"¡No puede ser más tarde que el anochecer!" exclamó Malchior mientras las delicadas manos de la joven abrían el libro. "¿Comprendes lo temprano que es? ¿Has perdido tu juicio?"
"Relájate, Malchior" Raven giró sus ojos. "Mis amigos están fuera esta noche"
"¿Cómo puedes estar tan segura? ¡Ellos podrían estar intentando espiarte para averiguar si nosotros todavía estamos hablando!"
"Ahora mismo suenas ridículo, monstruo paranoico" meditó ella. "Ellos ya no están interesados en ti. Robin ha estado preguntándole a Starfire si quería salir hace como dos semanas. Así que están fuera. Cyborg, por supuesto, como sabes…" hizo una pausa, "salió con Jinx" hizo muecas de desagrado. "Chico Bestia tiene una cita con una roca" sus ojos cambiaron. "Figuré que tendría un poco de tiempo para hablar ahora contigo en lugar de hacerlo en mitad de la noche"
"¿Ninguna cita para ti?"
"No me hagas reír"
"¿Cómo convenciste a tus amigos para que te dejaran sola en la torre?"
"Les dije que iba a hablar un rato con mi madre. Si ellos entrar y oyen un pequeño murmullo de conversación, no parecerá demasiado sospechoso". Puso el libro en el pedestal con facilidad y se retiró al mismo tiempo hacia su cama.
"Siempre pensando en todo. Me gusta eso. Ambos podríamos formar un buen equipo"
"Si ya no estuviera en un equipo" dijo Raven agudamente. No quiso que una idea así se mantuviera en su cabeza.
"Raven" dudó. Su silencio no era confortante. "Sé que esto es bastante audaz de mí implorar… pero podrías…" Sosteniendo su respiración, oró que él no preguntara lo imposible para ella. "¿Podría liberarme?"
Permitió que un suspiro resbalara a través de sus labios, mientras empujaba un mechón de cabello tras su oreja. Su corazón redujo la velocidad, un rápido metrónomo llegó cogiendo su respiración. "Supongo que estaría bien. Podríamos subir al tejado. Pero sólo será unos momentos, ¿bien?"
"Raven" ¿Cómo pudo hacer que su nombre pareciera una oración? "No tienes idea lo muy agradecido que estoy. Gracias"
La habilidad de responder a la gratitud no era algo que estaba acostumbrada a tratar. No contestó cuando puso el libro bajo su brazo derecho y prosiguió el camino de su cuarto.
Una escalera que llevaba a la azotea se situó al final del vestíbulo. Se dio cuenta que no tenia miedo de ser atrapada con Malchior; No tenía ninguna razón para eso. La puerta se abrió a la orden de sus poderes, los pasos que tomó eran ligeros y lentos. Las emociones parecían llevarla a los escalones cuando flotó sobre ellos. ¿En qué mundo estaba sintiéndose?
Al llegar al tejado, se encontró con un vasto y colorido cielo. Una pintura de rojos, rosas, naranjas, y púrpuras, el sol estaba retirándose en el oeste. El mar se encontraba lleno de millares de diminutas marcas como cualquier cielo nocturno. Joyas azules como perlas de espuma, posiblemente ningún tesoro podría compararse a la vista que aquel océano proporcionaba. Voló hacia el borde de la azotea con ayuda de las brisas de la tarde. Sus piernas se balanceaban en el aire mientras contemplaba la vista.
Regresando a la página de Malchior, le permitió mirar el mundo que él había visto una vez hace más de mil años. Ahora era él quien suspiraba por la belleza del paisaje y si fuera posible de pensar vertía sus pulmones. No habló durante varios minutos, pero a Raven no le molestaba la quietud. Mirar el ocaso era como otra forma de meditación para ella; total serenidad. Comprendiendo que el momento que estaba compartiendo con Malchior era algo incómodo, pero sólo duró unos segundos. Ignoró la incomodidad y aunque se negó a gustar su compañía, no lo detestaba.
