Queridos amigos y amigas, dado el éxito de VIAJE AL PASADO, y puesto que mucha gente me ha pedido saber que pasó en la otra línea temporal que se creó, decidí que había llegado el momento de crear una SECUELA del otro fic.
En esa línea temporal, Trunks (13 años) es un año menor que Gohan (14 años), mientras que Goten y Bra tienen 7 y 6 años respectivamente. Raditz vive en el futuro. Si alguien quiere tener una explicación, debe leer 'Viaje al Pasado'. Por cierto, en este Universo Alterno, los Guerreros Z aún no han alcanzado el estado de Super Saiyajin 4, ni siquiera el 3, sino el estado de Super Saiyajin 1.
¿Puede la inocencia y el amor transformar los corazones más oscuros?. Y a la vez... ¿Puede esa misma inocencia y ese amor llegar a ser una debilidad capaz de convertir en monstruos a quienes han reformado su vida?.
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LAS GARRAS DEL DESTINO
Capítulo 1: Apocalipsis.
Goten y Bra jugaban en el jardín de casa correteando y riendo por todas partes. Bulma los observaba con una sonrisa calmada mientras que Vegeta les miraba de reojo con recelo. Eran amigos íntimos desde toda la vida, y era algo que a todos parecía encantarles, salvo a cierto padre sobreprotector. Aunque con tal de ver feliz a su princesita, él sería capaz de soportar al mocoso clónico de Goku rondando por su casa a diario. Total, ya se vió obligado a soportar a Gohan y Trunks unos años atrás.
De repente sus ojos se afirmaron en un destello que venía del cielo. Sin más tiempo para reaccionar, voló hasta su pequeña princesita y la guardó en su abrazo fuerte aún escuchando su risa juguetona. Todo se hizo luminoso en fracciones de segundos. - ¿Papi?. - Se escucharon gritos ensordecedores, el calor extremo llenó el ambiente, y luego todo fue terminado. El planeta Tierra había sido destruido por completo, y en él habían muerto todos sus habitantes. Goku, Chi-chí, Gohan, Bulma, Vegeta, Trunks, Goten, Bra, Tien, Chaoz, ... nadie pudo preveer el ataque desde el cielo, nadie pudo siquiera imaginar que el tiempo de paz que habían disfrutado acabaría de un modo tan terrible. Nadie en todo el Universo, pensó que el planeta que albergaba a los seres más poderosos, estallaría arrancándoles sus vidas en el acto cobarde y desalmado.
¿Pero quién había obrado semejante crimen?. Freezer había muerto, al igual que Zarbón y las fuerzas especiales... ¿Quién reía enfermamente sosteniendo una copa roja, mientras apuntaba con su dedo desde el cielo?.
El humo del planeta destruido se disipó dejando ver un vacío inmenso en su lugar. La desoladora escena sólo provocaba aún más risa en el autor de la matanza y sus dos secuaces.
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Las almas del Planeta Tierra llegaron todas al cielo desconcertadas por completo. Millones de almas se aglomeraban a las puertas del escritorio del gran Maestro. Bulma corrió hasta Vegeta, que aún sostenía a su pequeña en brazos, asustada. Pero cuando fue a tocarlos, de repente, desaparecieron de su vista.
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En el futuro, habían pasado ya 14 años desde que la joven Bra había viajado y vuelto del pasado. Había logrado rehacer su vida al lado de Goten, con quien se había casado. Bra tenía ya 30 años y era madre de una preciosa niña de 6 años y cabellos azules idéntica a su abuela Bulma. Raditz había asentado su renombre y fama como poeta dramático y apasionadamente salvaje, su corazón, no obstante seguía perteneciendo a aquella chiquilla que sacó al borde de la muerte del barco de Freezer y con la que compartió aquel año en la Sala del Tiempo.
Raditz miró hacia el extremo de su cama, en ella estaba su joven amante, la tercera en ese més. Una rubia despampanante con ojos azules y poca materia gris para adornar su hermosa cabecita. Ella despertó y él la besó con ese estilo excitantemente rudo que él tenía. Cuando se separaron del beso, la cara de la chica se horrorizó al comprobar que su poeta se había desmaterializado de pronto y había desaparecido de la habitación de un modo inexplicable.
