Un alma herida

NA: Konichiiwa! bienvenidos sean a mi primera historia de Rurouni Kenshin! Esta historia se encuentra ubicada al final de la historia del anime, ya que, en cuanto a la parte sentimental, dejo mucho que desear ¬ ¬). No les diré muchos detalles pues ya los irán descubriendo a medida que vayan leyendo, no soy muy misteriosa !.

Disclaimer: bueno, pues, es obvio que esta serie no me pertenece, porque sino no me estaría haciendo una autocrítica verdad?

Bueno, ya no los aburro más... a la historia... 0

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Capítulo 1: "Te rendirás?"

El sol en la frontera iluminaba todo Tokio desde su dominio, llegando hasta cada rincón de la ciudad, invadiendo la madrugada con un intenso calor que sólo era el anticipo de lo que se esperaba para el mediodía y el atardecer. Claramente indicaba que el verano había llegado, dejando apenas un vago recuerdo de la primavera en la vegetación de sus alrededores.

Sin importar las condiciones climáticas ni el peso que ejercía las bolsas y paquetes que yacían en sus manos, un ex vagabundo caminaba tranquilamente por las calles que albergaban a los comerciantes de la zona.

"Mmm creo que ya esta todo" exclamó Kenshin observando la lista de compras que tenia en su mano simultáneamente, rogando por no olvidar nada de lo que estuviera allí escrito. "Eso espero, no me gustaría que la señorita Kaoru se enfadara conmigo" se dijo a sí mismo recordando a la jovencita. No era que tuviera miedo de que al enfadarse lo golpeara o insultara, mas bien era porque quería complacerla al hacer cada uno de sus quehaceres perfectos, porque al final de ello ella le regalaba una de sus tan encantadoras sonrisas que hacía que el esfuerzo valiera la pena. El pelirrojo no pudo evitar que de su rostro surgiera una sonrisa al pensar en esas cosas, no podía evitar que siempre ella ocupara sus pensamientos, en sus sueños, en sus acciones, en los anocheceres y en los amaneceres, siempre... Más sin embargo... el Rurouni nunca sobrepasaba los límites. Si bien le gustaba recordar la belleza de Kaoru y el ser puro que existía en ella, nunca se puso a pensar en la relación que mantenían. Sólo eran "amigos" debido a que se protegían mutuamente y hablaban abiertamente de sus penas y sufrimientos. Eso fue cierto cuando él tan solo era un huésped en el doyo Kamiya y Kaoru, la persona bondadosa y de buen corazón que lo albergó. Pero al haber pasado ya dos años de convivencia, el haber atravesado juntos todas esas batallas, el compartir sus preocupaciones y sus responsabilidades, el adueñarse de la lucha del otro, hizo que ese lazo se fortaleciera a tal punto que cada uno vivía para el otro. Al olvidarse de uno mismo, abandonando el egoísmo, para vivir y ser feliz junto y para el otro. La mayor prueba de ello fue la culminación de la batalla de Kenshin contra Shishio. Kenshin siempre había luchado para proteger al otro sin importarle el ser gravemente lastimado o incluso muerto si con ello se llevaba la victoria. Pero esta vez, deseó con todas sus fuerzas vivir, vivir y volver junto a Kaoru, porque ella lo estaba esperando y él se lo había prometido. Deseó más que nunca volver para ser feliz junto a su querida Kaoru. Pero aunque ella supo aceptar ya hace mucho tiempo sus sentimientos por él, Kenshin aún no los asimilaba, los evadía completamente, sin saber que de esa forma estaba lastimando gravemente el corazón de Kaoru. Pero ella a pesar de sus heridas seguía brindándole su amor incondicional, sin esperar nada a cambio, aún sabiendo que con ello su alma se estaba desgarrando de a poco. Ignorando todo esto el ex vagabundo siguió su rumbo hacia el doyo.

Consultorio del Dr. Genzai

Dos jovencitas se encontraban en una de las habitaciones del consultorio, tomaban te tranquilamente pues al parecer no habían pacientes a quienes atender.

"Ya Megumi! Te digo que me encuentro perfectamente bien!" decía una apenada Kaoru tratando de evadir a su amiga, que no hacía otra cosa más que inspeccionarla, buscando en ella alguna señal o indicio de enfermedad.