"En una tarde como esta" habló Malchior "me habría gustado llevarte a muchos lugares diferentes. Las cascadas de Melian, las playas Camarai, bosquecillos de Maiorme… pienso que habrías disfrutado tales vistas místicas… Sí…" su voz se arrastró en pasos de casualidad. "Hay muchos lugares que me habría gustado llevarte…"
"Parece un extraño escenario" intentó fingir la sorpresa en su voz con sarcasmo. "El dragón se ha vuelto un necio enamorado y ha invitado a salir a una medio demonio en una cita. No te burles de mí, Malchior. No me importa que mis amigos hayan encontrado el amor de sus vidas y yo me quedara en casa con un libro"
"Nunca me burlaría de ti, Raven. Temo que debo confesar que lo que dije fue completamente serio" dijo gravemente.
"¿Por qué insistes en decir que me llevarías a ver las maravillas del mundo" se rió amargamente. "¿Dime, Malchior, por qué razón? ¿Por qué me llevarías a tales lugares extraordinarios?"
"¿No es obvio? Encuentro tu personalidad atrayente y tu oscuridad atractiva. Cualquiera podría deducir que te has vuelto más que una amiga para mí"
¿Cómo se atrevía? ¿Cómo se atrevía a implicar tales emociones… con respecto a su afinidad? Su rabia estaba creciendo y era difícil de controlar, así como el ser represivo que ella era. "Debo recordarte que nosotros no somos amigos. ¡La única razón de que esté hablando contigo, es porque estoy decidida a destruirte!"
"Ya han pasado dos meses desde que comenzamos a hablar. Quizás sea sólo yo, pero nunca pensé que te tomaría tanto tiempo librarte de mí… es decir, a menos que… estés sintiendo algo también"
"¡Yo no siento nada!" dijo apretando sus dientes. "No estés tan seguro de que no planeo eliminarte"
"Dime Raven, sin el fuego de dragón ¿cómo planeas matarme? Por favor Raven, te lo pido. ¿No me permitirás por lo menos salir como el hombre del papel al igual que antes? Permíteme demostrártelo" suplicó. "Puedo cambiar, puedo cambiar por ti. Podemos estar juntos… podemos hablar libremente en la vida de día sin restringirse a la muerte de la noche". No, no, no… se negó a escucharlo. "¡Somos lo mismo, Raven! La misma oscuridad que una vez anheló la luz. He perdido todo pero... soy un hombre con nada. No puedo ser más honesto como ahora"
"¡Eres un hombre con nada una razón más para tu mentira!" exclamó. "¡No caeré en tu miserable engaño! No caeré en lo que llamas afecto!" Cerró de golpe su puño y lo dirigió al cemento junto a ella, mientras un viento frío fustigaba su cabello. "¡No puedes hacerme sentir compasión por ti! ¡Ya no puedes engañarme! ¡No te liberaré!"
"¡Entonces apresúrate y encuentra una forma de acabarme!" miró ceñudo. "¡No puedo soportar esto por más tiempo! ¡Si no puedes confiar en mí, entonces acaba con mi lastimosa vida! ¡Si no puedes creer la manera en cómo me siento, entonces busca una forma alternativa de matarme!" su voz se dejó escuchar más fuerte que un simple murmullo. "Viviendo con este pesar es un destino más cruel que la muerte"
Cerrando de golpe el libro, acarició el lomo preparada para tirarlo en lo profundo del mar. Pero cuando Malchior iba a caer de sus temblorosos dedos regresó sus brazos a un lugar seguro y enterró su rostro en sus manos. Los sollozos superaron sus barreras, mientras sus dedos hacían el mejor esfuerzo para esconder su dolor. Se había adentrado en estas charlas para convencerse que él no merecía la pena. Ahora, sólo conoció los rasgos que la encantaron y la mantuvieron apresada hacia su ser. Era una torcida trampa que se colocó a sí misma. Una maldita maldición que había creado. Cómo esperaba salir de la vida de él…
Era el turno de Chico Bestia para hacer el desayuno. Ella lo recordó específicamente, porque él había atormentado a Cyborg y a todos ayer sobre lo que iba a servir para el desayuno del próximo día. Hasta ahora, ella no olió el indignante olor de huevos de tofu y la mezcla de los panqueques orgánicos, la especialidad de Chico Bestia, creado con su propia mezcla de ingredientes. Raven encontró esto satisfactorio y perturbador al mismo tiempo. Se alegraba de no tener que oler esas cosas, pero estaba un poco irritada de que su primera comida del día no estaba todavía lista.
