Gracias por sus reviews!

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.Los personajes le pertenecen a Rowling, las ideas...a mí.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Capitulo 17.

Una triste Navidad.

Harry no pudo permanecer más tiempo sentado en ese lugar y salió de regreso a la sala común. Vaya que la noche le había resultado desastrosa, quiso buscar a Luna para pedirle unas disculpas por la velada, pero no la encontró en todo el camino. Por otro lado, el ya sabía que Ron y Hermione terminarían así tarde o temprano, incluso estaba sorprendido de que hubieran tardado tanto. Pero eran sus mejores amigos, lo único que le quedaba y no quería sentirse excluido. Cómo sería ahora todo entre ellos?

Harry llegó hasta el retrato de la Señora Gorda ("meigas fritas") y busco un lugar junto al fuego. Esto no fue difícil pues la mayoría de los estudiantes estaba en el baile; y los más pequeños ya estaban acostados. Estuvo largo rato viendo las llamas crepitar en la chimenea; adormeciéndose...

-Harry, despierta!.- Colin Creevey estaba junto a él, moviéndolo para que despertara.

-Qué pasa, Colin?- dijo Harry mientras acababa de despertar por completo.

-Me han pedido que te busque. Dice la profesora McGonagall que es urgente!- Harry abrió muy grande los ojos, mientras un sentimiento de angustia empezaba a correr por su cuerpo.

-Qué!- Colin ahora lo miraba un poco asustado.

-Yo...no se Harry.- Harry se puso en pie y corrió lo más rápido que pudo al despacho.

-Gracias, Colin!.- gritó a lo lejos.

Harry llegó bastante rápido, y como la puerta estaba abierta pasó sin detenerse en peder permiso. Adentro estaba la profesora con una cara de clara preocupación.

-Siéntate, Harry. Sólo esperemos, no deben tardar.

Harry se sentó sin preguntar a quien esperaban, no estaba de humor en ese momento. Sin embargo, no tuvo que esperar mucho; pues un instante después entraba Ron seguido por Hermione, Harry notó que iban tomados de la mano.

-Profesora, para que nos llamó?.- Preguntó Hermione, sin lograr disimular un nerviosismo en su voz.

-Siéntense por favor.- dijo la profesora mientras acercaba otras dos sillas lentamente al escritorio. Ron y Hermione se sentaron con cierto recelo.- No sabía si debía comunicar esta noticia a Weasley por separado, pero viendo la unión entre ustedes...- La profesora reparó en las manos de Ron y Hermione que ahora se apretaban fuertemente.- se que he tomado la mejor decisión.

Ron se sorprendió y miró nervioso a McGonagall.

-Hay algún problema, profesora?

-De hecho, sí, Weasley.- McGonagall se veía triste.- Verás, hoy unos mortífagos atacaron la Madriguera...

-Qué?.- Harry no quería seguir escuchando la conversación, aunque no sabía a ciencia cierta por que.

-Y...tu familia estaba desprevenida...

-Les ha pasado algo?.- Ron se había puesto muy pálido.- Están bien, verdad?

-Lo siento, Ron...Percy y ..y...Ginny han muerto.

-No...- Ron se había puesto en pie soltando la mano de Hermione.-...no...no es cierto...NO ES CIERTO!

Harry se sintió hundirse en la silla, como si todo le diera vueltas...no podía ser que Ginny...no podía más, no debía seguir allí...

A Hermione le escurrían las lágrimas silenciosamente, mientras Ron estaba al borde de un colapso nervioso.

-Profesora?.- Ron tenía los ojos también razados en lágrimas, pero se las secaba con las mangas de la túnica.- dígame que no es cierto...no puede ser cierto.

-Por favor, Ron, cálmate.- Hermione intentaba que Ron se calmara.- Por favor...todo estará bien.

Ron seguía negando con la cabeza, mientras las lágrimas se desprendían de sus ojos. La profesora lo miraba con una mezcla de lástima y tristeza. Dio unos pasos para atrás y de repente salió corriendo de la habitación. Hermione salió corriendo tras él.

Harry, por su parte, parecía no encontrarse ahí, no había pronunciado ninguna palabra pero sus manos se cerraban convulsivamente encima de sus piernas. Nadie dijo nada, ni la profesora lo molestó, ni el agregó una sola palabra.

Simplemente, no podía creerlo...había recibido de ella una tarjeta de feliz Navidad ese mismo día...no podía ser que ahora estuviera...

Harry se puso en pie también y salió como ido, dejándose llevar por sus pies. Todas las personas que quería se iban de esa manera de su vida: sus padres, Sirius, Dumbledore y ahora...Ginny. Harry sentía un hueco pero no podía definir donde...sir Cadogan lo reto pero el no escucho nada...

Se tropezó con un escalón...recordó la primera vez que la vio..en su primer año en Hodwarts. El aire empezaba a fluir más y despeinaba su cabello...las ultimas semanas en sexto habían sido como un sueño, mágicas; y él lo sabía...ella era la mujer de su vida...llegó a la torre de Astronomía...

La Luna y las estrellas brillaban en todo su esplendor, el aire se sentía puro y fresco. Harry puso las manos en el balcón y observó la oscuridad de la noche...Y aunque quiso llorar, desahogarse, las lágrimas se rehusaban a salir...

Paso la noche ahí, no sabía si dormido o despierto, pero sentía a Ginny a su lado, los momentos que pasaron le venían a la mente y no supo cuando sus pensamientos se volvieron verdaderos sueños, solo sabía que no quería que terminaran.

Cuando despertó, lo primero que vio fue una cabellera castaña sumamente espesa. Hermione estaba a su lado. Ella también parecía ausente.

-Hermione, como ..?

-Sir Cadogan.- Respondió ella sin que el terminara de formular la pregunta.- Harry, vamos por tus cosas, debemos irnos.- Cada palabra costaba un verdadero esfuerzo.

-No quiero.- dijo Harry volteando para otro lado y se dio cuenta que todavía estaba oscuro, el ya sabía a donde se irían y no podía, no quería ir.

-Sabes que debes hacerlo, sino lo haces te arrepentirás toda la vida.- Harry la abrazo tomándola por sorpresa y entonces sus ojos parecieron llenarse de lágrimas nuevamente.- Se que era alguien muy especial para ti pero también era mi amiga.- Harry se desprendió de ella y asintió con la cabeza.- Ron esta abajo, esperando...

Harry y Hermione fueron a recoger las cosas las cosas de este, y él guardo con delicadeza la tarjeta de Navidad de Ginny. Cuando se reunieron con Ron, ninguno dijo una palabra, el estaba pálido y todavía se le escapaban las lágrimas, cuando 15 minutos después, abordaron el autobús Noctámbulo rumbo a la Madriguera.