Antes que nada queria pedirle disculpas a todos por mi gravísimo error! Si, definitivamente el apellido de Sojirou es Seta y no Shinomori! No se donde esconderme de la vergüenza! De verdad lo lamento! Pero no volvera a pasar! Lo juro!
Tambien queria agradecer a todos aquellos que me dejaron review! Y lamento que no pueda responderlos uno por uno pero es que no queria retrasar aun mas la actualizacion de esta historia, espero sepan disculpar las molestias! Que lo disfruten!
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Capítulo 4: "¿Se la entregaste!"
"Muy bien, listo!" anunció finalmente la doctora mientras terminaba de vendar la pierna herida de Sójirou.
"Oh! Muchas gracias doctora, ya me siento mucho mejor!" le agradeció con una amable sonrisa el joven. Sin duda alguna para Megumi no pasó desapercibida lo apuesto que era su paciente "Qué buen gusto tiene Kaoru!
"Sójirou! Cómo te sientes?" preguntó Kaoru al momento en que entraba a la habitación con una charola de comida y en compañía de Kenshin.
"Muy bien Kaoru, no tiene porque preocuparse" respondió el vagabundo un tanto apenado mientras veía como la muchacha le colocaba una bandeja con abundante comida sobre sus piernas "no tenía que molestarse! Sólo fue un rasguño..."
"Nada de eso!" refunfuñó Kaoru "estás débil y por ello debes de alimentarte muy bien!"
"Señorita Kaoru, no creo que sea buena idea... recuerde que la comida la preparó ust..." Kenshin ya no pudo continuar, tanto él como Megumi quedaron atónitos al ver como Sójirou se llevaba lentamente un poco de la comida hacia la boca y la probaba.
"mmm..."
"Y? Qué te pareció?" preguntó una entusiasmada Kaoru, se había esforzado mucho en preparar ese platillo.
"Pues..." comenzó a responder el vagabundo "está delicioso!" y continuó comiendo como si la vida se le fuera en ello. Inmediatamente los ojos en forma de plato aparecieron en el rostro de Kenshin, no podía creerlo!
"Cómo!" exclamó preocupada Megumi "te gusta la comida que prepara Kaoru! Dios! Creo que estás pero de lo que creí!"
"Megumiiiii!" los ojos furiosos de Kaoru no se hicieron esperar, pero cambiando drásticamente a una mirada llena de dulzura cuando se dirigió hacia su visitante. "Lo que pasa es que Sójirou si sabe apreciar mi cocina!" complacida de que éste haya terminado hasta el último granito de arroz. "Quieres que te sirva más?"
"NO!" gritaron, es decir, respondieron unos preocupadísimos Megumi y Kenshin, a los cuales se les agregó los recién llegados Yahico y Sanosuke. Kaoru, por supuesto, prácticamente los atravesó con su mirada y habría sido por mucho más si Sójirou no hubiera interrumpido.
"Se lo agradezco mucho Kaoru, pero ya me siento satisfecho" agradeció con su siempre sonriente rostro "gracias por haberse molestado en cocinarme!" e hizo una pequeña referencia de agradecimiento. Kaoru, inmediatamente, no pudo evitar sonrojarse frente a su caballerosidad, sería algo a lo que nunca se acostumbraría. A pesar de aparentar lo contrario, apoyaba en cierta forma la actitud de sus amigos, sinceramente su comida a penas si era comestible, incluso ella misma tenía ciertas dificultades para comerla de vez en cuando, pero Sójirou a pesar de su sabor la devoró sólo para no ser grosero. Se sentía tan bien recibir ese trato.
"Kaoru?", "Señorita Kaoru?" escuchó decir, pero estando frente a la extrañeza que demostraba el rostro de Sójirou pudo deducir que hace tiempo la estaban llamando, no pudo más que agachar su cabeza al momento en que sus mejillas se sonrojaban, sus ojos brillaban traviesamente y demostraba una pequeña pero dulce sonrisa. Algo que, peligrosamente, no pasó desapercibido por Kenshin.
