Sonrisa angelical

Por ZafiroSayame

Capitulo I

"Una rosa sin espinas"

Solo pasaron 3 años, 3 simples años desde que todo volvió a la normalidad para los 12 digielejidos. Muchas cosas quedaron pendientes, en realidad, todo el tiempo que había pasado es una muestra de que a veces los amigos no son para siempre. Novedosos sucesos han tomado vida entre aquellos jóvenes que salvaron nuestro planeta de una definitiva destrucción, algunos decidieron abandonar el país para empezar una nueva vida, otros permitieron su amor quedando en una hermosa unión, pero… una personita, luego 3 años sin mandar mails o cartas a sus amigos, regresa a Japón, sin saber que el motivo de su regreso estaba mas alejado que nunca…

-mimi! Vamos que estamos atrasados!- grito una madre a su hija de 16 años que miraba estupefacta los cambios de su antiguo hogar, Japón.

-"Después de tanto tiempo… ya estoy de regreso."

Si, Mimi Tachikawa, aquella joven orgullosa de sí misma estaba de regreso para vivir en Japón. No tomó la molestia de avisarle a alguien de su regreso, pensó que era mejor buscar en el mapa los tesoros, aquellos tesoros que son sus amigos, luego de tanto tiempo de estar ausente.

Ella misma no se explica porque dejo atrás aquella costumbre de llamar y enviar mails a sus amigos preguntando todas las novedades, simplemente dejó de hacerlo. Luego de recapacitar muchas cosas, se dio cuenta que tenia que cambiar, aquella actitud que tomó fue tan infantil, así que era mejor madurar, sobre todo ahora… que dejó atrás al mas grande amor de su vida, o mas bien… como Mimi siempre había creído, él fue quien la abandonó.

-mimi… pasa algo? Te noto tan callada en el camino- dijo el padre de mimi mirándola preocupado, desde hace unas semanas ella había tomado esa actitud tan extraña…

-es porque no eh hablado.- replicó sarcástica. Estaba recostada en la parte trasera del auto, se sentó y miro a su padre, posando un calido beso en su mejilla –estoy bien… no hay porque preocuparse!- dijo animada, esa era Mimi, aquella dulce joven que escondía sus mas profundos sentimientos con una sonrisa para no preocupar a los demás.

-o-o-o-o-

-Yamato! Dame tu autógrafo!- gritó desesperada una joven que corría junto con otras fans tras aquel famoso artista mas conocido de Japón.

Yamato super Star, mejor conocido… su grupo de j-pop se había vuelto tan famoso que en realidad sus CDS eran uno de los más vendidos de todo el mundo. Aparte de ser el hombre mas codiciado por las mujeres, es un gran amigo… y Tai y Sora son testigos de ello.

Hace mucho tiempo… tuvo un desamor, la chica que tanto le gustaba había abandonado el país por petición de sus padres. Tras esto, decidió superarlo, ya no podía seguir tras aquella chica, por lo que por obra de magia nació una atracción hacia Takeunochi. Para dejar las cosas claras habló con su mejor amigo sobre esto, y pues… quedaron bien puesto que tai estaba buscando el amor de su vida ya que Sora no más lo ve como su mejor amigo.

-Matt! Por aquí!- grito una chica de cabellos púrpura que atrajo la atención del chico con los saltos que daba

-"Gracias a dios…"- corriendo al mercado de donde le llamaba la chica, fijo su mirada hacia las fans, y al ver que ninguna mocosa fastidiosa estaba en busca de él, solo entró de un salto y calló al suelo.

-Que rayos hacías allá fuera, matt? Qué no ves que ahora te cazan hasta con cuerdas y escobas- no dejaba de ver a matt, ofreciendo su mano para levantarlo

-Gracias miyako, pero me parece que si no salgo de mi casa me moriré de hambre!

-bueno, entonces múdate… hay muchas opciones! Londres, México, Rusia, USA…- al nombrar este ultimo país, cierta nostalgia vino a su rostro

-mimi…

-cuanto la extraño… tenemos tanto tiempo sin hablar. La eh llamado pero nadie contesta, me pregunto si es verdad que esta muert…

-cállate!- gritó matt, cuánto le molestaba que dijeran eso de ella. Él ya no la amaba, pero la quería, y mucho… –jamás te atrevas a decir eso… mimi está bien, y punto. Ahora si a ella no le importamos, superémoslo- dijo fríamente, aquel matt rencoroso había salido al aire, fuerte pero con un dolor mas grande que su orgullo.

-lo siento, no debí decir eso…- arrepentida, tomó con ambas manos su escoba y la pegó a su pecho. Tenia razón, a lo mejor mimi se había olvidado de ella –"y eso que la creía mi amiga…"

-Hey matt!- esto fue de parte de Davis, aquel chico heredero de los lentes de tai –salvándote de mi molestosa hermana?

-tu qué crees?- el sarcasmo de matt era impresionante, claro, mantenía un estilo que derretía un iceberg. Davis estaba ahí, y con kari, estaban saliendo… últimamente ella se ha vuelto tan extraña, su típica personalidad amable y dulce se fue marchitando con el tiempo. Su hermano, Tk, le comentó algo de una pelea que tuvo con ella, pero no dio más detalles, y prefirió no seguir preguntando.

