Capítulo 3: ¿Instinto paternal o maternal?.

Zarbón trató de desenredar el cepillo del pelo de Chibi Bra. - Ayyy. - Pero resultó estar tremendamente enredado. - ¿Ves por qué te decía que me peinaras?. Ahora no se como sacarlo de ahí... Es que mi mami siempre me daba crema suavizante para el pelo, pero sólo había champú. - Zarbón fue al baño con una expresión extraña.

- Arrgggg. ¿Has utilizado como champú el lustrador de joyas? - Chibi Bra le siguió dentro con el cepillo colgándole de la maraña de pelo.

De pronto el serio guerrero se volvió a mirarla y no pudo evitar reirse a carcajadas. La escena no podía ser más cómica. Aquella pequeña niña con sus ojitos parpadeantes se había lavado el cabello con lustra metales. - No me extraña que no puedas mover el cepillo, jajajaja. - Paró de reir un poco al ver como Chibi Bra ponía un puchero en la cara y un ceño fruncido genuino.

- El champú está dentro del armario. Eres afortunada, porque creo que en toda la base debo ser el único que tiene cosméticos. Los demás sñolo tienen una pastilla de jabón. Bueno, ven, a ver si podemos arreglar ese estropicio. - Zarbón no era consciente de por qué se estaba divirtiendo tanto y de por qué de un modo extraño se sentía bien cuidando a la niña. Quizás era la soledad, la tortura que sufrió en 14 años de infierno. La tortura que sufría ahora que había resucitado. Tener al lado a alguien transparente como el agua en sus sentimientos era reconfortante. Además, la niña no parecía odiarle, sino que de algún modo confiaba en él, y eso le hacía sentir... ¿querido?. ¿Le había querido alguien en toda su vida alguna maldita vez?.

Chibi Bra se acercó a él aún con el gesto enojado por sus risas anteriores. - ¿Crees que soy adivina?. ¿Por qué no me dijiste que estaba en el armario?. -

Ignorando su comentario comenzó a untarle grandes cantidades de crema suavizante en el pelo hasta que pudo hacer salir el cepillo. Luego le cepilló la melena hasta asegurarse de que no quedaba ningún enredo. - Es curioso que no tengas el pelo puntiagudo como los saiyajins. -

- Es que mi mami no es saiyajin y yo me parezco mucho a ella. -

Durante unos minutos más ambos peranecieron en silencio y Zarbón siguió peinándola como si fuera una muñeca. Nunca imaginó que aquello le divirtiera tanto. - Vamos a aclarar el pelo y luego te pondré un poco de crema reparadora de puntas. - Sin más la metió en la ducha aún vestida y le aclaró la crema suavixante del pelo.

- Zarbi, me estoy mojando el uniforme... - Añadió ella con tono medio conformista.

- Bah, no importa, ahora verás como lo soluciono... - Sonrió él.

cuando terminó de clararle el pelo dirigió su mano hacia ella como si fuese a descargar una ráfaga de ki. Chibi Bra se apartó un poco temerosa. - No te asustes, sólo voy a secarte. -

- Ah. -

Zarbón desvió algunas ondas de calor en su dirección y en cuestión de segundos, la ropa estaba seca de nuevo, junto con el pelo.

- Bueno, mucho mejor, ahora ven aquí pequeña zirsan. - Chibi Bra arqueó una ceja.

- ¿Quién es Zirsán? - Zarbón palideció dándose cuenta de sus palabras.

- En el idioma de mi planeta natal, se utilizaba una palabra cariñosa para denominar a la familia, para referirse a una hermana pequeña muy querida y consentida. Realmente es una palabra que no tiene traducción precisa, es algo así como... zirsan... - Pronunció tristemente sin poder encontrar un sinónimo.

- ¿Tienes hermanas?. -

- Toda mi familia murió. -

- ¿Qué pasó?. -

- Mi planeta fue destruido. -

Chibi Bra abrió los ojos asombrada. - ¡Justo como mi planeta! Por cierto... ¿Qué pasó?. ¿Por qué fue destruido mi planeta?. -

- Eh... verás. - Cómo podía explicarle que el mismo había reido viendo las cenizas de la Tierra hecha pedazos. - Un meteorito... -

- ¿Un meteorito? . -

- Gigantesco... chocó contra el planeta y no pudieron siquiera preveerlo. Lo siento. -

- ¿Y tu planeta como fue destruido?.

- Fue... una guerra... - dijo con la mirada perdida.

Chibi Bra se percató de su expresión triste y quiso decir algo para animarlo. - Bueno, entonces, ya que mi hermano mayor murió, y tu hermana pequeña también, tu serás como mi hermano mayor, ¿vale?. Puedes llamarme zirsan, me gusta como suena. - Sonrió la niña.

Zarbón tambien sonrió mientras terminaba de aplicarle la crema reparadora de puntas. Realmente era tan presumido que tenía un armario completo repleto de todo tipo de cosméticos.

- Ahora que lo pienso... ¿Cómo es que sobreviví?. -

- El Maestro utilizó mágia para que tu padre y tú revivierais. -

- ¿Entonces se puede revivir a las personas?. ¡Eh, le podríamos decir al Maestro que revivá tu planeta y el mío y que reviva a nuestras familias. - Los ojos exaltados y contentos de la niña se cruzaron con la mirada extraviada y desencajada del guerrero.