"Se encuentra bien?" oyó decir a una voz masculina que no reconoció debido a su distracción, sólo respondiendo un vago "si, estoy bien" al momento en que tomaba la charola del regazo de Sójirou y se lo llevó hacia la cocina seguida muy de cerca por Megumi, dejando en la habitación sólo a los hombres. Uno con rostro sonriente, otro con rostro preocupado y dos con miradas asesinas hacia el primero de ellos.
Pasaron algunos minutos así hasta que Kenshin rompió el silencio.
"Que bueno volver a verte Sójirou!" dijo éste con una amable sonrisa, la cual fue perfectamente igual correspondida por el otro Rurouni. Hasta ese momento tanto Sano como Yahico no se habían dado cuenta de la gran semejanza entre ambos, especialmente en sus sonrisas. Y ahí fue cuando por primera vez se preguntaron algo, si a simple vista ambas sonrisas eran idénticas, pero en realidad la sonrisa de Kenshin era sincera y la de Sójirou falsa, entonces ambas eran sinceras o ambas eran falsas? Tenían un concepto equivocado sobre algunos de los rurounis?. No pudieron continuar pensando en la respuesta pues la voz de Sójirou los interrumpió.
"Lo mismo digo Sr. Himura." respondió simplemente.
"Y dime, pudiste encontrar lo que buscabas?" y así como aparecieron, las sonrisas en ambos rostros desaparecieron dando lugar a la seriedad.
"No hay mucho que se pueda hacer en un año Sr. Himura, pero he seguido sus pasos para encontrar la verdad y si estos me han traído hasta aquí, quiere decir que por mal camino no voy." Aseguró Sójirou con un brillo en su mirada dirigida directamente hacia Kenshin, manteniendo un fuerte contacto entre ellos. sin lugar a dudas sus miradas hablaban mucho más que sus palabras, un código difícil de comprender para Sano y Yahico. Pero la tensión en el aire se disperso inmediatamente al aparecer nuevamente la sonrisa despreocupada de Kenshin.
"Ya veo. Con tu permiso debo retirarme, seguramente debes desear descansar un poco. Sano, Yahico acompáñenme por favor.". y así, sin más, ambos obedecieron y, junto a él, abandonaron la habitación dejando completamente sólo a Sójirou.
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"Qué fue todo eso!" preguntó un enojadísimo Yahico "No podemos darle la espalda ni un solo segundo a un enemigo!"
"Odio admitirlo pero el niño tiene razón." Exclamó Sanosuke también colocándose a la defensiva "Ese sujeto estuvo a punto de matarnos hace un año atrás y tú y Kaoru lo reciben en el dojo como si nada hubiera ocurrido! De Kaoru puedo aceptarlo puesto que de seguro aún no sabe quién es él, pero de ti Kenshin! Deberías por lo menos cuidar de ella!"
"Calma! Calma!" Kenshin respondió colocando sus manos frente a él en forma de defensa como siempre acostumbraba a hacer. "Sójirou ya no es un asesino, acabo de comprobarlo, ahora tan solo es un solitario Rurouni vagando por la vida tal y como yo lo hice durante ocho años. Sanosuke tú también estuviste ahí cuando Sójirou nos comentó que iniciaría un largo viaje en busca de la verdad sobre la supervivencia o no del más fuerte."
"Así es! Pero no es un argumento lo suficientemente satisfactorio para mi! Quién me puede asegurar que un vil asesino dejará de serlo de un día para otro! He!" exclamó Sanosuke tercamente recordando cierta situación al ser observado por su mejor amigo "a parte de ti claro!" y ahora se sumó la mirada de Yahico "Y de mi también!..." todavía no quería admitirlo ..."De acuerdo! Si! Puede suceder!" se rindió finalmente el ex boxeador "Pero no por eso Kaoru debe de refugiar en su casa a todo asesino, golpeador o ladronzuelo que encuentre en la calle! Verdad!"