Las dos puertas al cuarto central de la Torre se abrieron de par en par, pero no tuvo la oportunidad de caminar al interior. Delante de ella su líder, el chico maravilla, Starfire, y Cyborg estaban de pie. Los miró sorprendida, en especial cuando observó más allá y no había nada en la estufa.
Sin embargo, sus expresiones la perturbaron. Ojos anchos con terror, las líneas en sus caras que retratan su angustia. Ella había visto a sus amigos asustados antes, pero no le gustaba lo que veía. Nunca le gustó.
"¿Qué sucede?" preguntó insertando una pausa extraña entre dos palabras. Comenzaba a preocuparse mientras los semblantes en sus amigos empeoraban.
"Chico Bestia está perdido" dijo Robin solemnemente. "Anoche nunca llegó a casa"
Su corazón saltó de golpe y tragó una vez. "¿Chico Bestia? Pero llamó anoche. Dijo que llegaría a casa más tarde..."
"Pero dijo que vendría" dijo Cyborg.
"¿Han intentado contactarlo? ¿Han intentado rastrear su comunicador?"
"Sí. Cuando intentamos rastrearlo, encontramos que su señal saltaba a diferentes puntos de la ciudad cada cinco segundos. No sé qué está pasando" explicó Robin.
Anoche, el Chico Bestia había salido para ver Terra. Hasta donde Raven recordaba, nada interrumpió en la actitud normal de su compañero. Ella se habría dado cuenta de algo si él estaba planeando huir o algo por el estilo. Sus sentimientos deben de haber cambiado abruptamente cuando estaba con Terra, fue secuestrado, el miedo en los ojos de sus amigos se lo dijo, era eso o se estaba volviendo un mentiroso al igual que nuestra joven gótica.
"¿Cuál es el plan?" preguntó finalmente Raven.
"Separarnos e investigar" dijo Robin con un suspiro. "Podría ser que su señal no esté funcionando, pero eso es muy improbable. En caso de que el Chico Bestia realmente esté en problemas… tenemos que encontrarlo"
"Hay otra explicación, Robin" empezó Raven. "Si Chico Bestia fue secuestrado, su represor podría estar acostumbrado a usar magia y posiblemente sé teletransporte de lugar a lugar"
"Eso tiene más sentido que el comunicador esté defectuoso" asintió Cyborg.
"¡Entonces debemos ser cuidadosos si ellos usan magia!" Robin empezó a caminar hacia la salida de la Torre de los Titanes. "Por lo que sabemos, podrían ser como Mumbo"
"Seriamos afortunados si fueran como Mumbo" pensaba Raven, mientras el rostro de Sagira venia a su mente "Alguien como Mumbo sería el menor de los problemas"
Cyborg estaba exhausto. Definitivamente más angustiado que exhausto, pero completamente agotado. Era por lo menos la seis de la tarde y sólo se detuvo una vez en todo el día para comer una hamburguesa. Manejó alrededor de la ciudad, localizó la señal del Chico Bestia, estacionó su automóvil y buscó a su amigo verde a pie. Era una tarea sumamente agravante, sobre todo en momentos cuando estaba a unos metros del punto rojo en su localizador. Cuando abrió la puerta, se enfrentó a un cuarto vacío, el punto rojo desapareció, sólo para reaparecer millas más lejos. Parecía casi imposible encontrar al Chico Bestia y a su secuestrador.