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Vegeta despertó en una habitación oscura atado por unos grilletes especiales que mermaban su enorme ki haciendo que cualquier intento de elevarlo le soltase unas terribles y aturdidoras descargas eléctricas. - BRAAAAAAAAAAAAA. - Gritó tratando de encontrar a quien sostenía hacía apenas unos segundos. Al no encontrar respuesta comenzó a elevar su ki tratando de soportar el dolor inmenso que asolaba cada célula de su cuerpo por las descargas eléctricas soportadas, hasta que se desplomó en el suelo inconsciente.
Cuando despertó, sus ojos se horrorizaron en la visión delante de él.
- Freezer... No, no es posible... - Vegeta seguía con aquellos horribles grilletes, indefenso ante el ser terrible que sostenía a su preciosa hija entre sus brazos. - Sueltala. - Escupió rabiosamente.
- No deberías alterarte Vegeta... o volverás a quedar inconsciente... - Vegeta gruñó al ver como el lagarto inmundo había sujetado a su hija del cuello amenazadoramente.
- ¿Cómo es que no estás en el infierno?. - Preguntó ladinamente.
- Jajaja, encontrarás la historia muy divertida... mono. - Vegeta gruñó pero se contuvo al ver como el lagarto sostenía con más peligro a la niña. - No mucha gente sabía que tenía un hermano: Cooler. El destino quiso que escuchase una transmisión en la cual se hablaba acerca de las Bolas de Dragón. Estaba convencido de que debía de existir otro planeta, además de la Tierra, que albergase unas bolas de Dragón con similares poderes. Estaba deseoso de vengar la muerte mía y de nuestro padre, pero sabedor de que era incapaz de hacer frente a la fuerza que les había destruido sin cierta pequeña ayuda mágica, eligió la espera paciente y astuta. Por fin, encontró un planeta que no era la Tierra, el cual albergaba unas Bolas de Dragon con similares poderes mágicos. Las convocó y solicitó sus deseos. Así es como volví a la vida. Después de eso, llegó mi turno para hacer deseos. Quizás te apetezca saber que solicité ser inmortal y el ser más poderoso del Universo. Jajaja. Pensé en mil maneras de castigarte, mono estúpido... y por fin, después de muchos años en el Infierno pensando en como acabaría contigo, cuando resucité y me hice inmortal y poderoso... decidí que no habría nada mejor que volver a los viejos tiempos... ¿no lo crees?. - Su tono meloso acabó por romperse en una risita aguda cuando dió un sorbo al vino del cual era adicto. - Ahora, Príncipe Vegeta, vas a arrodillarte ante mi, me llamarás Maestro, y estarás a mis órdenes humildemente, como lo estuviste años atrás. -
- JAMAS HARÉ TAL COSA BASTARDO MISERABLE. - Gritó Vegeta - AHHHHHH. - Las descargas electricas le atravesaron su espina dorsal provocándole un dolor extremo.
- Si lo harás. - Aseguró con seriedad y una mirada brillante Freezer. - He encontrado el modo... - Sonrió.
- Y cómo es que resucitaste a Zarbón, el autor de tu muerte, ¿tan buena puta es?. - Vegeta sabía que quizás no pudiera ahora hacer mucho daño físicamente, pero aún tenía lengua con la que destripar a su enemigo el alma.
- Lo que pasó, pasó... hemos vivido 14 años en el infierno, hicimos las paces hace tiempo... ¿verdad?. - Zarbón bajó la cabeza asintiendo humillantemente. - Si, Maestro... - Freezer sonrió malvadamente.
- Debo confesar... que me sorprendió sobremanera que la híbrido se materializara como una niña. Realmente esperaba que fuera una adulta de unos... 30 años ya. Es un misterio para mi todo esto. - El lagarto observó detenidamente la expresión de Vegeta, quien abrió los ojos asombrado. Realmente Freezer quería venganza de Bra, pero al solicitar su resurrección mediante las Bolas de Dragón, la que apareció fue la Bra de esta linea temporal. Su hija del futuro estaba en otro Universo alterno.
De pronto la pequeña abrió los ojos. - ¿Papi?. - Vegeta sintió congelársele la sangre. El lagarto no debía averiguar que ella era su hija o se vería seriamente afectado, pero a la vez, cómo podía ser capaz de apartarla de él.