"YA CÁLLATE!"explotó Yahico al momento en que atacaba por la espalda a Sano y éste desesperadamente intentaba quitárselo de encima. "No haces más que decir bobadas!"
"Yo creo que ha llegado al lugar indicado." El pequeño, pero no por ello de menor importancia, comentario de parte del Rurouni hizo parar en seco la pelea entre Yahico y Sanosuke.
"Al lugar indicado? De qué hablas Kenshin?" preguntó Yahico aún sobre la cabeza de Sanosuke. Aunque poco después se arrepentiría de haber hecho tal cosa y Sanosuke se encargaría de hacérselo recordar.
"Me refiero aquí, al dojo, con nosotros y sobre todo, con la señorita Kaoru."
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Kaoru y Megumi se dirigían hacia la habitación de Sójirou para poder disfrutar de una buena taza de té todos juntos.
"Se la entregaste!"
Pero en el pasillo se encontraron con un furioso Sanosuke que se daba la media vuelta para marcharse por la salida del dojo y tras él era seguido por también un muy frustrado Yahico, dejando atrás a un por demás confundido Kenshin.
"Yahico! A dónde crees que vas!" intentó Kaoru llamar la atención del niño.
"Oye! Cabeza de pollo! Qué sucede contigo! Acaso no te enseñaron buenos modales!" también intentó Megumi, aunque sin resultados. Sólo se escucharon a lo lejos las quejas de ambos, diciendo inaudibles e incoherentes maldiciones tales como "Me niego a creer que éste fue el famoso Battousai!"..."Y pensar que quiero llegar a ser como él!". Y demás cosas, que sólo Kenshin pudo saber a quién les iba dirigidas.
Megumi no pudo más que suspirar resignada."Lo lamento Kaoru, pero tendremos que dejar el té para otro día, debo asegurarme de que este idiota no lastime a nadie en el camino.". Kaoru no pudo más que asentir mientras que veía como la doctora se alejaba rápidamente para alcanzarlos. "Adios Kaoru, adiós Ken! Despídanme de Sójirou!". Y en un abrir y cerrar de ojos tan solo quedaron Kaoru y Kenshin.
"Oh bueno, creo que sólo quedamos tu y yo Kenshin!" exclamó emocionadamente Kaoru con una gran sonrisa, la cual fue correspondida por Kenshin.
"Así parece Señorita Kaoru." Pero repentinamente, Kaoru pareció darse cuenta de la situación en la que se encontraban, pues su nerviosismo la delataron. "Cielos! Ya es la costumbre!". "h-ha y S-Sójirou?" Si, definitivamente su única salvación a quedar a solas con Kenshin sería su nuevo invitado. Por lo mismo se dirigió hacia la habitación del mismo. Pero, extrañamente, Kenshin intentó impedírselo.
"No creo que sea buena idea señorita Kaoru, debe de estar durmiendo." A pesar de ser conocido como una persona sumamente amable, esta vez no pudo evitar querer ser egoísta. Quería pasar a solas un momento junto a Kaoru tomando una taza de té, sólo quería disfrutar de su compañía, de captar toda la atención de ella.
"Pero no está de más asegurarnos Kenshin!" y así, se internó en la habitación del invitado, el cual, para la mala suerte del Rurouni estaba bien despierto. "Sójirou! Vinimos a tomar el té contigo!" ese vinimos estuvo de más para Kenshin, quién se disculpó un momento para retirarse y después volver.
"Como usted diga Kaoru!" respondió éste mientras veía como Kaoru se acomodaba en uno de los almohadones del suelo y se disponía a servir el te.
"No pudiste dormir?" preguntó ella y Sójirou negó con la cabeza como respuesta "Fue por el ruido? Si quieres puedo cambiarte a mi habitación, ésta se encuentra más alejada del recibidor, allí podrás descansar más tranquilo."
"No se preocupe Kaoru, no fue por ello, tan solo no acostumbro a dormir por la tarde." Respondió éste tranquilamente.