Sin embargo, su mente no sólo era albergada por el Chico Bestia. Avergonzadamente, podía admitir eso. Había una cierta bruja de cabellos rosa que merodeaba por los rincones de su enamorada cabeza. Aunque ya era de noche, seguía pensando en que ella había estado de acuerdo en considerar dejar a los H.I.V.E. Seguro, considerar en sus términos significaría que sólo pensaría unos momentos sobre eso, pero era un comienzo. Además era un poco de noticias que recibía desde... ¿quizás una semana? Bien, eso lo angustiaba bastante. No veía los edificios y callejones que recorría, lo único que había frente a él eran mechones rosas atados, moviéndose a la par de la brisa nocturna, con grandes lirios del mismo color para hacer juego con su cabello. La manera que lo besaba, como pétalos de rosa que saboreaban la dulce azúcar. La manera que susurraba dos palabras en su oído, dos palabras que no podrían ser igualadas por cualquier cosa del mundo. Lo hipnotizaba, magnetizaba.
Sip, era oficialmente un adicto.
Suspiró. Pensaba en su linda Jinx en un momento que no estaba bien.
Ese pensamiento fue interrumpido de repente cuando miró a una esquina. El rosa disolvió en el negro y entonces en una relajada nada.
Starfire recorría los cielos de la tarde, siguiendo el punto rojo que anteriormente vio abajo en las aceras, caminos, y azoteas. Esperaba que el Chico Bestia regresara pronto, porque aunque estuviera cansada estaba aún más preocupada por su pequeño amigo verde. Pensar que alguien lo había secuestrado cuando salió anoche era un pensamiento espantoso. Tarareando una canción tamaraniana de esperanza, rogó por la seguridad de Chico Bestia cuando se deslizó en el aire.
¡Allí! ¡El punto rojo estaba sólo a una cuadra! Se dirigió hacia el banco de donde provenía la señal, una estrella roja y violeta descendía desde el cielo. Con un elegante aterrizaje, sus pies tocaron tierra y permitieron la caída de su ardiente y anaranjada cabellera. La linda extraterrestre caminó hacia lugar que provenía la señal. Dándose prisa a través de un par de puertas de vidrio, examinó el cuarto para ver una cara familiar y no encontró ninguna. Miraba la pantalla del comunicador amarillo en su mano: Chico Bestia estaba más lejos de tres millas de donde ahora estaba de pie. ¡Glorchek, lo había perdido de nuevo! Sin embargo había una fuerte conmoción, en el centro del cuarto donde las personas apiñaban alrededor de un área vacía. De los gritos y exclamaciones, parecía como si alguien hubiera desaparecido a través del delgado aire. Definitivamente sonaba como si fuera Chico Bestia y su secuestrador.
Suspiró. Bien, regresaría a investigar desde los cielos. Caminó solemnemente fuera del edificio y echó otra mirada a su comunicador. Para su sorpresa el punto rojo estaba ahora justo entre el banco y la zapatería al lado de éste. Corriendo a toda velocidad al lado derecho del edificio donde un callejón se formaba entre ambas estructuras, vio dos sombras oscuras al lado de un basurero verde.
"¿Amigo Chico Bestia, eres tú?" lo convocó mientras caminaba cautamente en la callejuela.
Un terrible estallido de dolor viajó a través de la parte de atrás de su cabeza hacia el resto de su cuerpo como si fuera electricidad. Starfire estaba inconsciente antes de que tocara tierra.
Esto se estaba volviendo increíblemente molestoso.
Molesto no era nada a como Robin se sentía ahora mismo. Estaba frustrado más allá de cualquier descripción y tenia un tiempo realmente que escondía con la velocidad de su motocicleta. ¿Por qué el secuestrador del Chico Bestia se había desintegrando lejos? ¿Qué querían ellos con los Titanes? ¿Quiénes eran ellos? ¿Y Chico Bestia aun estaba a salvo, incluso vivo?