"Niña boba" soltó bruscamente la doctora mientras se sentaba en su lugar rendida "por supuesto que no te encuentras bien! Sólo mírate! Tienes ojeras y un semblante fatigado! Dime te has estado alimentando adecuadamente?"

"Ho, ha? Claro que si Megumi.." respondió nerviosa mirando como era regañada como a una hermanita menor.

"Entonces no has descansado bien, verdad? Algo te ha estado preocupando?" continuó reclamando Megumi, pero cambiando drásticamente de actitud al pronunciar lo siguiente, con cierta maldad "Es sobre Kenshin?". Ante esto Kaoru no pudo más que agachar su mirada, pero el semblante de la doctora ahora cambio a uno de preocupación. Siempre que se hacía mención de Kenshin ella se sonrojaba o sonreía nerviosamente pero nunca se espero recibir esa mirada de tristeza. "Sucede algo malo Kaoru?"

"Es la razón por la que me encuentro aquí, veras... he tomado una decisión y... q-quiero tener tu aprobación, es muy importante para mi..." confesó seriamente Kaoru, haciendo que Megumi adoptara la misma postura.

"De qué se trata?" preguntó.

"Es en cuanto a mi relación con Kenshin, tú sabes perfectamente cuales son mis sentimientos hacia el Megumi y que, desafortunadamente, no soy correspondida" Megumi estuvo a punto de interrumpir cuando la determinación de Kaoru la hizo callar "...permíteme terminar! Es la realidad y aunque me duela tengo que aceptarlo!" lágrimas amenazaron con salir de sus ojos zafiros "Todo lo que ha sucedido entre nosotros sólo acaba con confirmármelo! Ante sus ojos sólo soy una hermana para él, él jamás... me vera como a una mujer, siempre seré una niña, la cual lo único que provoca en él es ternura, protección... compasión... snif... c-compromiso..." la doctora miraba horrorizada como el dolor se intensificaba en la niña con cada palabra "yo... jamás ocuparé ese lugar en el corazón de Kenshin pero... pero... aún así quiero que alguien lo haga, aunque no pueda ser yo... quiero que él sea feliz... Y de algo estoy segura, cuando esa persona llegue yo no voy a interferir."

"Kaoru? Qué tratas de decirme?" logró interrogar la doctora.

"Debo olvidarme de él, enterrar el amor que siento y verlo como a un simple amigo, debe de llegar el día en que orgullosa pueda decir ya no lo amo, debo poder!" afirmó con gran entusiasmo sin medir el contenido en sus palabras.

"Acaso te volviste loca! Vas a rendirte así como así! Esa no es la Kaoru Kamiya que conozco! Ella nunca se rendiría!" exclamó furiosa Megumi mientras se colocaba de pie y enfrentaba a su compañera.

"No puedo obligarlo a que me ame!" estas palabras dejaron helada a la doctora "Él no tiene la culpa de que yo sienta esto por él... siempre hago lo mismo..."

"De qué hablas Kaoru!"

"Si, siempre lo hago, desde el momento en que lo conocí, le pedí que se quedara conmigo y así lo hizo. Cuando le regalé mi cinta de cabello, él la aceptó. Cuando le hice prometer que volveríamos juntos a Tokio, lo cumplió. Siempre cumpliendo mis caprichos! Siempre! Es por eso que el no puede verme más que como a una niña!" esta vez, Kaoru ya no intentó evitar que las lagrimas surcaran ferozmente sus mejillas. Mientras Megumi escuchaba anonada la declaración de su amiga.

"P-pero esta vez... no voy a intervenir con el destino, he sido una total egoísta al forzar a Kenshin a quedarse a mi lado, pero... en cuanto a sus sentimientos no pienso cometer el mismo error, no lo haré..., no se lo merece..."

"Estas hablando como si no valieras nada!" la cortó bruscamente la doctora "Kenshin no hizo ningún sacrificio al cumplir con todas esas promesas! Lo hizo con gusto! Porque en el fondo él deseaba lo mismo Kaoru! Sintió lo mismo que tú para formar esos pactos! Sintió lo mismo!"

