Eran apenas las 10 de la mañana, Mimi Tachikawa se desperezó intentando despertar de un sueño romántico, sin duda su flamante compañero Taichi Yagami le hacía ver el mundo, la vida,de un color... más rosa, sonrió para sus adentros, la noche anterior había esperado que el joven le hablara sobre la relación que tenían, indagando un poco en sus adentros, para que pudiera descubrir que los únicos sentimientos que albergaba ella hacia él, eran de pasión,locura y amor... Pero la situación se tornó contraria a sus deseos, ahora tendría que esperar más, porque aunque estaba medianamente convencida, la seguridad no la llenaba por completo ante los sentimientos que Yagami pudiera tener ante ella. Ay... el amor es tan complicado... ojalá fuera sólo un exámen de matemáticas...

Tras sus profundas reflexiones, cosa que la hizo estremecerse ya que ella solía pensar en cosas triviales o materialistas, se levantó del mullido colchón y almohada que le habían dado cobijo aquella noche para dirigirse a la cocina del piso de los Ishida. Antes de salir del cuarto se fijó en que su compañera de habitación ya no estaba en la cama, se extrañó, lo último que recordaba de aquella noche era que se había quedado con Yamato en la cocina hablando mientras ella y Taichi se iban a la cama, por lo tanto había pensado que su amiga seguiría durmiendo. Contenta al pensar en la posibilidad de que hubiera aclarado las cosas con el rubio, Tachikawa se dirigió a buscar a Sora para preguntarle cómo le había ido, a paso ligero y dando pequeños saltitos, llegó hasta la cocina, donde vio a su compañera que fregaba los utensilios que anteriormente había utilizado para prepararse el desayuno.

Buenos días Sora- saludó Tachikawa con una enorme sonrisa en el rostro a la vez que estiraba sus brazos – qué poco has dormido¿no?.

Buenos días Mimi- devolvió el saludo la pelirroja, observando que su mejor amiga lucía igual de bien incluso recién levantada- tienes suerte, acabo de terminar de desayunar, pero os he dejado desayuno a los tres.

Mmmm... qué buena pinta, siempre se te dio bien esto de hacer tortitas... me parece que cogeré un par, que tengo mucha hambre.

Coge cuanto quieras – sonrió la pelirroja al ver a su amiga en uno de sus encaprichamientos de dulces, muy comunes en ella – yo ahora me tengo que ir...

¿Y eso¿por qué te vas tan pronto, si apenas son las 10 y tus padres se suelen levantar más tarde...

Ya, pero tengo que hacer varias cosas para el club de tenis...

Mimi frunció el entrecejo, era raro que su amiga tuviera actividades en el club los domingos, aparte conociendo a Sora y su responsabilidad, le extrañaba que hubiera bebido tanto la noche anterior teniendo tantos quehaceres al día siguiente, como ella decía.

¿Y Matt¿qué tal anoche con él?.

¿Matt, nada, estuvimos hablando un poco y nos fuimos a la cama eneguida.

Pero bueno, ya sabes... ¿hubo algo?.

Oh, sí – repondió la joven pelirroja usando un tono semi sarcástico- un vaso de leche acompañó la velada... Oye, me tengo que ir que sino llegaré tarde, luego nos vemos – recogió rápidamente sus cosas y se marchó, dejando a Mimi anonadada.

Sora bajó las escaleras a paso veloz, ni siquiera se había detenido a esperar al ascensor, ya que tenía miedo de que Yamato se levantara justo a tiempo para abrir la puerta del piso y encontrarla, quería huir de allí lo antes posible, la discusión que había tenido la noche anterior con él había generado en ella un sentimiento de incomodidad ante la presencia del rubio Ishida. Lo único en lo que pensaba ahora era en alejarse de tal situación, aun a sabiendas de que no podría estar huyendo toda la vida y que tarde o temprano tendría que enfrentarse a él, pero bueno, ahora necesitaba quedarse en casa para meditar un poco sobre el tema.

