Quidditch
Por: MissIntelligence
Capitulo 1: Sola.
Nota de autor: ¡Buenas! Este es un fic de tres o cuatro capítulos de R/Hr y con un poco de H/G paralelamente. La trama es simple pero bastante sentimental. Este capitulo trata más que nada de introducir el problema principal de esta historia, los capítulos que le siguen serán la solución al problema. Espero que les guste y que dejen sus reviews! Siempre es bueno saber en que mejorar!
A Hermione Granger le gustaba tener el control de absolutamente todo. Eso no era algo difícil de adivinar, pues cualquiera que no la conociera podría decir, a simple vista, que sabe muy bien dónde está parada y por qué. No pierde su tiempo con irracionalidades. No se cuestiona las cosas porque en realidad no tiene nada que cuestionarse. Si, es ambiciosa, pero sabe que sus ambiciones son alcanzables. Nunca en su vida se ha propuesto algo que sabe que no puede cumplir.
Desde pequeña supo que colores le gustaban más, la ropa que le acomodaba usar y la comida que prefería comer. Supo desde la primera vez que tocó un libro con sus manos que era muy factible que pudiera vivir de ellos. De hecho, lo único que -hasta ahora- había desconcertado a Hermione en su vida, fue la llegada de esa carta, hacía ya seis años, que cambió su vida.
Tal como lo había hecho por seis años, Hermione recogió sus libros y los guardó ordenadamente en su bolso. Rutinariamente, tomó un cepillo y peinó su cabello hasta que estuviera aceptable y luego se puso sus zapatos. Se puso su bolso sobre el hombro y salió por la puerta de su dormitorio de séptimo año. Miró su reloj de pulsera y sonrió, tenía cinco minutos más para desayunar que de costumbre. Siempre intentaba mejorar el tiempo que le tomaba arreglarse en las mañanas para poder disfrutar de su desayuno con un buen libro.
Al bajar las escaleras, no se sintió sorprendida al ver que era la primera en poner pie en la sala común esa mañana. La mayoría de los alumnos se arrastraba fuera de la cama media hora antes de la primera clase, el caso de Ron y Harry.
Sintiéndose extrañamente feliz, de dirigió al Gran Hall para desayunar. Esperando ser la primera en llegar a el comedor, Hermione tuvo que reprimir un grito de sorpresa al ver que Ron estaba ya sentado y comiendo. Frunció el seño en preocupación y tomó asiento frente a él.
Las ojeras que lucía Ron esa mañana y lo pálido que estaba indicaban que algo estaba mal. "¿Ron?" intentó Hermione. El pelirrojo solo atinó a levantar un poco la cabeza, pero no parecía entender que había otro ser humano en frente de él.
Hermione le dio una palmadita en el rostro.
Ron se restregó los ojos con el talón de su mano y le sonrió torpemente a Hermione suprimiendo un bostezo al mismo tiempo, "Buenas."
Hermione no pudo evitar la cara de completa perplejidad, "¿Qué diablos te pasa?"
Ron pareció intentar digerir la información recibida y sonrió, "Jugamos Quidditch con Harry toda la noche." dijo apoyando su frente sobre la mesa. Preocupada, Hermione dio vuelta la mesa y se sentó a su lado. Viendo que no había posibilidades que Ron levantara su rostro por sus propios medios, tomó su rostro en sus propias manos y lo miró a los ojos.
"¿Qué a caso están locos¿Dónde está Harry?"
"Durmiendo supongo, él logró llegar a su cama, yo sólo hasta la sala común." Bostezó Ron, rascándose el antebrazo e intentando alcanzar una tostada, cosa que parecía una gran tarea.
Hermione negó la cabeza en desaprobación, "No entiendo ¿Cómo pueden sacrificar horas de sueño por jugar Quidditch?"
"Tu no entiendes, Hermione."
"Eso es lo que acabo de decir, que no entiendo." Repitió Hermione, armándose de la poca paciencia que tenía, sirviéndose una taza de café.
Ron pareció ignorarla y siguió hablando, "Es la única forma de mejorar, practicando, sobre todo si al enfrentarme un partido el mundo se me viene encima de los puros nervios, tengo que superarlo."
"Pero hay otros momentos en el día para hacer tal cosa, Ron." Dijo Hermione, pasándole una taza de café extra fuerte. "Tómatelo o no creo que seas capaz de sobrevivir a las clases."