Freezer arqueó una ceja y la liberó. Ella gritó y saltó de su regazo asustada buscando con la mirada a su papá. Por suerte le encontró en la habitación y corrió hasta él.
- DETENTE MOCOSA. - Bra paró en seco antes de acercársele.
- Papa... - Dijo casi llorando y corriendo hasta él para abrazársele. - ¿Por que tienes estas cosas en las manos?. ¿Estás herido?. - Vegeta tragó saliba. Cómo iba a salir de esta situación. - Papi, contéstame. - Gritó ella llorando y abrazándole.
Freezer abrió los ojos engarzando de una vez por todas las piezas del puzle. - Ella era tu hija en el futuro. Ella viajó en el tiempo... - El príncipe cerró los ojos lamentando profundamente que él hubiera descubierto la terrible verdad.
- Estoy bien princesa, no llores, todo va a salir bien. - Susurró en su oido antes de que Zarbón la arrancara de sus brazos.
- Ahora lo comprendo todo, ella no era la hija de Nappa. Jajajaja. Es increible... símplemente... increible... - El lagarto parecía sumamente excitado por haber resuelto el enigma. - Como comprenderás, Vegeta, esto es algo que no puedo más que desaprovechar... tenía pensada una tortura especial para la híbrido, pero viendo las nuevas circunstancias, creo que mis planes han sufrido una modificación de última hora... - Vegeta molía sus dientes de la rabia que sentía, incapaz de ocultar su ira.
- Jamás estaré a tu servicio... - Gritó Vegeta.
- Si lo estarás, y no tendré que utilizar mi tecnología ni mi fuerza para subyugarte, sólo tendré que utilizar a TU HIJA. -
- Esa mocosa no me importa en absoluto. - Trató de aparentar frialdad y de no escuchar los llantos de pena de su pequeña niña.
- ¿Estás seguro?. Porque podría torturarla aquí mismo para comprobar que no me mientes. -
- No lo hagas. - Dijo con rapidez.
- Tendrás que pedírmelo de rodillas... -
Vegeta miró a su hija, frunció el ceño a punto de contestar que no, pero no podía hacer tal cosa, si lo hacía así, Freezer la torturaría, no podía dejar que eso volviera a suceder, no cuando su hija era apenas una pequeña de 6 años indefensa e inocente. Bra era el ser más inocente y puro que él había sostenido en sus brazos. A menudo, Vegeta se preguntaba si el había merecido la oportunidad de rehacer su vida en un planeta como la Tierra, de tener esa mujer tan maravillosa que era Bulma, de ser feliz con una famlia, con un hijo como Trunks, fuerte y decidido, y sobre todo, se preguntó si merecía el amor de un ser tan inocente y angelical como su hija. Se había jurado a si mismo protegerla ante todo. No podría permitir que le hicieran nada malo, como fuera, él daría su vida por ella, y si debía dar su orgullo también lo haría.
Se arrodilló apretando los dientes. - Déjala. - Susurró mortalmente afectado por la herida abierta en su orgullo.
- Dilo correctamente, mono. - La cola de Freezer se aventó hasta la niña.
- Déjala, Maestro. - Repitió él al borde de la ira ciega.
Zarbón soltó a la niña que corrió hasta su padre nuevamente. Vegeta se preguntó cómo es posible que ella corriera hasta él cuando le había visto arrodillarse ante aquel maldito, cuando había perdido cualquier atisbo de fortaleza frente a ella, y sobre todo, cuando había dicho anteriormente que aquella mocosa no significaba nada para él.
- Papi, te quiero, abrázame por favor... - El príncipe la abrazó con fuerza sintiendo su alma encogerse de pena.
Sólo había un modo de protegerla. Tendría que servir a Freezer, localizar el otro Planeta que tenía las Bolas de Dragón, y después aniquilar al maldito tirano, restaurar el Planeta Tierra, resucitar a su familia, y volver a casa. ¿Cuánto le llevaría hacer esto?. Ni el mismo lo sabía. ¿Qué tendría que soportar bajo sus órdenes?. Eso si lo sabía bien. Pero sólo accedería siempre y cuando pudiera asegurarse de proteger a su hija. Preferiría matarla él mismo con sus manos antes que permitir que el lagarto la torturase o la violase incluso. Pero ahora ella no debía escuchar lo que tendría que tratar con Freezer. Alzó su mano y la golpeó en un punto de la nuca dejándola inconsciente y abrazándola después.