Llegó a casa, todo estaba en silencio, sus padres todavía no se habían levantado, con un deje de pesadez dejó la llave en el mueble de la entrada y se recargó sobre la pared, posando una mano sobre su cabellera y dando un largo suspiro, abrió los ojos, seguía teniendo mucho sueño por lo que fue con lentitud y cuidado a su habitación para finalizar el descanso que había iniciado la noche anteriror. Al tumbarse en la cama recordó todo lo que le dijo a Yamato, que no se metiera en su vida, que no se preocupara por ella, que la dejara en paz... qué curioso, todo aquello que dijo era totalmente contrario a lo que pensaba, debía de reconocerlo, le gustó que Yama se interpusiera entre ella y aquel chico, tal vez fueran ilusiones suyas, pero igual Yamato estaba celoso... tendría gracia que el "sex-símbol" del instituto de Odaiba estuviera celoso de una chica, comenzó a reírse, la sola idea de imaginarlo así era realmente abrumadora, así que dejó sus fantasías a un lado y dejó que sus pensamientos se desvanecieran para caer en un sueño profundo.

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Soraaaaaaa... hija, es más de la 1¿no crees que es hora de levantarte, llevas toda la mañana durmiendo, creí que te ibas a dormir a casa de Mimi.

Takenouchi se levantó de un respingo de su cama, con los ojillos entrecerrados a causa de la repentina luz que invadía su habitación y mareada por la forma en la que había sido despertada.

Mamá... no seas tan brusca.

Venga, que los domingos no son para desaprovecharlos, además, tengo una lista de la compra para tí, son cuatro cosillas, anda, hazme el favor.

Ya voy... - la ahora chica pálida se levantó pesarosa, y tras una ducha salió del apartamento rumbo al mercadillo.

Iba a un paso ligero, hacía un día espléndido para dar un paseo, el ambiente en las calles estaba muy animado, el parque estaba a rebosar de pequeños infantes que se dedicaban a jugar en la arena, en los columpios, incluso vio a dos pequeños que se revolcaban en el barro, claro que las madres enseguida llegaron muy apuradas y con la cara roja de enojo.

Sora apresuró el paso, tenía que llegar antes de la hora de comer y se había detenido demasiado mirando a los pequeños, corrió en dirección al mercadillo, que estaba a dos manzanas de donde ella se encontraba. Nada más llegar observó anonadada el barullo de gente, los puestos estaban rebosantes, por suerte sólo tenía que comprar algo de fruta y verdura. Se dirigió al tenderete, tras un buen rato esperando el señor rechoncho que minutos antes estaba proclamando que los mejores precios eran los suyos, le atendió con una gran sonrisa, hecho que hizo que los carrillos se le abultaran sobremanera, Sora sonrió divertida ante la apariencia del hombre, compró todo lo que le había puesto su madre en la lista y salió corriendo para llegar a tiempo. Con las prisas, a la salida del mercadillo tropezó con un pequeñín de unos 4 años, las cosas que llevaba Sora en las bolsas quedaron desparramadas por el suelo y el crío también, a la vez que emitía un llanto insoportable.

¿Estás bien? - el pequeñó la miró con cierta indignación a la vez que seguía gimiendo - ¿no dices nada?.

Mi mamá dice que no debo hablar con extraños... - entonó el pequeño a la vez que se secaba las lagrimitas.

¡Jaja, tu mamá tiene mucha razón, toma, para que me perdones por haberte tirado – le tendió un par de bombones que le había regalado el amable tendero, con dulzura tomó la mano del pequeño, depositándolos en ella, el niño miró su premio irradiando felicidad.

¡Gracias, el próximo día que pases por el parque te dejaré jugar conmigo.

¡Oh, vaya, muchísimas gracias – respondió Sora con un tono irónico y burlón que el pequeño no pudo apreciar, rápidamente el niño salió corriendo en pos de su madre.

Sora se puso a recoger el estropicio que había causado, cuando observó que un par de pies estaban parados frente a ella, alzó la vista y le vio a él.

¿Tanaka? - el joven de cabello oscuro sonrió - ¿qué haces tu aquí, no sabía que vivieras cerca.

Yo tampoco sabía que vivías en esta zona – dijo mientras se agachaba a ayudarla, tras recogerlo todo se quedaron un rato caminando juntos.

¿Dónde queda tu casa? - preguntó el chico con sumo interés.

A dos manzanas de aquí, cerca de un pequeño parque. Vaya, qué sorpresa, no pensé que te encontraría en el mercado de mi barrio.