Probablemente no era de su mejor interés pensar esas cosas. Robin agitó su cabeza y cerró sus ojos para un momento. Este secuestrador, todavía asumiendo que Chico Bestia fue secuestrado, debía de ser bastante poderoso. La experiencia de los Titanes con la magia no era una buena, para alguien que sus shows eran más poderosos de lo que aparentaba ser. El secuestrador había estado jugando todo el día con los Titanes, los llevaba a un lugar y desaparecía al último segundo. ¿Cuál era el objetivo? ¿Quería el secuestrador ser encontrado? ¿O querían cansarlos antes de que se presentaran finalmente? Había tantas preguntas que sólo podrían contestarse cuando se encontraran con el secuestrador cara a cara. Y cuando lo hicieran, probablemente Robin los mataría. No sólo porque habían raptado al Chico Bestia, sino también porque habían llevado a los Titanes a una cacería alrededor de la ciudad.
Robin no estaba muy contento.
Los Titanes se habían dejado de comunicar hace horas cuando encontraban al Chico Bestia y desaparecía. Cada vez era la misma vieja historia y estaban consiguiendo realmente cansarse. Robin esperaba que al acercarse al punto rojo en la pantalla, tuviera una nueva historia que contar. No le molestaría tener que enfrentarse al peligro si eso terminaba con la cacería y desilusión.
El punto rojo desapareció y pestañeó en el lado opuesto de la pantalla. ¡Diablos! No podría continuar con esto por más tiempo. Aunque determinó que esto se estaba volviendo ridículo. Desvió su motocicleta para cambiar de dirección. Aquí vamos de nuevo.
De repente una vigorosa explosión de viento se sintió a su lado y fue bombardeado con cohetes lo que provocó que su motocicleta saliera del camino. Tuvo suerte de que él y la motocicleta no chocaran contra la pared de ladrillo del edificio a la izquierda o habría significado la muerte. El latir en su pecho era normal, sin embargo, se sintió peor que si hubiera estado muerto, mientras se estrellaba en el suelo, a la acera de cemento. El sueño devoró su conciencia por un segundo y algo que golpeó contra su cabeza lo terminó.
Era casi las ocho de la noche. El sol se había ocultado hace una hora y a Raven sólo le quedaba más que buscar a Chico Bestia en la oscuridad. No le molestaba la oscuridad, pero sí cuánto tiempo lo había estado buscando desde que se enteraron que se encontraba perdido. Intentó difícilmente transportarse a donde el punto rojo estaba en la pantalla del comunicador, pero cada vez que llegaba, el secuestrador se hubo ido ya. Teletransportarse la llevó a cansarse, porque le tomaba mucha energía y concentración para Raven lograrlo. Intentó contactarse con el Chico Bestia, pero algo la estaba bloqueando. Probablemente una barrera mágica. Quienquiera de quien se tratara, ciertamente eran adeptos en el arte de la magia.
Sagira. Tenía que ser Sagira. Este pensamiento había estado pesando en su corazón desde que la búsqueda empezó. Tenia perfecto sentido y no había nadie más que Raven conociese. Por supuesto, debía esperar que fuese otro usuario de la magia, pero era una mínima posibilidad. Sagira tenía un negocio con ella, y desgraciadamente, probablemente tenía algo que ver también con Malchior.
Decidió teletransportarse una vez más. Tenia bastante energía desde que lo hizo por ultima vez y no estaba muy lejos del punto rojo en la pantalla. Parecía venir de un viejo almacén a orillas del mar, supuso la localización. Cerrando sus ojos en meditación, sintió como un ágil pájaro negro disolvía su cuerpo, una nube negra que viajaba a través de un túnel cósmico entre los mundos. La increíble sensación rasgó su cuerpo, sólo para volver a juntarlo cuando alcanzó su destino. Y cuando lo hizo, sus lirios violetas escaparon de sus párpados.