"Y eso porque?"
"No es seguro."al ver el desconcierto en el rostro de su anfitriona decidió continuar "Por favor no me malentienda, sé que su dojo es muy seguro y confío plenamente en todas las personas que la rodea, pero simplemente es una costumbre." Y para su sorpresa, Kaoru sonrió.
"Ya veo." Dijo esta "Duermes a la defensiva. Pero estando siempre alerta, sin relajarte, no te permite descansar adecuadamente Sójirou."
"Cómo sabe usted eso?" preguntó intrigado recibiendo la tasa de te que Kaoru le daba.
"Al principio Kenshin dormía del mismo modo, incluso jamás se recostaba sobre un futón. Simplemente se apoyaba en la pared abrazando fuertemente su espada. Dejando tan solo descansar sus párpados más no el resto de su cuerpo. Por eso ahora disfruto de verlo dormir tan placidamente, sin rasgo alguno de preocupación sobre su rostro. Sentirse bien y en paz consigo mismo." Y tomó un poco de su té para continuar, elevando su mirada hacia el rostro de su invitado "Espero que pronto puedas sentir esa misma sensación Sójirou, que puedas llenarte de esa paz y olvidarte de la realidad para internarte en el mundo de los sueños.". Sójirou se permitió soñar con sentir esa sensación de la que le comentaba su compañera, y no pudo evitar sonreírle abiertamente, sinceramente. Pero al darse cuenta de ello nuevamente toda emoción desapareció de su rostro. Y Kaoru pareció desconcertarse por ello. "Sucede algo malo?"
"No Señorita Kaoru, porqué lo pregunta?" mintió él.
"Es que... me da la impresión de que no te permites relajarte frente a mi, como si me estuvieras escondiendo algo Sójirou." Se atrevió Kaoru a exclamar.
"No se a que se refiere Kaoru." Sójirou respondió evadiendo su mirada, cielos! tampoco podría mentirle viéndola directamente a los ojos, era la primera vez que le sucedía algo así, nisiquiera con Shishio, con él se permitía mentir abiertamente sin perder contacto con sus ojos, porqué con ella no?
"Comprendo que no sientas la confianza suficiente para decírmelo..." para su sorpresa, respondió la muchacha, elevando delicadamente con su mano el rostro de Sójirou para que la mirara directamente a los ojos "...sólo espero que algún día eso pueda cambiar y me permitas ayudarte en todo lo que pueda." No podía estar más sorprendido, esa mirada, esa mirada tan azul y transparente, tan sincera. Dejando atrás su mascara elevó su mano y la apoyó sobre la de ella ofreciéndole, al mismo tiempo, una tierna y agradecida sonrisa. "Gracias."
Lamentablemente, Kenshin ingresó en ese preciso momento a la habitación, quedando helado frente a tal escena...
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Ya había pasado alrededor de una semana desde ése hecho y de que Kaoru haya anunciado que Sójirou formaría parte de la familia desde ese instante, recibiendo la aprobación femenina más no la masculina. A excepción de Kenshin, quien simplemente nunca opinaba, sólo Sanosuke y Yahico sabían que si bien no había dicho que no, tampoco había dicho que si. Sólo Dios sabía los pensamientos que atravesaban la cabeza del Rurouni, quien al parecer había decidido mantenerse al margen del asunto.
Desde el día en que lo conoció, Kenshin no pudo evitar sentirse identificado con Sójirou. Ambos tenían un pasado doloroso que olvidar, un presente inestable que reconstruir y un posible futuro soñado. A Kenshin le había costado ocho largos años encontrarse con la verdad, y ahora tenía un hogar, una familia y una mujer que lo amaba, vidas por las que luchar en lugar que para matar, se sentía feliz y en paz consigo mismo. Pero esos horrorosos años le eran imposibles de borrar por completo de su mente, era una tortura que no le deseaba a nadie, a absolutamente a nadie. Y Sójirou no era la excepción, y si bien él no podía ayudarlo sabía quien si lo haría aún sin pedírselo. Kaoru. Por supuesto, era conciente que el muchacho carecía de amor y cariño y, que por el contrario, a Kaoru le sobraba. Ella lo acogería en su regazo para aliviar todas sus penas y hacer cada día más feliz que el anterior. Como lo había hecho con él.