- Escúchame bien, eso no puede hacerse, ¿deacuerdo?. Y ten en claro que el Maestro Freezer no es nada caritativo. Cuando estés en su presencia es mejor que permanezcas callada, ¿entiendes?. -

- Me haces daño Zarbi... -

Zarbón aflojó el agarre de su brazo. - Lo siento. -

- Yo también, no quise ponerte triste... - Chibi Bra le abrazó y Zarbón quedó inmovil incapaz de descifrar siquiera lo que su alma estaba sintiendo. Era la primera vez desde que tenía 8 años que alguien le había abrazado sinceramente, que alguien se había preocupado de sus sentimientos, y por algún motivo no quería que nadie le separase de su pequeña zirsan. La abrazó como si fuese un padre. Realmente al ser el único superviviente de su especie, y más siendo homosexual, cuando el muriese, no tendría posibilidad de descendencia. Lo había comprobado hacía años atrás y no era compatible con ninguna otra especie, y más después de que se fusionó con aquel monstruo terrible con tal de hacerse más poderoso. Pero quizás esa niña podría considerarla como si fuese suya después de todo. Las tripas saiyajins hicieron presencia de nuevo con un sonoro aviso. Zarbón sonrió apresurándose a peinarla con una trenza similar a la que el siempre llevaba. Luego ambos salieron a desayunar.

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En el futuro...

Bulma, Trunks, Goten, Mirai, Pan, Uub, Vegeta... Bra había reunido a toda la familia y les había narrado acerca de la extraña desaparición de Raditz.

Vegeta se levantó.

- ¿Donde vas papá?. -

- Bah, Raditz es bastante grandecito para cuidarse sólo... - contestó Vegeta sin darle mayor importancia al asunto.

- Estoy deacuerdo, Bra, él es un Super Saiyajin y seguramente debió utilizar su super velocidad para salir de la vista de aquella rubia, jajaja. - Goten recibió un puñetazo a cambio de su risa.

- Ehhh. - Vegeta rió en alto presenciando el chichón de Goten y se sentó para seguir mirando la divertida escena.

- ¿Y cómo es que no se siente su ki en todo el maldito planeta?. -

- Cielo, y si ha decidido irse al espacio una temporada... El tiene la nave espacial que nos compró y más de una vez ha viajado fuera. -

- Me hubiera avisado que se marchaba, nunca se va sin decírmelo antes. -

Pan y Uub se miraron un tanto asombrados.

- Pues yo creo que quizás deberíamos investigar un poco que pasó con Tito Raditz. - Añadió Pan afirmando la postura de su amiga.

- Gracias a Dios, por fin alguien con sentido común. - Suspiró Bra.

- ¿Tu que piensas Goten?. - Vegeta tenía una sonrisa maliciosa en su rostro. Quería picarle un poco para que dijera una payasada y Bra le volviera a golpear, pero esta vez él se dió cuenta de la estratagema y frunció el ceño sellando sus labios a la vez herméticamente.

Sin embardo, todos le miraron esperando que dijera algo así que se vió obligado a hablar. - Lo que tu digas princesa... - Una vez dicho esto miró a Vegeta con expresión de vencedor, encontrando gracioso el gruñido del príncipe. Bra suspiró. Realmente Goten muchas veces tenía tal falta de caracter... y su padre podía ser tan infantil...

Un torbellino azul, amarillo y negro atravesó corriendo la habitación y agitando todo y a todos a su paso.

- Abuelo, abuelo, abuelo, abuelooooo. - Gritaron tres niños rodeando a Vegeta. El hijo de Pan y Trunks, un niño moreno de oos azules y pelo similar a su padre, el hijo de Mirai y Lilian, rubio con los ojos miel, y la hija de Goten y Bra, una niña idéntica a Bulma. - Llévanos al parque, andaaaaa. - Dijo zalamera la pequeña a coro con los otros dos. Vegeta se levantó sin decir más y se fue con sus nietecitos. Lo tenían loco, todo el día detrás de él, y realmente era algo que por más que nuestro príncipe se preguntase por qué, le encantaba. - Queremos un helado tripeeeee. - El cuarteto feliz se alejó de la reunión familiar.

- ¿Es que nadie se va a preocupar de Raditz?. - Gritó Bra observando como se marchaban de la habitación su padre y los nietos.

- ¿Tio Raditz?. - Preguntó la pequeña Bura. Vegeta se paró y volvió a gruñir. Realmente se estaba haciendo pesadita la cosa con ese saiyajin renegado que andaba haciendo las veces de poeta. ¿Un saiyain poeta?. Por favor... - Abuelito, ayuda a mi tito Raditz... por favor... -

- Arrrrgggggg. - Justo lo que no quería escuchar. Su hija Bra y su nieta bura solicitándole algo... - Está bien... - dijo furiosamente y ambas de sus descendientes sonrieron maliciosamente con esa pose que heredaron genuinamente de él y sólo él.

Cuando Bura pasó por el lado de su madre, Bra le dijo algo al oido. - Buen trabajo... - (Con ojitos curvos).

- Espero que luego me compenses comprándome ese vestido que me prometiste... - Añadió la niña haciendo como que abrazaba a su madre.

- "Que sabe esta cría" claro cariño... -

Vegeta arqueó una ceja tratando de captar algo del intercambio de susurritos entre madre e hija, pero tratandose de dos pilluelas como ellas eso era casi imposible de lograr, así que suspiró y se sentó en el sofá de nuevo, al lado de Goten, a ver si lograba liarlo para que dijera otra tontería y Bra le estampaba un puño nuevamente. Goten le miró de reojo con algo de recelo. Y el príncipe le dedicó una sonrisa que le puso los pelos de punta y le hizo tragar saliba. Los nietos se sentaron todos alrededor de su abuelo para escuchar también lo que Bra estaba exponiendo.

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