a la falta de magia en este tiempo"
"Oh, he podido manejarlo" puso sus dos manos en el báculo. "La magia en mi báculo me ha mantenido por muchos siglos. Sin embargo, su poder está menguando y necesito restaurarlo a su fuerza total" hizo una pausa y avanzó un paso hacia ella. "Creo que nosotras podemos ayudarnos. Yo deseo magia y tú…" sonrió "la venganza contra quien te ha hecho mal"
"¿Venganza?" ¿Cómo podía averiguar Sagira eso? "¿Vengarme de quien?"
"He oído hablar del dragón en tu posesión, uno llamado, Malchior" explicó. "Los dragones tienen una inmensa cantidad de magia, bastante para mantenerme joven y viva por unos siglos más así como proporcionan otros artefactos mágicos con su piel y órganos..."
"Me temo que el libro en el cual fue encarcelado, ha siso quemado hace unas noches" interrumpió Raven fríamente.
"Me temo que eso es imposible. El libro de Malchior sólo puede incinerarse con fuego de dragón" meditó Sagira. "Oh vamos, incluso puedo darte un poco de su piel para que hagas lo que quieras con ella"
"Malchior se ha ido. Él está muerto"
"No, Raven de Azarath, él está en tu cómoda" sus ojos brillaron triunfalmente.
Sus mejillas tomaron un tono rojizo, mientras que los objetos en su cuarto empezaron a sacudirse con poder negro. "¡Sal de aquí! ¡No haré ningún trato contigo! ¡Encuentra otros dragones para drenar, pero sal de mi vista!"
Sagira se disolvió casi al instante en el aire, pero todavía sentía su espíritu en su habitación. La atmósfera estaba sofocando, no como a la que Raven estaba acostumbrada. "Espero que cambies de opinión, Raven" su voz hizo eco en el cuarto. "Hasta que nos encontremos de nuevo…"
Fue entonces que decidió que odiaba a Sagira.
Raven esperó unos minutos antes de abrir un cajón y sacar el libro de Malchior. Se dirigió a su cama y se volvió a través de sus páginas deteniéndose en el centro del libro. "¿Malchior, conoces a esa Sagira?"
"Aunque nunca tuve el placer, oí hablar de su ambición. Ella también, buscó que el mundo estuviera en sus manos, pero nunca tuvo el suficiente poder para lograr su deseo. Fuerte en la magia… no tan fuerte como yo por supuesto, hubiera sido capaz de algo si no fuera por mi propia conquista. Sospecho que no ha podido recoger bastante magia desde entonces"
"¿Y que piensas de su demanda?"
"Digo, que no me gusta la idea de ser un accesorio"
"Por favor se serio, Malchior. Ella no sólo es una amenaza para ti y para mí, sino que también al mundo. Regresará por ti"
"¿Por qué no me destruyes entonces? no puede obtenerme de esa manera"
"Nunca me dijiste que sólo podías ser quemado por fuego de dragón" cambió sus ojos.
"Nunca preguntaste qué tipo de fuego podía quemarme. Lo sabes" dudó. "Podrías simplemente liberarme. De esa manera, no estaría en tus manos entregarme"
"Ni yo podría mantenerte en esta prisión. Malchior, no puedo liberarte"
"Sí, Raven" suspiró. "Lo sé"