Recuerda que también es el mío – puntualizó el joven.

Tienes razón – sonrió ella.

Bueno, ya que me pilla de paso te acompaño a casa, sino te importa.

¡Qué va!.

Caminaron un rato hablando de cosas triviales del instituto, Tanaka formaba parte del equipo de baloncesto del instituto y le estuvo comentando a Sora las actividades que solían hacer y cómo su entrenador le obligaba a hacer entrenamientos especiales porque decía que tenía madera de jugador y quería verle llegar a la NBA.

¿En serio crees que llegarás a ser un deportista profesional?.

¡Claro que no, yo lo que quiero hacer es ingeniería técnica, pero cualquiera se lo dice a ese chiflado, es capaz de triplicarme los entrenamientos, y eso que juego solo por diversión...

Hmmm... yo creo que podrías llegar a serlo, eres muy alto, y tienes buena musculatura.

Vaya... ¿me estás diciendo que te parezco atractivo? - sonrió el joven pícaramente a la vez que a Sora le ardían las mejillas.

Oye, yo sólo estaba dando una visión objetiva de tu físico – respondió Takenouchi entre tartamudeos, aquel chico le ponía nerviosa.

Vaya, es una pena... - Sora enrojeció más.

Sin darse cuenta llegaron al portal de la casa de Sora, ésta subió dos escalones antes de despedirse de su compañero.

Bueno, aquí nos separamos – dijo la joven con las mejillas todavía coloradas.

Oye Takenouchi, quería preguntarte una cosa...

Adelante.

¿Ishida y tu tenéis algo serio? - ante la pregunta Sora volvió a enrojecer, calmando un poco los nervios, respondió en un tono suave y firme a la vez.

No, sólo somos amigos – una expresión de satisfacción se asomó al rostro del muchacho de ojos grises.

Entonces no te importará que algún día te invite a tomar algo...

No, siempre es bueno conocer a gente nueva – agregó Sora al borde de un ataque de hipertensión.

Bueno, pues ya quedaremos algún día.

Vale, venga, te veo mañana en clase.

Sora buscó las llaves del portal, con gran torpeza las encontró y las metió en la cerradura, abrió la puerta, pero antes de que entrara, Tanaka se giró sobre su marcha.

Por cierto Takenouchi – ésta se giró con curiosidad – ayer por la noche ibas guapísima – terminó de decir con una atractiva mirada, a Sora casi le da un infarto, sonrió tímidamente y se metió con rapidez en el portal.

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Y el lunes llegó, con todos los pensamientos de Sora dispersados en millones de partes y repletos de emoción, presentía que la semana que le esperaba iba a ser muy intensa, tras haber estado por la mañana con Tanaka, habían surgido numerosas dudas en su cabeza, no es que se hubiera quedado prendada de aquel chico de ojos grisáceos de buenas a primeras, pero le resultaba atractivo, no era la misma sensación que lo que sentía cuando estaba con Matt, era menos intenso, pero pensó que podría hacer que la intensidad aumentara, tenía que olvidar por completo a Ishida, y se le había presentado una oprtunidad única.

Se puso el uniforme a toda prisa, corrió a la cocina para tomar el desayuno y salió de casa como un rayo, la verdad, tenía tiempo de sobra para llegar a clase, pero le apetecía dar un paseo, y así de paso iba a buscar a Mimi. Mientras caminaba disfrutaba del ambiente que la primavera le brindaba, el tercer trimestre comenzaba a llegar a su fin, lo que significaba que en tres semanas tendría que estar encerrada en casa sin poder disfrutar del tiempo a causa de los exámenes, pero ahora lo único que tenía en mente eran los pétalos de flor de cerezo que invadían las calles de la zona de Odaiba. Sin darse cuenta se vio en la entrada del chalet de su amiga, iba a llamar, pero Rumiko Tachikawa se le adelantó, saliendo por la puerta principal.

Vaya Sora¡qué sorpresa!.

Buenos días señora Tachikawa.