Si, esos eran sus planes, pero jamás creyó que ello ya estaría destinado, sin ninguna intervención de su parte. Porque en tan solo un día ya todo se había dado, Sójirou ya había decidido quedarse con ellos por tiempo indeterminado y Kaoru lo había aceptado gustosa, y esa alma herida ya comenzaba a ser sanada.
Pero ese contacto, ese sutil toque que había observado entre sus manos ése día lo había perturbado. Lo había sentido tan íntimo para él, pero tan natural para ellos. Creyó justo presentarlos pues era la primera vez que se veían, pero cuando los vio sintió que se conocían desde siempre, aún más de lo que él conocía a Kaoru.
Un ser especial había llegado a la vida de Kaoru, lo sabía, lo sabía y eso le daba miedo, aún más de la que le dio la lejanía que había adoptado ella con él en los últimos días. Es que acaso Sójirou había llegado a sus vidas para reemplazarlo? Es que acaso Sanosuke tenía razón? ¿Se la entregaste!. En cierta forma esa simple frase le había llegado muy adentro, pero no se dio cuenta de ello hasta que lo vio con sus propios ojos. Todo había sucedido muy rápido y, lamentablemente, bajo su consentimiento pues no había hecho nada para evitarlo. Ya no se sentía tan seguro de poder soportar compartir a su Kaoru con otro Rurouni, pero definitivamente no iba a poder evitar que Battousai volviera apoderarse de él si otra persona reemplazaba el lugar de él en el corazón de Kaoru. Porque ése era su gran tesoro, saber que su amor era correspondido. Era la fuerza y el valor que lo ayudaron siempre en sus batallas, hasta tal punto de querer, además de la victoria, salir ileso de las mismas para ver el alivio en los ojos de Kaoru en sus reencuentros. Estaba empezando a cuidar su vida porque quería compartirla con ella todo el tiempo que Dios le permitiera hacerlo.
Y el pensar que hasta la compañía de su amada le sería negada ahora lo volvía loco. Pero era el precio que tenía que pagar por no hacerla feliz, ella le había demostrado de las mil y un formas lo mucho que lo amaba, pero él no. Entonces, que derecho tenía de proclamar algo que no le pertenecía porque nunca lo aceptó? Porque justo en este momento en el que aparece una nueva oportunidad para ella de ser feliz? Sabía que se estaba adelantando a los hechos, apenas se habían conocido, pero podía percibir la situación en el aire. Sólo era cuestión de tiempo para que Sójirou se diera cuenta de la maravillosa mujer que acababa de conocer y, si era tan parecido a él como pensaba, se enamoraría perdidamente y ya no habría vuelta atrás. Pero si como tanto temía, era diferente, además de enamorarse se permitiría el lujo de hacerla feliz y de darle todo lo que él nunca se animó a darle sólo porque no se sentía con el derecho de hacerlo. Al parecer tenía esta partida perdida mucho antes de comenzar a jugar. Sólo era cuestión de tiempo de que otro hombre apareciera en la vida de Kaoru y, lamentablemente, ese momento había llegado.
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Kaoru se movió intranquilamente entre las sabanas, el calor y la humedad en esa madrugada ya le eran insoportables. Tanto así que se despertó más temprano que de costumbre y se dedicó a mirar hacia la ventana aún desde el futón. Tal y como pensaba se trataría de un día pesado, la abundante lluvia caía sobre la ciudad, pero calmadamente pues no había indicio de viento, aunque el cielo se viera tormentoso y la oscuridad diera el aspecto de la noche en lugar del día. Decidió levantarse para tomar un poco de agua y así, quizás, retomar su sueño pues apenas serian las cinco de la mañana. Y al llegar al pasillo del dojo algo llamó su atención.