"Buenos… días." Saludó Harry, arrastrando los pies y sentándose en frente de ellos.
"Otro más." Murmuró Hermione, quién se dispuso a preparar otro café. "Les juro que no los entiendo." Y era verdad, Hermione nunca había comprendido la base o el fundamento para tal pasión porque, realmente, ella no le veía una utilidad, ni siquiera el entretenimiento que podía producir pues ella no había sentido nunca nada, a parte del miedo y la frustración que le producía el hecho de que Harry y Ron se sometieran a los riesgos de jugar con un par de bolas de acero volando por todos lados y golpeando a quien se cruce por su camino. Realmente no tenía lógica, era una de las pocas cosas que Hermione no entendía del mundo.
"Nadie te pide que nos entiendas, Hermione. Aunque sería agradable escuchar algo más de ti que no sean regaños." Murmuró Ron tomándose a sorbos su café y frunciendo el ceño.
"Además, es por una buena causa, es nuestro último año y no ganar la Copa sería patético." Agregó Harry, limpiando sus lentes con su varita y volviéndoselos a poner.
"¿Vamos a jugar después de clases, Harry?" preguntó Ron sonriendo con real sentimiento por primera vez en la mañana.
"¡Claro! No podemos perder el ritmo ahora." Respondió Harry, con el mismo entusiasmo de Ron, ignorando la cara larga de Hermione.
"Podrías venir a apoyarnos, Hermione." Dijo Ron con un tono esperanzado, mirándola por el rabillo del ojo.
Ella se encogió de hombros, "Puede ser, depende de que tanta tarea nos den hoy."
Hermione estaba oficialmente enojada.
Estaban en Transfiguración y mientras McGonagall hablaba de la importancia del movimiento de varita al tratar de trasformar algo en otra cosa, Ron y Harry planeaban estrategias de Quidditch sin prestarle la más mínima atención a la profesora. Con una pluma, Harry dibujaba estrategias en un pergamino y de vez en cuando se escuchaba un chillido ahogado de Ron. Hermione se limitó a mirarlos por el rabillo del ojo, intentando controlar su rabia.
¡Siete años en Hogwarts y todavía no tomaban con seriedad su educación, siete años! Pronto saldrían de Hogwarts y tendrían que enfrentarse a algo completamente distinto, un mundo donde no todas las cosas eran tan fáciles. Ya no habría un Gran Hall donde la comida llegaba, literalmente, por arte de magia, pues ellos mismos tendrías que proveer los galeones necesarios para poder comer. Pero no, Harry y Ron seguían absortos en la idea de que la vida después de Hogwarts sería lo mejor.
"¿Qué significa esto, Potter¿Weasley?" preguntó McGonagall con una mirada algo maniática, arrebatándole a Harry el pergamino con las estrategias de Quidditch. Los dos se quedaron mirándola con los ojos bien abiertos y sus bocas entreabiertas sin decir una palabra. La profesora arrugó el pergamino en su mano, "Diez puntos menos – cada uno."
Hermione no pudo evitar sonreír triunfante. Ron la miró con enojo mientras murmuraba cosas inaudibles y Harry se pasaba una mano por su cabello, dejándolo más desordenado que antes. Ron notó la sonrisa de triunfo en el rostro de Hermione y le pegó con el codo en su brazo.
"¿Cuál es tu problema?" murmuró histéricamente Hermione a Ron, mientras se sobaba el brazo.
"Si supieras algo de Quidditch nos entenderías, pero claro, como es la única cosa en todo el mundo que nunca haz podido perfeccionar, tienes que desquitarte con nosotros." Dijo Ron, haciendo caso omiso a la mirada de odio que McGonagall le estaba dirigiendo en ese momento.
Hermione esperó a que McGonagall se hubiese dado media vuelta, "Perdóname la vida por no querer arriesgarme a volar con un par de bolas asesinas en el aire, Ron."
"Cobarde." Murmuró Ron casi desafiando a Hermione a decir lo contrario, cosa difícil de hacer sin mentir, porque era verdad que le tenía pánico a las alturas. Se limitó a regalarle una mirada despectiva.
Harry por el contrario realmente parecía no haber registrado en su cerebro que había hecho que Gryffindor perdiera diez puntos por su parte y veinte en total. Estaba en otro mundo, seguramente pensando en la estrategia que McGonagall lo había privado de terminar.