Fue como lo sospechaba: un almacén cerca del mar. Por su aspecto pareciese como si no hubiera estado ocupado en muchos, muchos años. Las paredes grises, metálicas se decoraban con un óxido escamoso, de bronce que se veía visiblemente por la noche. Los grandes radiadores simplemente recorrían debajo del techo y había una gran apertura en la pared oriental. En la tierra estaban latas vacías de aceite, amontonadas entre sí, unas docenas de cajas de cartón esparcidas por el suelo. Echándole una rápida mirada a su comunicador, vio que el punto rojo no se había movido desde la ultima vez que lo observó. Significaba que el Chico Bestia seguramente debía estar aquí…
Cuando se adentró comprendió que estaba aquí. Él y el resto de sus amigos. Su visión había sido disimulada por las latas de aceite antes, pero ahora vio a sus compañeros Titanes capturados en lo que parecía ser un campo de fuerza amarillo. Era como si Robin estuviera escasamente despierto cada uno estaba ensangrentado y machucados. Por supuesto, a un lado del campo con su báculo personal, se encontraba Sagira la Sin edad en todo su esplendor. Cabellos del sol que bailaban con la brisa de su poder creado y ojos ambarinos que brillaban intensamente. Una túnica negra arreglada con oro, era impresionante, pero amenazante: como muchas cosas en este mundo, Raven suspiró.
"Tú…" Raven bajó sus ojos, se acercó a Sagira y sus amigos. "Tú hiciste esto"
"No tuve opción, Raven de Azarath" su sonrisa era cruel. "No me dejaste ninguna opción. No aceptaste mi proposición inicial así que tuve que tomar este asunto en mis propias manos. Al principio intenté ser amable, pero ahora debo ser agresiva. Ahora, tú y tus amigos deben sufrir"
"¿Malchior verdaderamente es de importancia para ti?" gritó Raven, espantada.
"Él es la llave a todo, pero no puedo convocarlo. Aquí es donde tú entras: necesito que lo convoques. Oí que él te enseñó, las palabras mágicas y todo lo que se necesita para traerlo. De semejante hechizo que se ha olvidado durante muchos siglos"
"Estaba preguntándome por qué no sólo hiciste poof en mi alcoba y tomabas el libro" sonrió con desprecio.
"¿Quién dijo que no lo hice?" meditó Sagira y levantó su mano derecha, ya que en la otra aun tenia el báculo. Un familiar libro blanco con marcas negras apareció, mucha era la ansiedad de Raven. En cuanto Robin vio el libro inmediatamente empezó a gritar y golpear contra el dorado campo de fuerza. Raven, sin embargo, no podía oír sus palabras, sólo lo veía y a los otros, agitando sus cabezas. Estaba claro que aunque sus amigos no pudieran escuchar su conversación con Sagira, sabían que Malchior tenía algo que ver con esto. Ella suspiró. La verdad tendría que salir pronto. Desgraciadamente, tuvo que ser vista con Sagira en la escena.
"Bien, Raven" empezó Sagira. "Creo que no tengo que explicarte. Una extorsión regular: las vidas de tus amigos o Malchior. Conoces el trato"
"Dalo por hecho" apretó Raven sus dientes mientras el libro llegó volando a sus manos. "Necesitaré ocho libros: el Id Pages, el Gothram, el Libro de Chantre, Majere, el Kaoirian, el Libro de Illitar, las crónicas Versianicas y los Versos Endrealicos" dijo renuentemente. "Y un estante para el libro"
"¿Te molesta si los tomo de tu biblioteca privada?" se rió disimuladamente y usó su báculo para hacer aparecer ocho libros espesos junto al estante oscuro de Raven... ella odiaba a esta mujer.
¿Qué era lo que se suponía debía hacer? Las vidas de sus amigos eran evidentemente más importantes que la de Malchior. No debió haber ninguna duda en su corazón al tener que entregar a Malchior a cambio de sus amigos. Pero no podía evitar sentir culpa... junto a dos toneladas de inconsolable pesar. La represión de sus emociones era lo único que le impedía llorar desconsoladamente.