-Hola, yamato, como estás?- acercándose a matt cogida de la mano de davis, hace notar algo de importancia en su relación con Motomiya…

-Bien… y eso que están aquí?

-Acompaño a davis y a kari a comprar comida para el picnic de pasado mañana- apareciendo de la nada, un joven cabellos alborotados color marrón y de vestimenta colegial posó su mano sobre el hombro de matt

-Ejele! Tu igual?- con su simpático saludo de un choque de puños, le regala una sonrisa.

-yep… vamos a hacer un gran picnic a favor del primer día en el Digimundo, ¿No te acuerdas?

-Se me ah olvidado!- sintiéndose avergonzado no tuvo otra cosa más que golpearse con la mano en la frente –Davis… me haces un favor?

-si matt, no llevaré mi hermana, cálmate!

-te alabo!- miró su reloj, soltó un suspiro y dedico una ultima sonrisa a sus amigos –Bueno chicos, me tengo que ir… tengo una reunión con la banda para una práctica del próximo concierto…

-Vale, vete con Dios…- bromeó tai tomando de una soda.

-Cuídate, y saludos a tu hermano!- dijo Miyako levantando la escoba que tenía con animo, mientras que matt salía por esa puerta

-Tk…- dijo calladamente kari, con una expresión triste

-tienes que superarlo… él va a estar en el picnic. No puedes evitarlo por siempre- aconsejó davis con sabiduría, entregándole a su prácticamente novia una dulce sonrisa

-si… tienes razón.

-o-o-o-o-

Mientras que en otro lado, una chica ojos rojizos al igual que su cabello, estaba practicando tenis junto con otra estudiante y otras dos chicas que son sus contrincantes. Esforzadas en su propósito; la victoria, hacían relucir su fascinante talento en este deporte. Habían pasado ya 30 minutos en el juego, y tanto como Sora y su aliada, eran las mejores, y entrenaban para su partido nacional de Japón. Odaiba contra Tokio.

-Sora, esfuérzate más! No dejes que la pelota sea tu miedo!- gritaba su profesora, quien el había enseñado a sus 2 estudiantes las mejores técnicas en el tenis.

-Ahí te va!- golpeándole muy duro con su raqueta a la pelota, anotando un punto.

-Bien! 15 a 7! Ganamos!- esta vez la segunda alumna especial había gritado con entusiasmo. Su nombre era Isabella, una italiana de ojos azules y cabello muy corto de color negro que resulta ser la mejor amiga de Sora, quienes han compartido juntas desde los 13 años en cuanto se ingresaron al tenis.

-muy bien, chicas! Lo han logrado de nuevo! Me alegra saber que en cada práctica se esfuerzan más.

-gracias!- dijeron las dos al mismo tiempo.

-Dentro de una semana es el partido, así que tenemos que dar todo de nosotras…

-okidokis!- dijo con animo Isabella, tomando y gran sorbo de su termo con agua.

-Bueno, ya es todo por hoy, vengan mañana a la práctica a las 5 en punto. Vale?

-vale! Adiós!- juntas se despiden de la profesora y se encaminan hacia donde están sus morrales. En cuanto los toman se dirigen hacia el exterior de la cancha, donde un chico rubio se encontraba sentado en las gradas observándolas. Aun si ser notado por las chicas.

-Mándale saludos de mi parte a Yamato.

-Para dónde vas?- preguntó sora extrañada

-Voy a la casa de mi tía… mi mamá está allá.- dijo mientras que le bajaba la gorra juguetonamente a sora- Arrivederci!

-jeje, adiós…- mientras que veía a su amiga desaparecer en el camino, quedo por un momento callada. Aquella personalidad le recordaba mucho a una amiga que tuvo, quien no supo más de ella luego de 4 años. Siempre se preguntaba cómo estaba, qué era de su vida y al menos saber como se sentia mediante e-mails. Pero ella nunca más respondió sus mensajes, por ello… todos, contando hasta los más alejados de ella, dieron a Mimi por muerta.

-que pensativa estás…- dijo aquel joven rubio mientras bajaba de las gradas

-matt… qué haces aquí?

-quise pasar a saludarte, y acompañarte a tu casa- sora se acercó lentamente a matt con una dulce sonrisa, le agradaba verlo, sobre todo cuando no lo esperaba. –en qué pensabas?

-eh…- Sora mas que nadie sabía lo doloroso que había sido Mimi para matt, luego de que Tachikawa se marchara del país dejó a matt triste y solo, como si la luz dejara de brillar para él.

-dime- tomando el bolso y de la mano a sora, empezaron a caminar en dirección a sus casas.

-no… nada importante! No tenías ensayo hoy?

-yep, pero Jamel y Toshio no pudieron venir así que se suspendió.

-ya veo…

-quieres salir hoy?

-a dónde?