Tocó la campana que indicaba el cambio de hora y, por consiguiente, de clase. Hermione guardó sus libros en su bolso y lo lanzo sobre su hombro, esperando el berrinche que sabía que vendría por parte de Ron. Se ajustó su túnica – aún esperando- y se cruzó de brazos.
Ron tenía el ceño fruncido y unas gotas de sudor brillaban en su frente, tomó sus materiales (casi rompiendo su libro ya que lo agarró de una hoja) y sin ni siquiera una mirada a Hermione, se dio media vuelta y se fue.
Hermione abrió la boca para decir algo pero al ver que nada iba a salir decidió cerrarla y lo único que atinó a hacer fue pestañear muy rápido. Harry la miró con una media sonrisa y se encogió de hombros, sabiendo que no era mucho lo que se podía hacer y señaló la puerta, ofreciéndole a Hermione el pasar primero.
"Yo esperaba…" comenzó Hermione, pero Harry la interrumpió.
"¿Una pataleta?" Dijo con un tono cómico. Ella asintió.
"Es lo normal, digo… argumento-regaño-argumento-berrinche." Explicó Hermione, gesticulando con las manos lo que para ella era muy obvio.
Harry no pudo evitar reírse, "No es como si tuviera que seguir un esquema. ¿No has pensado que quizás está tratando de evitar discutir contigo?"
"¿Por qué dices eso?"
"Porque es realmente un logro que Ron se haya tragado su orgullo y haya dado media vuelta sin decirte nada." Dijo Harry.
Harry tenía razón, eran contadas las veces de las manos que Ron había logrado admitir que había perdido la pelea. Pero esta vez no había dicho nada y para Hermione eso era peor que pelear con él diez veces. "Hubiese preferido el berrinche ¿Sabes?"
Harry ignoró lo último y en vez dijo, "¿Piensas venir a vernos practicar hoy? No nos dieron tarea, no tienes excusa."
Hermione se rió sarcásticamente, "¿Para que Ron me lance la Quaffle por la cabeza? No gracias."
"Tu sabes que él no es así, nunca te haría daño por el afán de vengarse." Dijo Harry, algo sorprendido de Hermione.
Pensándolo solo un segundo más y aún sabiendo que era una mala decisión, Hermione dijo, "Oh, está bien Harry pero no esperes que me quede mucho tiempo."
Hermione decidió que, aunque iba a ir a ver la práctica de Quidditch, eso no significaba que no pudiera hacer otra cosa mientras observaba el juego. Así es que tomó su libro de pociones, su pluma y un rollo de pergamino para comenzar el ensayo que Snape les había asignado esa mañana. Ya que el tiempo estaba empeorando, se puso un sweater, un gorro y, por supuesto, su túnica para luego dirigirse, por las enormes puertas de roble de la entrada, a la cancha de Quidditch.
El tiempo había empeorado y unas nubes grises cubrían el cielo, condiciones que dejaban mucho que desear si se quería un buen entrenamiento. Pero, como era de esperarse, ni a Harry ni a nadie del equipo de Gryffindor pareció importarle pues ya habían jugado en condiciones más extremas.
Hermione se sentó en las gradas y abrió su libro de transfiguración con toda la intención de avanzar un buen poco en su ensayo, aunque el frío era tal que a penas podía mover las manos.
"¡Hermione!" exclamó Harry de las alturas, saludándola fervientemente con la mano, "¿Te gustaría dar una vuelta?"
Con el solo hecho de pensar en subirse a una escoba, a Hermione se le erizaron los pelos de la nuca, "¡No, gracias!"
Ron apareció en su escoba al lado de Harry sin hacer el más mínimo intento de saludarla, pero hablando lo suficientemente alto para que Hermione escuchase, "Volar es cosa de gente superior, Harry." E hizo una pirueta –aunque muy inferior a la que Harry había hecho unos minutos atrás.
Hermione decidió ignorar el hecho de que Ron la había llamado inferior y se dedicó de lleno a su ensayo, de vez en cuando echando un vistazo a la cancha, más que nada porque habían sacado las bludgers y la tenía intranquila. Tal como Ron, se iba a tragar su orgullo e iba a ignorarlo. De la nada, la Quaffle aterrizó a su lado, haciendo que Hermione diera un grito y derramara tinta sobre su ensayo. Ron, aún en su escoba, se posicionó de tal manera que quedó mirando de frente a Hermione, "La Quaffle." Dijo estirando su mano.
Ella miró la pelota a su lado y la tomó en sus manos, "¿La palabra mágica?"