"Eso no es cierto! Si hubiera sido así él habría vuelto a salvo de todas las batallas sin que yo se lo pidiera..." Kaoru a duras penas logró terminar de decir aquello al darse cuenta de lo que acababa de descubrir, calmándose repentinamente

"Pero eso nunca lo sabremos, verdad?" dijo en un tono dulce Megumi, al finalmente comprender la situación de Kaoru. Kenshin amaba a Kaoru, de eso estaba segura la doctora, pero no lo demostraba y al parecer nunca lo haría.

"Y yo no estoy dispuesta a esperar más tiempo para averiguarlo. Gracias por escuchar y.. por comprenderme..." dijo Kaoru pacíficamente mientras se levantaba de la mesa dispuesta a marcharse.

"No tienes porqué darlas Kaoru, pero aún así ... te deseo mucha suerte..." respondió Megumi con una sincera sonrisa en sus labios, la cual se desvaneció en cuando la joven abandonó el lugar. "Ja! Jamás pensé darte la razón en algo niña, pero...comprendo totalmente tu cansancio Kaoru y es por eso que pienso que debes dejar de luchar. Es el turno de Kenshin para actuar en esta relación, y si tu indiferencia no logra que reaccione ya nada lo hará..."

Mientras tanto Kaoru se dirigía hacia el dojo, pronto sería la hora del almuerzo y seguramente Yahiko y Sanosuke se enfadarían mucho con ella si no llegaba a tiempo, pues Kenshin es tan caballeroso, que no permite que nadie toque una pizca del alimento sin que ella estuviera presente. Una nostálgica sonrisa surco su rostro al recordar al Rurouni, iba a ser muy difícil dejar de amarlo si nisiquiera podía alejarlo de su mente.

Repentinamente fue sacada bruscamente de sus pensamientos al escuchar un ensordecedor grito a unos cuantos metros delante de ella. Allí se veía a una madre con su pequeña hija prácticamente tiradas en el suelo muertas del miedo ya que cerca de tres personas encapuchadas las estaban apuntando con sus espadas.

"Entréganos todo el dinero que tengas! RÁPIDO!" gritó uno de ellos violentamente. Sin lugar a dudas se trataban de bandidos, sigilosamente Kaoru tomó una rama bastante gruesa del suelo, la cual le serviría de arma y se preparaba para atacar cuando una ráfaga azul se hizo presente, en un solo parpadeo. Al abrir los ojos, la kendoka pudo ver a las tres personas inconscientes en el suelo. Y frente a ellos un joven espadachín quien ayudaba a la mujer y a la niña a ponerse de pie.

"Muchísimas gracias joven! No sé que hubiera hecho sin usted!" agradecía con lagrimas en los ojos la mujer, abrazando fuertemente a su pequeña.

"No tiene porque darlas señora, cualquier persona habría hecho lo mismo..." dijo lentamente volteando "... o incluso creo que lo iban a hacer... no es así señorita?". Kaoru quedó paralizada, se estaba refiriendo a ELLA! "pero hubiera sido muy descortés de mi parte si la hubiera dejado actuar, habrían sido tres contra uno y eso no lo podía permitir." Finalizó mirando a Kaoru fijamente, manteniendo una sonrisa en todo momento. La joven continuaba quieta sin poder dejar de admirar al joven que tenía en frente. era de contextura mediana, su cabello corto era castaño y poseía unos ojos azules soñadores, deberían tener más o menos la misma edad. Pero más que nada Kaoru estaba sorprendida por la técnica que utilizó el muchacho, fue tan rápido como la velocidad de la luz y tan ágil como una águila en pleno vuelo, definitivamente no se trataba de un espadachín común, éste poseía una gran habilidad. Incapaz de pronunciar una sola palabra, Kaoru observó anonada como el joven desapareció de su vista tan rápido como llegó, nisiquiera alcanzó a preguntar su nombre... pero esa sonrisa... jamás la olvidaría.

Doyo Kamiya

"Mmmm... Kenshin... eto ta delicioso!" decía un atragantado Sanosuke mientras que ingería uno o dos bolas de arroz cada vez que habría la boca.

"Si..." apoyó Yahico"no hay duda de que Kenshin nunca perderá su buena mano, pero no habría problema en que le prestaras la otra a la fea, a ver si así logra cocinar algo comestible jajaja"

"TE ESCUCHE YAHICO!"