"Malchior, ¿qué hago?" susurró al libro, casi quebrándose allí mismo. "¿Cómo se supone que haga este intercambio? ¿Cómo podría hacerlo?"
"No te preocupes, Raven" su aliviada voz la confortó. "Tengo un plan. Simplemente has lo que Sagira dice. Yo me ocuparé del resto"
Una cosa extraña sucedió, confió en él. Su corazón era intocable al pasado de su mente que la reprendía y aconsejaba. Confió en él, quién la había engañado antes, quien podría entregarla y a los Titanes a Sagira. Ella, quién antes había jurado muchas veces que nunca volvería a creer en el joven mago, en el dragón que antes amó, y ahora... La ironía era una cosa infeliz.
"No me hagas esperar, ahora" se burló Sagira. "Tengo un milenio lleno de planes y no necesito perder más tiempo"
Un diluvio de magia negra tomó posesión de los libros y el estante en un torrente de molestia y ansiedad por parte de Raven. Los ocho libros temblaron abriéndose, sus páginas blancas, alas rotas contra la tierra fría. Se colocaron en un círculo mientras el libro blanco de Malchior se ponía en el centro. El estante se colocó al final y Raven caminó hacia él, para comenzar el hechizo.
Les echó una última mirada a sus amigos en el campo de fuerza. Con sus ojos en escepticismo, ninguno ya estaba intentando salir. No podían creer que esto estuviera pasando, Raven convocaría a la gran bestia, que antes los había atacado. No pudieron haber sabido que estaba hablando con él, pero ahora sabían que mintió acerca de destruirlo. Una mentira descubrió otra y la verdad era inevitable. Traicionó a sus amigos y ahora liberaría al dragón. Le daría lo que Sagira quería y quien sabe lo que pudiera hacer después.
Miró a los ojos de sus amigos y dejó a Malchior en el suelo. Tenía que confiar en él. No tenía otra opción. Respiró profundo y alzó sus brazos en el cielo.
"Hezberek Et Morine, Gost Wenthen Verbis Nex, Ind Obrium Bis Pendrule Paran Sic Cortis ¡Rex!"
Rayos blancos salieron de los nueve libros, pilares de brillante luz que alcanzaron el techo. Del libro de Malchior, este espectáculo de luces se dirigió a muchas direcciones diferentes. Todos protegieron sus ojos con sus manos, una instantánea reacción a tal resplandor deslumbrante. Aquellas luces albinas se transformaron en múltiples colores, formando una sólida y completa figura oculta por las columnas de los otros ocho libros. Una muestra de tremendos colores, luces incandescentes y una tormenta de páginas sueltas, robaron la respiración de cada ser en el almacén.
La atmósfera oscura de la estructura abandonada empezó a dar alcance al brillo mágico. El papel que había escapado del libro menguó en el vuelo. La metamorfosis terminó y una clara figura se ponía de pie en el centro de los libros abiertos. Para la sorpresa de Raven, una figura humana se levantó en lugar de un monstruoso dragón. A todos los asombró, había un hombre…
Raven inhaló, sus ojos cerraron miraron lo que ella había liberado. Pelo largo, descolorido, desaliñado elegante al mismo tiempo, fluyó como los movimientos de olas del océano. Con la armadura de la luna atada alrededor de su cuerpo de piel gris, una gran "M" grabada en el centro de su pecho. Su bufanda negra atada alrededor de su cuello, disimulando su boca. Finalmente, ojos negro carbón que Raven hubiera visto toda la noche con un aire hipnotizado. Aunque aún era difícil salir de aquel libro, se relajó para perderse en aquellos lirios. Era la primera vez que ella lo había visto como un humano, además de en sus sueños. Adrenalina bombeaba a través de su cuerpo, activando una debilidad en sus rodillas, que la llevaron al suelo.
Un huracán de intensa emoción se convirtió en energía negra. En un momento, Raven perdió todo el control y lanzó objetos levitando alrededor del cuarto.
Él era hermoso.