Ron frunció el ceño y metió su mano dentro de su túnica, sacando su varita, "¡Accio Quaffle!" La pelota voló instantáneamente a sus manos y sonrió, "Esa es mi palabra mágica."
"¡No sé cuál es tu problema, Ron! Podrías ser un poco más educado." Alegó Hermione, alzando las manos en el aire en completo escándalo.
Ron se acercó más a ella, "Estoy aburrido, Hermione, en serio. No tienes idea de cómo divertirte, todo para ti es un problema, todo lo que hago está mal. Las pocas veces que te dignas a mirarme no son precisamente miradas de amistad."
"¡Yo sí sé divertirme!" exclamó Hermione defensivamente, aún sabiendo que era una respuesta un tanto estúpida.
Ron se echó a reír. "¡Pruébalo!" dijo humorado, esperando que Hermione hiciera algo para probárselo, pero cuando vio que Hermione seguía igual de petrificada se sonrió a si mismo y se retiró.
Hermione estaba escandalizada. Sacó su varita y limpió la tinta de su pergamino, agarró su bolso y sus libros y de marchó. A pesar de que estaba totalmente ofendida, no podía dejar de admitir que ella siempre había creído ser una chica aburrida y que si no hubiese sido por Harry y Ron, sus años en Hogwarts no hubiesen sido lo que hasta ese momento la había hecho la bruja más feliz del mundo, una aventura sin límite. Ella sola no hubiese podido enfrentarse al troll en primer año o no se habría transformado en gato en el segundo. Hermione sonrió al recordar aquel incidente, pero aquella sonrisa no duró mucho, no tenía como probarle a Ron que no era capaz de divertirse porque realmente no sabía cómo. No le quedaba más que resignarse –aunque eso no tenía que saberlo Ron.
Esa noche, en el dormitorio de las chicas de séptimo año, Parvarti y Lavender parecían fuera de control contando chismes e inventando otros tantos. Hermione había cerrado las cortinas de su cama para no verlas, pero aún podía oírlas. Ya había intentado todo, taparse los oídos con su almohada, sus manos, hasta algodón, pero por alguna razón parecía como si cada vez hablaran más fuerte.
"Al parecer no les importa que esté tratando de trabajar¿eh?" gruñó Hermione con rabia, abriendo de un tiro las cortinas de su cama.
"No, no en un viernes, Hermione." Respondió Lavender despectivamente. "Además esa tarea debe ser para seis meses más o algo así." Ella y Parvarti se taparon la boca para disimular la risa.
"¡Urgh!" rabió Hermione en respuesta y cerró nuevamente sus cortinas, lanzando sus libros cama abajo. Estaba cansada de que todos creyeran que todo su ser revolvía alrededor de libros y tareas, ella era mas que eso. El problema era que no sabía como demostrarlo porque nunca antes había querido hacer otras cosas, por lo tanto no sabía por donde empezar.
Se puso pijama y se acostó en su cama. Finalmente, Parvarti y Lavender se habían rendido y apagaron las luces, aunque el cuchicheo aún seguía se escuchaba menos. Hermione se dio vuelta en su cama, enojada consigo misma por cuestionarse tantas cosas, sobre todo porque nunca lo había hecho, nunca se había cuestionado nada en su vida, nunca le había faltado el control de nada, siempre sabía que hacer. Pero ahora estaba perdida y no había libros en el mundo que pudieran ayudarla o aconsejarla, no podía correr a la biblioteca y encerrarse en letras, papel y tinta. Las únicas personas en el mundo con las que realmente se había divertido en su vida no estaban disponibles, Harry andaba volando en otro mundo y Ron estaba enojado con ella. No, Hermione Granger estaba sola.
Suspirando, se dio vuelta en cama aún perdida en pensamiento pero sin llorar, era desesperante no poder sacar sus sentimientos aún si estaba sola.
Un golpe hizo que Hermione saliera de sus pensamientos y agudizar el oído, esperó unos segundos y volvió a tranquilizarse. Acomodó su almohada y se sacó el pelo del rostro. De pronto, sintió el sonido del roce de alguna tela sobre su cubrecama, pero fue solo cuando una mano le tapó la boca que se dio cuenta lo que estaba pasando, tratando de alcanzar su varita y tratando de liberarse de su agresor, Hermione se dio vuelta en la cama, forcejeando e intentando pedir auxilio.
"¡Shh! Hermione."