Si Mimi era guapa, desde luego se lo debía a su madre, tenía una figura esbelta y un cabello liso y brillante el cual gozaba de un gracioso volumen que lo hacía más llamativo y un color castaño miel que imperaba sobre él. Los ojos grandes y saltones, dedicaban una mirada llena de brillo y alegría, y la gracia que tenía la mujer para menear las caderas en son al paso que llevaba la hacían una mujer extremadamente bella, sin duda Mimi se parecía mucho a su madre.

Anda pasa, no te quedes ahí, que Mimi todavía se está lavando los dientes, esta hija mía cada día se levanta más tarde...

Sora sonrió, incluso el carácter de aquella mujer iba a juego con su aspecto físico, agradable y dulce, aceptó encantada la invitación de la mujer Tachikawa. Entró a la cocina y vio cómo llegaba Mimi muy apresurada para ponerse los zapatos.

¡Vaya Sora, no pensé que me ibas a venir a buscar¡pero qué buenas amigas que tengo!.

Pues sino te das prisa esta buena amiga se va a marchar sin ti...

¡Ya voy, ya voy, espera que me vea el pelo, tengo que estar guapa para cuando vea a Tai.

Vengaaa, vamos, que sino sí que vamos a llegar tarde de verdad... - Sora tiró del brazo de su compañera y la arrastró hasta el jardín, Mimi seguía tocándose el pelo no muy convencida de su look, pero el ahínco con el que Sora tiraba de ella, fue suficiente para hacer que tomara rumbo al instituto.

Bueno Sora Takenouchi... - Sora frunció el ceño, cuando Mimi la llamaba por su nombre y apellido, significaba que iba a hacer una pregunta incómoda – al final no me contaste cómo te fue con Yamato cuando os quedasteis a solas en casa...

Bueno, yo no te pregunté si en vez de irte sola a dormir, te fuiste con Tai a hacer yo que sé que cosas...

Mimi la miró con una inocencia fingida.

Pues claro que dormí yo solita, la primera vez tiene que ser un momento muy especial, además, me hubiera puesto ropa interior más sexy de la que llevaba – Sora se estremeció, en verdad Mimi podía llegar a ser a veces muy frívola.

De verdad que no hablamos de nada imortante... - dijo Sora desviando la mirada.

Mi instinto de chica experta en el tema de amores me dice que no...

Tú no tienes instinto de chica experta en amores...

¡Sora takenouchi, no desvies el tema de conversación!.

¡Mira Mimi, ahí están Tai y Kari!.

La arreglada Tachikawa alzó la vista en décimas de segundo olvidando por completo el tema de conversación que había intentado entablar con Sora, sacó un espejito de su cartera y observó bien su rostro y cabellera durante unos segundos, luego con una extrema rapidez, cogió a su amiga de la mano y se encaminó hacia la pareja de hermanos.

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Taichi estaba hablando con Sora en el aula, faltaban unos minutos para que comenzara la clase de biología y la mayoría de los alumnos se encontraban apilados en varios grupos alrededor de las mesas comentando lo bien que lo habían pasado en la fiesta del instituto. Sora se encontraba sumergida en una conversación tonta con un enamorado que ni siquiera se daba cuenta de que lo estaba, bueno, más que una conversación parecía un interrogatoria, ya que Tai no hacía más que preguntarle cosas sobre Mimi, y Sora respondía al pie de la letra, Matt todavía no había aparecido por clase, cosa que alivió a Sora, por lo menos eso retrasaba el momento del encuentro...

Sí, Tai, ya sabes que a Mimi le encanta arreglarse.

No lo entiendo, tanta obsesión...

Bueno, eso es normal, las chicas al crecer se preocupan bastante por su físico, ya sabes para sentirse más mayores, para gustar más a los chicos...

¡Eh¿estás insinuando que Mimi se arregla para algún chico? - preguntó Yagami bastante alterado.

Bueno, no sería raro... - dijo Sora con un toque de picardía.

El chico de cabellos revueltos se quedó pensativo, y mientras Sora se reía interiormente, ver a Tai tan preocupado por una chica le hacía verse bastante dulce, quién diría que algún día pensaría eso de él. De repente se acercó una sombra hacia la pareja.

Buenos días... - Yamato Ishida se paró frente a ellos, su look informal con su cabello revuelto y la camisa medio desabrochada en los botones superiores hacían que el ambiente a su alrededor girara solamente en torno a él, más bien, Sora diría que era ella la giraba en torno a él, dios... ¿cómo podía ser un chico tan atractivo?.