Kenshin, Sanosuke y Yahico voltearon horrorizados hacia la entrada de la cocina y sus rostros empalidecieron al ver la dueña de tan característica voz. Yahico ya se estaba preparando para comenzar a correr.

"Pero nada hará que se arruine mi día" todos quedaron paralizados al ver la reluciente sonrisa en el rostro de Kaoru, más llena de vida que nunca, mientras ésta se dirigía a sentarse tranquilamente para comenzar a ingerir sus alimentos, ignorando totalmente el insulto de su discípulo.

"N-no v-vas a golpearme?.." preguntó un poco temeroso, pero aún manteniendo su guardia, el pequeño Yahico.

"No." Fue la simple respuesta de su maestra, un silencio sepulcral se formó en la sala.

"Kenshin yo la detengo mientras tú le tomas la temperatura!" exclamó Sanosuke mientras era seguido por su amigo.

"P-pero que hacen?..." preguntó Kaoru mientras era examinada, ya un poco cansada pues era la segunda vez en el día que la consideraban enferma, claro está que en ambas fueron por razones muy diferentes. "Ya basta, quítenme las manos de encima.. me encuentro perfectamente bien chicos!" y les concedió otra sonrisa.

"Esta segura Señorita Kaoru? No desea que le haga un te o algo?" preguntó un preocupado Kenshin.

"No, de veras que me encuentro muy bien..." el tono de dulzura utilizado en la jovencita hizo que el Rurouni le creyera ciegamente, sin lugar a dudas.

"Se puede saber que es lo que te tiene de tan buen humor hoy?" interrogó aún desconfiado Sanosuke mientras que Yahico asentía a su pregunta.

Kaoru lo miró un poco dudosa pero finalmente sonrió, una vez más y con un poco de picardía "Eso mi querido Sanosuke... es un secreto..." una vez más todos quedaron paralizados por la respuesta "Ahora vamos a comer, si? Si no se nos va a enfriar y sería una pena pues ha de estar delicioso!" Todos accedieron sin chistar, aunque a Sanosuke y a Yahico aún les picaba la curiosidad. Al notar esto Kenshin intentó tranquilizarlos "vamos chicos, no tiene nada de malo que la señorita Kaoru tenga un buen día, no lo creen?". De la cabecita del Rurouni surgió una gota al ver como sus intentos por tranquilizar a sus amigos fue en vano, pues continuaban dirigiéndole una mirada de reproche a Kaoru, sin que esta les diera importancia.

Por la tarde...

"Yahico!".

El susodicho paró de entrenar para prestarle atención a quien lo llamaba. "Dime Kenshin."

"Has visto a la señorita Kaoru?"

"mmm oh, si hace un momento salió, dijo que iba hacia el akabeko a visitar a Tae. " respondió el niño un poco confundido, siempre que Kaoru salía sola se aseguraba primero de avisarle a Kenshin hacia donde se dirigía y a que hora volvería para que este no se preocupara. Era extraño que no se lo haya dicho pero creyó que simplemente Kaoru llevaría demasiada prisa para ello o que quizás Kenshin se encontraría ocupado en ese momento, y le restó importancia.

"Oh ya veo..." dijo Kenshin un poco desilusionado.

"Sucede algo Kenshin?..."

"No, es solo que, se supone que hoy ibamos a..." dentro de su mente trataba de buscar una explicación lógica a ello "no, no es nada importante Yahico, olvídalo..." y así se marchó hacia la cocina dejando a un confundido Yahico tras él. Se suponía que este día, por ser el día libre de Kaoru, saldrían a caminar por la ciudad, era un paseo que hace tiempo tenían planeados hacer, sólo ellos dos. "No, no debo preocuparme, seguramente a la Señorita Kaoru simplemente se le olvidó, ya habrá otro día en el que podamos salir." Y se dispuso a limpiar el almacén de la cocina para pasar lo que quedaba de la tarde, no tenía más quehaceres que realizar pues los había terminado en la mañana con la ilusión de salir a caminar con su querida Kaoru por la tarde.

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Bueno, espero que les esté gustando esta historia, como ya verán soy principiante, así que acepto todo tipo de comentarios y consejos que puedan ayudarme o estimularme, dependiendo de ello continuaré con esta historia. Nos veremos en el siguiente capitulo, claro está si recibo reviews. Chao!