"Sójirou?" el susodicho volteó su mirada un tanto inquieto hacia ella.
"K-kaoru..." dijo con su voz ligeramente quebrada mientras veía como ella se acercaba hacia él con una mirada llena de preocupación y se inclinaba para apoyar su mano delicadamente sobre su hombro.
"Estas temblando! Te sientes mal?" repentinamente una trueno se dejó escuchar en el cielo haciendo estremecer el cuerpo de Sójirou. "Es por la tormenta? Tienes miedo?"
El muchacho continuaba allí, sentado en el porche del dojo humedeciéndose ligeramente cada vez que una traviesa brisa desviaba el rumbo de las gotas de lluvia. Su mirada escondida tras su flequillo y sus labios temblando levemente. "Sabes que puedes confiar en mi." Y esas palabras de apoyo junto al dulce tono en que fueron pronunciadas incrementaron sus deseos por soltar todas sus penas. Sabía que ella solo quería ayudarlo y él necesitaba su ayuda más que nunca. Sentía una gran opresión en su pecho que ya le era insoportable.
"Me trae malos recuerdos..." respondió él desconcertando a Kaoru, quien colocó su otra mano sobre las de él, agradecida de que finalmente haya decidido soltar todo ese sufrimiento.
"Quieres hablar de ello?"La lluvia continuaba cayendo en forma de cortina, tan abundante y pura, creando una ambiente pacífico, que lamentablemente era interrumpido por los estruendosos truenos. Tal y como ese día...
"Hace diez años..." comenzó a relatar Sójirou "...,meses después de que mi madre falleció, me mudé a vivir con mi padre y mis hermanastros, pero... como yo había nacido de la amante de mi padre y no de su esposa no era un hijo bienvenido, nisiquiera para mi padre biológico y aún menos para mis hermanastros y mi madrastra...". Kaoru continuaba escuchándolo atentamente con toda la paciencia necesaria para que Sójirou pudiera continuar con su relato tranquilamente.
"...Es por ello que... para pagar el techo y la comida me obligaban a trabajar para ellos cargando sacos de arroz y otros comestibles, y me castigaban duramente si tropezaba...".
"Eso esta mal..." exclamó Kaoru "...nadie tiene derecho de estropear la infancia de un niño de esa forma".
"Así es, al principio... cuando me golpeaban yo dejaba caer mis lágrimas libremente y les suplicaba porque me dejaran en paz pero... poco después me di cuenta de que ellos disfrutaban viendo mi dolor y fue así como... comencé a reprimir mis sentimientos..."
"A reprimir tus sentimientos?" preguntó Kaoru.
"Si, a reprimirlos, a esconderlos tras una sonrisa que indicara que todo estaba bien, me di cuenta que haciendo ello ellos finalmente se cansaban y me dejaban en paz. Creí que así sobreviviría hasta crecer y poder valerme de mi mismo para irme de esa casa. Pero... alguien me hizo abrir los ojos." Sójirou paró su relato cautelosamente y observo disimuladamente el rostro de Kaoru, ella continuaba escuchándolo pacientemente ofreciéndole todo su apoyo. Él sabía que posiblemente se asustaría con lo que estaba a punto de decirle, ella no le había preguntado nunca nada de su pasado al albergarlo en su casa, pero no podía evitar sentir que le estaba mintiendo de ese modo.
"Macoto Shishio."
Kaoru abrió los ojos ante la sorpresa, no podía ser, él era...
"...y me dio una espada, con la cual..." Sójirou tomó fuertemente entre sus manos su cabellera al seguir recordando las imágenes en su mente a la vez que su voz se quebraba un poco más, a tal punto de casi no escucharse "... con la cual cometí mis primeros asesinatos!..."
Unos de los hombres de Shishio...
"En una madrugada de tormenta... tal y como este día!"
... contra los que luchó Kenshin.
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