Buenas Yama, qué, hoy se te han vuelto a pegar las sábanas.

Sí... bueno, ayer por la tarde Kuwahara se presentó en mi casa y me invitó a salir, así que se me pasó la hora... y me he despertado de milagro.

¿Ves Sora, este tío nunca cambiará – Taichi dirigió la mirada a su amiga, pero vio que ya no estaba, se dirigía hacia su escritorio, Yagami se quedó extrañado, pero sin darle vueltas a la cabeza, continuó la conversación de Yamato.

Las clases fueron entretenidas, afortunadamente aquel día tocaba laboratorio en biología, y los alumnos estuvieron entretenidos mientras observaban en el microscopio células de varios tios, con la información reunida tenían que hacer un trabajo, por lo que tampoco podían perder la atención, las 2 horas de la clase dieron paso al recreo, en el cual se juntó como siempre todo el grupo de los digielegidos, el tema principal fue la fiesta del sábado, y todos se rieron a más no poder cuando Yolei les contó que Davis al ir bastante "contento", se perdió en la zona de su barrio y no encontró su casa hasta pasadas dos horas, su madre al verle llegar tan tarde le castigó haciendo la tareas del hogar durante toda la semana, así que las bromas de "Davis con el delantal" no faltaron ni faltarían durante mucho tiempo.

Sin embargo Sora se notaba extraña aquel día, y la razón era Yamato, que no le quitaba la vista de encima en ningún momento, parecía querer intimidarla, pero Sora sacó energías para hacer como si nada pasara, aunque no pudo evitar en algún que otro momento sonrojarse o mirar hacia otro lado.

El día de clases concluyó y Sora tenía entrenamiento de tenis, la entrenadora, una chica joven de unos 26 años llamada Miwako, les había encargado a ella y a otra amiga que se ocuparan de llevar el material al gimnasio, ya que ella tenía que marcharse antes y la encargada del club estaba enferma, así que concluídos los entrenamientos se dedicó a la árdua tarea de recoger todas las pelotas de las canchas y llevarlas al gimnasio.

Finalizado el trabajo de aquella tarde se depidió de su compañera y decidió sentarse en uno de los bancos de las canchas mientras tomaba un refresco energético y dejaba su mirada perdida al firmamento de un color rojo intenso, "...ayer por la tarde Kuwahara se presentó en mi casa y me invitó a salir...", de repente el cielo se convirtió en la imagen de Yamato pronunciando esas palabras, palabras que ella sentía como cuchilladas en su corazón. Su querido Yamato se había dejado arrastrar por las vanalidades que la fama le había otorgado, y parecía que él se dejaba llevar, como si de un crucero de lujo se tratasen. "Yamato, has cambiado tanto...", los pensamientos de la chica seguían centrados en el rubio responsable del estado de sus sentimientos, ella intentaba hacerse a la idea de que Ishida había cambiado para mal, pero pensándolo bien... no era así. Sí bueno, Yama ahora era mucho más famoso, tenía cientos de chicas rendidas a sus pies, salía con muchas, dejaba a otras tantas... pero él en realidad no dejó de alejarse de sus amigos en ningún momento, sí es cierto que pasaba mucho menos tiempo con ellos que antes, pero bueno, el hacerse mayor conlleva unas responsabilidades, y el tener un grupo de rock bastante famoso era una muy grande. Y respecto al carácter seductor que había adquirido su amigo... en realidad era una muestra de madurez en él, antes era un niño frío y solitario, y ahora se dejaba arropar en el calor de muchas más personas, es decir, comenzaba a abrir su corazón al mundo¿qué tenía de malo, de todos modos, que un chico que está a punto de cumplir los 17 años salga con muchas chicas o tenga numerosas novias es normal, en esta edad no se puede andar pensando en un futuro concreto, hay que dejarse llevar por la juventud, la mejor época de su vida era a ésta edad y él lo único que hacía simplemente era aprovecharla. De repente se sintió muy egoísta, Sora había querido que Yamato le hiciera caso a ella, o por lo menos que se formalizara, y en realidad, el único efecto que podría haber causado en él es el sentirse atado a algo que en realidad no existe... qué tonta, se sentía muy estúpida, ella pensando en cosas tan serias a su edad que lo único que le provocaban eran amarguras y mientras una vida llena de emociones pasando de largo ante sus ojos.