- Conmovedora escena... - Susurró Freezer.
- Bien, para que veas que no soy tan malo, te propondré un pequeño trato. Tu me servirás lealmente, como el perro que siempre habías sido... -
- No hay necesidad de meter a la niña en todo esto, ya ves que no es la misma. -
- Noooo, ¿pretendes acabar con mi diversión?. Cuando te resucité pretendía simplemente humillarte y matarte después a sabiendas de que jamás me servirías y que preferirías morir antes que eso. Sin embargo, algo me dice que vas a servirme después de todo, y mi seguro para tu lealtad es 'esa niña'. -
- Prefiero verla muerta antes que verla en tus garras. -
- Te aclararé tu situación. Tu no la matarás, porque si lo haces, después de acabar contigo, la resucitaré con las Bolas de Dragón y me encargaré de torturarla por el resto de sus días. Sin embargo, por el mero placer de verte servirme, y dado que como dices esta niña, no es la del futuro, seré condescendiente con ella y permitiré que esté bajo tus órdenes... -
- No, ella no luchará. -
Freezer alzó una ceja y luego sonrió. - Oh, ¿por qué no?. Doy fe de que tendría buenas actitudes para la batalla... -
- Ella no luchará... - Repitió Vegeta con una voz ronca. No, su hija no iba a vivir lo que él vivió. Tenía que librarla de ese horror. - Es una princesa y debe ser tratada como su rango indica. Nadie deberá tocarla o mirarla siquiera. -
Freezer mordió su labio inferior craneando una mejor venganza. Realmente ese hombre debía tener una poderosa razón para que su hija no luchase. De momento le concedería el deseo, hasta que averiguase cuál era su miedo. Luego, una vez que averiguase, explotaría la nueva debilidad descubierta en el príncipe saiyajin. - Bien, ella vivirá como una pequeña princesita. Nadie la tocará, y podrás tener acceso a ella cuando no estés de misión. - Vegeta evitó que saliera fuera su sonrisa interior. - Pero ten en cuenta que debo asegurarme de que no intentarás robarla y huir con ella, así que... - Vegeta temió lo que seguiría. Freezer se levantó y cogió una pistola de inyectables, cargándola con un líquido amarillo. Zarbón arrebató de las manos de Vegeta la niña inconsciente, aplicando potencia eléctrica a las muñequeras de ki. Dodoria le inyectó el líquido en la base de la nuca y luego la devolvieron a sus brazos.
- Qué le habeis hecho malditos... - Gritó furioso.
- Vegeta, Vegeta... vas a tener que calmar tu tono de voz... recuerda que podría matarte y luego encargarme del 'cuidado' de tu pequeña personalmente... Ella gozará de una buena vida si tu eres capaz de ser un servidor fiel. Esa es mi promesa y espero que cumplas tu parte del trato. Lo que le he inyectado es un suero especial. Se trata de un veneno potentísimo que ha infectado su cuerpo por completo, pero no la matará. Cada 24 horas necesitará que se le aplique un antídoto. La consecuencia de no hacerlo sería la muerte más dolorosa, lenta e indeseable que puedas imaginar. Así me aseguraré de que si un día cruzase por tu mente huir con ella, moriría. Sólo yo poseo el antídoto, y ahora su vida está en mis manos. Si yo muero, ella morirá irremediablemente. Si escapas con ella, morirá igualmente, y si me eres desleal, también lo hará. Sólo que recuerda... después la resucitaría y la haría padecer por la eternidad... Jajajajajjaajajaa -
Raditz y Nappa aparecieron por las puertas abiertas sorprendiéndose al ver a su Príncipe sosteniendo a la pequeña peliazul. - Espero que ellos te sean leales, o ya sabes lo que espera... Dodoria... infórmales de su nueva misión. Estoy seguro de que mis monos estarán ansiosos por una buena matanza. Vegeta, no te aflijas, podrás abrazarla de nuevo cuando me demuestres tu lealtad. Entre tanto, me aseguraré de que tiene una habitación digna de la pequeña princesa que es y gozará de la protección de mi fiel Zarbón. ¿Verdad?. -
- Si, Maestro. - Volvió a repetir de modo humilde.
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