"¿Un hombre? No… ¡por qué, eres sólo un muchacho!" clamó Sagira en angustia.
"Al contrario, soy mucho más que eso" sus labios se ondularon para formar una sonrisa. Levantó sus brazos frente a él y gritó de una manera articulada "¡dormite astadep ago!"
Sagira no mostró resistencia al hechizo. El campo de fuerza desapareció. Cayó a la tierra como un cadáver inanimado, aún respirando normalmente. Los Titanes fueron libres y Starfire ayudó a Robin a levantarse. Simultáneamente, Cyborg ayudó al fatigado Chico Bestia. Malchior caminó hacia Raven, donde estaba sentada al lado del estante. Extendiendo una mano a la chica de cabellos lavanda, ésta la recibió y al levantarse colocó sus brazos alrededor de él sosteniéndose en un fuerte abrazo.
"Gracias" exclamó, su visión fue manchada con raros diamantes de lágrimas. "¡Gracias, gracias, gracias!"
Malchior permanecía callado al principio. "Dime, dulce Raven ¿eso por qué?" su suave voz le dio un masaje a su corazón. No dijo nada más, sólo le devolvió el abrazo.
"Por derrotar a Sagira. Por salvarnos. Por estar seguro". Por ser real. Por ser la persona que siempre deseé que podías ser.
"Gracias por toda tu ayuda, Malchior" habló Robin mientras los cuatro Titanes se acercaban a ellos. "Quizás después de un poco de explicación sobre qué está pasando, podemos volver a empezar y..."
"Me temo que estás equivocado. Me han agradecido demasiado pronto". Con una mano en el hombro de Raven, la empujó lejos con ínfima fuerza. Estaba un poco sorprendida con su acción, pero se asombró más con sus palabras. ¿Qué estaba diciendo?
"Los he liberado, sí, regresando una deuda que tenía con Raven" comenzó con sus aterradoras palabras. "Pero tengo interés en Sagira y la he encontrado una aliada conveniente para continuar mi trabajo. Terminaré lo que empecé con ella y ¿lucharemos otro día?"
"¿Qué?" la voz de Raven tembló, escasamente sobre un cuchicheo. No… esto no podía estar pasando… todo iba a estar bien… Malchior ahora estaba de su lado… Malchior cambió… él no era… no de nuevo…
"Somos enemigos, ustedes y yo" declaró Malchior. "Recuerden eso. Vayan a casa, descansen, pero mañana, lucharemos como adversarios"
"¡No!" gritó Cyborg acercándose. "¡No la vas a herir de nuevo! ¡No vas a hacer esto de nuevo!" Su rabia era vertida con cada palabra y expresión en su rostro.
"Somos enemigos" dijo Malchior, mientras entrecerraba los ojos con maldad. "Se supone que nos herimos"
Él se dio la vuelta y caminó hacia la Sagira durmiente y su báculo al lado. Ojos, ojos que hubiera amado y que ahora los observó alejarse. Se había caído una vez más, a pesar de lo difícil que había sido luchar para mantenerse alejada de esas peligrosas aguas. Se había caído y estaba segura que nada excepto la venganza podría escoger para levantarse. Raven estaba de pie allí, los ojos lavanda temblando, atrapados en un momento que no se mantendría al ritmo del presente, su alma se caía en pedazos a los pies de sus amigos y el joven mago que la traicionó.
Vaya Malchior volvió a traicionar a Raven me pregunto que pasará después... o esperen no me lo pregunto porque ya lo sé, pero ustedes no y aunque no les guste no lo sabrán... a menos claro que pueda verificar que en realidad hay personas que leen la historia, que como ya lo he mencionado antes traduzco con placer, pero eso no significa que no merezca a lo menos un review por mi trabajo.
No lo tomen a mal, pero ya se los dije... si quieren saber como continuará la historia díganmelo a través de reviews o sino no tendré más opción que dejarlo hasta aquí.
Bien nos vemos en el siguiente episodio (espero)
Atte: Krystal of Nol