-al cine

-sí! Llegamos, me cambio y vamos!- dicho esto, expresó una calida sonrisa y una mirada muy tierna a matt, quien miraba aquel rostro con mucho amor…

-o-o-o-o-

La familia Tachikawa ya había llegado a su destino; su nueva casa. Una hermosa residencia de 2 pisos con cocina, dos salas, un estudio, 4 habitaciones y 1 especial para los huéspedes, también contaba con 4 baños, varios pasillos, un ático y un sótano. Muy familiar a la casa que tenían allá en USA.

Mimi caminaba tranquilamente por la casa, imaginando cada cosa en su lugar, los muebles ya puestos y el color de pintura de las paredes diferentes. Siguió caminando hasta subir las escaleras para llevarla a un pasillo donde se encontraban las puertas de los cuartos, el baño y el ático. Cualquier chica iría corriendo a su nueva habitación y contemplar su elección, pero Mimi no… ella fue hacia el ático, que la llevó hacia un cuarto oscuro con cosas bajo sabanas, cajas y mucha suciedad. Lo único que iluminaba la habitación era un ventanal muy llamativo que daba hacia el cielo. Curiosa corre hasta éste y abre la ventana emocionada, para conseguirse nubes y el cielo con un tono rojizo digno del atardecer.

-que hermoso…- soltó, mirando con dulzura lo que Dios le había obsequiado en ese preciso instante.

-Mimi!- gritó su madre, más o menos calculando que la llamaba desde el pasillo. –Ven que ya llegó la mudanza!

-sí!- contemplando por ultima vez el cielo, cerró lentamente para luego salir de la habitación, no sin antes haber pensado en algunas personas… también en alguien muy especial.

Aun así, aquel recuerdo aun vive en su mente, y siempre vivirá… después de haberle lastimado tanto…

-Flash Back-

Dos amigos se encontraban en la cima de un edificio, donde el clima estaba muy fresco y la vista era fascinante. Ambos charlaban animadamente, estaban en un perfecto lugar para hablar tranquilamente, ya que resulta que el ultimo piso de aquel edificio poseía un museo de los más recientes artistas del momento. En la actualidad, se han destacado muchos talentosos en el arte que buscan fama mediante la publicidad, y este lugar era perfecto para ello, solo te cobraban 250 dólares por una muestra de tus obras. O ellos te compraban a ti, pero muy pocas veces se daba eso.

Aunque a él, siempre le compran sus obras…

-Esto es genial! Me alegra mucho que ya vean tu grandísimo talento!- decía con emoción una joven cabellos castaño claro con reflejos rosa. Vestida con una minifalda escocesa color blanca con una blusa de cuello de tortuga color rosado, sin contar su cinta blanca en su cabello y sus botas rosas con pelusas en los bordes.

-jeje, a mi también… y tienes que ver cuanto me pagaron.- esto fue de parte de un chico alto rubio, ojos azules, vestido de blue jean azul oscuro y una franela con el Hombre del Vitrubio.

-cuánto…?

-mucho. Te estoy hablando de más de 5.000 dólares.

-valla! Cásate con migo!

-jajaja, no es necesario pedírmelo, meens!- ambos rieron un poco, para luego quedar un cálido silencio.

Observando la ciudad de NY, estaban apoyados sobre el barandal de metal protegido por una capsula de vidrio que rodeaba el lugar. Michael, el nombre del joven talento, era el mejor amigo de mimi, casi hermano. Fue el primer compañero que tuvo al llegar ella aquí, en los momentos de soledad; él estaba ahí, en los momentos de melancolía; el estaba ahí, siempre estaba ahí para ella.

-eres el mejor de todos, Michael…- soltó mimi, aun sin apartar la vista de la ciudad.

-jeje, ya lo sabía…- pero ella solo sonrió, no le pegó por su orgullo ni se rió por el chiste. -Meens?

-uhm?

-estás bien?

-no…- dijo mirándolo con los ojos tristes –te tengo que contar algo.

-y dime- Michael miró incrédulo a mimi, ella estaba rara, ya desde hace varios días. Ella tomó aire, miró nuevamente el brillo de la ciudad y cerró los ojos –mimi, dime qué te sucede.

-me voy a Japón…

-y por qué la cara, niña? Tenías tiempo sin ir! Mejor dicho, mucho tiempo…

-si pero no entiendes…

-no entiendo qué? Te refieres a tus amigos?– ella solo suspiró -Meens, se que cortaste tu relación con ellos, pero recuerda que fueron con quienes enfrentaste la muerte, con quienes descubriste el Digimundo, con quienes compartiste los momentos mas lindos de tu vida! Ya es hora de dar la cara, deben de estar muy preocupados por ti!

-michael…

-no mimi, no aceptare un "Es que no puedo…" por respuesta. Soy tu amigo, te conozco, y estoy cansado de que sufras por ellos. Ellos aun te quieren, y tu a ellos.

-michael…

-qué?

-me voy a ir a Japón… por siempre.

En ese instante… fue como si la belleza de la ciudad en la noche, las estrellas amontonadas en el cielo, la dulce tranquilidad entre ambos, se marchitara…

-Fin de Flash Back-

Capitulo VIII

"La raiz… el tallo… y la hoja"