Parezco una vieja...

Vaya, pues por tu carita angelical yo no diría eso.

Sora volteó, detrás de la verja de la cancha de tenis se encontraba Tanaka, parece que él también había tenido entrenamiento aquella tarde.

Ah... Tanaka, no me hagas caso, estaba pensativa, ni sé lo que digo últimamente.

Oye... deja de llamarme Tanaka¿quieres, llámame Suu, que ya somos amigos¿o no?.

Tienes razón- sonrió Sora – tu también puedes llamarme Sora, Takenouchi es muy largo de decir... eso déjaselo a los profes para cuando me tengan que dar algún castigo.

¿Castigo tú, pero si eres una santa.

¡Oye, no te pases, haces que parezca una monja de clausura.

Tanaka alzó las manos en son de paz a la vez que le dedicaba a su amiga una sonrisa de complicidad, se acercó más al enrejado que separaba a ambos muchachos y susurró suavemente al oído de Sora una frase que entonó con cierto aire de pasión.

Oye... me debes una "cita", te invito a tomar algo...

La pelirroja se sonrojó, no estaba acostumbrada a ese tipo de roces con chicos, desde luego Suu sabía cómo ponerla nerviosa, y encima parecía gustarle, en ese aspecto le recordó a Yamato.

Está bien – dijo ésta con fingido tono de indiferencia – espera a que me cambie y salimos – y rápidamente salió de la pista hacia los vestuarios.

Salieron a paso ligero del instituto, pero a la salida Sora divisó 4 figuras que se le hacían conocidas, al ir acercándose las reconoció de inmediato, eran los Teenage Wolves, que salían de uno de sus ensayos en el pequeño local que les había cedido el instituto. Los nervios de Takenouchi aumentaban a cada paso que daba, pero debía disimular ante la presencia de Suu, quien ahora dirigía una mirada directa a la espalda de Ishida. "Tal vez si nos retardamos un poco doblen la esquina y no nos vean" pensó Sora inocentemente. Pero aquello no ocurrió, Yamato se giró para hablar con otro de los componentes del grupo y les vio.

Buenas Ishida¿qué tal el ensayo? – saludó Tanaka airadamente.

Bien... - Ishida parecía estar corto en palabras en aquel momento.

Sora y yo nos vamos a tomar algo – volvió a decir el joven de ojos grisáceos cogiendo a Sora de la cintura – tenemos muchas cosas de qué hablar.

La expresión de Tanaka se mostraba triunfal parecía disfrutar de la sorpresa del rubio, quien ahora le miraba con mayor intensidad, parecía haber encontrado la rabia en el compañero de su amiga.

¿Qué pasa Tanaka, veo que te sientes muy orgulloso de tí mismo, crees que me vas a joder por salir con una de mis mejores amigas.

Oye¿acaso crees que he querido decir algo así, solamente te he saludado, como buen compañero que soy – respondió con aires de superioridad y una ironía que se mostraba en cada gesto de su rostro.

Venga, no me vengas con aires de grandeza, bien sabes que no te soporto, pocos gilipollas como tú hay en el mundo. En realidad no soportas que yo te tome la ventaja en todo, me lo demostraste el día en que jugamos el partido de baloncesto y te gané de sobra. Pero bueno, sé que Sora es una chica lista y descubrirá que eres un estúpido hipócrita, así que no tengo mucho de qué preocuparme.

Ishida amplió su sonrisa, a la vez que cogía la funda que llevaba dentro su guitarra del suelo, donde la había apoyado.

Adiós Sora – se despidió el rubio y retomó su camino con el resto de los componentes de su grupo.

Sora no pronunció palabra, Yamato podía llegar a ser muy duro y frío cuando se lo proponía, buena muestra de ello era la actitud de Suu en ese momento, con la cara roja de ira.

Ese maldito gilipollas... se cree el rey del mundo y no es más que un mierda... no entiendo cómo tú puedes ser amiga de él.

Suu, déjalo ya, venga vamos a tomar algo.

Sora y Tanaka llegaron a una pequeña cafetería del barrio de Odaiba, era un poco tarde, por lo que decidieron no alejarse mucho de casa. Se sentaron en una de las mesas al lado de las cristaleras del local donde podían ver el parque ahora vacío y sin vida, lo único llamativo era el movimiento de las ramas de los árboles con la suave brisa de la tarde. La camarera llegó enseguida para tomar nota y pidieron un par de batidos. La chica se despidió con una ligera sonrisa y al poco rato volvió con las bebidas, tras marcharse Sora y Suu se enfrascaron en una conversación trivial.

... por eso creo que Machida es la que tiene más posibilidades de ganar el torneo nacional, su revés es de los más potentes que se hayan visto, y su entrenador ganó con anterioridad 3 veces ese mismo torneo, además, el resto de las tenistas de su categoría no le llegan ni a la suela de los zapatos... - comentaba Sora animadamente ante la mirada centrada de Suu.

Oye Sora.

Dime.

Hemos hablado de baloncesto, tenis, música, del instituto... pero me gustaría conocerte más a fondo.

¿Más a fondo, qué quieres decir? - preguntó la joven extrañada.

Bueno, más o menos... ¿qué tipo de chicos te gustan?.

¿Eh.., no sé... nunca lo he pensado... - contestó nerviosa, no pensaba decirle "bueno, en realidad me gusta un chico, se llama Yamato Ishida...", sería un suicidio, para ella o para él.

¿Nunca te has interesado por ningún chico?.

La verdad es que no... ¿a ti qué tipo de chicas te gustan? - preguntó la joven para descentrar el tema de conversación en su persona.

Las pelirrojas deportistas... más bien como tú – sonrió el chico de ojos grisáceos a la vez que acercaba cuidadosamente su mano hacia la de la pelirroja y comenzaba a acariciarle con suavidad los dedos.

Ta... Tanaka... - "muy bien hecho Sora, recuerda no desviar el tema de este modo, que sino la cosa se pone peor".

¿Qué pasa¿tiene algo de malo el hecho de que me gustes?.

No, no es eso...

¿O es por el idiota de Ishida¿te gusta él?.

¡No, pero es que me ha pillado por sorpresa...

Bueno, es que me gusta pillarte por sorpresa, como ahora – y rápidamente se levantó de su asiento para acercar su rostro al de Sora y darle un cálido beso en los labios.

Sora se apartó al instante.

Suu... yo... no sé qué decir...

Mmm... ¿por qué no me besas tú, así no tendrías que decir nada...

¡Suu!.

El joven volvió a su asiento emitiendo pequeñas carcajadas y miró a Sora fijamente, su rostro se tornó serio, todo atisbo de informalidad desapareció de él.

Esperaré tu respuesta, pero no te creas que te daré mucho tiempo, si me sigues volviendo loco de esta manera, no aguantaré y cualquier día de éstos salto y te como a besos...

Takenouchi se quedó sin habla, menuda declaración..., menudo primer beso... era todo tan extraño... notaba que sus sentimientos fluían a flor de piel, ahora no podía pensar en nada, simplemente quería tumbarse en su cama y cerrar los ojos.

Vámonos, que se nos va a hacer tarde- dijo el muchacho.

Sí...

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La noche pasó más rápida de lo que Sora esperaba, dando paso a un cálido día y con ello a otro día más de instituto, no había podido pensar mucho en lo que pasó la tarde anterior, tal vez estuviera cansada de comerse tanto la cabeza, esta vez dejaría decidir al tiempo, dejarse llevar.

Llegó con media hora de adelanto a clase, quería repasar un poco la tarea que había hecho el día anterior, porque no sabía ni lo que había hecho, estaba tan sumamente desconcentrada en todo que hasta los deberes se le resistían cuando de normal eran pan comido para ella. Abrió la puerta de clase con la cara todavía adormilada, pero cambió totalmente cuando vio a su compañero Ishida en el aula.

¿Qué haces tu aquí? - preguntó la joven sin pensar.

Eso debería preguntarlo yo, ya que a mí me toca hacer el parte de esta semana y hoy he tenido que venir media hora antes.

Ah... esto... yo he venido a repasar un poco los deberes.

Sora se sentó en su pupitre, disimuladamente miró al rubio que estaba ordenando un montón de papeles en la mesa del profesor, su expresión concentrada encandilaba a Sora, quien una vez le miró no pudo dejar de observar cada movimiento del chico. Yamato terminó el papeleo y se incorporó súbitamente, miró a Sora, ésta se sintió descubierta por él y sus mejillas se sonrosaron un poco.

¿Qué tal ayer con Tanaka?.

La pelirroja recordó el suceso del día anterior con su nuevo amigo y una oleada de emociones la invadieron, probablemente por ser Ishida quien le hiciera recordar aquello.

Bien..

Pché, qué raro, normalmente ese chico suele ser muy egocéntrico... ¿de verdad te lo pasaste bien con él? - dijo en tono de ironía.

Oye¿pero qué pasa entre Suu y tú, no entiendo el que os llevéis tan mal – preguntó Sora haciendo notar que su estado comenzaba a tornarse enfadado.

Bueno, teniendo en cuenta que él es un simple chiquillo envidioso e infantil, que no te extrañe...

¡Ya estoy harta¿disfrutas poniéndome entre la espada y la pared o qué, sabes de sobra que Suu es un buen amigo mío, y no haces más que comentarios del todo idóneos para lo que es él en realidad¿qué coño vas a saber tú¡si ni siquiera le conoces!.

Mira Sora, créeme, le conozco bastante mejor que tú, y sólo te digo que no te mereces a ese chico.

¡Es que no te entiendo de verdad¿acaso crees que me voy a casar con él, sólo hemos salido juntos para pasarlo bien y punto, como si tú nunca hubieras hecho eso...

El rostro de Ishida cambió de expresión, volviéndose más tosco.

¡Oye, no hace falta que me sermonees, en vez de eso deberías hacerme caso, no vaya a ser que te viole y tú ni te des cuenta.

¡Ishida, te estás pasando¡estoy hasta las narices de que me digas lo que tengo que hacer cuando eres tú el primero que se rebela ante cualquier imposición! - estalló Sora hecha una furia ante aquel comentario.

¡Ah, sí¡pues deberías saber que Tanaka se ha fijado en ti solo para intentar joderme, y no te creas que te lo digo porque me lo crea mucho, de verdad le conozco bien.

¡Y una mierda, si quieres ir a fastidiarle la vida a alguien, olvídate de mí. ¡No sé qué leches te ocurre pero te estás pasando mucho!.

¡Mira, ya te dije una vez que hicieras lo que diera la gana, pero si luego te llevas una desilusión, a mí no me vengas con lloriqueos! - gritó Ishida a la vez que golpeba de un puñetazo uno de los pupitres que estaban al lado suyo.

¡Desde luego que serías la última persona a la que acudiría!.

¡Que te den! - Matt se retiró del aula a pasos agigantados, y al salir, cerró la puerta de un gran portazo, en cambio Sora se sentó en su pupitre, con la mirada vacía y el rostro sin expresión alguna.

CONTINUARÁ...

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Notitas:

Hola a todos, por fin vuelvo a escribir este fic... ya sabéis que me cuesta actualizar mucho, además que tengo exámenes de por medio y varios trabajos y me agobio yo solita... aunque de veras siento haber tardado tanto, espero poder actualizar más rápido...

Bueno, ya lo siento, pero este capítulo tiene un final muy agresivo... sisi, lo sé... pero es que la idea de que Yamato y Sora se tiraran los trastos a la cabeza me gustó, no todo es un camino de rosas... y sobre Suu... este personaje cada vez me gusta más, además le he imaginado físicamente y me parece muy guapo, pero trankis, que mejor que Yamato-kun no hay nadie.

Ante todo agradecer a sorita-DG1, Annami, Angel Nemesis, Atori-chan, Alexeigirl, SkuAg, Freya y Hillary Anna-chan sus reviews¡me ayudáis mucho a continuar con este fic!. Aunque la verdad, no estoy muy segura de lo que estoy haciendo, por ejemplo, de este capítulo hay muchas cosas que no me gustan... pero es que no sé qué hacer para cambiarlas, y tampoco quiero haceros esperar más... en fin, supongo que la manera de escribir mejor es seguir escribiendo y leyendo mucho, así que eso haré.

Besazos!